Capítulo XXX: Final parte 2.

[Antes de todo]

«Tienes que llevar el teléfono viejo que tienes escondido desde tu infancia, lo necesitarás para el lugar al cual irás»Recuerdo. Es verdad, Diana me dijo que lo necesitaré... De mi bolsillo saco el viejo teléfono futurista«¿Irá conectado para alguno de estos computadores?» Me acerco a una de las pantallas, en estas solo bajan una serie de números extraños, comienzo a apretar botones al azar, pero no parece que suceda nada. Observo el teléfono nuevamente y lo reviso de arriba a abajo, este tiene un símbolo extraño. «¿Tendrá alguna relevancia?» Noto algo extraño, un trozo de papel sobre sale del teléfono, ¿Qué esconde esto? Tomo el teléfono con ambas manos y comienzo a hacer fuerza, logró sacarle la tapa, del teléfono cae un pequeño trozo de papel arrugado. Lo tomo con mi mano derecha y comienzo a estirar el papel. Tiene algo escrito, en muy pequeñas letras:

"Nuestro padre está vivo y se llama León Castillo, nos ha observado todo este tiempo, él planea que ambos nos enfrentemos en un combate, perderás a muchos seres queridos en el camino. Alexander Dankwort solo es un peón en esta historia junto con su hermana Pamela Dankwort. Planea matarnos con la Varita Omega, sé que encontrarás la forma de salvarnos, confío en ti.

Gabriel Castillo."

¿Qué mierda acabo de leer? Esto no puede ser... No tiene sentido.

En ese instante la puerta del ascensor se abre... Ya saben el resto.

[Actualidad]

—Ese es el gran secreto de Gabriel, León Castillo. Siempre estuvo un paso por delante de ti.

—No puede ser... ¡Todo este tiempo, yo los observo desde que son pequeños!

—¿Crees que no sabía eso?—Dice Gabriel apoyando una rodilla.—Sin duda ese era mi secreto más oculto, siempre supe que había alguien más vigilando... De hecho, cuando encontré ese teléfono y las notas... Sonó el teléfono que tenemos en la casa, fui a contestar... Pero nadie respondió de vuelta, a mi parecer... Eso fue demasiada coincidencia. Una vez vi el fondo de pantalla del teléfono, traté de enfocarme en la persona que nos vigilaba, me di cuenta porque te descuidaste espiando a Cristian. Un hombre de cabello negro escondido en unos edificios enfrente de nuestra casa, era exactamente el mismo del fondo de pantalla, todo apuntaba que eras tú papá.

—Dejaron morir a Diana... A todos... Realmente son un par de monstruos.

—No es así—Corto y debato—Yo tenía planeado salvar a todas las personas, ese fue siempre mi objetivo, solo que no esperaba que Alexander tuviera algo que ver... En el momento que entré a este mundo, supe enseguida que era virtual... Tengo que admitir que el secuestro de mi hermano no fue intencional, eso sí que no lo veía venir... De hecho, en el momento en el que Pamela me dijo que era su hija, fue ahí donde empecé a sospechar más y más, luego nos comunicamos a través de la varita de Alexander... Todo calzaba, éramos parte de algo más grande.

—Cuando supe de la existencia de Diana ella fue la primera en afirmar que existías, papá—Dice Gabriel sosteniendo la varita con ambas manos.—Ella revisó los contactos de Alexander, fue un descuido, pero llegó a tu nombre... De alguna forma, tanto yo como Cristian estábamos seguros que tú tenías algo que ver en todo esto.

—Te mereces el infierno, papá—Le doy una fuerte patada en el rostro, seguido de que Gabriel le da un fuerte golpe en sus partes nobles.

—¡MIERDA!—Dice León tratando de levantarse.—Están locos... Yo...—Trata de levantar la mano derecha, pero le cuesta—¡YO AÚN CONTROLO ESTE MUNDO!

—Error—Objeto—Cuando Alexander empezó a abusar de Gabriel, él pensó en una buena idea... Un virus informático, en el momento que destruyó el teléfono hace años, le implantó un virus... Que seguido de eso, una vez entrará en El Otro Laso, el virus estaría listo para que tanto yo como mi hermano tuviéramos acceso a todo este mundo.

—¿¡Y por qué mierda no salieron!? ¡PUDIERON HABER LIBERADO A TODOS Y HABER EVITADO LAS MUERTES!

—Si hacíamos eso, nunca habríamos podido conocerte, papá—Digo con tristeza—De alguna forma, quería saber de lo que eras capaz... Saber el propósito, saber tu historia... Créeme, antes de saber de tu existencia, no sabía que habías abusado de mi madre... No sabía que habías matado a los padres de los hermanos Dankwort. En el fondo, pensé que Alexander era inteligente, pero terminó cayendo con tus poderes hipnóticos... Incluso hubo un momento en el que realmente me sentía perdido, quería irme de este mundo... Pero había ese sentimiento, quería saber quién era ese hombre que nos espiaba, quería conocerte, papá.

—Yo por mi parte, simplemente me encargué de obtener toda la información y dársela a mi hermano... El es el cerebro, después de todo.

—Son... Muy... Listos...—León logra hacer fuerza y ponerse de pie.—Realmente son sangre de mi sangre... Los... Los felicito, hijos míos.

—Hay algo que aún no entiendo, quiero que me digas... ¿Cómo abusaste de nuestra madre?—Digo con mi rostro rojo—¿Cómo mierda lo hiciste?

—Cristian, no es necesario...

—Sácanos de aquí, Gabriel... Ya no soporto estar en este mundo.

—¿Qué va a pasar conmigo?

—Te irás preso por tus crímenes, no serás parte de este mundo virtual... Pagarás como corresponde.

—Nunca me van a encontrar...

—Investigué bien el laboratorio, se donde está tu cuerpo físico... No te hagas el inteligente, ya perdiste, papá—Gabriel levanta la varita y la sostengo con él.

—¡Vámonos a casa!—Decimos ambos a la vez.

—Púdranse, hijos...

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[Adiós a El Otro Lado]

Una puerta se abre, siento pesado mi cuerpo. Es momento de salir, una luz me encandila la vista, caigo derrotado hacia afuera del ascensor. Sobre mi cae otra persona, logrando que pierda el poco aire que me queda.«¿Estoy afuera? Soy libre»Empujo a Gabriel a un costado, logrando retomar el aire. Con fuerza, ambos comenzamos a arrastrarnos hasta afuera, amos logramos salir del ascensor.

—Nos alegra tenerlo de regreso, Alexander Dankwort—Dice una voz robótica femenina.—Bienvenido al mundo real.

Lo logramos, estamos afuera, estamos malditamente afuera.

Estiro mi cuerpo, y con dificultad logró ponerme de pie, le estiro la mano a Gabriel, el cual me responde con una sonrisa y se deja ayudar. Ambos estamos de pie, nos sonreímos y nos damos un fuerte abrazo«No puedo creerlo, realmente somos libres»Separo mi cuerpo del de mi hermano y ambos nos observamos, tenemos el rostro muy delgado, como si no comiéramos en días.

—Logramos llegar al mundo real, Cristian... Somos realmente libres... Somos realmente poderosos... ¡Hemos vuelto a Viña del Mar!

—Aún no termina, tenemos que encontrar los cuerpos.

—Sígueme—Gabriel tira las pantallas a un costado, apagando por completo el sistema de El Otro Lado, bajo el sistema, además de mucho cables, hay una compuerta, una compuerta que da para más abajo.—¿Ves esto?—Con fuerza logra abrir la compuerta, lo que da a unas escaleras llenas de telas de araña—Tenemos que bajar...

—Voy contigo.

Bajamos por las escaleras, hasta llegar a una especie de habitación llena de ductos, es ahí donde ambos pegamos un grito tan fuerte que por poco destruye todo el lugar. En la habitación hay seis contenedores, llenos de esqueletos índigos en agua... Uno de los conductos está roto, el ducto de mi padre. El cual solo es un cuerpo muerto, lleno de moscas y arañas... Siento náuseas, Gabriel se siente igual.

—Gabriel... Tenemos que llamar... A la policía... Tenemos que contar...

—Estoy llamando, esto... Esto se acaba ahora.

—Yo llamaré a mamá... Tienen que...

—Necesitamos comer... Tenemos que...

Luego de llamar con ambos teléfonos, caemos en un profundo sueño, todo se va a negro.

***

Abro mis ojos, muevo mi cuerpo, estoy recostado en pasto. Me siento y veo a mi alrededor, estoy en un campo llena de flores hermosas, ¿Acaso estoy en...? Me levanto y comienzo a caminar«Necesito encontrar respuestas»Comienzo a caminar, no sé a donde me dirijo, pero no paro de avanzar, el cielo azul deslumbra mi apariencia, por cierto... Estoy vestido de blanco entero, camiseta blanca, pantalones y zapatos blancos. No tengo nada en los bolsillos, me siento muy ligero, ¿Dónde estoy? A lo lejos, veo una mesa de madera, hay gente comiendo en esa mesa... Seguramente quien sea que esté ahí... Me dirán donde estoy... Comienzo a correr, trato de gritar pero me dificulta por estar corriendo, me doy prisa para llegar, es ahí donde quedo impactado. En la mesa está Diana, comiendo un plato de ensalada, ella me ve con una sonrisa y se hace a un costado del asiento, me hace un gesto con la cabeza, quiere que me siente con ella, es lo que hago. Me siento al lado de ella, parece que está disfrutando su plato de comida.

—Diana... ¿Dónde estamos?

Diana deja su plato a un costado y acerca su rostro al mío, para darme un profundo beso. Comienzo a dejarme llevar, tiro el plato al césped y nos recostamos en la mesa. Comienzo a besar su cuello, con fuerza le quito la camiseta, dejando ver su torso con sostenes, se los quito con fuerza, dejando ver sus hermosas tetas. Ella me ve con mirada seductora y es ahí donde me vuelvo loco, tiro mi camiseta y comienzo a besar sus senos... Sus deliciosos senos sabor a fresa, no puedo detenerme, me quito los pantalones y arranco los de ella, comienzo a introducir lentamente mi miembro viril.

—Cristian...

—No hables, quiero estar así contigo. Por siempre y para siempre—Le doy un beso y comenzamos a realizar el acto, empiezo a mover mi cintura y Diana comienza a gemir de placer, estamos juntos, por fin estamos juntos... Tengo su cuerpo desnudo, estamos desnudos y felices... Gozando de nuestros cuerpos, el sudor y el calor se intensifica por segundo.—Estoy cerca... Estoy por venirme, Diana...

—Hazlo... Date prisa, ya no aguanto más...

—Aquí viene el tren, bebé...—Comienzo a botar líquido de felicidad, me siento pleno, me siento feliz... Me siento libre.

***

Comienzo a vestirme y Diana hace lo mismo, limpiamos la mesa con mi camiseta ya que quedó llena de sueños. Ambos nos vemos y comenzamos a reír, estamos finalmente juntos, es ahí... Es ahí donde logró aterrizar.

—¿Estoy muerto, Diana?

Ella me ve con mirada de lastima, es ahí donde entran más personas al lugar, comienzan a aparecer dos personas adultas, un hombre pelirrojo y una mujer rubia.

—Haré como que no vi eso—Dice Felix con una vena en su frente.—Gracias por traernos a nuestra hija, Cristian.

—Pero eso no quita lo que acabo de ver, es demasiado para mí. Perdónenme—Dice Ángela cubriendo sus ojos.

—¿Qué demonios es todo esto?

—¿Qué tal, Cristian Castillo?—Me volteo rápidamente, están Alexander y Pamela Dankwort tomados del brazo.—Gracias a ti pudimos ver a nuestros padres por última vez—Dice Alexander—Aunque por todos los problemas que cometí, tendré que estar un tiempo en el infierno... Cometí muchas atrocidades de las que me arrepiento.

—Más vale que así sea, cuídate, Alexander.

—Cuídate, Cristian.

Aparece una anciana junto a mi, morena y cabello canoso, Esmeralda Milward.

—Tengo que admitir que tú madre tenía razón, si eres un chico brillante, señor Castillo. Mis más sinceras disculpas.

—¿Qué es todo esto? ¿Realmente estoy muerto?

Diana se acerca y me da un profundo beso en los labios, llevo mis manos a su cintura. No quiero irme, quiero estar con ella.

—No me dejes, Diana.

—Tienes mucho que hacer en el mundo real, el polvo que tuvimos y este beso, es una despedida. Quiero que seas feliz, Cristian. Al fin tendrás la familia que tanto quisiste.

—¿Cuando podré volver a verte?

—No me busques, tienes que avanzar. Hasta aquí llega esta historia, tienes que buscar un nuevo amor... Aléjate de los misterios y secretos, comienza a vivir feliz.

—No quiero perderte, Diana. Has sido la mejor novia que he tenido—Comeinzo a llorar, Diana limpia mis lágrimas.—Mereces algo mejor que yo, alguien que te quiera de verdad, mereces una relación real... Sin peligro y preocupaciones.

—Diana...

—Adiós, Cristian Castillo. Siempre estaré cuidándote desde el cielo.

—¡NOOOOOO!

***
—Di...Diana...

—¡Está despertando!

—Di... Diana.

—¿Cristian Castillo? Logramos despertaste, ¡ESTÁS VIVO!—Abro mis ojos y solo veo sombras, veo una sombra color piel y azul, ¿Quién es?—Mantente calmado, estamos logrando despertarte...

—Ga... Gabriel...

—Está en la cama a tu derecha, tranquilo compadre. Tú y tu hermano se van a salvar... Lograron rescatarlos desde las alcantarillas... Son unos gemelos que pasarán a la historia... Pero ahora necesitan recomponerse.

—Ma... má...

—Tu madre está afuera, tú tranquilo... Pronto vendrá a visitarlos, a ambos. Solo mantente despierto—No dejo de ver sombras y escuchar cosas que no entiendo... Necesito... Ver a Diana una vez... Necesito ver a Gabriel... ¿Dónde está mi madre?

***

Vuelvo a despertar, esta vez veo con claridad.

—Al fin, bello durmiente—Giro mi cabeza y le percato de que está Gabriel, acostado en una cama al igual que yo. Comiendo un trozo de pastel de chocolate.—Mamá nos trajo un pastel a los dos.

—¿Mamá?—Giro mi cabeza y ahí está, la mujer que nos dio la vida, con su cabello negro y ojos azules, vestida con una blusa morada, pantalones negros y tacones morados. Me ve con los ojos llenos de lágrimas—Cristian... No puedo creerlo, al fin tengo a mis dos hijos conmigo—Se acerca y me da un fuerte abrazo, al cual yo le sigo la corriente.

—Oigan... Únanme también—Mi madre apega la cama y los tres nos damos un fuerte abrazo, no puedo creerlo, al fin estoy a salvo... Al fin... Todo pasó a la historia.

—Pero, ¿Y nuestra versión de cabello negro? ¿Qué pasó con eso?—Una pregunta que no me permito dejar guardada.—Ya no quiero más secretos, de ninguno de los dos.

—Cariño... Eh... Mira, te juro que te explicaré todo... Pero primero, necesito que te alimentes, pronto volveremos a la casa y contaré todo con lujo de detalles.

El tiempo pasó, luego de estar por unos días en el hospital, yo y Gabriel volvimos a casa sanos y salvos. Pudimos volver a nuestro cuarto y adaptarnos a la nueva vida, mamá nos explico todo con lujo de detalles. La policía siguió la señal de nuestros teléfonos guiándolos al laboratorio, registraron todo el material e identificaron todos los cuerpos podridos. León Castillo murió por desnutrición, los otros cuerpos fueron enterrados y tuvieron su funeral con sus respectivas familias, mamá prefirió que nos alejáramos de ellos, mejor no tener conexión. Un policía nos interrogó a mí y a Gabriel, ninguno de nosotros contó que sabía todo el plan, simplemente éramos dos chicos en busca de respuestas y que por circunstancias terribles acabamos en el mundo virtual, no podíamos dar detalles de ese mundo ya q para los oficiales fue solo un largo sueño o una especie de coma, pero de igual forma, todos los computadores fueron despechados, la casa abandonada de los Dankwort fue destruida y próxima a ocupar el espacio de un edificio en construcción, siendo honesto no le interesa lo que suceda en ese lugar.

Sobre el caso de el "gemelo de cabello negro", mamá pensaba que se trataba de Gabriel con un cambio de estilo, un estilo gótico. Por lo que cuenta, este chico comenzó a desvariar y a fingir que era Gabriel o yo. Le contamos a mamá todo sobre ese sujeto, de alguna forma cuando estábamos en el mundo virtual nos conectábamos con ese chico, así que de alguna forma... Le contamos a mamá toda nuestra aventura, mamá nos contó que llevo al chico al psiquiatra, luego al manicomio. Un día fue a visitarlo y el sujeto desapareció, trató de localizarlo con los doctores, pero es como si se lo hubiera tragado la tierra, no sabes su identidad real, y tampoco saben si está vivo o muerto. Pero por lo que mamá se alcanzó a enterar, el chico nunca le gusto ser parte de Viña del Mar, así que lo más posible es que ya ni siquiera esté en el país, en fin. Parece que todo salió remotamente bien... Al menos tengo la familia que simple quise tener, Gabriel dejó de ocultar cosas y ambos hablamos con nuestra madre, ella nos confirmó que papá abusó de ella, pero lo dejamos hasta ahí y nunca más volvimos a hablar del tema, ni siquiera fuimos a visitar su tumba. Ahora somos los tres, una familia que siempre debió ser, nos cambiamos de escuela y nos mudamos lejos de Viña del Mar, a una ciudad donde podríamos comenzar de nuevo.

—Abre la puerta, Gabriel—Dice mamá apoyando su brazo en mi espalda.

—Con gusto, madre—Abre la puerta a nuestro nuevo apartamento, tanto yo como Gabriel quedamos sorprendidos—¡Está genial!

—Está lindo—Digo entrando a nuestro nuevo hogar.

—Ya conseguí un trabajo y su abuela nos ayudará con el arriendo, espero que aquí podamos ser felices... Es lo que quiero para ustedes... Ademas, ya los inscribí en una nueva escuela, en sus cuartos están sus nuevos uniformes.

Yo y Gabriel nos vemos y corremos a darle un fuerte abrazo a nuestra madre, al fin soy feliz, al fin tengo una familia, la familia que siempre quise tener.

Estoy plenamente contento.

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