Capítulo 24: "Peligro"
No era fácil para Gael entrar a la casa de Alphonse. Había dedicado tanto tiempo y esfuerzo en evitarlo, que se le hacía irónico que ahora él era quien lo buscara. Se arrepentía un poco de haberse ofrecido tontamente en ayudar a Hanny, aun no entendía muy bien porque le importaba tanto lo que ella pensara o sintiera, y tampoco entendía porque esa desesperación de él de llamar su atención, se sentía como un niño de primaria.
Alphonse no se esperaba su visita pero aun así lo recibió con los brazos abiertos. Sonrió al ver que aceptaba la taza de té que le había ofrecido.
—Me sorprende que vengas a mi casa.
—No es por gusto—contestó como de costumbre.
—Eso es hiriente, a estas alturas ya tendrías que quererme.
— ¿Por qué debería?
—Porque somos hermanos—Gael suspiró.
—Del mismo padre, así que no cuenta—aclaró tomando un sorbo de su té.
Conocía a Alphonse hace ya cinco años, cuando a su madre le habían diagnosticado el cáncer de colon. Simplemente el hombre llegó y le dijo sin más que él igual era hijo de Hans Reeds. En ese momento lo tomó realmente por sorpresa. Ese viejo tenía demasiadas sorpresas y secretos.
—Para mí sí. Lo único bueno de todo este asunto es saber que tengo más hermanos. Pero no hablemos de eso, ¿qué te trae por acá?—dijo con una sonrisa. Gael le entregó el sobre amarillo donde contenía las fotografías de Renee y Daniel—. ¿Qué es esto? —preguntó extrañado.
—Reeds se lo dio a Hanny, según él, el chico es el novio de Renee, quien la dejó embarazada—Alphonse revisó las fotografías y levantó una ceja. Miró a Gael de reojo.
—Entiendo, ¿qué quieres que haga?
—Que averigües si realmente es él su novio, no te costará nada—Alphonse guardó las fotos en el sobre y se lo entregó.
—No es necesario.
— ¿Qué? ¿Por qué? —preguntó extrañado.
—Porque este muchacho no es—respondió seriamente.
— ¿Cómo lo sabes? —Gael se notaba sorprendido.
—Una larga historia. Que no te contaré ahora. Dile a Hanny que averiguaré, y que no se preocupe, que pronto se enterará de todo—Gael negó con la cabeza.
—¿Es Andrew Reeds? Porque Hanny cree que es él.
—No me esperaba eso. Sirve de hipótesis, pero falta toda la investigación, porque de deducciones no conseguiremos llegar a la verdad.
—¿De qué estás hablando? En verdad no te entiendo, Alphonse—expresó aun sorprendido. Alphonse desde que lo conoció actuando de manera "rara", por no decir única.
—No te preocupes hermanito, también todo saldrá bien para ti—le guiñó un ojo. Gael suspiró. Levantó la mirada, y vio una maleta.
— ¿Saldrás a alguna parte?
—Sí, me voy de viaje a París. ¿Quieres venir conmigo? —le respondió asqueando a Gael.
—Para la próxima. Es mejor que me vaya. Gracias —se puso de pie, dando el último sorbo a su té. Se despidió de él y caminó a la puerta.
—Vuelve cuando quieras, esta también es tu casa—gritó por detrás, él no se volteó, solo cerró la puerta terminando la conversación.
Gael caminó al estacionamiento y se subió al auto y se dirigió al hotel. Aun no podía sacarse de la cabeza todas las cosas que estaban pasando, y los misterios que rodeaba a esa chica. Lo intrigaba, de un día para otro se sintió más cómodo con ella, le agradaba un poco, pero jamás lo reconocería.
Llegó al hotel y se fue directamente a la suite. Estaba cansado mentalmente. Cuando entró vio a Richie recostado en el sofá solo, se extrañó.
— ¿Y los chicos?
—En el restaurante—respondió normalmente.
— ¿Y tú no fuiste?
—No quiero encontrarme al viejo—se quejó—¿Estabas con Hanny?
—No, ¿por qué lo preguntas?
—Es que últimamente has pasado mucho tiempo con ella—Gael puso los ojos en blanco, odiaba que Richie hiciera eso.
—Ve al grano.
—¿Te gusta Hanny?
—Me encanta Hanny—se burló, al no ver una reacción en él sonrió—. Idiota, ¿cómo me va a gustar?
—¿Por qué no? —se sentó con dificultad y lo miró tranquilo—¿No puedes responder a eso?
—No entiendo tu insistencia. ¿Te gusta a ti?
—Me agrada. La besé una vez, ¿recuerdas? Es linda y divertida. No he tenido la misma suerte que tú de estar más tiempo a su lado, si fuera así lo más probable es que me gustaría.
—Pero no soy tú, Richie.
—No se trata de que seas yo. Digo, nunca hemos tenido relaciones serias por miedo a que Reeds pudiera usar eso a su favor. Inclusive cuando creímos que Hanny era de fiar decidimos protegerla cortando relaciones con ella, y eso no funcionó. Pero ahora es distinto.
Gael suspiró resignado.
—¿Qué tiene de diferente?
—Con Hanny puedes ceder. Podemos ser nosotros mismos, sin temor a dañarla, porque ella decide que es lo que la daña o no. Tiene determinación, hay que admitirlo.
—Tiene personalidad—afirmó. Se quedaron en silencio, Gael meditó la situación era imposible para él sentir algo por esa muchacha—. No me gusta Hanny—aclaró. Richie asintió y se puso de pie, caminando hacia la cocina.
—Entonces, deja que yo pase más tiempo con ella, no la acapares para ti. Quiero que me guste y quiero gustarle—dijo abriendo el refrigerador, sacando una botella de agua.
Gael asintió.
—No hay problema. Pero por lo que supe regresa a Florida, será difícil, ¿no crees? —Richie sonrió, bebió de la botella.
—Ella dijo que tal vez volvía a Florida, no es seguro. Mientras estemos encerrados en este maldito hotel y ella esté en Nueva York, me enfocaré en conquistarla—alzó las cejas en forma coqueta, Gael desvió la mirada al balcón.
—¿Qué crees que dirán los chicos?
—No me importa lo que digan. Además, no creo que les importe.
—Para ella es difícil salir, está castigada—Richie rio.
—Iré a su casa.
—Debe estudiar, dijo que tenía exámenes.
—La ayudaré, recuerda que era muy bueno en el colegio.
Gael sonrió.
—No mientas, te iba pésimo.
—Pero ella no lo sabe—ambos comenzaron a reír, esto se estaba volviendo absurdo para el muchacho. Richie se acercó a su amigo—. ¿No se te ocurre otra excusa?
—Tengo hambre, iré con los chicos—desvió el tema.
Abrió la puerta y salió de allí. A pesar que había terminado bien la conversación, algo lo estaba molestando.
***
Mary estaba de los nervios. Kevin, el chico raro de la motocicleta, después de esa "conversación" que tuvieron el día anterior, al parecer no le quedó muy en claro que ella tenía novio. Se volvió aparecer en la pizzería. Aunque no le habló más allá de un saludo amistoso, sintió un poco de miedo, en verdad ese chico daba un mal aura, que la ponía incómoda. No lo atendió y apenas fue la hora de salida, se fue rápidamente a su casa.
Otra cosa era ir a la casa de Ethan, eso la tenía más ansiosa, se podría decir que era una cita, su primera cita. No sabía cómo decirle a sus padres, la llenarían de preguntas porque sería muy raro para ellos escuchar que Mary estaría con un amigo viendo películas, casi se desmayaron de la impresión la última vez que salió con los chicos, estaban bastante emocionados. Lo más probable es que quisieran hablar con Ethan, invitarlo a casa y conversar toda la tarde con él, y esa cita que estuvo esperando con tanta emoción se arruinaría. Se sentó en su cama pensando cómo decirles. Emma entró en su habitación y saltó encima de la cama de su hermana, la miró y se aclaró la garganta.
—¿En qué estupidez estás pensando? —le preguntó para molestarla.
— ¿Me ayudas?
— ¿En qué cosa? —le preguntó extrañada.
—Ethan me invitó a ver una película en su casa.
— ¿Tendrás sexo con Ethan? —chilló sin poder creerlo. Mary le tapó la boca avergonzada y la hizo callar.
—¿Sexo? ¿Acaso no escuchaste? Iré a ver una película.
—Ay, Mary. Que frustración es hablar contigo, ¿eres tonta o vives en una dimensión alterna? Ir a ver una película es una insinuación a algo más.
—¿Algo más? Pero...llevo palomitas—Emma rio a carcajadas y golpeó a su hermana en la espalda sin tomarle el peso al asunto, Mary estaba realmente preocupada.
—Hermana, palomitas son las que vuelan alrededor de tu cabeza, hasta yo sé ese término, ¿cómo tú no? De igual forma, te ayudaré. ¿Le pediste permiso a mamá? —negó con la cabeza—Estoy casi segura que le ibas a decir sobre las película en la casa de Ethan, y con los ingenuos que son, ni enterados estarían de su significado—negó con la cabeza, Mary estaba sin palabras—. Te ayudaré, si tú me ayudas.
—¿Qué estás tramando?
—No le diremos a nuestros papás donde irás, ¿me sigues la corriente? —Mary no tuvo más remedio que aceptar—¡Genial! ¿Qué te pondrás?
—Ropa—dudó en responder. Su hermana dio un resoplido.
—Yo debí ser la mayor. No te preocupes ya sé lo que haremos—aclaró saltando en la cama felizmente. Mary la miró y suspiro, ella parecía más ansiosa y feliz.
Bien el plan era muy simple, ella y Emma se irían a pasar la noche en la casa de Evelyn, cosa que sus padres no sospecharan de nada. Mary le dijo a Ethan que la pasara a buscar ahí, el accedió sin preguntar más detalles. Además, tenía ese día completamente libre, ya que Martin se lo había dado. Ella y su hermana se fueron a la casa de Evelyn tranquilamente, la cita con Ethan era a las nueve y tenía que arreglarse. Evelyn y Emma se ofrecieron amablemente.
Eligieron un vestido y mientras Mary peinaba su cabello, miró a las dos chicas que se estaban arreglando.
— ¿Ustedes dos saldrán alguna parte? —preguntó preocupada. Emma le sonrió burlona.
—Es parte de mi plan—aclaró Emma.
—¿Me utilizaste para salir a escondidas? —preguntó dolida.
—Yo diría que nos ayudamos mutuamente, no seas pesada, hermana. No es la primera vez que salgo.
Mary suspiró enojada.
—No me gusta que le mintamos a nuestros papás.
—Es una mentirita piadosa. Solo hoy, por favor—juntó las manos en forma de súplica. Mary asintió, no podía ganar ante su hermana precoz.
—Te estaré llamando—advirtió, haciéndola sonreír.
***
Ethan fue puntual en irla a buscar, no preguntó porque el cambio de casa, lo importante era Mary. Ella parecía muy nerviosa, estando en el auto habló a más no poder, revelando secretos familiares bastante cómicos, al parecer su familia era numerosa, tenía primos en todas partes que hacían la vida divertida. Él solo escuchaba mientras reía a carcajadas, aun con eso, de vez en cuando se notaba que se tensaba.
Al llegar a la casa de Ethan pidieron para comer. Mary quería pollo frito, así que eso compró el chico. No se decidían si por una serie o película, cuando Ethan se acercó a ella para mostrarle las alternativas, ella se alejó de golpe, dejándolo confundido.
Le entregó el control remoto para que ella eligiera, mientras él arreglaba todo para sentirse más cómodos. Aún seguía extrañado por la actitud de la muchacha, ¿qué estaba pasando?
Su pedido llegó justo a tiempo, lo recibió y acomodó las cosas para comer, aun se sentía el ambiente extraño.
Estaban en el living, solos. ¿Eso la ponía nerviosa? La miró de reojo, se veía tensa, ¿en qué estaba pensando? Sonrió, no podía ser que Mary tuviera otros pensamientos. Rio por lo bajo y se sentó a su lado.
—¿Te pasa algo?
—¿A mI? No, no, no—respondió ansiosa.
—Creo que tenemos la suficiente confianza para decirnos las cosas—continuó, haciéndola sonrojar.
—Es que...—tragó saliva—Emma me dijo el significado de ver películas en una casa—dijo en voz baja, como si ese fuera un secreto entre ambos. Ethan frunció el ceño y comenzó a reír. Mary se sintió estúpida, debió haberse quedado callada.
—¿En serio creíste que tú y yo? —rio de nuevo—Yo sería feliz, pero en serio, nunca te invité con esa intención—trató de retomar el aliento—. Debí haberme dado cuenta, es mi culpa—continuó riendo.
—¿Me preocupé por nada? —él asintió, ella no parecía muy animada. Dejó de reír.
—¿Acaso lo esperabas? ¿Esperabas que pasara algo? —preguntó de manera seria.
Mary se quedó en silencio, ¿acaso lo quería? No podía negar que una parte de ella lo anhelaba, estar de esa forma tan íntima con Ethan Reeds era una de sus fantasías, esas que ni los nervios la obligarían a decir. Pero otra parte temía, no se sentía cómoda con ella, con lo que era ella y no quería espantarlo, era bobo, pero su inseguridad muchas veces le ganaba.
Sonrió de manera nerviosa.
—No sé qué responder a eso. Siento que en el fondo sí lo esperaba pero también esperaba que no pasara, ¿se entiende? Ya sé que me ves como una loca.
Ethan se relajó, así que tenía ese temor, aun no lo entendía del todo, ¿qué le causaba miedo? ¿La intimidad? Eso era entendible, siempre es temeroso mostrarse al otro de esa manera, es un momento de vulnerabilidad notable, sobre todo si se hace con conciencia y con sentimientos entre medio. Para él nunca fue un problema, sabía de la importancia de cuidarse, pero jamás pensó más allá, no involucraba mucho sentimiento en el acto.
Para Mary era distinto, y se notaba.
—Me gustas, Mary. Me gustas mucho, y no hay presiones, no hay que adelantarse a nada. Si no estás segura, no lo hagas, simple. Si soy yo u otro, no importa, lo que verdaderamente debes saber es que, con quien lo hagas debe ser lo suficientemente bueno para tratarte con respeto y el amor que mereces.
Mary asintió temerosa de si decirlo o no.
—¿Pero si a esa persona no le gusto? ¿Si no le gusta lo que ve? —Ethan se sintió culpable, así que era eso. Suspiró nervioso.
—Mary, eres hermosa—sonrió—. No te voy a convencer de que realmente lo eres, porque es obvio que no lo creerás, pero sí, lo eres. No debes esperar que los demás lo digan, basta con que tú lo sepas y lo defiendas. Si presumes de lo linda que estás, nadie te puede decir lo contrario—se acercó un poco más a ella—. Todos tenemos cosas que no nos gustan de nosotros mismos, que para otros puede ser algo maravilloso. No debería darte miedo mostrar a la persona que quieres lo que eres. Al final si no te aceptan, no valen la pena.
La chica lo quedó mirando fijamente, no podía creer que esas palabras provenían de él. ¿Era el mismo Ethan que había conocido? No, no lo era, y ahora tenía un gran problema, estaba locamente enamorada de él. Mucho más que antes y se sorprendía al entender que se enamoraría mucho más en el futuro.
Ethan le sonrió y comenzó a hablar de las películas, para distraerla un poco y se sintiera más cómoda, pero no lo logró. Ella seguía en silencio. Se puso de pie de golpe, asustándolo, y dio aviso que iría al baño, necesitaba un tiempo a solas.
Subió al segundo piso y entró al baño que Ethan le indicó. Tomó aire y lo botó por la boca lentamente. Su corazón latía muy rápido, eso no estaba bien. Mojó su nuca y se sentó encima de la tapa del retrete, ¿qué se suponía que debía hacer? Quería lanzarse a los brazos de él, pero no sabía cómo hacerlo. ¿Era correcto? Odiaba pensar que los sentimientos de ella eran muchos más grandes que los de él y sobre todo, que si tenían sexo significaría más para ella que para él. Quería llorar de la frustración.
No tenía a quién llamar para un consejo certero. Vio su celular, no tenía a nadie de confianza.
—Mary—la llamó Ethan al otro lado de la puerta—¿te encuentras bien?
Se levantó y abrió la puerta. Ethan parecía tranquilo.
—Quiero hacerlo—dijo sin rodeos—. Quiero hacerlo contigo.
Eso a Ethan lo tomó por sorpresa, miró a su alrededor, intentando descubrir que hacer, sonrió nervioso. Se calmó y le ofreció su mano, ella la tomó.
—¿Estás segura? —asintió—Estoy nervioso, Mary—confesó.
—Yo también—rieron.
Agarró su mano con fuerza y la guio a la habitación, ya allí la atrajo hacia sí, y comenzó a besarla apasionadamente, como si hubiera estado esperando eso por mucho tiempo. Mary no se quedó atrás, le siguió el juego acercándose más a él, abrazando su cuello, mientras Ethan le acariciaba la espalda delicadamente.
Cayeron encima de la cama, cortando el beso. Ella quedó con la espalda apoyada al colchón, mientras él estaba arriba de ella, buscando sus labios. La besó con la misma pasión de antes, bajando por la barbilla hasta llegar a su delicado cuello. Ethan inhaló su perfume y quedó extasiado, el aroma de Mary era único e irremplazable.
Ella comenzó a desabrochar su camisa dejándolo con el torso desnudo. Ambos empezaron a jadear. Ethan le sacó el vestido por encima de la cabeza. Ella un poco avergonzada trato de taparse, pero Ethan la detuvo. Mary lo atrajo hacia sí misma tocando sus bíceps, éste le acarició la cara y comenzó a observarla de pies a cabeza, su piel clara brillaba con la luz que entraba por la ventana, era malditamente sexy, el calor subió por su cuerpo no podía resistirse más.
Mary lo miró a los ojos tranquilamente, la vergüenza se había ido por completo, la habitación estaba iluminada por la luz de la luna que se colaba por la ventana, Ethan la miraba con deseo, su cabello rubio estaba completamente revuelto, y sus ojos azules se habían oscurecido. Él se acercó a ella y volvieron a besarse. La muchacha entrelazó sus brazos por detrás del cuello de Ethan tocando su cabello, y cruzó sus piernas alrededor de sus caderas. Él empezó a besar el cuello y luego nuevamente subió a sus labios, se detuvo un momento y la miró a los ojos, pegó su frente con la de ella.
—Eres hermosa, nunca lo olvides —dijo entre los jadeos. Mary le tomó la cara con ambas manos y le dio un pequeño beso en los labios. Él le acarició la mejilla y la volvió a besar con más pasión que antes.
***
Se sentía la calma de la noche. Ethan no podía dormir, simplemente se dedicó a mirar como Mary dormía al lado de él. Tenía su cabello encima de su cara, trató de quitarlo sin despertarla, pero no lo consiguió, ella abrió de a poco los ojos, al verlo le dio una gran sonrisa.
— ¿Estás bien? —le preguntó preocupado. Ella asintió.
—Muy bien, fue mejor de lo que pensé—él rio.
—Nos esmeramos, ¿no crees?—bromeó y le dio un pequeño beso en la frente. Ella se acomodó para quedar cara a cara con él, le sonrió.
—Te amo—se sinceró—, espero que algún día me ames.
Ethan peinó el cabello de ella, él quería decir las mismas palabras, pero no le mentiría, la quería mucho como para lastimarla así. Se esforzaría en amarla, iba por buen camino, aun así lo hacía sentir culpable.
—Mary...
—Está bien, lo sé, y no me importa—lo abrazó, pegando su mejilla a su pecho. Él la atrajo a su cuerpo y besó su cabeza.
El sonido del celular de Mary cortó la magia del momento. La chica, con cierta dificultad buscó su teléfono, al encontrarlo, contestó.
—¿Hola? —preguntó sin esperar oír sollozos en la otra línea — ¿Evelyn? —Ethan se sentó en la cama extrañado.
—Mary...no sé qué paso...—dijo la muchacha llorando.
El corazón de mary se paralizó, comenzó a temblar.
— ¿Qué pasó Eve?
—No se... estábamos bien y llegaron... casi nos matan...
— ¡Habla claro! —le gritó. Ethan se levantó de la cama y se vistió, notando que algo mal pasaba.
—Emma... casi la matan...—respondió casi sin poder respirar.
A Mary se le congeló la sangre.
— ¿Dónde están ahora? —preguntó nerviosa. Evelyn le respondió con dificultad en que hospital estaban y antes que ella pudiera terminar, le cortó.
Miró a Ethan.
—Debemos ir al hospital, algo le pasó a mi hermana—informó con lágrimas en los ojos.
No perdieron el tiempo, se vistieron y ambos se dirigieron rápidamente al hospital, Ethan estacionó el auto y corrieron a emergencias. Buscaron desesperados y al final del pasillo vieron a la chica. Mary corrió al lado de ella. Estaba sentada en una banca llorando.
—Eve—se arrodilló Mary y le quitó las manos de la cara—. ¿Qué pasó? ¿Dónde está mi hermana? —preguntó preocupada. Evelyn se largó a llorar más fuerte—. Evelyn, maldición cálmate... ¿Qué pasó? ¿Dónde está mi hermana? —la chica no podía hablar. Miró a Ethan sin saber qué hacer.
—Buscaré a un doctor. —dijo. Ella asintió.
Siguió insistiendo con la amiga de su hermana, pero parecía no reaccionar. Para su sorpresa, vio a lo lejos como a su madre y padre entraban al hospital junto con policías, ¿qué había sucedido? Se levantó y los miró con miedo. La madre venía con los ojos hinchados. Se acercó a Mary preocupada, la miró de pies a cabeza y se largó a llorar.
—¿Dónde estabas?—exigió saber. Mary se congeló, había reproche en su mirada, las lágrimas no tardaron en llegar, se sentía culpable—Me mintieron, ahora mira lo que pasó—la regañó con la voz quebrada. Evelyn lloró más fuerte aun. Su padre abrazaba a su mamá por detrás sin saber mucho que hacer.
—Mamá, ¿qué pasó?—Ethan llegó a su lado con cautela.
—Casi la violan—ambos se quedaron congelados. El policía comenzó hablar con su padre, no podía creer lo que escuchaba. Ethan la miró acongojado, nunca había visto a Mary así, y no era menos. Ella iba a decir algo pero su madre la detuvo—. Sal de mi vista Mary, no puedo creer que me hayas mentido, Emma, por Dios. Solo vete—Mary asintió llorando y se fue de la vista de su madre.
Ethan la siguió, ambos salieron del hospital. Mary se sentó en el piso apoyada en la pared al costado de la entrada principal, abrazando sus rodillas, comenzó a llorar más fuerte aún. Ethan se puso de cuclillas al frente de ella y la abrazó.
Escuchó los sollozos de Mary, le levantó la cara y su corazón se estremeció, ahora se daba cuenta que jamás quería ver de nuevo esa cara de pena, culpabilidad y remordimiento.
— ¿Quieres que te lleve a casa? —ella negó con la cabeza.
—Ya se le pasará el enojo a mi mamá, solo quiero saber qué pasó con mi hermana—respondió sollozando.
— ¿Hay algo que necesites? —pregunto para sentirse útil.
—Mis cosas... mis cosas se quedaron en tu casa, ¿me las puedes traer?
—Sí, ¿pero estás segura? Te quedarías un rato sola.
—No te preocupes, estaré bien... pero necesito mis cosa—él asintió. Le dio un pequeño beso en la frente.
—Es mejor que entres y no te pases de frío. Te traeré un suéter. Volveré lo más rápido que pueda, ¿sí? Espérame.
—Bien.
Ethan se puso de pie y rápidamente se subió al automóvil, dejando a Mary sola. Las lágrimas comenzaron a salir nuevamente. Quería saber que le había pasado a su hermana, lo que le había dicho su madre la había dejado perturbada, imaginarse la palabra violación le daba una angustia tremenda.
—Hola Mary—escuchó a lo lejos. Levantó la mirada para ver a Kevin frente a ella, estaba sonriendo como siempre—Ha sido una noche muy intensa, ¿cómo sigue tu hermana?
—No lo sé...—alcanzó a responder. Su corazón se detuvo por un instante. Se puso de pie, comenzó a temblar poniendo toda su atención en el muchacho—¿Cómo sabes lo de mi hermana?
Se encogió de hombros.
—Yo sé todo—rio—. ¿Crees que lo que le pasó a tu hermana es una coincidencia? —preguntó acercándose a ella—Aléjate de Ethan Reeds.
— ¿Quién eres? —murmuró ella pasmada.
—Es simple, Mary. Te alejas de él y tu hermana estará bien. Hoy pasó un gran susto y te lo digo, si no le sucedió algo más es porque yo no lo permití. Pero créeme, soy capaz de desgraciarle la vida a quién sea, es parte de mi trabajo.
— ¿Trabajo? —él asintió.
—Te lo dije, ¿no? Que estaba aquí por un trabajo especial—dio un gran suspiro—. Que maravillosa noche, ten cuidado, ¿sí? Hay personas que no te quieren en la vida de ese chico.
— ¿Quiénes?—preguntó temblando.
—Personas muy malas, Mary, muy malas—sonrió—. Nos veremos pronto.
Se despidió dejándola sin palabras, no entendía lo que estaba pasando y una vez que pudo reaccionar Kevin ya había salido de su vista. ¿Todo había sido intencional? ¿Tenía que alejarse de Ethan? No lo entendía.
No lo podía entender.
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