Capítulo 26: "Sinceridad"

De vez en cuando reía sola. Recordar el beso y la cara sorprendida de Gael la hacían sentir triunfadora, esa sensación grata de haber hecho algo bien y salir premiada con un gran premio. A pesar de ese momento tan especial, estaba la preocupación de lo que se había enterado y la decisión que ella había tomado al respecto, hablar con su familia.

Su papá ya había llegado y no se veía enojado o algo parecido, solo preocupado. Nicholas no ayudó mucho a calmarlo y Hanny sabía que él se había dedicado a decir lo mal que ella había estado todo ese tiempo, no se estaban llevando del todo bien.

Ella decidió ignorar lo malo y enfocarse en tener a su papá allí, preparar una rica cena para él y buscar las palabras adecuadas para soltar la bomba que tenía guardada. Con Nicholas se encargaron de la comida, mientras su padre veía televisión, se notaba cansado, y Hanny se sintió culpable de que él haya hecho ese viaje de tan poco tiempo solo por ella. Tendría que irse al otro día, estaba de pasada.

Tenían todo listo, ella ponía la mesa cuando su celular sonó, vio un mensaje de Gael diciendo que bajara. Eso la puso nerviosa.

Le dijo a su papá y hermano que saldría un momento, a pesar de las quejas de su hermano, ella bajó. Se le hizo un remolino en el estómago de lo nerviosa que estaba. ¿Qué podría estar haciendo allí? ¿No era por el beso, verdad? Porque en todo el día no la llamó o escribió, ella dio por entendido que no quería hablar de eso, no tenían más temas importantes, por lo menos eso supuso ella.

Cuando salió del edificio lo vio allí, de espalda hacia Hanny, de frente a su motocicleta. Se acercó a él y lo llamó.

Se volteó con una cara tranquila, caminó en su encuentro jalándola hacia él, la tomó de la cintura y la besó. Hanny quedó helada ante esa sorpresiva acción, por un momento creyó estar soñando, pero al sentir los cálidos labios de Gael sobre los suyos supo de inmediato que algo así no podría soñarse, solo vivirse. Lo abrazó por el cuello y le siguió el ritmo apasionado de su boca, acalorándose por dentro, y lo más probable que por fuera. Era algo sofocante pero a la misma vez satisfactorio.

Gael acarició una de las mejillas de Hanny y profundizó el beso, dejándola sin aliento.

—Gael—susurró en un jadeo, él chistó haciéndola callar, volviendo a besarla con desenfreno.

Escucharon a lo lejos alguien llamándolos, se detuvieron de lleno y se separaron al ver al padre de Hanny observándolos. Hanny al darse cuenta de esto se sonrojó como nunca antes lo había hecho, jamás imaginó que ese momento su padre lo presenciaría en primera fila. No parecía enojado, pero tampoco feliz. Ambos aun trataban de recobrar el aliento. La muchacha lamió sus labios y le sonrió a su papá.

—¿Por qué no suben a cenar? —dijo después de un silencio incómodo. El hombre miró a Gael—¿Por qué no vienes con nosotros, muchacho?

Hanny esperó ver la reacción del chico, que no dudó en asentir ante la invitación. Su papá esperó a que pasaran, ambos incomodos no se decidían por quien entraba primero, al final lo hizo Hanny.

Subieron y la cara de sorpresa de su hermano era evidente, jamás imaginó tener a Gael Stevens de frente, menos en una cena familiar, regañó a su hermana con la mirada.

Su papá actuaba de manera normal y él mismo se encargó de poner un puesto más en la mesa. Se sentaron a cenar con tranquilidad, Gael se veía un poco más cómodo, respondía educadamente todas las preguntas del papá de Hanny, hasta las más incómodas, Nicholas no se veía muy feliz con eso.

Hanny sentía por dentro una gran responsabilidad, no estaba en sus planes tener a Gael a su lado, en una cena en donde revelaría todo, por un momento dudo, pero no era tiempo para eso, debía decir la verdad, no importaba si él se enojaba con ella, después le explicaría todo, además, debían hablar de lo que había pasado hace un rato atrás.

Su papá se aclaró la garganta.

—Supongo que estás al tanto de lo que ha estado haciendo Hanny—Gael miró a Hanny sin entender, ella se encogió de hombros.

—Yo creo que es parte del problema, papá—intervino Nicholas. Hanny se enojó.

—Él no tiene nada que ver en esto, es solo una víctima—aclaró, tomándolos desprevenidos.

—¿De qué estás hablando? —preguntó su papá. Gael se acercó un poco a ella.

—Hanny, ¿qué pretendes hacer? —murmuró.

—Lo siento, Gael, te dije que no podía ocultar más la verdad, menos a ellos—respondió afligida. Gael suavizó la mirada entendiendo la situación, asintió.

—¿Estás embarazada? —soltó Nicholas alarmado.

—No, es algo peor—suspiró.

Empezó a contarles todo lo que sabía, lo que había hecho y lo que pasó después, todo. No quiso mirarlos a la cara, porque sabía que eso la haría detenerse y eso no lo quería hacer, solo posó su atención en la mesa y soltó la verdad.

Una vez terminado, se atrevió a levantar la cabeza. Estaban serios.

—¿Por eso me llamó? —preguntó su hermano entendiendo todo, se veía bastante molesto—No puedo creerlo, maldito bastardo.

—Hanny, ¿cómo te expusiste a eso? Debiste habernos dicho desde un comienzo—la regañó su padre evidentemente enojado, Hanny agachó la cabeza, ya sentía esa sensación extraña en la garganta, esa que aparecía cada vez que iba a llorar—. ¿Qué hubiéramos hecho nosotros si te pasaba algo? Hans Reeds es un hombre con demasiado poder.

Tomó aire para no quebrarse.

—Pero no me ha pasado nada—murmuró.

Él negó con la cabeza.

—Conversaré con él, nadie vendrá a molestar a mis hijos.

—Señor, no puede hacerlo—advirtió Gael, que después de todo ese tiempo se atrevió a hablar—. Si Reeds se entera que ustedes lo saben no descansará hasta arruinarlo a usted, a su hijo y sobre todo a Hanny. Si teme por su seguridad, no se preocupe, me he ocupado de eso.

Esas palabas lograron calmarlo, pero aún se notaba preocupado.

—Has pasado por muchas cosas a causa de ese hombre, me imagino—Gael asintió—. Gracias por cuidar a mi hija—le ofreció una sonrisa sincera, pero a la vez trasmitía lastima en su mirada—. Hanny, no te involucres más, tienes suerte de que hayan personas que te protejan, una que tal vez Renee no tuvo, por lo mismo, no te arriesgues. Veré que puedo hacer por mi parte.

—Papá, no lo prometeré—respondió—. No me quedaré sentada, si se los dije fue por algo. No quiero volver a Florida.

—Eso lo decidiré yo. No quiero desobediencias, Hanny. Nunca tuve que ser firme contigo, pero viendo las circunstancias, no me queda otra opción—suspiró pesadamente y se levantó de la mesa—. Gael, puedes volver cuando quieras—se despidió yendo a la habitación de su hijo.

Nicholas lo siguió dejándolos solos.

Gael, también se levantó, ya era momento de irse. Hanny lo acompañó hasta la entrada del edificio, sin decir nada, ambos perdidos en sus propios pensamientos. Una vez que estuvieron frente a la motocicleta del chico, Hanny se atrevió a hablar.

—Perdón—tragó saliva—. Pero tenía que decirles.

—Dijiste que se lo habías dicho por algo, ¿qué tramas?

—Entre menos sepas, mejor. Al final no me dijiste a que se debía tu visita.

—Nada importante—¿cómo que nada importante? De todas formas no tenía ánimos de hablar—. Gracias por la comida. Buenas noches—se despidió y ella no dijo nada, solo asintió.

Lo vio subirse a la motocicleta e irse. Que noche más intensa había vivido.

Entró nuevamente al edificio y subió al departamento, ya allí vio a su hermano y papá sentados en la mesa, el primero con los brazos cruzados con cara de pocos amigos, su padre se veía más calmado.

—No irás a Florida, felicidades—dijo con ironía apenas la vio. Hanny saltó de la sorpresa.

—¿Papá, es cierto? —él asintió—¡Gracias! —chilló feliz, yendo a abrazarlo.

—Lo hago por tu seguridad, vivir sola no es bueno. Nunca lo fue—se separó de él—. Pero aun así creo que Florida te hará bien para subir tu ánimo, podrás ir el próximo fin de semana a visitar a Ethan y tus demás amigos.

—¿Eso significa que ya no estoy castigada?

—Solo si te comprometes a enfocarte en tus estudios.

Asintió con entusiasmo y saltó en su puesto de la emoción, no podía creer que todo había salido mejor de lo que había imaginado, se quedaría en Nueva York, sin castigo y con un próximo viaje a ver a su amigo.

No podía más de felicidad.

***

Las despedidas siempre son difíciles, pero esa en especial no se sintió así. Abrazó a su papá y le dio un gran beso en la mejilla, agradeciéndole lo bueno que era, su ánimo había cambiado y eso su papá y hermano lo notaron.

La misma Hanny que conocían estaba de vuelta.

Nicholas partió a dejar a su papá al aeropuerto, dejándola sola en casa. Hanny aprovechó de limpiar y estudiar, a pesar de todo lo que había vivido la noche anterior, estaba tan feliz que dedico tiempo al estudio.

Después de un buen rato de silencio, escuchó el timbre de su departamento. Salió de su habitación y se dirigió a la puerta, la abrió sin siquiera revisar quién era, se sorprendió al ver a Richie. Sonrió.

—¿Viniste solo? —revisó el pasillo, pero no había nadie más que él.

—Me escapé. Quería salir un poco, despejarme. Ese hotel es un infierno, no resisto un día más allí. ¿Puedo pasar? —ella asintió y le permitió la entrada.

—Han estado por mucho tiempo alojados, ¿qué pasa con su casa? A estas alturas ya debería estar reparada.

—¿Quieres ver por ti misma la casa? Ahí entenderás.

A ella le pareció buena idea. Le envió un mensaje a su hermano que saldría un rato. Tomó un suéter y siguió a Richie a la aventura.

Tomaron un taxi hacia la que era su casa. El sector en el cual vivían era tan exclusivo que la casa de Ethan parecía cualquier cosa al lado de las inmensas mansiones que se encontraban allí, dignas de gente con mucho dinero para desperdiciar. Richie mientras tanto, le contaba que famoso vivía en cual casa.

Al llegar a la mansión se dio cuenta de lo que Richie hablaba, nada estaba reparado, seguía la casa quemada, tal y como lo había visto en la televisión.

—¿Qué significa esto? —preguntó sorprendida, entrando, quedó sin palabras, era demasiado grande. Richie la siguió.

—Bromeamos con que yo quemé la casa, pero en realidad, comenzó a incendiarse sola—confesó. Hanny lo miró preocupada—. Es menos terrorífico.

—¿Crees que pudo ser Reeds?

—Lo más probable. Gael no quería que te dijera, pero creí que era necesario. Necesitas ser consciente de lo que es capaz ese hombre. Quiso matarnos, y nadie nos asegura que no querrá hacerlo de nuevo.

Hanny entendió el mensaje, Reeds era peligroso. ¿Cómo pudieron soportar tanto tiempo a ese hombre sin huir?

—Deben querer mucho a Gael—salió de su boca, Richie sonrió.

—Claro, es nuestro amigo. Hay veces que si quise darle la espalda, ¿sabes? No quería verme involucrado en sus problemas, pero me di cuenta que él tampoco quería eso para nosotros. Peleamos mucho, nunca me respondió, solo aceptaba que lo que sucedía era su culpa y por un tiempo también lo pensé así. Hasta que conocí a Reeds, ahí entendí lo miserable y egoísta que puede llegar a ser una persona. Gael a pesar de todo seguía con ganas de hacer lo que quería, cuidándonos y cuidando que él no se involucrara, aceptando todos los caprichos del infeliz, ¿cómo no poder esforzarme un poco? Si él podía, yo también y creo que los chicos igual. Queremos que el peso de Gael sea menos doloroso. Pero hay cosas que jamás van a cambiar, ese hombre seguirá siendo su padre y él se sentirá con el derecho de hacer lo que quiera con Gael.

—No solo con él, sino con todos—suspiró resignada, observó el lugar—. Deberían buscar otra casa.

—Richard lo intentó, pero nadie quiere vendernos.

—¿Él sabe toda la situación?

—Sí. No confiaríamos en cualquiera. Gael lo escogió, tiene un don para ver las segundas intenciones de las personas, hasta ahora nunca se ha equivocado—la miró fijamente—. Pero hay que admitir que pudiste engañarlo, eso es un mérito.

—Soy adorable, no puedo hacer nada contra eso—bromeó, pero sintió las palabras del chico y su compromiso de amistad con Gael, era alguien afortunado—. Deberíamos irnos, ¿no crees?

—Solo debemos esperar un poco a que llegue Gael.

—¿Gael viene? —Hanny frunció el ceño sin entender.

—Sí, lo estoy ayudando en algo. Les dije a los chicos que le dijeran que te traje aquí, no tardará en llegar. ¿Te gustaría ver mi habitación?

Con eso quedó más confundida que antes, pero aceptó la invitación. Revisaron los cuartos de todos. El más destruido era el de Gael, seguido el de Richie. Los demás estaban intactos, empolvados por el paso del tiempo, pero ordenados. El chico aprovechó de sacar algunas cosas para llevarlas a sus amigos mientras Hanny veía con horror como por poco Gael moría calcinado. Por lo que le había contado Richie, ninguno de los chicos estaban en sus habitaciones, habían decidido salir sin decirle a nadie, cuando llegaron notaron el desastre que se había armado.

Aun así de solo pensarlo se le ponía la piel de gallina, decidió no ver más y junto con Richie salieron al patio, él revisaba su celular y con una sonrisa, le informó que su amigo había llegado.

Cuando se dirigieron a la entrada pudieron verlo claramente, tenía cara de pocos amigos. Gael abrió la reja y se dirigió dónde Richie.

—¿La trajiste aquí? ¿Estás loco? ¿No te das cuenta que haciendo esto la pones en riesgo? —lo regañó enojado. Richie se acercó a Hanny y puso su brazo por encima de los hombros de la chica, acercándola a él.

—Solo fue una visita rápida. Además, quería pasar un rato con ella—miró a Hanny y le guiño un ojo, ella no entendía el propósito de aquello. Gael resopló.

—Es peligroso.

—Lo que haga siempre será peligroso, hasta estar dentro de su casa, la única forma de que esté cien por ciento a salvo es en un bunker enterrado bajo tierra—puso su atención en Hanny—¿Te gusta esa idea, Hanny? —se quedó un momento pensativa, no quería estar encerrada toda su vida. Negó con la cabeza—¿Ves? Estábamos pasándola bien hasta que llegaste a arruinar todo, que tramposo.

—¿Cómo sabías que estábamos aquí? —preguntó Hanny siguiendo un poco el juego a Richie. A este se le iluminó la cara, soltó a Hanny y buscó la mirada de su amigo.

—Sí, hermano, ¿cómo sabías? —preguntó provocándolo. Gael se quedó serio, en silencio, mirándolo con ganas de querer matarlo. Richie chasqueó la lengua—Dejémoslo, a ver si así piensa en alguna mentira, mientras tanto haremos una gran paseo por la ciudad, ¿qué te parece? Tengo muchas preguntas que hacerte—propuso animado, tomando la mano de Hanny.

Antes de poder avanzar, Gael los detuvo.

—Ella vendrá conmigo—afirmó, obligándolo a soltarla. Richie le hizo caso, pero inició una batalla de miradas que Hanny no quería ser parte. Gruñó, ya se estaba tornando aburrido.

—Me iré sola, por mi cuenta, sin escoltas. No sé qué les pasa, pero no me gusta la actitud de ninguno, ¿cuál es su problema?

Ambos cedieron, Richie le ofreció una sonrisa a la chica y asintió.

—Tienes razón, pero si quieres saber más Gael te lo explicará, yo por mi parte me retiro—anunció dándole un beso de despedida en la mejilla—. Podremos hacer nuestro recorrido romántico para la próxima—le guiñó el ojo y los dejó solos.

Si antes pensaba que Richie era raro, ahora eso lo confirmaba. No entendía nada. Se hizo un silencio entre ella y Gael, no sabía que decirle, sobre todo después de lo que había pasado entre ellos, pero aun así se sentía feliz de verlo.

Se acercó más al chico y le sonrió cuando al fin él le puso atención.

—¿Estabas preocupado por mí? —se atrevió a decir, se notaba nervioso.

—Por Richie—respondió seco. Hanny hizo una mueca disgustada—. Y por ti—se apresuró a decir.

Se cruzó de brazos, no le había gustado mucho esa respuesta, porque en verdad pensó que había ido allí solo por ella y no por el hecho de que Richie también estaba allí, algo le decía que había algo más y quería averiguarlo. Molestarlo un poco no sería mala idea. Le sonrió.

—El viernes vuelvo a Florida—informó con un gran suspiro—. Qué lástima, en verdad quería dar un paseo por la ciudad con Richie—observó su reacción, no se veía feliz con esas palabras. El muchacho bufó.

—Si quieres puedo hacerlo yo.

—¿Te estás ofreciendo? Que extraño, ¿por qué tú si puedes y Richie no? —le sonrió a la muchacha negando con la cabeza.

Tomó su mano y salieron de allí. Una vez fuera Hanny pudo ver la motocicleta de Gael y se detuvo, frunció la nariz y miró al muchacho reclamando el haberla traído, él solo se burló y espero a que ella se subiera por sí misma.

Partieron y recorrieron distintas partes de la ciudad, deteniéndose de vez en cuando, en los lugares que Hanny encontraba dignos de fotografiar. Al verla divertirse se sintió tranquilo, ella lo incitaba a disfrutar también del recorrido, él no oponía mucha resistencia a las órdenes de Hanny, poniendo caras tontas para las fotos.

Después de unas largas horas, a la muchacha le dio hambre, así que decidieron detenerse en un pequeño puesto de tacos que estaba apartado de los lugares concurridos de la ciudad.

Se sentaron a comer en una banca escondida, procurando no llamar la atención. Hanny estaba fascinada con la comida y el lugar en sí. La chica observó comer a Gael y esbozó una sonrisa, parecía bastante irreal estar allí con él.

Después de un largo silencio, se atrevió hablar.

—¿Extrañas Florida? —le preguntó tomando un sorbo de su refresco. Él asintió.

—A veces. Allí está mi madre.

—¿De qué murió?

—Cáncer de colon. Cuando se lo detectaron ya había ramificado, no había mucho que hacer—respondió resignado. Hanny asintió, imaginando por lo que él tuvo que pasar al tener una madre enferma—. ¿Tienes alguna historia triste que contar? —sonrió.

—La mía siempre fue de un corazón muy débil, en un momento le dejó de funcionar y la llevó al hospital. Murió pocos días después de no encontrar un donante. Un día ella se veía bien, saludable y al otro, dependía de una máquina para vivir. No lo esperábamos. Creo que aún no asumo que no esté. Todo se volvió más llevadero porque tenía a personas que me apoyaban.

Gael se quedó un momento en silencio.

—Yo estaba solo—dijo con dificultad—. Me dio depresión, dejé de ir a la escuela. Reeds seguía molestando. Una semana antes que muriera, él la fue a ver y le deseó la muerte, no le importó que yo estuviera allí—se mordió el labio inferior con enojo—. Sonrió al verla delgada, pálida, demacrada. Ahí entendí que no valía la pena. Lo planeé muy bien, después que mamá muriera yo me iría con ella, pero no fue fácil. Cada vez que lo intentaba, algo me hacía retroceder, algo me detenía.

A Hanny le latió de prisa el corazón, no esperaba esa confesión. Significaba que podía preguntar lo que fuera, él le respondería.

—¿En algún momento pudiste hacerlo?

Asintió.

—No olvidaré ese día—sonrió con nostalgia—. Me encontré con un profesor en un bar, me reconoció, pero no dijo nada. Tenía quince años, se notaba de lejos que yo no debería estar allí, a mi obviamente no me importaba. Bebí mucho, llegué a penas a casa y recordé lo miserable que era y mi vida. Tomé un cuchillo y lo pasé por mi muñeca, ni siquiera lo sentí. Me desmayé y desperté en el hospital, a mi lado, el profesor. Lo más estúpido es que ni siquiera me había cortado bien, tuve un coma etílico, eso me llevó a urgencias.

—Él te encontró.

Asintió nuevamente.

—Me acogió en su casa, y me llevó a psiquiatras. Creo que recorrí cada clínica de Florida hasta encontrar a uno que en verdad me ayudara. Volví a la escuela, me seguía metiendo en problemas pero nada que no pudiera controlar. Empecé con altas dosis de medicación, con el tiempo fue reduciendo.

—¿Te arrepientes de haberlo hecho?

—Sí, pero en ese momento no tenía otro camino, es una sensación angustiante, te sofoca y no hay nada ni nadie en el mundo que te haga sentir mejor. Algo que no se lo desearías a nadie—la miró a los ojos.

—Renee debe haberse sentido de esa manera, si es así, tú la entiendes—afirmó con tristeza. Gael se acercó un poco más a ella, le tomó la mano con cuidado.

—La depresión es una enfermedad silenciosa, no te das cuenta que la tienes hasta que todo se vuelve inútil. No se puede describir en palabras. Tu amiga tomó esa decisión porque no tenía opciones, ella no las pudo ver, porque estaba sola, Reeds la alejó de todos. No físicamente, pero si emocional, y ese desgaste te mata.

Reeds, de nuevo él. ¿Qué le había hecho? ¿Cómo pudo conseguir desmoronar a una persona que aparentemente era fuerte? ¿Cuánto daño le causó? De solo imaginarse el suplicio que vivió su amiga, le hervía la sangre. No podía evitar sentir rabia y resentimiento por ese hombre.

Vio a Gael y le sonrió, él había vivido algo peor, pero ahí seguía, defendiendo a los que quería. Le dio un pequeño beso en los labios.

—Gracias por decirme esto, por contarme un poco de tu historia.

Gael asintió y la abrazó con fuerza, para luego besarla, agradeciendo que Hans Reeds no pudiera arruinar ese momento.

***

La semana había sido extensa y eterna, al saber que le faltaba poco para visitar a su amigo, el tiempo se dedicó a caminar lo más lento que pudo. Días antes de partir llamó a Ethan contándole las buenas noticias, él se alegró pero algo le decía que no estaba del todo feliz, algo le pasaba y temía que fuera por culpa de su padre, al preguntarle él no le dijo nada, que nada pasaba.

Otra cosa que encontró extraña es que Gael no le respondía los mensajes o llamadas, por un momento pensó que era algo contra ella, pero al comprobar que Richie tampoco le respondía, se preocupó. Para estar tranquila se consoló con la idea de que estaban ocupados con el nuevo álbum.

El día viernes llegó y ya estaba lista para partir, sentada en el sofá esperaba a que su hermano se dignara a llevarla al aeropuerto. Él parecía más nervioso que ella por el viaje.

—Nico, ¿podemos pasar al hotel? Gael no me responde desde el miércoles, eso me tiene preocupada—le dijo mientras él buscaba las llaves.

—Está bien. ¿Llevas todo? —ella asintió en respuesta—¿Le avisaste a Ethan?

—Hermano, tengo todo en mi mochila y ya le dije a Ethan. Me irá a buscar.

Con eso dicho, salieron del departamento un poco antes para alcanzar ir al hotel, el transito era un infierno, así que la visita debía ser rápida. Ya allí Hanny se bajó del auto y caminó hacia la entrada, se extrañó al ver a dos personas muy conocidas para ella.

Se acercó a ellos, ¿qué hacían vigilando la entrada del hotel y no a la de la suite como siempre? Apenas llegó donde ellos, se interpusieron para que no entrara.

—No puedes pasar.

—¿Qué? ¿Por qué?—estaba asustada, ¿qué le había pasado a los chicos?—Siempre me han dejado pasar.

—Niña, son órdenes. Por tu bien, vete.

No quiso seguir insistiendo, ellos estaban en peligro. Volvió corriendo donde su hermano, no entró al auto, fue a la puerta del conductor y lo obligó a abrir.

—No me dejan entrar—le informó a Nicholas mientras intentaba llamar a los chicos, gruñó frustrada—. No responden, algo les pasó, algo les hizo. ¿Qué hago?

Estaba evidentemente afligida. Su hermano bajó del auto y miró a dirección del hotel.

—No te preocupes, iré a ver qué pasa. Sube al auto.

Hanny le hizo caso. Nicholas cruzó la calle y entró sin problemas al hotel, ya allí dentro notó algo extraño, había muchos hombres sospechosos vigilando los elevadores, ahora era él que estaba asustado, eso no era normal. Buscó a Sheena, preguntó a la recepcionista pero fue incapaz de responder, esperó un poco hasta que la vio.

Ella al reconocerlo se acercó a él alarmada.

—¿Nicholas? ¿Qué haces aquí?

—No dejaron entrar a Hanny, está preocupada por los chicos de Black Mist, ¿qué está pasando?

Sheena observó a su alrededor.

—Es complicado de decir—dijo en voz baja.

—¿Fue Hans Reeds?

—¿Qué sabes de Hans Reeds? —preguntó con sorpresa. Nicholas suspiró, esto era frustrante—Hanny te contó—el hombre asintió—. Él los encerró, estoy segura de eso. El miércoles llegaron muchos hombres y subieron a la suite. El señor Reeds nos dijo que la banda había contratado seguridad extra por amenazas de muerte que supuestamente habían recibido. Traté de buscar al representante de los chicos, pero no pude contactarme—confesó.

—Esto no le gustará a Hanny, no quedará tranquila. ¿Has tenido contacto con ellos?

—Los mismos guardias se encargan de las comidas, nadie del hotel ha podido verlos.

Eso no era bueno, no sonaba nada bien. ¿Qué podía hacer por ellos? Realmente estaba enojado. A lo lejos, y sin esperárselo vio a Hans Reeds dirigirse a él, traía una gran sonrisa en sus labios.

—Es una sorpresa verte aquí, Nicholas.

—Sí, quería hablar con Gael, pero me enteré que lo tienen encerrado—respondió sin siquiera saludarlo—. Eso no es legal. ¿Me podría explicar en qué está pensando? Porque no tengo problemas de llamar a la policía.

—Calma, hombre. ¿Dónde sacaste ese disparate? —miró de reojo a Sheena—La situación de la banda no es mi responsabilidad, ellos mismos se aislaron. Por lo que me explicó su representante están en un proceso creativo—rio y golpeó levemente el hombro de Nicholas—. No hay que preocuparse, podrás hablar con él en otra ocasión.

—No dude de eso—afirmó desafiante.

—Por un momento pensé que venías a hablar conmigo sobre Hanny, y la ayuda que le brindé para que mejore su vida.

—Buscamos otras alternativas, no podemos obligarla a hacer algo que no quiere—suspiró, debía irse—. Bien, me retiro, tengo algunas cosas que hacer. Fue un gusto señor Reeds, Sheena.

Salió del hotel con determinación, no le diría a Hanny lo que sucedía, era obvio que no se lo tomaría bien, le mentiría. Llegó con ella, se subió al auto como si nada y encendió el motor.

—¿Qué pasó? ¿Les pasó algo? —preguntó afligida.

—No, me encontré con el representante, me dijo que decidieron desconectarse para poder trabajar mejor en su música. Fue una decisión impulsiva, solo lo pensaron y lo hicieron.

—¿Por eso no me avisó?

—Supongo que así son los artistas—se encogió de hombros—. Vamos, anímate, irás a Florida, los chicos están bien, ¿por qué él me mentiría?

—Gracias, Nico. Si me dices que están bien, creeré que lo están.

Partieron al aeropuerto en silencio, Nicholas la miraba de vez en cuando, pensando si le había creído o no. Hanny sabía que eso no podía ser cierto, entonces, ¿por qué no la dejaron entrar? No se quedaría tranquila, debía decirle todo a Ethan y ayudar a los chicos a salir de allí.

Llegaron a tiempo, no esperó mucho para poder abordar, abrazó a su hermano y le dio un beso en la mejilla.

—Cuando llegues me avisas. Cuídate.

—Nico, por favor, si sabes algo de ellos, me llamas.

—Hanny...

Ella le sonrió de medio lado y se despidió de él.

Era momento de decir la verdad.

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