Capítulo 23: "Los Reeds"
Andrew Reeds. El correcto y buen Andrew era lo que toda chica quería, inteligente, atento, divertido y caballero. Hubo un tiempo que a Hanny le llamaba la atención, pero al ser seis años mayor, solo se convirtió en un "amor platónico", jamás pasó de eso y tampoco se lo había dicho a nadie. Respecto a esas cosas Hanny era reservada, y en esos tiempos de niñas, Renee también estaba "enamorada" de él, pero siendo Renee a ella le gustaba todo chico que encontraba lindo. Inclusive tuvo enamoramiento por Nicholas. Conociendo a su amiga no le sorprendía que le gustara aun el hermano de Ethan, pero conociendo a Andrew le parecía imposible. Sus personalidades siempre fueron opuestas y algo le hacía pensar que su amiga no era mucho del agrado del chico.
Entonces, ¿cómo pudo pasar? Se sentía sumamente frustrada. La única "esperanza" que tenía era el encuentro que tendría con Reeds ese día, donde le revelaría la identidad del novio de su amiga, debía observarlo bien. El comportamiento de Reeds la vez pasada fue sospechoso, y ahora sabiendo lo que sabe, la idea de Andrew no le sonaba tan descabellada.
Sonó su alarma y sabía que tenía que ir a la escuela, no se sentía con ánimos, además, tenía examen de español, y otra vez no había estudiado.
Se levantó y se duchó como lo hacía todas las mañanas, se miró al espejo y nuevamente unas ojeras se le habían asomado. Suspiró, en verdad que todo eso la estaba agotando. Salió al comedor y tomó tranquilamente desayuno con su hermano. Suerte que estaba bastante animado y hablaba, Hanny solo respondía con frases cortas, no tenía cabeza para estar atenta a lo que su hermano decía.
—Papá llega este fin de semana—informó—. Hablará contigo.
—¿Sobre si tengo que volver a Florida o no? —asintió—Tal vez sea lo mejor, volver—dijo cansada.
—¿Qué está pasando, Hanny? Sabes que puedes confiar en mí—Hanny suspiró.
—Hans Reeds—susurró sin ánimos.
Nicholas asintió.
—¿Es por eso? Ese día solo hablamos de cómo ayudarte, nada más—sonrió de medio lado al no verla convencida—. Sabes que no haríamos nada sin tu consentimiento.
¿Qué tan descabellado era decir todo? ¿Ella podría sola? Había muchas cosas que no estaban bajo su control, solo tenía dieciocho años, aun dependía de su padre para subsistir y hace meses su mayor preocupación era saber si podría entrar o no a la universidad de sus sueños. Jamás hubiera imaginado estar en esa situación, mintiendo a su familia y amigo por el capricho de un hombre sin escrúpulos. ¿Qué le diría su papá? ¿Qué pensaría Nicholas? ¿Qué harían ambos en su situación?
Miró a su hermano.
—Creo que debo hablarte de algo importante, pero papá debe estar presente.
Se levantó de la mesa para buscar sus cosas, y evadió cualquier pregunta que su hermano le hacía al respecto.
Llegaron a la escuela y Hanny se dirigió como siempre a su salón. Saludó a sus amigas y comenzaron el examen, para ella era una sentencia de muerte, tener exámenes en la mañana era lo peor que le podía pasar. Después de dar una lucha perdida sus amigas la miraron y negaron con la cabeza.
—Vi tu prueba y prácticamente la tenías en blanco, Hanny—dijo Tiara. Las chicas la miraron y Amanda comenzó a reír.
— ¿Qué hacías mirando su hoja? Querías copiar, ¿verdad? —todas se rieron de ella, Hanny la miró y esbozó una sonrisa.
—Solo necesitaba inspiración—se defendió.
—Lo siento, para la próxima te inspiraré más—se burló Hanny.
—Oye, ayer te fuiste y no dijiste nada—le reclamó Lois. Hanny se encogió de hombros.
—Se me presentó algo muy importante, les iba avisar pero después se me olvidó—aclaró. En realidad era verdad.
—A veces pienso que tienes una doble vida—afirmó Betty con una sonrisa en su rostro, todas rieron con ganas Hanny negó con la cabeza. "Si supieran", pensó.
El día había pasado tranquilamente lento para el gusto de Hanny, solo quería salir de la escuela y dirigirse al hotel. Como siempre se despidió de sus amigas y tomó un taxi a su dirección. Llegó y entró nerviosa.
Se quedó quieta al ver a Gael ahí de pie, revisando su teléfono, ¿la estaba esperando? Una sensación cálida pasó por su corazón. Corrió al lado de él, asustándolo.
— ¿Me estabas esperando?—saltó en su lugar, bajando el celular
—No, me gusta estar aquí y que todos me admiren—respondió con sarcasmo.
—Tienes curiosidad de lo que él me responderá, ¿verdad? ¿Quieres entrar conmigo?
—Son tus asuntos, no me quiero entrometer.
Ella asintió, tenía razón, era su asunto. Le sonrió.
—¿Me esperarás?
Se quedó un momento en silencio.
—Solo si quieres que lo haga—dijo finalmente.
Hanny suspiró y caminó hacia la oficina de Hans Reeds
Ya frente a la puerta, golpeó y sin esperar alguna respuesta entró. Reeds estaba escribiendo en su computadora. La miró de reojo y sonrió.
—Al final viniste.
—¿Dudaba que lo hiciera? Quiero mi respuesta—él volvió a escribir.
—Tendrás que esperar, estoy ocupado—Hanny se sentó en uno de los sofás, poniendo toda su atención en él—. Me sorprende que no esté Gael a tu seguidilla. Te conseguiste un buen novio. Pero debes tener cuidado, no te vaya a suceder lo mismo que Renee. Un embarazo adolescente nunca es una buena noticia.
Hanny sonrió.
—Confío en él, a diferencia de otros, Gael si se haría responsable, ¿no lo cree señor Reeds?
—¿Me estás provocando, Hanny? —preguntó algo molesto, ella se encogió de hombros.
—Creí que conversábamos.
Hans Reeds suspiró pesadamente, y de un cajón sacó un sobre amarillo que tiró a la mesa con brusquedad.
—Ahí está tu respuesta, te puedes ir.
Hanny se puso de pie y tomó el sobre revisando lo que había dentro. Temblorosa vio las fotografías de Renee abrazando a un chico que ella conocía muy bien, se paralizó, no podía ser cierto, ese hombre estaba mintiendo.
—Daniel—susurró.
—Sí, Daniel White—dijo conforme. Hanny guardó las fotos en el mismo sobre, no caería en esa trampa, decidió seguirle el juego.
—Entonces es cierto, lo que sospechaba—afirmó. Reeds esbozó una sonrisa.
—¿Ya sospechabas de él? No me sorprende, si mal no recuerdo siempre estuvo enamorado de Renee. Así que al final le resultó, me alegro por él.
Quería golpearlo, ¿Daniel con Renee? Era una estupidez. Iba a decir algo más, pero la puerta abriéndose la hizo detenerse. Vio con sorpresa la llegada de Esther Reeds al despacho. Su cabello castaño y ojos azules la hacían relucir a cualquier parte que iba, su presencia era avasalladora, aunque ella no se daba cuenta de aquello. Al verse, ambas sonrieron.
— ¿Tía Esther?
— ¡Hanny! Cariño, no sabías que encontraría aquí, pero mira que linda estás—la abrazó con fuerza y alegría. Hans Reeds detuvo lo que estaba haciendo y se puso de pie—¿Qué haces aquí? —le preguntó a la muchacha.
—Me vino a visitar, ¿no es un amor? Ethan es un idiota por haberte dejado ir, eso debe haberlo sacado de ti—dijo Reeds incomodándolas. Camino hacia su mujer—. ¿Qué haces tú aquí?
—Creí buena idea pasar unos días contigo, hace tanto que no te tomas un descanso. Me preocupa que puedas enfermar—respondió afligida.
Hanny esbozó una sonrisa por la extraña situación y por la evidente molestia del hombre. Se notaba que se estaba controlando. Tomó las manos de la mujer con delicadeza y le ofreció una sonrisa paciente.
—Querida, el trabajo no me deja mucho tiempo libre—se detuvo al ver la cara entristecida de ella. Asintió—. Veré que puedo hacer.
—Que afortunada, tía Esther—interrumpió Hanny—. Tiene un hombre e hijos que la aman incondicionalmente—dijo mirando a Reeds a los ojos. Este le sonrió de vuelta. Hanny desvió su atención a la mujer—. Oh, Ethan me comentó que hace mucho no se ha podido comunicar con Andrew, eso me dejó bastante preocupada.
—Ni que lo digas, no he cruzado palabras con él en meses, y responde mis mensajes cuando quiere—se quejó.
—Te dije que Andrew no quería hablar con nadie. ¿Seguirás con ese tema? —continuó Reeds con enfado, Hanny lo pudo notar claramente. Había acertado en preguntarle eso a Esther Reeds, algo referente a Andrew ocultaba Reeds.
—Es mejor que me vaya, así podrán hablar con mayor tranquilidad.
Se despidió de un beso en la mejilla y un abrazo con su tía, y con una leve reverencia de Reeds. Salió de ese despacho lo más rápido que pudo.
Sentía algo de alivio, pero aun así las sospechas de Andrew se acrecentaban, eso le provocaba ansiedad. Tenía una mezcla de emociones y sensaciones contradictorias, necesitaba calmarse.
Ya en el pasillo divisó a Gael esperándola, aún seguía concentrado en su celular, pero al notarla, lo dejó de lado de inmediato. Ella se acercó con el sobre en la mano y una media sonrisa en su rostro.
—¿Estás bien? —preguntó él, recibiendo el sobre. Revisó las fotografías—¿Quién es él?
—Daniel, uno de los mejores amigos de Ethan—él frunció el ceño y esperó una respuesta de ella. Hanny se encogió de hombros.
—Pero esto no prueba nada. Es obvio que él no es, no creo que sea tan fácil. Estoy seguro que hay algo más, algo importante, si esto es falso significa que el verdadero novio de tu amiga es alguien que Reeds no quiere que sepas.
—Lo sé, y con esto—tomó las fotos—me queda en claro quién es.
—¿Quién?
—Andrew Reeds—Gael se quedó en silencio, ingenuo a la situación y obviamente sin entenderla—. La mamá de Renee me dijo que un día él la había ido a dejar a casa, y Renee no me lo dijo. Sé que suena tonto, a pesar de todo conocía a mi amiga, sabía de las cosas que no quería hablar y las que sí, créeme, sin un motivo ella no me ocultaría algo así—explicó—. Si lo piensas, el hijo favorito de Reeds embarazando a la amiga menos querida de su otro hijo, un escándalo.
—¿Qué harás? ¿Irás a preguntarle a Andrew?
—Eso es lo más extraño, es como si la tierra se lo hubiese tragado. Ni siquiera ha hablado con su mamá, algo debe haber pasado. Se está escondiendo o lo están escondiendo—afirmó con miedo.
Gael asintió. No podía quedarse tranquilo, ya se había involucrado suficiente en ese tema de la mejor amiga de Hanny, y si resultaba ser cierta la teoría de la muchacha, sería interesante.
—Iré con Alphonse, le preguntaré. Esta información es relevante—Hanny sonrió.
—¿Puedo ir contigo?
—Prefiero que no—apagó su sonrisa de inmediato. Gael se sintió un poco mal—. Necesito conversar otras cosas con él, lo que responda te lo diré—aclaró.
Hanny asintió, necesitaba una respuesta y esperaba que Alphonse pudiera ayudarlos.
***
Mary había ido el día anterior con Ethan a pedir trabajo en la pizzería, y para su sorpresa la dejaron de inmediato, al parecer le cayó bien al dueño. Empezaba después de clases y Ethan tenía prohibida la entrada al local por instrucciones del jefe.
El muchacho la fue a dejar y como había prometido, no ingresó a él. Le deseó suerte y se fue. Ella ya dentro del local sintió mariposas en el estómago y el nerviosismo se duplicó, pero al conocer a Martin, el dueño y amigo de Andrew todas esas inquietudes que le provocaban ese estado de ánimo, se esfumaron.
Era realmente alto de unos veintiocho años de piel morena y de ojos cafés oscuros al igual que su cabello.
—Me gusta que hayas llegado temprano.
—Ethan me vino a dejar.
—Tan caballeroso como siempre, es un buen chico—le pasó una bolsa—. Bien, este es tu uniforme, el camarín de chicas está por ahí. También tienen duchas, por si te quieres bañar o algo. El sistema es súper simple, tomas las ordenes de las mesas, las dejas en la mesa de pedidos—le mostró la mesa de pedidos—. Y yo las haré, después toco esta campanita, y ahí tú vas a buscar la pizza. Las propinas son para ti, no tiene mucha ciencia—aclaró felizmente —. ¿Entendiste? ¿Tienes alguna duda? —ella se quedó en silencio un momento.
—No realmente... o sea si... y ¿si un cliente se propasa? No es que yo lo haya vivido antes, pero me comentaron que eso es común, no quiero estar desprevenida. A mi prima Vanessa le sucedió algo parecido, trabajaba en la cocina, pero un cliente borracho entró sin saber cómo y la acosó, fue un escándalo—se quedó en silencio, al ver que Martin sonreía divertido—. ¿Qué hago en una situación así?
—Le pateas las bolas con toda confianza. Espero que tu prima haya hecho eso—dijo a carcajadas. Mary suspiró tranquila, que jefe más comprensivo.
—No lo pateó, pero lo acuchilló—respondió tranquilamente.
Martin rio pensando que era una broma, Mary no dijo nada para aclarar que si había pasado.
Comenzó a trabajar y se sorprendió de lo rápido que se había llenado, no tuvo mucho problema en atender, en un principio lo hacía tímidamente, pero después se fue soltando, haciendo su trabajo más rápido y ágil. Las demás chicas eran más grandes que ella y muy simpáticas, a Mary le agradó, no eran adolescentes si no adultas, siempre se llevó mejor con los adultos, por su rara personalidad.
Las propinas eran buenas, pero no lo suficiente, no se quejaba, para ser su primer día estaba bien. Entregó una pizza y se dirigió a otra mesa felizmente.
— ¿Puedo tomar su orden? —preguntó sacando su libreta, el muchacho bajó el menú y Mary se congeló. El chico esbozó una sonrisa de oreja a oreja.
— ¿Trabajas aquí? No puedo creerlo, al parecer el destino quiere juntarnos—aclaró felizmente. Mary se puso nerviosa, jamás creyó que se iba a encontrar con el chico que casi la atropella. Se puso incómoda y movió el lápiz—. Oh, claro el pedido, a ver una pizza individual simple.
—Un momento—dijo Mary dándole la espalda. Le dio la orden a Martin. Volvió a otra mesa y recibió las órdenes, sentía que el chico la miraba, empezó a sudar frío. Estuvo así por cinco minutos. Cuando Martin tocó la campana con el pedido de Kevin, Mary respiró hondo y suspiró. Caminó a su dirección y le dejó la pizza encima de la mesa. —. Aquí está.
—Gracias, Mary—le dio una sonrisa. Ésta asintió y se dio media vuelta. —Oye—Mary lo miró. Este se puso nervioso—soy nuevo aquí en Florida, no conozco muy bien el lugar y no me está acomodando, no empecé muy bien mi vida, casi te mato—esbozó una sonrisa nerviosa—. Okey, eso sonó mal, no lo quise hacer adrede, pero aún me tiene algo asustado. ¿Me podrías ayudar? Tal vez instruirme en cómo vivir aquí. No conozco a nadie.
—No creo ser la indicada para eso—logró responder.
—Entiendo, es normal—rio—. Te incomodé, no es algo contigo, me pasa con todos, a veces no puedo seguir las pautas sociales. Me alivia no haberte preguntado a qué hora sales del trabajo, eso te hubiera incomodado más aún. Pero suelo hablar mucho cuando estoy frente a una chica linda—¿estaba coqueteando con ella? eso la dejó sin palabras. ¿Cómo salir de una situación así?
—Tengo novio—mintió sin pensar.
El muchacho asintió, mostrándose avergonzado, eso la hizo sentir un poco mal, pero no podía hablar con desconocidos de esa manera.
—Es una lástima.
—Lo siento—dijo Mary sin saber por qué.
Él le sonrió.
—No, está bien, es mejor dejarlo en claro. Bueno, provecho—expresó despreocupado y comenzó a comer.
Ella pensó que era raro, y lo decía ella, que era la reina de la rareza, por lo mismo, se vio reflejada un poco en él. Lo dejó solo y se fue a atender a otras mesas. Kevin la quedó mirando serio y esbozó una pequeña sonrisa de satisfacción.
Ella lo observaba de vez en cuando, él parecía seguro de lo que hacía, saludaba a quienes entraban al local como si nada y todos se alejaban de él. Comía despacio y revisaba su celular constantemente. De vez en cuando, sus compañeras se acercaban a él a hablarle, él respondía con mucho ánimo dejándolas encantadas, evidentemente era guapo, pero se notaba mucho mayor.
Ya con el tiempo y todo el trabajo, bajó la guardia y olvidó la presencia del chico, tanto así que no se había percatado que ya se había ido, en su interior se sentía aliviada. Pudo continuar sus labores con más confianza y calma.
—Mary, ya es hora de tu salida—le ordenó Martin desde la cocina. Mary vio su reloj e iban a ser la nueve de la noche. ¿Cómo había pasado el tiempo tan rápido?
—Oh, claro. Terminaré de limpiar estas mesas.
—Buen trabajo.
—Gracias.
Mary fue al camarín a cambiarse, mientras hablaba con las otras chicas. Se despidió de todos en el local y salió. De pronto sintió una mano en su hombro y se dio vuelta pegando un grito asustada. Se tapó la boca al ver a Kevin ahí.
—Lo siento, lo siento en verdad—exclamó con sus dos manos juntas en forma de disculpa. Mary lo miró asustada.
— ¿Qué haces? —preguntó nerviosa. El la miró a los ojos.
—Espero, solo espero. Perdón por asustarte, solo me quería despedir—se sentó en la acera—. Sí que sales tarde, debes tener cuidado, hace poco vi a un sospechoso merodear por el lugar—Mary se paralizó.
—Al único sospechoso que veo es a ti—dijo sin pensarlo, el chico rio y asintió. Mary se dio cuenta de lo que había dicho—. Lo siento.
—Está bien, tienes razón. Pero vi que aquí solo trabajan chicas, y mi conciencia ordenó que me quedara. Deberías volver pronto a casa, a menos que estés esperando a alguien.
—Mi novio me vendrá a buscar—afirmó segura. Lo único real de eso era que Ethan la iría a buscar, pero nada más. Kevin desvió la mirada hacia un hombre que se veía a lo lejos, parecía acechar el lugar, eso la asustó un poco—. ¿Esperarás que todas salgan?
—Sí, vigilaré que no las sigan—respondió con confianza—. ¿Quieres esperar a tu novio conmigo? —Mary dudó un instante, pero al ver al otro hombre, decidió sentarse al lado del muchacho, Ethan no tardaría en llegar—. ¿Has vivido toda tu vida en Florida? —asintió en respuesta—Que bien, yo soy de Nueva York.
—¿Qué haces en Florida? —se atrevió a preguntar.
—Trabajo, vine por un trabajo muy especial—contó felizmente, como si su trabajo lo llenara por completo.
Mary no quiso profundizar más la conversación, solo se quedó en silencio escuchando lo que él decía, y asentía o negaba con la cabeza cada vez que le preguntaba algo. Los minutos pasaron, y al ver el auto de Ethan acercándose se sintió aliviada, se puso de pie y lo saludó con entusiasmo.
Ethan estacionó y se bajó del auto sin notar la presencia del muchacho. Mary caminó a él, y sin esperarlo, lo besó en los labios. Frunció el ceño confundido.
—Hola—dijo nerviosa y miró de reojo a Kevin, que seguía sentado en la vereda. Este sonrió.
—Eres el novio—afirmó—. Que bien que llegaste, hay una persona mal intencionada merodeando—apuntó al hombre, que al notar que lo estaban mirando les dio la espalda. El chico se puso de pie y sacudió su pantalón—. Iré a hablar con él, fue un gusto novio de Mary, Mary—se despidió y caminó con calma hacia el sujeto.
—¿Quién es él?—Mary se cohibió.
—Un cliente amable, supongo.
—¿Y el beso? —preguntó más animado. Mary se sonrojó.
—Él me estaba coqueteando y me puse nerviosa, así que le dije que tenía novio y no se me ocurrió otra forma de saludarte, perdón. No lo volveré a hacer—parecía afligida.
—No tengo problemas con tus besos, no me molestan y si quieres seguir dándomelos no me resistiré, siempre serán bienvenidos—dijo con picardía, haciendo que se sonrojara aún más.
—Lo siento si te incomodó mi beso, no quise que te sintieras acosado—él esbozó una sonrisa y negó con la cabeza incrédulo. La tomó de los hombros y la miró a los ojos.
—No estoy bromeando, Mary. Bésame todo lo que quieras—le dio un abrazo y suspiró—. ¿Te fue bien?
—Sí, todos fueron muy amables conmigo—respondió separándose de él, le sonrió recordando el buen día que había tenido.
—Genial, tengo novedades—informó de manera inocente, Mary le tomó atención de manera expectante—. Mamá viajó a Nueva York junto a papá indefinidamente, ¿te parece ir a mi casa el viernes? —Mary se tensó, ella y él solos en su casa. Imaginarse esa situación la ponían un poco nerviosa, ¿qué significaba eso?
—¿Estaremos solos? —él asintió—¿Qué haremos?
—Hablar, tal vez ver una película.
Ver películas, suspiró aliviada, era un buen panorama para un día viernes.
—Suena divertido, está bien—aceptó animada.
—Genial. Te llevo a casa—dijo feliz.
Ella asintió y ambos se subieron al auto de Ethan. Ansiosos a que llegara el viernes.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top