6. Dante
Intentaba escuchar lo que los empleados decían, pero mi mente una vez más me traicionaba y me hacía pensar en Alina.
Aquella rubia que no le había bastado atormentarme por más de 5 años en mis sueños, si no que ahora lo hacía de manera presencial.
Me recargue en mi silla buscando una respuesta lógica y racional, pero no lo había.
Alexander tenía una teoría, decía que quizás era porqué había sido la única chica en toda mi vida que me había rechazado sin si quiera conocerme, que era la única que no me había tirado onda y que mi subconsciente no podía con el rechazo.
No era una teoría del todo estúpida, hasta cierto punto tenía algo coherente.
Los empleados se callaron y Alex me dio una patada debajo de la mesa.
—Perdón. ¿En que estábamos?—Alex negó con la cabeza.
—No podemos defender a los Coelho. Son culpables de la estafa a sus empleados.
—Eso dañaría la reputación del despacho. —afirme con la cabeza.
— Somos un buffet serio. Y debemos saber elegir a los clientes. No por obtener más ganancias vamos a defender a delincuentes.
Nuestro principal trabajo es hablar con la verdad y olvidarnos esa mierda que nos enseñaron en la escuela de que un abogado no tiene ética. Por supuesto que la tenemos. —el abogado junior del departamento de lo familiar levantó la mano.
—Señor ¿Entonces porqué crear rumores?—Alex se levantó y dio un golpe en la mesa.
—Por qué un rumor es mejor a que sea verdad. Un rumor no te daña físicamente. Y siempre puedes desmentirlo mostrando hechos.—el chico se sentó y bajo la cabeza mostrándose un poco apenado.
—¿Alguna pregunta más?—al decir aquellas palabras la puerta se abrió dejando entrar Alina al lado de Adam.
Ella caminó a dónde las demás secretarias estaban reunidas y Adam camino a dónde yo estaba.
—¿Me extrañas te?—dijo dándome un corto abrazo.
—Eso ha sido todo pueden retirarse.—dije y los empleados comenzaron a tomar sus cosas para poder salir de la sala.
Jennifer tomo del brazo Alina y salieron al igual que los demás.
—¿Que fraude hiciste ahora?—dije mientras observaba a mi hermano el soltó una carcajada.
—El fin de semana es el aniversario de mi padres y quieren verte.—negue con la cabeza.
—Tengo una reunión muy importante.
—Inventa una mejor excusa.—suspire pesado y me levanté de la silla.
—No puedo ir a California.
—Si no lo haces mamá va a venir con Stella. —hice una mueca.
—No pueden.
—¡Claro que pueden! Ya reservaron un vuelo, así que vine a advertirte que si no vas ellas vendrán y no te gustará la vista.—suspire pesado.
—De acuerdo, que vengan. Total no tengo nada que perder.
—¡Claro que sí! Vienen con anillo en mano.
—¿Qué?—dije y Alex soltó una carcajada.
—¡Felicidades por la boda! —negué con la cabeza.
—Que mierda les pasa.
—Hiciste un contrato y casi caduca , así que lo más normal es que ellas vengan hacer que pagues.
—Alex. —no dejaba de sonreír
—Pido ser el padrino.—negue con la cabeza.
—No pueden, es decir faltan dos meses.—Adam se sentó en la mesa.
—¿Crees encontrar esposa en dos meses?—dijo a lo que Alex asintió.
—Recuerdas la chica de las llantas.
—ambos se vieron como tratando de entender y Adam afirmó con un movimiento de cabeza.
—Es la nueva secretaria de Dante.—se bajo rápidamente de la mesa.
—Alina, la rubia de piernas increíble.—hice una mueca.
—¿Porqué hablamos de ella ahora?
—Escucha, estuve investigando a su familia, tal como me lo pediste y de buena mano sé que no están bien económicamente.—frunci el ceño.
—Pero vive en el mismo edificio que yo.—Alex asintió.
—El apartamento era de su ex novio y el sé lo dejo debido a que rompió el compromiso.
—Por ello me dijo que necesitaba el empleo. —dije y Adam asintió.
—Se a dónde quieren llegar y es un no.
—¿Entonces si puedo ser el padrino?
—Joder. —dije pasando mis manos por mi cabello.—Adam sonrió.
—Puede ser una experiencia muy divertida.—hice una mueca. La idea de fingir un noviazgo con alguien sonaba bastante cliché y sobre todo cuando ambas personas se odiaban.
—Debe haber otra solución.—dije mientras caminaba de un lado a otro.
—Es eso o una verdadera boda, no tenemos tiempo para buscar una candidata. —al decir eso la puerta se abrió y entro Cristina.
—¿Hicieron una reunión sin invitarme?—los tres nos quedamos observando y al vernos ella negó con la cabeza.
—No sé que mierda estén pensando para la respuesta es no.
Cristina era parte de la hermandad, era como una tercera hermana y la mayoría de gente pensaba que salía conmigo o con Alexander, ella era la indicada para está alocada idea.
—¿Te quieres casar conmigo?—dije a lo que ella comenzó a toser.
—Lo siento, pero los idiotas engreídos no están dentro de mis estándares. —le tome la mano y ella hizo una mueca de asco.
—¿Verdad que nos vemos perfectos como pareja? —Adam y Alexander soltaron una carcajada.
—Son los novios perfectos.—ella me empujó.
—Que asco además a mí me gustan las rubias. —Adam se acercó a darle un abrazo.
—Tenemos a una rubia a la cuál amaras.—hizo una mueca y negó con la cabeza.
—No tengo idea de que estén hablando y la verdad es que me dan un poco de miedo, pero. —iba a continuar y en ese momento entro Alina.
—Disculpen las molestias. Pero señor tiene una llamada de su mamá. —asentí con la cabeza.
—En un momento voy.—ella se retiró al escucharme.
—¿Ella es la rubia?—dijo Cristina y yo asentí.
—¡Bien! ¿Que tengo que hacer?— la abrace y le di un beso en la mejilla.
Estaba salvado Cristiana sería mi paso a mi libertad tanto por mi madre como por Stella y no era una chica fea, lo que pasaba era que no tenía tiempo para compromisos. Necesitaba seguir siendo un hombre libre.
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