Capítulo 43. Desayuno de campeones

La noche fue dura, realmente dura, no dormí nada. El aroma al perfume de Vega se metía en mis fosas nasales y acariciaba mis entrañas, como bruja, hechicera de fuego, me tenía pensando en sus palabras, y los minutos que lograba dormir, soñaba con ella. 

Me está pegando fuerte el enamoramiento, es verdad, supongo que es fuerte porque mi cuerpo ya conoce otros placeres. 

Pero para ser honesto, experimentar con Paulo también es algo que lo tengo visitando de forma recurrente mi cabeza. 

Intenté sentarme en el escritorio, pensar en qué quiere Cariem que hagamos, porque evidentemente no mandó ni recado alguno, supongo que esta mañana Mirena podrá decirme más. Pero entre que me sentaba en la silla, recordaba la imagen de Estrella en la bañera, y el corazón se me aceleraba. 

Así que escribí, algo que no hacía desde hace mucho tiempo, un capítulo entero terminado con más 3mil palabras, y todo lo que describía en él era mi deseo.

Así que estoy hecho mierda, respiro profundo, volteo hacia la chica y la miro, explorando sus facciones, sus pecas, sus pestañas. 

—Me vas a desgastar si me sigues mirando —suelta

El susto me toma como suyo, y el corazón se me agita, ni que decir la carga de electricidad que recorre mi cuerpo al darme cuenta de que ella había notado mi intromisión. 

—Tóxico, pervertido y acosador —Abre sus ojos y no puedo evitar reir.

—Buen día —saludo y le doy un beso en la frente.

—No hagas eso Luriel... —pide con la voz ronca y casi en una súplica—, nos estás arrastrando a un abismo gigante cada que te portas tierno.

—¿Prefieres la versión tóxica, pervertida y acosadora? —pregunto

—En esta ocación sí. 

Alguien golpea la puerta, así que me pongo de pie con rapidez, saco el seguro y al abrirla veo a Juanjo quien está sonriendo, yo pongo los ojos en blanco, porque sé que su contento viene por el hecho de que pasé la noche con Vega.

—Cario...

—Juanjo...

—Hola Juanjo —saluda Vega desde el fondo y se pone de pie—. ¿Qué pasó? ¿Se encuentra bien Ana?

—Sí, de heho sigue durmiendo y la serpientes, está en el suelo enrollada durmiendo, creo que va a acompañar a Anastasia desde ahora... se presentó como Mboirá, es un poco rara su forma "humana" pero al parecer no puede sostenerla por mucho tiempo... en fin, vengo por otra cosa. El desayuno está listo... y tenemos una declaración de guerra. ¡Linda mañana para ser de Los Rebeldes!

Llevo mis manos al rostro, está no es la mañana que quería, definitivamente. Juanjo me pasa un sobre, en lo que Vega me lo saca de la mano y lo abre.

—¡Puta Madre! —grita y lo tira al suelo.

—¿Qué sucede? —pregunto yendo a ver si no se lastimó la mano o algo y ella punta el sobre mientras da saltitos y pone cara de asco.

—Gusanos, —dice apenas a causa de las arcadas.

—No eran gusanos —Habla Juanjo y recoge el sobre y lo vuelve a tirar —¡Hija de puta! ¡Qué asco! Y huele a muerto.

—¡Eju! Mirena —invoco a mi amiga quien aparece y el entorno se electrifica.

—Buenos días —saluda y nos ve con cara de asco— ¿Qué huele a mierda?

—Eso —apunta Vega al sobre —. Hay que quemarlo, y purificar el lugar.

Mirena apunta al sobre con las palmas abiertas y el sobre se quema de la nada, Mirena levanta una ceja y nos analiza.

—Listo —se atreve a decir con arrogancia —. Alguien les envió una aviso claro... y mucha mala energía, si tienen agua de Luna o aceite de piel de Jarará bañense con eso y luego limpien este sitio  ¡Es potente! ¿Por qué lo recibieron y metieron  a esta habitación?

Mirena ahora nos mira como regañandonos, Juanjo se encoge de hombros y habla.

—En mi defensa,—Juanjo sigue combatiendo las arcadas—, era un sobre con un papel, adentro decia: "Vamos a desmontar su circo" y firmaba Santos.

—Puto Santos, siempre me cayó mal —Mirena hace un gesto de enojo.

—El sobre iba dirigido a Luriel —Vega dice y también está combatiendo las arcadas.

—¿Quién lo recibió? —pregunta Mirena

—Yo —responde Juanjo.

—Bien, si iba dirigido a Luriel y el no lo "aceptó" estamos bien — Ahora, te recomiendo que te purifiques un poco Juanjo, y ti también Vega.

>>Justo lo tomaste y estas débil. Lo bueno es que no era para ti, de todas maneras no podemos estar tranquilos. Luriel, también purifica a la chica, quemando un poco de palo santo y dibuja en su cuello una grafía de protección.

—Lo haré.

—Estoy segura que la magia negra que aplicaron fue instrumentada con el alma de tu madre Luriel, así que si te sientes mal...

—Estoy bien —respondo.

—Ok, Voy a investigar un poco esto, y si encuentro significado les aviso para que contrarestemos el hechizo.

Juanjo sale de la habitación y lo oigo entrar a la suya.

Yo miro a Vega quién aún está evitando vomitar.

—Era asqueroso —se justifica.

—No lo vi, pero quiero que evites intervenir Vega, el sobre era para mi.

—Te salvé indirectamente —dice mirándome con enojo.

—Pero no debías, mira ahora estas de nuevo pálida, con los ojos marcados.

—¿Y? Eres más importante que yo.

De inmediato levanto su rostro y la acerco a mi, me molestó bastante.

—No vuelvas a decir eso —ordeno y ella se pone roja—. Somos un equipo, aquí nadie es más importante que nadie, todos somos valiosos, ¿Entendiste?

—Sí, Cario —dice en un susurro y eso me enloquece pero me controlo.

Cuando estaba por hablar y pedir disculpas por mi tono de voz, ella por poco y se desvace. La sostengo en brazos con fuerza y su peso me obliga a ponerme de rodillas con ella.

—¿Vega?

—No veo nada, Luriel.

—Tranquila, tranquila, lo vamos a solucionar, solo aguanta un poco.

—Ay, no, estoy temblando, tengo miedo.

Cuando confiesa esto, Mirena ya está en frente a nosotros y con sorpresa suelta el notición.

—Fue Iracema, la que invocó el hechizo del sobre.

¡Genial! ¿Ahora qué más falta, para tener un desayuno de campeones.

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