Sentimientos aceptados
Era una tarde mucho más tranquila como ningún otro día. Boruto estaba contento de tener un respiro luego de un tiempo. Haber tenido misiones consecutivas está última semana lo había dejado muy agotado. Se había esforzado el doble de su esfuerzo.
Años atrás habría estado más que feliz por estar siempre en misiones fuera de la aldea, pero ahora solo deseaba que se acabaran para tener tiempo con sus amigos, al igual que tiempo para estar con su familia. Por suerte, su padre siendo el Hokage le ofreció desde ayer que hoy podría tener el día libre para lo que quería.
Pasear por la aldea fue una de ellas, encontrándose con su amigo Shikadai en el proceso hasta hacerse compañía por un rato. Esto lo hacían mientras miraban desde un pequeño parque de subida toda la aldea, o una parte de ella desde su posición.
También salió ganando al chico de azabache en cuanto se encontró con Boruto, teniendo una buena excusa para llegar a casa un poco tarde de lo normal.
―Oye Boruto, ¿Te enteraste? —preguntó Shikadai.
―¿De qué?
―¿No lo sabes? Lo hemos estado hablando desde el viernes. Hasta incluso lo hablamos ayer en Kaminari Burger.
―¿Acaso te estas burlando de mi? ―Boruto se mostró indignado mientras hacia una mueca hacia su amigo― Ayer no fui con ustedes porque estaba en una misión con Sarada y Mitsuki. Además cuando les dije que no podía ir con ustedes el viernes, dijeron que era inaceptable priorizar cosas que sean menos importantes que estar con los amigos.
—Nadie diría algo así.
—Inojin, Daushu e Iwabe. Especialmente esos tres son los que dijeron eso 'ttebasa.
—Eso… es cierto ―Shikadai suspiró y le palmeó el hombro a su amigo antes de comenzar a moverse para bajar por las escaleras. Boruto le siguió por su izquierda—. Bueno, entonces no creo ser la persona que debería comentarlo.
En cuanto bajaron completamente por las escaleras hasta llegar a una de las calles principales de la aldea, Boruto volvió a verse molesto por la respuesta suya.
—¿No me lo dirás? Acabas de sacar el tema, ahora tienes que decírmelo.
—Nos vemos. —va por el sentido contrario hasta despedirse con una mano.
Boruto al verlo irse despreocupadamente, no pudo evitar molestarse con su amigo. Le había sacado que había algo de un chisme que no estaba al tanto de todo, pero no sé lo dijo.
Quería seguirlo, pero decidió mejor irse por el otro lado y seguir disfrutando de su día libre que su padre le había dado. Sin embargo, luego de unos cuantos minutos caminando por la aldea, seguía picandole lo anterior con Shikadai.
Su mente comenzó a divagar en lo que sea que iba a decirle él.
¿De qué tenía que enterarse?
Probablemente se tratara de Denki, él siempre tenía algún chisme del cual hablar durante días y siempre eran de los buenos, por sus contactos de su familia. También estaba en una de esas veces que Shikadai estuviera hablando de Mitsuki y éste al fin tenía algo realmente emocionante y nada extraño del cual podía contarles. Aunque si fuera ese el caso, él se lo habría dicho cuando estaban en aquella misión ayer. Si en cambio, el de la noticia era Inojin, no debía pensarlo mucho; las veces en las que hablaba de un chisme no eran del todo buenas y acababan muy pronto.
Mientras más lo pensaba, más le dolía la cabeza al andar pensando en los muchos chismes que puede haber entre sus amigos. Deseaba no haber ido en aquella misión para estar enterado.
Al estar en sus pensamientos, caminó sin prestar mucha atención a su entorno hasta toparse accidentalmente con Sumire al cruzar la siguiente esquina.
—¡…!
Ambos se miraron por unos segundos, tomando un poco de tiempo para reaccionar para empezar a saludarse y disculparse.
Sin saberlo, Boruto empezó a acompañarla por el mismo camino en el que iba, teniendo una plática de lo normal.
Pronto el enigma que estaba tratando de resolver fue resuelto al instante. Sumire se lo contó, con la misma perplejidad que mostró Shikadai, que Iwabe y Wasabi habían empezado a salir, o más bien, ellos dos habían estado saliendo por casi 3 meses sin decírselo a nadie. Eso sí que era inesperado, y que Shikadai lo dejara a su suerte segundos antes de que Sumire apareciera también... Fue muy inusual.
Bueno, también podía justificar su silencio al no gustarle mucho meterse con esta clase de temas en general. Boruto sabía muy bien que no eran de su agrado, ya que eran un fastidio para él.
Había toda clase de preguntas que exigía luego de haber escuchado tal chisme.
—Bueno, la información salió de ellos dos cuando se reunieron todos el viernes. —murmuró Sumire con incomodidad.
Mucho más frustrado no podía sentirse Boruto, al saber que el viernes es donde ocurrió todo fue muy revelador, pero que Sumire supiera eso fue más que sorprendente. Esto le hizo darse cuenta de dos cosas; Sumire lo sabía y que ella había estado presente. Muchas más razones en odiarse a si mismo por no haber ido el viernes.
—A decir verdad, nunca hubiera imaginado que Iwabe-kun estuviera saliendo con Wasabi. Sin embargo, aquí entre nosotros dos, ya sabía que los dos salían —confesaba Sumire con una sonrisa, mientras miraba al sorprendido Boruto—. Pero, lo más sorprendente es que Wasabi se veía tan emocionada cuando me Io contó en mi casa hace un tiempo. Ella parecía tan entusiasmada que hasta me costaba reconocerla.
—E-Eso… de verdad... eso es increíble. —fue todo lo que Boruto pudo razonar.
La verdad que fue increíble, no lo podía negar, pero también era extraño de procesar en su mente. Para ambos lo era, pero solo podían estar felices por sus amigos.
Caminaron juntos hasta llegar al apartamento de Sumire, intercambiando opiniones acerca de la revelación.
Ya no se acordaba muy bien, pero ha pasado poco más de un año desde que todos se habían convertido en chunin, o más bien la mayoría de todos sus amigos y cada uno comenzaba a perfilar individualmente su fuerza. Las responsabilidades se les presentaban cada vez más demandantes y los anhelos y deseos personales también iban mutando en cada uno de ellos. Había nuevas ambiciones, surgían otros deseos en el corazón como fue en el caso de Iwabe y Wasabi.
Para Boruto ese último tema fue mucho más complejo para él. Buscaba inconscientemente los suyos en algunas ocasiones. Lo hacía mucho más cuando Sumire estaba a su lado.
En cuanto estuvo al frente de la puerta de su apartamento fue despidiéndose de ella. Se puso a meditar el hecho de que ya había pasado mucho tiempo desde que pensaba constantemente en ella. No estaba seguro, pero a Sumire le pasaba lo mismo, él lo presentía, pero quizás aquello le pareciera algo demasiado bueno para ser verdad.
A decir verdad, si dijera que su sonrisa no lo derretía era nada menos que mentirse a sí mismo. Pensar en ella cuando se quedaba mirándolo con ojos anhelantes, expectantes, era rezongar de por qué diantres se quedaba quieto cuando la tenía de frente en vez de tomar la iniciativa y actuar de una vez por todas.
Todos alrededor lo notaban, nadie era tonto para no darse cuenta, cuando Sumire sonreía, todo en el Uzumaki se aclaraba. Sin embargo, a pesar de todo eso, él no avanzaba, quizás porque a él le importaba demasiado Sumire como para arriesgarse a fallar y hacer un estropicio en su relación.
No sabía si la responsable era ella o si el culpable era él, pero a veces hasta le daba tirria que pasaran los días y que entre ellos dos no cambiara nada, que no hubiera algo más. Cada vez que se fijaban la mirada, todo en él se movía. Si se rozaban sin querer, Boruto sentía que su cuerpo estallaba, recorriendo un potente calor agradable en su pecho.
Todo lo que provenía de Sumire kakei tenía la fuerza suficiente para poder sacudir a Boruto Uzumaki por completo.
Él no necesitaba ser muy listo para darse cuenta de que su familia y amigos intentaban intervenir entre ellos para forzar situaciones entre los dos. A veces Sarada convocaba una reunión entre todos los demás, pero terminaban faltando hasta llegar a convertirse en salidas a solas con Sumire.
Boruto estaba hasta el tope, sentía que lo estaban invadiendo descaradamente. Pero en definitiva, al culminar cada jornada, no le quedaba más que razonar lo evidente; si él no se ponía en marcha alguien más lo haría por él.
Eso sería lo último que quisiera en el mundo.
***
El día conmemorativo de los que fallecieron en la 4ta gran guerra ninja todos dieron sus pésame a los fallecidos. Todos tuvieron su momento para estar en las tumbas de sus seres queridos que fallecieron.
Boruto estuvo con su familia visitando la tumba de su tío Neji. Estuvieron un buen momento allí, pero el resto de ellos se fueron luego de un tiempo, al igual que las demás personas. Él decidió quedarse un rato más, meditando en las cosas que él había hecho, comprendiendo un poco mejor la postura de él y en su trabajo como ninja.
Le hubiera gustado mucho conocerlo, aunque ya lo hizo cuando hace años fue al pasado junto con Sasuke. Fue una persona muy lista a una corta edad.
Entre en medio de sus pensamientos Sumire se le había acercado, ponía unas cuantas flores en la tumba preguntando si podía hacerle compañía para no sentirse solo, él aceptó.
Probablemente, hasta ese día, no había tenido lugar entre ambos un grado mayor de intimidad hasta ahora. Esperaba que Sumire no se sintiera incómoda con eso. Incluso de paso, Boruto le propuso llevar unas flores a la tumba de su madre. Fue una suerte que su padre, Naruto, haya hecho en que Hakobe Kakei sea trasladada a Konoha y que tenga su propia tumba.
Al tener la tumba de la madre de la chica, Boruto colocó unas flores blancas, mientras comenzaba a rezar a un lado de Sumire. Ambos estuvieron en silencio por unos breves instantes.
—Etto… Boruto-kun —murmuró Sumire cuando él hubo terminado de rezar frente a la tumba—, ¿te gustaría cenar en casa? Quiero decir, estoy sola y tengo la tarde libre, pensaba si quieres venir un rato, si tienes tiempo claro...
―Por supuesto ―Boruto le sonrió sin dilación, mientras se ponía de pie―. De todos modos iba a proponértelo. No puedo dejarte sola cuando acabamos de…, bueno, visitar a su madre.
No pudo evitar avergonzarse un poco.
―¡Oh! Eso... parece que no me lo esperaba.
―¡¿Eh? ¿Por qué? No sería la primera vez que comemos juntos.
―Bueno, eso es cierto —se rasco la mejilla de los nervios—. La cosa es que, nunca te había invitado a mi casa. Por eso lo encuentro muy raro.
Los nervios de Sumire eran evidentemente mayores, pero cesaron en cuanto salieron del cementerio y Boruto decidió en cambiar de tema para relajar la conversación. Pasaron por una tienda para comprar los ingredientes necesarios para la cena.
—¿Qué es lo que te gustaría comer? —se apresuró a preguntarle al Uzumaki.
—Uhm, Podríamos hacer un estofado, comprar algo de carne. Irían bien con un poco de salsa de soja, ¿verdad? —propuso Boruto.
—Tambien me gustaría comprar algo de verduras para hacer tsukemono.
—Ahora que lo mencionas, te gusta también algo de la corteza del pan, ¿no? —la miró de reojo, mientras la chica se mostraba sorprendida.
Podía verse en su cara de sorpresa que Boruto se haya acordado de cosas tan minorías como esas. Para él no era así, fue algo de lo que él entendió con el tiempo. Sabía muy bien de lo difícil que fue para Sumire estar sola y pobre.
—Oh, cierto. Uhm, creo que estoy bien con esto. ¿Qué vas a llevar tú, Boruto-kun? ¿Quieres algo en específico?
—Pues… no me importa mucho —contestó entre una sonrisa, agitando despreocupadamente un poco la mano—. Yo estoy bien con lo que decidas 'ttebasa.
—Ya veo —se acercó al dueño de la tienda mientras señalaba el producto—. ¿Podría darnos dos kilos de carne?
Boruto la miró muy sorprendido, no planeaba en tener que comer tanto, sin mencionar que solo serían dos personas. Además, estaba seguro que esa calidad de carne no era tan barata.
—D-Delegada, ¿acaso tienes tanta hambre?
Lo que le preocupaba es que haya pedido casi la cantidad de lo que Chouchou suele comprar cuando van a comer todos. Temía que Sumire se le haya pegado la glotonería de la Akimichi.
—¿Eh? Oh, pues, no negaré que tengo mucha hambre —confesó en vergüenza—. Pero sé muy bien que tú también tienes hambre.
—¿Yo?
—No podrás engañarme —la sonrisa que le dedicó le provocó cierto rose en las vibras a Boruto—. Se muy bien que estás hambriento. Supongo que se debía al día de hoy. No te preocupes, a mí me pasa igual.
Suponía que eso último se refería a su madre. Todo rastro de negación hacia la orden desapareció de él y aceptó gustosamente. Ella también se le olvidó mencionar que Nue los acompañaría, además de que le gustaba comer.
Día tras día iba acostumbrándose aún más a esa forma de ser tan inconcebible que tenía Sumire. La misma ternura con que tarareaba según la rima. Al igual que sus extraños y peculiares comentarios cuando hablaban. Era una faceta que nunca creyó que ella tenía. Pero se sentía bien, muy bien junto a ella, y eso era más importante que todo lo demás que le rodeaba.
El tiempo transcurría y las salidas también, pero éstas difícilmente perdían todo valor cuando las salidas eran con la presencia de los demás. Le abrumaba mucho no tener tiempo para hablarle cuando estaban las demás. Sin embargo, cuando estaban solos era mucho más perfecto para él, y es en esas ocasiones en las que Boruto sintió muchas ganas de darle un beso a Sumire, pero tan pronto lo pensaba lo abrumaba un terrible sentimiento de inseguridad y miedo de hacerle daño.
No quería perder su amistad o lo que habían construido con el tiempo. Solo tendría que buscar el momento adecuado para cuando esté todo listo y solo tal vez, pueda tener una oportunidad… tal vez una oportunidad de que lo rechacen.
***
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