MEJORÍA

Seiya no hablaba, sentado en la sala de espera del hospital solo mirabas sus manos enlazadas frente a su rostro. Su sangre, seca ya, era lo único que le quedaba de ella en ese momento. Shun intentó varias veces que fuera a casa a ducharse, pero finalmente entendió que era inútil. No se movería de ahí hasta que los médicos salieran de ese quirófano. Habían pasado mas de 10 horas.

El resto de sus amigos y Tatsumi tampoco rompían el silencio de la sala.

La puerta se abrió y Seiya se acercó veloz a recibir al cirujano.

- Doctor, ¿saben algo ya? - el resto de sus amigos le rodearon igual de espectantes.

- Verán...su amiga había perdido mucha sangre cuando llegó aquí, además la bala dañó muchos órganos vitales... ha sido una operación muy difícil...ahora está estable pero no sabemos cuando despertará ni en qué condiciones. Ahora está en cuidados intensivos. Preferiríamos que no recibiera visitas, deberá estar en observación de momento, les avisaremos.

Seiya se desplomó de rodillas en el suelo. Lágrimas calientes y esperanzadoras recorrían sus mejillas, quizás había una pequeña oportunidad... "Saori lucha por favor, ¿por qué tuviste que cruzarte entre la bala y yo?¿por qué?" repetía en su mente.

Todos los amigos fueron a casa de Shiryu y Shunrei a esperar. Se asearon e intentaron, inútilmente, descansar.

A la mañana siguiente estaban todos en el pequeño porche que daba a la parte de atrás de la Mansión, cuando finalmente Seiya rompió su silencio.

- Ikki, ¿qué ha pasado con el tipo?

- Lo último que sé es que estaba en los calabozos de comisaría esperando a declarar ante el juez. Pero no me extrañaría que pronto fuera reclamado por la Interpol.

- Saben - Seiya seguía hablando con la mirada fija en un punto perdido del infinito - conocía a ese tipo. - Los cuatro amigos se giraron hacia él extrañados. - No es lo que creen. Soñé con él. Pero en mi sueño era como si...como si fueramos extraños guerreros que luchábamos contra él. Como si la fantasía de Saori fuera real.

- Seiya - le interrumpió Shiryu - te metiste mucho en su problema con tu tratamiento, es normal que te afectase de algún modo.

- No es eso Shiryu - Seiya se giró para dirigirse de frente a su amigo. - En mi sueño él amenazaba a Saori con una espada, cuando estaba a punto de clavarla en su pecho, yo me interpuse y recibí el golpe por ella. Cuando desperté tenía un fuerte dolor en el pecho y una marca. No se chicos...se que es raro...solo que...

Ninguno de sus amigos pronunció palabra alguna, eran conscientes de que con independencia de lo que pensarán su amigo sólo necesitaba ser escuchado.

Pasó día y medio hasta que recibieron noticias del hospital. Al parecer Saori había dado signos de consciencia, aunque seguía sedada y pasaba la mayor parte del tiempo dormida, aún así los médicos consideraban que sería positivo que la visitarán.

La joven dormía cuando llegaron esa tarde al hospital. Seiya se acomodó a su lado cogiéndola la mano. Le alivió sentir su calor en contraste con el cuerpo frío que llegó al hospital.

Cada uno le dedicó unas palabras a la joven con la esperanza de que, de algún modo, le llegara su mensaje a pesar de su inconsciencia. Pasaron mas de dos horas en la habitación.

Cuando se dispusieron a marchar, Seiya, el único que no había pronunciado palabra, sin dejar de mirar a Saori, se dirigió a Tatsumi.

- Tatsumi, haz lo que haga falta, pero por favor, quiero quedarme aquí y acompañarla durante la noche.

El sirviente se inclinó como si lo hiciera ante su Señor y fue a hablar con los médicos.

No fue si no hasta que sus amigos se fueron, cuando Seiya se sintió con las suficientes fuerzas para decir algo.

- Saori, algo me dice que puedes oírme, tienes que pelear y volver conmigo. Me has hecho prometerte muchas veces que estaría siempre a tu lado, que no te abandonaría... no puedes abandonarme tu ahora. No puedes...por favor...no me dejes tú también... - lloraba, era un lloró que le nacía de las entrañas. - Eres mi razón para estar vivo y pelear por seguir adelante. Te necesito...te amo.

Permaneció así, pegado a su cama, acariciándola, besándola suavemente, hasta que quedó dormido apoyando su cabeza sobre el mismo colchón donde Saori descansaba.

Era casi media noche, notaba su mano revolviendo sus cabellos con suavidad, un escalofrío agradable le recorría la espalda. Al principio pensó que era un sueño hasta que al levantar la vista vió que ella tenía los ojos ligeramente abiertos.

- ¡Saori! - se sobresaltó.

- Shh vas a despertar a todo el hospital. - Ella hizo un gesto de dolor. Su voz era débil, su falta de fuerzas era evidente.

- ¿Estas bien? ¿llamo al médico? - el joven se asustó.

-Estoy bien, tranquilo. - La joven dirigió su mirada hacia la ventana - ¿has visto que bonita esta la luna esta noche?

Seiya miró un instante la luna, su luna, pero pronto regresó su mirada a su chica. La alegría que sentía era inmensa.

- ¿Donde crees que habrá ido esta noche Seiya? ¿Quizás regresó a Paris? Yo hubiera ido a Grecia...

- Serás... - aunque en el fondo se avergonzó de que ella recordara el episodio del lago, no pudo evitar sonreir a su comentario. - Así que me has tenido engañado todo este tiempo ¿eh?

- Solo un poco - le devolvió la sonrisa. - Por cierto Seiya, ¿piensas darme un beso ya o tengo que recibir otra bala para tener tu atención?

El chico se levantó de golpe, sonrojado, la beso con dulzura cumpliendo su reclamo, aunque temeroso de hacerla daño.

- ¿Qué tal si descansas un poco Saori? - la dijo amoroso mientras acariciaba su mejilla - necesitas recuperarte.

Pronto noto que ella volvía a quedarse dormida, él ya no pudo dormir mas, solo la miraba apenado, el comentario inocente de la joven le había removido por dentro una sensación que hace días que le atormentaba. Esa bala era para él, al igual que en su sueño, el debió recibir dicho golpe mortal.

Los siguientes días Saori seguía muy débil, aunque en alguna visita de sus amigos estuvo consciente. Durante esas visitas Seiya aprovechaba para ir a ducharse y cambiarse de ropa. Los pocos ratos que ella estaba consciente se hacían promesas de planes y futuro juntos.

Los avances no eran muy alentadores, los médicos no se pronunciaban con claridad.

Una semana después de su ingreso tuvo una parada cardiorrespiratoria, lo que supuso que al reanimarla le saltaran los puntos, dando lugar a una nueva intervención para frenar una pequeña hemorragia interna. Saori entró en coma.

Esa noche Seiya no podía dormir, le dolía tanto verla así, habían tenido que entubarla. Los médicos no estaban muy a favor de su presencia allí, pero Tatsumi había conseguido ser muy insistente al respecto, tendría que agradecérselo mas tarde.

El dolor que sentía llegaba hasta lo más profundo de su alma.

- Saori... perdóname - le susurró una noche mientras la joven se mantenía en su estado de inconsciencia - no te protegí cuando era mi deber. Perdóname por regresar a tu vida y estropearlo todo. Perdóname por no creer tu verdad, ahora mismo hasta yo dudo de la mía. - La imagen de Hades en sus dos realidades vino a su mente. - Solo quiero que sepas que cada cosa que hice, acertada o no, la hice bajo la profunda convicción de mi amor por ti. No sé en qué momento fue exactamente que te metiste en mi mente y en mi corazón de esa manera, a lo mejor, simplemente, siempre estuviste ahí. -Se sonrió ante la idea que pasaba por su cabeza. - Una parte de mí quiere creer que en verdad eres mi Diosa y yo tu caballero fiel, siempre a tu lado para protegerte, aunque ello supusiera solo poder amarte desde la distancia. Siempre lucharía por tí con todas mis fuerzas, moriría por ti si fuera necesario, me daría igual, sé que te buscaría vida tras vida porque estar a tu lado es mi razón de ser. Te amo y te amaré siempre.

El joven rompió a llorar sobre la cama de la muchacha.

- Pero por favor...no me dejes ahora. - Esas últimas palabras fueron acompañadas de un profundo quejido de dolor.

Las palabras y el sentimiento del joven al manifestarlas no quedó solo dentro de esas cuatro paredes. Alguien mas era testigo de su confesión, de ese amor puro, incondicional y sacrificado. Un amor que había desatado las envidias y las iras de tantos.

Se estaba terminando de duchar cuando la llamada de Tatsumi le sorprendió. Saori estaba despierta. Corrió lo más rápido que pudo al hospital. Al llegar Shun se encontraba en la puerta hablando con los médicos con una expresión triste que le preocupó.

- ¡Shun!

- Seiya, ya llegaste... yo... hablaba con los médicos.

- ¿Qué ocurre Shun? Me ha dicho Tatsumi que ya despertó Saori - la alegría que le acompañó hasta el hospital se iba apagando con la expresión de su amigo.

- Ven un momento, tenemos que hablar.

Ambos amigos se retiraron a un lado buscando intimidad para con el resto que se encontraba en la habitación.

Cuando Seiya entró en la habitación la risa de Saori hizo que su corazón diera un vuelco, se recompuso todo lo que pudo a fin de que ella no pudiera notar los sentimientos cruzados que, tras la conversación con su amigo, se agitaban en su interior.

- Por fin llegaste - dijo Shiryu - ¿qué tal si les dejamos un rato solos? - Todos, incluso Tatsumi aunque algo más reticente, abandonaron la habitación. Shun les esperaba en la puerta, también tendría que hablar con ellos.

- Hola princesa - El joven se sentó a su lado tal y como había hecho todos esos días en los que ella permaneció inconsciente.

- Seiya... - le contestó mostrando su más dulce y tierna sonrisa. El joven le devolvió la sonrisa y se acercó a darla un beso con el que casi deja escapar una lágrima.

Mientras hablaban, fuera de la habitación Shun se reunía con el resto de sus amigos.

- He hablado con los médicos. - Comenzó a decir el muchacho sin poder evitar mostrar la aflicción que le embargaba. - Al parecer la última intervención no resultó como esperaban, Saori tiene una infección que se ha extendido por todo su cuerpo.

- Pero... ¿Cómo puede ser eso? La señorita ha despertado y parece encontrarse muy bien. - El resto de amigos miraron con pena al sirviente, para ellos era obvio lo que su amigo intentaba decirles.

- La extraña recuperación que ves en Saori es lo que se conoce como la "mejoría", no es más que un último intento del su cuerpo para prepararse para lo que se le avecina. - El sirviente rompió en llanto.

Cuando todos se recompusieron lo suficiente ante la noticia regresaron a la habitación a "despedirse". Fue un momento muy tierno y sentimental el que todos daban ánimos a la joven en su recuperación al tiempo que le repetían lo importante que era para ellos ya que no querían que ella se fuera sin saberlo. Y sobre todo, fue un momento en el que intentaron hacerla reír por encima de todo.

Finalmente Seiya y Saori quedaron solos de nuevo.

- ¿Te quedarás conmigo esta noche?

- Me quedaré contigo todas las noches - cogió su mano entre las suyas.

- Seiya, túmbate a mi lado por favor. Quiero abrazarte.

El joven como pudo se tumbó junto a su chica, tenía miedo de hacerla daño con su peso, así que poco a poco acomodó a Saori de tal forma que ella pudiera tumbarse apoyarse sobre su pecho como otras veces había hecho y como sabía que a ella le gustaba abrazarle.

- Seiya - le dijo la joven con un tono que puso en evidencia su tristeza - te quiero más que a mi vida, y quiero que sepas que siempre voy a estar contigo. Que volveré a ti tarde o temprano. Siempre nos hemos encontrado y lo volveremos a hacer. - Seiya se tensó con sus palabras: ella lo sabía.

- Saori no digas eso. - La acarició y beso suavemente su frente.

- No, necesito decirlo. Todo está bien ¿de acuerdo? - su ojos se llenaron del brillo acuoso de unas lágrimas que se resistían a salir.

Seiya no sabía qué decirle, el dolor que sentía era tan grande. Ella se giró para mirarle a los ojos con una dulce y tranquilizadora sonrisa.

- Por favor, finjamos que nada de esto esta sucediendo. Estoy cansada de luchar. Sólo quédate a mi lado. Sigamos soñando como todas estas noche atrás.

- Eso siempre Saori, siempre a tu lado, yo también te quiero por encima de todo. Así que.. - la abrazó levemente hacía sí, dispuesto a cumplir su deseo y olvidar todo - ¿Dónde te apetece que viajemos hoy? - ella le sonrió.

- Donde sea, pero llévame volando.

Siguieron soñando despiertos hasta que Saori se quedó dormida, Seiya sólo la observaba y la acariciaba, quitando sus cabellos de su cara. No podía evitar controlar su respiración, cada vez más débil, mas lenta.

Entonces ocurrió. Simplemente dejó de respirar.

- ¡Saori! ¡Saori! - grito Seiya- ¡No me dejes por favor aguanta un poco mas! - el grito de dolor que prosiguió a sus últimas palabras se oyó en todo el hospital.

Una luz inmensa la rodeaba, era calurosa y reconfortante "¿Donde estoy?" Pensó. Entonces notó una presencia cerca... reconocía ese olor tan familiar.

- A...abuelo ¿eres tú? ¿Dónde estoy? estoy... ¿muerta? - entonces le vió a su lado, llevaba una túnica blanca y alhajas de oro y piedras preciosas.

- No exactamente querida.

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