Capítulo 18: "Una cruda verdad"

— ¿Cómo que ellos tienen la carta? —preguntó Ethan. Hanny se levantó sin saber qué hacer. ¿Se había revelado todo? ¿Tendría que decir la verdad? Esto no era como llegar y contarla como lo hizo con su hermano o Sheena. Black Mist estaba directamente relacionado con todo. Comenzó a pensar mientras Ethan seguía preguntando por el otro lado de la línea. ¿Qué contenía la carta? Bueno... TODO. Salía la verdad, salían ellos, más bien esa carta rebelaba más de lo que debía, y ahora Hanny se sentía agradecida que en ella no hubieran más pistas de las necesarias. ¿Por qué le sucedían esas cosas? No lo entendía, se pasó de confiada o tal vez debió guardar mejor la carta. Secó sus lágrimas— ¡Hanny! —gritó Ethan sacándola de sus pensamientos.

—Lo siento Ethan... es que...

—Es que, qué, ¿cómo es que ellos tienen la carta? Dilo—le ordenó.

—Hoy vinieron a casa y para que mi hermano no los matara los metí a mi habitación, ahí debieron tomarla... ¿Qué haré ahora? No tengo cara para mirarlos de nuevo, y no puedo decirles la verdad, no ahora, menos si aún no averiguo nada. Se supone que ya no iba a seguir, iba a volver a Florida y todo se iba a olvidar—se sentó en su cama afligida, de nuevo llorando. Ethan se quedó un momento en silencio.

—Mierda, sí que es un problema pero ruega que solo haya sido uno y no el grupo completo. Qué bueno que estés castigada, así podrás meditar las cosas— trató de consolarla. Hanny suspiró.

—Le fallé a Renee, este fue el mejor regalo de cumpleaños que le pude dar.

—Conociéndola debe estar burlándose de ti—Hanny esbozó una sonrisa limpiando su nariz.

Al recordar tantos momentos juntos se preguntaba por qué ella había hecho eso. Desde niñas se habían prometido no alejarse jamás, y cuando murió la mamá de Hanny ella fue un apoyo fundamental para seguir adelante. En la madre de Renee veía a la suya, siempre la trataron como si fuera parte de la familia, Renee era su hermana y Ethan su hermano, y aun así, de todo esos momentos tristes y alegres Renee decidió irse llevándose consigo un secreto que nadie sabía de qué proporciones era, pero Hanny estaba segura que era muy grande, porque nadie se quita la vida por nada.

—Tal vez esto es para mejor, que ellos se enteren y que esto se acabe, ¿no crees?—preguntó Hanny desanimada.

—¿Acabar? No, esto recién está comenzando, no permitiré que te rindas, si debo ir hasta allá, lo haré. Hanny has arriesgado mucho, no puedo creer que lo diga, pero nos falta tan poco para conseguir lo que estamos buscando, solo confía—hizo una pausa—. Hanny, de ahora en adelante no me ocultes nada, siempre la verdad por delante, me preocupas y a veces pienso que te hace mal guardar todo para ti misma, no quiero que te encierres como Renee, te quiero y no soportaría perderte—afirmó preocupado. Sus palabras eran sinceras y puras.

—Gracias Ethan... por apoyarme en esta locura. Y te prometo que te contaré todo pero ahora, necesito pensar—Ethan suspiró.

—Está bien, te dejo. Cualquier cosa que necesites decir me llamas.

—Bien, adiós—colgó y se recostó en su cama estirando los brazos resignada. Ahora lo único que quedaba era esperar.

***

La despertó el golpe de la puerta y Hanny se sentó en su cama asustada, no sabía por cuánto tiempo había dormido. Miró su reloj y vio que eran las dos de la madrugada. De seguro su hermano había llegado. Se puso de pie y caminó al living somnolienta.

—Nico, ¿eres tú? —preguntó al ver la espalda de su hermano. Él la miró preocupado. Hanny se acercó y se sorprendió en ver a una mujer con su rubio cabello revuelto y un vestido negro ajustado encima del sofá— ¿Sheena? —se acercó a ella para comprobar. Y realmente era Sheena— ¿Pero... cómo? —miró a su hermano. Él se encogió de hombros.

—Te presento a mi cita a ciegas—dijo resignado—. Al parecer rompió hace poco con su novio y lo encontramos en el restaurante, se pasó de copas y...no quiero contar el resto.

Hanny volvió a mirar a Sheena. La movió un poco y ésta respondió, se sentó a penas y miró a Hanny.

—Hanny ¿qué haces en mi casa? —preguntó ebria a más no poder, el olor y su aliento a alcohol lo comprobaban.

— ¿Qué te pasó Sheena, porque estás así?

—Por los malditos hombres... uno les da su corazón y los muy malditos te lo rompen en mil pedazos—agarró la cara de Hanny—. Por eso nunca... te enamores—comenzó a reír—. A tu amiga le pasó lo mismo—miró a Nicholas y estiró los brazos—. ¡Mi ángel guardián!—gritó y luego calló dormida encima del sofá dejando a Hanny y a Nicholas desconcertados.

—Estuvo todo el camino llamándome ángel guardián—comentó Nicolás. Hanny rio.

—¿Por qué no la llevaste a casa?

—No sé dónde vive.

—Bueno, llévala a mi habitación. Mañana por la mañana ni se te ocurra decirle algo, no le cuentes lo que hizo, hasta que ella lo recuerde.

— ¿Hasta lo del beso?

— ¿Qué beso?

— Es una borracha besucona, le dio un beso hasta al mesero—Hanny sonrió. Miró de nuevo a Sheena y suspiró. Nicholas la tomó en brazos y la llevó al cuarto de Hanny.

***

Casi una semana sin tener noticias de Black Mist, estaba nerviosa por la carta. Se había dedicado a buscarla, pero definitivamente no estaba en su casa. Decidió ocuparse de otras cosas, la escuela, los amigos y de los suyos, no podía estar todo el día asustada de lo que pudiera pasar, no iba a perder el tiempo en eso. En el transcurso de esos días pudo hablar con sus amigas de la escuela y reconciliarse con Betty, para su sorpresa la muchacha se disculpó, no sabía si porque en verdad lo sentía o por el simple hecho de que era "novia" de Gael, fuera lo que fuera, ella también le pidió una disculpa.

Aprovechó de llamar a Leona, la madre de Renee, que se oía más feliz. Ben, su esposo, después de un buen tiempo, consiguió trabajo. Antes de todo lo sucedido con Renee, Ben había quedado sin trabajo, además de que sufrió un accidente que casi lo mata. Hanny comenzó a recordar lo angustiada que Renee estaba por su papá. Por lo menos las cosas se habían arreglado.

Sheena al otro día de la borrachera no tenía cara para mirarla a ella y a Nicholas, gracias al cielo no recordaba el papelón que había hecho en el restaurante. A pesar de que Nicholas se llevó una sorprendente impresión de ella, fue amable, cosa que no se sintiera mal. Sheena había llamado unas cuantas veces a Hanny para preguntarle por cómo estaba.

Las clases estaban a punto de terminar, y Tiara estaba más ansiosa de lo normal. Las demás parecían tranquilas. Lizzy estaba al otro lado de la sala haciendo ruido, ganándose un gruñido de Betty, todas rieron.

Salieron de clases y Hanny sintió su celular vibrar, no se percató de quién era, solo contestó.

— ¿Hola?—preguntó despreocupada.

—Así que estas viva Annie, pensé que te habían secuestrado.

— ¿Richie? —chilló asustada. Las demás chicas se dieron vuelta a verla, al parecer no habían escuchado nada. Hanny las miró—. Eh, vayan sin mí, debo hacer un encargo de mi hermano—mintió.

—Bien, nos vemos—respondió Tiara con una sonrisa. Hanny asintió y entró a los baños rápidamente.

— ¿Estás ocupada? —le preguntó Richie.

—Algo.

— ¿Por qué no has dado señales de vida, Hanny? —continuó seriamente. A Hanny se le estremeció el corazón y sintió mariposas en el estómago de los nervios, comenzaba a sudar frío.

—Estoy en pruebas—respondió tratando de sonar convincente.

—Ah, yo pensé que era por la carta que me encontré. ¿Sabes quién puede ser el dueño? —comenzó a decir en forma de acertijo. Hanny palideció.

—Tú la tienes—susurró.

—Así que era tuya, que lástima.

—No te hagas el idiota, la sacaste de mi habitación, es obvio que es mía, ahora devuélvela—le ordenó molesta.

—No, no lo haré, hay muchas cosas que no entiendo de esta carta y me la vas a explicar—contestó seriamente.

—No tengo nada que explicarte.

—Bien, si no quieres que le muestre la carta a los chicos es mejor que vengas ahora y respondas a mis preguntas... siempre supe que eras distinta Hanny y me gusta eso de ti, pero yo era el primero en defenderte de Gael cuando decía que desconfiaba de ti, por favor, no hagas que me arrepienta de eso—aclaró un poco preocupado. Hanny cerró los ojos aliviada. Solo él la había leído. Esperar valió la pena. Pero no estaba dispuesta a decir nada. No lo haría, no a ellos.

—Si voy al hotel y te explico, ¿me entregarás la carta?

—Sí.

—Bien, voy para allá—colgó. Iba a conseguir esa carta sea como sea, si era necesario golpearlo lo haría, pero de su boca no iba a salir ninguna palabra.

***

—Bien, terminamos contigo Gael, ahora ustedes chicos—dijo Richard después de grabar la voz de Gael.

— ¿Por qué no nos dijiste que hoy se grababa? —entró Richie molesto al estudio, los demás integrantes negaron con la cabeza.

—Lo dije toda la semana niño idiota, Gael ve a descansar, ustedes a sus instrumentos—les ordenó Richard. Richie se quedó con la cola entre las piernas, Hanny tendría que esperar. Las dudas le venían ahora con eso la encontraba más interesante aun, quería saber que ocultaba y que quería.

Tomó su guitarra eléctrica, mientras que Bernard el bajo, Dylan se sentó detrás de la batería y Luke del teclado. Gael salió cansado del estudio, subió a la camioneta de la banda y no quiso esperar a sus amigos, así que le pidió al chofer que lo llevara al hotel.

Una vez allí apretó el botón del ascensor y esperó. Había tenido una semana regularmente tranquila. Hanny no se había aparecido por la suite o el hotel, pero siempre estuvo presente en los pensamientos o conversaciones de los chicos, haciendo el ambiente más deprimente. Tomó un sorbo de agua de su botella y las puertas se abrieron. Su cuerpo se paralizó al verlo a él ahí sonriente. Tragó rápidamente y subió. Le mostró la espalda sin saludarlo ni mirarlo. El hombre esbozó una sonrisa y marcó a la suite por él.

—A pasado tiempo Gael, ¿cómo has estado? —preguntó el hombre amablemente. Gael apretó los nudillos tratando de contenerse de no golpearle la cara al muy infeliz que estaba detrás de él. Lo odiaba, solo Dios sabia cuanto lo odiaba, era un repudio indescriptible.

— ¿Acaso te importa?—respondió. El hombre comenzó a reír.

—Claro que me importa, eres mi hijo, ¿lo olvidas?

—Yo no tengo un padre—respondió secamente.

—Sigues igual de amargado que siempre, y yo pensé que tu nueva novia podría haberte cambiado en algo—Gael se quedó callado, solo quería llegar rápidamente a la suite—. Ten cuidado Gael, es mejor que tu novia no sepa esto, ya sabes lo que puede pasar—le aclaró en un tono amenazador. Gael se dio vuelta furioso y lo miró a los ojos.

—Ya hiciste suficiente, a ella no la amenazas.

—El amor joven, como olvidarlo, tantas alegrías y errores—lo miró de pies a cabeza—. Tú sigue como estás y tus amigos y tu novia vivirán tranquilamente. Sé un buen hijo Gael y no les pasará nada— las puertas se abrieron y el hombre bajó—. Tal vez te vaya a visitar—sonrió y salió de la vista de Gael.

Este se sentó en el piso del ascensor cabreado de todo, ese hombre era el más cruel que había conocido en su vida y le daba asco llevar su misma sangre. Él era un bastardo a los ojos del hombre y así se sentía, y le gustaba porque eso significaba que no tenía padre, y prefería mil veces eso a reconocerlo a él como tal. Ahora con esa amenaza reafirmó que tener a Hanny alrededor era peligroso, si ella se llegase a enterar de quien es su padre, todo se volvería en un gran problema, para ella, para él y para sus amigos.

***

Hanny entró al hotel nerviosa lo único que quería era la carta, corrió al ascensor y marcó a la suite. Al salir se dirigió a ella, los guardias no estaban, eso la extrañó, pero en el fondo agradeció que no estuvieran. Golpeó tres veces pero nadie le abría. Cuando iba a golpear de nuevo la cabeza de Gael se asomó abriendo la puerta. Hanny se quedó ahí notando algo extraño, Gael se tambaleaba de un lado para el otro. Hanny entró y vio las botellas de cervezas desparramadas por todo el departamento, miró a Gael y este le sonrió. Ebrio.

— ¿Qué haces aquí? —preguntó el muchacho yendo a la mesa para seguir bebiendo, pero apenas podía caminar. Hanny lo sostuvo pero él se alejó.

—Te ves patético—respondió se acercó a él y le quitó la botella de cerveza —. ¿Qué tan borracho estás? —Gael sonrió.

—Mucho. Dámela—obtuvo de nuevo la botella—. Me esforcé tanto para que te alejaras... les dije a todos, pero nadie me hizo caso. No deberías estar aquí, estábamos bien sin ti— botó la botella ya vacía y tomó otra bebiendo de ella hasta dejarla vacía—. ¿Qué haré si te pasa algo?

—Ya basta, beber no hará que tus problemas desaparezcan, pensé que eras más inteligente que esto—le reclamó Hanny pero este no la tomó en cuenta.

—Sí... ya basta—trató de llevarse la botella pero esta se le cayó al suelo haciéndose añicos—. Mierda. Richard me matará, no le digas—se puso de cuclillas y tomó un trozo cortándose sin querer la mano—. Auch —Hanny se agachó y tomó su mano, ahora ensangrentada.

—¿Por qué algunas personas se ponen así cuando toman? Debes medirte, está bien una cerveza de vez en cuando, ¿pero porque llegar a ese límite de no poder recordar nada al otro día? Eres un idiota—ambos se pusieron de pie. Gael se mostró trista.

—Sí, lo soy. También un estorbo... todos alrededor mío desaparecen... tal vez yo debería desaparecer—lo observó sin entender. ¿Dónde había quedado el chico fuerte? Negó con la cabeza.

—No eres un estorbo, ¿me escuchaste? Te haré un café, y te curaré la herida— dijo dirigiéndose a la cocina.

—Odio el café—miró al balcón—. Es mejor que me vaya—rio y se dirigió ahí. Hanny corrió rápidamente y lo tomó del brazo.

— ¿Estás loco? No hagas estupideces—advirtió alarmada.

Miró al pasillo y se le ocurrió una idea. Antes siempre tenía que tapar a Renee cuando salía de fiesta, y cuando llegaba ebria lo único que le sacaba la borrachera era una buena ducha fría, nunca fallaba. Dirigió a Gael a su habitación. Lo sentó en la cama, y ella entró al baño. Se sorprendió lo grande que era, la tina era enorme. Apretó un botón y bajó una cascada de agua helada. Mientras se llenaba fue donde Gael, que se miraba la herida sonriendo, en verdad su cambio de personalidad daba miedo, incluso extrañó un poco al Gael de antes. Lo jaló del brazo.

—Vamos—Gael le hizo caso y se dejó guiar por ella. Hanny se quitó las zapatillas para no mojarlas y con cuidado tiró a Gael dentro de la tina. Él sintió el agua fría recorrer todo su cuerpo, gritó y miró enojado a Hanny.

—¡Está helada!—gritó congelado. Hanny suspiró. Ahí estaba el idiota de siempre.

Lo dejó allí y fue en busca de algún botiquín, la herida parecía grande y no quería llevarlo al hospital. Cuando al fin encontró uno entró de nuevo al baño, pero Gael no se veía, caminó a la tina y se le salió el corazón al verlo bajo el agua, boca arriba, con los ojos cerrados.

Soltó el botiquín y se metió a la tina para sacarlo de allí, ¿cómo había sido tan descuidada? Su corazón comenzó a latir rápidamente, la adrenalina se estaba apoderando de su cuerpo. A duras penas logró sacarlo de la tina y tirarlo en el piso.

Le tapó la nariz y le dio aire por la boca, para comprimir su pecho con las manos.

—Gael, por favor—rogaba, mientras seguía haciéndolo. Pero él no respondía. Comenzó a llorar, dejándose llevar por la desesperación, debía pedir ayuda.

Cuando se iba a poner de pie para llamar a alguien, Gael la detuvo tomando su muñeca. Hanny comenzó a temblar y se sentó a duras penas, él estaba sonriendo.

—Sí que eres tonta—le dijo tratando de reír.

—Hijo de tu madre—susurró la muchacha, tratando de calmar su corazón, pero no pudo aguantar nuevamente las lágrimas, comenzó a llorar. Gael se enderezó, parecía preocupado.

—Lo siento —Hanny negó con la cabeza, por un momento pensó que se había muerto, que ella lo había matado y fue una de las sensaciones más terribles que pudo haber sentido en su vida, la peor broma que pudieron hacerle. No podía detenerse. Él parecía asustado, sabiendo que se había pasado. Acarició su cabeza y la abrazó, haciendo que Hanny se detuviera de llorar—. En verdad lo siento—susurró.

Ella lo empujó separándose de él. Gael entendió el mensaje. Se levantó y apagó la ducha, sacó unas toallas y le pasó una a Hanny, ella la recibió y se puso de pie a su lado, había quedado el baño todo mojado. Gael salió del baño un momento y volvió con un buzo gris y un polerón del mismo color

—Ponte esto... y—sacó un bóxer nuevo—esto. Lo siento—Hanny suspiró, limpiando su cara.

—Ya te disculpaste mucho, quiero cambiarme—él asintió, recogió el botiquín y cerró la puerta detrás de él.

Hanny se había mojado completamente, su uniforme, y claro la ropa interior. Se puso lo que le dio Gael, ropa que le quedaba grande y se sintió realmente incómoda en no llevar brasier. Aun sentía el cuerpo helado, de seguro agarraría un gran resfriado. Tomó la bolsita del bóxer de Gael y guardó su ropa interior ahí. El uniforme lo dejó en un canasto y tendría que secarlo de alguna forma. Guardó su ropa interior en el bolsillo y tomó bastante aire para verlo. La broma se había salido de control y al parecer la borrachera se le había quitado. Hanny abrió la puerta y lo vio a él sentado tratando de curarse la herida de la mano. Él también se había cambiado de ropa.

—Yo lo hago—se acercó a él pero negó con la cabeza.

—No, yo lo puedo hacer solo—respondió tranquilo, como un cachorrito recién regañado. Tomó un frasco con un líquido extraño, el algodón y vertió un poco en él.

—Eso no te servirá—interrumpió Hanny. Caminó a su lado y le quitó las cosas. Tomó la mano herida y notó finas cicatrices en la muñeca, se paralizó. Gael lo notó y corrió el brazo, con una mueca indescifrable, Hanny mordió su labio.

—Yo lo puedo hacer—continuó Gael, arrebatando las cosas que tenía Hanny. La muchacha no pudo evitar recordar a Renee y lo que había hecho, estaba preocupada.

—Gael—lo llamó—, si no hubiera llegado, ¿en verdad te hubieras lanzado? —Gael se quedó en silencio.

—Olvida lo que pasó, hay cosas que es mejor no saber—Hanny no pudo evitar sentir un nudo en la garganta, no lo entendía, no podía llegar a entender eso—. ¿Por qué lloras? —la chica no se había dado cuenta que las lágrimas de nuevo estaban saliendo.

—Porque soy una idiota—Gael negó con la cabeza.

—No te preocupes, no lo iba hacer.

—No sabes lo tranquila que me dejas—dijo con ironía.

—No lo entenderías.

—Claro que no, y eso es lo que más rabia me da—se quebró—. No lo entiendo, tal vez por eso es tan difícil.

—Hanny...

—Por favor, no lo vuelvas hacer—Gael suspiró y secó las lágrimas de Hanny con cuidado.

—No llores.

—Dame tu mano—él le hizo caso y Hanny se dispuso a curarlo. Después de un delicado proceso de limpieza y curación, le puso un trozo de gasa pegándola con cinta—. Listo—secó su nariz—. Deberíamos ir a ordenar, los chicos se preocuparán si ven todas esas botellas.

—No es necesario que me ayudes.

—Trata de detenerme—y salió de la habitación, a limpiar un poco, Gael la siguió detrás.

Ordenaron sin decir nada, Hanny se veía más calmada, pero era obvio que él no sabía que decir. Por un momento Hanny sintió verdadera lástima por él, sin embargo, había algo que le impedía compadecerse completamente del chico. Renee se estaba interponiendo.

—¿Por qué viniste? —preguntó de la nada.

—Vine a ver a Richie—respondió echando todas las botellas a una bolsa de basura.

—A Richie le caes bien—continuó. Hanny suspiró, ¿a qué iba con eso?

—Él también me cae bien, todos me caen bien.

—Yo no, es obvio que yo no—la muchacha le dio la espalda, no lo iba a desmentir—. Me miras como si hubiera hecho algo terrible—confesó.

—Te haré una taza de café, es obvio que sigues borracho—soltó la bolsa y caminó a la cocina, no iba a responder a eso, sabía que podía salir de su boca toda la verdad, encararlo, exigir explicaciones, era su oportunidad, pero no quería tomarla.

Gael la siguió, notando su incomodidad, eso la puso nerviosa.

Antes que él pudiera decir algo, sus amigos interrumpieron, entrando a la suite de manera bulliciosa. Hanny dejó lo que estaba haciendo y puso toda su atención en los chicos que llegaban, sobre todo en Richie, que al verlos apagó la sonrisa que traía.

Gael se cruzó de brazos.

—Llegaron antes de lo que pensé.

—¿Qué pasó aquí, Gael? —preguntó Bernard preocupado—¿Hanny?

—Hola chicos—los saludó tímidamente.

— ¿Qué te pasó? —se acercó Luke a ella.

— ¿Se dieron una ducha juntos? —bromeó Dylan.

—Que Gael les explique, creo que a él le corresponde—Gael asintió. Se acercó a Richie—. ¿Podemos hablar?

—Claro, no perdamos más tiempo.

Le indicó que lo siguiera, y eso hizo Hanny, sin antes mirar por encima de su hombro a los chicos, que hablaban con Gael, él solo la observaba irse, algo malo estaba pasando con él.

***

— ¿Por qué estas así? ¿Qué pasó con Gael? —preguntó preocupado.

—No diré nada, solo vine por la carta —aclaró. Richie se puso serio.

—Primero explícame unas dudas.

—Primero la carta—Richie esbozó una sonrisa—. Muéstramela entonces, por lo menos debo cerciórame que si la tienes—él asintió y sacó la carta de su bolsillo, Hanny trató de tomarla pero él fue más rápido.

—Así que con trampas... eso no está bien—Hanny se mordió la lengua, tratando de no gritar—. Me debes una explicación, ¿qué significa esta carta? ¿Por qué salimos en ella?

—Es lo mismo que quiero saber, porqué salen en ella.

—No te entiendo, entonces, ¿si tenías otras intenciones? —Richie negó con la cabeza sin poder creerlo—Pensé que Gael era un paranoico, pero resultó ser cierto, que decepción—le entregó la carta, sin mirarla a los ojos—. Es mejor que te vayas y no vuelvas.

Hanny aceptó la carta, estaba enojada, ¿ahora la mala de la historia era ella? Qué ironía. Sabía que había hecho cosas incorrectas, pero jamás tuvo ninguna otra intención más que saber la verdad, no pedía venganza, solo justicia, aunque fuera divina.

—Gael—susurró—. ¿Por qué lo defienden tanto? —se atrevió a preguntar—¿Qué es lo que oculta tu gran amigo?

—Ese no es tu problema.

—Entonces dime porqué mierda fue a Florida en la fecha que ella quedó embarazada—Richie frunció el ceño.

—Él no ha ido a Florida...

—No te veo seguro, Richie.

—Da igual, su vida es complicada y no quiero que la compliques más. Por favor, vete.

—Me iré—se dirigió a la puerta, pero esta se abrió.

Dylan, Bernard y Luke entraron con cara de muertos en vida. Ambos se quedaron viendo a los muchachos. Richie se aclaró la garganta.

—¿Por qué esas caras?

—¿Ya te vas Hanny? —preguntó Bernard nervioso, ella asintió.

—El sádico llegó—aclaró Dylan. A Richie le cambió por completo la cara. Hanny los miraba y no entendía de qué estaban hablando.

—A ese viejo de porquería hay que sacarlo, ¿cómo mierda se atreve a buscarlo?—dijo Richie molesto. Se dio cuenta de la presencia de Hanny y se quedó en silencio—. Quédate un rato más.

Hanny estaba confundida, actuaban extraño. ¿El padre de Gael? ¿Qué tenía de importante? No dijo nada, solo se quedó allí, de brazos cruzados mientras todos susurraban entre sí. Bernard encendió un cigarrillo y se paseó de un lado para el otro. Se oía la voz de un hombre maduro, que no recibía ninguna respuesta de Gael.

Hanny se acercó un poco más a la puerta y sintió un nudo en el estómago cuando esa voz se oyó más clara. La conocía. No podía ser.

Miró a los chicos, y aprovechó que estaban distraídos para abrir la puerta y salir. Cuando se dieron cuenta, ya era demasiado tarde, Hanny ya había caminado hacia el living. Se detuvo en el pasillo al verlos y escucharlos hablar.

— ¿Qué quieres ahora? —le preguntó Gael molesto.

— ¿No puedo venir a ver cómo estás? Eres mi hijo después de todo. Veo que la pasas muy bien. —sonrió.

—Ya viste como estoy, ahora lárgate—el hombre comenzó a reír.

— ¿Acaso tienes el descaro de echarme de mi propio hotel? —Hanny se tapó la boca tratando de no gritar. Richie la tomó del brazo, pero ella se zafó cuando este quiso obligarla a salir de allí—. No te creas mucho— Gael esbozó una sonrisa irónica.

—No puedo creer lo mierda que eres, tú fuiste quien nos vetó de los otros hoteles. Tú nos obligaste a venir aquí, ¿solo para restregármelo en la cara? Un día me aburriré y...

—No eres lo suficientemente valiente para estar a mi altura, Gael. Yo tengo mucho que ganar y tú de perder. Espero que lo de tu madre no se repita... ¿me estoy explicando? —le aclaró amenazante.

—Claro señor Reeds, nunca se me olvidará—dijo amargamente.

—Bien, por lo visto aún te siguen funcionando esas neuronas. Me retiro, espero que disfrutes tu estadía—le dio una amplia sonrisa y salió de la suite.

Hanny comenzó a temblar y, una vez que se cercioró que Hans Reeds había salido, hizo presencia frente a Gael, cuando la vio se dio cuenta que había escuchado, palideció.

—Lo siento—dijo Richie.

—¿Escuchaste todo?—asintió. Él se acercó a ella—. Esto no puede salir... ¿Hanny? —le preguntó al verla tan mal. Hanny estaba en shock, era imposible, no podía ser, tal vez se lo imaginó. Empujó a Gael y corrió rápidamente fuera de la suite. Vio al hombre de espaldas y se detuvo.

— ¿Señor Reeds? —preguntó perpleja. Él se dio vuelta y al mirarla se sorprendió. De pronto le sonrió como si nada.

—Hanny, ha pasado tiempo... ¿Escuchaste no es así? —ella asintió torpemente. Él suspiró—Debemos hablar sobre esto, no quiero malos entendidos, menos con mi familia, ¿entiendes lo que te digo?

—S-sí.

—Bien, nos estamos viendo, Hanny—el señor Reeds se subió al ascensor y le dio una sonrisa mientras las puertas se cerraban. Hanny se sentó en el piso sin creer lo que había visto y oído... Hans Reeds era el padre de Gael.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top