12. Alina
Al llegar al elevador Dante detuvo la puerta y entro.
Suspire y cerré los ojos un momento.
—¿Estás bien?—dijo al ver que tenía los ojos cerrados y asentí con la cabeza aunque era todo lo contrario.
La cabeza me daba de vueltas y tenía muchas náuseas. Casi todos los días me pasaba, pero era por ratos pequeños, ahora había tardado un poco más.
—¿De verdad?—dijo cuando me vio tambaleando me sostuvo en sus brazos y de repente todo se volvió negro.
Al abrir los ojos, la cabeza me dolía y sentía mi cuerpo adolorido.
—¿Cómo te sientes?— al voltear Cristina estaba parada junto a mi.
—¿Que me pasó?—dije y sonrió.
—Te desmayaste en el Elevador y Dante te trajo al Hospital.
—Oh.—dije tratando de incorporarme.
La puerta se abrió y entro el médico.
—¿Alina?—me recosté en la almohada. No podía estar tan jodida.
—¡Hola! —dije y Dexter entro al lado de Dante.
—Me da mucho gusto verte. Bueno, no en está condición, pero si me alegro de verte.—suspire hondo.
—¿Y que tengo?—dije y reacción.
—Oh si. No has comido muy bien que digamos entonces tienes el azúcar bajo, lo que te paso fue por la presión.
No te daré de alta hoy ya que quiero que estés en observación. Sobre todo.
—Si, entiendo. —Dexter captó la indirecta. No quería que ellos se enteraran sobre mi condición actual. De hecho no quería que nadie lo supiera.
—Me quedó.—dijo Cristina y negué con la cabeza.
—No hace faltan. Dexter me va a cuidar.—al decir eso él asintió.
—Si, ella está en buenas manos. Así que pueden ir a sus casas. Dante lo miraba de una manera bastante extraña, pero finalmente accedió.
—Cualquier cosa llámame.—dicho eso salió de la habitación. Cristina me dio un abrazo.
—Cuidate si.— correspondi su abrazo y salió.
—No me preguntes nada. —dije y él hizo todo lo contrario.
—Ahh no, ni creas que me vas a dejar con la duda.
¿Quién es ese que me miraba con ojos de vas a morir si la tocas?—negué con la cabeza.
—Larga historia además tienes trabajo.—miro su reloj y negó con la cabeza.
—Debo ir con mi próximo paciente en media hora así que cuenta.—me tape la cara con una almohada y suspire.
—¿Recuerdas la vez que destruí el auto del tipo que engaño a Heder?—dije y asintió.
—¿Cómo olvidar? Si te fuiste a esconder a mi casa un puto mes el peor de toda mi vida.
—Bueno pues. —llevo sus manos a la boca.
—¿En Dante?—asentí
—¿Que hacías con él? Esto está mejor que los K-Dramas. —negué con la cabeza.
—Mejor me voy a dormir.
—No, no.—dijo y me quitó la almohada de la cabeza. Ahora terminas que ya me quedé picado.
Suspire pesado mientras le contaba todo.
Dexter era nuestro mejor amigo, él había estado enamorado de Heder durante dos años hasta que ella conoció a su esposo y ahí sus esperanzas murieron.
Sin embargo sigo siendo nuestro mejor amigo. Algunas veces era un idiota. Pero la mayor parte del tiempo era una buena persona.
—Mierda Lina, te desapareces dos putos meses y regresas con nuevo apartamento y nueva vida. Deberías adoptarme, sabes que se me da bien el chisme. Puedo conseguir información para tu trabajo.
Además ese idiota lo merece.—dijo recostando se en la silla.
—Oye no es mala idea. — abrió los ojos.
—¿A caso no conoces el sarcasmo?—pregunto y sonreí.
—Yo casi no estoy en casa, tu tampoco y hay dos habitaciones además te vas ahorrar el alquiler. —iba a protestar, pero sabía que había dado en el clavo.
Dexter era un chico muy codo, el decía que ahorraba para su futuro, pero le dolía invitar algo a alguien, por ello es que seguía soltero.
Ya que físicamente era bastante guapo.
—¿Pero no tendrás problemas con Alissa? Es una perra y me cae mal.—negué con la cabeza.
—Es mi casa al final de cuentas.—Dexter asintió.
—De acuerdo mañana te daré de alta y entonces nos mudamos. Así sirve que me aseguraré de que comas todos los días. —dicho eso se levantó de la silla.
—Voy a ver a mis pacientes.
Necesitaba un aliado y que mejor que tener a Dexter un chico alto cabello rubio cuerpo definido.
De esa manera mantendría alejado a Dante y podría terminar mi misión.
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