Capítulo VI: ¿Confías en mí?

Mierda, no pensé esto al salir... ¿Sabes cómo llegar a Kalastia?

—No... Ni siquiera sé quién era antes de estar atrapada en esta Iglesia... ¡No te sirvo, Cristian! Tendrías que haberme dejado so...—El vibrar de algo de mis bolsillos interrumpe su hablamiento—¿Qué vibra?

—Esto... Es—Reviso mis bolsillos y me percato de que es el teléfono futurista extraño, donde vi el vídeo de Gabriel la primera vez que llegué a esta tierra—¿Será alguna alerta de algo?—Presiono sus botones y este vuelve a encender la pantalla, marca el símbolo de una gema...«La puerta principal se abre dejando ver a la anciana más maquiavélica que haya conocido, vistiendo una túnica color magenta, con una corona color amarillo dorado y con un punto color turquesa,«¿Será esa su herramienta?» estoy muerto de miedo— Esto no puede ser...» ¡Es el punto turquesa!, es la gema que vi en la corona de Esmeralda—Tenemos que volver a entrar.

—¿A esa Iglesia?, No... Tu de verdad te quieres morir—Dice Pamela cruzándose de brazos—Si quieres ve y yo te espero aquí.

—No lo entiendes, este teléfono marca la gema que está en su corona, ella tiene algo que ver con esto y...

—¿Te refieres a...—De su bolsillo saca una corona dorada, la misma que tenía Esmeralda—...Esta corona? La tomé antes de irnos, ¿Me crees tan tonta?

—Dios mío, ¡Dámela!—Digo ansioso, realmente necesito saber—¡Por favor, te lo pido!

—Entiendo que quieras rescatar a tu hermano, pero luego de eso, ¿Yo que?, ¡Te olvidarás de mí y me dejaras sola!

—¡No, no lo entiendes!—Me lanzo sobre ella para quitarle la corona con fuerza, lo que ella hace es arrebatarme el teléfono—Al parecer no nos moveremos de aquí hasta que uno le entregue el objeto al otro... ¿Qué piensas hacer?—Se cruza de brazos con una actitud muy decidida, ¿Qué puedo hacer ahora? Tal vez...«Recuerda, a veces la única forma de obtener lo que quieres, es ir más allá que con las palabras—Mamá»

—Perdoname—Empuño mi mano con fuerza y le doy un golpe, dejando a Pamela inconsciente y con un fuerte herida en el ojo—Lo siento, pero nada evitará que haga lo que tenga que hacer...

Tomo la corona y prosigo a quitar la gema, en un principio cuesta, pero logro sacarla. Observo la gema de arriba a abajo, parece a simple vista un trozo de cristal turquesa, ¿Qué tiene que ver esto con el teléfono futurista? Tomo con mi mano izquierda el teléfono y con la derecha la gema, estos comienzan a atraerse como si fueran dos imanes, «Dejaré que se junten» Pienso y prosigo, estos objetos se unen, dejando una luz resplandeciente. La luz es tan fuerte que solo veo blanco a mi alrededor...

—¡Mierda!—Quedo cegado por unos segundos... ¿Qué mierda pasa ahora?

***

"Pamela"

[Años atrás]

—Ultimas noticias, al parecer aquí tenemos una pandemia. El gobierno les pide que por favor se queden en sus casas, es lo mejor que podemos hacer para evitar que el COVID-19 se expanda por todo el mundo—Dice un señor de aspecto viejo desde la televisión.

—¿Tu crees eso, papá?—Le pregunto mientras llevo una papa frita a mi boca.

—Solo Ortega sabrá que hacer, hay que confiar en nuestro presidente, conejita—Dice mi padre acariciando mi cabeza—Solo él sabrá que hacer, mi voto no fue en vano.

—Pues, tu presidente sacó a los militares a la calle, en internet vi varios vídeos de militares dañando a civiles...

—¡¿Qué más quieres!?, Mira hija mía, en la vida hay formas y formas, y destruir tu propia ciudad no es la forma de protestar...

—¿Y qué sugieres tú?, Digo... Se están haciendo cambios, de no ser por el caos nada habría pasado...

—Son los pobres los que están reclamando, el presidente hace lo mejor que puede, él no es ese monstruo como lo pintan...

—¡Tal vez no, pero es idiota, papá!—Digo golpeando la mesa—¡Si él nos hubiera escuchado en primer lugar, quizá nada de esto hubiera pasado, ¡ni siquiera hubiera existido un virus si hubieran cerrado bien las fronteras en cuanto sucedió!

—Ese virus no existe... Todo es un plan para mantener a los pobres controlados, deberías saberlo, Pamela.

—¿No existe? Pero y las noticias...

—Es una estrategia, nosotros no tenemos el porqué quedarnos en cuarentena Pamela... Entiende, eres de mi familia... Pronto te cederé mi puesto como primer ministro de este país, estarás con los más grandes y tomarás decisiones como los idiotas de la televisión... Serás alguien grande Pamela, no puedes seguir actuando como una revolucionaria porque aquí no hay guerra... ¡Esto es solo una medida, tenemos que ser más listos que los pobres!

No puedo creer lo que estoy escuchando, me niego completamente a ser parte de esto. En mi escuela luchamos por los derechos de los humanos... Los derechos de los estudiantes. Yo también pienso que el gobierno no está haciendo lo que se debe, es decir, si tanto se marcha por una educación de caridad es por algo, ¿Verdad? Si se marcha por una buena salud, no me parece justo que personas se queden esperando tanto por una mísera vacuna, esto no es justo... No está bien...

—Papá, nosotros nunca nos quejamos por alguna enfermedad...

—Por que nosotros no lo necesitamos querida, tenemos a Nora—Apunta en dirección a nuestra enfermera—Ella es nuestra médica y siempre se preocupa de que nosotros estemos bien. Tienes que entender que la familia es lo más importante, nosotros somos lo más importante... Somos intocables, Pamela.

—No lo seremos si este virus se propaga... No quiero morir papá.

—Tu no tienes que preocuparte por eso...

[Años después]

—¡QUE VENGAS!—Grita mi padre sosteniendo mi muñeca con fuerza—¡Entra al maldito cuarto maldición!, ¿No lo entiendes? ¡Tu tienes que vivir, Pamela!

—¡No!—Grito con mis ojos entre lágrimas—No quiero irme contigo, eres un monstruo... Por ti está sucediendo todo esto... El coronavirus... ¡TU LO CREASTE!

—No era lo que yo quería... Solo... Necesitaba controlarlo, no pensé que esto se saldría de mis manos, pero es así... Ahora ven conmigo... Por favor...

—Eres una mierda, un asesino—Son las últimas palabras que le digo a mi padre, luego de escapar y confundirme entre las personas.

—¡Pamela!— Escucho a lo lejos, pero lo ignoro sin mirar atrás.

Una fuerte tormenta llena las calles, una tormenta que no parece terminar. ¿Ahora a donde me voy?

—¡TODOS VAYAN A SUS CASAS!—Grita una voz robótica por todo el pueblo, pero no pienso escucharla... Ya que una vida con mi padre, no es lo que llamaría "casa". Tengo que buscar un refugio antes de que sea demasiado tarde... No quiero morir infectada. Camino con velocidad hasta que veo a lo lejos, una Iglesia... Es la casa de Dios, tienen que darme alojo... O al menos hasta que termine la tormenta. Entro a la Iglesia y me percato de que está vacía, solo hay una anciana rezando, tal vez no tenga hogar... Al igual que yo. Camino hasta ella y apoyo mi mano sobre su espalda. ¿Será familiar de alguien de aquí?

—Disculpe, ¿Está bien?—La anciana comienza a llorar... Me da rabia... No puedo creer que mi padre haya causado todo esto, pero si le digo que soy la hija de él, probablemente no me de hogar y me saque a patadas—Estoy pérdida al igual que usted, ¿Cuál es su nombre?

—Me llamo Esmeralda... Soy la dueña de esta Iglesia, querida—Su rostro preocupado cambia a uno frío en cuestión de segundos, ¿Será seguro confiar en ella? Y ahora que lo pienso bien, nunca en mi vida había visto esta iglesia... Ni las veces que caminaba por las calles, tal vez nunca le presto atención al mundo que gira a mi alrededor... Pero no olvidaría una Iglesia... Con lo creyente que es mi padre, bueno, cada vez que era domingo prefería quedarme en casa, tal vez conozcan a mi padre... No debo decir que soy su hija.

—¿La dueña?—Estoy confundida, por lo que recuerdo... En esta ciudad no existían Iglesias... Bueno, hasta que vi esta... Pero, ¿Por qué me mentiría?—Perdone... Pero, es primera vez que encuentro esta Iglesia... Y... Me gustaría pasar la noche aquí, ¿Puedo?

—Claro, cariño... Me recuerdas mucho a mi nieta... La verdad—La anciana se levanta y me ve de arriba a abajo—Esta fue la casa de Dios por mucho tiempo. Esta Iglesia no siempre fue mía, era de el Papa Román... Ese que ves ahí—Levanta sus viejas manos y me apunta a lo que parece ser un confesionario.«Deberías ir a confesarte aunque sea una vez con el padre Román, Pamela» Es cierto, papá me habló de él.

—¿Ahí no es donde la gente va a confesarse?—Pregunto confundida.

—Sí, mira... Anda hasta allá... Si quieres estar aquí, tienes que confesar tus pecados.

—Bueno... Eh... Si le soy honesta... Yo no creo en Dios, pero... Como no tengo opción....

—Tienes que creer si quieres vivir aquí—Dice con la voz gruesa, ya no parece una anciana amigable a mi parecer, ¿Estaré haciendo lo correcto?—Ve, anda a confesarte con el Papa Román.—La voz de Esmeralda parece fría y tenebrosa... No sé siquiera confiar en ella, pero por otro lado, ¿A dónde más voy? Siempre negué la existencia de un Dios, pero tal vez... Sea la única forma de salvar mi vida, tal vez esto es una profesía... Tal vez... Mejor voy a confesarme.

Camino a pasos rápidos hasta llegar al confesionario, abro la puerta con mucha disposición. Eh ahí mi grabé error.

—¡¡AAAAAAAHHHH!!—Grito del shock.

—¿Qué sucede, Pamela?—Mi cuerpo se paraliza, la imagen de lo que vi me deja sin palabras. El papa Román... O... Lo que queda de él, un cadáver en descomposición está frente a mis ojos, y todo apunta a que la asesina es...

—Así es, Pamela querida—Esmeralda me da media vuelta y se pone una corona extraña en frente de mis ojos, de esta una luz azul verdoso comienza a brillar—Mi nombre es Esmeralda Millward, soy una bruja querida... Ahora eres mía...

—¿¡Co...cómo!? Eso no puede ser, ¡Usted es una lunática!—Le doy un empujón y me dirijo hasta la salida, pero las puertas se cierran de golpe—¿Qué está pasando? ¿Estoy alucinando?

—No... Yo soy Esmeralda Millward, y tu querida... Me has ocultado información... Así que tú padre es el culpable de todo el caos que sucede allá afuera... ¿O me equivoco?

—Pero yo no soy como mi padre... Yo no quería que las cosas sucedieran así, ¡Le dije un montón de veces!—¿Cómo mierda adivinó todo? ¿Quién es esta mujer?

—Sea como sea, ahora tengo a su hija en mi poder... ¡Me serás muy valiosa, juntas acabaremos con el gobierno de mierda! Debes tener mucha información para mí... ¿No es así, querida? Dime los secretos de tu padre... ¿Cómo creó el coronavirus? Necesito saber... ¡¡Necesito saber!!

—No... Yo... ¡Jamás!—Comienzo a llorar, esto no me puede estar pasando, ¿Por qué a mí?

Esmeralda chasquea los dedos, comienzo a sentir un fuerte dolor de cabeza.

—¡¡Dios!! ¿¡Que está haciéndome!?

—¿Qué no entiendes? Yo igual se muchas cosas... Solo necesito la fórmula exacta... Si no la tienes... Haré que la escupas de alguna forma... Ahora llevarás mi apellido, me dirás abuela a partir de ahora.

—No... ¡¡No!!—Mi visión comienza a distorsionarse ... Siento que no puedo controlar mi cuerpo, me es imposible... Comienzo apagarme de a poco... Ya no siento nada... Yo... ¿Quién soy? Si...—¿A....abuela?

—Querida mía... Que bueno que volviste a casa... Ven, preparé la cena.

—Sí, abuela... ¿Te ayudo en algo?

Así fue como pasé el resto de mi vida, fingiendo ser alguien que no soy... Si Millward no es mi apellido... Entonces... ¿Quién es mi verdadero padre?

***

"Cristian"

Abro mis ojos... ¿Qué sucedió? Veo en todas direcciones, veo a Pamela inconsciente, ¿Qué pasó con el teléfono y la corona? Busco en todas direcciones, encuentro una especie de varita, está tiene una empuñadura con lo que parece ser... El cristal de la corona de Esmeralda ¿Será acaso la unión de ambos objetos? Tiene que ser... No veo rastro de ambos por ninguna parte, ahora tengo una varita en mi poder.

—Dios... Mío—Pamela se está despertando, al verme arquea una ceja—Tu... Eres...

—Espera... Yo... Yo no quise per—Ella se entrega a mí y me da un fuerte abrazo—Gracias... Yo... Pude recordar con el golpe que me diste...—Estoy en shock... Es decir, no quería golpearla, pero si hice algo bueno, ¿Eso me convierte en un héroe?

—¿Enserio? Tú... ¡¿Qué recuerdas!?—Le pregunto sosteniendo su rostro, viéndola a los ojos—¿Sabes quién eres?

—Mi padre... Mi padre es el causante de todo esto, mi padre creó el coronavirus—No lo entiendo... ¿Me estará mintiendo?

—¡¿Qué!? Estás jugando...

—¿Crees que jugaría con algo así? Digo... Creo que mis recuerdos irán volviendo poco a poco—Toca su cabeza por un par de segundos, hasta que es interrumpida por la varita que tengo en mis manos—¿Qué tienes ahí?

—Obtuve esto luego de unir el teléfono futurista con la corona, ¿Tienes idea de que puede ser?

—Es la varita de la bruja, Esmeralda... Ella se apoderó de mí al saber que mi padre era el creador del virus, me sacó mucho de mis recuerdos, todo lo que sé es que ella me utilizó para sacar información, y al parecer lo logró, bueno, en su mayoría... Necesitaba la receta secreta pero conmigo no pudo obtenerla, solo me tuvo de esclava hasta que tu hermano llegó...

—¿Gabriel?

—Sí, ahora me acuerdo—Lleva su mano a su boca y mira hacia el cielo—Gabriel apareció en este lugar, no sabía dónde estaba, Esmeralda se hizo pasar como una dulce anciana a la que ayudaba niños, igual como lo hizo conmigo y de paso contigo... Estaba buscando poder, ella tiene algo que ver con todo lo que pasa aquí, tiene algo que ver con Kalastia... Estoy segura, pero no sé... Lo que si sé, es que esta es su varita, debe tener algún tipo de poder o algo... Tal vez nos guíe a Gabriel sin siquiera tener que ir a Kalastia.

—Bueno, si lo dices así...—Tomo la varita con ambas manos y apunto a una dirección aleatoria— ¡ABRA CADABRA, PATA DE CABRA... TRAE A GABRIEL Y LLEVAME A CASA!—Un silencio incómodo rodea el lugar.

—¿Esto es enserio?—Me ve con decepción.

—¿Qué? He pasado por muchas mierdas, ¿una varita mágica? ¿Qué esperabas que hiciera?

—Tenemos que ir a Kalastia, seguramente haya más información... Ahora yo quiero ir más que nunca a ese lugar, tal vez me digan que pasó con mi padre, si es el creador del virus... Tal vez pueda salvar al planeta.

—¿Pero no recuerdas su nombre?

—No... No logro recordarlo, recuerdo más o menos la historia de Kalastia... Más todo lo que te dije, el Alcalde y todo eso... No sé más allá, pero ahora tengo un verdadero motivo para ir...

—Entonces, ¿Qué estamos esperando?

—Necesitamos saber la dirección... ¿Cómo llegamos a Kalastia?

La varita comienza a brillar y a moverse por sí misma, me apunta en dirección al bosque.

—¿Qué demonios? ¿Será la dirección?

—Tenemos que ir...

—Espera... ¿Y si nos lleva con otra bruja?

—¿Tienes alguna mejor idea?

—Bueno, no tenemos más opción. Al menos ahora tenemos algún tipo de indicación, sigamos a la varita.

—Creo que esto... Esto me recuerda a una leyenda...

—¿Una leyenda?

—El Alcalde de Kalastia contó de ella, no la sé con específico... Pero recuerdo algo de unas varitas... Algo de unas brujas... Tal vez Esmeralda no es la única bruja, ¿Y si hay más?

—Bueno, si son igual de locas que ellas... Mejor no conocerlas, ¿No crees?

—Pero tal vez tengan algo que ver con Alexander Dankwort... Quizá él supo de la existencia de Esmeralda, tal vez por eso desapareció... ¿Y si conoció a una de estas brujas? Tal vez el virus tenía algún tipo de magia que no se pudo controlar...

Tiene razón, en este momento estoy en un futuro post apocalíptico, un futuro luego de un virus, ¿Pero brujas y magia? Todo pareciera ser un tipo de sueño, o quizá... Una pesadilla. Tengo que continuar en esta aventura, seguramente el alcalde tenga algo que ver, quizá él sabe algo...

***

"Gabriel"

—¿Ves esto?—Dice el psicópata mostrándome la pantalla, es ni hermano con una chica bastante guapa, me llama la atención el color de sus ojos—Tu hermano hizo algo que tú no pudiste hacer... Si me hubieras traído la varita de Esmeralda no estarías aquí ahora...

—No pensé que esa lunática tuviera algún tipo de poder, si me lo preguntas... Pensé que era una loca que tenía drogas por todas partes, los recuerdos en esa iglesia son borrosos...

—Aun así, guapo. Cristian resultó ser más valioso que tú, no me imaginaba que tenía al gemelo más tonto...

—Te lo dije... Sea como sea, Cristian va a destronarte, Alexander... Ahora solo te queda tener miedo.

—El miedo no existe conmigo, Gabriel—De su bolsillo saca una varita negra con un cristal rojo, de esta brota un aura roja—Yo puedo controlar a todos si me lo propongo... Este mundo es completamente mío y lo sabes...

—No... No hagas eso de nuevo, por favor—Una fuerza lugar que me suelte de las cadenas, soy libre... Pero sin embargo no puedo correr a ninguna parte—Dios... Alexander... ¿Por qué.... Tú?

Alexander se me acerca con fuerza y me da un beso profundo, siento como mi lengua con la de él se revuelven en un festival de saliva... De alguna manera logra erizar todo mi cuerpo, lo deseo, lo necesito.

—Ven... Ven aquí—Empujo al chico contra el suelo y comienzo a desgarrar su camina, dejando ver su atractivo pecho—Dios... Eres tan perfecto, te quiero... Te quiero conmigo, mi amor.

—Se que me quieres, porque yo también te quiero a ti.

***

"Cristian"

Luego de un kilómetro caminando, llegamos al fin.

—Estoy hambrienta, al menos llegamos.

—Si, la varita no se equivocaba—No puedo creer que en el bosque que aparecí.... Era solo ir en la dirección contraria y llegaba a Kalastia sin siquiera conocer la existencia de la Iglesia... Bueno,"En la vida todo pasa por algo". Hemos llegado, la varita nos guió a donde queríamos, ahora solo queda hablar con el Alcalde... Me dirá lo que estoy buscando, recuperaré a mi hermano y podré tener la familia que tanto he anhelado... Ahora que tengo a Pamela de mi lado, juntos descubriremos que sucede aquí, al fin llegamos a Kalastia.

—¿Estas listo, Cristian?

—Supongo... Pero quería decirte, discúlpame por el golpe, no debí reaccionar así.

—Tranquilo, has pasado por mucho, yo habría hecho lo mismo por recuperar a quién amo. Pero si queremos ser compañeros, tenemos que confiar en nosotros, después de todo no nos queda de otra...—Ambos nos damos la mano en señal de confianza.

—¿Listo, Cristian?

—Listo, Pamela.

—¡A Kalastia!—Gritamos ambos a la vez con una mirada hacia aquella ciudad, que esperemos nos de toda las respuestas que necesitamos...Félix Deneguer... ¡Vamos por ti!

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