Capítulo 6: "Hotel"

—¿Pudiste convencerlo?

—Según él, estaba ocupado, que lo pensaría...que no me saldría gratis—suspiró. Hanny hizo una mueca de culpa.

—Lo siento, me siento pésimo—ya imaginaba las intenciones de su amigo de decirle "te lo buscaste" —. Pero estoy segura que valdrá la pena—añadió antes que Ethan pudiera alegar.

—Si tú lo dices, lo creo. Además, ¿qué me puede pedir a cambio? ¿Qué tan mal padre puede llegar a ser? No me torturará, de eso estoy seguro. Lo que sea, lo podré soportar.

—Gracias, Ethan.

—¿Gracias? —rio—En algo que me parezco a mi padre es que nada es gratis, estás haciendo que me meta en muchos problemas con el señor Reeds. Este esfuerzo merece algo más que unas simples gracias.

—¿Qué quieres?

—A ti—Hanny suspiró. Y habían vuelto a ese tema.

—Acabas de perder diez puntos Ethan. Eres un descarado.

—¡Diez! ¿Y cuantos tenía?

—Menos veinte—comenzó a reír y solo se ganó un bufido irónico de su amigo—. Te extraño...

Ethan suspiró por la línea.

—Yo también lo hago, siempre.

***

Y esa llamada no llegaba, y las esperanzas de poder estar dentro del hotel se desvanecían. Aprovechó el tiempo en buscar un nuevo plan, algo que pudiera hacer que se acercara a la banda, pero no había mucho por donde elegir. Su amigo estaba nervioso, ella estaba nerviosa, el dicho de que dos cabezas piensan mejor que una no corría para ellos, eran dos, y no podían crear un buen plan.

Era más fácil en las películas o libros, pero en la vida real se necesitaba una buena estrategia y mucha suerte.

—Estás ida—afirmó Lizzy sentándose en el puesto de Tiara, miró a Hanny—. ¿Tramas algo divertido?

Hanny suspiró.

—Ojalá fuera divertido—bromeó—. ¿Estás sola? —la muchacha asintió—. No tienes muchas amigas.

—No las necesito, menos las de aquí, llevas poco tiempo por eso no lo entiendes. Te doy unas semanas y te darás cuenta lo tóxicas que son las chicas con las que te juntas—Hanny sonrió.

—Qué miedo—rio. Lizzy asintió—. Si pasa algo, te tengo a ti.

—Serás bienvenida al club de las exiliadas—se acercó un poco más a Hanny—. Tu hermano me habló y me pidió que te convenciera a entrar al taller de arte.

—¿Qué tienes que ver tú con el taller de arte?

—Soy como la representante, más bien asistente del profesor que nos enseña. Hago mandados, y recluto a las nuevas. No a muchas le gusta el club porque Don Milk es raro, y a los padres no les gusta.

—¿Don Milk? ¿Qué clase de nombre es ese?

—¡De un artista! —esbozó una sonrisa—Es un nombre horrible, pero está cucú—se encogió de hombros—. ¿Te unes?

Hanny suspiró, ¿cómo se zafaba de eso? No podía entrar, si lo hacía, no tendría tiempo para su investigación.

—Lo pensaré—dijo finalmente.

Lizzy comenzó a burlarse de ella y lo poco animada que se veía de querer estar en actividades extracurriculares. Tenía una forma particular de interrogar a la gente, Hanny resistió las ganas de contarle toda su vida, sentía una confianza rara en ella.

—¿Se te perdió tu lugar? —preguntó de pronto Betty, llegando donde ellas. Detrás de la muchacha las demás chicas. Lizzy pegó un bufido.

—No, fíjate. Solo estoy hablando con Hanny, ¿acaso no puedo?

—Claro, pero en tu puesto.

—¿Acaso es el tuyo, titiritera? —se rio y se puso de pie—Ahí lo tiene su majestad—le mostró el dedo del medio y se fue a su lugar sin decir nada más. Hanny quedó en silencio, en verdad se odiaban.

Tiara se sentó en su lugar y todas tuvieron que soportar el descontento de Betty. Hanny seguía distraída en su celular, no tomó atención a los reclamos de la chica, se le hacía irritante.

Pasaron las horas, y las siguientes clases, cada día era más fácil para Hanny tomar el hilo. Cuando terminaron y se dirigía a casa, su teléfono sonó. Contestó esperando que fuera a quién estaba esperando.

***

¡La gerente había llamado! y quería reunirse con ella lo antes posible.

Desvió su camino y, en vez de ir a casa se dirigió al hotel. Solo le envió un mensaje a su hermano diciendo que saldría con sus compañeras a pasear, no esperó a que le respondiera, sabía que no le gustaría la idea, menos después del asalto.

Al llegar al hotel aún se veían fans y periodistas, pero contados con los dedos de la mano. Vio al portero y dudó un poco en acercarse, pero Sheena Parks le había dicho que no tendría problemas en entrar, así que caminó hacia él y lo saludó diciendo que la gerente la esperaba, y como le había dicho la mujer, la dejaron entrar sin problemas.

Ya allí dentro pudo ver la rubia cabellera de la mujer, saludándola de lejos mientras hablaba con una de las empleadas. Hanny se acercó a ella y esperó a que terminara.

—Es bueno verte—dijo la mujer con una cálida sonrisa.

—Buenas tardes, señorita Parks—la saludó cordialmente.

—Llámame Sheena. ¿Está bien? —Hanny asintió—. Hablé con el señor Reeds y me afirmó que eras una de las chicas más responsables que conocía y que por su puesto podías trabajar aquí—sonrió. Hanny estaba saltando por dentro. Solo pudo demostrar su alegría con una amplia sonrisa.

—¿En serio? ¿Podré trabajar en el hotel? —preguntó ansiosa. Sheena asintió—. Muchas gracias.

—No me agradezcas a mí, eres la primera escolar que el hotel contratará, tal vez esto sirva para poder contratar a más jóvenes entusiastas como tú a trabajar aquí, así que esfuérzate mucho— Hanny asintió—. Antes de empezar debemos definir el horario, el sueldo y claro el contrato. El señor Reeds pidió expresamente que trajeras una autorización firmada de tu tutor—Hanny quedó enmudecida, eso no se lo había esperado.

—¿Autorización?

—Sí. Es un requerimiento para un menor de edad—Sheena fue interrumpida por una de las trabajadoras, diciéndole algo al oído—. Espera aquí Hanny, debo atender un asunto. Por favor, toma asiento —indicó los sofás del lobby, Hanny asintió y caminó a ellos para sentarse.

¿Cómo iba a conseguir la autorización? Nicholas debía firmarla. No podía decirle que quería trabajar, no la dejaría, lo conocía y también conocía muy bien a su papá. Una vez que les propuso esa posibilidad se negaron, ya que para ellos sería una distracción, Hanny debía preocuparse solo de sus estudios y entrar a una buena universidad.

—¡Es la chica del asalto! —escuchó un grito detrás de ella. Miró por sobre su hombro y vio de reojo a todo el grupo de Black Mist. Se enderezó y se hizo la desentendida. Todos quienes estaban en el lobby detuvieron lo que estaban haciendo para centrar su atención en los cinco chicos que se dirigían hacia donde ella estaba—Sí, eres tú, tanto tiempo—afirmó Dylan Feliz. Hanny lo miró y sonrió educadamente.

—Hola—saludó mirándolos a todos. Se sintió intimidada por como Gael la observaba.

—Te ves mucho mejor, ¿cómo están tus heridas?—Preguntó Bernard.

—Mucho mejor, gracias por preguntar.

—¿Qué haces en este hotel?—interrumpió Gael de manera seria y molesta. Todos se quedaron en silencio, el ambiente se podía cortar con un cuchillo.

Hanny frunció el ceño, ¿por qué se comportaba así? ¿Acaso le tenía miedo? Era muy extraño, sobre todo por la imagen que le vendía a las fans.

—Gael—le advirtió Bernard.

—Yo también quiero saber—dijo Richie con una sonrisa condescendiente.

—Vine a desenmascararlos—respondió con la misma seriedad, quedaron sorprendidos. Hanny comenzó a reír y desvió la mirada hacia la entrada—. Bromeo, solo vine a trabajar—se puso de pie y sonrió—. Deberían relajarse un poco más, cualquiera que los viera pensaría que ocultan algo—ellos rieron nerviosos y se miraron entre todos—. Fue un gusto verlos—se despidió.

Antes de poder ir a otra parte, Gael la detuvo.

—No eres alguien que me genere confianza—eso la tomó por sorpresa, fue directo. ¿Él no confiaba en ella? Ella no confiaba en él, ella no confiaba en ellos, se notaban raros, silenciosos, cautelosos. Eso la hacía querer averiguar más. De solo pensar que tal vez la respuesta del suicidio de Renee estaba en ellos la ponía ansiosa. Tenía ganas de encararlos, pero sabía que así no conseguiría nada, no podía echar a la borda todo el esfuerzo que había puesto ella y Ethan en esto. Suspiró y contó hasta tres. Debía estar segura, no podía mostrar debilidad.

—¿A qué le tienes miedo? —preguntó tranquila. Gael se enderezó y la miró desafiante, ella se bufó—Que bueno que no soy tu fan, porque sería una verdadera decepción saber lo mal educado que eres—el chico quedó pasmado, iba a responder a eso, pero Hanny no le dio oportunidad—. Que tengan una linda tarde.

Les dio la espalda y se fue al otro lado del lobby.

***

Miró el papel y frunció el ceño, se le había ocurrido un plan, pero no estaba muy segura si llevarlo a cabo. Requería muchas mentiras, y preguntas incomodas. ¿Nicholas se daría cuenta? Hanny tenía una ventaja, él confiaba ciegamente en ella, al igual que su papá. Recompensa de años siendo una buena chica, obediente y tranquila. Hanny nunca fue de fiestas o cosas que Renee y Ethan hacían, le gustaba más estar en casa y nunca le complicó tener las responsabilidades que su familia ponía sobre sus hombros, prácticamente vivía sola en Florida, y jamás hizo algo que preocupara a los demás. Era hora de utilizar eso a su favor.

El trabajo en el hotel consistía en ser mesera en el restaurant tres veces a la semana, después de sus clases. La paga era justa y empezaría ya desde la otra semana. Tuvo suerte que al llegar a su casa no estuviera su hermano, había ido a su habitación para llamar a Ethan y contarle lo sucedido ese día, también para esconder el uniforme que tenía que usar en el trabajo.

Mientras hablaba con él escuchó llegar a su hermano, se despidió de su amigo y salió hacia el living.

—Hola—saludó a su Nicholas.

—Hola, traje para cenar—dijo mostrando una bolsa—. Hoy será noche de pasta.

—¡Genial! —Nicholas caminó hacia la cocina, y detrás lo seguía Hanny—¿Sabes? Hablé con Lizzy y me dijo que me uniera al taller de arte. Lo estuve pensando y creo que entraré.

—Magnifico, eso era lo que quería escuchar, te hará muy bien—exclamó feliz mientras sacaba los víveres de la bolsa y los ponía encima de la encimera—. Además, estos días te he visto mucho más animada, eso me gusta.

—Más que animada, diría activa—respondió ayudándolo—. Si me uno al taller, nos veremos menos tiempo. Si llego tarde no te asustes—Nicholas se detuvo.

—¿Si llegas tarde? ¿Cuánto tiempo piensas que debes pasar en el taller? No es mucho.

—Tú sabes que me gusta el arte, no me conformaré con tres horas. Además, necesito más vida social. Conocer chicos, ir a fiestas. Lizzy dijo que las mejores fiestas están en el corazón de la ciudad, quiero experimentar—su hermano sonrió.

—¿Tú y Lizzy? Una extraña combinación. Saca una buena calificación en la prueba que haré el lunes y te daré permiso.

—¿Qué prueba?

—¡Sorpresa! Ya dije mucho. Estudia—le advirtió saliendo de la cocina. Hanny refunfuñó, iba a pasar su fin de semana estudiando. Tomó su celular y mensajeó a Lizzy, necesitaba su ayuda.

***

No fue difícil falsificar la firma de su hermano, había practicado durante horas y quedó maravillada en lo buena que era haciéndolo. Estaba cruzando una línea en la relación de confianza con su hermano, pero ella sabía que era necesario.

Estudió lo suficiente como para sentirse preparada para la prueba y le advirtió a Lizzy sobre eso, sin antes pedirle algo a cambio por esa información, ella aceptó sin siquiera indagar, Lizzy era muy confiada.

La prueba sorpresa sorprendió a todas, y el odio hacia su hermano era evidente, al parecer ninguna estaba preparada. Lizzy sonreía de oreja a oreja y en su interior se notaba que se burlaba de Betty y su cara de afligida.

Una vez terminada, y entregada la prueba, Hanny se disponía a ir con Lizzy, pero Betty llegó antes a su lugar, impidiendo que Hanny pudiera ponerse de pie.

—¿Sabías que haría eso? —preguntó molesta. Hanny frunció el ceño.

—No entiendo tu pregunta.

—Betty, no te pongas pesada—le advirtió Tiara, algo ofuscada.

—¿Qué? Si mi hermano fuera profesor, lo mínimo que haría sería avisarles a mis amigas que hará una prueba sorpresa—miró a Hanny—. ¿No es así, Hanny?

Hanny se puso de pie y la miró a los ojos, se estaba aburriendo.

—Tú te conoces mejor de lo que yo lo hago, así que no sabría que decirte. Qué bueno que seas tan buena amiga—le sonrió—. No, no lo sabía—se cruzó de brazos—. Pero si lo hubiera sabido, créeme, no hubiera dicho nada. Soy competitiva y egoísta. Algo en lo que nos parecemos, ¿no lo crees?

—¿Disculpa?

Hanny se encogió de hombros y caminó hacia Lizzy, que la esperaba en la entrada. La tomó del brazo y salieron del salón a toda prisa, mientras que la chica se reía disimuladamente.

Salieron hacia uno de los jardines traseros, uno de los mal cuidados, llenos de maleza y flores marchitas. Era un lugar sombrío, por lo mismo, era perfecto para hablar.

—Esa perra me cae tan mal—seguía riendo—. Es que es perra, Hanny, perra, perra—se sentó en uno de los pastizales y dio unos golpecitos con su mano al pasto para que Hanny se sentara a su lado.

Ella lo hizo y se quedaron allí unos segundos sin decir nada. No sabía que le pasaba últimamente, normalmente no hubiese caído en las provocaciones de Betty, porque no le importaba, pero la encontraba bastante irritante y ya le incomodaba estar a su lado. ¿Se había excedido al responderle así?

—No te sientas mal, ella se lo merecía. Ya venía hace mucho provocándote—trató de consolarla, Hanny sonrió.

—Es muy dominante, no me gustan las personas dominantes.

—Es una manera educada de llamarla perra. ¡Perra, Hanny, dilo con confianza! —Hanny negó con la cabeza y rio—Ahora, dime, ¿cuál es el favor que quieres de mí?

—Bueno...es algo importante—se acomodó para mirarla a la cara—. Le dije a mi hermano que me uní al taller de arte. Pero, no es cierto—Lizzy quedó sorprendida.

—¿Cómo es eso?

—Hay cosas...que debo hacer y él no se puede enterar, y necesito ese tiempo del taller para ir a otro lugar.

—En otras palabras quieres que te cubra. Que le diga a tu hermano que vas todos los días al taller siendo que no es verdad—Hanny asintió—. Tú sí que estás loca—sonrió—. ¿Qué es eso tan importante? —Hanny se quedó en silencio y la miró con tristeza. Lizzy suspiró—. Entiendo, no me puedes decir. Está bien, no es de mi incumbencia. Te ayudaré, haré creer a tu hermanito que participas en todas las actividades del taller, sin falta.

—¿En serio lo harás? Porque estás en todo tu derecho en rechazarme, no te estoy presionando.

—Hanny, no importa, no es algo del otro mundo. Pero si un día tienes la confianza en decirme que pasa, me sentiré más tranquila. Por lo menos, si te pasa algo, sabré que responder.

—Te juró que algún día te lo diré.

Lizzy no indagó más y cambió de tema rápidamente. Hanny se sintió aliviada, se recostó en el césped, mientras escuchaba las invenciones de su nueva amiga. Le contó lo que se hacía en el taller y como Don Milk, encontraba todo "mágico". La hizo sonreír, parecía un buen panorama, en el fondo deseaba poder ir. Miró de reojo a Lizzy, su cabello castaño oscuro, encrespado, su piel color canela y su forma tan particular de hablar, a Renee le hubiera encantado conocerla. Se parecían un poco, tal vez por esa razón Hanny se sentía tan cómoda a su lado.

"Renee", se le vino a la mente, todo era por ella, o tal vez, todo era para su propia tranquilidad.

El día pasó rápido, Betty no le habló, y se notaba la tensión entre todas, Tiara trataba de animar el ambiente, pero la muchacha, que estaba enojada, no dejaba. Hanny tampoco se esforzó.

Una vez terminada la jornada escolar, con Lizzy fueron hacia una salida secreta, donde podría escaparse sin ser descubierta. Su nueva amiga estaba muy animada en ayudarla.

Hanny salió sin que nadie se diera cuenta, pero antes le dio aviso a su hermano que se iba a quedar en las actividades del taller, la sonrisa en el rostro de su hermano la hizo casi echarse para atrás con el plan, pero esa mentira era por un bien mayor, o eso se decía para que la culpa no la carcomiera por dentro.

Llegó al hotel a las 15:45 en punto, entraba a las cuatro. Entró y se dirigió dónde Sheena, que estaba en el vestíbulo hablando con un huésped. La mujer al verla la saludó de lejos y le hizo una señal para que la esperara. Una vez terminado, se dirigió a ella.

—Hanny, hola —la abrazó—. ¿Lista para tu entrenamiento?

—Claro, ya quiero empezar—dijo nerviosa. Sheena le sonrió.

Ambas caminaron hacia el restaurante, y antes de entrar se desviaron por una entrada que daba hacia las cocinas. Entraron por un pasillo, donde se podía ver a los chefs haciendo su trabajo, caminando de un lado para el otro, saliendo fuego de sus sartenes y gritando animadamente, parecían divertirse. Siguieron hasta el final del pasillo, y entraron hacia unos enormes camarines. Allí habían más personas cambiándose, chicas y chicos jóvenes en su mayoría. La presencia de ambas los hizo detenerse.

—Hola, chicos. Llegó la nueva mesera, Hanny—Hanny los saludó—. Él es Bas, es el encargado de enseñarte todo lo que tienes que hacer. Solo cámbiate y síguelo—la muchacha asintió. Sheena se despidió y la dejó sola, con sus nuevos compañeros.

—Bienvenida, ese es tu casillero—dijo mientras caminaba hacia él, Hanny lo siguió—. Así que de Florida—continuó.

—Sí, Melbourne para ser exactos.

—Zona costera, que envidia. Dejaré que te cambies, te espero afuera. Nos llevaremos bien—le ofreció una sonrisa cálida y salió de su vista.

Hanny suspiró, ya estaba allí, no podía arrepentirse.

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