Capítulo 56. Ustedes estan en problemas

-¡Tú! -grita Iracema al entrar a la sala del consejo, yo acomodo mi vestido y me siento en la silla que me corresponde-. Lo hiciste a drede hablaste de la reunión del consejo a propósito frente a Gerardo.

Examino a la chica de arriba a abajo y me río, inteligente, si, pero igual está mordiendo el anzuelo.

Estiro una taza de café de la mesa y me sirvo un poco. Bebo, respiro profundo y al final le hago un gesto a Iracema.

-Sí vas a tomar el papel de una perra -le digo-. Sostenlo hasta el final, si te vas a poner a lloriquear, mejor y ve con tus amiguitos a hacerse de los brabucones con niños menores que ustedes. Con indefensos que no tienen ni las habilidades ni el conocimiento...

-¿Qué dices? -pregunta con enojo-. ¿Vas a defender a esos alborotadores?

-¡Asturia! Basta, el mundo es injusto, contigo y con ellos. Aprende a sostenerlo. Y piensa bien lo que vas a decir, que ahí, están llegando los del consejo.

La chica respira profundo, yo cruzo mis manos sobre la mesa de madera. Analizo cada paso que da y aguardo a que haga o diga algo.

-Lo planteaste todo... -acusa en voz baja acercándose a mi.

-Ojalá y poder planear hasta dónde vas a pisar Iracema, me ahorraría tanto trabajo. Pero la verdad es que no, tu sola hiciste este hoyo.

-¡¿De qué lado estás?! -pregunta alterada, casi gritando.

-Del que tenga que estar -mi voz es un susurro y esto provoca que la chica se aparte de la mesa, y me ofrezca una mira intensa, cargada de odio absoluto.

Franco llega, entra a la sala, seguido de Santo y Edara. Ese trío no se despega, algo están tramando. Pero si los 7 y los Dioses no lo señalan, no es de mi interés. Ahora me piden centrarme en Iracema.

Asturia ofrece una mirada de reproche a Iracema y esta queda dura como estatua ¿Miedo? Al parecer y sí, es el miedo a hacer decepcionado a papi.

-Toma asiento Iracema -ordena y la chica queda confundida por un rato, pero obedece-. Me alegra que estés aquí, así me ahorro el trabajo de buscarte.

Ingresan Thalia y Cariem, ambos algo heridos, la transmutación ya no está en sus cuerpos, pero imagino que ahora deben fingir que siguen sirviendo a Franco.

Medio consejo con células de transmutación, la otra mitad se divide en los que creen en Franco y los que son detractores, pero no puede hacer mucho por que son una minoría.

-¿Ya van a llamar al Gerardo? -pregunta Franco.

-En camino, señor -contesta Santos.

Iracema aún no entiende lo que ocurre aunque imagino que en su cabeza se está inventando la historia que va a contar.

Franco voltea hacia mi y me ofrece una mirada lasciva, soy conciente de que me tiene ganas y un día lo voy a usar a favor de sea lo que sea que necesite. Hoy solo quiero tener el tablero preparado hasta que los dioses me digan cual será la siguiente jugada.

-¿Qué opinas de lo que pasa aquí Irama? -pregunta Asturia.

-Yo no opino, Franco, te lo recuerdo, no hago más que ser una espectadora.

Iracema me ofrece una mirada cargada de ofensa e indignación, se apoya en la mesa y me desafia.

-Mentirosa, no eres neutral, jueguas del lado de ellos.

-¿De quién? -pregunto con una sonrisa-. Haznos el favor de decirlo en voz alta, hay muchos atentos a lo que diga la princesa guerrera.

Iracema golpea la mesa con sus puños y me ofrece una mirada de odio, suelta un quejido y a decir verdad me gusta ver que su enojo la domine. Esta chica es una bomba, y en cualquier momento va a explotar.

-¡Estás del lado de Los Rebeldes!

-¿Haz visto que haya hecho algo a favor de ellos? ¿Has oído que haga algo a favor de ellos?

-Hace rato evitaste que golpeara a Hisa Gianti.

-¿Tienes pruebas de que mi hermana es parte de los Rebeldes? -pregunta Thalia y la chica queda en blanco, sus ojos tiemblan. Se ha dado cuenta que dijo algo que no debía decir.

-¿Sabías antes de que el artículo fuera publicado que Gerardo es editor del informante? -pregunta uno de los padres que Franco no pudo dominar y que es de un pueblo originario.

-No señor... -susurra Ira.

-Entonces admite haber golpeado a Hisa Gianti.

Franco mira a su hija y no emite ni una sola palabra, solo esa mirada moralista, Mentirosa y fingida de indignación por el acto de su hija.

-Sí, señor -responde Ira.

Alguien golpea la puerta, lo que hace que prestemos atención al recién llegado. Gerardo se adentra con una sonrisa en el rostro y a la primera persona a quien saluda es a Iracema.

Se acomoda el traje y su insignia, como si viniera a un juicio, el chico está bien peinado y hasta aquí huelo los aceites protectores y los espíritus que lo protegen.

-Adelante -pide un miembro del consejo, el vejete está bueno, debería recordar su nombre para acercarme más tarde a él.

-Miembros del consejo -se relame el labio, hace un balanceo sobre sus pies y se acerca a lado de Iracema.

Este Gerardo es un hijo de puta... me agrada.

Iracema tiene la expresión de rabia y enfado, su nariz está levemente arrugada y su pecho sube y baja de manera acelerada.

-Sabes que estas aquí por que te metiste en problemas -dice una mujer, ¿Cómo rayos es que se llamaba esta gente? 10 personas que no tengo idea de quienes son.

-¿Problemas? -pregunta el chico-. No, creo que ustedes no están entendiendo la situación.

La emoción se libera en ni torrente sanguíneo, en verdad que sabe como mover las fichas este niñato.

-Quienes están en problemas son ustedes -recalca, y juro que puedo palpar la indignación y el miedo de Franco.

-¿Cómo te atreves a hablarle así al consejo? -enfrenta Iracema, Gerardo ni la mira.

-Es increíble que eso te indigne, Asturia... pero creo que solo he dicho la verdad. Si me llaman aquí es porque le están dando importancia y relevancia a ni artículo.

-¿Usaste magia de replicación para repartir información falsa? -pregunta Franco.

Es un idiota, le está dando en bandeja de plata lo que Gerardo quiere. Pongo los ojos en blanco, porque no hace falta que tenga una visión para saber qué va a ocurrir aquí.

-Usé magia de replicación para difundir una opinión y una noticia con pruebas y evidencias, señor. Así como hice uso de mi derecho a ser escuchado y visto... ¿Igualdad y respeto, no? Tengo el derecho a hablar y a expresar min indignación ante sucesos evidentes ¿Me equivoco?

-Eres un desgraciado, traidor -Habla Iracema por lo bajo.

-¿He herido, matado, sido desterrado o roto alguna regla de La Colemna por publicar en papel lo que publiqué?

-No, no lo haz hecho -dice el vejete bueno.

-Entonces ¿Me van a castigar por eso? -mira a Franco

En verdad este chico sí tiene madera de estratega, no como Asturia, este hombre solo es un imbecil que supo aprovechar la ceguera del resto. Porque de inteligencia... no tiene ni una pizca.

-No... -responde Asturia-. Pero a partir de hoy, tienes prohibido repartir ese boletín de 4ta, porque desinformas...

-¿Estás cortando mi derecho a la expresión, señor?

¡Hijo de puta! Es un genio, y Franco cae más y más en la trampa. Y yo que creí que hacía que Iracema caiga en la mía. Ni yo me comparo con este chico.

-Igualdad y respeto... -dice una madre que es evidente no tiene células de transmutación -. No le puedes prohibir.

-El año pasado a Orkias le dieron permiso de cazar a El informante -hace su rabieta el infantil Franco.

-El año pasado, tú le diste permiso a Orkias -Habla la mujer-. Por qué tú lo deseabas. ¿Cariem, como rector cuál es el deber del internado con Gerardo?

-Brindarle la mejor educación y guiarlo a que se pueda defender, usar los poderes de los 7, y cuidar los intereses del panal. -Cariem intenta no mostrar una sola expresión, imagino que debe hacer creer a Franco que sigue bajo su poder.

La mujer mira de nuevo a Franco.

-Entonces, Gerardo solo publica un diario, que habla de una acusación, es verdad... pero un hombre de 45 años, versus un niño de 19, no me parece, Franco. Si quieres... le pones una restricción para que no hable de ti sin pruebas. Pero no puedes frenar su diario.

-Eso es injusto... -Iracema grita-. Me acusó...

-¿De algo que no hiciste? -pregunta la mujer con entereza.

Iracema calla, se muerde el labio y se cruza de brazos.

-Tu silencio responde. Mientras los 7... sigan protegiendo a los que ustedes llaman Rebeldes, siguen siendo abejas, mientras sean abejas, siguen siendo protegidos por nuestra ley. No lo olviden... en todo caso la que debe ser juzgada es Iracema.

-¡Esa no era la finalidad de esta asamblea! -se apresura de decir Franco.

-Es evidente -Habla el Vejete.

Franco aprieta su mano derecha en un puño, golpea la mesa y mira a Gerardo.

-¿Por qué dices que estamos en problemas nosotros? -pregunta el inútil de Asturia.

-Señor... ustedes es el que debe saber eso.

Franco sonríe de frustración. Niega y finalmente hace un gesto para que Gerardo se retire. El chico hace una reverencia, la que se hace cuando se ve a Cario y eso, sí es el acto de rebeldía más grande que alguien puede hacer. Es honrar a quien le representa, y es poner la piedra en el zapato de Franco.

Cuando sale Gerardo de la habitación, no puedo evitar sonreír.

-¿Ya me puedo ir? -pregunta Iracema.

-No -responde la mujer-. No hay asamblea, es verdad. Pero aún hay tiempo para abrir una sesión indagatoria. Te puedes sentar.

Iracema obedece, puedo sentir su frustración y desesperación por cuál ha sido el rumbo que esto ha tomado.

Y yo me quedo pensando en las palabras de Gerardo ¿Por qué es el consejo el que se encuentra en problemas?

Mi cerebro lo unió al cabo de unos segundos. Repito, es un puto genio ese chico, acorraló socialmente a Franco.

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