Capítulo 62. Tonto amor

Hace una hora que he despertado.  Miro al techo, la paja de la choza está tan bien puesta que puedo ver fibra pro fibra. Admiro la estructura, pero me dura muy el pensamiento, porque al cabo de unos segundos los recuerdos de Luriel me envuelven.

Cuantas ganas de terminar con el sentimiento que tengo en medio del pecho, me tiembla el labio por los nervios recordando su cercanía, su aroma, sus ojos.

Me es tan difícil describir lo que me hace sentir, porque su simple presencia es una mezcla de todo.

Cuando hace años tuvimos ese primer contacto lo veía como una chico interesante, atractivo y ya. Un Gianti. Me gustaba esa energía que proyectaba. A medida que lo conocí y supe sus otros intereses, me sorprendió y ya.

Por largo tiempo me mantuve a raya cuando inició su romance con Iracema. Y creo que el observar de lejos fue el problema. Ver su amabilidad, ser testigo de su trato, esa mirada de chico enamorado... en más de una ocación desee que me mirara así a mi.

Me hice a la idea de que eso era imposible. Pero loa dioses son crueles, y les encanta jugar a lo innecesario en medio de cosas importantes. Si pudiera controlar es estúpido impulso que tengo de querer estar si o si a su lado, sería genial... pero no lo puedo hacer.

Al contrario, cada vez tengo ganas  de que las cosas pasen.

Y estoy segura que él también lo quiere... pero es más que claro que no en los mismo términos.

Alguien entra a la habitación, me aferro a la cobija para cubrirme, pero al ver que es la cazadora me tranquilizo.

—Toma, te traje ropa —dice y me pasa una tela negra que parece más un tul que otra cosa—. Necesito que vayamos juntos a la líder y la chamana, tienen algo que decirte.

—Ok... —me pongo de pie, observo la cicatriz en mi abdomen, y no sé si tengo miedo, rabia o respeto hacia Iracema —. ¿Ya regresaron al campamento?

—¿Quienes? ¿Juanjo y Luriel? —suelta una risa—. No, Luriel no va a volver son ti, pensé que eso ya te quedaba claro.

Las putas mariposas vuelan en mi estómago al escuchar eso, intento no emocionarme, pero ¿Cómo se controla esto?

—Y no le haz dicho que deben volver?

—No, de hecho me conviene que se quede más tiempo aquí ¿Sabías que planea morir?

—Los planes de Luriel por lo general no son sutiles —respondo mientras me siento y acerco mi zapato pata ponérmelo.

Lo miro para evitar que algún bichos me pique. Me los pongo y en serio creo que si Iracema quiere matarme ese podría ser un buen plan, mandar insectos con maldiciones.

—¿Qué piensas? —pregunta recostadose contra el marco.

—Tengo algo en la cabeza, como una advertencia. No sé porqué pensé en Iracema, pero es como que no le temo a ella, hay algo más.. no sé como explicar.

La Cazadora queda quieta, se acerca a mi, se pone en frente y me mira fijamente.

—No tienes hechizos, ni possesionem... al parecer todo está OK —dice.

—Bien.

Me pongo de pie, y ella me examina de arriba a abajo. Ladea la cabeza y suelta un chasquido con la lengua.

—Sí, Luriel eso hará que Luriel enloquezca.

—¿Cómo? —pregunto sorprendida.

—Ya te vas a enterar.

Ella me invita a salir de la cabaña, obedezco, y estoy segura que en mi rostro hay una gran interrogante dibujada. ¿Qué quiso decir?

Cuando salimos a la cabaña hay un cordón humano hecho de mi puerta hasta la puerta de otra choza. Me fijo que todos son hombres jóvenes con el torso tatuado y desnudo. Tiene  las manos entrelazadas y susurran algo por lo bajo.

—¿Qué es esto? —pregunto a la Cazadora

—Te están protegiendo. Anoche sintieron una energía extraña, así que hacen como un campo de protección. A parte, escuchamos rumores que el grupo de Sabrina está tras tuyo y de Luriel. Así que mejor que están super protegidos.

>>Luriel debe estar terminando su ritual. Si lo calculé bien llegaremos justo para el corte.

—¿Corte?

—Sí, ya verás.

Miro a los costados, todos los chicos tienen los ojos cerrados y siguen orando.

Este lugar es muy raro y eso que yo ya vengo de un lugar raro. Suelto un suspiro, los nervios vuelve a invadirme, siento mis manos frías y los pies me fallan, haciendo que tropiece de tanto en tanto.

Llegamos a la cabaña, y lo que veo a continuación no ayuda en absolutamente a eliminar a Luriel de mi mente.

Está de rodillas, mirando hacia arriba, con los brazos abiertos. Sin camiseta, con el torso marcado, tonificado, mojado, haciendo que todos y cada uno de sus tatuajes se vean realmente bien. De inmediato sentí la electricidad.

Ver como su pecho sube y baja, mientras la chamana repite palabras, oraciones y le derrama agua en el cuerpo solo refuerza la idealización que tengo de este chico.

Y tal como dijo la cazadora. Llegué justo a tiempo para "El corte "

La chamana pasa un cuchillo sobre su abdomen, y le hace una larga pero fina herida, su sangre se escapa en hilos pequeños. La mujer pasa una tela sobre los hilos  y luego, lo arroja al fuego.

Lo que mis ojos ven a continuación es increíble. Si ver a los 7 es surrealista. Ver el ser que aparece de las llamas es mucho más impresionante.

El humo se levanta, y de apoco se convierte en... Jasy. La Diosa es hermosa, realmente es increíble y ahora entiendo porqué Franco se volvió poderoso de la noche a la mañana.

La figura desaparece, y la mujer mete su mano en el fuego y retira la pluma que mi madre le había dado a Luriel, se acerca al chico, quien ahora está agitado, <<Y sexy, muy sexy>> mirando fijamente a la chamana.

Luriel extiende la mano, toma la pluma, y por arte de magia, cada línea de sus tatuajes se encienden en fuego.

<<wow>>

—Bien... —dice la Cazadora —. Es tu turno, en este ritual.

—Ok... —digo, y me fijo como la chamana sale de la choza —¿Irá a venir? —pregunto nerviosa.

—No, su parte ya terminó

—¿Y qué se supone que debo hacer?

—Dibujar con esa pluma en la piel de Luriel.

—¿Qué?

Miro a Luriel, quien tiene los ojos puestos en mi, no, yo no estoy lista para tocar su piel, yo no creo, yo no puedo... ¡Por los dioses! Qué crueles.

—Cuida la pluma, Vega, y ten cuidado al dibujar —La Cazadora está por irse pero la detengo.

—¿Qué se supone que debo dibujar? —pregunto.

—Cuando estés ahí lo vas a saber.

La mujer sale, y yo quedo quieta, sin entender nada. Luriel se pone de pie y viene hacia mi,

<<ay, no, ay no>> de nuevo estoy temblando, cierro los ojos y extiendo mi mano para decirle que se quede quieto.

—Espera —pido, mi corazón da brincos horribles—. Espera, por fa.

—¿No Sabías de qué va este ritual? —pregunta—. Si te incomoda...

—No, o sea, sí... pero me incomoda, porque no lo sabía...

Luriel me mira serio, frunce el labio y queda quieto.

—¡Por Ñamandú! —susurro.

—Puedo pedir que esto se suspenda. La verdad no le veo el sentido de hacer esto si no lo sabias...

—Yo creo que ese es el punto, quieren ver que tal congeniamos.

—¡Ah! Tiene sentido.

—Regresa a tu lugar —doy la orden, Luriel me ofrece una media sonrisa y va a su lugar.

Yo me paso la mano en la cara y maldigo el momento en que me dejé vencer por el tanto amor y la seducción de sus estúpidos abdominales perfectos.

—Bien, creo que ya sea lo que debo dibujar —digo.

—¿Las marcas?

—No, las fases de la Luna... por Jasy... por eso apareció. Por eso hacemos esto... es para igualar a Franco.

—Bien... yo pensé que solo era protección, pero esto tienes más sentido.

Me pasa la pluma, y voy a su espalda, sé que ahí debe ir el tatuaje, y en ña columna, porque ahí se concentra la energía vital.

Miro su espalda tonificada, me embriago en su aroma y me rindo ante la inminente sensación del deseo.

Me pongo de rodillas, miro su espalda... y caigo rendida ¿Qué era lo que tenía que hacer?

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top