Capítulo 29: "La verdad"
Hanny no sabía qué hacer, como reaccionar. Tenía tanta rabia guardada en su interior por causa de él que siempre pensó que al verlo lo golpearía, pero no pudo. Y no porque no quisiera, sino porque se notaba que él ya la estaba pasando mal. Ese no era el Andrew que conocía, el chico seguro, preocupado y atractivo que conocía, era una cosa que caminaba sola, como si el alma se la hubieran arrebatado.
Lo primero que hizo fue abrazarlo, Andrew le correspondió el abrazo, le costaba decir alguna palabra, Hanny lo hizo callar y le dio pequeños golpecitos en la cabeza, para que sintiera que no debía explicar nada, ya todo estaba dicho.
—Gracias por traerlo—le dijo a Alphonse.
Andrew se separó de ella.
—¿Sabes todo? —asintió—Hanny, yo...
—Guarda tus fuerzas, las necesitarás.
Gael se acercó a ellos, y saludó con un gesto de cabeza a Alphonse, quien no dudó en acercarse a él. Hanny seguía alentando a Andrew, tratando de sacarle aunque sea una pequeña sonrisa, lo logró, pero fue algo muy poco convincente.
Antes que pudieran ir a otro lugar a conversar, la puerta se volvió a abrir, y todos pudieron ver como Ethan y su madre entraban a casa. Él parecía nervioso y su madre no traía la mejor cara de todas, era obvio que estaba enojada.
Cuando los tres se vieron, se armó un silencio incómodo. Nadie reaccionaba.
Ethan dudó por un momento que ese hombre fuera su hermano, pero al verlo más detenidamente, se dio cuenta que ese chico demacrado era precisamente su hermano mayor. Corrió a él a abrazarlo, a pesar de todo lo extrañaba, no podía creer lo demacrado que estaba.
A Andrew se le cristalizaron los ojos, no podía moverse solo del miedo que le producía enfrentar toda la mierda que había dejado. Trató de explicarse, pero al igual que Hanny, Ethan no lo dejó.
—Esto es solo el principio hermano. Ahora arregla la mierda que dejaste—Andrew asintió y después de mucho tiempo pudo esbozar una sonrisa.
—Lo haré—miró a la muchacha. —Hanny, gracias.
—No te preocupes, ahora—miró a Esther—debes aclarar las cosas.
Esther Reeds se acercó a él, negó con la cabeza con una mano sobre su boca sorprendida por la apariencia de su hijo.
—Andrew, ¿qué te pasó, hijo? —tocó su hombro, revisó de reojo la casa, se notaba frustrada—¿Por qué estamos aquí? —se detuvo al ver a Gael, frunció el ceño—¿Tú? —se cruzó de brazos—¿Qué es todo esto?
Ethan no le dio ninguna explicación al momento de pedirle que lo acompañara, eso la molestó y en todo el camino discutieron, pero él no reveló nada.
Charles se hizo presente haciendo que su hija se pusiera a la defensiva. Miró a sus hijos, a Hanny, y los demás como si estuvieran a punto de hacerle daño, se alejó un poco de ellos.
—¿Qué planeas? ¿Por qué trajiste a mis hijos aquí? —increpó a su padre.
—No soy yo quién debe responder eso. Pero si me necesitan estaré en mi despacho—le dio la espalda y no volteó a pesar de que ella le insistía.
Hanny se acercó hacía Gael, debían dejarlos solos para que hablaran, ellos tres sobraban allí.
—Creo que merecemos explicaciones—le dijo Gael a Alphonse—. Tú sabías todo, ¿no es así? —él asintió en respuesta, pero no dijo nada.
Hanny aclaró su garganta para llamar la atención de todos.
—¿Quieren que los dejemos solos? —preguntó preocupada.
Pero nadie respondió. Ethan la miró de reojo.
—No es necesario—caminó hacia su madre y le tomó la mano—. Mamá, papá te ha estado engañando todo este tiempo. Él —apuntó a Gael— es su hijo...
—Basta, Ethan—lo interrumpió de inmediato su madre—. No sé lo que te habrá dicho ese muchacho, pero no es cierto—miró a Gael—. ¿No te da vergüenza querer destruir a una familia?
Gael agachó la cabeza, no quería mirarla a la cara, se dio la vuelta y le dio la espalda, no soportaba que alguien lo mirara así.
—¿De qué familia estás hablando, mamá? —agregó Andrew sin ánimos—El único que la destruyó fue tu marido. No solo eso, se encargó de hacernos la vida miserable sin que nos diéramos cuenta—tragó saliva, resistiendo las ganas de llorar—. Me destruyó la vida, mamá.
—Amenazó a Hanny, acosó a Mary y...mató a Renee—dijo Ethan—. Hizo que se suicidara, mamá.
—No, no es posible—se sentó en el piso con dificultad. Ethan alcanzó a tomarla del brazo, para que no lo hiciera de manera abrupta, se puso de cuclillas a su lado—. ¿De qué están hablando?
—Tengo...tenía una relación con Renee—comenzó Andrew—. Eso no le gustó a papá, así que nos quiso separar. Decidimos ocultarlo, pero ella quedó embarazada. Él se enteró e hizo todo lo posible para volver su vida un infierno. Traté de protegerla, sin embargo, no pude. Me enteré de su muerte días después, y me dejó encerrado en un departamento sin poder avisarle a alguien para que me ayudara. No pude estar con ella, me negó la posibilidad de despedirme de la mujer que amo.
Se quebró completamente, Hanny respiró hondo para no hacerlo también. Gael tomó su mano, tratando de darle algo de tranquilidad. Alphonse estaba serio, con una mirada de enojo.
—Andrew, por Dios, ¿cómo es posible todo esto?
Esther estaba temblando.
—Mamá, créenos. No es fácil para nosotros tampoco aceptar esta realidad, pero la verdad está frente a nuestros ojos, no podemos hacernos los tontos. Debes alejarte de él.
—Es tu padre.
—Esta elección no es sencilla, mamá. A pesar de todo tengo algunos buenos recuerdos con él y creo que soporté toda la mierda que me tiraba solo por esos momentos en los que sentí que me quería. Pero él no quiere a nadie más que a sí mismo—la tomó de los hombros—. Andrew es su favorito y le hizo esto, tú eres su esposa y traicionó tu confianza. Puso en riesgo la integridad de Hanny y la de Renee, mató a mi mejor amiga y no le importó. Acosó a la chica que me gusta y no le importó. A él nada le importa. Si tiene que arriesgarnos para sus propósitos, lo hará. En cualquier momento dejarás de serle útil y te botará. Solo te quedamos nosotros, mamá. Te elegimos por sobre él, ahora es tu decisión si nos prefieres a nosotros o a ese bastardo.
Andrew se puso de cuclillas al igual que su hermano, frente a su madre.
—Mamá, por favor, lo sabes, siempre lo supiste.
Esther Reeds asintió y las lágrimas no tardaron en aparecer.
—Presentía que me engañaba, pero no podía quejarme. Siempre me lo negó, yo era la loca—tocó su corazón—. Me quedé callada porque quería lo mejor para ustedes, a pesar de todo, nunca nos faltó nada. Nos protegía y cuidaba.
Acarició las mejillas de sus hijos y se largó a llorar.
Hanny suspiró, era mejor no estar allí. Le indicó con la mirada a Gael y a Alphonse que debían salir de allí, y así lo hicieron. Salieron al patio de la casa y esperaron a que ellos pudieran hablar todo lo que antes no pudieron.
—Espero que puedan convencerla—dijo Hanny, sentándose en un el suelo. Gael la acompañó, también esperaba lo mismo.
—Ella cooperará—informó Alphonse—, tiene que hacerlo. Al fin Hans Reeds pagará todo lo que hizo—sonrió—. Gracias a ti y a Ethan.
—¿Por qué quieres vengarte de Reeds? —preguntó Hanny. Alphonse suspiró y se sentó a su lado, ganándose la atención de ambos chicos.
—No es venganza Hanny, es justicia. Tal vez a mí no me hizo nada, pero si le hizo cosas malas a otras personas. Gracias a Gael decidí a buscar la forma de hacerlo pagar—Gael frunció el ceño—. Lo vi tratándote mal, ni siquiera respetó tu duelo, nunca había sentido tanta rabia. Dediqué cinco años de mi vida en esto, involucré a mi hermana, solo para verlo caer.
—Lo hiciste por tu hermano—comentó Hanny. Alphonse sonrió, ella lo había simplificado.
—Por mis hermanos—corrigió, Hanny rio. Gael seguía en silencio, ahora entendía más cosas sobre Alphonse que antes y la intromisión en su vida—Es mejor que hable con el señor Cleveland.
Se despidió entrando a la casa, dejándolos solos.
—Mañana se termina la mentira de Reeds. ¿Cómo te sientes? —preguntó la muchacha apoyando su cabeza sobre el hombro de él.
—No lo sé, hasta que no lo vea, no podré estar tranquilo.
—Todo saldrá bien, ya verás.
***
Nadie pudo dormir, todo era muy tenso. En la mañana Ethan le envió un mensaje pidiéndole ir juntos a la habitación de su hermano, Hanny no dudó en aceptar. Apenas estuvo lista se reunió con su amigo en el pasillo, apenas se vieron se abrazaron. Hanny le dio un gran beso en la mejilla y lo miró con dulzura. Su mejor amigo se estaba comportando como una persona madura, algo que a ella le gustaba ver.
Ambos estaban nerviosos, hablar con Andrew conllevaba a traer recuerdos tristes de Renee, pero era necesario recibir una explicación de él, necesitaban saber que había pasado.
Andrew los recibió sin reclamo, los tres se sentaron en su cama y los chicos esperaron a que el comenzara la conversación.
—Tienen derecho a odiarme—afirmó, con más odio a si mismo que cualquier otra cosa.
—¿Por qué lo haríamos? Jamás te podría odiar, Andrew—aclaró Hanny.
—Yo estoy molesto, mucho—se sinceró Ethan, Hanny le dio un pequeño golpe en el brazo—. ¿Qué? Tengo derecho de decirlo, me decepcionaste, hermano.
—Lo siento. Fueron cosas que pasaron. Me enamoré como un idiota de ella y no pude cuidarla como debía. Ahora lo estoy pagando... ella ya no está, mi hijo tampoco—los dos se estremecieron al escucharlo hablar así—. No queríamos engañarlos—continuó Andrew—. Un día llegó a mí y me contó lo de papá, que Gael era su hijo. En verdad yo no le creí hasta que Alphonse me fue a ver. Ella tenía miedo porque papá la amenazó. Yo solo la protegí enfrentándome a él, pero una cosa llevó a la otra y me enamoré de ella. Jamás la había visto como una mujer, pero ella es formidable en todos los aspectos.
— ¿Por qué te fuiste? —le preguntó Hanny.
—Se suponía que yo iría a ver algo de la universidad a París por unos días. Me despedí de ella y cuando llegué a ese país los hombres de papá me retuvieron sin poder escapar. Él llegó a los pocos días después diciéndome felizmente que Renee había muerto—aclaró con pena y rabia. Se agarró la cabeza y apoyó los codos en sus rodillas llorando.
Hanny quedó realmente destrozada, tenía tantas dudas que jamás podrían ser respondidas, porque todas ellas solo las podía responder Renee, pero por lo menos la carta cobró mucho más sentido. Se puso de pie y suspiró.
—Andrew, es mejor que descanses, a Renee no le hubiera gustado verte así—él asintió.
—Hanny, lo siento—dijo Andrew entre sollozos. Hanny negó con la cabeza.
—A mí no me debes nada Andrew, ese lo siento, está demás—esbozó un sonrisa y salió dejándolos solos.
***
Después de la conversación que tuvo con su hermano, Ethan decidió acompañar a su madre al hotel para enfrentar a Hans Reeds. No se sentía bien, nadie se sentía bien, pero era necesario hacerlo. Su madre había tomado valor para hablar con él, ¿cómo no era posible que él también tomara ese valor para acompañarla? Tenía que hacerlo, por ella, por su hermano y sobre todo, por él.
Su abuelo los escoltó hacia el hotel, junto con varios de sus hombres, se quedarían allí por cualquier situación. Ya había hecho las llamadas suficientes para que dieran una orden de arresto para el padre de sus nietos. Ni todos los contactos del mundo salvarían a Reeds de su destino.
Al llegar al hotel, esa ansiedad que tenía de a poco fue desapareciendo, se sintió seguro, ya todo terminaría, su padre ya no podría hacer nada, no los podía lastimar más.
Esther Reeds y su hijo entraron al hotel, yendo directo a la oficina de Reeds.
La mujer no golpeó, simplemente abrió la puerta con brusquedad, asustando al hombre dentro.
Lo primero que pudo ver Hans Reeds fue a su hijo, eso lo tomó por sorpresa.
—Ethan, ¿qué haces aquí? No me avisaste—lo regañó, pero luego vio la cara enojada de su esposa. Se puso de pie y caminó hacia ella—. Esther, ¿qué sucede? No vengas con tus problemas si no son importantes—aclaró amenazante.
Ella tomó aire y lo botó. Dándose valor para seguir.
—¿Qué clase de monstruo eres Reeds? ¿Cómo te atreviste hacer algo así a nuestros hijos? ¡A tus hijos! —le gritó molesta.
—¿De qué estás hablando? —preguntó frunciendo el ceño.
—No te hagas el idiota, ya sé todo.
Sonrió, negando con la cabeza, trató de tomar la mano de su esposa, pero esta no lo dejó.
—Ahora entiendo, ¿Hanny les fue con el cuento? No puedes creerle a esa niña, está loca.
—Claro, siempre que te sientes atacado dices eso, que todos están locos, ¡se acabó!
Reeds volvió a su escritorio, rascando su cabeza solo de frustración.
—Ya ríndete, papá. No vale la pena seguir mintiendo, sé un hombre por una vez en tu vida—lo enfrentó Ethan.
—¡Tú te callas! —golpeó la mesa— Siempre me odiaste, ¡siempre! Y ahora le crees todo lo que dice la estúpida de tu amiga, ¡vergüenza das! ¡Si sigues con esto te desheredo!
—¡Me importa una mierda! No permitiré que sigas dañando—gritó apuntándolo con el dedo.
—¿Acaso no te das cuenta, Esther? Él y su amiga están confabulando en mi contra. Ya lo veía venir. Amor, todo lo que te dicen es falso, lo juro—se excusó haciéndose la víctima—. ¿Les crees más a ellos que a mí? —a Esther se le endureció la mirada y se puso seria.
—No solo a ellos, también a Andrew. Lastimaste a Andrew.
—¿Andrew está en Estados Unidos? —eso lo tomó por sorpresa.
—Se acabó el jugo, ¡claro que les creo! Reeds, te estoy dando esta oportunidad. Dime la verdad, si lo admites, te juro, que me apiadaré de ti—él la miró molesto y esbozó una sonrisa irónica.
—Si así están las cosas, no te vayas a arrepentir después, Esther. Me diste la espalda, eso jamás lo olvidaré.
—¿Es una amenaza? Ya no tienes poder, papá, ya no más.
—No me importa lo que pienses, mal agradecido.
—Te di una oportunidad y la desperdiciaste. Hans, te dejaré en la calle, en la más absoluta miseria—lo amenazó él negó con la cabeza.
—Querida, no puedes hacer eso, y lo sabes.
—Reeds, que ingenuo eres. ¡Todo lo que ves aquí es mío! Todo lo que lograste lo hiciste con mi dinero, ¡mío! Conseguiré a los mejores abogados del país y haré que los pagues con el mísero dinero que te quedará.
Él rio con ingenuidad.
—Eso lo veremos, te quedarás en la calle, Esther. Mendigarás por comida y habrás deseado no haberme hecho esto. Nadie se ríe de mí, ¿entendiste? ¡Nadie!
—Te pudrirás en la cárcel. Ahora, ¡te largas de mi hotel! ¡No quiero ver tu cara si no es para firmar los papeles de divorcio! —se dio media vuelta y salió del lugar para llamar a los guardias para que lo sacaran de ahí. Reeds rio con burla.
—Una cosa que ella omitió, el abuelo nos está ayudando—apagó su sonrisa—. Tuviste la posibilidad de hacer las cosas bien, pero no lo hiciste. Espero algún día poder perdonarte, en verdad. Adiós papá.
Se le cristalizaron los ojos, nunca pensó que le dolería tanto despedirse de él, era su papá al final de cuentas. Que destino más miserable le esperaba.
***
Los chicos de la banda estaban en el patio, disfrutando un poco del sol de la tarde, uno que poco y nada calentaba. Esperaban algo, ¿qué cosa? Nadie lo sabía. Todo se había tornado extraño, sobre todo para Gael que no podía creer que al fin la pesadilla de Hans Reeds se estaba terminando. Quería saber cómo acabaría todo.
—Hola, ¿interrumpo algo? —dijo Hanny saliendo donde ellos estaban, todos sonrieron al verla.
—Sí, nuestro aburrimiento—respondió Dylan—. Te extrañé—le dio un abrazo, Hanny rio.
—¿Alguna novedad? —preguntó Richie.
—Sí, la tía ya habló con Reeds, le pidió el divorcio y lo corrió del hotel. Pronto la policía lo buscará y se lo llevará.
—En serio, por un momento pensé que esto nunca podría pasar. Gael, eres libre, hermano—lo felicitó Richie con emoción en su voz.
Gael no podía asimilar todo eso, ¿era real?
—No reacciona—lo molestó Dylan.
—Déjenlo tranquilo, es algo difícil para él—lo defendió Bernard, mirando a su amigo, preocupado.
—Yo creo que está feliz pero no sabe cómo demostrarlo—aclaró Luke acercándose a él.
—Gael...—lo llamaron al unísono. Eso ayudó a que él les tomara atención
—Estoy bien—suspiró—. Estoy bien.
Lo estaba, claro que lo estaba.
—Si es así, es mejor que vayamos al hotel, Richard los está esperando. Está preocupado.
—¿Está vivo?—preguntó Dylan ganándose un golpe en la cabeza de Bernard—¿Qué? Estaba preocupado por nuestro padre adoptivo—se defendió.
—Al parecer estaba encerrado en otra habitación del hotel, ya es un lugar seguro. Vamos.
Todos asintieron, sería bueno ver a su representante. Pero aun así la idea de volver al hotel no les gustaba, no tenían más opciones. Salieron de esa gran casa, y emprendieron camino de vuelta a lo que había sido su lugar de tortura. Por mucho tiempo más, no querían volver a ningún hotel, aunque estaban seguros que sería difícil conseguir una casa con tan pocos días, así que por el momento, tendrían que ver quienes podían recibirlos.
Gael, en todo el camino no dijo nada, los chicos no quisieron presionarlo, pero entendían un poco los sentimientos que podría estar sintiendo, su vida era complicada y después de mucho tiempo, había una luz de esperanza para arreglarla.
Hanny mensajeó a su amigo apenas llegaron al hotel, pensó que los recibirían, pero no fue así. Lo único que pudieron ver fue un tumulto de gente, en la entrada, periodistas y la policía. Pasaron de largo y decidieron entrar de incognitos.
Lo que alcanzaron a divisar fue a una patrulla de policía saliendo rápidamente de allí, con las cámaras encima, grabando todo lo posible. Supieron de inmediato que se trataba de Hans Reeds.
Ya dentro del hotel, pudieron ver como los trabajadores estaban confundidos con todo lo que sucedía. Decidieron subir sin mirar a nadie. Richie respiró profundo para entrar en el elevador.
Cuando llegaron a la suite y entraron en ella, la primera sensación que recorrió por sus cuerpos fue asco, era imposibles para ellos no verla y recordar lo mal que la habían pasado. Pero algo de consuelo recibieron al ver a Richard allí, esperándolos.
El hombre estaba igual de demacrado que ellos, aunque a él se le notaba mucho más. Apenas los vio los abrazó felizmente, había recibido un buen susto. No tardó en interrogarlos, los chicos respondieron lo que pudieron, eso no conformó al hombre.
No podía perder tiempo, se irían de allí ese mismo día y no descansaría hasta conseguir un lugar seguro para sus chicos. Entró al despacho con ánimo y los dejó solo para preparar todo lo necesario. Los chicos se veían evidentemente más aliviados.
—¡Al fin nos iremos de esta porquería! —celebró Dylan.
—No todo fue tan malo—acotó Richie mirando a Hanny. Hanny no pudo evitar sonreírle en respuesta, Richie rio—. Annie, como siempre captas todo en el primer intento.
—No eres el primero que lo dice—bromeó.
—¿Hay competencia? Bueno, me gusta la competencia—continuó Richie.
Gael se detuvo a mirarlo fijamente, no le había gustado para nada lo que hacían. Richie para provocarlo un poco más, se acercó a Hanny y le dijo algo al oído que la hizo reír. Gael se aclaró la garganta, ella le sonrió y se quedó a su lado, alejándose de Richie.
Antes que este pudiera reclamar, todos escucharon un toque en la puerta, Hanny no demoró en abrir para ver con sorpresa a Esther Reeds. La hizo pasar, saludó a los chicos y miró a Gael.
—¿Podemos hablar? —preguntó ella. Él asintió.
—Bien los dejaremos solos—interrumpió Bernard. Todos se despidieron y se fueron. Ella se acercó a Gael con una media sonrisa.
Hanny la abrazó y se iba a ir, pero ella le pidió que se quedara, vio a Gael por si se sentía cómodo con eso, él estuvo de acuerdo.
—Tome asiento—Esther asintió y se sentó en un sofá—. ¿Quiere algo de beber? Aunque no creo que tengamos algo aquí—preguntó Gael amablemente.
—No gracias, solo quería conocer a uno de los hijos de Reeds —Gael se tensó y se sentó frente a ella mientras que Hanny al lado de la mujer.
—Discúlpeme, pero yo me crie sin un padre, y quiero seguir pensando lo mismo por un muy buen tiempo—dijo amargamente. La mujer lo miró con pena.
—Entiendo, ¿tanto daño te hizo?
—No solo a mí, sino también a mi madre—Esther asintió seria—. Tuvimos que pasar muchas cosas difíciles por causa de ese hombre, prácticamente toda mi vida fuimos de un lado para el otro escapando de él. Cuando nos encontraba, a los pocos días después nosotros huíamos de nuevo—explicó con un poco de dolor.
— ¿Dónde está tu madre ahora? Me gustaría hablar con ella—Gael suspiró.
—Ella falleció—se quedó en silencio.
— ¿Hans tuvo algo que ver con eso? —Gael se encogió de hombros.
—No lo sé, pero siempre lo escuché deseándole la muerte, luego, ella murió. No respetó mi dolor en su funeral, él estaba muy feliz.
Esther negó con la cabeza sin creer que él había hecho eso, ¿con quién se había casado? ¿Cómo alguien pudo cambiar tan drásticamente? Suspiró. Nadie cambia con el tiempo, solo se muestran como son realmente, ahora entendía que él jamás la amó, sino que solo se casó con ella por su dinero.
—Me disculpo, muchacho. Esa vez que me fuiste a ver no te traté bien, pero en lo que me queda de vida, no descansaré en recompensar todo el dolor que él te hizo pasar. Eres su hijo y mis hijos son tus hermanos, eso no cambiará—Gael quedó sorprendido ante esos dichos. Hanny sonrió entendiendo a que iba todo.
—Ya eres de la familia—intervino feliz. Esther asintió.
—Para mí es difícil esta situación—explicó confundido.
—Lo sé, para todos lo es, pero tenemos que empezar a hacer las cosas bien, hijo—le dio una cálida sonrisa y se puso de pie. Ambos chicos también lo hicieron—. Gracias por sincerarte conmigo—miró a Hanny—. Hablé con Ethan y me dijo que te arrastró aquí. Vuelvo a Florida, debo llevarte conmigo. Te espero abajo. —le guiñó un ojo.
Hanny asintió en respuesta, recibiendo un abrazo de ella. Se despidió de ambos y salió de la suite, dejándolos solos.
Gael no sabía que pensar de toda esa situación, no se sentía cómodo y era obvio, nunca vio la posibilidad de tener una relación con sus medios hermanos, ni en sus peores pesadillas, pero, ¿cómo reusarse a eso? Decidió no impedirlo, pero tampoco esforzarse para hacerlo, si se daba bien, sino, solo el tiempo lo diría.
Hanny tomó su mano y le sonrió tristemente, eso hizo que recordara algo, ella se iría.
—Será mejor que vaya con ella.
—Gracias por todo, Hanny.
—No hice nada, solo tuve suerte.
—Me ayudaste, mucho. No era tu deber hacerlo, pero aun así lo hiciste.
—No los iba a dejar solos, además, me gustas demasiado así que eso también influyó—se confesó sin pensarlo. Gael se tensó, Hanny bufó—. ¿De nuevo esa reacción? No te preocupes, no pediré nada, solo quería decirlo. Es mejor que vaya hablar con tía Esther. Me despides de los chicos, ¿sí? —le besó la mejilla y salió.
Gael iba a detenerla pero su cuerpo lo detuvo, no sabía porque no pudo decirle que a él también le gustaba, ¿qué le pasaba? Suspiró frustrado, no sabía qué hacer.
Richie salió de su escondite, dejando a los demás atrás, que no se atrevieron a involucrarse.
— ¿Qué te pasa? Acaba de decirte que le gustas, ¿por qué no le respondiste? —preguntó con tranquilidad.
—No lo sé.
—Reeds, ya no puede hacerte daño, Gael.
¿Era eso? ¿La costumbre de preocuparse sobre qué haría Reeds? Estaba tan sumido en el control de ese hombre que había olvidado como relacionarse con nuevas personas, no era difícil, lo complicado venía después, cuando Hans Reeds sacaba sus garras. Dañaba todo lo que quería, alejaba a todos y Gael solo podía observar sin poder hacer nada para impedirlo. Siempre se limitaba, no se encariñaba con las personas, o sentía algo más por miedo a que les pasara algo. Lo mismo con sus amigos, por él se hubiera alejado de ellos hace mucho tiempo, pero los muchachos no lo permitieron y se arriesgaron por la amistad que habían formado.
No dijo nada más, dejó a su amigo allí y bajó al lobby y la buscó alrededor, pero no estaba. Corrió a la salida y observó por todas partes con la mirada, no había nadie con sus características, solo uno que otro transeúnte que lo quedaba mirando emocionado. ¿Aún no se iba? Suspiró ofuscado y notó como un auto se estaba poniendo en marcha, vio dentro de él y allí la encontró.
El auto estaba en movimiento cuando Gael se puso enfrente de él haciendo que el conductor frenara bruscamente. Cuando logró lo que quería, Gael caminó al lado de la ventana de la chica. Ella la bajó confusa.
—¿Qué pasa? —dijo agradeciendo que no lo hayan atropellado al muy indiscreto. Él la miró asustado.
—¿En verdad te gusto? —preguntó ingenuo. Hanny abrió la boca sorprendida. ¿Qué tan absurdo podía llegar a ser?
Vio un leve sonrojo en sus mejillas, mirando a quienes estaban junto con ella en el auto, era obvio que estaba avergonzada.
—Puede ser que sí. Sí, me gustas mucho es obvio para todos pero al parecer no para ti.
—¿A pesar de todo?—preguntó preocupado, Hanny suspiró y bajó del auto sin importarle las caras de asombro de Esther y Ethan. Cerró la puerta.
— A pesar de todo, eres el chico que me gusta, más allá de tu faceta de cantante, de chico serio y reservado. Eres atento, preocupado, leal y buen amigo, de un gran corazón. No importa lo que haya pasado, esas virtudes no cambiaron en ti y fueron las que hicieron que me enamorada de ti.
A Gael el corazón comenzó a latirle rápidamente, nunca había escuchado algo así en su vida y, a pesar de lo cursi que podía sonar, se sintió orgulloso de lo que ella pensaba de él. Ni en mil años imaginó que podría llegar a sentir algo por ella o por cualquier persona, pero allí estaba, en frente de la chica, con unas enormes ganas de abrazarla y no soltarla nunca más.
—También me gustas, Hanny Jones—dijo acercando su cara a la de ella, besándola.
Todos quienes caminaban en la calle se detenían para ver la escena. Hanny cerró los ojos y entrelazó sus brazos detrás del cuello de este. Haciendo el beso más profundo. En ese beso expresaron todo lo que habían retenido en todo ese tiempo. Gael la atrajo hacia él, no quería que ese momento se terminara.
Ethan se aclaró la garganta desde la ventana. Haciendo que los dos se detuvieran y se separaran.
— ¿Nos irás a dejar o te quedas? —preguntó Ethan. Hanny suspiró, lo miró aburrida.
—¿Dejar? ¿Acaso no te ibas? —intervino Gael sin entender. Hanny sonrió con culpa, rio por lo bajo y entre cerró los ojos, como una niña que había hecho una travesura.
—Ah, eso. Solo fui por el fin de semana a Florida, seguiré viviendo aquí. Debo acompañarlos y dejarlos en el aeropuerto. Volveré a casa en la noche.
Ethan rio. Gael no pudo evitar sentirse avergonzado, hizo un gran espectáculo de él mismo. Hanny se sintió culpable, y la risa de burla de su amigo no ayudaba mucho.
—Se sonrojó, que mala eres, Hanny.
—Cállate—se quejó. Tomó una de sus manos y lo obligó a mirarla, si estaba algo sonrojado—. Lo siento, pero ya no te puedes arrepentir, hablamos, ¿sí? —Gael asintió. Hanny se subió nuevamente al auto y antes que partieran de nuevo, se asomó por la ventana—. ¿Esa es tu respuesta? —preguntó coqueta, él sonrió.
—Siempre será mi respuesta—Hanny sonrió.
Se despidieron y el auto partió, tocó su pecho y suspiró aliviado, había hecho bien, tenía que ser lo correcto porque después de mucho tiempo al fin hacía lo que quería sin consecuencia.
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