DISCULPEN LAS MOLESTIAS

Seiya bajaba las escaleras hacia el gran hall ensimismado, una enorme sonrisa que inundaba toda su expresión era fiel reflejo de la sensación que el último beso de despedida, aún caliente en sus labios, le había dejado.

- Vaya, vaya... lo que nos ha traído la marea... ¿acaso nuestro pequeño Seiya se ha hecho un hombrecito? – el comentario burlón de Hyoga le sorprendió al muchacho hasta el punto que tropezó y casi cae rodando por las escaleras si no llega a dar un salto acrobático para evitarlo.

- ¡Fabuloso Seiya!¡Bravo! – aplaudió el rubio continuando su espectáculo apoyado por las risas del resto, salvo de Ikki. – Aunque te tengo que dar un 9, creo que la llegada pesada al suelo no ha sido con suficiente elegancia.

- ¡Callá! – le bufó - ¿Qué hacéis aquí?

- ¿Qué hacemos nosotros aquí? – si seguía hablando le terminaría golpeando en la cara, pensó Seiya. En ese momento se miró la ropa, iba descamisado, sin corbata y con la chaqueta hecha un nudo en la mano, no quiso ni imaginar cómo se verían sus pelos. En cierto modo, estaban siendo suaves con él, él no hubiera tenido filtro en su vacile.

- ¡Dejaos ya de tonterías! – era Ikki el que hablaba, Seiya se acercó de inmediato a saludarle, no había sido consciente de su presencia hasta ese momento. Su amigo se mostró reacio a cualquier muestra de cariño por su parte, había cosas que no cambiaban nunca. – Hemos venido a hablar con Saori, e imagino que también sería bueno que tú estuvieras en esa conversación.

- Si el asunto que os ha reunido aquí es el que creo, si me gustaría estar. – le contestó Seiya - Voy corriendo a casa a ducharme y regreso, por favor no empecéis sin mí. – Apenas terminaba esas palabras cuando ya salía por la puerta.

No había pasado una hora cuando todos, incluidos Saori y Seiya, se encontraban reunidos en el despacho de esta. Seiya estaba algo más tranquilo, delante de la chica ninguno de sus amigos se atrevió a bromear con lo que habían visto esa misma mañana.

Saori les explicó lo sucedido la noche anterior con Julián y como sus amenazas, en esta ocasión, la aterrorizaron sobremanera ante la vehemencia y determinación del millonario en su exposición.

- Me gustaría que hasta que todo esto acabe se pusieran sobre seguro. Entre hoy y mañana podría conseguiros identidades falsas a todos. Tengo unos amigos en unas islas del pacífico que os acogerán encantados hasta que todo esto termine.

- Saori – la interrumpió Ikki – me temo que no va a ser todo tan sencillo. – Ella le miró intrigada. – He estado hablando con mi contacto en la policía, la teniente Liceras, ella siempre ha estado muy vinculada a los altos cargos policiales y me ha asegurado que no puede hacer nada sin una orden directa de arriba, para ello necesitamos conseguir alguna prueba. Pero no te preocupes, tengo un plan para ello, pero necesitaré de la ayuda de Shun, Shiryu y Hyoga.

- Yo también puedo ayudar – añadió Seiya.

- Eso ni lo sueñes – le cortó Saori con enfado, su tono se tornó rudo – ya lo acordamos ayer, tú te vas.

Seiya no se atrevió a replicarla, nunca la había visto así de firme. Toda su actitud en esa reunión le había sorprendido. Se mostraba segura de sí misma, con una fuerza y arrojo que nunca hubiera imaginado posible en la chica perdida del mundo real que se encontró el primer día. Era como si ahora tuviera un objetivo claro que la empujara. "Quizás..." un pensamiento pasó por la mente de Seiya que rápido apartó ante una nueva pregunta en el grupo.

- ¿Y cuál es ese plan? – inquirió Shiryu.

- Ya os lo especificaré cuando llegue el momento, de momento necesito que, Saori, conciertes una cita con Julián, es necesario que estéis solos. Veréis – Ikki se puso serio, más aún de lo normal – al parecer Julián está manteniendo negocios con un empresario que en realidad es un personaje muy turbio de la mafia italiana. Este "empresario" tiene una red de negocios cuestionables por todo el mundo, sobretodo relacionados con otros sujetos del panorama internacional a los que nunca invitaríais a una fiesta ¿os suena un coreano regordete? – los oyentes asintieron sin pronunciar palabra – pues me consta que toman el té juntos. Su mayor negocio es el armamentístico, pero también se le ha visto involucrado en muchas tramas inmobiliarias por Europa, la mayoría vinculadas a políticos corruptos. Ahora tiene un especial interés en Japón y creo que Julián está siendo su vía de entrada. Al fin y al cabo, quien controla a los principales empresarios de un país, controla a los políticos y al país.

Se hizo un silencio entre los presentes. Ciertamente la cosa no pintaba bien.

- Saori – continuó Ikki – necesito que cierres la reunión con Julián para la próxima semana como muy pronto, mientras tanto podremos poner a salvo a Seiya y Shunrei.

La reunión no duró mucho más. Los muchachos se retiraron a sus respectivas casas, Seiya quiso quedarse con Saori pero ella le pidió que se fuera a descansar, ella e Ikki se quedarían cerrando algún cabo suelto más.

Los siguientes días Seiya apenas pudo ver a Saori, las pocas veces que coincidían ella estaba tensa y sumida en su preocupación por los futuros acontecimientos. El joven se sentía inútil incapaz de aportar nada, y lo peor, incapaz de protegerla.

Finalmente la reunión con Julián tendría lugar el viernes a las 21:00 en la oficina de éste, era una hora en la que afortunadamente la mayoría de sus empleados y visitas ya se habrían ido. Saori acudiría sola, Ikki, Hyoga, Shun y Shiryu y Hyoga irían antes y se esconderían. Saori tendría que llevar a Julián a la sala de reuniones del ala norte, la más alejada de su despacho, para que ellos pudieran inspeccionarlo. Era bastante probable que se cruzaran con alguien de seguridad o empleados rezagados, ahí Shun les sería útil. Tendría que ser su principal distracción, ya que no era una cara extraña para la gente de Julián, habida cuenta su relación profesional. Shiryu se haría pasar por el contacto de Shun en la Fundación Kido con la cual existían negociaciones, lo que explicaría que el joven estuviera a esas horas por la oficina. Hyoga e Ikki tendrían que mantenerse ocultos en todo momento, se esconderían en los sistemas de ventilación de la oficina hasta que llegara la hora, si alguien amenazaba con entrar en el despacho de Julián, Shun y Shiryu deberían evitarlo.

Saori, tal y como aseguró, consiguió pasaportes falsos en poco tiempo. Seiya no estaba contento con la idea pero cada vez que intentaba oponerse la reacción de Saori, e incluso de Ikki, lo evitaba. Él debería coger el avión a la isla que sería su refugio junto con Shunrei ese mismo viernes por la tarde, antes de la cita de Saori con Julián.

Eran las 20:00 y Saori repasaba en su cabeza el plan antes de marchar, aunque le costaba concentrarse. Le había sido extremadamente difícil despedirse de Seiya. Ahora que por fin se habían encontrado, ahora que por fin no había barreras ni arcaicas tradiciones que les separaran, se encontraban con nuevas "batallas" que amenazaban su felicidad, era como si el destino los retara a cada paso.

Esta vez, sin embargo, era diferente. Ella estaba decidida a evitar su sufrimiento, él ya había luchado en demasiadas ocasiones por su Diosa, resultando gravemente herido en prácticamente todas ellas, en incluso... un horrible estremecimiento le invadió al recordar la batalla contra Hades. Tampoco se engañaba, le daba miedo luchar sin él a su lado, nunca lo había hecho. Aunque tendría al resto de sus caballeros la fortaleza, valentía y capacidad de superación de Seiya siempre fue su principal sustento ante las adversidades.

Quizás por eso esta semana se había mostrado más distante con él, era consciente que Seiya no lo entendía, pero si no hubiera marcado esa distancia hubiera terminado pidiéndole que se quedara a su lado. Le costó muchísimo soltarse de su abrazo cuando le acompañó a coger el taxi al aeropuerto, le besó con toda su alma, necesitaba que él supiera cuán importante era.

Una llamada la despertó de su ensoñación.

- Señorita Saori – era la voz de una mujer – el Sr. Julián me pide que le informe que deben cambiar la ubicación de su cita, se le ha retrasado otro compromiso que tenía esta tarde y le será imposible llegar. La esperará en la siguiente dirección... – la joven al otro lado del teléfono esperó a que Saori tomara nota de la misma, era un parador en las afueras, lo conocía. Era una zona muy poco transitada, demasiado apartada para su gusto, ¿qué estaba tramando Julián...? - Le ruega le disculpe por el cambio de última hora. Gracias. – Y colgó sin que Saori pudiera replicar.

Llamó a Ikki, era el único que llevaría móvil, según sus instrucciones, comunicaba. Estaría en los conductos de ventilación. Dejó un mensaje en su buzón de voz esperando que lo oyera pronto. Recogió y se encaminó a su cita o no llegaría a tiempo.

Seiya entró en la Mansión Kido por la puerta del jardín de atrás. No parecía haber nadie cerca. Saori ya se encontraría reunida con ese.... Sólo de pensarlo... Sabía que Saori se enfadaría al descubrir que no había sido capaz de coger ese avión, simplemente no pudo dejarla sola. ¿Y si la hubiera pasado algo? Nunca se perdonaría estar a kilómetros de distancia. Además su beso de despedida había sido tan profundo, era como si le pidiera a gritos que nunca la abandonara.

Subió hasta la habitación y se tumbó en la cama. No funcionaba, se sentía vacío allí sin ella a su lado. Se fue hasta su despacho, seguramente ella y los chicos regresarían allí cuando todo hubiera acabado. "Le esperaban unas horas interminables de espera" pensó.

Después de dar vueltas por la estancia se acercó a la silla principal del escritorio, el abuelo de Saori era claramente de aquellos a los que les gustaba posicionarse en un plano superior a sus visitas. Era un sillón enorme de madera de roble oscurecida, se dejó caer en el mismo apoyándose en los enormes reposabrazos. No se había percatado de la voluminosidad del sillón cuando Saori lo ocupaba, ¡era prácticamente un trono!

Entonces lo vio, era un papel con unas notas escritas por Saori a mano:

"Reunión Julián, Parador Campos Eliseos, km 63, vía norte hacia..."

¡Julián había cambiado la reunión! Eso seguramente no era augurio de nada bueno, si de algo se había percatado en su último encuentro era de que Julián no dejaba nada al azar.

En ese momento sonó el teléfono del despacho de Saori, lo cogió por instinto "¿Sí, quién es?

- ¿Seiya eres tú! – era Ikki, su voz sonaba agitada - ¿Dónde está Saori?

- Creo que Julián ha cambiado el lugar de su reunión a un parador en las afueras, el... - miró el papel de nuevo – el Parador Campos Eliseos.

- ¡Mierda Seiya! ¡Esto se nos ha ido de las manos! – Seiya comenzó a asustarse – Saori no está con Julián, ¡Julián está muerto!

quecino pero���k�� 

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