Capítulo 13: "Beso robado"

El último mensaje que recibió en clases fue de Ethan informándole el precio de la preciada fotografía, 500 dólares. Todo el esfuerzo de su trabajo se iría a la cuenta bancaria de un posible estafador, pero era mejor eso que quedarse con la duda.

Salió de clases y como siempre, se escapó sin que su hermano se diera cuenta. Era uno de los días seguros para ella, ya que él tenía una cita a ciegas al otro lado de la ciudad, así que llegaría relativamente tarde, eso la tranquilizaba.

Llegando al hotel saludó a los de la portería y subió a la suite de la banda, al fin después de mucho tiempo podría estar de nuevo dentro de la intimidad de esos muchacho, había practicado algunas preguntas o como zafarse de alguna situación incómoda, de a poco estaba aprendiendo a mentir sin ser tan notada.

Una vez abiertas las puertas del ascensor, se percató de algo muy extraño, había dos hombres altos, fornidos, vestidos de negro frente a la entrada de la suite de la banda. Frunció el ceño y se acercó a ellos algo temerosa.

¿De qué se trataba todo eso?

—Hola, ¿le sucedió algo a los chicos? —ellos solo la miraron pero no respondieron—Trabajo aquí en el hotel—ninguna palabra—. ¿No podré entrar?

—Solo gente autorizada.

—¿Podría hablar con alguno de ellos para poder entrar?

—Solo gente autorizada, vete—Hanny chasqueó la lengua enojada, ¿qué se creía? Se cruzó de brazos, como si eso los fuera a intimidar.

—Señorita Jones, ¿cierto? —escuchó decir a su lado.

Hanny lo reconoció, un hombre de mediana edad, bajo y bastante esbelto, el representante de Black Mist. Hanny se enderezó y le sonrió.

—Hola, usted es el señor Richard, si no me equivoco.

—Sí. Hace mucho que quería hablar contigo, pero al parecer no coincidíamos. Los chicos me comentaron tu trabajo, espero que no te hayan ocasionado problemas.

—No lo han hecho, además, es un servicio del hotel—miró a los guardias—. Un servicio especial—recalcó—, creo que no podré hacerlo más ya que no se me deja entrar—Richard rio nervioso y observó a los guardias.

—Sí—rio de nuevo—, son bastante eficientes, cortesía del hotel—Hanny frunció el ceño otra vez, ¿cómo que del hotel? —. Ella podrá pasar, no hay problema, los chicos la esperan.

—Ella no está en la lista, no podrá entrar—respondió uno de los guardias.

Antes que pudieran reclamar, la puerta de la suite se abrió de par en par, dejando ver a Gael, parecía enojado.

—Al fin llegas, pasa—le dijo a Hanny, ella asintió y se dispuso a entrar, pero uno de los guardias la tomó del brazo con brusquedad.

—Me lastimas—se quejó.

Gael tomó la muñeca del hombre y lo obligó a soltar a Hanny.

—No te atrevas a tocarla—le advirtió—. Ella entra porque yo lo digo, ¿entendiste?

—No está autorizada.

Gael lo miró con furia, intimidando al guardia, Hanny estaba asustada, nunca había visto tanta tensión en su vida. Tocó su brazo, ¿qué le pasaba a ese imbécil en tratarla de esa manera? Por un momento deseó que Gael lo golpeara.

Richard trató de calmar los ánimos, advirtiéndole a Gael que no siguiera.

—Entonces que no me provoquen—se acercó a él—. Te mueves, o te muevo—lo amenazó sin importarle que el hombre fuera el doble de su tamaño. Se hizo a un lado sin responder. Gael miró a Hanny y le hizo un gesto para que entrara.

Ella no perdió ni un segundo y se adentró a la suite, seguida de Richard y Gael. Este último cerró la puerta de manera fuerte, ofuscado por la situación.

—¡No golpees la puerta! —gritó Richie saliendo de su habitación, parecía tenso, pero al ver a Hanny sonrió con alegría—Annie, pudiste venir—Hanny rio nerviosa.

—Casi no lo logro. ¿Qué es todo eso de los guardias? —todos se quedaron en silencio, no parecía ser la pregunta indicada—¿Qué hiciste Richie? ¿De nuevo empezaste a jugar con los fósforos?—continuó para amenizar el ambiente. Richie rio y se encogió de hombros.

Acomodó sus cosas mientras el chico comenzó a hablar sobre el incendio y lo ofendido que estaba por el hecho de que todos lo culpaban a él. Minutos después aparecieron los demás integrantes de la banda y se unieron a la conversación y se armó una disputa sobre quién había quemado realmente la casa, estaba entre Richie y Dylan. Hanny no podía evitar reír con los pleitos infantiles de los chicos, se podría decir que eran adorables, lo estaban haciendo a propósito, eso en vez de reconfortarla, la hacía sentir culpable.

Ellos sabían algo que involucraba a su amiga, no podía sonreír con ellos, sería traición, Hanny no quería traicionar a Renee. Cuando Richard salió de la suite Hanny se dio cuenta de que había perdido mucho tiempo hablando tonterías con ellos, así que sacó sus materiales y miró a los muchachos.

—¿Quién será mi victima el día de hoy? —miró a Gael.

—Dejaste en claro que no lo harías—respondió sentándose en uno de los sofás, suspirando hacia el techo, hizo un gesto con la mano para que lo dejaran tranquilo.

—Bien, será para la próxima—Gael solo hizo un sonido rindiéndose. ¿Qué le estaba pasando? Se estaba comportando muy amable.

—¿Te importa si soy yo? —preguntó Bernard. Hanny asintió y lo hizo sentarse cerca del balcón, donde había más luz.

Se puso a dibujar mientras los demás observaban detenidamente, eso la puso en alerta, porque normalmente estarían haciendo otras cosas, en todo ese tiempo que los conocía, no los vio quedarse quietos tanto rato en un lugar.

—¿Cómo va el trabajo de mesera? —preguntó Richie.

—Bien, aunque ha habido problemas en la cocina, tuvieron que cerrar algunos días el restaurante, pero sacando eso, todo ha sido perfecto.

—Debe haber sido difícil conseguir trabajo en este hotel—continuó. Hanny observaba a Bernard, que por un momento se había tensado, más sospechosa se le hacía la situación, ¿desde cuándo tanto interés en su trabajo?

—En realidad, no mucho—confesó.

—¿Cómo es eso? —se quedó un momento en silencio. ¿Querían saber cómo había llegado allí? Miró de reojo a Gael, estaba observando al techo, con su nuca apoyada en el respaldo del sofá, con las manos empuñadas.

¿Les seguía el juego? Si les preguntaba y se ponía a la defensiva, lo más probable es que ellos también harían lo mismo, no quería eso, quería ganar su confianza. No había nada que ocultar, solo sus intenciones.

—Tal vez se burlen de mí, pero...—tomó su momento, todos estaban expectantes—mi amigo movió algunos hilos para que yo pudiera trabajar aquí—dijo con alegría, como si no notara el interrogatorio.

—Él debe ser importante, ¿no? —siguió Richie.

—Claro que sí, es mi amigo. Todos mis amigos son importantes—trató de cambiar el tema.

—Hablo de que debe ser alguien con mucha influencia—Hanny esbozó una sonrisa.

—No mucha. Pero su papá es el dueño de este hotel, así que...—se encogió de hombros.

—Eres amiga de Ethan Reeds—afirmó Gael de la nada. La muchacha asintió, ¿conocía a Ethan? No quiso preguntar. Richie suspiró como si estuviera aliviado.

Todo era totalmente extraño, quería preguntar la razón del porqué sabía el nombre de su amigo, pero tuvo una idea de que ellos la habían enviado a investigar y que por eso tenían esa información, pero en la forma que nombró Gael a su amigo le decía que había algo más.

El interrogatorio quedó allí, y pasaron a temas más triviales, todos se veían mucho más relajados, como si las respuestas que había dado Hanny eran exactamente las que necesitaban escuchar.

—¿Alguna otra pregunta? —dijo Hanny como broma.

Dylan se sentó a su lado.

—¿Quién de nosotros es tu favorito? —preguntó sonriendo.

—Obviamente, tú—los chicos rieron.

—Ya lo sabía, soy encantador. Veamos, tú canción favorita—Hanny se quedó un momento en silencio, no sabía si decirlo.

—Bueno... Can't help falling in love de Elvis, pero si te refieres a alguna de ustedes esa sería Someday.

—¿Por qué? —preguntó Bernard.

¿Qué podía responder? Era la canción que Renee había dejado en su iPad sin ninguna explicación, para ella era lógico que aquella canción tuviera que ver con ellos, con su verdad. Cuando dijo Someday observó a cada uno de ellos, para ver como reaccionaban, solo notó que todas las miradas se desviaban hacia Gael, que todavía seguía mirando al techo, no podía ver su expresión.

—No lo sé, cuando la escucho me dan ganas de patear a alguien—dijo concentrada en su dibujo. En sí, para ella esa canción era bastante deprimente.

Gael rio.

Nadie siguió con el tema, Dylan continuó haciendo preguntas más normales, sobre comida, películas y pasatiempos. Tocaron el tema de Florida y para sorpresa de Hanny los chicos tenían pasatiempos muy parecidos a los de ella y sus amigos, claro ellos ya no podían hacerlo siendo tan famosos, pero extrañaban un poco no serlo.

El tiempo pasó rápido y pudo terminar el retrato de Bernard, que quedó fascinado con el resultado. Hanny se despidió de todos y salió encontrándose a los guardias, que ahora no se atrevían a dirigirle una mirada, sonrió triunfal.

—Annie—la llamó Richie antes que ella pudiera apretar el botón para llamar al ascensor. Él se acercó a ella—¿Podemos hablar? —Hanny asintió. Miraron a los guardias y se apartaron de ellos, quedando cerca de la puerta de las escaleras de emergencia, donde no podían ser vistos por ellos—. Perdón si te hice sentir incomoda.

Eso la extrañó, entonces si se traían algo entre manos. Hanny pasó su cabello por detrás de sus orejas y esbozó una sonrisa.

—No te preocupes, es bueno que nos conozcamos un poco más, al fin y al cabo, he estado pasando tiempo con ustedes—Richie hizo una mueca de culpabilidad—. ¿Qué pasa?

—Sobre eso...no es fácil decirlo pero decidimos que no vinieras más a hacer los retratos—¿decidieron? No podía ser cierto, ¿acaso había respondido mal? Todo el trabajo que había hecho para acercarse se había perdido, no sabía que responder—. No es nada contra tuya, es solo que eso requiere tiempo y con el nuevo álbum ya no lo tendremos, lo siento.

—Me suena a una muy mala excusa—dijo molesta—. Está bien. Mi trabajo terminó—iba a volver al pasillo principal pero Richie la detuvo.

—No te enojes—suspiró pesadamente, parecía que en verdad le estaba doliendo la situación, Hanny se calmó un poco.

—Siempre estará el restaurante, ¿verdad? —Richie sonrió aliviado—. ¿Me das tu número de teléfono? A menos que por el álbum tampoco puedas—se burló y le entregó su celular al chico para que lo anotara. Él no tuvo más alternativa que dárselo. Ya teniendo su número le envió un mensaje con unos cuantos links—. Te envié las historias románticas entre tú y Gael, elegí las mejores.

—¿Hablas en serio? —revisó su celular e ingresó al primer link, no pudo aguantar la risa al leer el nombre de la historia, miró a Hanny—¿Las mejores?

—Por supuesto, disfruta—miró la hora—. Es mejor que me vaya—Richie asintió, apagando de a poco su sonrisa. Se acercó a Hanny y de manera sorpresiva apoyó su frente contra el hombro de la muchacha—. ¿Estás bien? —se atrevió a preguntar, él negó con la cabeza.

Hanny le dio pequeños golpecitos en la espalda sin entender lo que estaba sucediendo, realmente todos esos chicos eran extraños.

—Hanny—eso la sorprendió, era la primera vez que la llamaba por su nombre—. ¿Me puedes abrazar? —la chica se quedó en silencio, pero no se negó hacerlo, entrelazó sus brazos alrededor de su cuello y le dio el abrazo que él pedía. Richie la acercó a ella y suspiró pesadamente—. Gracias—le susurró en el oído.

Hanny se separó y notó como él no apartaba la mirada de ella, era intensa y la hacía sentir algo vulnerable, iba a retroceder pero él no se lo permitió, aún la sostenía de la cintura. Su corazón comenzó a latir de prisa imaginando lo que iba a pasar, pero jamás creyéndolo, ¿por qué lo haría? Y antes de poder responder a esa pregunta, Richie ya estaba apoderándose de sus labios sin que ella pudiera hacer algo. No lo detuvo, simplemente se quedó allí, pasmada. No había señales de que él quisiera detenerse y ella no sabía porque tampoco quería que lo hiciera, pero se pudo controlar y no le correspondió el beso, aunque una parte de ella había deseado hacerlo. Richie se separó de ella disculpándose, Hanny asintió sin poder decir nada, sentía las mejillas arder a más no poder, ¿acaso se le notaba? Todo se había tornado tan incómodo.

Se despidió de él y retrocedió para ir al pasillo, no esperaba encontrarse con Gael, que al parecer hace mucho tiempo los estaba observando. El chico no dijo nada solo apretó el botón para llamar el elevador, mientras se le formaba una sonrisa burlona en los labios.

Cuando llegó el ascensor, antes que ella pudiera subir, habló.

—¿Dos de cinco?—Hanny marcó al primer piso y lo miró, sabía a lo que se refería.

—Cinco de cinco, ¿por qué no les preguntas a ellos? —y le sacó el dedo del medio, mientras las puertas se cerraban, solo pudo divisar una risa irónica de él.

Suspiró y tocó su corazón, eso no estaba bien, no estaba haciendo las cosas bien, Richie la había besado, Gael la había besado, ¿qué más faltaba que pasara? Ni se lo imaginaba.

Antes de salir de hotel le envió un mensaje a su amigo contándole todo lo que había sucedido, pero claro, omitiendo el detalle del beso, aquello jamás se lo contaría, sería su propio secreto.

O eso creyó ella.

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