Capítulo 2
La luz solar que traspasaba los transparentes cristales de la sala donde vieron el testimonio de los sobrevivientes de la guerra civil, se vió opacada por la oscuridad de los refugios.
Como bebés recién nacidos, los miembros de la clase B observaban con asombro su alrededor, sintiéndolo como un viaje al pasado.
—¡Ey chicos, mirad! —Señaló Mikey la pared de hormigón, en esta había un dibujo. Era algo sencillo, una cruz y mal echa, pero eso se veía recompensado por el tiempo que llevaba ahí.
No pudieron saber que era, pero apesar de eso, le echaron una foto
Cada pocos metros, tenían que doblar una curva cerrada.
—Ahora nos encontramos aproximadamente 9 metros bajo tierra —habló Lucía deteniendo su paso. Todos se detuvieron, escuchando lo que tenía que decir —Estos recodos, que son las curvas que hemos pasado, se hicieron con la intención de frenar las onda expansiva de las bombas. En los bancos que podéis ver a vuestra derecha —señaló los bancos de hormigón a su derecha. Todos las miraron —era donde la gente esperaba a que pasará el bombardeo.
—Es un poco estrecho —comentó un alumno.
—Eso es porque esta galería estaba de paso a una más ancha y con bancos a cada lado. La galería principal.
Desde el comienzo del conflicto, ya se tenía pensado construir este refugio, con el fin de proteger a la población, pero por falta de materiales y recursos, se retrasó varios meses. Fue gracias a los bombardeos que esto acabó siendo prioridad ¿Alguien sabe en qué año empezó la guerra civil? —preguntó Lucía.
La clase se quedó en silencio.
—Chicos, lo dimos ayer en clase —se molestó el profesor. Lucía soltó una pequeña risa —¿Sabes en qué año empezó, Mitsuya?
—1930(? —sonó más a pregunta que a respuesta.
—Un poco más delante.
—1931 —contestó otro.
—No.
En no mucho tiempo, la clase comenzó a decir números al azar, algunos soltaban tonterías. El profesor llegó a escuchar "599, antes de Cristo"
—¿Alguien a dicho 1936? —preguntó Lucía.
—Yo, he sido yo —mintió Mikey, levantando la mano, aunque no con maldad, solo estaba jugando.
—¿Qué dices, mentiroso? He sido yo —reprochó Kisaki, mintiendo también.
—¿De qué habláis vosotros dos? He sido yo —se metió otro alumno siguiendo la broma.
Y una discusión estúpida y divertida a partes iguales empezó.
—¡Vamos a ver, o os callais, o os pongo un parte! —exclamó el profesor haciéndoles callar antes de que comenzaran a pelear.
Mikey y Kisaki se mantuvieron la mirada por unos segundos. En sus ojos era notable el odia. No era secreto para nadie que esos dos se llevaban mal.
—La guerra civil empezó en 1936, y los refugios empezaron a construirse en 1937 —informó Lucía —, fueron galerías subterráneas que sirvieron como refugio durante los bombardeos aéreos y navales de las fuerzas sublevadas de la guerra civil. Algo que debéis saber es que lo que ocasionó la guerra fueron los problemas socioeconómico, la expansión de la izquierda, la expansión del fascismo, los golpes de estado entre otras cosas que ya aprenderéis en el instituto. Actualmente estos son los refugios de Europa más grandes abiertos al público.
Y sin nada más que decir, siguieron caminando.
De vez en cuando, en los laterales, veían rejas de color negro cuyo interior era imposible de ver, ya que no estaba iluminada con ninguna luz.
El profesor se encaminó hasta la historiadora para comenzar a hablar con ella sobre los refugios.
—Ya hemos llegado a la galería principal —anunció Lucía. En una curva desapareció. Sonó el típico sonido de cuando enciendes un interruptor. Los alumnos cruzaron la curva y se sorprendieron. Esta galería era más ancha, cada pocos metros, había una bombilla con luces fluorescente, hacendose a la vista, bastante atractiva —Esta galería fue la que se construyó en línea recta más grande de todas, tiene 500 metros de longitud.
Lucia siguió caminando hasta un cartel con información iluminada con luces fluorescentes.
—Sentaos, por favor.
Todos se sentaron repartiéndose a ambos lados de las paredes, dejando a Lucía en el medio, que se mantuvo levantada.
—A lo largo del recorrido, iréis viendo varios paneles con fotografías como este, que contiene información de la epoca. Por ejemplo —se acercó al cartel señalándolo —Este conmemora algunl de los bombardeos más importantes que sufrió Almeria, como el bombardeo Alemán, el bombardeo de depósito de combustible..
—¿Alemán? —preguntó Senju ¿Qué tenía que ver Alemania con la guerra civil?
—Sí, Hitler ayudó al bando sublevado con armamento y soldados, al igual que Italia. —explicó Lucía.
—Franco y Hitler eran bestyes.
—La razón por los bombardeos indiscriminados sobre la ciudadanía civil, aparte de destrozos materiales y humanos, también tenía una finalidad psicológicas; crear un clima de terror y desmoralización. Almería sufrió un total de 52 bombardeos por aire y mar en los que cayeron un total de 754 bombas. A día de hoy, los que vivieron estos bombardeos, no quieren pisar los refugios para no revivir los malos recuerdos.
—Joder, pues normal.
—Imaginen estar durmiendo en vuestra casa, y de repente suena la alarma de bombardeo, esconderte en los refugios sin luz, y al salir, descubrir que ya no tienes casa. La guerra suele acarrear muchos problemas psicológicos.
Al finalizar la explicación, todos se pusieron, le hicieron fotos a los paneles y siguieron caminando.
Mikey fue empujado, cayendo encima de Draken.
—¿Que mier-? —todo el grupo miró a sus espaldas mientas Mikey se incorporaba viendo en la misma dirección que sus amigos. Ahí estaban Kisaki y Hanma riéndose.
—De verdad que te estás ganando que te meta un puño —dijo Mikey cortando distancia con Kisaki, el cual contenía su risa.
—¿De verdad? —preguntó burlón, encarandose a Mikey y echándole todo el aliento en la cara. La repentina cercanía entre uno y otro hizo más notoria la diferencia de altura.
—Vale, hazlo —se alejó un poco y abrió los brazos, haciéndose ver indefenso.
—No nos chupamos el dedo, sabemos que lo haces para que nos castiguen —dijo Baji cruzándose de brazos. Los demás de la clase se iban alejando cada vez más, sin darse cuenta del conflicto que estaba pasando.
—Pero como sigas tocando los huevos, a la salida del instituto, te voy a partir la cara —dijo con seguridad. Su altura nunca fue un impedimento para pelear, y confiaba en su fuerza, no por nada era cinturón negro en Taekwondo.
—¡El grupo se atrás! —llamó la voz del profesor a espaldas de Mikey, este se giró, a varios metros estaba el resto del grupo, mirándolos —¿¡Qué es lo que estáis haciendo!?
—Perdón, profe, nos distrajímos —se disculpó Draken. Todos los que se habían quedado atrás, con un paso rápido alcanzaron al grupo, y como si nada hubiera pasado nada, siguió el recorrido.
—Idiota, nos van a castigar por tu culpa —espetó Baji con brusquedad en voz baja a Mikey.
—¿Por mi culpa? —bramó con ira —Por SU culpa —y todo lo contrario a Baji, todo lo dijo en voz alta señalando a Kisaki que caminaba delante del grupo hablando con Hanma.
—Oigan, oigan, tranquilidad —intervino Draken agarrando del hombro a ambos antes de que empezarán a pelear —La culpa no es de nadie.
—¿Os parece este un lugar para pelear? —intervino Mitsuya —Vinimos a los refugios para pasar tiempo fuera del instituto, no a que nos pongan un parte.
—Este panel —habló Lucía —se habla de Guillermo Langue, y en... —pero el grupo del fondo no le estaba prestando atención.
—En primer lugar, yo ni quería venir —cruzó sus brazos indignado, maldiciendo internamente a su hermano por obligarlo a ir.
—A mí ya me duelen los pies de andar... —se quejó Draken.
—Y a mí —se quejaron todos los demás.
—¿Y si después de la excursión, vamos a los recreativos? —propuso Mitsuya —Escuché que han metido un nuevo juego.
—¿A las 4, delante del instituto? —dijo Baji.
Y todos aceptaron.
—Oye ¿Alguien sabe por qué los datos no me funcionan? —preguntó Mikey —iba a avisarle a mi hermano pero no le llega nada.
—Que raro, a mí sí me funciona —dijo Draken rascándose la cabeza.
—¿De verdad? —preguntó extrañado.
—Claro que no —respondieron todos ala vez.
—Estamos bajo tierra, Mikey, aquí no hay señal —informó Draken.
—Ahh, y-yo ya lo sabía jeje, era broma —el rubio se rió nervioso mientras sus amigos lo observaban sin tragarse ni una palabra.
—Cuidado con los escalones, son algo altos —comunicó Lucía. El grupo vio que los demás estaban bajando unas escaleras —si creíais que está era la máxima profundidad de los refugios, pues os equivocábais, la máxima profundidad son los 16 metros a los que vamos a ir ahora mismo
Nada más bajar, a la izquierda estaba había un cartel con información, y detrás de esta, un espacio con latas sobre estantes a los lados, platos de cerámica y una mesa.
Lucia se puso frente al cartel con información y comenzó a hablar.
—Estamos en el Almacén despensa, fue construido con la idea de que un bombardeo llegara a durar tanto que incluso habría que dar de comer a la población, pero por suerte, ningún bombardeo llegó a durar tanto.
Al terminar de hablar, se hizo a un lado para que todos pudieran tomar fotos.
Y después de las fotos, siguieron caminando.
[...]
—Podéis ir avanzando sin mí —dijo el profesor, sentándose en el banco. No estaba muy en forma, le había entrado un flato.
El que iba delante se metió a una curva por lo que todos lo siguieron, pero el paso se había detenido.
—¿Vais a andar o qué? —entonces Baji se asomó, vió que no había salida, sino uno de esos paneles con información, y el que iba delante, lo estaba leyendo.
—Me parece que no habéis entendido... —Baji se giró, y vió al profesor mirándolos con el ceño fruncido. Entonces todos fueron saliendo por lo estrecho que era el lugar —¿Sois tontos o sois tontos?
Cuando terminaron de salir, vieron que Lucía estaba bebiendo agua de su botella.
[...]
—Posiblemente hayáis visto algunos dibujos en las paredes por el camino ¿Verdad? —preguntó Lucía.
—Sí, yo vi una cruz —dijo Mikey, participando por primera vez en toda la excursión.
—Yo un nombre escrito.
—Pues aqui veréis más porque nos encontramos en la zona con más dibujos de los refugios, por ejemplo, este dibujo.
—Podemos ver este dibujo echo por algún niño de la época. Los niños dibujaban todo lo que veían. En el dibujo podemos ver un barco visto de frente lanzando bombas —con el dedo delineó la forma del barco visto de frente en el dibujo—, y dos aviones volando sobre una casa —después señaló los aviones —con un arbolito al lado. —para después acabar delineando el árbol, que no era muy visible —Todos sabemos cómo acabará esa casa —Lucía se hizo a un lado dejando que todos tomaran fotos. Cuando uno hacia su foto, se iba al final para que el siguiente grupo también pudiera hacer su foto.
Mikey se metió a la camara de la foto enfocando la pared, pero bajó el teléfono, preguntando —¿Y los aviones donde están?
—Aquí, Mikey —Baji los señaló.
—¿Eso es un avión? —preguntó extrañado.
—Eran los aviones de guerra de hace 70 años, dibujados por un niño, no hay mucho que decir.
—Ah... —y con su duda resuelta, Mikey sacó su foto.
En poco tiempo todos sacaron foto a ese dibujo, y a otro donde solo era un avión, aunque el contexto de esos dibujos era tristes, muy tristes.
Lucía les pidió a todos que se sentarán, argumentando que iban a hacer algo especial.
—Vamos a hacer un simulacro de bombardeo —dijo —recordad que cuando la alarma suena una vez, empieza el bombardeo, y si suena dos veces, es que ya acabó. En la época, cuando el bombardeo empezaba de noche, lo se podía encender ni las velas, y las bombillas, para no exponer al enemigo ninguna de las bocas de acceso. —explicó Lucía —Una vez abajo, también estaba prohibido fumar, portar armas, hablar se política y de religión..
Caminó hasta un interruptor, y lo pulso y las luces se apagaron, dejando todo en una completa oscuridad.
Entonces el sonido de la alarma a todo volumen resonó en las paredes, calandolre en los huesos. Y a larga y ruidosa alarma. Entonces, el sonido de múltiples bombas impactando y explotando pasó a ser el único sonido existente.
Toda la clase, conmocionados-algunos más que otros- se mantuvieron en silencio. Todo era tan real, el sonido de la alarma, el sonido de las bombas...todo.
El bombardeo siguió sonando por aproximadamente tres minutos, hasta que sonó la alarma de tranquilidad y las luces se encendieron.
—¿Qué les ha parecido? —preguntó Lucía.
—Esto ha sido lo mejor de todos la excursión —expresó Mikey.
—Sí, esta suele ser la parte favorita de muchos.
—¿Ya hemos terminado? —preguntó el rubio.
—No, aún queda.
El rubio bufó, ese hubiera sido un cierre perfecto para irse de ahí.
—Tengo hambreee —se quejó sentado mientras todos se iban levantando para seguir con el recorrido.
Draken y Mitsuya iban al fondo, viendo cómo Mikey se quejaba.
—¿Esta mañana no desayunaste? —le preguntó Draken.
—Sí, pero tengo hambre.
Draken y Mitsuya miraron alrubio como si fuera un loco, pero viniendo de él, era algo normal, así que caminaron hasta el grupo de clase. Al parecer, Lucía estaba explicando algo.
—Eso es porque eres un muerto de hambre —comentó Kisaki pasando junto con Hanma.
—Muerta de hambre tu abuela —le respondió el blondo con el ceño fruncido.
—Oye, tranquilo, era una bromaaa —dijo Hanma con una sonrisa divertida alargando la palabra "broma"
—¿Broma? Sois un coñazo —discutió Baji —Hasta parece que te gusta Mikey, siempre detrás de él.
—Claro, los que se pelean, se desean —dijo divertido Hanma, recibiendo un codazo por parte de un molestó Kisaki.
—Que puto asco —dijo Mikey con una total expresión de desagrado.
—Venga ya ¿Quién querría a Mickey Mouse?
—Tu madre, por ejemplo —le respondió Mikey, seguido de eso ambos amigos se rieron.
—Luego lloras cuando hago chistes con tu madre —murmuró, pero ninguno de los dos amigos lo escuchó.
—Ay, Kisaki, si yo ya sé que me quieres —bromeó con una expresión altanera, expresión que hizo hervir la sangre al de lentes.
—No te quiso ni tu padre, menos te voy a querer yo.
Tras esas palabras, la expresión altanera de Manjiro se borró por completo. Este frunció el ceño, mirándolo fijamente, sin decir ni una palabra.
—Imbecil, hay de insultos a insultos —gruñó Baji.
—¿Qué? ¿Vas a llorar? —al otro lado, ajenos a la discusión, el grupo seguía caminando a paso lento, así que Hanma y Kisaki se fueron con ellos, poniéndose al frente, junto al profesor.
—¿Estas bien? —le preguntó Baji, viendo cómo el blondo se levantaba, habría su mochila, y de esta sacaba un caramelo de chocolate.
—¿Quieres uno? —le ofreció el rubio.
—Claro —respondió tomando el caramelo.
Ambos caminaron viendo como a unos pocos metros estaba el grupo. Si andaban un poco más rápido, los alcanzarían, pero no tenían prisa.
Baji se puso su auricular en una oreja, escuchando música, mientras que la otra la dejaba libre para escuchar cuando Mikey le hablara, mientras el rubio observaba la pared, buscando más dibujos.
Entonces se detuvo al ver algo que le llamó la atención. El blondo observó desconcertado.
Volvió a sentir el mal presentimiento que tuvo antes de entrar.
Sobre la pared de hormigón, estaba escrito "Manjiro Sano." al lado del nombre, una flecha, apuntando al nombre "Adrián"
—¡Baji, mira esto! —giro su cabeza a la dirección donde se supone que estaban Baji y los demás encontrando nada —¿¡Baji!? —lo volvió a llamar. Miró fijamente el camino ¿Donde pudieron haberse metido?
Entonces, frente a sus ojos, la galería se fue haciendo más calidad y con menos iluminación.
Se le paró la respiración cuando su mirada viajó hasta el techo, viendo que las bombillas habían cambiado por completo. Ya no eran las bombillas normales sujetas a un cajetín con tubos de plástico con los cables dentro como previamente, ahora eran bombillas led sujetas a un techo de madera, y por si fuera poco, ahora los refugios lucían mejor, como si no tuvieran más de 70 años.
Tuvo el impulso de esculpir su caramelo.
Definitivamente ese caramelo debía estar pasado de fecha ¿Pero como era posible, si las compro el día anterior en el Mercadona?
—¡Chicos, esto no hace gracia! —grito, pero no humo más respuesta que un sonido extraño a su izquierda. Miró en la dirección, viendo una lámpara de vela.
El sonido de una bomba lo tomó por sorpresa, haciendo que gritara del susto, cayendo sobre el banco.
¿Qué demonios? Sonaba igual que las bombas del simulacro que había echo con su clase hace unos momentos, pero a diferencia de él anterior, este sonaba mucho más fuerte, era mucho más tenebroso.
Sentía ligeros temblores bajo sus pies
Casi de forma inmediata, oyó una corrida, y con esto, un montón de personas con vestimenta que a su parecer, era rara, corrieron en su direccion y se sentaron en el banco.
Se podía escuchar el llanto de un bebé.
Al parecer, nadie le estaba prestando atención, todos estaban sumergidos en sus pensamientos.
Mikey se estremeció en su lugar mientras abrazaba su pequeña mochila, y con los ojos cristalizados y un miedo que le recorría la espalda, solo pudo preguntarse;
—¿En qué lío me he metido ahora...?
He echo mi mayor esfuerzo por investigar, sin embargo, yo no soy historiadora ni mucho menos, si que pido disculpas por adelantado si llego a tener algún error.
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