Capítulo 4: "New York, New York"

A Hanny le tomó dos días acomodar todo en su nuevo hogar. El departamento de Nicholas era acogedor, no tan espacioso, lo suficiente para dos personas, muy grande para una. Su nueva habitación no podía compararse en proporciones a la suya en Florida, era pequeña y demoraron un día en arreglarla para que Hanny se sintiera cómoda, cambiando algunos muebles, instalando la nueva cama, escritorio y un closet para la poca ropa que ella había llevado, su vida estaba en Florida y solo había traído lo indispensable. Hanny sabía que volvería a casa, aun así algo en ella la hacía dudar sobre eso.

Su hermano se notaba acelerado y eso se debía a la agitada vida en la ciudad, había alcanzado a explorar un poco el pequeño barrio en donde se encontraba el edificio de cuatro pisos donde iba a vivir y que colindaba con más edificios similares, coloridos, y con grandes escaleras que permitían acceder a la entrada principal. Bastante tranquilo, pero saliendo de allí ya se podía escuchar el ruido y, ver el transito poco expedito. Había hablado con una de las vecinas, y saludado a uno que otro residente, todos amables, pero bastantes herméticos.

Hanny se había quedado en casa arreglando algunas cosas para su primer día de escuela, su nueva escuela. No sabía mucho de ella, solo lo que Nicholas le había contado esos tres años que él estaba trabajando como profesor. Solo mujeres, mucho conflicto pero buen desempeño. Su hermano no le gustaba hablar mucho, lo único que hacía al llegar a casa en Florida era dormir, comer y salir a juntarse con sus amigos que solo tenía oportunidad de ver en las vacaciones, era como si sacar el tema de su trabajo lo estresara. Por lo mismo, Hanny no quiso indagar más, tampoco le interesaba mucho.

Una vez terminado todo se sentó en el sofá y miró hacia la pared, preguntándose por enésima vez ese día si lo que estaba haciendo estaba bien, si valía la pena, si era lo correcto. Seguía teniendo sueños con su amiga, angustiantes sueños que la hacían despertar alarmada, sudorosa y molesta. En el día, el estómago le dolía, las manos de vez en cuando le temblaban y no había momento de tranquilidad en su mente, pensaba una y otra vez las mismas cosas que no tenían respuestas, en Renee, en su amigo, en Black Mist.

Era un día hermoso en la ciudad, pero Hanny no se sentía feliz, no podía estarlo. Suspiró pesadamente y antes de sumergirse en el caos de su vida, escuchó la puerta abrirse y de reojo vio cómo su hermano entraba.

—Tu uniforme—informó con una bolsa en su mano.

Hanny sonrió levemente y recibió la bolsa sacando el contenido de su interior, algo ya conocido para ella. El día anterior Nicholas y ella fueron a comprar el uniforme a la misma escuela, en la tarde. No había muchas chicas, pero si una que otra que se había quedado a estudiar en la biblioteca, o por lo menos eso le había dicho su hermano cuando ella preguntó. Todas llevaban una falda gris claro, una chaqueta azul marino y un chaleco del mismo color, además, de una blusa blanca y una corbata verde oscuro. Cuando se lo probó no le había gustado como le quedaba, por lo mismo lo había enviado a arreglar para que se ajustara más a su medida.

Tomó la chaqueta y pasó uno de sus dedos por la insignia bordada de la escuela. Tocó su cabello y recordó la visita a la peluquería después de comprar el uniforme y como sin meditarlo mucho decidió cortar su pelo, le había dolido perderlo, pero algo en ella se alivió, un peso menos encima. "Renee estaría como loca" pensó, cuando se vio frente al espejo con el cabello por diez centímetros debajo de sus hombros.

—Gracias—dijo finalmente, su hermano asintió.

—¿Tienes hambre? Pidamos algo—propuso sacando su celular, buscando algo que les apeteciera. Estaba siendo muy considerado.

En los últimos días no habían hablado mucho. El tema de Renee no se tocaba, por lo menos no a la ligera, Nicholas estaba haciendo un gran esfuerzo en que Hanny se sintiera cómoda y sobre todo, activa. Le daba su espacio para que viviera su duelo, pero no la dejaba sola para que se hundiera en su pena, temía que pudiera enfermarse.

Ella se daba cuenta de aquello, por lo mismo, decidió esforzarse en no decaer, aunque le estaba costando.

—Nico—lo llamó, haciendo que la tomara en cuenta—, quiero comida china—Nicholas ensanchó una sonrisa, comida china sería.

Mientras su hermano hablaba con el restaurante Hanny volvió a ver su chaqueta y con decisión se dio ánimos de seguir, todo era por Renee.

***

—Recuerda, en el colegio soy tu profesor, no tu hermano—le advirtió mientras manejaba con cautela. Hanny esbozó una sonrisa.

—Que estricto. Está bien, aunque será extraño llamarte profesor.

—Es lo que soy.

—Entonces, lo mismo va para ti. En la escuela soy tu estudiante, no tu hermana. Si rompes el código debes pagar una penitencia—lo desafió, él alzó una ceja.

—Bien, me gustan los desafíos, trato hecho—ambos sonrieron. La miró de reojo e hizo una mueca, Hanny había adelgazado. Se veía igual de linda que siempre, pero su mirada era triste, eso le preocupaba—. ¿Y ya decidiste si te unirás a algún taller? —preguntó sacando a Hanny de su vacilación.

En el desayuno habían hablado de los talleres, sabía que para Nicholas era importante que ella participara en alguno. La muchacha no participaría en ninguno, porque su propósito de estar allí no era precisamente socializar o divertirse, tenía un objetivo y haría lo que estuviera a su alcance para lograrlo, y lo único que tenía seguro era el tiempo que tendría después de cada clase.

—Tal vez el de artes, pero no estoy del todo segura.

—Aun tienes tiempo de pensarlo, sería bueno que te distrajeras—Hanny se puso seria—, digo, sería bueno para la universidad, ya sabes, es importante—se apuró en corregir.

—Tienes razón, necesito distraerme. ¿Me puedes hacer un favor? —él asintió—No me trates como si fuera frágil, no quiero evitar el tema de Renee, quiero que ella esté presente, siempre. Así que, si quieres hablar de ella, hazlo. Si quieres nombrarla, hazlo. Si tienes dudas de cómo me siento—dio un gran suspiro—, ni yo misma lo sé. Pero estoy bien.

—Es bueno saberlo, gracias por decirlo—acarició su cabeza—. Creo que me estaba preocupando demasiado, estoy seguro que has podido manejarlo bien, pero si necesitas algo o hablar con alguien, ya sabes a quién acudir.

—A mi profesor, obvio.

—Buena respuesta—comenzaron a reír.

El camino se hizo más ligero y los pensamientos de lo sucedido y hablado allí se esfumaron, y le dieron unos repentinos nervios al darse cuenta de lo que estaba a punto de pasar. Su primer día de clases en un colegio nuevo, con profesores nuevos y compañeras nuevas. A Hanny no le costaba relacionarse con otros, se le daba bien, pero no se sentía con todas las energías que se requerían para intentarlo.

Ya estaban llegando. Nicholas estacionó su auto y lo acompañó hasta la oficina de la directora. Una viejita encantadora que apenas vio a Hanny le dio un abrazo de bienvenida. Después de varios minutos de presentación y charla, salieron al salón donde Hanny pasaría el resto del año. Tenía suerte que a su hermano le tocaba dar clases ahí.

Nicholas era profesor de ciencias. A ella nunca le gustaron las ciencias, odiaba todo lo que tenía que ver con eso, según Renee, Hanny tenía alma de artista, a pesar de eso, y la molestia que le causaba estudiar esos temas, le iba bien.

Ya ante la puerta, suspiró pesadamente, miró a su hermano y este le dio una sonrisa de confianza, para él estaría todo bien. Él abrió la puerta y le cedió el paso para que entrara, ella le hizo caso y con paso firme se quedó frente a toda la clase. Sus nuevas compañeras detuvieron sus pláticas y se quedaron mirando a la nueva chica. Nicholas se acercó al escritorio y las saludó con tranquilidad, pero con un deje de autoridad.

—Clase, les presento a su nueva compañera, Hanny Jones, fue transferida desde Florida, sean amables con ella—tocó su hombro—. Siéntate en el lugar vacío—apuntó el lugar que se encontraba al lado de una chica pelirroja de ojos verdes, que llevaba de peinado una trenza francesa a un costado.

Se acercó a ella y se sentó sonriéndole a su nueva compañera de banco.

—Saquen su libro, y ábranlo en la página cuarenta y dos, seguiremos con la unidad que dejamos pospuesta, espero que hayan estudiado, tal vez interrogue— dijo haciendo enojar a todas en la sala. Hanny quería reír, definitivamente tener a su hermano como profesor serían una de las cosas más raras que podría experimentar en su vida.

Sintió un pequeño toque en su hombro mientras sacaba uno de sus cuadernos de su bolso. Miró a su compañera.

—Soy Tiara Gray, mucho gusto, Hanny—se presentó en un susurro—Así que eres la hermana del profesor, te estuvimos esperando apenas supimos la noticia.

—¿Tanto así? ¿Y eso a que se debe?

—Todas lo odian—Hanny quedó algo sorprendida, tanto así que Tiara cambió su expresión al verla. Negó con la cabeza—. Es broma—sonrió nerviosa—. Mira, te explico. Lo que sucede es que...

—Señorita Gray, ¿quiere ser la primera interrogada? —interrumpió Nicholas con seriedad. Ella negó con la cabeza y se enderezó en su asiento—. Bien, entonces guarde silencio. Y lo mismo va para usted señorita Jones—Hanny asintió, miró a Tiara de reojo y le sonrió.

***

La clase se hizo demasiado corta, Nicholas había dedicado la mayor parte del tiempo a aclarar dudas y hacer un repaso rápido para todas, aunque Hanny sabía que eso iba más dirigido a ella para que pudiera tomar el ritmo de sus compañeras. Una vez finalizada, él se despidió y le dio una pequeña sonrisa a su hermana, Hanny por su parte, ya había entablado conversación con Tiara, quien se había disculpado por haber sido tan imprudente con sus bromas.

—¿Qué te hizo venir a Nueva York? —preguntó la muchacha. Justo la pregunta que Hanny no sabía cómo responder. Había creado muchas excusas, se estaba esforzando mucho en ocultar sus verdaderas intenciones. Era muy mala mintiendo, cualquiera se podría dar cuenta que lo hacía, por lo mismo evitaba todo lo posible de hacerlo.

—Quería cambiar de aire, además, extrañaba a mi hermano—respondió, en si no era mentira.

— ¿Ella es la hermana del profe? —preguntó una chica rubia a Tiara, que se dirigía a ellas junto con otras dos chicas.

—¿Por qué no se lo preguntas tú, mal educada? —la regañó.

—Primero se saluda—dijo una chica de pelo castaño oscuro que venía con ella.

—Y después te presentas—continuó otra chica morena. La chica rubia se sonrojó.

—¡Lo siento! Mi cerebro hizo corto circuito, ¿está bien? —miró a Hanny—¿En serio eres su hermana?

Las chicas se rieron.

—Perdónala, es que tiene muchas preguntas sobre el profe. No es muy apreciado que digamos—aclaró Tiara—, así que está buscando cualquier cosa para usarla en su contra.

—No creo poder decir algo contra él, pues... es mi hermano— todas suspiraron resignadas—. Pero dejemos a mi hermano de lado, ¿puedo saber sus nombres?

—Yo me encargo. La mal educada es Betty—se acercó a su oído—ella es la loca del grupo—Hanny rio, Betty asintió admitiendo que ella lo era—ella es Lois—apuntó a la chica de cabello castaño—y ella es Amanda—concluyó apuntando a la morena.

—Bienvenida, Jones—dijo Betty animada—. Me daré el tiempo de presentarte a las demás del salón, pero te aconsejaría que no te relaciones mucho con ellas, algunas son muy tóxicas—todas comenzaron a reír.

—¡Tú eres la tóxica! —le gritó una de sus compañeras desde la puerta. Betty le respondió y comenzaron a discutir.

Era un grupo diferente, pero por primera vez en mucho tiempo, se sintió en paz en un lugar. Tal vez cambiarse había sido una buena decisión al final de cuentas.

***

El día se tornó realmente agotador. Llegó al departamento cansada, hambrienta y sola. Los planes que tenían junto a su hermano después de la escuela se habían arruinado por una sorpresiva reunión de trabajo. Tomó un taxi hacia casa, ya que él no le había dado ninguna otra opción para volver, era eso o tendría que esperarlo.

Cerró la puerta detrás de ella y se sacó las zapatillas. Caminó sin ánimos al sofá y se tiró en él con el rostro contra el cojín. Tenía mucho sueño.

Tomó el control remoto apoyando su mejilla en la almohada para poder respirar mejor y se quedó tumbada solo moviendo el dedo para cambiar los canales. Sintió algo vibrar en su bolsillo, y con dificultad sacó su celular y lo puso en su oreja libre dejándolo allí sin sujetarlo, ya que una mano la tenía en el control y la otra no alcanzaba su cara.

—Hola—respondió.

—Que ánimos. Por lo que veo, estás sufriendo, bien—dijo Ethan en la otra línea.

—¿Estás consiente que no nos vemos y solo estamos hablando por teléfono? No puedes sacar conclusiones solo con la voz.

—Yo sí puedo, porque te conozco. Ahora dime, ¿cómo te fue en tu primer día de escuela? —Hanny suspiró cansada.

—Muy bien, demasiado bien diría. Me adapté muy rápido—siguió cambiando los canales—. Pensé que me costaría más.

—Eso significa que te quedarás allá por un largo tiempo.

—Ethan...

—Ya sé, ya sé, pero te extraño...mucho. Me aterra pensar que tal vez nunca más vuelvas, solo es eso.

—No sabes las ganas que me dieron de tenerte al frente de mí ahora.

—¿En serio?

—Sí, para golpearte, cabrón—Ethan comenzó a reír a carcajadas.

—Me gusta eso.

—Deja tu masoquismo de lado y centrémonos en lo importante, buscar a los de Black Mist. Tengo información de donde ellos viven, pero no es un lugar para que una plebeya como yo pueda entrar. Tienen guardias por todas partes, además es un lugar exclusivo, ni si quiera un repartidor de pizza puede entrar— informó mirando la televisión.

— ¡Por favor!, como si fueran la gran cosa. Hay personas en las calles que cantan y tocan mejor que ellos—Hanny sonrió y vio una imagen de la banda en el programa de noticias.

—¡Y la banda Black Mist ha protagonizado otro escándalo! Hoy alrededor de las dos de la tarde, se produjo un incendio en la mansión donde ésta banda vive. La policía local y bomberos han dicho que pudo haberse producido por una falla en las conexiones eléctricas. Por el momento la banda deberá dejar la mansión por su seguridad. Recordemos que este no ha sido el primer escándalo que han protagonizado dentro de su carre...—dijo el periodista.

Hanny se enderezó de prisa haciendo que su celular cayera al piso, ¿era una señal? Con torpeza recogió el celular del suelo.

—¿Qué pasó? ¿Te caíste? —preguntó el muchacho preocupado. Hanny tragó saliva.

—Tengo un buen presentimiento, Ethan, uno muy grande.

***

Un incendio, un tonto incendio hizo que ellos salieran de su refugio, era su oportunidad. Sabía que sería difícil, pero tenerlos en un lugar diferente le podría dar ventaja.

Se pasó toda la noche buscando pistas de donde podrían estar, pero nada, absolutamente nada. Esa pequeña esperanza se había esfumado, como su tiempo para dormir.

Con pesadez y sueño comenzó un nuevo día de escuela, bostezando entró a su clase y vio el desorden en ella. Sus nuevas amigas platicaban preocupadas, como si algo malo hubiese pasado. Solo estaban Lois, Amanda y Betty. Hanny se acercó a saludarlas.

—¿Qué pasó?

— ¿Viste las noticias? —preguntó Amanda. Hanny no entendía a qué se refería.

—¿Y si fue un atentado y trataron de matarlos? Tienen muchos heaters, pobrecitos—espetó Betty.

—¿Un atentado, a quién? —continuó Hanny preocupada.

—A Black Mist—dijo Betty—. Casi mueren.

—Ah, eso. Pero están bien, no creo que los hayan querido matar, tal vez se drogaron o algo así e incendiaron su casa...—se detuvo al ver las miradas espantadas de las muchachas.

—¡Ellos no se drogan! —sentenció Betty enojada.

Hanny asintió sorprendida, ¿qué le pasaba? Se estaba arrepintiendo de decirle a Ethan que había tenido un excelente día.

—Betty, cálmate. ¿Qué culpa tiene ella? —interfirió Amanda.

—Son fans de Black Mist—afirmó Hanny. Amanda y Lois asintieron, Betty se hizo la desentendida—. ¿Qué las preocupa? Dijeron que estaban bien.

—¿Y si mintieron? y si dijeron que nada pasó, pero en realidad si les pasó algo y no nos lo dijeron para no preocuparnos, ¿y si realmente están heridos?— explicó Betty desesperada.

A Hanny la tomó por sorpresa, no entendía por qué se alteraban tanto por personas que ni siquiera sabían que ellas existían.

—Betty, Betty, Betty. Siempre tan dramática—la regañó Tiara, que había llegado de sorpresa, dejó su celular encima de la mesa y sonrió—. Los chicos están alojados en el Hotel Reeds.

— ¿Cómo lo supiste?, yo traté de averiguar pero no pude conseguir nada—dijo sorprendida Lois.

"Hotel Reeds" pensó Hanny, ¿cómo era posible? ¿De todos los hoteles que existían en la ciudad, ellos se iban a quedar allí?

—¿Hotel Reeds? ¿Estás segura que es en ese hotel? —preguntó. Tiara asintió.

Hotel Reeds, ese era el nombre de la franquicia de los padres de Ethan, era una coincidencia demasiado grande, debía informárselo a su amigo. Si era verdad lo que decían, tenía una gran posibilidad de acercarse a ellos, ¿cómo? No lo sabía, pero debía buscar la manera.

—¿Les parece ir después de clases? —propuso Tiara. Todas asintieron—. ¿Vienes Hanny?

—No creo que Hanny esté interesada—respondió Betty—. Se nota que no le gusta Black Mist.

Hanny sonrió. No iba a perder esa oportunidad, tenía que ir al hotel.

—Iré.

***

Después de la escuela, las cinco chicas se dirigieron al hotel. Hanny no pretendía verlos o enfrentarlos, solo quería corroborar que en verdad estaban allí. No le dijo a Nicholas donde iría, solo que saldría con sus nuevas "amigas", si se enteraba que estaría afuera esperando por unos chicos, se iba a molestar, su hermano podía llegar a ser muy posesivo.

Entre tantos edificios y construcciones antiguas, pudo reconocer de inmediato el gran Hotel Reeds. Siempre se sintió intimidada con la majestuosidad de las construcciones, sus estilos coloniales, haciendo que se transportara a otra época. Todos eran iguales, tan magníficos e imponentes.

A pesar de ser amiga de Ethan Reeds, nunca había tenido la oportunidad de entrar a uno de los hoteles, el señor Reeds era muy estricto, regañando a sus hijos diciéndoles que ese lugar no era para jugar, e indirectamente regañándolas a ellas por querer intentarlo. Por lo mismo, jamás quisieron entrar a uno, estaba prohibido.

Al llegar allí, se sintió algo perpleja al ver tantas jóvenes y periodistas esperando fuera del hotel. De las cuatro entradas existentes, ninguna se libraba de la curiosidad intensa de las personas. Esa era una prueba de que Black Mist estaba allí.

—Dudo que salgan—susurró Hanny a Tiara.

—Lo harán, están trabajando en su nuevo álbum, y por mis contactos sé que están retrasados. A ellos no les gusta lanzar sus álbumes fuera de la fecha de plazo. Si ellos dicen que un día equis, del mes equis y del año equis tendrán su disco listo, es porque así será. A pesar de todo, ellos son muy profesionales—aclaró seriamente.

—Suerte, las esperaré a la vuelta—Tiara asintió. Hanny salió lo más lejos del hotel que pudo, lejos del bullicio y las cámaras. Encontró una banca vacía, frente a un pequeño edificio al lado del hotel. Se sentó allí y le marcó e Ethan. No contestó.

Comenzó a escribir.

"Black Mist está en tu hotel, llámame". Y lo envió.

Minutos después su celular sonó. Era él.

—¡¿Es en serio?! ¿Estás segura?

—Supongo, la prensa está afuera esperando, al igual que miles de fanáticas—suspiró—. Debo entrar.

—Ni que lo digas, debemos buscar la forma de ver cómo hacerlo—se escuchaba emocionado—. Pensaré en algo, algo simple pero que sirva. Espera, ¿están esperando?

—Ajá, según mi compañera deben salir sí o sí.

—Espero que no quemen el hotel, esa es mi herencia—bromeó haciéndola reír.

—Eres un buen partido.

—Por su puesto. Pero amiga, enfoquémonos en lo importante, luego me coqueteas—Hanny bufó ante ese comentario—. Por lo que leí en los foros, Black Mist es muy reacio con la prensa, si fueran a salir lo harían en silencio.

—Entonces será imposible para ellos salir, las entradas están colapsadas.

—Te equivocas. Todos los hoteles Reeds tienen una quinta salida que utilizan por una posible emergencia. Como un atentado o esas cosas. Tendré que buscar cual es esa salida en Nueva York, solo conozco la de Florida. Dame un segundo.

—Da igual, Ethan, no es como si quisiera verlos y enfrentarlos ahora mismo—se puso de pie y miró a su alrededor. Le estaba dando sed.

—¿De qué estás hablando? El primer encuentro es el más importante. Recuerda todo lo que estás sacrificando por Renee, no puedes darte el lujo de dejar pasar una oportunidad así.

—Gracias—sonrió—. Por el ánimo.

—Claro, entre más rápido termines, más rápido regresarás conmigo.

—No cuentes con ello—se acercó al pequeño edificio, trató de mirar por los grandes ventanales hacia dentro, pero no se divisaba nada.

Ethan seguía hablando, mientras Hanny trataba de buscar con la mirada alguna maquina o quiosco que vendieran algo para saciar su sed. Miró las puertas del edificio y trató de abrirlas, pero nada.

Volvió hacia la banca y se sentó cansada. Antes de darse cuenta de lo que ocurría a su alrededor, sintió algo frío en su cuello. Miró a su costado y vio a un hombre acelerado, mirando hacia todas partes, con los ojos enrojecidos.

—El celular—exigió quitándole el teléfono con brusquedad—. El bolso—Hanny asintió asustada y lo entregó sin dudarlo. Él miró la pantalla y apagó el aparato, volvió a observar a su alrededor—. De pie, sígueme—a Hanny se le detuvo el corazón, negó con la cabeza y trató de alejarse de él, pero cuando vio el cuchillo más cerca de ella, se detuvo—. ¿Eres sorda?

La tomó del brazo con brusquedad y la obligó a ponerse de pie.

—Voy a gritar—pudo decir con la garganta apretada.

—Si te atreves, te apuñalo—tragó saliva. ¿Iba a morir así? No sabía qué hacer, algo en ella le decía que corriera, pero sus piernas no respondían. Se sentía sumamente frustrada—. Camina—le susurró el hombre. Era más alto que ella, y parecía un esqueleto andante. Sus manos eran delgadas y huesudas, además de grandes y sucias.

Ella se negó, comenzó a forcejear con él, vigilando que el cuchillo no se acercara a ella. Pegó un grito de ayuda, pero no fue lo suficientemente rápida, él le tapó la boca con la mano antes que hiciera algo más.

—Deja de moverte—amenazó acercando el cuchillo a su cara.

Se detuvo. Las lágrimas apeligraban salir, quería golpearlo, pero también tenía miedo. Pero, si lo seguía, podría pasarle algo mucho peor. No iba a morir así, vio la cara de su amiga, no podía someterse a esa situación.

Tomó la muñeca de la mano que el hombre ocupaba para callarla y, con toda su fuerza la movió para poder morderla, lo logró. Él soltó un alarido de dolor, y empujó a Hanny al suelo, haciendo que esta se arrastrara con las rodillas por el pavimento. Sintió un fuerte ardor y dolor en ellas.

Él se miró la muñeca y luego posó la vista hacia ella, estaba enfurecido. Hanny trató de ponerse de pie para correr, pero antes que pudiera hacerlo, las puertas del edificio vacío se abrieron de par en par.

El ladrón retrocedió dos pasos y no dudó en correr. La muchacha solo vio como un hombre corría detrás de él a toda velocidad. Su corazón latía a mil por hora, nunca en su vida había sido asaltada, se sentía tan estúpida.

—¿Estás bien? —escuchó por encima de su cabeza, asintió. Alzó la vista para ver quién era y, el mundo nuevamente se le estaba yendo encima, a esa persona la conocía.

*****

Los que han leído anteriormente la historia verán cómo están cambiando algunas cositas. Esto no modificará la historia, al contrario, la complementará. Gracia por su paciencia infinita. Subiré 2 capítulos, este que es por el año que desaparecí y no di señales de vida y el siguiente para recuperar el ritmo de actualización. Recuerden votar, comentar y compartir la historia para que llegue a la mayor cantidad posible de lectores, besus.

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