Capítulo 10: "La loca Mary"

El día había sido tranquilo, su hermano estaba de buen humor y supo que su papá vendría a casa a visitarlos, así que estaba muy ansiosa de verlo, lo extrañaba mucho.

Había llamado a Ethan el día anterior y le comentó lo sucedido y que, para ella, Gael si había ido a Florida, y que eso podría ser una pista, y que también había sido muy grosero con ella. A su amigo no le gustó nada escuchar eso, pero corroborar que Gael podría tener algo que ver con Renee, lo hacía recargarse de energías.

Hanny llegó a trabajar como siempre, tratando de olvidar lo sucedido y enfocándose en que debía hacer para sacar más información. Atendió algunas mesas y no esperó que la banda bajara a cenar, era raro verlos. Cuando Bas fue a atenderlos le pidieron que fuera Hanny quien se ocupara de ellos. Ella no tuvo otra alternativa que aceptar.

Parecían incomodos, miró de reojo a Gael que estaba sentado al rincón de la mesa, vestido de negro, con un aura indescifrable. Los demás parecían querer animar un poco más el ambiente, pero se les hacía difícil. Una vez que tomó sus órdenes, le pidieron que se quedara un poco. Dylan golpeó a Gael en el hombro, mientras los demás le hacían gestos raros.

—Gael tiene algo que decirte—informó Bernard—Gael—el muchacho suspiró, parecía estar siendo torturado.

—Lo...lo siento—dijo sin mirarla a los ojos. Hanny sonrió.

—¿Por qué se está disculpando? —Gael se aclaró la garganta, todos los chicos lo veían con atención, esperando que dijera lo que habían practicado todo el día.

—Por...ser un...¡no lo diré! —se quejó, sus mejillas estaban rojas. Sus amigos se quejaron cansados. Hanny no entendía mucho la situación.

—¿Te estás disculpando por ser un imbécil? —preguntó la chica de forma directa. Todos asintieron, menos él. Que parecía avergonzarse de esa palabra. Hanny suspiró—Mira, si no puedes decir las razones de tus disculpas, que de lejos se ve forzada, no podré disculparte, no me nace. Chicos, no pueden obligar a las personas hacer algo que no quieren.

—No es eso—interrumpió Gael—. Fui muy... desconsiderado, los chicos me hicieron ver que malinterpreté las cosas. Lo siento, y— vio de reojo a sus amigos, que lo estaban animando—me gustaría que me retrataras, de nuevo.

—Oh, entiendo—esto se estaba tornando raro para ella—. Bien, te perdono y, también me disculpo porque, tal vez también aporté un poco a este mal entendido—esbozó una sonrisa—. Pero no volveré a retratarte. A menos que seas educado conmigo—Gael hizo una mueca de disgusto.

—No necesito el retrato—los muchachos se quejaron en voz alta sin poder creer lo orgulloso que era. Hanny rio y asintió.

—Antes que lo olvide, mañana no podré venir a dibujarlos, tendrá que ser hasta el martes. Tengo un compromiso importante que no puedo cancelar—los muchachos se quedaron en silencio.

—¿Una cita? —preguntó Dylan coquetamente.

—Les traeré su comida—desvió la pregunta y los dejó intrigados.

***

Ethan se encontraba recostado en su cama junto con el notebook haciendo una tarea de la clase de español. Ahora estaba más relajado, no sentía esa angustia de hace unos días y, al descubrir más información útil para Hanny, se sintió más conforme consigo mismo.

Mary lo estaba ayudando, de hecho se veía muy animada haciéndolo, Ethan no sabía si tenía segundas intenciones en tanta dedicación, pero decidió pensar que en Mary las segundas intenciones se notarían demasiado. Esperaba la llamada diaria de Hanny, para saber cómo le había ido ese día con la banda y si había descubierto algo importante, además de comprobar de manera no muy clara que Gael Stevens si había estado en Florida.

Su celular comenzó a sonar y supo de inmediato quien era, contestó.

—Señorita Jones, me honra con su llamada, ¿cómo ha estado?—dijo haciendo reír a Hanny.

—Bien, bien señor Reeds, gracias por preguntar.

— ¿Cómo te fue? —no resistió en preguntar. Hanny suspiró

—Bien, hoy fueron a restaurante y les dije que no podría ir hasta el martes—afirmó desanimada.

— ¿Y eso por qué? —preguntó confuso.

—Viene papá de visita, así que quiero aprovechar—respondió emocionada—. Espero que después de esto pueda conseguir más información, a veces siento que estoy dando vueltas en círculo—suspiró. Ethan se levantó de su cama y caminó hacia la ventana.

—Tú sigue adelante, tal vez ahora se vea confuso, pero para mañana se aclararán las cosas, siempre sucede así, tú sigue averiguando lo que puedas—dijo para calmarla, y en el fondo él lo creía así—. Y aprovecha de estar con tu papá.

—Tienes razón... no le he estado mintiendo a mi hermano y papá por nada. Debo hacer que el sacrificio valga la pena—aclaró más animada—. Oh, hablando de hermanos, me enteré que el hombre que me ayudó a entrar al hotel es el hermano mayor de la señorita Parks.

—¿Hermano? ¿Qué hace allí?

—No lo sé, visitando, supongo. Tal vez la extrañaba y vino a verla.

—¿Los hermanos son así? Porque el mío ni un mensaje de buenos días me envía.

—¿Aún no sabes nada de él?—Ethan suspiró y se sentó en su cama.

—No, lo llamé el día que Renee murió pero no me contestó. Ahora lo sigo llamado pero no pasa nada, se supone que iba a ir a París por unas semanas, pero nada ha pasado, realmente mamá está preocupada.

— ¿No estará con tu papá?

—No, ya hablé con él. Me dijo que no me preocupara.

—Entonces no te preocupes. Tú sabes cómo es tu hermano de serio, debe haberse involucrado mucho en su trabajo y nada más—Ethan asintió, debe haber sido eso. Su hermano era serio, estaba siguiendo los mismos pasos de su padre.

—Sí, debe ser eso. Nunca más me preocuparé por ese idiota—rio. Hanny comenzó a reír de igual manera.

***

Al otro día, Ethan llegó a la escuela como siempre saludando a Carl y a Daniel, sus más fieles amigos, por lo menos así les decía Hanny bromeando.

— ¿Y esa cara? —preguntó Carl.

—De seguro habló con la princesa Hanny, ¿o me equivoco? —afirmó Daniel. Ethan sonrió.

—Eso y por primera vez en semanas pude dormir como corresponde.

—Oh, así que era eso. Bueno para que te emociones más, tengo una fiesta en dos semanas más. ¿Te apuntas? —preguntó Carl. Los chicos comenzaron a caminar por el pasillo hacia los casilleros. Cuando llegaron al de Ethan se detuvieron.

—No lo sé, aún estoy en duelo— lo abrió y sacó su libro de español.

—Vamos, hermano. Ya ha pasado tiempo de lo sucedido con Renee. Además, Hanny no se molestará que salgas a distraerte—le insistió Carl.

—Más bien nunca se enojó cuando te acostabas con las chicas de la escuela—interrumpió Daniel. Ethan cerró su casillero molesto por el comentario.

—Mira quién habla. No envidies mi vida sexual, ¿entendido? Y ahora menos iré—aclaró molesto.

—Por favor, Ethan, no sé porque te ofendes tanto, ¿qué tiene que vayas a la fiesta? Nada. Vamos, hermano, anímate. Además va a ser la fiesta del año. ¿Te quieres perder la última de nuestra generación? —continuó Daniel rogando. Ethan se quedó pensando un momento. Miró a sus dos amigos y suspiró.

—Está bien, pero solo iré un rato, si me gusta, me animo—les dio una media sonrisa a sus amigos, y estos saltaron de emoción.

— ¡Así se habla! ¡Chicos Ethan ha vuelto! —gritó Carl levantando el brazo de Ethan como si hubiera ganado el cinturón de la lucha libre. Algunas chicas que estaban pasando por ahí comenzaron a reír coquetamente.

—Eso está bien, felicidades, Ethan—dijo de pronto Stephanie. Una de las muchas conquistas de Ethan.

—No te hagas ilusiones Steph, él es un hombre nuevo—aclaró Daniel guiñándole un ojo, ella se rio.

—Bueno, eso lo veremos en la fiesta—desafió a Ethan. Este esbozó una sonrisa y negó con la cabeza. Todos comenzaron a reír, sobre todo las amigas de Stephanie. Sin esperarlo Carl silbó y todos lo quedaron viendo.

—Miren quien llegó, la loca Mary acaba de entrar—se burló Carl. Ethan miró a la dirección de ella. Llevaba un vestido color durazno y el pelo tomado en una coleta. Su mochila parecía más grande que ella. Daba la imagen de estar tan despreocupada de la vida, que no notaba todas las miradas sobre ella.

—Corre Ethan—exclamó Daniel, él solo sonrió, lo estaban incomodando, ya no le agradaba la idea que la molestaran, no le parecía correcto, más bien, nunca lo fue.

—Deténganse—les advirtió, pero no lo tomaron en cuenta.

—Dicen que si dices loca Mary tres veces en un espejo de noche, se te aparece—interrumpió Stephanie haciendo que todos comenzaran a reír.

—Tal vez por eso se te aparece, Ethan—continuó Daniel haciendo aumentar más las risas de todos.

—Ya basta—advirtió por segunda vez, pero logró lo mismo.

—Esperen, esperen, tal vez haga algo estúpido—dijo Carl. Todos se le quedaron mirando a Mary. Abrió su casillero y al darse cuenta que la estaban observando se puso nerviosa y sin querer botó el libro que estaba intentando sacar. Todos comenzaron a burlarse. Ethan gruñó.

—¡¿Qué les pasa?! —gritó tan fuerte que no tuvieron otra respuesta que quedarse callados.

—¿Qué te pasa a ti? —preguntó Carl sorprendido.

—Lo que están haciendo no es...correcto. ¿Cómo se sentirían en el lugar de ella?

—Ella sabe que son bromas—continuó Daniel—. ¿Por qué la defiendes ahora? Tú también la molestas.

—Sí, también, pero me di cuenta que lo que para mí es divertido, puede dañar a alguien más. Deberíamos trabajar en ser mejores personas, cuando muera no quiero que me recuerden por estas cosas, y creo que a ustedes tampoco—se quedaron en silencio.

Nadie pudo comentarle nada, sabían que en el fondo todo eso lo decía por el fallecimiento de Renee. Ethan se dirigió al lado de ella. Mary cerró su casillero un poco cabizbaja y se detuvo cuando él llegó frente a ella.

—Hola—la saludó.

—Hola.

—Perdónalos, son unos idiotas—miró por sobre su hombro a sus amigos y luego suspiró—. Todos lo somos. Pero no te molestarán más, por lo menos no en mi presencia. Creo que es lo único que puedo hacer para ayudarte.

Mary sonrió de medio lado.

—Gracias.

—Para eso están los amigos—ella asintió—. Aún queda tiempo para entrar a clases, ¿quieres venir con nosotros?

—¿Yo? ¿Por qué? —vio de reojo a los amigos de Ethan que parecían confundidos con la situación—No, no, no, no es necesario, tampoco quiero molestar, tengo algo que hacer ahora. La amiga de mi hermana quiere pasarme algo para ella así que le dije que nos viéramos ahora, así que no puedo...lo siento, hablamos, adiós—le dio la espalda y salió con rapidez hacia la cancha de fútbol de la escuela, Ethan no alcanzó a decirle nada más.

Al parecer se había apresurado mucho.

—¿Qué sucede entre Mary y tú? —preguntó Daniel.

—Nada—respondió de manera inocente.

***

Mary saltaba por la cancha húmeda de manera feliz. Era raro ver a Ethan teniendo un gesto amable hacia ella, bueno, al parecer tendría que acostumbrarse, en verdad se estaba comportando como un amigo, y ella se sentía tan feliz por eso, pero a la vez extraña. ¿Sería capaz de dejar sus sentimientos hacia él así tan fácilmente? Era Ethan Reeds, el chico del cual siempre estuvo enamorada, que por fin mostraba algo de empatía hacia ella. No podía confundirse, no debía hacerlo. Serían amigos, y aunque le costara, pasara lo que pasara, ella solo sería eso, una amiga.

— ¡Mary! —escuchó que la llamaban, se dio vuelta y vio a Evelyn correr hacia ella feliz. Evelyn era una de las tantas amigas de su hermana pequeña. Ella era la mayor del grupo y recién estaba empezando su primer año.

— ¡Eve! —gritó en respuesta. Evelyn la abrazó felizmente.

— Aquí está, el correo —dijo emocionada mostrando un papelito.

— ¿El correo? —preguntó sin entender, hasta que recordó. El correo de la supuesta persona que había tomado la foto a Gael Stevens en Florida—. ¡El correo! —le quitó el papel de la mano—¿Por qué no me lo enviaste por un mensaje?

— Es más emocionante así, aunque quiero detalles de porque es tan importante esa foto—informó curiosa, Mary sonrió y negó con la cabeza.

—Es un secreto de estado, no puedo decir nada, pero en el futuro serás recompensada.

—Más te vale, porque tu hermana me dijo que podía conocer a Black Mist—dijo ilusionada.

—¿Ella te dijo eso? —asintió. Mary rio nerviosa—Veré que puedo hacer, o sea, yo no mucho, pero conozco a alguien que puede hacerlo, ¡sí! La llamaré y le diré, tal vez si podamos conocer a Black Mist—no era una idea extraña, por lo que sabía de Ethan, Hanny ya había tenido el primer contacto con la banda, y que había corroborado que Gael si había estado en Florida, pero viendo la situación, sería raro pedirle eso. Se golpeó la cabeza, no, eso era imposible. Iba a retractarse, pero la cara fascinada de Eve, la detuvo.

—Mary—escuchó la voz de alguien conocido. Mary y Evelyn se dieron vuelta para percatarse que Stephanie venía caminando hacia ellas—. Te estaba buscando—la miró de pies a cabeza—lindo vestido —se burló.

—Eve, ¿por qué no vas a clases? después seguimos hablando—la chica asintió. Se fue de allí sin antes voltearse unas cuantas veces para cerciorarse que Mary iba a estar bien—¿Necesitas algo? —preguntó algo temerosa.

—Sí, es que Ethan últimamente ha estado tan extraño, hoy te defendió, y eso sí que es raro. Él te odia, ¿lo sabías? —Mary se quedó en silencio—. No sé a qué está jugando, pero me preocupas, no eres una chica fuerte. Por eso, no te ilusiones, ¿está bien?

—E-Ethan no tiene ninguna intención con-conmigo.

—Eso lo sé, se nota—rio—. Sería muy ingenuo de tu parte pensar que él quiere tener algún tipo de relación contigo.

— ¿Qué quieres Stephanie? He estado evitándote todo este tiempo para no tener más problemas contigo—explotó Mary un poco nerviosa. Stephanie sonrió y se acercó a ella desafiante.

—No te estoy atacando. Solo me preocupo por ti, ya te lo dije.

—Pu-pues no me lo creo. Siempre me molestas, ¿por qué te preocuparías por mí? —Stephanie asintió y se cruzó de brazos, viéndose muy seria.

—Aléjate de Ethan, solo eso diré.

—Ethan y yo somos amigos—se atrevió a decir. La chica se rio.

—Ethan tiene tan mal gusto para sus amistades, primero la puta de Renee y luego la mosca muerta de Hanny Jones. ¿Ahora tú? Por favor, ¿no te has visto? Eres horrible—se burló—. Una estúpida, ¿no te da culpa gastar oxigeno? Hazle un favor al mundo y desaparece. Tal vez imitando a Renee nos alivies el martirio de tener que verte.

Y ahí estaba de nuevo, la verdadera Stephanie rebelando la cara que nadie más veía, una especial para Mary, desde siempre. Odiaba reconocer que le temía, pero tenía una forma de hacerla sentir tan inferior que no podía defenderse. En solo verla le dolía el estómago, la evitaba a toda costa. ¿Cómo alguien podía ser tan cruel?

—¿Vas a llorar? —le preguntó levantándole el mentón—¿Quieres llorar? —sí, si quería llorar, pero no lo haría. Mary golpeó la mano de Stephanie y retrocedió. No quería pelear.

Le dio la espalda con la intención de huir de allí, pero Stephanie fue más rápida y le tiró la cola de caballo con fuerza, haciendo que no pudiera avanzar más. La jaló hacia ella, e hizo que Mary cayera abruptamente al césped húmedo. Quedó toda enlodada. Stephanie comenzó a reír, mientras Mary intentaba ponerse de pie. La tomó del pelo nuevamente y la zamarreó para que perdiera el poco equilibrio que le quedaba.

Muchos estudiantes que estaban pasando por allí se detuvieron al ver la pelea, acercándose de a poco, divertidos por la situación.

Mary no sabía qué hacer, no podía correr, Stephanie no la dejaba ni si quiera levantarse. Tenía que defenderse, no importaba las consecuencias, tenía que hacerlo. Jamás había recibido un golpe en su vida, ni cuando la molestaban imaginó que podrían llegar a eso.

La chica, enfurecida seguía tomándola del pelo, obligándola a arrastrarse con las rodillas sobre el césped. Mary, con ambas manos enterró sus uñas en las muñecas de quien la atacaba. La muchacha pegó un grito de dolor y retiró la mano, reclamando por lo que Mary había hecho. Ella se puso de pie y corrió hacia Stephanie, empujándola y tirándose encima de ella una vez que cayó al suelo.

Le revolvió el cabello con brusquedad con una mano, mientras con la otra le pegaba cachetadas. Se ganó rasguños de Stephanie, pero eso no logró amedrentarla, a Mary la fuerza le había llegado como un torbellino, ahora ella tenía el control, ni si quiera se había percatado que estaban encerradas en un círculo de personas chismoseando, sin hacer absolutamente nada para separarlas.

De pronto, sintió como alguien la levantaba y la separaba de Stephanie, que, comenzó a llorar apenas Mary salió de encima de ella.

—¿Qué les pasa? —preguntó Ethan asustado.

—¡Está loca! —gritó Stephanie—Se abalanzó sobre mi sin motivo—lloraba como si fuera inocente mientras Daniel y Carl la ayudaban a ponerse de pie. Se quejaba de que le dolía el tobillo derecho.

Ethan miró de pies a cabeza a Mary, no parecía alguien que solo había golpeado a otra persona, estaba sucia, despeinada y le sangraba la mejilla, sin contar los rasguños en sus brazos. Sus ojos estaban cristalizados, se notaba que quería defenderse, pero no le salían las palabras.

—Vamos, Mary—dijo finalmente, tomándola de la mano, tratando de llevarla a un lugar menos concurrido.

—¡Ethan! —lo llamó Stephanie. Él se volteó a verla.

—¡Estás psicótica, Steph! —le respondió, haciéndola llorar más fuerte.

***

Se quedaron en los camerinos del gimnasio. Ethan miraba a Mary de reojo mientras ella trataba de peinar su cabello, no decía nada, solo sabía que estaría en muchos problemas.

—¿Qué fue lo que pasó exactamente allá afuera? —preguntó ya después de mucho rato en silencio. Quería burlarse un poco, ya que, cuando las vio pelear, Mary parecía otra. La imagen de niña tonta e inocente se había ido completamente, dejándolo asombrado. Mary refunfuñó y lavó su cara quejándose un poco por la pequeña herida en la mejilla.

Se miró los brazos, y se arrepintió de no haber golpeado más fuerte a Stephanie, aún tenía rabia dentro de ella. Esperaba que se le hinchara la cara.

—De-deberías ir a clases, yo tengo que cambiarme—se excusó, no podía mirarlo a la cara, estaba muy avergonzada.

—¿Y perderme el momento cuando el director quiera hablar contigo? Ni loco. Si mal no recuerdo esto es suspensión—Mary se veía afligida. Miró al espejo y a través de él miraba a Ethan. Él estaba sonriendo.

—No seas cruel, no fue mi culpa, no quería pelear con ella—se defendió—. Normalmente huyo.

—¿Normalmente? ¿No es la primera vez que pasa?

—No diré nada—Ethan entrecerró los ojos, Mary desvió la mirada y se dio cuenta que no traía su mochila, ¿dónde la había dejado?

Buscó por el camarín, por las sillas de madera largas y los casilleros abiertos. Ethan comenzó a reír.

—¡Toc, toc! ¿Se puede? —preguntó Daniel entrando al camarín con la mochila de Mary en la mano. Carl venía detrás de él con una bolsa que levantó para enseñársela a los demás— me encontré esto en la cancha—continuó pasándole la mochila a la chica—. Y esto, ¿es tuyo? —le mostró el papel con el correo. Estaba todo sucio, pero cuando Mary lo recibió pudo distinguir bien las letras en él. Suspiró aliviada.

—Gracias—Carl se acercó.

—Tu ropa de deporte, para que te cambies.

—Gracias... ¿mi ropa de deporte? Pero esa la tengo en el casillero—dijo alarmada, ambos sonrieron.

—Lo abrimos, fue fácil. No vimos nada, solo las fotos que tienes pegadas de Ethan—bromeó Carl. Mary se sonrojó, negando con la cabeza.

—Yo-yo no tengo eso...yo no—empezaron a reír.

—Son bromas, ¿quién querría tener una foto de este flacucho cara de culo? —continuó Daniel golpeando con el pie la banca en donde estaba sentado Ethan. Este le devolvió una patada.

—Solo cámbiate, te esperamos afuera—dijo Ethan poniéndose de pie y tirándose encima de Daniel, que se defendía a duras penas. Mary asintió.

Los chicos salieron de allí dejándola sola, esa situación había sido sumamente extraña.

***

—Anímate, yo estaría feliz. Agradece que no te expulsaron—trató de animarla Daniel, Mary parecía ida.

La habían llamado a rectoría junto con Stephanie. Mary guardó silencio cuando el director las regañaba y decía lo mal que se veía que dos de sus estudiantes se comportaran como gente poco civilizada. Stephanie, por su parte, lloraba desconsolada haciéndose la víctima, que por poco más Mary había hecho todo por su cuenta. El rector no le creyó ninguna palabra, ya que algunos alumnos le dijeron que ella había comenzado todo, y por los antecedentes de Mary, Stephanie salía muy perjudicada. La suspendieron cinco días, a Mary tres.

Sus papás la matarían o eso pensaba, más bien, no sabía cómo reaccionarían, nunca en su vida la habían castigado, puesto límites o algo.

Daniel y Carl parecían gozar su sufrimiento, pero notó que ellos no solo se burlaban de ella, sino también de Stephanie que salió cojeando de rectoría con ayuda de sus amigas, tratando de llamar la atención de Ethan, que estaba esperando a Mary junto con sus amigos.

Mary nunca le tuvo mucha estima a ambos, riendo por nada y por todo, eran demasiado extrovertidos, muy sociables.

Daniel pasó su brazo por sobre su hombro y siguió con sus palabras de consuelo, palabras que no ayudarían a nadie pero que para el chico eran necesarias.

Daniel era el más bajo del grupo, media solo diez centímetros más que Mary y tenía cara de niña, una muy linda cara de niña. Llamaba la atención de todas las chicas porque a pesar de eso era muy masculino, por eso era muy popular, no tenía complejos por nada. Carl era diferente, tenía más carne en los huesos, el alto del grupo, sus ojos sonreían por si solos y daba un aura de confianza y seguridad. Ethan era una mezcla rara de ambos, pero era el que más llamaba la atención de los tres.

Mary no sabía realmente que estaba pasando, porque ellos se habían acercado a ella si su único "amigo" era Ethan.

—¿Por qué no vamos a comer? A celebrar que al fin Mary sacó las garras—propuso Carl. Daniel asintió, Ethan también estaba de acuerdo.

—Iremos donde siempre—dijo Ethan—. Quiero algo que chorree grasa—miró a Mary—. Yo invito.

—¿Seguro que quieres que vaya? —preguntó tímida. Sonrió.

—Obvio, comeremos por ti, además de seguro te castigarán y no te dejarán salir, aprovecha. Y ellos quieren decirte algo—Mary vio a las chicos que sonreían, más bien, le sonreían.

Llegaron a un local de comida rápida que tenía vista al mar, Mary había ido antes, pero jamás acompañada por otras personas que no fueran de su familia. A esa hora del día estaba menos concurrido.

Se sentaron en una mesa redonda en medio del local y los cuatro pidieron una hamburguesa con papas.

Los chicos se disculparon con Mary por haberla molestado, no lo hacían por dañarla, solo por burlarse, eso no la ayudó en nada, pero parecía que en verdad ellos creían que eran bromas y no pasaba de eso. Para ella sería difícil, muchas veces no quería ir a la escuela solo porque sabía que, cada vez que pasaba a su lado se reían de ella. Algunas ocasiones no se daba cuenta que hacían eso, tal vez como método de defensa, pero cuando si lo hacía, se sentía muy culpable y avergonzada.

Pero decidió tratar de perdonarlos, no parecían malos chicos.

—Esta es la hora más aburrida—comentó Daniel—. No hay muchas chicas—le susurró a Mary.

—¿Vienen a eso? —se atrevió a preguntar. Asintieron. Ethan miraba hacia otra parte.

—Hay una linda en la barra—dijo Carl, mirando disimuladamente. Daniel dio un vistazo y sonrió.

—¿Qué piensas de ella, Mary? —preguntó Daniel. Mary miró hacia la barra, a la chica que estaba allí, notando de a poco que la estaban observando. Tenía cuerpo de modelo, bronceada y se notaba que venía de la playa.

—Es hermosa, su bronceado, como me gustaría tenerlo. Soy muy pálida. Una vez, se me ocurrió ir al centro comercial, me arreglé bien, me puse mi mejor ropa y pensé que era buena idea caminar un rato bajo el sol para broncearme un poco. En mi mente creí que estaba funcionando, porque sentía la piel estirada y me dije, genial, me estoy bronceando. Cuando llegué todos se estaban riendo, y lo primero que pensé que era de mí, y era por mí, pero porque estaba roja como un tomate, tuve que ir a una tienda y mirarme a un espejo para darme cuenta que estaba insolada, una hora completa caminado por todas partes con la cara roja y despeinada. Esa noche me dolió mucho la cabeza—contó como si nada, Carl y Daniel rieron.

—¿Tienes más historias? —preguntó Carl. Mary asintió. Y comenzó a contar historias de su vida, mientras los tres reían de la forma tan original que tenía para contarlas. De un momento para el otro Mary se sintió muy cómoda.

Comenzaron a comer, y hablaron como si el mundo se fuera a acabar, ni si quiera se estaban percatando de la hora.

Una chica entró al local y saludó a una de las meseras y se sentó en la barra, en el lugar donde estaba antes la chica bronceada. Mary notó de reojo como a Ethan se le escapaban los ojos hacia ella, se sintió algo extraña. Pasaron minutos de miradas coquetas entre ambos, hasta que él se puso de pie y se acercó a ella a hablarle. Carl y Daniel lo miraron.

—No se pierde ninguna—dijo Daniel sonriendo—. Y Mary, ¿no hay alguien que te llame la atención? A parte de nosotros.

Ella negó con la cabeza.

—¡Vamos! Llegaron muchos chicos, mira atrás de ti, hay alguien que parece encajar contigo. El que está sentado hacia el pasillo, mirando hacia nosotros—Mary miró por encima de su hombro y vio a un chico rubio, riendo con sus amigos. Llevaba una playera negra con el logo de una banda que ella no pudo distinguir muy bien de quien, era apuesto.

—Nunca he hablado con un chico de esa manera—confesó. Ambos asintieron y se acercaron a ella.

—Es muy fácil, solo lo miras, le ofreces una pequeña sonrisa y te haces la interesante. Eso es coqueteo. ¿Viste lo que hizo Ethan? Bueno, es lo mismo—explicó Carl.

Mary se acercó también a ellos, quedando sus tres cabezas muy cerca una de la otra.

—No creo que sea tan fácil para mí, no estoy presentable para llamar la atención de alguien.

—Te ves bien—la animó Daniel—. Todo está en tu cabeza. Mira, lleva una polera de Metallica—sacó su celular y conectó los audífonos, buscó algo y se lo pasó a Mary—. Ve a buscar el kétchup de la mesa de atrás, pasa por su lado escuchando esto—Mary se puso uno de los audífonos y saltó de su asiento cuando reprodujo la canción, estaba muy fuerte—. Coquetea. Tú puedes.

Mary asintió, qué estaba haciendo. Ellos parecían divertirse con eso. Tomó aire y caminó a paso lento hacia la mesa de los aderezos, escuchando esa ruidosa pero contagiosa melodía. Pasó por al lado del chico y sacó el kétchup, agitando la botella, fingiendo que estaba comprobando si estaba llena o no. Comenzó a mover la cabeza al ritmo de la música, miró de reojo al chico y le ofreció una sonrisa cortés. Volvió a su mesa, sacándose los audífonos, botando todo el aire que pudo. Daniel y Carl le sonrieron.

—Fue fácil, ¿no? —ella negó con la cabeza.

—No hice nada, creo que hice el ridículo.

—¿Eso crees? Entonces, ¿por qué está mirando hacia acá? —preguntó Daniel.

—Tal vez le gustaste—bromeó Mary, haciéndolos reír.

—Me estás cayendo bien, Mary Jane—dijo Daniel, mientras Mary miraba por encima de su hombro si eso era verdad, y sí, el chico estaba mirando a su dirección. ¿Había funcionado? No podía creerlo.

—¿Qué hacen? —preguntó Ethan llegando nuevamente a la mesa.

—Enseñándole a nuestra Mary a conquistar chicos—respondió Daniel.

—Claro, ustedes son expertos en eso—se burló Ethan.

—Por supuesto, galán. ¿Por qué crees que estás aquí con nosotros? —contraatacó Carl.

—Te sigue mirando, Mary—continuó Daniel. Mary estaba nerviosa, pero a la vez feliz, sonrió de manera tímida y siguió mirando hacia el chico. Cuando cruzaron miradas este le sonrió haciendo que se sonrojara.

Ethan miró la escena, y le molestó un poco. Suspiró algo cabreado, apoyó su brazo sobre el respaldo de la silla de Mary y se acercó a ella.

—No seas tan obvia—le susurró en el oído, haciendo que ella lo mirara a los ojos y sus caras quedaran a centímetros de distancia. Ethan le sonrió y se separó, dejando a Mary más sonrojada aun.

El muchacho vio de reojo al chico del fondo y le sonrió maliciosamente, este nunca más volvió a mirar hacia la mesa donde estaban.

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