Capítulo 3: "Todo por Renee"
El llegar media hora antes de lo acordado solo hacía ver que Hanny estaba muy ansiosa. Necesitaba tiempo para preparar su discurso, el cual no era firme. La única certeza de ese día es que Ethan no se tomaría bien la noticia. Se iría, y con ello dejaría muchas cosas y personas atrás, y una de ellas era él.
El más fiel y encantador amigo. Llamarlo en la mañana para que quedaran en algún sitio solo era el primer paso, el más simple.
Vio como el muchacho entraba a la cafetería y fruncía el ceño al verla ya sentada. Apuró el paso y se quedó cerca de ella.
—Se supone que nos juntaríamos en media hora más—se sentó con cuidado y la miró a los ojos.
—Lo siento, estoy algo ansiosa y no podía quedarme en casa esperando—reconoció poniendo las manos sobre la mesa. Esto a Ethan lo extrañó un poco más.
—¿Qué sucede? ¿Para que querías que nos juntáramos? —Hanny tragó saliva y de su bolso, sacó la carta. La miró un buen rato hasta que tomó la determinación de ofrecérsela a su amigo.
Ethan observó los papeles con cierto recelo y al ver como Hanny se los estaba dando, no tuvo más remedio que aceptarlos, temiendo lo que pudiese ser.
Leyó detenidamente sintiendo como los latidos de su corazón se aceleraban. Se mordió varias veces la lengua para no gritar. Llegó a la parte en la cual se dirigía a él y no pudo evitar que se le cristalizaran los ojos y derramar una lágrima, la desilusión que una vez trató de ocultar, volvió a sobresalir en él. Dobló la carta y la dejó sobre la mesa, tratando de aclarar sus ideas. Se quedó en silencio.
Hanny tomó el papel y lo guardó esperando la reacción de su amigo.
—¿Qué mierda hizo? —se preguntó hastiado—. No entiendo, ¿por qué nombra a Black Mist?—no podía creerlo.
—Es una pista, me la dio por si quería saber la razón de porqué de todo. Tengo una teoría, pero es muy loca.
—Tal vez sea lo que estoy pensando, que uno de esos hijos de puta la embarazó y la abandonó. ¿Es eso? —prosiguió molesto. Hanny asintió.
—Puede ser pero, no es algo que amerite un suicidio. Ya leíste, va más allá de lo que tú, ella o yo podamos enfrentar, algo más grande—Ethan la miró incrédulo.
—¿Qué piensas hacer?—Hanny se puso nerviosa y se movió en su asiento incómoda. Miró a Ethan, él todavía esperaba algún tipo de respuesta. Se enderezó y se puso seria.
—Me iré a Nueva York con mi hermano la próxima semana—dijo sacándose un peso de encima. A Ethan lo tomó por sorpresa. Por un momento se quedó en blanco, negó con la cabeza.
—Es una locura, ¿por qué te irías? —exigió saber. Hanny se quedó en silencio, y esa fue toda la respuesta que necesitaba—. ¿Buscarás la razón, la verdad?
—Sí.
—No lo puedo creer—bufó—. Perder a alguien tan importante, Hanny, sé lo que se siente, ambos perdimos a la misma persona. Puedo entender...trato de entender tu postura, pero es una locura.
—Ethan, quiero hacerlo, y la única forma es irme allí.
—¿Por qué?
—Black Mist, ellos viven en ese lugar—tomó ambas manos de su amigo—, te agradecería que me ayudaras a que esto no sea más difícil de lo que es.
— Esto va más allá de una promesa o una petición. Es tu último año, ¿qué se supone que harás en una ciudad tan grande tú sola? ¿Hanny lo pensaste bien?, no te guíes por un impulso estúpido—dijo prácticamente rogando.
—Ethan, por favor. Ya tomé la decisión, se lo hice saber a mi hermano, el colegio ya está al tanto del traslado, ya no hay vuelta atrás, me iré. Lo siento.
—¿Eso es todo lo que dirás? ¡Renee ya murió, Hanny! —gritó llamando la atención de todos allí. El sol se colaba por el ventanal y, aunque estaba toda la cafetería iluminada por él, no se sentía cálida, por lo menos no para ellos.
Hanny suspiró y lo miró con pena, no sabía cómo hacerlo entender.
—¡Si sé que murió, maldición! —lo calló con las lágrimas brotando de sus ojos—. Lo sé y tal vez esta carta no signifique mucho, pero desde que la leí, no he podido dormir bien—secó sus lágrimas—. No puedo quedarme con los brazos cruzados, la incertidumbre me está matando. Tú mismo lo dijiste, ambos las perdimos, ambos compartimos el mismo dolor, debes saber que no es agradable. No puedo vivir así.
—Veo que mi opinión no cuenta para ti, ya lo decidiste, así que qué más da, ¿no?
—Claro que me importa y porque te quiero, te lo dije.
Ethan quedó en silencio, ¿era verdad lo que estaba pasando? Primero Renee y ahora Hanny. ¿Cuántas personas tenían que desaparecer en su vida? No lo sabía, pero tenía claro que con Hanny todo era distinto. No podía dejarla ir de esa manera, menos con los sentimientos hacia ella a flor de piel.
Estaba derrotada, pálida y con ojeras, aun así la encontraba hermosa. No quería que se fuera, no quería permitir que se apartara de su lado, pero no podía batallar contra una decisión de ella, la conocía, no echaría marcha atrás.
—Para mí es difícil, pero para ti, debe ser el doble—soltó más calmado, Hanny sonrió aliviada, ahí estaba su amigo de nuevo. Suspiró.
—Esto significa mucho para mí. Está demás decir que lo que más me duele de irme es dejarte a ti—esas palabras calaron hondo en él. Hanny no se había dado cuenta, pero hizo que el muchacho se decidiera a hacer algo que nunca se atrevió.
—Sabes que te amo, ¿verdad? —Hanny asintió, mal interpretando esa declaración, ella lo veía como sentimientos de amigos, pero él como algo más romántico. Él torció una sonrisa, sabiendo que ella no había entendido—. Te amo, Hanny, y no como amiga.
Hanny apagó su sonrisa, se alejó un poco de la mesa, soltando las manos de su amigo y se apoyó en el respaldo de su silla, quitando la mirada de él. Para ella era imposible, jamás había visto a Ethan de esa forma, ¿cuándo había pasado eso? Su estómago comenzó a cosquillar.
¿Cómo él podría amarla de esa manera? Era Ethan, el Ethan que se enamoraba de cualquier chica que encontraba linda, no lo juzgaba pero su pasado lo condenaba un poco, ¿cómo podría estar segura de lo que él decía?
—Ethan, yo... no entiendo, ¿por qué me dices esto ahora? ¿Es una especie de broma? —preguntó confundida. Ethan negó con la cabeza.
—Hanny, escúchame con atención, te amo, desde siempre te he amado. Y no te lo dije antes porque soy un maldito cobarde. Pero ahora no tengo miedo de nada. En verdad si me rechazas lo entenderé, no me he comportado como un caballero—comenzó a bajar el volumen de su voz—, he estado jugando con las chicas y no me enorgullezco de eso—se quedó pensando—. Solo lo hice porque soy un idiota... no hay excusas, lo siento—se defendió algo desanimado. Había olvidado la causa principal de mantener ese secreto y era porque él mismo se creó la fama que lo condenaba.
—Si fueras otro, diría un no rotundo, pero no puedo rechazarte de esa manera, no eres cualquier persona en mi vida, no quiero hacerte daño—respondió angustiada.
—Entonces no me rechaces, dame una oportunidad—su corazón latía como loco y rogaba que dijera que sí.
—No sé Ethan, me voy en unos días más, no creo que sea oportuno—aclaró, en ese momento era un manojo de sentimientos que nunca había sentido.
—Eso significa que tengo una oportunidad, ¿verdad? —insistió.
—¿Acaso no me escuchaste?, me voy...
—Sí, te escuché, pero no me importa, si te vas te seguiré, si vas a Nueva York yo iré contigo—dijo emocionado. Hanny lo miró más tranquila.
—Ethan, tú y yo sabemos que no puede ser posible, qué diría tu papá— a Ethan por un segundo había olvidado a su padre. Era un hombre serio y si le decía que se iría a Nueva York no lo dejaría.
—Mierda... pero aun así si tú estás allá y yo acá no me rendiré—Hanny negó con la cabeza y esbozó una sonrisa tímida.
—No hay forma de detenerte, ¿verdad? —este sonrió coquetamente.
—Claro que no.
(***)
Se sentía una acosadora.
La última semana que le quedaba en Florida había pasado más rápido de lo que ella imaginó. Si era correcto vivir en otra ciudad o no, no estaba en discusión, pero debía admitir que se sentía nerviosa y ansiosa. Ethan por su parte, era el encargado de recordarle todos los días lo descabellado que era irse, pero a pesar de la ambigüedad de su amigo, Hanny no flaqueó y se lo hizo saber siempre.
Lo obligó a ayudarla, y él sin más que hacer, tuvo que hacerlo. Averiguaron todo sobre Black Mist. Donde vivían, locales en los cuales frecuentaban y pasatiempos. Indagaron en cada pasado de los integrantes, sorprendiéndose que no hubiera mucho de sus vidas personales en internet, todo era un misterio, Black Mist era un misterio.
Esto hizo que Hanny se aferrara cada día más a la idea de que ellos ocultaban algo.
Antes de partir, y viendo que la información que recaudaron no era mucha, los chicos decidieron volver al hogar de Renee, y ver allí si encontraban algo de relevancia para la investigación, además, de entregarle el diario de vida a su madre, ya que esa fue la última petición de su amiga.
La tarde antes del día de la partida de Hanny, Ethan la pasó a buscar. El muchacho había aprovechado esos días para acumular puntos a favor. Cuando dijo que no se iba a rendir, hablaba en serio. No se separó de ella en ningún momento, la trataba como si fuera la única en el mundo, en su mundo.
Se convirtieron en el cotillero de la escuela, ganándose la atención de todos. Atención que ya tenían después de lo sucedido con Renee.
A ella la ponía algo nerviosa, miradas y balbuceos, las opiniones en donde decían que la tristeza por la partida de su amiga eran falsas. Ya todos sabían del traslado de Hanny, la mitad creía que escapaba de algo, la otra mitad creía que se iba porque no soportaba estar sin su mejor amiga, la segunda opción tenía más peso que la primera para la muchacha. Aun así, con todo lo acontecido y con la atención de su amigo, de algún modo se sentía feliz.
Ethan era un chico ideal, alguien que cualquier jovencita soñaría estar, pero para Hanny era diferente, ella siempre lo tuvo, por lo mismo tener sentimientos románticos hacia él se le hacía imposible. Era tierno, atento, todo lo que se puede decir de un estereotipo de caballero, pero así era siempre con ella...con ellas, Renee ya no estaba y se notaba.
¿Era costumbre? No lo sabía, ¿una ilusión? Tal vez, para Hanny no era amor, y dudaba que ese sentimiento que tanto le profesaba Ethan fuese verdadero. Algo le decía que el muchacho solo estaba encaprichado, pero no enamorado. Rogaba que fuera así, porque no podría vivir sabiendo que tenía en sus manos el corazón de su mejor amigo. Pero como decía su madre: "no podemos entender los sentimientos de las personas por más que queramos".
Cuando llegaron a la casa de Renee, se encontraron a su madre afuera haciendo jardinería con esa sonrisa cálida que le identificaba, pero con un matiz de tristeza, se notaba que estaba haciendo un esfuerzo por vivir su duelo tranquila sin derrumbarse.
Al verlos, no dudó ni un segundo en ir a recibirlos con los brazos abiertos.
Entraron a la casa, y como siempre, la señora Evans les ofreció comida. Se sentaron y la recibieron sin reclamos.
—Sentimos la molestia—habló Hanny con la timidez que la identificaba. La señora negó con las manos y sonrió.
—¿Cómo dices eso? Nunca serán una molestia para mí. Al contrario, me alegra que vinieran—afirmó. Ambos asintieron.
—Tía, ¿aún tiene la computadora y el celular de Renee? —preguntó el muchacho. La mujer frunció el ceño extrañada y asintió.
—Sí, ¿por qué? —oyeron la preocupación en sus palabras.
—No es nada que deba preocuparla, solo queremos echarle un vistazo, ¿se podría? —interrumpió Hanny.
La madre no quiso preguntar más sobre eso y solo subió a buscar las pertenencias de su hija. Después de unos minutos, la mujer ya estaba frente a ellos entregándoles las cosas que habían pedido.
No tardaron en tomarlas y revisarlas. Ella el celular y él, el computador. Hanny, traspasó los contactos de su amiga a su propio teléfono. Eran de ayuda, ya que eran los de chicas fanáticas igual que ella. Revisó las fotos, las notas, las conversaciones, encontró bastantes cosas interesantes sobre Black Mist.
Ethan, por su parte, revisó el historial, y con extrañeza se dio cuenta que Renee lo había borrado todo, exceptuando una página, el foro oficial del fan club de Black Mist. Le dio algo de escalofríos, al parecer su amiga si quería que averiguaran la verdad. Esto le agregó más peso a la situación.
La mujer los miró con sorpresa. No entendía el porqué de sus acciones, pero parecían tan emocionados que no pudo decir nada. Sabía que lo hacían por su hija, se limitó a no preguntar.
Después de un buen rato, ambos tenían lo que necesitaban. Se sentían algo miedosos al ver lo obsesiva que podían llegar a ser algunas personas. Y nunca creyeron que Renee fuera una de esas fans locas.
Dejaron todo en su lugar y le entregaron nuevamente las cosas a la madre de su amiga, que los miraba con una sonrisa.
—¿Encontraron lo que buscaban? —preguntó calmadamente. Ambos asintieron.
— ¿No quiere saber? —dudó Hanny. La madre de Renee negó con la cabeza y sonrió.
—No, no se preocupen, las razones están demás—les sonrió. Hanny tragó saliva y sacó el diario de su bolso. Lo miró y dio un gran suspiro.
—Tía... no sé cómo decir esto, pero... me iré con mi hermano a Nueva York mañana en la mañana. Quería decírselo—la mujer bajó la mirada y asintió—. Y también—le ofreció el diario a la mujer—, quiero entregarle esto—ella lo recibió y lo observó con sorpresa.
—¿Es su diario? —ambos asintieron—. Así que al final si tenía uno, esa chiquilla—susurró con tristeza. Se quedaron en silencio mientras la mujer luchaba por no quebrarse. No lo logró. Delgadas lágrimas recorrieron su cansado rostro haciendo que los corazones de los muchachos se contrajeran. No les gustaba verla así. La mujer tomó aire y suspiró mirando a Hanny— ¿Te irás? —ella asintió—. Es realmente repentino Hanny, pero veo que estás decidida y emocionada en ir. Gracias por el diario mis niños, creo que lo necesitaba. Pero me sentiré un poco sola sin ti aquí—Hanny quedó en silencio, no se esperaba esa confesión. Ethan se puso de pie y se sentó al lado de la mujer, tomando su mano, sonriéndole con sinceridad.
—No se preocupe tía, para eso estoy aquí, yo no me iré a ningún lugar, tendrá que tenerme paciencia porque no me podrá sacar de su casa, ¿entendió? —ella comenzó a reír y asintió.
—Que considerado eres, mi niño. Hanny, debe ser difícil para ti, por lo mismo te deseo lo mejor. Eres inteligente, te irá bien en todo lo que te propongas—al escuchar esas palabras algo en la chica se calmó, se podría decir que tenía la "bendición" de la madre de Renee.
¿le daría pena dejarla? Claro que si, Leona se había comportado y cuidado como una verdadera madre con ella y Hanny la veía de la misma manera. Abandonar todo costaba mucho, pero la motivación más grande para seguir era precisamente esas personas que dejaría.
Lo que la calmaba era que esa despedida no era una final, ella volvería, no dudaba que volvería.
—Gracias, tía. Estaré en contacto con usted—se puso de pie y se despidió de ella con un gran abrazo. La sensación era la misma que la de Renee. Ambas se parecían tanto que Hanny sintió ganas de llorar. La misma fragancia y calidez.
Ambos salieron de aquella casa más en paz consigo mismos. A pesar de todo, iba a extrañar su hogar. El aire salado, el mar, la arena, el calor y la frescura que le brindaba la cálida Florida. Sonrió.
Ethan quedó observándola en silencio, era la última noche con ella en la ciudad y quería aprovecharla. Se acercó a ella y le tomó la mano delicadamente. Sus miradas se encontraron haciendo que él se sonrojara un poco.
—¿Quieres hacer algo antes de ir a casa? —preguntó de manera pícara. Una que solo ella podía interpretar. Comenzó a reír a carcajadas y lo empujó.
—¡Qué asco! No—respondió haciendo sonreír al chico—. Pero si me invitas a comer algo lo pensaré.
—¿En serio? —siguió bromeando, con la ilusión que fuera verdad. Ella sacó la lengua.
—Ya quisieras, pervertido. Pero invítame, tu eres el del dinero —coqueteó con la mirada e Ethan solo suspiró.
—Siempre soy el que invita. Siempre, siempre.
Se subieron al auto y se dirigieron al local de comida más cercano. Llegaron al restaurant de sushi, el favorito de Renee y en donde trabajaba uno de los tantos amores platónicos de la muchacha. El dueño del local, más bien el hijo que con sus rasgos bien asiáticos, tenía una forma de cautivar a todas las chicas con su sonrisa. Hanny también lo encontraba apuesto, pero nunca al extremo de acosarlo, como lo hacía Renee.
Su amiga desde tiempos inmemorables daba a conocer su lado oscuro y obsesivo.
Al llegar al local, a la primera persona que vieron fue al cocinero. Un viejo que a pesar de verse tan abatido, sus habilidades en cocinar eran fantásticas. Los saludó con la mirada y ambos se sentaron en la mesa que ya llevaba sus nombres.
—¿Lo de siempre? —preguntó el chef, ellos asintieron—. En un momento.
Le agradecieron con una sonrisa y esperaron. Ethan suspiró y miró a Hanny.
— ¿Y? ¿Qué dices sobre mi confesión?—interrumpió el silencio con intriga en sus palabras. Hanny tomó aire y se encogió de hombros. No sabía cómo decirlo. Ethan estaba expectante—. Vamos, Hanny, te irás mañana, no me dejarás así, ¿verdad?
—No es tan fácil, Ethan—lo regañó—. No puedes esperar que me gustes solo porque me confesaste tus sentimientos, las cosas no funcionan así.
—¿Es un no rotundo? —preguntó cabizbajo. Sus azulados ojos se entristecieron.
—En estos últimos días, las cosas se volvieron más claras—afirmó suspirando. La ansiedad en la mirada de su amigo la ponía algo nerviosa—. No siento nada por ti, te quiero, pero no de esa forma Ethan, lo siento—Ethan asintió decepcionado, se sintió bastante triste con una sensación el estómago algo incomoda. Se cruzó de brazos. Se quedaron en silencio mientras una de las meseras le traía el sushi. El apetito en esa mesa se había ido, y Hanny no quería dejar las cosas así. Se iría, era su última oportunidad— ¿Qué es el amor para ti Ethan?—dijo de pronto. Él al oír esa pregunta se le erizó la piel. No lo había pensado, él sabía que amaba a Hanny y punto, no se dio el tiempo de analizar todo, ¿Por qué debería hacerlo de todas formas?
Toda su vida la vio de esa manera, no conocía otro sentimiento que no fuera amor por ella, por todo lo que era ella. Hanny era todo lo contrario a las chicas con las que sentía alguna atracción, tranquila, educada, madura cuando tenía que serlo, a él le encantaba eso y en el fondo de su inconsciente deseaba ser un poco como ella, maduro y responsable, pensar las cosas antes de hacerlas, pero él no era así, no podía ser así.
—Hanny, ¿A qué viene esto? ¿No confías en el amor que siento por ti? No soy idiota, el amor es algo que se da y listo. No hay mucha ciencia.
—De hecho sí es ciencia—corrigió con media sonrisa, él no entendía, no se tomaría el tiempo de explicarle sabiendo que en media hora se le olvidaría—. Te seré sincera... confío plenamente en el amor que sientes por mí. Sé que me amas, y yo también te amo—se tocó el pecho—, pero me temo que tu amor no es ese amor. ¿Me entiendes?
Ethan frunció el ceño.
—No. No te entiendo, ¿me amas o no?
—Sí, te amo, pero como un amigo—suspiró—, en un principio cuando te me declaraste pensé en la posibilidad de que resultara algo entre nosotros. Dijiste que no te rendirías y me puse feliz en pensar en que alguien me apreciara así, pero no resultó como pensé. Me sentí de la misma forma de siempre cuando estoy contigo, no había ninguna diferencia, a pesar de que sabía tus sentimientos. ¿Entiendes? —dijo mirándolo seriamente.
A él en verdad lo tomaron por sorpresa sus palabras. ¿Solo por eso lo rechazaba? Sabía que hablaba en serio, ella jamás mentía, era sincera en todo lo que decía. Era uno de los atributos que más le gustaba de ella, pasara lo que pasara era sincera y no ocultaba nada.
Apoyó su codo sobre la mesa y rascó su cabeza.
—¿Sólo eso? —ella asintió—. Bien, reto aceptado. Recuerda mis palabras Hanny Jones, te enamorarás de mi—tomó una pieza de sushi y sonrió. Hanny puso los ojos en blanco. ¿Podría alguna vez sentir algo más por él? No estaba segura. No era una mala idea, lo conocía muy bien, pero aun así para ella se le haría difícil.
Ella también tomó una pieza de sushi y le sonrió.
—¿Y si no pasa nunca? ¿Dejaremos de ser amigos?— Ethan suspiró, era una pregunta difícil.
—No seas pesimista, tal vez no sea hoy o mañana, pero algún día, estoy seguro.
—Entonces mientras llega ese día, seamos felices—alzó su vaso de jugo y él hizo lo mismo. Los chocaron con tanta fuerza que se derramó algo de líquido sobre la mesa. Comenzaron a reír a carcajadas mientras Hanny apartaba el sushi e Ethan limpiaba la mesa.
Alzó la vista de vez en cuando para ver el rostro de su amiga, y esa risa de alegría se transformó en una sonrisa melancólica, Hanny lo notó, su amigo le transmitió ese sentimiento. El silencio volvió entre ellos dos. No uno incomodo, sino uno triste.
La muchacha suspiró y miró a la entrada. Allí vio una silueta bastante conocida. Sus miradas se cruzaron y la muchacha de ojos chispeantes y sonrisa encantadora elevó su mano en forma de saludo. Hanny hizo lo mismo. Ethan se percató de esto y ladeo la cabeza para darse cuenta de que Mary se acercaba. Miró a Hanny con molestia y ésta le pidió perdón con los ojos. Mary, se quedó al lado de la mesa
—Mary—saludó Hanny.
—Hola Hanny, hola Ethan. A pasado un tiempo desde la última vez que hablamos, ¿cómo han estado?—preguntó felizmente. Ethan no la miró estaba realmente enojado y no se molestó en disimularlo. Mary se dio cuenta de eso y se dio cuenta que no debía entrometerse donde no le correspondía. Hanny miró la escena y trató de apaciguar un poco el ambiente.
—Hemos estado bien. ¿Verdad Ethan? —lo golpeó por debajo de la mesa. Éste saltó en su asiento y asintió mirándola feo —. Estamos en mi despedida, ¿te quieres unir?—continuó. A Mary la tomó por sorpresa.
— ¿Despedida? ¿De dónde? —preguntó con ingenuidad causando ternura en Hanny.
—De la escuela, me iré mañana a Nueva york.
—¿Después de lo que pasó con Renee? ¿Estás segura? —se veía preocupada. Hanny suspiró, todos le decían lo mismo. Mary sintió la incomodidad en el ambiente y se arrepintió de inmediato de abrir su bocota. Me mordió el labio inferior y esbozó una sonrisa culpable—. Lo siento, no debí decirlo de esa manera, pero cuando estoy nerviosa soy como una cotorra que no deja de transmitir. Me toma por sorpresa que te vayas y no lo entiendo, me pone triste porque eres tú y...
—¿Por qué no mejor te callas de una vez y nos dejas solos? Siempre llegas cuando nadie te llama, ¿cómo te soportas? —la regañó Ethan enfurecido. Mary se calló, nunca lo había visto así de enojado.
—¡Ethan! —advirtió Hanny—Esa manía que tienes de tratarla mal, ¿qué te pasa?
—Me cae mal, que quieres que haga, ¿qué finja?
—E-es mejor que me vaya... siento haber...—trató de decir, pero sentía un nudo en la garganta. Hanny miró nuevamente a su amigo, él no la tomó en cuenta. Iba a dirigirse a la salida, pero la detuvo.
—Oye, no te vayas, no le hagas caso—insistió. Mary suspiró, Hanny no sabía que hacer o decir, Ethan la detestaba por completo.
Mary lo había estado siguiendo desde que iban a primer año de secundaria, pero él nunca la tomó en cuenta. La muchacha era linda, tierna y soñadora, de una personalidad extravagante que la hacía meterse en más de un problema. Su transparencia la condenaba, y eso no le gustaba al muchacho. Le decían "La loca Mary", porque lo espiaba creyendo que nadie lo notaba, pero todos en la escuela sabían de su enamoramiento por él. Renee molestaba a Ethan con eso, Hanny se mantenía al margen, pero jamás, ninguna de las dos la llamó loca Mary, porque como era a las chicas les gustaba, exceptuando a su amigo, claro, que se unía a los demás para molestarla.
—Que el chico que te gusta diga eso, duele—respondió Mary sin darse cuenta realmente de lo que había dicho. Ethan gruñó, no podía con esa chica.
—¿Eres masoquista? Dije que me caías mal, Hanny, me acosa eso es raro—se quejó su amigo. Hanny era consciente de eso.
—Bueno, decir abiertamente que te gusta alguien no es signo de vergüenza, debería valorarse—afirmó no muy convencida. No iba a defender las prácticas poco sanas de Mary.
La muchacha se dio cuenta de lo que había dicho y comenzó a sonrojarse por completo. Sus pecas quedaron en segundo plano y sus orejas se encendieron de inmediato, se tapó la cara con ambas manos y les dio la espalda corriendo fuera de allí. Quedaron helados. Se miraron asustados.
—Fue tu culpa—dijo él.
—¿Mía? Tú la trataste mal.
—Porque es una psicópata.
—Tiene problemas de socialización, nada más—Ethan bufó, siempre discutían por su culpa. Cuando iba a responder, vieron nuevamente como Mary entraba, con los ojos vidriosos.
—¡Te extrañaré mucho!—gritó al borde de las lágrimas. Hanny sonrió poniéndose de pie y yendo donde ella a abrazarla. Mary era como una niña pequeña, una linda niña pequeña.
—Gracias, Mary, te extrañaré—se acercó un poco a su oído—. Debes valorarte más, amiga—susurró—, cuando lo hagas, todo se verá distinto.
Mary quedó impactada, Hanny se separó de ella y le ofreció una enorme sonrisa, una que calentó un poco su corazón
—¡Lo haré!
(***)
El día del viaje parecía distinto. No había podido dormir bien de lo nerviosa que estaba. Se levantó temprano para revisar por quinta vez si había empacado todo, solo había solo una cosa en su cabeza, la relación de la banda Black Mist con su mejor amiga Renee.
La hora del vuelo era a las 12 de la mañana. Nicholas, su hermano, lo había pensado así para poder llegar a Nueva York temprano y así ordenar las pertenecías de su hermana.
Su padre ya había partido de nuevo a su trabajo y su hermano tomó días de sus vacaciones para poder quedarse más tiempo. Bajó a la cocina y vio como Nicholas aseguraba puertas y ventanas. La muchacha escuchó el timbre y fue a abrir la puerta.
Se sorprendió bastante al ver a Mary ahí.
—Hola Hanny—saludó nerviosamente.
— ¿Mary?, ¿qué haces aquí?
La muchacha tomó aire y lo tiró por la boca. Asintió dándose ánimos a sí misma. Hanny se apoyó en la puerta esperando su respuesta.
—Va-valorarme más... ¿cómo lo hago?— Hanny sonrió de medio lado, Mary transmitía determinación y sinceridad—. El primer día de secundaria, me habían pasado muchas cosas en el camino, fue un día horrible de mala suerte, más horrible de lo que había vivido hasta ese día...suena tonto, pero el único que me ofreció ayuda fue Ethan. No pude evitar que me gustara, ningún chico me hablaba y siempre he sido invisible, pero ese día él me ayudó, fue amable. Después lo observaba y veía lo bien que se llevaba con los otros y me dije: "¿cómo lo hace, por qué yo no puedo hacerlo?" intenté acercarme varias veces a él, pero siempre metía la pata hablando de más, de cachorritos muertos o de desastres naturales, ¿a quién le importa los desastres naturales? Sí, son importantes porque muchas familias pierden a sus seres queridos y posesiones, pero ¿quién quiere hablar de eso? Solo yo, porque yo soy la que miro el noticiero con mi abuelo en su residencia...
Y siguió hablando, Hanny asentía, se había desviado por completo del tema, pero era divertido, siempre fue divertido conversar con Mary.
Después de contar algunas infidencias de su hermana, la muchacha la detuvo.
—¡Mary! —se detuvo— No entiendo.
—¡Lo siento!, de nuevo lo hice—se golpeó la cabeza—, odio que tenga que decir todo sin pensar antes. Soy un desastre, por eso Ethan me evita—suspiró—. Ese es mi problema. No soy una psicópata, no lo sigo adrede lo juro. Son coincidencias, no es mi culpa—explicó afligida—. No es que lo observe todo el tiempo, solo algunas veces pero hay algo en mi mente que funciona diferente, soy rara.
—Sí, eres rara—admitió Hanny. Mary se sonrojó un poco—. Pero es algo divertido, cuando entras en confianza eres alguien con quien uno quisiera conversar todo el día. Eso decía Renee, y para que Renee le cayera bien otra chica aparte de mi era muy extraño—el rosto de Mary se iluminó.
—¿En serio? ¿Le caía bien a Renee?
—¡Claro que sí! Quédate con las personas que aprecien como eres. Ethan es mi amigo, es un buen chico pero él aun no ve a la Mary que Renee y yo vemos...bueno la que ella veía y la que yo veo ahora. A pesar de todo, Mary, esa rareza tuya te hace extremadamente especial, no arruines lo que te hace especial.
A Mary se le llenaron los ojos de lágrimas. Rio nerviosa.
—Nunca me habían dicho algo tan lindo—confesó, recordando todas las malas caras y palabras que recibía a diario.
No le había tomado el peso a la situación, Hanny se iría, y nuevamente estaría sola, más sola que antes. La única chica que la defendía de las burlas se iría lejos, eso la entristeció más.
—¿Qué haces aquí? ¿No te quedó claro que ya no me molestaras? ¿Ahora vienes a fastidiar a Hanny? Eres realmente irritable—interrumpió Ethan enojado ganándose entre medio de su amiga y la muchacha.
A su amiga no le gustó el tono de su regañó y no pudo evitar enojarse.
—Yo la invité Ethan, así que detente para tu información no eres el único amigo que tengo—aclaró molesta. Ethan la miró malhumorado y negó con la cabeza.
—¿Ella tu amiga?
—¿Algún problema? —lo desafió.
—Es tu vida, has lo que quieras con ella—se burló. Miró de pies a cabeza a Mary y entró a la casa dándole la espalda.
—Es mejor que me vaya antes que Ethan me lance una maldición...—Hanny comenzó a reír y negó con la cabeza.
—No. Sería bueno si me acompañas al aeropuerto ¿qué dices? —la muchacha pasó su brazo por sobre el hombro de Mary y alzó las cejas coquetamente.
Era una petición que no podía rechazar.
(***)
El camino se hizo largo. Los cuatro se habían subido al auto de Ethan para dirigirse al aeropuerto. El muchacho se había ofrecido a llevarlos a ellos, no a Mary. Odiaba la idea de tener que devolverse con ella, solos.
¿Cuál era la manía de Hanny de juntarse con personas que para él eran desagradables. Esa molestia hizo que el ambiente se volviera tenso, tensión que Nicholas no sintió, si no fuera por él y su charla animada, ese camino se hubiese convertido en un campo de batalla de malas vibras.
Mary no quería ser responsable de tan incómodo momento, se arrepentía de haber aceptado la propuesta de Hanny, pero la sonrisa que ella le daba de vez en cuando, la calmaba, solo un poco eso sí. Vio de reojo el iPad que Hanny traía en la mano y saltó en su asiento.
— ¿Es tuyo?... espera, claro que es tuyo, que idiota—se golpeó la frente.
—En realidad no, es de Renee—se lo entregó—. Escucha si quieres—Mary lo tomó y se puso uno de los audífonos y encendió el iPad. Le pasó el otro audífono a Hanny y comenzó a reproducir la canción que estaba en la lista de reproducción.
—Someday, Black Mist, ¿era la canción favorita de Renee?, es la única canción que me gusta de ellos. no veo lo espectacular en ellos, es solo otra tonta banda de pop barata—explicó calmadamente. Frunció el ceño—¿Yo dije eso? —Hanny asintió—Lo siento, ¿te gustan?, no quise ofenderlos. Cada uno tiene distintos gustos de música, aunque yo prefiero a Muse. Pero ahora que los escucho, no son tan malos si lo pienso bien...—Nicholas y Hanny comenzaron a reír. Ethan esbozó una pequeña sonrisa.
—Está bien, está bien, no son de mi gusto tampoco, así que relájate. Si no te gusta cámbiala—Mary asintió y torpemente trató de cambiar la canción.
—Qué raro. Es la única canción que hay, ¿por qué tendría un iPad si solo le puso una canción?, aquí caben más de mil—dijo manipulándolo. El corazón de Hanny se detuvo y arrebató el aparato de las manos de Mary y comprobó lo que decía. Era verdad, solo estaba esa canción.
—Es verdad—miró a Ethan por el espejo retrovisor.
—Tal vez la canción tenga un significado especial—explicó Ethan. Hanny asintió.
—¿A Renee le gustaba Gael? — interrumpió Mary, Hanny la miró intrigada—. Gael Stevens, el vocalista de Black Mist. Por lo que sé, esa canción la canta él solo. Más bien es la única que tiene sin los acompañamientos y las segundas voces de la banda—continuó. Los tres la quedaron mirando—. Ya dije que no me gustan, pero a mi hermanita sí, sobre todo él, así que siempre me cuenta lo que hace, y esas cosas...
Hanny dejó de escuchar, muchas ideas se le vinieron a la cabeza, tantas como los mismos recuerdos. Ahora que se daba cuenta, en el diario de su amiga solo había una foto del vocalista de la banda. Nadie más, solo él. Además, Renee en el último tiempo se había obsesionado con el muchacho, tanto así que en su habitación el poster de Gael Stevens era el único que estaba de cuerpo completo. ¿Él sería el hombre de Renee? Los sentimientos de confusión no tardaron en llegar. Si era como lo pensaba, todo estaba más claro. Pero a pesar de eso, decidió no hacerse una idea o sacar conclusiones sin pruebas. Aunque, la que tenía en la mano era una muy grande. Conocía a su amiga, y estaba más que segura que, en ese reproductor habían muchas más canciones. Eso solo le decía que Renee, la había dejado adrede. Era una pista.
Se quedó en silencio, meditando, carcomiendo su mente con posibles hipótesis que tal vez el viento se las llevaría. Nadie dijo nada por respeto. Ethan sabía que su amiga batallaba con teorías, los demás creyeron que lo hacía al recordar a su amiga muerta.
Para animarla, Mary comenzó a hablarle, pero Hanny apenas respondía con sonidos sin sentir.
Al llegar al aeropuerto, el ambiente se aligeró y con ansias y nerviosismo esperaron en anuncia del vuelo de Orlando a Nueva York. Ethan se acercó a Hanny aprovechando que Mary conversaba amenamente con Nicholas, que al parecer, sintió empatía y agrado por la muchacha. Ambos sentados observaban a la nada.
—Aun estás a tiempo de arrepentirte—le susurró su amigo. Ella suspiró con algo de alivio y lo miró con media sonrisa.
—Sabes que no lo haré. Solo debo seguir las miguitas que Renee dejó para mi—Ethan negó con la cabeza y mojó sus labios con la lengua. Sentía la boca muy reseca.
—No es asunto tuyo, ni mío. ¿Y si es algo que no podremos soportar? Por algo se suicidó.
—Ella estaba sola. Yo te tengo a ti, y tú a mí. Eso me da fuerzas para seguir. No me quites ese sustento, Ethan.
El muchacho asintió y no siguió insistiendo. Eso lo había convencido y alegrado un poco al sentirse tan importante para ella. La tomó de la mano y la miró a los ojos. Iba a decir algo, pero la risa de Mary lo interrumpió.
—Hanny. No sabía que te ibas a una escuela privada. ¿Es una de esas que se utiliza un uniforme? Seria genial usar uno, creo, como en los países del tercer mundo. Ahí usan uniforme. ¿Es lindo?
—No sé, nunca lo he visto—se encogió de hombros.
—Es lindo—aclaró Nicholas sentándose al lado de Hanny.
— ¿Colegio de chicas? —preguntó de pronto Ethan.
—Sí, chicas, y no te hagas ilusiones, no te presentaré a ninguna—advirtió Hanny bromeando más animada.
—Eso es injusto—ambos comenzaron a reír.
Después de varios minutos, los llamaron para abordar el vuelo. Hanny miró a su amigo y lo abrazó.
— ¿En verdad te vas? Te voy a extrañar Hanny—dijo tristemente.
—Yo igual Ethan, además no me iré toda la vida. Si necesitas hablar me llamas, ¿sí?
—Cuenta con ello—Hanny se separó de él y le sonrió.
—Cuídate Ethan—torció una sonrisa el muchacho ante su respuesta. Hanny miró a Mary que estaba un poco emocionada. Tenía los ojos llorosos.
—No me gustan las despedidas—dijo mientras abrazaba a Hanny—. Si necesitas ayuda, solo llámame, ¿Está bien? Bueno, si tú quieres. Me esforzaré en lo que me dijiste, te haré mucho, mucho, mucho caso.
—No espero menos de ti—ambas rieron.
—¿De qué hablan? —preguntó Ethan con sospecha.
—Nada que tenga que ver contigo, Ethan—respondió Hanny y miró de manera cómplice a Mary.
Luego de toda la despedida, Hanny tomó sus maletas y se dirigió a la entrada junto a su hermano.
Los chicos levantaron la mano en forma de despedida y un nudo se formó en sus gargantas. Mary miró de reojo a Ethan y sintió algo de lastima por él.
—Debe ser más difícil para ella que para quienes nos quedamos aquí—intervino la muchacha llamando la atención de Ethan.
—No la conoces para decir eso—explicó en un tono molesto. Mary suspiró.
—No, pero ella es buena persona. Mi abuela dice que las buenas personas son buenas porque han sufrido más que otras. La extrañaré.
—Dudo que eso sea verdad.
—Es verdad, Hanny es una de las pocas personas que realmente es amable conmigo.
—Entonces la extrañarás por interés, que asco—finalizó dándole la espalada al ver que Hanny ya se había perdido de vista. Mary iba a protestar, pero él no le dio el tiempo de reaccionar—¿Te quedarás aquí? —le preguntó al ver que no lo seguía—. Me da igual si te quedas, menos gasolina gastaré.
Mary suspiró y lo siguió sin protestar, aguantando, como siempre. Sería la última vez, por lo menos eso quería ella.
—Será genial Hanny, te divertirás—interrumpió Nicholas los pensamientos de su hermana, ella asintió. No iba allí a divertirse.
Se sentía triste, era difícil dejar todo. Pero ese era el comienzo para saber la verdad, y sin lugar a dudas ella la iba a descubrir sea como sea. Todo por Renee.
Todo por Renee.
Gracias por leer, recuerden comentar y recomendar mi historia si les ha gustado. Espero pronto subir más capítulos de corrido, para que no tengan que esperar tanto, pero me faltan afinar más detalles a la organización de la trama. Quiero agregar algún capítulo inédito para quienes siguen la historia desde el 2013 y para quienes recién la están empezando. Un abrazo y nos leemos el próximo lunes. BESUSSS.
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