Capítulo 25: "Realidad"
Día viernes, último día de clases de la semana y último examen del mes, estaba exhausta. No había tenido respuesta de Gael, era como si la tierra se lo hubiera tragado, ¿por qué no era capaz de contestar sus mensajes? Quería saber que le había dicho Alphonse respecto a sus sospechas, no sabía cuánto tiempo le quedaba en Nueva York, no quería perderlo esperando.
Después de clases se dirigió al hotel para hablar con él. No le importaba encontrarse con Hans Reeds, ella tenía el derecho de estar allí, y visitar a los que eran sus "amigos y novio". Cuando entró no pudo negar sentir temor, ya no era seguro, y lo más probable es que Reeds la estuviera vigilando.
Para su alivio no estaba ni él, ni su tía Esther y Sheena tampoco se veía, parecía todo demasiado tranquilo. Subió a la suite y allí se encontró con los mismos guardias de siempre, los saludó y estos la dejaron entrar, al parecer ya habían aprendido.
Tocó la puerta y se asomó con cuidado, solo pudo ver a Luke que notó su presencia de inmediato, sonrió.
—Hanny, que sorpresa, pasa.
Caminó hacia ella y la abrazó con fuerza, Hanny le correspondió.
— ¡Hey! —gritó Richie haciendo que se separaran—¡Es Annie!
—Hola Richie—él se dirigió a ella y la saludó con un beso en la mejilla—. Te ves bien.
—Siempre me veo bien, pero gracias por notarlo, nos vienes a ver, supongo.
Ella asintió
—¿Y los demás?
—Fueron al restaurante. ¿Deberíamos bajar? —propuso de manera coqueta, ella lo miró de pies a cabeza y suspiró—¿Qué pasa? ¿Tienes miedo?
—Claro, de bajar escaleras por cierta persona que no le gusta los elevadores, estoy cansada.
—Te llevaré en mi espalda, vamos.
Le tomó la mano, Hanny negó con la cabeza y lo alejó de ella, comenzó a reír ya que se había encorvado y agachado para que ella se subiera, pero no lo hizo. Richie se puso de pie y se dio media vuelta para enfrentarla. Hanny de reojo vio a Dylan, Bernard y Gael entrar a la suite. Dylan sonrió y corrió dándole una patada en la espalda a Richie que, perdió el equilibrio y Hanny no tuvo otra reacción que sujetarlo. Sus caras se juntaron a pocos centímetros, haciendo que el chico retrocediera y desafiara a quien lo había empujado.
—Lo siento mi pie se cruzó con tu espalda—aclaró Dylan divertido.
—¿Ah, sí? el mío se cruzará en tu cabeza—respondió siguiendo a su amigo que saludó a Hanny y se escabulló hacia su habitación.
—¡Richie antes eras divertido, tendré que buscarme otro compañero!—gritó a salvo al otro lado de la puerta.
Hanny rio y miró a Gael, que estaba distraído por la situación. Ella se aclaró la garganta para llamar su atención, cuando lo hizo, sonrió.
—Te estuve llamando—informó con determinación.
—Oh—respondió.
¿Solo eso? ¿Acaso había olvidado lo importante que era para ella toda la situación? Eso la molestó.
—Hanny, ¿viniste a hablar con Gael?—preguntó Bernard.
—Sí, sobre Alphonse, ¿qué te dijo?
—¿Quién es Alphonse? —interrumpió Richie. Gael parecía nervioso.
—Vamos a otra parte a hablar.
—No, aquí está bien. No es que quiera ocultarles algo a los chicos.
Dylan salió de su habitación, emocionado. Llegó donde Luke y Bernard, que estaban sentados en el sofá esperando saber más.
—Bien, le mostré las fotos y me dijo que ese chico no era. También si era posible de que Andrew Reeds fuera, y no me respondió, solo que me faltaba más investigación o algo así. Nada que ya no sepas—se defendió.
—¿Por eso no me respondías? Es algo importante, ¿qué te costaba?
—Lo siento, no lo hice intencionalmente. Hemos estado ocupados.
—Responder un mísero mensaje no te quitará mucho tiempo, existen audios, ¿sabías?
—Tengo mis propios asuntos, lo olvidé.
—Me siento en medio de una discusión de pareja, es hermoso—dijo Dylan bromeando, haciendo que todos rieran, menos Hanny y Gael que se dieron cuenta y calmaron los ánimos.
—Está bien, no debí haberte pedido ese favor sabiendo lo ocupado que eres. Iré a hablar con él personalmente.
—Eso será imposible, se fue de viaje a París—le respondió. Ella al escuchar la palabra París lo primero que se le pasó por la cabeza fue Andrew.
—Andrew está en París—afirmó—. No entiendo porque Alphonse iría a París. Debe ser una coincidencia, ¿verdad? —le preguntó a Gael angustiada. Él se acercó a ella.
Ahora Gael entendía todo, Alphonse fue a buscar a Andrew. Pero, ¿acaso ellos se conocían? Un millón de interrogantes se le pasó por la cabeza.
Si Alphonse fue capaz de buscarlo a él, ¿quién no le decía que a Andrew también? Entonces las posibilidades de que Andrew sea el novio de la amiga de Hanny eran altas. La miró seriamente, ella parecía estar confusa.
—Alphonse es hijo de Reeds, igual que yo—Hanny abrió la boca sin poder creer lo que escuchaba. Negó con la cabeza.
Los chicos se quedaron en silencio, eso ni ellos lo sabían.
—¡¿Qué?! —gritaron al unísono.
—¿Reeds tiene otro hijo? Espera, Alphonse debe tener, no sé, ¿más de treinta? ¿Cómo puedes mantener un hijo así oculto? Ese hombre me matará—dijo caminando de un lado para el otro.
—Reeds sabe que tiene un hijo, pero no se imagina que es Alphonse.
Hanny se detuvo.
— No lo sabe.
Él negó con la cabeza. Hanny se quejó con un suspiró tratando de aclarar todo, juntar las piezas.
—Alphonse es hijo de Reeds igual que tú, pero a diferencia tuya, Reeds no sabe que él su hijo. Andrew embarazó a Renee, Reeds se enteró de esto y la amenazó. Envió a Andrew fuera del país y lo desconectó de su familia. Ahora Alphonse fue a buscarlo. A rescatarlo. No puede ser, Andrew, ¿es él? —preguntó desconcertada. Gael suspiró.
—Tus conclusiones son muy buenas, tal vez sea así—Hanny se sentó en el sofá, al lado de Richie, se había quedado sin palabras, no podía ser, Andrew, era imposible.
—Pero, también es posible que haya ido a París por trabajo, no necesariamente a buscar a Andrew—trató de explicar.
—Él dijo que todo se iba a solucionar, no creo que haya ido por otra cosa que no sea por Andrew Reeds, Hanny.
Ahora con todo lo que sabía, eran más las posibilidades que fuera cierto. ¿Cómo era posible?, Renee estaba embarazada, y si todo era cierto, el hijo era de Andrew, ese niño era el nieto de Reeds. ¿Cómo pudo incentivar a alguien al suicidio sabiendo que llevaba dentro su propia sangre? Miró a Gael, ¿por qué le sorprendía? Negó a su propio hijo y con Ethan era un imbécil.
Una sensación de angustia pasó por su corazón, la sangre le hervía de rabia, tenía ganas de golpear a Reeds, no, matarlo. Se levantó del sofá agitada. Tomó su bolso y caminó a la salida. Gael la detuvo.
—¿Dónde vas? —le preguntó seriamente.
—Le diré todo a Esther Reeds ¡ya me cansé! ¿Cómo es posible todo esto?
—Ella sabe de mi existencia y no le importó, ¿crees que esto cambie algo? No, Hanny. No te dejaré ir así, no como estás.
Las lágrimas comenzaron a caer por si solas. No pudo retenerse, la angustia y el dolor se apoderaron de ella completamente. Gael la atrajo hacia él y la abrazó fuertemente. Hanny se puso a llorar más desconsolada que nunca, todo se le había juntado y ahora estaba explotando.
Los chicos se quedaron en silencio mirando la escena, sin entender nada. Gael le acariciaba su cabello mientras ella lloraba, una vez en su vida sintió ganas de llorar, cuando su madre murió, y ahora, y no le gustaba que Reeds fuera causante de sus lágrimas.
***
Le pasó un vaso de agua con azúcar. Ella lo recibió aun angustiada. La había llevado a su habitación ya que no quería que los chicos la vieran así. Ella lentamente comenzó a tomarse el agua, solo rogaba que realmente la calmara.
— ¿Te sientes mejor? —le preguntó sentándose al lado de ella en la cama— Te afectó más de lo que creí, tal vez no debí decírtelo. —ella negó con la cabeza.
—De igual forma me iba a enterar—tocó su corazón—. Me siento más aliviada, pero tengo una sensación extraña en el pecho, una que nunca había sentido—confesó con los ojos cristalizados— ¿Todo esto está pasando en verdad? —él suspiró. Costaba creerlo, pero todo era cierto.
—Me temo que esta es nuestra realidad, Hanny.
—¿Y si no es él? Tal vez esté equivocada.
—Alphonse no negó ni afirmó que fuera él, eso significa que si es él. No hay excusas, Hanny, solo busca la forma de corroborar todo.
La muchacha se mordió el labio y las lágrimas se salían por sí sola. Se las limpió con la mano y suspiró.
—Gael, no creo poder guardar por mucho tiempo este secreto, no me hace bien—bajó la mirada—. No quiero ser cómplice de esto. No me importa si Reeds tenga hijos regados por todo el mundo, no soy quién para juzgar, tampoco si se hizo cargo o no, pero lo que no puedo tolerar es que haya hecho tanto daño por mero egoísmo. Él no merece la familia y los hijos que tiene. No merece a la tía Esther, no merece a Andrew ni a Ethan, como tampoco los merece a ustedes.
—¿Qué pretendes hacer? ¿Contarle a Ethan? Esperemos que te crea, y si es así, ¿qué harán los dos?—preguntó con seriedad.
Ella se quedó en silencio un momento.
—No lo sé, pero de brazos cruzado no me voy a quedar—Gael la miró impresionado—. No creo en la venganza, pero a veces hay que dar un pequeño empujón para que se haga justicia.
—Para que Hans Reeds pague, hay que dar un empujón bastante grande y con mucha fuerza. Ninguno de nosotros tiene ese poder—Hanny esbozó una sonrisa.
—Poder, claro—la cara se le había iluminado—. Gracias Gael.
Se puso de pie y tomó sus cosas, debía buscar la forma, tenía una vaga idea que esperaba que funcionara. Él la detuvo, haciendo que sus miradas se encontraran. Hanny se quedó estática, pensando que la besaría, pero eso no sucedió.
—Tengo algo para ti—dijo poniéndose de pie, caminando hacia su ropero. De él sacó una bolsa—. Olvidé entregarte esto.
Miró dentro de la bolsa, allí estaba su uniforme.
—Oh, había olvidado pedirlo, gracias lo necesitaba—aclaró sacando la chaqueta. La miró y sonrió, tal vez esa sería la última semana que podría usarla. Recordó lo sucedido en la bañera y como pensó que lo había matado
—Te dejaré en tu casa—Hanny sonrió y negó con la cabeza.
—No, gracias. Puedo ir sola.
—Hanny—insistió.
Ella negó con la cabeza, necesitaba estar sola. Le sonrió y se acercó a él, la había ayudado tanto que se sentía agradecida. Tomó su cara con ambas manos y lo besó sin pensarlo demasiado, tenía una necesidad dentro de ella de poseer sus labios una vez más, no podía negar más esa sensación tan grata que le producía estar cerca de él. Le gustaba Gael y sobre todo el Gael que había conocido ahora último. Podía decir sin ataduras que ese era el verdadero Gael Stevens y eso la emocionaba.
Él le correspondió el beso, cerrando sus ojos a la par de los de ella, dejándose llevar, porque en el fondo también quería eso pero no se atrevía a hacerlo. Hanny fue insistente y no se separó de él ni un segundo, respiraban con dificultad pero ambos sabían que si uno cedía, ese momento mágico se acabaría.
Querían seguir dentro del hechizo de "no sé lo que hago".
Finalmente fue ella quien terminó todo, separándose de él con una media sonrisa en sus labios, avergonzada pero a la vez satisfecha con lo que había hecho. No dijo nada, solo salió de allí dejando a Gael sin palabras.
***
Mary estaba trabajando sin ganas, lo que había pasado el día viernes para ella fue muy fuerte, primero, se entregó a Ethan completamente, segundo, su hermana sufrió un "accidente", donde casi la violan y matan, y tercero... Kevin, el chico que la amenazó. ¿Cómo era todo eso posible? Sintió que estaba bromeando, pero en el fondo sabía que era real, el día lunes evitó a Ethan, tratando de analizar la situación, ¿si realmente su hermana estaba en peligro? No quería arriesgarse, pero amaba a Ethan, ¿cómo se iba alejar de él? Sin que él se extrañase con esa actitud, ¿y si le contaba? No, no podía hacer eso, pondría más en riesgo a su familia y ella no quería que todo se volviera más peligroso. Debía evitarlo hasta que se le ocurriera algo mejor.
Y así lo hizo, estuvo todo el día evitándolo, cada vez que se acercaba a Mary, ella salía con una excusa y, por el tema de su hermana, él no indagaba más. La muchacha sabía que él pensaba que su comportamiento se debía a lo sucedido esa noche con Emma, en parte tenía razón, pero no de la forma que él lo creía.
—Mary, es tu hora de salida—le informó su jefe.
Mary terminó lo que hacía y se fue a cambiar, sus papás ya no le hablaban de la misma manera que antes y eso la deprimía. Entendía su molestia, pero no le gustaba que no le hablaran. Ni siquiera la castigaron, la dejaron hacer lo que quisiera y esa falta de atención por parte de ellos era un castigo muy cruel a su parecer.
Sabiendo las necesidades que había en su casa, decidió seguir trabajando.
Se despidió de Martin y salió del local, esperando no encontrarse con Ethan. No vio venir que otra persona si se había dado el tiempo de esperarla, Kevin.
—Hola Mary—la saludó sonriente, con una bolsa de papas fritas en la mano—. Por si te preguntas, vine a comprobar que te alejaste de Ethan, supongo que ya lo hiciste.
Mary no era capaz de mirarlo a la cara, le producía mucho asco. ¿Cómo poder enfrentarlo? No podía, solo debía agachar la cabeza y aceptar su destino.
—Él y yo solo somos amigos, mentí cuando dije que era mi novio—aclaró tímida.
—Lo sé, pero a mi jefe no le gustas, no te quiere cerca—Mary aun no entendía quién era la persona que hacía eso, ¿quién podría ser? Kevin comía de las papas sin preocupaciones, observando a su alrededor.
—Ya no tengo nada que ver con Ethan, ya le dejé de hablar—contó con tristeza.
—Eso no sirve y lo sabes. Al parecer no le tomas el peso, primero fue tu hermana, pero mañana pueden ser tus padres o hermanos, y ya es bastante penoso que tú papá esté sin empleo—negó con la cabeza—. Creo que la palabra que buscaba era patético, él jamás volverá a encontrar un trabajo decente—se burló.
Mary comenzó a temblar, ya no lo soportaba. Sus ojos se cristalizaron y se alejó de él, necesitaba correr, pero no pudo hacerlo, menos cuando él la detuvo sosteniendo su brazo con fuerza.
—Déjame, por favor—rogó con las lágrimas cayendo. Él puso los ojos en blanco.
—Eres estúpida, ¿cómo te va a costar tanto trabajo? —cuestionó—Te haré un favor, porque a veces puedo hacerlo y de cierta forma me simpatizaste un poco—la orilló hacia una pared y apoyó sus brazos uno a cada lado de Mary, encerrándola—. No hay forma que esto termine bien, Mary, es tu familia o tu capricho por ese niño rico. Te darás cuenta que no le importarás, ¿crees que no lo he visto antes? No eres la primera y no serás la última, en este mundo tú no vales nada. Así que, sabiendo esto te haré una pregunta, ¿qué harás?
—Alejarme de Ethan Reeds.
Él sonrió.
—Buena chica, así me gusta—se alejó de ella y se cruzó de brazos al ver un auto estacionarse frente a ellos.
A Mary casi se le cae el cielo al ver a Ethan. El muchacho se bajó y caminó a ellos, notando los ojos enrojecidos de Mary.
—¿Qué está pasando? —preguntó con duda, Kevin se hizo el desentendido.
—Ethan, ¿qué haces aquí? —preguntó secando sus lágrimas.
—Vine para que hablemos—miró de reojo a Kevin, que no se movía de su lugar, esperando algo—. ¿Por qué no vamos a otro lugar.
—No quiero—dijo con dolor en su corazón—. Esto no funciona, Ethan. No puedo mirarte a la cara.
—¿De qué estás hablando?
—Que por estar contigo empecé a hacer cosas que nunca antes me atreví a hacer, y por lo mismo le pasó eso a mi hermana. Casi la matan, jamás me voy a perdonar no haberla detenido, de negarme a que saliera solo por querer estar contigo.
—¿Qué excusa es esa? —estaba perplejo. Se acercó—Mary, hablemos.
—¡No! No quiero hablar, ¿no lo entiendes? No te quiero ver, ni siquiera saber que existes—iba a insistir, pero Kevin se interpuso entre ella y él.
—No te metas—le advirtió Ethan.
—Aléjate de Mary, por su bien. ¿No la escuchaste? —sonrió—No me mires así, niñito, saldrás perdiendo. Yo la cuidaré, no te preocupes.
—Mary—rogó por última vez.
—Ya lo escuchaste, vete—dijo de manera fría.
Estaba confundido, esa no era la Mary que conocía, no podía ser posible. Se alejó de a poco y volvió a su coche, saliendo de allí rápidamente. Mary se quebró a penas lo vio alejarse, ¿por qué todo era tan injusto? Se acuclilló y se abrazó para llorar con más ganas, se sentía miserable.
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