PRÓLOGO

No sé bien cómo empezar a contar esta historia. Es complicado, es difícil de entender, la verdad. Creo que es más sencillo si les cuento quien soy yo, digo, como para entrar en contexto, claro. Me llamo Cristian, tengo quince años, se puede decir que soy un adolescente común, no tengo poderes, no tengo talentos... Bueno, de tener, tengo, somos humanos, y tenemos tanto virtudes como defectos. Pero está bien, ese no es el punto, como ya dije, es complicado.

— ¿Cristian?—Escucho desde mi espalda.

— ¿Ah?—Respondo.

—¿Qué haces en la habitación de tu hermano?—Dice mi madre con el rostro apagado.

—Ah, claro — Mi hermano Gabriel, mi hermano gemelo... Desapareció hace más de tres años sin dar razones, solo se fue sin más, pero mi madre sigue limpiando su habitación con la esperanza de que algún día vuelva, o al menos eso es lo que me dijo— Solo vine a observar sus cosas, mamá. Después de todo igual lo extraño, ¿No crees?

—Perdóname, Cristian, sé que te he tratado pésimo en estos días, me cuesta avanzar con una sonrisa... No quiero perderte a ti también —Dice con lágrimas en sus ojos— Trato de hacer las cosas bien, es todo.

—Y lo haces bien, tranquila—Pongo mis manos sobre sus hombros y la miro directamente a sus ojos—Nunca te voy a abandonar, mamá.

No tengo la familia perfecta, es una familia pequeña que se ha ido perdiendo con el tiempo, aunque no dejo de preguntarme: ¿Exactamente que hicimos mal?, bueno... Creo que debo contar todo con algo de contexto, si no esta historia no tiene ni pies ni cabeza...

[Cinco años atrás]

—¿Estás listo, Cristian? — Pregunta Gabriel sosteniendo el balón con el pie derecho— Si logras robármelo, te contaré lo que descubrí.

—¡Eso no se vale! —Digo cruzando mis brazos— A ti se te dan mejor los deportes que a mí, no es justo—Camino lentamente hacia él, enfocando mi vista en el balón.

—Entonces no preguntes más y continúa con tu vida, ignorante—Me saca su lengua en señal de burla.

—Está bien, lo intentaré—Tomo vuelo y me impulso hacia su dirección, es momento de demostrar mi poder.

Este soy yo, me llamo Cristian Castillo, y con el que juego al fútbol es mi hermano gemelo, Gabriel Castillo. Ambos criados de maneras muy similares, aunque como es costumbre en los gemelos, somos exactamente iguales por fuera; Contextura delgada, piel blanca, ojos azules y cabello rubio. Lo único que nos diferencia a mi hermano y a mí es la manera de pensar. Yo soy mucho mas analítico a la hora de tomar decisiones, en cambio mi hermano es mucho mas impulsivo, lo cual de cierta manera es de admirar, ya que es mucho más valiente que yo. Gabriel ve la vida como un reto constante para probarse a si mismo, no le tiene miedo a nada y siempre da la cara en cuanto alguien está en desacuerdo con sus decisiones. Por mi parte, el hecho de ser mas analítico me frena a ser muchas cosas, ya que siempre veo el escenario de la peor manera, en otras palabras, siempre pienso que las cosas me pueden salir mal, prefiero no arriesgarme al peligro y simplemente encerrarme en mi "burbuja", lejos de las personas que podrían llegar a hacerme daño. A veces pienso demasiado y es lo que mi madre siempre dice, quizá lo que tenga que hacer es pensar menos y actuar más, pero... ¿Y si por algún mal acto acabo en el hospital? Ahí mis pensamientos negativos, los que me frenan de hacer cosas que nunca me atreveré a hacer.

—Hermanito te quedaste pegado, ¿Qué acaso ya no quieres saber lo que te oculto? — Cierto, el secreto de Gabriel.

—Podrías darme una pista, digo, para dejar este juego tonto— Cruzo mis brazos y arqueo una ceja—A menos que quieras que le cuente a mamá que estuviste hurgando entre sus cosas, sabes tan bien como yo que a ella no le gusta.

Gabriel se paraliza unos segundos y cruza sus brazos.

—Bien jugado hermanito, bien jugado... Pero —Observa en todas direcciones del patio, como si buscara algo con lo cual callarme la boca— Bueno yo le diré a mamá que...

—No he hecho nada malo en estos días—Interrumpo—Más que quedarme en mi habitación jugando vídeo juegos, estás perdido, tienes que contarme...

—¡Eso es!— Levanta la mano y me apunta con confianza— Sabes que mamá dice que no puedes estar más de dos horas jugando, tienes que tomar más aire fresco, por ende, si le cuentas a mamá... Yo... ¡Le diré que te quite todos los juegos de vídeo!

—¡Maldición!— Aun tengo que completar varios juegos, si mamá me los toma, ¿Qué mas puedo hacer para divertirme? Los juegos son todo lo que tengo para desconectarme del aburrido mundo real, pero por otro lado... Para que mi hermano esté luchando tanto para no contarme el secreto, debe de ser algo que va mas allá de una tontería sin importancia, de paso que la duda no me dejará dormir— Me arriesgaré, para que trates a toda costa de que no sepa tu secreto, debe ser algo realmente preocupante o tal vez, algo que cambie nuestra vida, ¡Ya dime de una vez!

—Mierda, está bien— Dice golpeando el balón lejos, mientras se quita algo de los bolsillos— Mira, me encontré esto entre las cosas de mamá—De su bolsillo sale un aparato negro, que a simple vista parece una especie de teléfono.

Lo tomo entre mis manos y lo reviso de arriba a abajo, es un teléfono ordinario, a simple vista.

—No puedo creer que me hayas hecho jugar en tu estúpido juego por un teléfono viejo— Digo molesto, ya que realmente siento que exageré con mis expectativas— Seguramente es de alguna amiga de mi madre o...

—Ese "o..." sabes lo que significa—Me da una mirada fría, creo que ya se de que está hablando—no tiene mucha batería, lo mantuve apagado hasta que llegara el momento de mostrarte. Mira, solo enciéndelo.

—Esta... ¿Bien?—Mantengo presionado el botón de encendido unos cuanto segundos y la pantalla se enciende. Salen una serie de códigos en la pantalla, como si se tratara de un teléfono del futuro, es un modelo extraño, un teléfono que nunca en mi vida había visto. El teléfono está encendido; El fondo de pantalla es una foto de un señor de un aspecto familiar, tiene los ojos del mismo color que yo y mi hermano, cabello negro y viste una túnica color violeta oscuro. ¿Podría ser?— ¿Es....?

—Exacto—Afirma apoyando su brazo en mi hombro—Este hombre es papá, Cristián.

— ¿Y como estas tan seguro de eso? Digo, me percaté de que tiene muchas similitudes con nosotros, pero también puede ser un señor cualquiera.

—Bueno, en eso tienes razón. Pero desde que tengo este teléfono en mi poder, mamá no deja de hostigarme con preguntas todo el tiempo ¿No has notado que está nerviosa, como si buscara algo con mucha urgencia?

Tiene razón, en estos días mamá se ha comportado de manera extraña, constantemente me pregunta a mí y a Gabriel lo que hacemos, con la excusa de que lo hace por nuestra preocupación, pero de ser nuestro padre, no veo el problema del porqué mamá no nos dice nada.

—Creo que es el momento de que le preguntemos a mamá, ¿No crees?—Digo apagando nuevamente el teléfono—Es decir, este día tendría que llegar tarde o temprano.

De pequeños siempre nos preguntamos qué pasó con nuestro padre; Por mi parte siempre supe que era algo delicado de contar, veía la expresión de mi madre cada vez que hablábamos de algún tema referente al mismo. Por el lado de Gabriel, este nunca tuvo miedo a preguntarle a mamá, pero cada vez que lo hacía, ella cambiaba de tema o buscaba alguna excusa para salir de la habitación, al final de tanto insistir simplemente nos rendimos, pero tener un teléfono que quizá sea de él... Podría cambiar mucho las cosas.

— ¡Chicos, la cena está lista! —Grita mamá desde la entrada de la casa.

Yo y Gabriel nos miramos por unos segundos y luego asentimos, este era el momento de poder tener respuestas de nuestro padre, el momento que podría cambiarlo todo. Entramos a la casa, mamá nos preparó macarrones con queso, nuestro plato favorito.

Siento un nudo en el estómago, el solo hecho de querer sacar el tema de mi padre a la mesa me aterra, además de que no quiero que esto termine en una pelea. Gabriel apoya su mano en mi espalda y me asiente en señal de que debo estar tranquilo ¿Querrá llevarse todo el crédito en caso de que mamá cometa alguna locura? Debo ser valiente por una vez, no dejaré que mi hermano se lleve todos los escombros.

—Mamá —Dice Gabriel rompiendo el silencio.

—¿Qué pasa, Gabriel?— Se le ve serena, me da pena que toda esa paz se vaya en cuestión de segundos— No has terminado tus macarrones querido, de hecho no has comido nada, ¿Sucede algo?—Mamá es digna de admiración, es como si detectara cuando estamos bien o mal.

—Veras... Yo eh... Me metí a tu cuarto y registré tus cosas...—Comienza a sudar, se le ve muy asustado al igual que yo.

El rostro de mamá cambia de sereno a enojado, creo que es el momento de que yo diga algo.

—Mamá, eh... Yo...

—Shh... Cristian—me interrumpe—tu hermano está hablando ahora, deja que termine— Mierda, no hay más que hacer... Solo esperar a que Gabriel diga algo.

—Mira encontré esto— mete su mano en mi bolsillo con rapidez, quitándome el celular y con fuerza lo pone sobre la mesa— Lo encendí y tiene la foto de un señor muy parecido a mí y a Cristian ¿Es papá?— En ese momento mi madre llevo sus manos a la cabeza y de sus ojos empezaron a brotar lágrimas, se le ve una expresión de rabia y pena— ¡Mamá ya estoy harto, tenemos diez años ya! ¡No puedes seguir pasando el tema así como así!—Golpea la mesa con fuerza— En algún momento nos tienes que hablar de papá, este teléfono es todo lo que tenemos. ¡¡Dinos de una vez que pasó con él!!

—Cristian — Dice mamá entre mucha pena, le dirijo la mirada esperando alguna respuesta— Espérame aquí, yo con tu hermano hablaremos de unos asuntos— Arquea una ceja y la imagen de esa madre triste cambia a la de una muy furiosa— ¡El de porqué nunca debe meterse a registrar las cosas de mamá!

—¡¿Qué, de nuevo no dirás nada!? — Grita Gabriel golpeando la mesa con fuerza, yo del miedo no alcanzo a soltar ni una palabra— ¡Esto no es justo!

Mamá se acerca a Gabriel con furia y le arrebata el celular, lo agarra de la oreja con fuerza y lo lleva hasta su habitación, luego de un fuerte cierre de puerta.

«No lo entiendo»Pienso «¡¿Por qué tanto misterio con papá?!»

[Dos años después]

Luego de lo que pasó hace dos años mi hermano cambio completamente su forma de ser, nunca me dijo que fue lo que le dijo mamá, solo que se metió donde no debía y que era mejor seguir nuestras vidas como si todo lo que conversamos antes no hubiera pasado, se puso más distante conmigo, ya no hablábamos como antes, esa confianza que teníamos de contarnos todo desapareció. Por otro lado mamá se puso mucho más fría, ya no era esa madre cariñosa que era antes de haberle mostrado el teléfono, se puso mucho más estricta, nos retaba por cada mini error que cometiéramos mi hermano y yo. Es como si no tuviera familia y esta casa solo fuera mi lugar de residencia hasta que termine mis estudios, de hecho es lo que más quiero, terminarlos e irme a vivir lejos de aquí, si antes hablaba con mamá y Gabriel, ahora son como dos desconocidos con los que apenas convivo. Ahora solo me preocupo de mis estudios y de mis problemas como adolescente del día a día, ya mamá no me da consejos como antes, solo se enfoca en que sea perfecto, al igual que Gabriel.

***

La puerta de mi cuarto se abre con fuerza rompiendo el silencio, es Gabriel, este lleva una mochila llena, al costado tiene una botella de agua ¿Qué estará tramando ahora? Y, ¿Qué le nace hablarme?

—Cristian... Eh... Tenemos que hablar—Lleva su mano a la nuca en señal de incomodidad.

—Bien, ¡¿Ahora quieres hablar, hermano?! ¡¿Tuvieron que pasar dos putos años para que al fin me dirijas la puta palabra?!— Digo mientras brotan lágrimas de mis ojos— ¡Ha sido un infierno desde que te metiste al cuarto de nuestra madre! ¡Nunca debiste hacerlo! ¡Nunca debiste revisar sus...!

Antes de que pudiera seguir hablando, Gabriel saca de su bolsillo el maldito teléfono celular extraño, el mismo de hace dos años, el mismo me cambio nuestra vida.

— ¡¿Por qué mierda lo tomaste de nuevo?! ¿¡Qué acaso quieres que volvamos a pelear!?—Aprieto mis nudillos con fuerza, estoy aguantando darle un golpe.

—Hay muchas cosas que no sabes, hermano, muchas cosas que te volarían la cabeza, cosas que yo he investigado en estos dos años que no hemos hablado... Perdóname por no haberte dicho nada, pero mamá no me dejó opción.

—¿Mamá no te dejó opción?¿Te amenazó?—Mi respiración empieza a calmarse pero siento algo de miedo.

—Mira, si te hablo ahora es porque mamá se fue de compras.... Yo... Tengo que irme un tiempo de aquí.

—¿Qué? ¿Por qué?— No entiendo nada y es lo que más rabia me da— Primero me dices que no tuviste opción y luego me dices que te vas y sin siquiera decirme.... ¡Somos hermanos, maldita sea!

—Toma —Pone el teléfono en mi mano— Necesito que lo escondas hasta que yo vuelva, por ahora no puedo contarte todos los secretos que sé, porque podría empeorarlo todo como fue hace dos años hermano. Me iré y tampoco puedo decirte a donde, pero necesito que cuides a mamá mientras no estoy.

—Primero me haces creer que mamá te tiene amenazado ¿Y ahora me dices que la cuide? No puedo seguir quedándome sin saber la verdad, Gabriel, ¡Quiero saberlo todo ahora o te juro que llamo a mamá!

—Sabía que dirías eso, así que preparé un plan B. Perdóname hermano, te juro que te explicaré todo cuando vuelva.

— ¿Un plan B? De que habl...

En ese momento lo último que siento es un choque en mi visión, todo se va a negro.

[Tres años después, actualidad: año 2025]

—Si no te molesta, ¿me puedes dejar sola en la habitación solo unos minutos?, luego prepararé la cena.

—Está bien mamá, pero no estés tantos minutos, no quiero que te lastimes más a ti misma— Digo saliendo de la habitación de Gabriel.

Aún cumplo la promesa que le prometí a mi hermano, cuido a mamá cada día y trato de hacer las cosas lo mejor que puedo... Solo espero que algún día vuelva y me explique todo, el porqué de mi padre y el porqué de todas sus acciones, ya estoy harto de vivir como si no hubiera pasado nada. Tampoco le pregunto nada a mamá, ya que ella solo se siente más y más culpable... No quiero herirla, lo único que quiero es saber toda la verdad, y tener una familia feliz y sin secretos.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top