Capítulo 88. Sr Muerte

Cariem logra reducir a Edara, pero yo estoy herida, tengo un corte que va de forma transversal en mi abdomen. Estoy segura que estoy perdiendo mucha sangre.

Siento al Sr.Muerte, pero ya no llego, no llego a jugar con él.

La puta madre, ¿por qué nos están ganando?

Miro abajo y la vida ya no me da para esto. Veo a Iracema herir de gravedad a Orkias, quien en su mano tiene el alma de mi madre.

—Cariem —llamo —. Cariem —imploro —. Llévame, llevane junto a Orkias, ya, ya, ya... Grito desesperada. Debo llegar antes que el Sr Muerte.

Cariem me toma en brazos, arruga el ceño al ver mi herida, pero lo golpeo con los puños cerrados en el pecho para que se apresure. Aprieta sus labios y llama a pombero. Pide un favor para transportarnos y nos lleva.

Cuando llegamos junto a Orkias voy con rapidez, agarro el alma de mamá y me quito el anillo que le había ganado al Sr muerte, guardo el alma de mamá, y coloco mis manos sobre el pecho de Orkias.

Levanto la vista y espero que el Sr Muerte venga para apostar.

Sin embargo no se hace presente aún. Yo ya estoy presionando la herida y pasando energía vital en el cuerpo de Orkias que ya está frío, la herida afecta a órganos importantes.

—¿Qué hago? —pregunta Cariem.

Estoy por pedirle que llame a Irama, cuando la escena que vemos hace que de mi salga un grito ahogado. Me tapo la boca al ver rodar la cabeza de Franco.

Una luz roja salió del cuerpo del hombre y fue a parar en la lanza de Iracema. Vega está sobre Mbakagua atrás de la escena, y puedo ver que el miedo la domina al ver la escena.

No hay tiempo de digerir nada de lo que está pasando, porque de la nada, el suelo tiembla, un sonido terrible viene del cielo, y tornados comienzan a aparecer.

—Por los Dioses —digo.

—Luriel está alcanzando el poder del Tatachiná.

Escuchamos como el aire se cristaliza, y vemos que algo rodea a Iracema. Ella brilla de un azul intenso, es evidente que también alcanzó el poder de las estrellas. Con razón es que no podemos con tanto, ella prácticamente es una diosa menor.

—Cariem... —lo llamo al ver que tras mi hermano aparece Sabrina como si fuera una figura hecha de polvo—. ¡No! —grito temblando —¡No!

Vega salta de Mbakagua e intenta atacara a la rubia, pero ella solo le guiña un ojo y se vuelve arena.

¡Por eso no me caía bien esa tipa! Lo sabía.

Veo a Iracema Golpear el aire, como si un vidrio gigante la separar, se arrodilla y ñas lágrimas caen de su rostro. ¿Qué mierda?

Mi hermano cae al suelo, dice algo a Vega  y ella termina de hacer el conjuro que Luriel inicio.

El sonido a vidrios rompiéndose es la señal de que algo va a pasar. Simplemente, todos nuestros atacantes, desaparecieron  de la nada. Y la luz intensa del cielo desapareció.

Miro a Cariem, y se que estoy llorando solo porque en mis labios siento algo húmedo,  sorbo e intento centrarme.

—Traelo, por favor, traelo —suplico a Cariem, y él sin decir nada sale corriendo.

Veo la escena sin soltar a Orkias hasta que al fin siento en el aire la presencia del señor muerte. Me seco las lágrimas y me mentalizo, esto no va a ser fácil.

Cariem trae el cuerpo inerte de mi hermano, lo pone a lado de Orkias y cuando lo baja alzo la vista pata ver que Jose está en las ruinas del 2do piso llorando  viendo la escena, esperando a que esto funcione, porque si no, debe llevar  sus almas al tapekue.

Miro a todas partes, y en mi cabeza suena el tik tak. Me detengo por un segundo en Vega, quien veo que está guardando el alma de Franco en un dije. Y ahí veo el reflejo de la bolsa de Ojos.

—Ya te vi —grito en dirección a Vega.

La chica me mira extrañada, hasta que delante de ella se materializa el Sr Muerte.

Él levanta una ceja y me mira con arrogancia.

—Querida, bruja Auris... —dice

Cuando lo hace, tras él aparece Araresá quien corre hacia nosotros, pone su mano sobre el pecho de Orkias, luego de Luriel.

—Qué afortunado, una bruja Argentum y una Auris reunidas... ¿Hoy llevaré motín? —pregunta mientras camina y nos rodea... mira los cuerpos, luego mira hacia atrás y hace un gesto de desaprobación. —Tiene  muchos muertos... saben que no les puedo negociar el alma de todos... verdad.

>>De hecho ¡Hey! —llama a Jose— ¿las almas de ese par ya están en el Tapekue?

Jose se secaas lágrimas y solo dice que si con la cabeza.

—¿Y por qué Tardaste en llevar estas? —pregunta apuntando a los cuerpos de Orkias y Luriel.

—Llegue a tiempo, señor —digo con enojo

—Ni tanto... —me retruca.

—Sí la Ninfa ni se acercó —habla Araresá —. Auris llegó a tiempo.

El señor muerte mira de nuevo los cuerpos y pasa su mano sobre el aire. Eso nos permite ver el alma de Luriel sobre su cuerpo, pero el alma de Orkias en las manos de Jose

Yo niego, y con ahínco repito.

—Aunque ella tenga el alma allí, yo llegue a tiempo, usted tardó

—¡Ja! Qué insolencia niña... —dice y saca un ojo de su bolsa y lo lleva a su boca para comerlo —estaba trabajando... ustedes son un publico difícil... seria más fácil si fueran como esos humanos miedosos de allá —señana a Ross y compañía que están en una esquina.

Araresa se pone de pie y se para delante del Sr Muerte.

—No apostemos—pide ella —doy mi ojo por Orkias...

—Qué linda... —su tono es sarcástico —. Pero no puedes ni apostar. Tú no llegaste a tiempo... ella sí —me señala. A parte, ya tienen a su Cario... toma tu anillo y dame al Arikú —insiste.

—No... —me paro y me quejo cuando lo hago, por el dolor —. Su sangre se derramó en tierra maldita... no voy a dejar que su alma pierda de nuevo. No Orkias... no de nuevo él.

Aprieto mis labios y me atajo las ganas de llorar.

—Mis hermanitos merecen tener a su papá... ¿Qué quieres? Mi ojo, es lo que quieres...

Me mira de arriba a abajo, mira el cuerpo de Orkias y ladea la cabeza.

—El Ojo de una bruja Auris debe ser un manjar...

Se acerca a mi, y pasa su dedo sobre la herida que tengo en mi abdomen, Cariem da un paso al frente. ¿Cómo se le ocurre enfrentar al Sr Muerte?

—Interesante —dice riendo—. Mmmm el ojo, por el alma de Arikú... y un nombre en honor a la muerte para tu hijo...

—¿Cómo? —pregunto.

Él solo sonríe.

—No completaste tu ritual de formación, Thalia... y ahí una vida se alojó... pero no por eso te perdonaré el ojo...

Él coloca su mano sobre mi ojo izquierdo y automáticamente dejo de ver. No sentí nada, solo veo mi ojo en su mano, lo coloca en una tela delicada y me entrega el anillo por la vida de Luriel.

—Dos a Uno, —dice —, si la próxima ella toca un alma —apunta a Jose —Antes de negociar... ya no te pediré un ojo, querida... te pediré un hijo... cuida tu sangre, bruja Auris.

El Sr Muerte desapareció. Y la bomba que acaba de caer sobre nosotros pasó a segundo plano al ver que Orkias y Luriel comienzan a respirar otra vez.

Ya luego me ocuparé de las noticias de última hora... hay demasiadas cosas que hacer a partir de ahora. Consolar a Anastasia es una de ellas.

—Vega... —llamo —. Puedes encargarte de organizar el traslado y de purificar el suelo? Por pata que no quede sangre Arikú y Ario...

—Sí señora, lo hago.

Vega obedece y ahora solo queda.buscar a la perra de sabrina y hacerle pagar. ¿Cómo puta llegó hasta aquí? Es lo primero que quiero saber.

Me la vas a pagar hija de puta.

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