Capítulo 11: "Momentos incómodos"

El fin de semana con su padre fue renovador, habían salido a explorar los alrededores de la ciudad, disfrutando la compañía mutua. Hanny siempre extrañaba a su padre, siempre. De vez en cuando soñaba con él y todos los días recibía un mensaje de voz deseándole buenos días y buenas noches.

Hanny sabía que la relación que tenía con su papá no era tradicional, se veían poco, pero hablaban mucho. A las personas se les hacía extraño y muy negligente que Hanny viviera "sola" en una casa tan grande, que su padre no la llevara con él a la ciudad donde él trabajaba, que no era bueno para una adolescente estar tanto tiempo sola y sin supervisión. Pero Hanny nunca estuvo sola, tenía a las madres de sus amigos, a sus amigos y la seguridad que le podía proporcionar su hogar. Era lo que había pedido, y era la única manera, ya que si se iba con su padre, se le hubiera hecho imposible ver a sus amigos, sería una despedida muy dura.

Ella entendía porque su padre había accedido a eso, la muerte de la mamá de Hanny fue dura para todos, pero sobre todo para ella. Perder a su mamá y sumarle no ver a sus amigos y cambiar una vida completa en Florida hubiera sido mucho para Hanny.

A pesar de todos esos comentarios, los dos estaban conformes con esa vida, o por lo menos eso pensaba Hanny. Claramente, le hacía falta su papá, pero no se lo decía. Cuando tenía pesadillas y no había nadie, a la única que podía recurrir era a Renee, que se levantaba de su cama e iba a la casa de Hanny a arroparse a su lado. A veces la soledad le afectaba y se tentaba a llamar a su papá para que viniera con ella, pero no lo hacía, nunca lo hacía.

Así que ese fin de semana fue maravilloso, pero muy corto. No imaginó que para su papá también, y que por lo mismo pediría más días para quedarse con sus hijos, eso hacía cambiar todos sus planes.

—¿Qué harás hoy después de la escuela? —preguntó cuándo estaban desayunando.

—Iré al taller—respondió nerviosa.

—¿Puedes faltar? Quiero ir a Central Park, ven conmigo—parecía ilusionado.

—¿Puede ser mañana? Es que al profesor Milk le gusta que avisemos por lo menos un día de antelación alguna ausencia—mintió. Su padre asintió.

—Entonces iremos mañana, cenemos en algún lugar hoy, ¿qué les parece?

Hanny suspiró, tendría que posponer sus planes respecto a Black Mist por lo menos una semana.

—Lo siento, pero hoy llegaré realmente tarde a casa, hay una reunión muy importante que he estado posponiendo. Vayan sin mí—informó Nicholas, parecía ansioso.

—Entonces seremos solo Hanny y yo. Aprovecharé la tarde para hacer unas compras, mientras ustedes están en el taller y en esa reunión—dijo feliz.

—¿Te das cuenta Nico que te invitó por compromiso? —bromeó. Nicholas asintió. Su padre rio.

—Podríamos ir al restaurante del hotel Reeds, ¿qué dices...?

—¡No! —lo interrumpió, llamando la atención de ambos.

—¿Qué te pasa? —preguntó Nicholas sorprendido. Hanny sonrió nerviosa y negó con la cabeza.

—Na-nada. Papá deberíamos ir...a un restaurante real, no el de un hotel.

—Pero es uno de cinco estrellas, ¿qué hay de malo? —dudó su papá.

—Escuché que esa banda que le gusta a Renee se aloja allí, tal vez tengas suerte y los veas. Les pidas una foto y un autógrafo para tus amigas del colegio—se burló su hermano.

—Solo no quiero ir allí. Es mejor que busques otro lugar o no iré—se cruzó de brazos, actuando como si estuviera molesta.

Su papá accedió a no ir allí.

***

—Hola, Annie.

—Hola, Richie. ¿De paseo por el lobby? ¿Has visto algo interesante?

—Solo una cosa y es un alguien, y estoy hablando precisamente con ella—Hanny sonrió.

—Me halagas, ¿cómo va tu relación con el elevador?

—Decidimos seguir caminos diferentes. Ahora estoy en algo especial con las escaleras, aunque son muy sofocantes—Hanny comenzó a reír a carcajadas—¿Subirás mañana?

—Lo siento, mi padre llegó y solo tendré estos días para verlo. Tendrá que ser la próxima semana.

—¿Qué tiene que ser para próxima semana? —preguntó Gael llegando donde ellos, estaba solo. Miró a Hanny—¿Holgazaneando? —ella lo ignoró por completo.

—Hanny decía que no puede retratarnos esta semana—explicó Richie, Gael sonrió.

—Que buenas noticias. Mi día se arregló—afirmó con buen humor, Richie se rio y Hanny solo pudo quedarse en silencio, mirándolo feo—. Ya vamos a salir, prepárate—le dijo a Richie, que miró la hora en su celular y suspiró.

Miró los ascensores y luego el pasillo donde se encontraban las escaleras, le sonrió a Hanny.

—¡A las escaleras! Nos vemos Annie—le guiñó el ojo. Hanny se despidió y Richie corrió dejándolos solos.

—¿No tienes que trabajar? —preguntó Gael, ella negó con la cabeza.

—Hay problemas en la cocina, nos dieron un descanso.

—Este hotel es una porquería—dijo amargamente, ella frunció el ceño.

—Richie dijo lo mismo, ¿por qué vinieron a alojarse acá entonces?

—No te incumbe—la molestó de nuevo. La muchacha quería empujarlo, no lo hizo.

—¿Quién querría a un grupo de pirómanos en su hotel? —Gael puso los ojos en blanco, pero se quedó allí a su lado. Era tan raro.

Hanny no había pensado mucho en la "disculpa" que él había ofrecido, se notaba que le costaba admitir algún error y no entendía porque había cambiado de opinión respecto a ella. Había dos opciones, una era que sí se dio cuenta de lo imbécil y dramático que había sido (aunque muy intuitivo porque Hanny si tenía segundas intenciones), o sus amigos le hicieron ver que exageraba. Ella se inclinaba más por la última, ya que se notaba que los cinco eran muy unidos.

Lo único que sabía de la vida de Gael era que no tenía padre y que su madre había fallecido hace unos años, en internet no había mucha información, solo lo que él daba en las entrevistas, en las cuales se mostraba como un chico cálido, humano, que amaba a sus fans, no el pesado y desconfiado que Hanny veía. Era muy buen actor.

Antes de poder seguir hablándole y preguntarle cosas que quería saber, vio entrar a alguien muy conocido al hotel, ¿qué hacía allí? Parecía feliz y muy animado, algo típico en él.

—¿Papá? —murmuró. ¿Se habría enterado que trabajaba allí y la fue a buscar? Su corazón comenzó a latir muy rápido, ¿qué se supone que iba hacer?

En un instante el señor Jones volteó hacia donde ella y Gael estaban, Hanny, rápidamente se escondió detrás del chico que, casi pierde el equilibrio por la brusquedad de la muchacha.

—¿Qué te pasa? —Hanny chistó para hacerlo callar y empezó a mirar disimuladamente hacia la dirección donde estaba su papá. Hablaba con la recepcionista animadamente, mientras observaba el hotel fascinado, no parecía que estuviera allí por Hanny—. ¿Te quedarás escondida detrás de mí por siempre?

—Solo hasta que él se vaya—explicó concentrada.

—¿Quién es?

—Mi papá—respondió sin pensar. ¿Debió haberlo dicho? Gael alzó una ceja, sonreía.

—¿No sabe que trabajas aquí? —sonrió con más amplitud—Mira, mira, mira, ¿qué pasaría si se entera? —Hanny alzó la vista sorprendida—¡Seño...!—Hanny saltó y le tapó la boca con la mano. Gael se reía mientras luchaba con ella.

Hanny estaba desesperada, quería correr, pero el pleito con Gael se lo impedía. Él se estaba divirtiendo viendo la cara acongojada de ella.

Él miró de reojo al padre de Hanny, y cuando notó que él veía hacia ellos, la abrazó dándole la espalda al hombre para que no la descubriera. La muchacha quedó congelada por ese movimiento tan inesperado.

—No le diré, pero me debes una—le susurró en el oído, erizando el bello de su nuca. Hanny no quería levantar la cabeza para mirarlo a la cara, tenía una extraña sensación en el cuerpo, una muy desagradable.

Estiró un poco su cuello para mirar de nuevo a su padre, que estaba saludando a una delgada mujer, un poco más alta que él. Parecía de unos cincuenta y tantos años, al igual que su padre, tenía el presentimiento de que ya la había visto antes.

Su padre la tomó de la mano y salieron del hotel como si nada, eso la impactó.

—¿Quién es esa mujer? —se preguntó a sí misma. Gael miró como ambos estaban tomados de la mano.

—Su novia, tal vez—soltó a Hanny que estaba seria—. Tu mamá...

—No, no, no. Está bien, mamá murió hace un tiempo, así que no le veo el problema, pero ¿por qué no me lo dijo? A no ser que...—se quedó en silencio.

Ahora entendía todo, las miradas cómplices con Nicholas y cómo su hermano no intervino cuando su papá le pidió que faltara al taller de arte, y como su papá propuso ir al restaurante del hotel, allí se alojaba ella, su padre quería presentársela.

—¿Qué harás? —preguntó Gael.

—No sé. Estoy tan enojada—confesó—. Lo mantuvieron en secreto de mi todo este tiempo.

—Que te quejas, tú no le has dicho que trabajas acá—Hanny lo miró enojada, tenía razón. ¿Cómo se iba a quejar si ella le estaba mintiendo? —. Pero no lo entiendo, ¿por qué mentirle? —se quedó en silencio, no se lo iba a explicar.

—Entre menos sepas, mejor para ti—dijo amenazante. Se despidió y volvió al restaurante, tenía que salir de allí y ver que tramaba su papá.

***

Una cena con una colega de trabajo de su padre había sido algo muy nuevo para ella. No dijeron abiertamente que estaban saliendo, pero se notaba esa complicidad entre una pareja. Trató muchas veces de sacar ese tema, pero se notaba que su papá se sentía incómodo, decidió no indagar más.

Olivia se llamaba la mujer y luego de verla mejor de cerca, recordó que la había visto en las múltiples fotos que su padre le enviaba cuando se encontraba en la oficina con sus colegas. Era amable, muy preocupada y tenía un volumen de voz muy bajo y calmo, era amor y paz en todo aspecto de su vida, a Hanny le agradó, tanto así que se atrevió a invitarla al paseo que harían en Central Park después de la escuela.

Ese día, su padre la fue a buscar y emprendieron camino al hotel donde Olivia se hospedaba. Cuando llegaron, Hanny quería quedarse en el auto, pero la obligó a bajarse y saludar como corresponde.

Rezó que Sheena no estuviera allí o cualquiera que pudiese reconocerla. Cuando entraron Hanny se fue a un pilar y se quedó ahí de pie, vigilando que la notara, mientras su papá la miraba extrañado. Disimuló sacando fotos al lugar, actuando deslumbrada por la construcción.

Miró hacia los ascensores un momento y vio a Gael salir de allí hecho una furia, detrás de él Bernard, parecía preocupado, viendo hacia todas direcciones para que no notaran que tenían una especie de discusión.

Gael no lo tomó en cuenta, se puso la capucha de su polerón y salió por la puerta principal, Bernard no lo siguió, tenía un rostro de indignación. ¿Qué había pasado? Se notaba la tensión.

—Hanny—la llamó su padre que estaba junto a Olivia—. Vamos—Hanny asintió, saludó a la mujer y salieron de allí.

Primero, fueron a comer algo, esperaban que anocheciera para poder dar un largo paseo por el parque. Hanny no estaba tan concentrada, tenía curiosidad sobre que había visto, aunque preguntara, no le dirían.

Conversaron un largo rato, hasta que notaron que era la hora perfecta para caminar, compraron helados en el camino y llegaron al parque. Había bastante gente, desde niños hasta ancianos, haciendo diversas actividades, se sentía en una dimensión desconocida.

Estaba fascinada, comenzó sacarse fotografías en el lugar para enviárselas a Ethan, y después de mucho tiempo, pudo disfrutar su paseo sin pensar a lo que venía a la ciudad, se dio un momento de olvidar todo y renovar energías.

Se alejó de su padre y Olivia para caminar más libremente, sacando foto a todo lo que encontraba lindo. Revisó las fotografías y esbozó una sonrisa, faltaban sus amigos, no era lo mismo. Chasqueó la lengua e hizo un puchero, estaba sola. Miró a su alrededor y por un instante creyó ver a Gael caminando en la parte no iluminada del parque, con la capucha de su polerón cubriéndole la cabeza. ¿Qué estaba haciendo allí? ¿La había seguido? Negó con la cabeza, porqué haría eso.

No lo pensó mucho y lo comenzó a seguir, con la misma cautela del chico, tratando de no llamar la atención de nadie.

Gael se detuvo frente a una banca apartada de la civilización, no tan iluminada, revisando su celular que le iluminaba el rostro, un rostro que dejaba ver preocupación. Hanny se escondió detrás de un árbol, se acuclilló para quedar a la altura de unos arbustos y no ser vista espiando por el muchacho. Después de un rato, un hombre de la nada apareció al lado de Gael. No se saludaron, simplemente vio a duras penas como la cara del chico se tensaba. Hanny no pudo ver bien de quién se trataba el acompañante, solo pudo ver su espalda y un casco de motocicleta en uno de sus brazos.

Él se reía y Gael no cambiaba su mirada enfurecida. Hanny no tuvo la oportunidad de escuchar lo que él le decía. Las únicas veces que el vocalista se atrevió a hablar, enmudecía de inmediato cuando el hombre le respondía.

Después de un largo rato, el desconocido le pasó un sobre. Gael lo recibió y no dudó en abrirlo y sacar de él unas fotografías, eso era claro. La chica quería acercarse un poco más, para escuchar bien la conversación, pero se le hacía imposible.

El hombre le dio unos golpecitos en el hombro a Gael, y este con la mano, lo detuvo y lo miró con rabia, ganándose una risa burlona. Se despidió y como llegó, se fue.

El muchacho se sentó en la banca y pegó un gran suspiró, parecía derrotado. Hanny tenía que saber que estaba pasando, eso era totalmente extraño, ¿y si tenía que ver con Renee? La reacción de Gael no era normal, algo malo pasaba.

Después de mucho pensarlo, decidió salir de su escondite y se reincorporó al camino que ella estaba siguiendo y se dio la vuelta para quedar cerca de él y notara su presencia, cuando Gael se dio cuenta que ella estaba allí, escondió el sobre bajo su trasero.

—¿Me estás siguiendo? —preguntó la muchacha sentándose a su lado.

—¿Qué haces aquí? —preguntó nervioso y sorprendido. Ella sonrió.

—Paseando, pero vi algo muy extraño—miró el sobre que escondía—. ¿Qué escondes ahí? ¿Por qué ese hombre te puso tan nervioso, Gael?

—¿Me estás interrogando? No te sientas con ese derecho. Vuelve con la persona con la cual viniste y déjame tranquilo.

—Estoy preocupada por ti, tal vez los chicos al saber lo que vi hoy puedan ayudarte—dijo con una voz inocentona, pero extorsionadora a la vez.

—Los chicos no tienen que saber esto—explicó más calmado, sabiendo a lo que ella estaba jugando.

Parecía bastante desanimado, eso la conmovió, ¿por qué tenía que ser así? Debía gozar su sufrimiento, pero su conciencia no se lo permitía.

—No te preocupes, no les diré nada. No me incumbe. Espero que no sea nada grave, a pesar de todo, les tengo un poco de cariño.

—De todas las personas y de todos los lugares, me vine a encontrar contigo—se quejó. Hanny sonrió, tenía razón.

—Eres muy afortunado—bromeó. Observó el lugar y se dio cuenta que no tenía idea de donde estaba—Gael, creo que me perdí—le informó poniéndose de pie, el lugar era tan grande y enredado que Hanny no tomó en cuenta el pequeño detalle de que era la primera vez que iba allí. Gael se bufó sin creerlo—. Hablo en serio.

—Entonces me iré.

—¿Me dejarás sola? —asintió—Que buen amigo eres.

—No soy tu amigo.

—Sé un secreto tuyo y tú uno mío, eso nos hace amigos—lo molestó, quería animarlo, pero aún tenía una mirada triste. Hanny suspiró y le acomodó la capucha, para que esta le tapara un mechón de pelo que escaba por su frente—. Es mejor que regreses con los demás, deben estar preocupados—Gael alzó la vista hacia ella—. Eres su nene consentido, ¿lo sabías?

—¿De qué hablas? —ella sonrió.

—Adiós, no te metas en problemas en el camino—retrocedió un paso y le dio la espalda.

—¿No que estabas perdida? —preguntó poniéndose de pie mientras Hanny caminaba hacia donde venía. Levantó la mano y se despidió sin decir nada, él tampoco insistió.

Debía averiguar que contenía ese sobre.

***

Al otro día, después de la escuela, Hanny partió como siempre al hotel. Su padre se iría al día siguiente junto con Olivia, y luego de una larga charla, reconoció que estaba saliendo con ella. Jamás se imaginó que Hanny se lo tomaría tan bien, ella tampoco. ¿Fingió o realmente se alegraba por su papá? No estaba segura, no tenía cabeza para concentrarse en eso, sabía que llegaría el momento de reflexionar bien sobre la situación.

Llegó al hotel y entró. Caminó hacia el restaurante distraída en su celular. Sin querer chocó con alguien.

—Lo siento—se disculpó rápidamente.

— ¿Tú de nuevo por aquí? ¿Acaso el destino nos quiere juntar? —preguntó de pronto Alphonse sonriendo. Hanny esbozó una sonrisa y negó con la cabeza. Era él de nuevo.

—No creo en el destino—le respondió. Alphonse comenzó a reír.

—En verdad eres interesante. Sheena lo dijo muchas veces.

—Exagera, no lo soy para nada—continuó Hanny amablemente.

—Claro que sí, me contó sobre lo bien que dibujas, sobre todo los objetos. Soy arquitecto y tengo muchos libros que pueden interesarte.

—¿En serio? Una de mis opciones a estudiar es arquitectura—afirmó emocionada.

—Que coincidencia, es bueno ver a una joven tan entusiasta...—se quedó en silencio y miró detrás de Hanny. Ella se volteó y vio a Gael que los observaba. Alphonse sonrió haciendo que el muchacho se tensara.

— ¿Se conocen? —le preguntó al hombre.

—Tal vez—dijo mientras se acercaba a él—. Gael ha pasado tiempo desde la última vez que nos vimos. ¿Cómo has estado? —le preguntó amablemente.

—Bien, gracias—respondió fastidiado y demostrando con claridad que Alphonse no era de su agrado—Oye, te están esperando arriba, vamos—tomó la mano de Hanny e ignoró al hombre. Ella se iba a quejar, pero con una sola mirada la hizo callar.

Entraron en el ascensor y Gael apretó el botón hacia los estacionamientos, soltando la mano de Hanny.

—Estaba hablando con él, además, tengo que ir a trabajar, ¿qué te pasa? —dijo molesta.

— ¿Lo conoces?

— ¿Te importa? Por lo visto tú si lo conoces.

—Te hice una pregunta.

—Una pregunta que no quiero responder, deberías ir con él y hacérsela—lo desafió. El ascensor se detuvo y las puertas se abrieron. Él salió y esperó a que Hanny lo hiciera, pero se negó.

—¿Tramas algo con él? —preguntó impidiendo que las puertas se cerraran. Hanny pegó un quejido de frustración.

—Pensé que tu paranoia la habías dejado de lado, ¿quieres romper la tregua que tenemos? Porque estoy dispuesta hacerlo. Subamos y así les digo a los chicos qué ocultas.

—No te conviene hacer eso—dijo ofuscado.

—Mi papá ya se fue, no me importa—se quedó en silencio, simulando que pensaba. Asintió con la cabeza—. Sí, tú tienes más que perder que yo.

Caminó fuera del ascensor, si no la iba a dejar utilizarlo, tendría que usar las escaleras. Gael la siguió detrás.

—Si te comportas así, es obvio que desconfíe. No sé porque ellos están tan felices que estés alrededor, no tienes nada especial—contraatacó. Hanny se detuvo y lo miró a los ojos.

—Si no tengo nada especial, ¿por qué te preocupas? Tal vez esto te choque un poco pero—se acercó un poco a él—, el mundo no gira alrededor de ti—Gael quedó en silencio, frunció el ceño y abrió un poco la boca sin saber que decir. Hanny sonrió triunfal—. Eres muy desagradable. Mucho.

Gael asintió.

—¿Soy desagradable? ¿Estás segura de eso? ¿Te desagrado, Hanny? —ahora ella era la confundida.

Gael se acercó a Hanny, la tomó con una mano por la nuca y la otra en la cintura, atrayéndola hacia él, besándola en los labios. La chica se congeló en su lugar mientras Gael profundizaba más el beso, apretándola contra él.

Sus sentimientos eran confusos, no sabía que estaba pasando o que estaba sintiendo, no quería eso pero a la vez sí. Cerró los ojos y abrió levemente la boca para que él pudiera besarla de mejor manera, sin darse cuenta, le estaba siguiendo el juego. Gael se alejó de ella jadeante, dándole una sonrisa de decepción. Hanny abrió los ojos dándose cuenta que todo eso si había pasado.

—-Eres igual que todas, ¿no es así? —a Hanny se le cristalizaron los ojos, porque al ver la cara de ese chico lo primero que se le vino a la mente fue a Renee—Ahora te puedes jactar con tus amigas que te besé, ¿qué te parece? —sus palabras eran como cuchillas. Como si eso fuera posible.

—Eres un imbécil—dijo mientras se secaba las lágrimas—. Lo conozco porque si no lo sabías trabajo en el restaurante del hotel, allí atiendo a los huéspedes y a las personas que quieren ir a comer. Y él además de ser un cliente, es el hermano de mi jefa—aclaró. Gael se quedó en silencio.

—No te creo—ahora ella era la que guardó silencio. Era alguien muy desconfiado, ¿qué había sucedido en su vida para que él fuese así? No lo entendía, a menos que él se estuviera burlando de ella.

Una parte de ella pensaba que Gael se comportaba así porque era amiga de Renee, que estaba jugando con ambas, con la memoria de ella y con la tranquilidad de Hanny. Se estaba divirtiendo, y eso es lo que más impotencia le daba. Besar a la mejor amiga de la chica que embarazó, o burlarse de la chica que fue a desenmascararlo. Si era así, sería una escoria de ser humano.

Tenía ganas de decir todo y encararlo, pero no sacaba nada.

¿Valía la pena seguir con todo eso? Mentir y no ganar nada, ir en círculos, estar cansada todo el día, descuidarse a ella misma, ¿sería mejor renunciar? ¿Qué opinión le daría Ethan? ¿Qué pensaría Renee? Se frustró un poco, ¿por qué su amiga no había sido clara desde un principio, cuál era su problema?

—Me creas o no, no tienes el derecho de hacer lo que hiciste. No te debo explicaciones, ni a ti, ni a nadie. Así que, discúlpate.

—¿Disculparme? No me hagas reír, solo fue un beso.

—¿Crees que es por el beso? Que tierno. Eso fue una demostración de tu desesperación, una muy mala debo decir. Siempre pensé que besar a alguien famoso sería diferente a un humano normal, pero fue muy decepcionante. Un beso insignificante no me indigna tanto como el hecho de que fue un beso asqueroso dado por una persona asquerosa—le dio un pequeño empujón—. Tú y yo estamos a niveles muy diferentes, Gael.

—¿Así sacas tus garras? —preguntó anonadado, con una sonrisa sin poder creer nada, confundido con la actitud de la chica.

—¡Así me defiendo! Si tanto desconfías de mí, harías lo que fuera necesario para alejarme de ustedes, pero no lo has hecho. No tienes pruebas, solo suposiciones. ¿Los estoy espiando? Puede que sí, puede que no, jamás lo sabrás. ¿Soy inocente o culpable? No me interesa. Solo deja de hostigarme.

Lo dejó callado. Él iba a responder, pero pegó un gruñido frustrado, no sabía que decir. Hanny tenía unas ganas locas de golpearlo y de paso golpearse a ella misma por haberle gustado ese miserable beso aunque sea por un segundo. El muchacho se rascó la cabeza, revolviendo su cabello, caminando de un lado al otro, apuntando de vez en cuando a Hanny para decir algo, pero apenas iba abrir la boca se arrepentía. Hanny suspiró, debía ir a trabajar. Le dio la espalda y se dispuso a ir a las escaleras, pero él la detuvo.

—¡Está bien, perdón! ¡Ganaste! ¡¿Estás feliz?! Esta persona asquerosa se está disculpando por serlo.

—¿Te ofendiste por eso? —se volteó a verlo nuevamente—Tú me ofendiste primero.

—Lo siento—dijo sincero. Eso la molestó.

—Agradece que no golpeé tu estúpida cara, no busques que lo haga—ahora fue ella quien lo apuntó con el dedo. Él asintió—. Es mejor que vuelva a trabajar y ni se te ocurra decirle a alguien lo que me hiciste.

—No es algo digno de contar.

—No, claro que no. Adiós Gael.

Caminó hacia las escaleras dejándolo solo. El muchacho suspiró sin entender que había pasado, ¿cómo mierda se había descuidado tanto? Hanny era rara, su instinto nunca fallaba cuando se trataba de peligro, y algo en él le decía que esa chica era un peligro para él. ¿Y si descubría algo o si sabe algo? Ese era su mayor temor, que ella supiera más de lo que parecía. No podía rendirse, llevaría la fiesta en paz, pero no sería fácil.

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