Capítulo 9: "Un día de retratos"

—¡¿Gael Stevens?! —gritó levantándose de su cama. Ella creía que al decirle que le haría retratos a la banda sería una noticia gigante, pero la que le tenía su amigo era aún más grande—¡Sabía que escondía algo! La foto, la canción, definitivamente son pistas...espera, Gael es de Orlando.

—Eso es lo bueno, que al parecer donde lo vieron no fue en Orlando, sino en Melbourne—Hanny caminó hacia la entrada de su habitación, abrió la puerta y vio si su hermano se había despertado, para su suerte, no. Suspiró.

—¿Dónde sacaste esa información? —preguntó cerrando la puerta.

—La hermana de Mary es VIP, consiguió que ella le prestara su cuenta, solo entré y he leído muchos artículos. Estoy tratando de contactarme con la persona que supuestamente tomó la foto, para ver si me da una copia o me la venda—la muchacha frunció el ceño.

—¿Hay algo que no me has contado? ¿Cómo convenciste a Mary para que hiciera eso sin decirle nada? A menos que le hayas dicho algo—Ethan guardó silencio—. Le contaste—afirmó.

—Sí. Te lo iba a decir pero no se dio la oportunidad, no te enojes. Pero tú me dijiste que no fuera malo con ella, así que estamos en una alianza de paz—esbozó una sonrisa, tendría que llamar a Mary y agradecerle por su ayuda—. No te preocupes, mi corazón sigue siendo tuyo.

Comenzó a reír con burla.

—Qué alivio—dijo con ironía, ganándose un quejido de su amigo—. Yo haré mi parte Ethan, veré que información puedo conseguir.

Y así lo haría, más bien eso esperaba.

Ya tenía una pista, de un sospechoso que desde un principio emitía culpabilidad. El líder de Black Mist.

***

Al otro día, Hanny, llegó nuevamente al hotel, pero esta vez para hacer retratos de los chicos de Black Mist. Jamás imaginó que su arte le traería una oportunidad como esa, introducirse a la intimidad de esa banda. Su objetivo era uno, sacar la mayor información posible.

Acordó con Sheena que solo ocuparía sus días libres para dibujarlos y los demás los trabajaría como estaba estipulado en su contrato. Entre más días demoraba haciendo los retratos, más información podría recabar, se esforzaría en eso.

Claramente, no estaba para nada tranquila, luego de lo que Ethan le había dicho, sentía muchos nervios, pensó en muchas maneras de escapar, porque en el fondo de su corazón no quería estar allí, pero no podía darse el lujo de hacerlo, fantasear era solo un escape, ella debía vivir su realidad. A su ver Black Mist era peligroso, debía ser muy cuidadosa.

Entró al hotel buscando a Sheena o una cara amigable, pero no había nadie que pudiera animarla con su presencia.

—¡Annie! Llegaste—escuchó detrás de ella. Se volteó para ver una cara conocida. Richie.

Traía el pelo más alborotado que la última vez que lo había visto. Recordó como Renee decía lo hermoso que era ese chico, sus tatuajes y sus ojos color miel.

Hanny había olvidado que en verdad desprendían una belleza por sobre el promedio, ¿cómo era posible? Tal vez por eso Renee los seguía.

—Mi nombre es Hanny—lo corrigió. Richie se quedó pensando y asintió despreocupado.

—Ah, si Hanny lo siento, se me olvida. No es nada contra ti, pero soy malo con los nombres, pero no con las caras, ¿viste que te reconocí de lejos? —se acercó e ella y entrelazó su brazo con el de la chica—Soy tu escolta, me encargaron la misión de llevarte sana y salva a nuestros aposentos.

—Que honor—bromeó y se zafó de su agarre—. Me sé el camino—caminó delante de él hacia el ascensor. Lo llamó y esperó a que las puertas se abrieran para subirse. Richie llegó a su lado, a pesar de ver que Hanny ya había presionado el botón, él lo siguió haciendo repetidas veces. Ella lo observó de reojo, parecía drogado.

Se lo quería preguntar, pero no le daba ese tipo de confianza.

Cuando el ascensor llegó se subieron y marcaron a la Suite. Richie suspiró y comenzó a mover su pie a un ritmo desconocido para Hanny.

—Así que de Florida—comentó el muchacho, mirando la pantalla con los números de los pisos.

—Sí... ¿te encuentras bien? —le preguntó preocupada, estaba sudando. Richie por primera vez en todo ese rato la miró a los ojos, sonrió.

—No me gustan los ascensores.

—Si no te gustan debiste subir las escaleras.

—Ese era mi plan, pero te adelantaste—confesó.

—¿Querías que subiera las escaleras contigo?

—Sí—Hanny comenzó a reír—. Ahora me debes estar viendo como un loco.

—Un poco, sí—se acercó un poco más a él—. Tranquilo, si pasa algo no estarás solo.

—¿Estás coqueteando conmigo? —Hanny se dio cuenta que no debió haber dicho eso, se alejó nerviosa mientras Richie sonreía satisfecho—. Es broma. Pero no me molesta que lo hagas.

—No lo hacía—se defendió—. Eres muy viejo para mí—él frunció el ceño.

—Tengo veintiuno, ¿en qué sociedad eso es ser viejo? —le dio la espalda y nuevamente prestó su atención en la pantalla—¿De qué parte de Florida eres?

—Melbourne, ¿has ido? Bueno, con lo ocupados que son dudo que hayan ido a Florida por un largo tiempo.

—En realidad, ya va más de un año que no vamos a Florida—reconoció.

—¿Ni siquiera una escapada? —la miró por sobre su hombro y negó con la cabeza. Eso era sospechoso, era obvio que no reconocería que alguno de ellos sí había ido a Florida, que Gael lo había hecho.

Iba a seguir con las preguntas, pero sin advertencia el ascensor se detuvo de golpe, haciendo que casi perdieran el equilibrio, las luces se apagaron y quedaron en silencio sin entender nada.

—Mierda, mierda, mierda... sabía que esto iba a pasar—murmuró Richie tocando los botones con desesperación—Hola, ¡hola! —gritó al botón de emergencia—. ¡Porquería de hotel! —continuó mientras trataba de abrir las puertas, pero no pudo. Comenzó a patearlas desesperado y a respirar rápidamente.

—Está bien, pronto volverá a funcionar, debe haber sido un corte de energía—trató de calmarlo, pero no la tomó en cuenta. Seguía desesperado golpeando la puerta.

El ascensor no era pequeño, podrían caber perfectamente más de diez personas allí, estaban solos y el sentimiento de encierro no era grande, por lo menos para Hanny, pero Richie se escuchaba acongojado.

—Sabía que tenía que usar las escaleras—continúo agitado. Hanny sacó el celular de su bolso y se dio cuenta que no tenía señal, para variar. Encendió la linterna y se acercó a Richie, le tomó la mano y lo obligó a que la mirada.

—Siéntate allí, en el rincón—ordenó, se quedó quieto—. ¡Vamos! —lo jaló fuerte y el muchacho le hizo caso. Estaba temblando, ¿cómo alguien que le teme tanto a los ascensores toma regularmente uno? No lo entendía, necesitaba ayuda. Se sacó la chaqueta de su uniforme y la posó encima de la cabeza de Richie—. Respira con tranquilidad, ya pasará—se acomodó a su lado, sin soltar su mano. Richie suspiró—. Cierra los ojos, y piensa en otra cosa.

—No puedo—respondió en voz baja.

—Bien, te haré unas preguntas que muchas chicas se han hecho. ¿Es cierto que tú y Gael son más que amigos? —Richie levantó la cabeza, haciendo que la chaqueta cayera sobre sus hombros.

—¿Qué? —parecía sorprendido. Hanny dejó su celular en medio de ambos para que la luz de la linterna les llegara y pudieran verse sin problemas, esbozó una sonrisa—. ¿Eso piensan?

—Claro. Renee siempre me decía que se amaban en secreto. De hecho leyó muchas historias de amor sobre ustedes—confesó. Richie rio por lo bajó y negó con la cabeza.

—Tu amiga es muy imaginativa. Él me busca a mí, no puedo apartarlo, debe ser por eso que piensan de esa manera—se acercó un poco más a ella—. ¿Qué tipo de historias? —preguntó curioso.

—No sabes nada, ¿verdad? ¿Vives en una burbuja?

—A veces no vivo en la realidad.

—Como ahora, que estás drogado—guardó un momento de silencio.

—Sí—dijo finalmente con una gran sonrisa—¿Yo soy el que lleva la relación? —alzó las cejas de manera coqueta, Hanny rio.

—No quiero decepcionarte—se acercó a su oreja—. Pero al parecer te gusta estar debajo—le susurró. Richie comenzó a reír a carcajadas.

—Definitivamente tenemos a las mejores fans. Quiero leer eso, en verdad que quiero leerlo—Hanny notó que aún seguía temblando, pero no tanto como antes. Su conversación había servido—. Gracias—dijo finalmente.

—De nada—respondió Hanny con una sonrisa. Después de unos minutos de conversación sobre cualquier tema que se les ocurriese, las luces se encendieron, y el ascensor comenzó a andar. Hanny se puso de pie feliz y miró a Richie, había desaprovechado la oportunidad de interrogarlo, pero en su condición no podía hacerlo. Aunque, una parte de ella sentía que ese muchacho no merecía tanta consideración de su parte—. Oye, levántate—lo ayudó a ponerse de pie. Él a duras penas le devolvió la chaqueta.

Las puertas se abrieron y ambos salieron rápidamente. Richie se sentó en el pasillo y comenzó a suspirar aliviado.

—Ya estás a salvo—afirmó con una gran sonrisa. Richie la observó hipnotizado, con mucha intensidad, Hanny se sintió algo incomoda—. ¿Tengo algo en la cara? —preguntó dudosa. Richie negó con la cabeza y se puso de pie, había recuperado hasta el color en el rostro.

De pronto, vieron a Gael salir de la suite. Llevaba una cara aburrida. Pero por una extraña razón, sus ojos se veían más azules de lo normal, y al parecer, se había cambiado las expansiones que tenía en las orejas y los piercings en sus labios por unos más oscuros, de un color metálico a uno negro. Caminó hacia ellos.

—Se cortó la luz en todo el hotel—informó a Richie sin mirar a Hanny.

—Sí sé, nos pilló en el ascensor—Gael se quedó en silencio, mostrando una mirada de preocupación.

— ¿Estás bien?

—Sí, gracias a Hanny—explicó con una sonrisa y mirando de reojo a la muchacha.

—Entra, y ve a descansar. Yo me ocuparé de ella—le dijo a Richie, como si Hanny se tratara de cualquier cosa sin importancia.

—Trátala bien, no te pongas celoso—le guiñó el ojo, haciendo que Gael se confundiera y Hanny esbozara una sonrisa—. Te dejo con él. Y me debes decir donde debo leer esas hermosas historias, Hanny.

—Descansa, te las traeré la próxima vez.

—Están locos—bufó Gael. Richie se despidió y entró a la suite, dejando la puerta semi abierta para que ellos pudiesen entrar—. ¿Te ganaste la confianza de Richie? Sí que avanzas rápido.

—No he hecho y dicho nada especial—se cruzó de brazos y le ofreció una sonrisa.

—¿Qué hacen? —interrumpió Bernard, sacando la mitad de su cuerpo al pasillo—. Oh, Hanny, viniste, por favor pasa—la invitó cordialmente. Llevaba una playera que hacían ver todos sus tatuajes, sí que era llamativo.

—Sí, gracias—aceptó Hanny—¿Listo para tu retrato? —le preguntó a Gael, que esbozó una sonrisa irónica. Caminó frente a ella y entró a la suite sin decir nada.

Hanny se detuvo junto a Bernard.

—Pensé que te ibas a arrepentir, que bueno que hayas venido.

—Soy alguien que cumple su palabra—miró su brazo—. Lindos tatuajes, en directo se ven mejor—Bernard sonrió y le explicó más o menos porque se había hecho cada uno y en dónde. Se suponía que representaba a todos los lugares en los cuales habían ido a hacer un concierto.

Ambos entraron, y lo primero que hizo fue ofrecerle algo para beber, Hanny aceptó y vio a Gael sentado en el sofá.

—Mira si es la fugitiva—dijo Dylan saliendo de una habitación—. ¿Me vienes a dibujar? He estado practicando mis poses—Hanny negó con la cabeza.

—Lamentablemente para ambos, hoy le toca a...—dirigió su atención a Gael. Dylan hizo un puchero.

—Terminemos esto rápido—dijo levantándose del sofá—. ¿Qué hago?

—Solo elige un lugar donde te sientas cómodo—explicó mientras sacaba sus materiales del bolso.

—Eso es imposible, para que él se sienta cómodo en algún lugar tendríamos que viajar a una isla desierta sin vida humana alrededor—bromeó Dylan, haciendo reír a Bernard. Gael suspiró.

—Cualquier lugar donde no estén ellos—se dirigió hacia las habitaciones—. Vamos a mi habitación.

—Gael, que descarado—continuó Dylan—. Hanny, cuidado—Hanny sonrió.

—¡Cállate! —gritó algo molesto—Por aquí—le indicó a la chica el camino.

Ambos entraron a la habitación de Gael, era bastante espaciosa, con buena luz y para su sorpresa, muy ordenada. Se lo imaginaba de otra manera.

—Esta debe ser la mejor habitación de la suite, ¿o me equivoco? —se quedó en silencio, y se acercó a un costado de la cama, donde había varios posters, y cuadros, entre ellos estaba el retrato de su amiga, el que le había regalado a Luke—¿Qué hace esto aquí?

Gael se puso a su lado.

—Luke lo dejó aquí. ¿Algún problema? —ella negó con la cabeza—¿Por qué le regalarías algo tan deprimente a alguien? —preguntó serio—Pero de alguna forma, calma.

—¿De qué estás hablando?

—Yo me entiendo—se alejó de ella y se sentó al lado de la ventana—. ¿Está bien aquí? —Hanny asintió—. ¿Cuánto demorarás?

—Lo que tenga que demorar—respondió cortante, no entendía porque el dibujo de Renee estaba allí, empezó a angustiarse, parecía que se estuvieran burlando de ella.

A pesar de eso, debía continuar. Se sentó en el suelo, frente a Gael y lo observó, él era el mayor sospechoso de todos, el chico que tal vez fue a Florida en los meses que Renee quedó embarazada, la persona que sabía todo detrás del suicidio de su mejor amiga, quien tenía su retrato pegado en su habitación como si se tratara de una caricatura más en el mundo.

Eso la frustró. Se puso de pie y se dirigió a él, le pidió permiso y con delicadeza cambió la posición de su rostro, para que quedara mirando el retrato de su amiga. Arregló su cabello, para que no le tapara la cara. Gael la mirada de reojo, parecía incómodo.

—¿Es necesario?

—Muy necesario. Solo mira a la chica del dibujo—le ordenó.

—Termina rápido, me está doliendo la cabeza—Hanny se volvió a acomodar y comenzó a dibujarlo.

—¿Qué dirían tus fans si supieran como eres en verdad? —preguntó concentrada en lo que hacía. Gael esbozó una sonrisa.

—Sería muy ingenuo de tu parte pensar eso—respondió con burla—. Solo con los extraños que no me dan confianza soy así.

—No me conoces.

—Y no me interesa. Solo termina los dibujos y vuelve a tu vida, niña—Hanny hizo una mueca de disgusto.

—No tengo porque soportar esto—explicó deteniéndose. Gael movió su cabeza para mirarla—. Si quieres decir algo, dilo. ¿Qué piensas de mí?

—¿Tú crees que no sé lo que haces? ¿Crees que no es la primera vez que pasa? Siempre hay chicas que se acercan, interesadas que solo buscan información valiosa para después venderla o... para dañar—sonrió—. Tú eres una de ellas, no creo que todo haya sido coincidencia, algo escondes. ¿Te pagaron? Te pago el doble, el triple si quieres, pero déjanos tranquilos—Hanny quedó pasmada, ¿de qué estaba hablando? ¿Información? Entonces si escondían algo, ¿sería relacionado con Renee? No podía estar en malos términos con Gael, aunque no le gustaba la idea porque ciertamente no era una persona con la cual ella trataría normalmente, debía llevar la paz.

Si él le impedía seguir investigando, sería la condena, necesitaba más pistas.

—Información...cómo por ejemplo que hace cuatro meses viajaste a Florida—preguntó. Gael frunció el ceño—. ¿Cuánto estás dispuesto a pagar por mantener en secreto esa información? —el chico se puso de pie, estaba furioso.

—Sabía que buscabas eso, no me equivoco con las personas, ¿cuánto quieres? —Hanny se levantó, así que eso era la afirmación que estaba buscando, él sí había ido. Sintió algo que le apretaba el pecho, ¿podría ser eso? Renee y él...

Eso no era nada concluyente, nada lo era, nada podría serlo. Vio el retrato de su amiga, "¿Ese es tu secreto Renee?", le preguntó, sabiendo que no habría una respuesta clara, sus ojos se le cristalizaron, porque encontraba horrible que él tuviera ese dibujo pegado en su habitación como si nada, y no mostrara ni una pisca de sentimientos.

Intentó que las lágrimas se quedaran en sus ojos, pero no lo logró.

—Eres un asco de persona, un asco—salió de la boca de Hanny—. ¿Cómo puedes...? Simplemente me das asco—tomó sus cosas y las guardó, Gael no entendía lo que estaba pasando.

—Pero tú...

—¡Yo qué! ¿Vine a seducirlos? ¿A sacar información? ¿A extorsionarte? ¿En qué mundo retorcido vives? —colgó su bolso sobre su hombro—Solo estaba bromeando, pero al parecer contigo no se puede. Cumpliré con mi parte, terminaré los dibujos de los demás chicos, pero dudo que pueda hacerlo contigo. Mirarte me da asco, mucho.

Él iba a decir algo, pero lo detuvo.

—No tienes derecho de tener esto aquí—advirtió sacando el dibujo de Renee de su pared—. Es mucho para alguien cómo tú.

—¿Es en serio? ¿Te harás la ofendida? —se rio sin poder creerlo—No me trago tu espectáculo. Y para tu información, tú no podrías seducir a alguien—Hanny apretó la mandíbula

—Despreocúpate, no estás en la lista.

Tocaron a la puerta, y la cabeza de Luke se asomó.

—Vine a saludar—explicó al ver las caras disgustadas de los chicos—. ¿Pasa algo? —ella negó con la cabeza.

—Nada, ya se va—respondió Gael. Hanny suspiró y sonrió.

—Claro que no, que tú no quieras el retrato, no significa que los demás tampoco—miró a Luke—. ¿Te parece bien si comienzo contigo?—los ojos de Luke se iluminaron y asintió animado.

—Te espero en el living... ¿ese no es el retrato de tu amiga? ¿Por qué lo quitaste?—entró a la habitación. Caminó a ellos y tomó el retrato—. Este es el mejor lugar de la casa—volvió a pegarlo donde estaba—. Los chicos me contaron sobre ella, que falleció. Lo siento mucho, sobre todo porque era nuestra fan.

—Está bien—respondió Hanny sin ánimos.

—Dejémosla aquí, ¿sí? —le dio un pequeño golpecito en el hombro y salió de allí para prepararse, dejándolos en un silencio incómodo.

—¿Qué pretendes?—preguntó Gael, más calmado.

—Seducir a Luke, ¿qué más? —le dio la espalda y salió de la habitación.

***

No demoró en hacer el retrato, la ayudó a relajarse. Una vez terminado se despidió de los chicos y bajó a la recepción.

Durante el tiempo que estuvo dibujando, Hanny, de apoco fue sacándole información, pero nada le daba alguna pista sobre Renee, más allá de comprobar levemente que Gael si había ido a Florida. Se sentía frustrada. Lo único que pudo recabar fueron cosas que Hanny ya sabía, que Bernard con veintitrés años era el mayor, además del fundador de la banda. Todos habían vivido en Florida y se habían conocido en la una pelea callejera. Luke era el siguiente con veintidós años, Dylan y Richie con veintiuno y Gael, el líder, con veinte años. Vivían en Nueva York hace más de un año y no habían vuelto a Florida desde ese tiempo, y esa última parte lo habían dicho muy convencidos.

Renee jamás en los últimos tres años había salido de Florida, y si lo hubiese hecho, tendría que haberle pedido ayuda a ella para ocultárselo a sus padres. Eso era lo que más le intrigaba de todo, y se hacía la pregunta, ¿cómo es posible que se embarazara si ni ellos ni ella pudieron haberse visto? Había dos posibilidades, o Renee salió de Florida sin darle aviso a ella, o ellos viajaron a Florida sin decirle a nadie. Todo era muy confuso.

Hanny vio a Sheena de lejos riendo y hablando amablemente con alguien. Hanny no lo podía ver bien ya que una parte de la pared lo tapaba. Fue donde ella, ya que no la había saludado como correspondía. Cuando se acercó se dio cuenta quién era la persona con la que estaba hablando.

—Oh, pero si es la señorita encubierta, veo que ya puedes ir y venir por el hotel sin mi ayuda—dijo de pronto el hombre, que había ayudado a Hanny a entrar al hotel la primera vez. Se veía igual de elegante incluso, mejor. Hanny dudó por un minuto y después de analizarlo se dio cuenta que realmente era él.

—No pensé que lo volvería a ver—esbozó una sonrisa. El hombre comenzó a reír. Sheena los vio un poco extrañada.

— ¿Se conocen? —preguntó Sheena con una sonrisa.

—Más o menos—respondió Hanny. Sheena la miró sin entender—. Realmente no sé cómo se llama—aclaró.

—Ah, es mi culpa, no me presenté como debía, lo siento. Alphonse Parks, mucho gusto—Hanny asintió viniendo de inmediato una duda a su cabeza.

— ¿Parks?

—Sí, Alphonse es mi hermano mayor—respondió Sheena. Hanny asintió sorprendida.

—No sabía que tenía un hermano... bueno pensándolo bien nunca hablamos sobre estos temas.

—Sí, es verdad. Pero bueno, tenemos mucho tiempo para eso, dime, ¿cómo te fue con los retratos? —preguntó ansiosa. Hanny suspiró.

—Muy bien, no hubo problemas.

—Me tranquiliza saber eso.

—Me pagan bien—respondió sonriendo—. Los dejo, no puedo llegar tarde hoy a casa, o mi hermano se preocupa. Adiós, y un gusto—se despidió de ambos. Sheena le dio un beso en la mejilla y vio como salía del hotel. Miró a su hermano seriamente.

—Es la amiga del hijo del señor Reeds—Alphonse agrandó los ojos y asintió un poco desconcertado.

— ¿De Ethan Reeds?

—Sí.

—Interesante—dijo esbozando una sonrisa. Sheena lo golpeó en el hombro.

—No pienses en hacer nada estúpido Alphonse, te lo advierto—lo amenazó.

—No te preocupes hermanita, no haré nada, lo juro.

—Más te vale—ambos se quedaron viendo la salida.

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