Capítulo 19: "Cumpleaños feliz"
—¡Necesitamos hablar! —entró algo alterada—¿Eres hijo de Hans Reeds?
—Lo soy—dijo amargamente—. Supongo que irás corriendo a decirle a tu amigo, ¿no?
Hanny quedó pensativa, ¿debía decírselo? Claro que sí, pero no sabía cómo ni cuándo. El Hans Reeds que vio hablando con Gael no era el mismo que conocía, era amenazante, imponente, daba miedo. ¿Qué significaba todo eso? Era algo que no se esperaba saber, no buscaba eso, solo quería encontrar la verdad detrás del suicidio de su amiga.
—¿Quién es él? —preguntó. Gael esbozó una sonrisa irónica.
—Hans Reeds, Hanny. La peor escoria del mundo. Es mejor no meterse en su camino, te recomiendo que te quedes callada y no le comentes esto a su hijo, saldrás perdiendo.
—Es mi amigo.
—Lo que sea, da igual, a él no le importará. Si se entera que abriste la boca no solo se vengará de ti, sino también de mí—se acercó a ella—. No estoy dispuesto arriesgar a mi familia y amigos por ti.
—¿Por mí? No me hagas reír. Lo que haga o deje de hacer es mi responsabilidad. Gracias por el consejo, pero no sirve de nada.
—No puedes irte, nos debes una explicación—intervino Richie. Hanny asintió, sacó la carta que había guardado con recelo y se las tiró en el piso.
—Ahí tienen léanla si quieren, pero ahora todo cobró sentido para mí. Soy una mentirosa, una mala persona, piensen lo que quieran pero yo también soy capaz de hacer lo que sea por mi familia y amigos—miró a Richie—. Estoy segura que Hans Reeds tiene algo que ver en todo esto, no ustedes.
—¿De qué estás hablando? —preguntó Gael confundido, tomó la carta, pero cuando iba a pedir nuevamente una explicación, Hanny ya había desaparecido—¡Hanny!
La llamó tratando de alcanzarla, pero ya no estaba. El pasillo estaba vacío, dejándolo confundido.
***
Hanny bajó al lobby sin darse cuenta que no llevaba su uniforme, solo el buzo que Gael le había prestado, estaba tan impactada que no se había percatado de este gran detalle. Mojada, helada y cansada, eso describía físicamente su estado, si hablamos de mental era un enredo de proporciones.
Había descubierto algo inédito, algo que podía cambiar la vida de su amigo para siempre y la relación tan frágil que tenía con su padre se desmoronaría para siempre. Gael era hijo de Hans Reeds, no lo podía creer.
Eso hizo click en su cabeza, reunió las piezas que faltaban en el rompecabezas, ¿ese era el gran secreto de Renee? ¿Qué tenía que ver con el señor Reeds? Tenía que investigar. Debía empezar por alguien que conocía muy bien a Hans Reeds, y no se le ocurría otra persona más que ella. De lejos vio a Sheena sonriente, justo con quién quería hablar.
—Hanny—la saludó con amabilidad, sin recibir ninguna respuesta de la chiquilla, se mostró preocupada.
—Tú sabes algo—la encaró—. Tú me dijiste que buscara otra explicación, parecía que sabías algo más que no me quisiste decir, ¿qué es?
—Cálmate, no te entiendo.
—Hablo de Hans Reeds, Sheena.
—¿Qué pasó?
—Eso mismo quiero saber, ¿qué pasó? —Sheena miró a su alrededor y se acercó más a Hanny, tratando que se calmara.
Hanny no se iría sin una respuesta, ya estaba lo suficientemente frustrada como para irse con la cola entre las piernas.
—Cariño, no puedo decir algo que no sé.
—Lo conoces, has trabajado para él muchos años, sé que sabes a lo que me refiero—la mujer bajó la mirada.
—La vida personal del señor Reeds no está en mis deberes como gerente del hotel, Hanny.
—¿Qué se supone que debo hacer? —preguntó casi resignada.
—Cariño, tú no tienes que hacer nada, todo caerá por su propio peso—la tomó por los hombros delicadamente, con ojos llenos de melancolía—. Preocúpate de ti, de ganar fuerzas, lo que se viene no será fácil para nadie—Hanny asintió, así que sí sabía algo. La muchacha se zafó de su agarre y retrocedió un paso. Sheena suspiró—. Solo puedo decir eso, y ya es demasiado.
Hanny se cruzó de brazos, ya no quería estar allí.
—Adiós, Sheena—dijo sin más, a pesar de los llamados de la mujer, Hanny no se detuvo a mirar atrás.
Ya no quería hacerlo.
***
—Bien, treinta y ocho punto cinco, estás enferma, ¿pero cómo? Nadie lo sabe—dijo mirando el termómetro, Hanny se encogió de hombros, sabía que esa ducha fría y caminar por la calle sin ropa adecuada le había hecho mal.
—Lo siento—Nicholas le sonrió
—Solo descansa por hoy, iré a comprar medicina y espero que en unas horas te baje la fiebre, sino, tendremos que ir al hospital—le dio un pequeño beso en la frente y salió de su habitación.
Hanny suspiró, ahora que estaba enferma se sentía más tranquila, todo lo que había vivido el día anterior parecía una pesadilla igual que la muerte de su amiga. Solo quería que pasara el tiempo rápido, tener respuestas a todas sus dudas, ya que ahora si tenía preguntas y todo se había complicado más.
Los días siguientes evitó hablar mucho con Ethan, solo lo normal, no quería entrar en detalles, se sentía culpable. Ella como amiga estaba fallando, es cierto, eran temas de su padre, pero ella tenía la obligación de informarlo a su amigo, ella querría lo mismo de parte de él, es lo mínimo que se espera, pero no podía hacerlo, temía que pasara algo.
Conocía a Ethan, no se lo tomaría bien.
Las únicas novedades de su amigo eran que, estaba en muy buenos términos con Mary, y que había juntado el dinero para la otra fotografía. Hanny temía que esa foto rebelara más de lo debido. Ella solo se enfocó en la rara relación que Ethan estaba llevando con la chica que había rechazado múltiples veces. No entendía los pensamientos de Mary, pero Hanny sentía que algo había cambiado en Ethan después de la muerte de Renee, creía que su amigo estaba empezando a madurar y ella, para variar, se estaba quedando atrás. Respecto a la carta, le mintió diciéndole que la había encontrado en su habitación y que Black Mist no tenía nada que ver con su desaparición.
El tiempo pasó y olvidó que estaba de cumpleaños. Si no fuera por los saludos y las llamadas, habría estado todo el día con la cabeza en las nubes.
Escuchó un golpe en la puerta y vio entrar a su hermano con una gran sonrisa.
—Feliz cumpleaños, Hanny—dijo con un pastel en la mano, que traía encima una vela encendida.
—Gracias, Nico.
—Ya tienes dieciocho, pide lo que quieras—Hanny esbozó una sonrisa y se puso a pensar.
—No quiero ir a la escuela—Nicholas negó con la cabeza descartando esa idea.
—Debes ir—le aclaró—. Te recuerdo que estás castigada—Hanny pegó un quejido.
—Tengo dieciocho, ya no me puedes castigar.
—Mientras vivas bajo mi techo...
—Entendí, entendí. ¿Me cantarás o no? —su hermano asintió y cantó, mientras Hanny miraba como bailaba la pequeña llama sobre la vela. Cuando él terminó, sopló con fuerza sin siquiera pedir un deseo, porque sabía que, lo que deseara no se cumpliría.
Desayunaron tranquilos, mientras Hanny revisaba todos los mensajes que le llegaban, felicitándola. Dedicatorias de sus amigos de los clubes de su antigua escuela en Florida, videos donde ella salía riendo, donde estaba realmente feliz. Extrañaba tanto su escuela.
Nicholas la dejó un momento sola para terminar de arreglarse y partir a la escuela. Hanny fue a su habitación a buscar su mochila y escuchó sonar su celular, cuando lo vio notó un número desconocido. No dudó en contestar.
— ¿Hola?
—Hanny, feliz cumpleaños—se oyó una voz alegre al otro lado de la línea.
— ¿Señor Reeds? —preguntó confundida
—Sí, te sorprendí, ¿verdad?
— Sí, bastante—rio nerviosa—. ¿Cómo consiguió mi número?
—Llamé a mi hijo— claro la única forma de conseguirlo era con él, de pronto su corazón se calmó—. Pero no hablemos de cómo te contacté, sino porqué—Hanny se estremeció, sabía a lo que se refería—. Mira este es un tema que no podemos hablar por teléfono. ¿Qué te parece reunirte conmigo hoy a las ocho en el restaurante del hotel? Podrás pedir lo que quieras como regalo de cumpleaños.
—Claro.
—Genial, nos vemos a las ocho.
—A las ocho—y colgaron.
Al parecer, sería un cumpleaños lleno de revelaciones.
***
La escuela pasó rápido, más de lo que ella quería. No pudo tomarse un tiempo de relajo, ya que estaba sumamente nerviosa de lo que Hans Reeds le podría decir.
Según la parte inocente de ella, el hombre le pediría tiempo para hablarlo con su familia, su otra parte, la que siempre está alerta, sabía que esa cena no terminaría bien.
Llegando a su casa lo primero que hizo fue responder los mensajes y la llamada de los padres de Renee y de Mary. Todos diciendo cuanto la extrañaban, era reconfortarte sentir tanto cariño de los demás, eso la hizo tranquilizar un poco.
Las horas pasaban muy deprisa para su gusto, tenía que arreglarse. Se bañó y buscó un atuendo digno de un restaurante cinco estrellas, entre toda su ropa encontró una blusa semitransparente de color rojo, además de su falda favorita con pliegues del mismo color, al juntarlas parecía que usaba un vestido completo, se puso una ballerinas negras y quedó perfecto. No agregó muchos accesorios, una pequeña pulsera de plata que Nicholas le había regalado, la cadenita con la llave que le había dado Renee y una delgado suéter que más tarde odiaría, se hizo risos y se maquilló un poco, delineador, rímel y una labial rosa natural. Al verse al espejo le gustaba lo que veía.
—No sabía que ibas a salir—dijo su hermano entrando a la habitación, no parecía muy contento. Hanny sonrió nerviosa.
—¿No me dejarás salir en mi cumpleaños? Si debo llamar a papá lo haré.
—Tranquila, hoy haré una excepción, solo porque te ves presentable.
—¿Presentable? Me veo hermosa, Nicholas—se dio una vuelta y le sacó el dedo de en medio
—Te ves como toda una chica de dieciocho años—le besó la frente.
—Gracias—tomó una pequeña cartera de color café claro.
—¿Saldrás con tus amigas? —preguntó curioso.
—No, con Hans Reeds.
—¿Hablas en serio? —asintió—¿Qué está pasando?
—Cuando llegue te diré todo—le sonrió—. Hoy comeré gratis—canturreó haciendo que su hermano se relajara.
—No llegues tarde, avisa si quieres que te recoja, no bebas y no hables con extraños...
—No prometo nada—le guiñó el ojo y salió del departamento.
***
Hanny entró al hotel muy nerviosa. No sabía que pensar, como mirarlo o hablarle, la intimidaba un poco, después de ver su otra cara, el señor Reeds era un hombre completamente impredecible. Caminó hacia el lobby y vio a Sheena feliz y campante hablando con la recepcionista, cuando vio a Hanny prácticamente corrió hacia ella.
— ¡Hanny! ¿Qué haces aquí?
—Vine hablar con el señor Reeds—Sheena se quedó en silencio, parecía preocupada—. No te preocupes, todo saldrá bien.
—Eso espero—sonrió—. Feliz cumpleaños—le dio un beso en la mejilla.
—Gracias, Sheena
—Señorita Parks—la llamó el señor Reeds. Miró a la chica—Hanny.
—Hola—lo saludó cortésmente. En su mano llevaba un racimo de rosas blancas hermoso, a Hanny le sorprendió nunca había visto un ramo tan lindo
—Para ti, feliz cumpleaños—le dijo dándoselas, Hanny sonrió, era la primera vez en su vida que le regalaban flores.
—No debió en verdad. Son preciosas, gracias.
—Es lo mínimo que puedo regalarte para tu cumpleaños, ¿por qué no vamos? —le sonrió el señor Reeds, por un momento Hanny había olvidado porque estaba ahí. Tragó saliva y los nervios volvieron. Miró a Sheena.
—Sí—respondió. El señor Reeds caminó delante de ella y Hanny lo siguió—. Hablamos—susurró a Sheena, ésta asintió.
Vio como ella y Reeds entraban al restaurante. Tomó su celular nerviosa de lo que podía pasar dentro. Ese hombre era peligroso y temía por Hanny. Marcó y esperó a que le contestara su hermano.
—Alphonse, la chica ahora mismo está con Reeds, avísale por si algo sale mal—colgó rápidamente y volvió a mirar a la dirección por donde se habían ido—. Pronto comenzarás a pagar todos tus crímenes Reeds—murmuró con la esperanza que un día fuese así.
***
— ¿No te gusta? —preguntó el Hans al ver que Hanny no había probado bocado. ¿Cómo iba a comer? Los nervios le habían hecho un gran nudo en el estómago. Se sorprendió de lo relajado que parecía estar. El restaurante estaba hasta el tope, cuando entraron el señor Reeds comenzó a saludar a todos los comensales que estaban ahí disfrutando su cena. Miraban a Hanny y le sonreían, ella solamente se dignaba a devolverle la sonrisa. Lo miró y negó con la cabeza.
—Está delicioso, gracias—dijo probando un pedacito de carne que al llegar a su boca se derritió por completo, jamás había probado algo tan delicioso. Comenzó a comer, todo tenía un sabor único y exótico. Trabajó allí y nunca tuvo la oportunidad de probar algo. A lo lejos vio a Bas, que la saludó sutilmente al otro lado del lugar. El señor Reeds la miró con una sonrisa.
— ¿Has hablado con Ethan? —le preguntó interrumpiéndola de comer. Hanny se tensó, tomó un sorbo de agua.
—Sí, me deseo feliz cumpleaños—él asintió.
—Antes celebraban tu cumpleaños y el de Renee juntos—suspiró—. Le hubiera dado permiso a Ethan para que viniera hoy a estar contigo, pero no se me ocurrió. Debe estar triste sin ti.
—Ethan no es de los que se entristecen, siempre busca la forma de olvidar sus problemas. Además, está bien acompañado de Carl, Daniel y Mary—le respondió feliz. La cara de Reeds se tensó por un momento. Tomó un sorbo de su vino.
—Oh, claro, esa chica. La había olvidado completamente—susurró en su copa. Hanny se movía en su asiento incómoda, tenía que decir algo, estaba ahí por un tema en concreto y no quería que no se tocara. Se aclaró la garganta y lo miró tímidamente.
—Señor Reeds sobre lo que escuché...
—Hanny, es un tema delicado, te pediría que no hablaras de esto con Ethan. Nunca—le respondió seriamente. Hanny se tensó, negó con la cabeza confundida, no podía hacer eso.
—Señor, no sé si sea capaz de mirar a Ethan si no le digo, a mí no me gustaría que mi mejor amigo me ocultara algo tan delicado—le explicó afligida. El señor Reeds esbozó una sonrisa tranquilizadora.
—Lo sé, por si no lo sabes son temas personales, me estarías pasando a llevar—le aclaró. Hanny no creía que fuera capaz de mentir tanto, una cosa era mentir por un buen propósito, pero eso era mucho para ella.
—Lo siento, señor Reeds, no sé si pueda.
—Hanny, eres una chica inteligente, te lo estoy pidiendo amablemente—la interrumpió amenazante. Hanny se congeló por un momento. Él al verla así sonrió—. No te sientas amenazada—bromeó.
—Ya no sé qué pensar. Pero no le mentiré a Ethan. Pensé que usted le diría, pero veo que no tiene ninguna intención. No lo voy a juzgar, pero su esposa...
—Tu padre tiene un muy buen trabajo, al igual que tu hermano, sería una lástima que lo perdieran.
— ¿Disculpe? ¿Es una broma?
—Soy un hombre serio, ¿lo olvidas? —Hanny tragó saliva y sintió un escalofrío por la espalda y el recuerdo de la conversación que él tuvo con Gael pasó por su mente. Le iba a gritar, pero se retuvo porque había muchas personas ahí. Revisó a su alrededor y se dio cuenta que la había invitado ahí porque sabía que no se atrevería hacer un escándalo. Se calmó un poco.
—Me está amenazando—afirmó, Reeds comenzó a reír.
—Yo diría que es una advertencia—explicó divertido—. Quieres a tu hermano, quieres a tu padre, no creo que estés muy feliz sabiendo que puedes ser causante de su fracaso—se burló. Hanny apretó sus nudillos con rabia, tenía unas ganas de abofetearlo y golpearlo.
—¿Usted cree que me dejaré intimidar por esa amenaza?
—La misma respuesta que Renee—Hanny se tensó y palideció por completo.
— ¿Qué tiene que ver Renee en esto?
—Hanny, siempre supe que eras única, inteligente, linda... una señorita. La perfecta candidata para ser la futura esposa de Ethan. Nunca pude entender como alguien de tu clase pudo juntarse con la libertina de Renee, una chica sin tapujos e incontrolable. No sé cómo permití que Ethan tuviera ese tipo de amistades y aún me pregunto si esa muchacha influyó en ti. Dicho esto Hanny, me gustaría que tomaras en cuenta mis palabras si no quieres terminar como ella.
—¿Terminar como ella? ¿De qué me está hablando?
—Renee se trató de pasar de lista conmigo Hanny, simplemente no se lo permití.
— ¿Renee sabía de su otro hijo?
—Tal vez, nunca lo sabremos, porque ella está muerta—dijo con gozo en su mirada—. ¿Qué me dices Hanny? Creo que quedaste sorprendida. Te dejaré pensar sobre tu decisión. Sé que serás lo suficientemente inteligente para responder, no como tu amiga.
—Infeliz—susurró—. Ahora entiendo todo—sonrió, pegó una carcajada, dejando desconcertado al hombre frente a ella—. Rebeló demasiado, señor. Ahora, no me quedaré callada. Si tuvo algo que ver con el suicidio de mi amiga, tenga por seguro que no me quedaré tranquila—él la miró con seriedad.
—Todos son valientes al principio, Hanny. Te estoy dando una última oportunidad—Hanny tomó las flores y se las tiró por la cabeza, llamando la atención de todos allí.
—Si quiere negociar, será bajo mis condiciones—arrastró la silla hacia atrás y se puso de pie—. No le saldrá barato. Buenas noches.
Y salió de allí lo más rápido que pudo. No dejó que le respondiera y se sintió satisfecha con eso, pero sabía que, lo que había hecho le costaría caro.
***
Caminó hacia el lobby hecha una furia, debió haberle tirado el vino en la cara, gritarle y decirle todos los improperios que ahora se estaba imaginando en su cabeza. Solo quería gritar. Murmuró unas cuantas barbaridades y se detuvo de golpe al ver a Gael sentado en un sofá. Él la miró y se puso de pie, acercándose a ella.
—Hola—lo saludó nerviosa. Acomodó su cabello, pero él no le respondió.
—Estuviste con Reeds—afirmó sin rodeos, era obvio que sabía que había estado con él—. Leímos la carta.
—Ya veo, ahora deben estar odiándome. Me disculparé luego—se disponía a salir, pero él la detuvo.
—Quiero hablar contigo y saber que te dijo.
— ¿Es importante?
—Claro que es importante.
—No te preocupes, si hace algo, solo me lo hará a mí, ¿está bien?
—¿En serio no lo entiendes? —le ofreció su mano—Vamos.
Hanny lo miró con ingenuidad, ¿qué estaba tratando de hacer? Gael puso los ojos en blanco y le tomó la mano y la guio hacia el ascensor. ¿Irían con los demás? No estaba preparada para eso, pero cuando entraron y vio que se dirigían a las plantas bajas, se calmó.
Llegaron a su piso y se bajaron. Caminaron un poco hacia una motocicleta negra.
— ¿Qué es esto? —preguntó impresionada.
—Una motocicleta—le dio una seña para que se subiera.
— ¿Quieres que me suba a eso?
—Sí.
—Se me verán los calzones—aclaró. Gael rio por lo bajo y se sacó la sudadera que traía puesta y la ató alrededor de la cintura de Hanny.
—¿Mejor? —ella asintió. Gael le puso uno de los dos cascos que tenía y le dio un suave golpe—. Bien cariño, ahora sube—le ordenó. Hanny le hizo caso, estaba algo nerviosa—. Afírmate bien—se sujetó fuertemente de la cintura de él con miedo. Cerró los ojos, no quería ver nada, así el miedo sería menor. Gael negó con la cabeza y ambos salieron del estacionamiento del hotel.
***
La motocicleta corrió demasiado rápido para Hanny, y supo de inmediato que Gael lo había hecho adrede. Después de unos minutos, sintió como él apagaba el motor. Hanny abrió los ojos y se sacó el casco. Su pelo quedo todo revuelto, y tanto que le había costado peinarlo y arreglarlo.
Suspiró.
Se bajó de la moto, notando que estaba frente a su departamento. Gael se sentó en uno de los escalones de la entrada principal y le indicó a Hanny que hiciera lo mismo. Se sentó a su lado y sintió el pavimento helado, le estaba dando frío. Se cruzó de brazos para entrar en calor.
No sabía que decirle, tampoco sabía cómo defenderse, aun todo era confuso. Era momento de preguntar, sin embargo, sería muy difícil que Gael quisiese responder, sobre todo después de lo sucedido con ella y la carta.
El muchacho sacó algo de su bolsillo y se lo entregó, precisamente era la carta, Hanny la tomó con alivio, por un momento pensó que nunca se la devolverían.
—Gracias—él asintió y no dijo nada más, eso la ponía nerviosa, ¿acaso estaba esperando que ella comenzara? —. ¿Cómo están los chicos? —se atrevió a preguntar.
—Confundidos, decepcionados—se encogió de hombros—. Lo normal después de saber que eres una embustera.
Hanny bajó la mirada, así que creían eso.
—Al parecer no leyeron la carta.
—Si lo hicimos, varias veces. ¿Cuál era tu propósito? —la miró—Quiero la verdad—dijo con dureza.
—Gael, no vine aquí con la intención de dañarlos, estafarlos o extorsionarlos—suspiró cansada—. Simplemente quería saber por qué mi amiga se había ido, nada más.
—Tu amiga no tiene nada que ver con nosotros.
—No directamente—confesó—. Tú siempre has sido el sospechoso principal, todas las pistan apuntaban a ti.
—¿Acaso creíste que yo la había embarazado? —preguntó sin poder creerlo, Hanny asintió, eso era exactamente lo que pensaba ella y Ethan, no podía negarlo más—Que estupidez, en serio.
—Para mí no lo era, nunca lo fue.
—Perdiste el tiempo, Hanny.
—No lo hice, créeme. Ahora creo entender todo, el secreto de Renee eras tú, tu relación con Hans Reeds, ese hombre me lo dejó en claro, ella sabía de esto. Él debe haber hecho algo—Gael se tensó. Se acercó un poco más a ella.
—¿Te amenazó?
—Me dio una advertencia—rio amargamente.
—¿Le dirás a su hijo?
—No por ahora.
—Él no se quedará tranquilo—dijo nervioso—. Te hará algo, debes estar atenta a todo, no puedes confiar en cualquiera. Pero si le dijiste a él que no le dirías lo más que hará será espiarte para comprobar que no abras la boca. Se lo dejaste en claro, ¿verdad?
—Bueno, en claro no sé, o sea...no—él parecía no entender sus palabras, la muchacha hizo una mueca de culpa—. Es que me enojé y le tiré en la cabeza un ramo de flores que me había obsequiado y le dije algo pero no recuerdo que fue, pero nada lindo.
—¿Golpeaste a Hans Reeds? —dijo con sorpresa, ella asintió. El chico esbozó una pequeña sonrisa y negó con la cabeza—Que envidia. Me compadezco por ti, no te dejará tranquila si lo humillaste de esa manera.
—¿Qué me hará? —preguntó temerosa.
—¿Ahora te preocupa? —Hanny le dio un pequeño golpe en su pie con su pie, para que hablara, él resopló—Él te hará sentir impotente, porque jamás te ataca a ti, sino a los que quieres. Los verás sufrir y no podrás hacer nada para ayudarlos. Él te mostrará de todas las formas posibles lo inútil que eres, lo poco que vales y la culpa cuando llega, no hay quién pueda quitártela. No te deja respirar, es una sensación tan desesperante que levantarte se hace un suplicio, porque todo a tu alrededor se está destruyendo. Hans Reeds crea el efecto de que todo va a empeorar y que seguir no vale la pena.
Dijo con amargura y tristeza. Hanny recordó el incidente en el hotel y sus ojos se posaron de inmediato en la muñeca del chico. ¿Qué tanto daño podía hacer una persona sobre otra?
—Te lo hizo a ti—afirmó con pena.
—No quiero hablar de eso, solo te hice un favor—se puso de pie—. Ven mañana al hotel, ellos a pesar de todo, quieren verte—trató de cambiar el tema, pero Hanny seguía pegada con el anterior.
Se puso de pie también, abrazándose a sí misma para no sentir tanto el frío, debió haber llevado un abrigo.
—¿Intentaste suicidarte? —preguntó sin rodeos.
—¿Crees que compartiría eso contigo? —se burló el muchacho.
—Renee se suicidó. Quiero saber si todo lo que él hace puede provocar que una persona no quiera seguir viviendo—expresó temblando del frío.
Gael bajó un momento la guardia y se acercó a ella tomándola por sorpresa. Desató la sudadera de su cintura y la obligó a ponérsela para que dejara de sentir frío. Pasó la cabeza y ambos brazos, él le acomodó el cabello y la quedó mirando fijo.
—Buenas noches, Hanny—dijo finalmente, aproximándose a su motocicleta y subiéndose en ella.
—¿No estás cansado? —cuestionó a su lado—¿No estás cansado de que te haga sentir de esa manera? —él la observó con enojo.
—¿Tienes miedo, Hanny?
—¡Claro que tengo miedo! Pero no puedo cruzarme de brazos sabiendo que ese hijo de puta le hizo eso a mi amiga. Era como mi hermana, Gael, yo la amaba. Cuando murió, una parte de mí se fue con ella y no hay nada en este mundo que pueda llenar lo que ella representaba. Era...—tomó un respiro para no ponerse a llorar ahí mismo—tan alegre, tan llena de vida con tantos sueños. De solo pensar que él se los frustró, me arde la sangre. Y no solo por ella, sino también por Ethan, no le importó pasar a llevar a su propio hijo—pegó un bufido—, eso me deja en claro que Hans Reeds es capaz de cualquier cosa por su propio bien estar, y eso no es justo.
—Lamento mucho lo que estás pasando, pero...
—Haré lo que sea, Gael. Pero recuerda mis palabras, Hans Reeds las pagará todas—se acercó más a él—. ¿Qué dices, eres parte o no? —Gael sonrió.
—Por un instante me convenciste, pero deja aclararte algo, las cosas se hacen usando la cabeza y tú en este momento te guías por tus emociones confusas, así no puedo tomarte en serio.
—No cambiaré de opinión.
—Eso lo veremos—iba a partir, pero se detuvo. Sacó algo la maletera de su motocicleta y se lo entregó a Hanny, ella recibió el regalo, era una caja mediana envuelta en un papel—. Feliz cumpleaños—dijo incómodo. Hanny quedó sorprendida.
— ¿Cómo lo supiste?
—Alphonse me lo dijo.
— ¿Alphonse? —el hermano de Sheena, ¿qué estaba pasando? La muchacha parecía bastante confundida—¿Qué tiene que ver Alphonse en todo esto?
—Ya que estás motivada en destruir a Reeds, descúbrelo por ti misma—la desafió.
Ella asintió, no quería discutir con él, no tenía los ánimos o las fuerzas para hacerlo. Era extraño, sumamente extraño, Sheena y ahora su hermano Alphonse, algo tenían que ver con Reeds, no cabía dudas.
Hanny miró a Gael y parecía esperar algo. Observó el regalo, le sonrió y con cuidado lo abrió. Se sorprendió al ver lo que era.
—¿Una tableta gráfica? —él asintió.
—Es de parte de todos, ¿tenías una? —ella negó con la cabeza, siempre quiso una, pero nunca se había animado a pedirla. Sentía que era distinto un dibujo en papel a uno digital.
—Gael, gracias por todo—dijo con sinceridad, rio feliz, en verdad ese regalo le había arreglado la noche de mierda que había tenido.
Gael se despidió y encendió el motor. Se puso el casco y miró por última vez a Hanny.
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