Capítulo 35. Alinear los astros
Cuando paso a través del portal ignoro todo lo que nos rodea, este se cierra y las chispas de luz caen al suelo, pero mis pies y van corriendo en dirección a mis bebés.
Saité y Mainara se acercan a mi corriendo, y yo me pongo de rodillas para recibirlos en mis brazos. Los aprieto con fuerza contra mi, mientras me llenan de besos la mejilla.
Todo mi ser resplandece, la felicidad me toma y no puedo pensar en otra cosa más que al fin puedo estar con ellos luego de tantos días.
—Papá, papá, vino papá —dicen contra mi rostro.
—Así es mis abejitas salvajes, papá está aquí, los extrañé tanto.
—Luli tabien ta —dice Mainara y señala a su hermano quien está sentado del otro lado de la sala —¿Talila no ta? ¿Tato no ta?
Hace un gesto encogiendose los hombros y pone una expresión triste cuando me hace la pregunta, mienttas Saité niega con la cabeza.
—No mi amor —le respondo—. Thalia y Pato está en la escuela...
—¿Y papá te queda ya? —pregunta Saité —¿Te tedaste?
—No, abejita —digo y siento como se me parte el corazón —Papá no se puede quedar, papá tiene mucho que hacer.
—¿En el tole? —pregunta Mainara y las lágrimas se me caen de los ojos sin razón alguna, o con toda la razón, las largas pestañas de mi hija baten sus otitis mientras hace la pregunta.
—No, amor, papá no está en el cole, papá está buscando a mamá... y no puede descansar hasta que la encuentre.
—Mami, ahí ta —dice Saité y señala sobre la mesa de hierbas, en la pared está la foto de Solei.
Mi cuerpo se llena de una sensación que acaricia mi alma dura, olvidando los eventos recientes o el cansancio extremo de haber enfrentado a entes por salvar a Josefina.
Me pongo de pie y camino en dirección a la fotografía, volteo hacia donde está Irama, y ella esquiva mi mirada.
—Gracias —es todo lo que logro decir a la mujer que aún sin mirarme va hacia la cocina y se sirve un vaso de agua.
—Se hace lo que se puede... —contesta.
—Titaaaa—grita Saité —Titaaa, upa
Mientras dice eso corre hacia Irama y le alza los brazos, la bruja no duda en alzaron y mi ser se completa al ver que Mainara va junto a su hermano y comienza a jugar con unos bloques de madera.
No, no es lo que tenía planeado para mis bebes, esto es categórico, pero verlos felices, a pesar de estar en el astral, lejos de casa y de mi, no tiene precio.
Voy hasta Irama y le ofrezco mis brazos a Saité y se sube conmigo, Irama me mira y vuelve a volter esquivandome.
—Voy a jugar junto a Luriel —informó.
—Sí, hazlo mientras busco lo que les quiero mostrar.
Irama se retira de la habitación, y me fijo en los detalles ahora que voy junto a Mainara y Luriel.
Todo parece apto para los bebés, las mesas tienen protectores en las puntas, si algo cae al suelo, la escoba lo limpia de inmediato. Hay juguetes, libros, papel para pintar y mil cosas más que pueden usar loa bebés para jugar.
Llego junto a Luriel y me siento a su lado, bajo a Saite y este va corriendo a un tobogán de madera, Mainara lo sigue de inmediato.
—Ya los extrañaba —murmura Luri.
—¿Mucho? —pregunto y enarco las cejas.
—A veces intento no pensar en ellos —confiesa y se muerde el labio inferior—. Pero cuando me mancho las manos de sangre no dejo de pensar en qué van a creer que soy cuando se enteren de lo que fui capaz.
Las palabras de Luriel me hacen ruido en el fondo de mi cabeza, supongo que eso no lo había pensado. Yo también estoy dispuesto a hacer cosas atroces para vengar a Solei y defender a mis hijos.
—¿Crees que ellos nos odien? —pregunto al chico.
—Odio no, miedo... y es eso lo que no me gustaría generar en mis hermanos. Solo espero que cuando ellos sean conscientes, yo ya no esté para ser juzgado.
—Luriel... —ese pensamiento kamikase me aterra, no estoy dispuesto a que mi hijastro llegue tan lejos.
Estoy por decirle algo, pero él me calla, para mostrarme lo que hacen sus hermanos.
Con asombro observamos que están levitando sus juguetes en el aire, estos caen y se ríen a carcajadas, lo vuelve a hacer y de nuevo las carcajadas.
—¡Dioses del tapekue ! —digo—. ¿Cómo se supone que voy a entrenar a esos niños?
—Ellos no necesitan entrenamiento —dice Irama quien entra con una canasta de pindó, en ella hay grafias de jarará —. Ellos solo necesitan control y dejarlos ser.
—¡Genial! Buena suerte Orko... —dice Luriel.
—Tú deberías ser quien los entrene —digo al chico.
—Paso...—responde y yo les pongo los ojos en blanco.
—Ninguno de los 2 es digno, —interviene Irama—. En fin los convoque para esto.
Irama nos entrega la canasta y tanto Luriel como yo nos acercamos a ella y en eso vemos serpientes lindose una sobre otro, miramos con asombro a Irama y ella sonríe.
—¿Bellas, no?
—¿Por qué hay jararas donde hay bebés? —pregunta Luriel y yo secundo.
—Por qué es la casa de una bruja. Y ¿En serio crees que esos niños necesitan que los proteja de serpientes?
Apunta a Saité y Mainara quienes ahora se ríen al ver como hacen que sus peluches vuelen en los aire, Luriel y yo nos miramos y contestamos al mismo tiempo.
—Nop...
—De eso, es otra cosa de la que debemos hablar, pero después, ahora hablemos de esto.
—¿Qué son? —pregunta Luriel
Yo meto la mano y saco una serpiente, esta se enreda en mi brazo y parece acurrucarse allí.
—Almas en pena —respondo al ver el brillo particular de la piel de las víboras.
—Así es, he encontrado un montón en el internado —Irama me quita la serpiente y la devuelve a la canasta—. Y no es practica de Anastasia quien se que estaba haciendo magia del ñe'e con almas en pena, ni mucho menos es práctica de Cariem, estas no están ni por si acaso prolijas, se nota que no pasaron ni una vez al estado humano.
>>Así que no creo que esté trabajo desprolijo sea del hechicero.
—Iracema... —dice Luriel con algo de enojo.
—Quizás, o podría ser Edara, la muy perra también podría tener el poder suficiente de practicar este tipo de magia.
Respiro profundo, y analizo el panorama, así como veo estamos enfrentándonos a un bando cegado que tiene el poder y conocimiento de La Colmena y de la misma manera un plan consistente que desconocemos.
Aprieto mi labio y lanzó mi duda:
—Sí ellos lograron tener infiltrado tanto tiempo entre nosotros ¿Por qué nosotros no podemos tener uno entre ellos?
—No puedes hacer ninguna transmutación Orkias —advierte Irama alzando a las serpientes arriba de un armario—. Suficiente con el que tienes dentro de Carina...
—¿Cómo sabes que...? —pregunto estupefacto mientras Luriel me mira levantando una ceja.
—Por qué soy una bruja mayor... —mira a Luriel y suelta un suspiro—. Y porqué usé un poco de tus huellas energéticas para "estudiarte"
Trago fuerte, sé de dónde sacó las "huellas energéticas" Luriel entrecierra los ojos, y me queda mirando con algo de enojo ¡Por los Dioses! ¿Qué me dirá?
—¿Estás en Carina y no hemos usado eso de ventaja? —su enojo se proyecta y su expresión corporal, intento hablar, pero Irama me levanta una mano para que guarde silencio.
—Es lo mejor que puede hacer —le dice a Luriel—. Carina es un ser inestable, y es evidente que está bajo el yugo de Franco. Aquí el punto es que vamos a tener que actuar con urgencia. Meter un traidor no es fácil.
>>A mi no me confían cosas, más que las cosas restrictivas del internado y ahora con el cambio de colegio y nuevas admisiones... la cosa va a estar complicada.
Luriel abre los ojos, y una sonrisa se dibuja en el rostro. Irama y yo no comprendemos su felicidad así que aguardamos.
—Los nuevos... habrá gente nueva, y Franco está haciendo esto como una pantalla es evidente... pero...
—Pero... —insisto.
—Pero, estoy seguro que no será cualquier persona a quien admitan en La Colmena ¿o me equivoco?
—No —responde Irama—. Son personas con herencia de sangre y constelaciones de sangre ligadas a nuestros dioses, ya vi la lista de admitidos, muchos de ellos similares a las condiciones de Carina.
—Aún no entiendo que propones. —digo a Luriel.
—Creemosles un elegido... o elegida... —por primera vez veo en el chico que alguna vez fue mi pupilo ese toque sanguinario, los escrúpulos hechos cenizas, con tal de lograr sus objetivos.
—¿Cómo sería eso? —pregunto
—Quieres crear una figura de apego y salvación para Franco —dice Irama sorprendida—. Es interesante, ¿pero como? Iracema ya es lo suficientemente fuerte, no creo que Franco quiera a otra figura que no sea su hija.
El rostro de Luriel se transforma al escuchar el nombre de su ex novia, pero al segundo, sacude su cabeza y habla.
—Franco está obsesionado con el poder —dice Luriel—. Es evidente por eso quiere a mis hermanos estoy seguro que es para entrar al Aregua, llamar a Dioses e iniciar una guerra contra nosotros y los 7... tanto que a Iracema la tiene confinada entrenando para que obtenga el poder de las estrellas y el Jasuká.
>>Que su obsesión sea su ceguera y nuestro faro en medio de su oscuridad.
>>Investiga, una joven o un joven, lo que sea Irama, y sé que puede abrir sus caminos con tus poderes, posiciona a ese elegido ante Franco y en una de esas, que me derrote, que se gane su confianza y mientras eso pasa...
—Quieres hacerle una possessionem —digo—. Luriel... estamos hablando de un inocente...
—Inocentes somos todos, Orkias, Franco es el monstruo, y yo solo quiero jugar a las cartas y ganarle a ese hombre.
—Tu plan es bueno —Le dice Irama a Luriel—. Pero llevará su tiempo.
—Es lo que no quiero, esto debe suceder en cuanto antes... si es luego de Arete guasú mejor —el chico se desordena el cabello y entiendo su ansiedad.
En esto, Mainara viene corriendo hacia él y se arroja en sus brazos tomando por sorpresa a su hermano.
—Luliii —dice la niña—. Mamá lilla
—Lilla, mamá lilla —grita Saité
No entiendo hasta que ambos apuntan al retrato de Solei, y efectivamente este brilla. Irama, Luriel y yo nos miramos cuando vemos que el brillo se convierte en fuego, el retrato arde y en cuanto las llamas estaban por tomar los muros Irama alza sus manos y las detiene, a medida que ella cierra el diámetro en el que se separan sus manos el fuego se contiene y desaparece.
—Imbecil, Franco debe estar de nuevo torturando el alma de Solei —suelta Irama.
La rabia se me sube de los pies a la cabeza, camino con furia hacia el retrato, y solo tengo ganas de que me lleven junto al desgraciado de Franco.
—Lo voy a matar —digo— ¡Llévame! Llévame junto a él.
—¡No! —me grita la bruja—. Entiendo tu enojo Orkias, pero No, este no es el momento, si poner un pie en el internado...
—Soy más fuerte que Franco, hay más abejas apoyándome a mi —digo apuntando mi pecho.
Irama queda en silencio, sus ojos se ponen rojos ella nunca muestra debilidad, pero ahora se ve frágil y pequeña ¿Qué mierda?
—Hay algo que no les dije... —suelta—. Y que... aunque tengamos a toda La Colmena de nuestro lado, no nos va a servir... no hasta que lo detengamos.
Escucho a Luriel maldecir y ponerse en cuclillas a mientras sus hermanos lo abrazan, mi corazón late con fuerza, porque no logro dimensionar qué podría tener Franco que lo hiciera intocable.
Imito a Luriel, me siento en el piso y tomo mi cabeza y espero escuchar la mala noticia.
—Tiene el símbolo...
Cierro mis ojos, y no lo puedo creer.
Me controlo, por los bebés, pero internamente estoy maldiciendo, echando cada puto mueble de este lugar al suelo.
—Papi ta bien? —pregunta Saité y me ds un abrazo, que a pesar de la rabia y el enojo me tranquilza.
—Sí, amor, sí, estoy bien abejita —susurro— ¿Cómo? ¿Cómo consiguió el símbolo del Sy tî jasy? Ni yo que soy descendiente de Eirú sabía dónde está.
>>Irama, dime que no es verdad y que nos engaña.
—Lo siento... Verena, me confirmó que es real, la marca que pose provino del sello real. Es la misma marca que Taú, Keraná, Porasy y Eirú tenían.
>>No tienes chance si lo enfrentas, hoy menos que es luna llena... mi recomendación es seguir el plan de Luriel, y mantenerlo distraído con estas cosas, hasta que podamos quitarle el sello divino, y lo podamos destruír... por ahora, lamento mucho darte esta noticia.
—¿Y porqué no nos enfrenta y nos mata de una vez? —pregunta Luriel.
—Porque el sello es protección Luriel —le contesta Irama—. Y por que a pesar de que eso lo vuelva poderoso, el no es inteligente... seamos honestos, solo es una sucia rata que ha sabido mover sus fichas.
>>Por mi parte haré lo que sea, Orkias, lo que sea, para ganar esta guerra.
>>Antes me daba igual, y solo quería cuidar el libro de tu familia... pero ahora, me parece que ese libro está mejor con los rebeldes... y nos queda... rezar a Kuarahy.
—Pensé que los astros se iban a alinear a nuestro favor —digi abrazado a Saité.
—Eso solo pasa en los cuentos de hadas, Orkias... —me dice ella.
>>Luriel... quiero que sigas entrenado y sin piedad sigue liquidando enemigos, ellos no nos tienen nada de eso. Se pasan torturandonos y matándonos.
>>Y tú —me apunta—. Deberías pensar seriamente en ir a tu mansión para mantener seguros a tus hijos. Mientras, ejecutemos el plan de Luriel. Me voy a encargar de encontrar un buen huésped.
El silencio se hizo en la habitación, los adultos mirábamos al suelo, y los niños se acurrucada en nuestros brazos.
—¿Qué pasará luego? —pregunta Luriel—. Cuando matemos a Franco...
—No entiendo —dice Irama.
—Carina, específicamente...
—Lo ideal es que la tengamos controlada... —Irama mira con seriedad a Luriel—. Cario, se qué ella advirtió a Vega lo de tu abuela, pero no creas ni por un segundo que esa mujer es buena.
—No lo hago... solo...
—No —dice de nuevo—. Si Carina llega a estar libre y si llega a acceder al sello de Franco, tú no tienes ni idea de lo que podría llegar a pasar...
—¿Tú sí? —pregunta el chico, y la expresión de terror de Irama hace que me tiemble el cuerpo, si lo sabes, es porque lo vió.
—Sí —suelta—. Y a ese futuro no debemos llegar... porque solo habrá oscuridad... créeme.
—¿Qué viste? —pregunto.
—Fin de la charla —dice ella y golpea sus manos.
Mi cuerpo se separa de los niños y en un abrir y cerrar de ojos siento que me estiran el cuerpo hacia afuera de la casa. Luriel hace lo mismo que yo, para al cabo de un segundo terminar volando y dar mi cuerpo contra la pared de la habitación de Josefina.
—¡Puta madre Irama! ¡te voy a hacer pagar esto!
Maldigo en lo que Mortel me ayuda a ponerme de pie.
¡Por todos los demonios del añakua! Esta noche solo trajo una mala noticia una tras otra.
Veo mi presente pesado y mi futuro oscuro.
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