Capítulo 29. Una declaración de guerra
Me bajo de la espalda de guyrá campana, y cuando mis pies dan contra el suelo el polvo se levanta, mis botas negras se ensucian y comienzo a toser, no puedo creer que aún haya olor a quemado luego de tanto tiempo.
Me dirijo hacia lo que queda de la casa, y en esa larga caminata siento que hay ojos observandome, me detengo e invoco un arco y flecha con punta ahuecada, si voy a defenderme, me aseguraré de que no me vuelvan a molestar.
En todo el lugar siento una vibra oscura, el terreno ha sido muy trabajado, en estos momentos agradezco haber atendido las clases de magia y hechicería de Irama. ¡Qué aroma de mierda! menos mal y vine con el ombligo tapado para que este lugar no me saque nada de energía.
Miro al sauce llorón que se encuentra delante de mi, y hay una carga energética que juro lo puedo sentir desde aquí. Una luz lila sale del suelo, se siente densa y sucia, ese debe ser el lugar en el que Sabrina mató a Maitena.
Comienzo a correr para llegar, pero siento que el suelo se hunde a cada paso que doy, primero se asemeja a estar saltando en un colchón, pero al segundo se vuelve chicle, pegajoso, nego y mal oliente.
—¡Carajo! —exclamo al momento en que me arrepiento por haberme escapado del colegio, ¡qué manera estúpida de morir si es que eso me toca esta madrugada!
—Guasú —escucho la voz de mi tío Mortel hablar y para mi alivio veo a su espíritu en forma de animal correr hacia mi, sin dudar, y sin pensar me agarro del cuello del espíritu, y este logra sacarme de la trampa.
El espíritu da una vuelta completa y va hacia mi tío, me alegro de verlo, y me siento feliz, segura y con unas ganas inmesas de llorar, que cuando me bajo de guasú no dudo en abrazarlo y echar mis lágrimas.
—Ya estás bien, Jose —me consuela, en lo que me aferro a su cuello.
—No es por preocuparlos, pero vienen brujas malditas —escucho la voz familiar de Orkias.
Volteo para corroborar la información, y sin dudar, coloco mi flecha en el arco y comienzo a arrojar a las brujas que salen del suelo.
Mi tío invoca una especie de servatana la cuál arroja proyectiles que explotan cuando tocan el suelo.
Los cadáveres de las brujas malditas comienzan a volar por los aires, algunas se esconden de nuevo en la tierra y otras intentan flotar.
—¡Ah, no malditas! —dice Orkias quien levanta sus manos y de ellas salen rayos, no sabía que podía hacer eso—. ¿Me ayudas, Aratirí?
—No me queda de otra —se queja su espíritu.
Orkias levanta sus manos, las junta y se oye un gran estruendo, Aratirí va tras las brujas que intentan volar y las rostiza, mientras que Orkias lleva su mano al suelo.
Creí que nosotros sentiriamos la descarga, pero cuando bajo la vista veo que estamos rodeados como por un campo de electricidad en el suelo, por lo que al hacer esto, no nos pasa nada, sin embargo, los gritos de las brujas malditas y su inútil intento por salir de la tierra me dejan en claro que Orkias es más poderoso de lo que me puedo imaginar.
—¡Hace mucho que no hacias eso! —dice Mortel
—Ya soy un fugitivo, puedo hacer cosas prohibidas.
El olor putrefacto de las brujas y de las, gotas que seguro también estaban escondidas en la arena llegan a mis fosas nasales, ni oportunidad de atacar tuvieron esas cosas.
—Ahora —dice Orkias— ¿Qué haces aquí? Sabes que hay más entes y gente vigilando este lugar, Jose ¿Nos trajiste a una trampa para apresarnos?
—No sabía que vendrían —me defiendo—. Lo juro, yo vine porque...
Hago silencio y me aprieto los labios, pero si no le digo a los que me salvaron la vida a quién se lo voy a decir?
—Venía a buscar el alma de Maitena... —suelto—. La vi, y no podía desentenderme de ello. Me dijo que su alma vaga aquí.
Mortel y Orkias quedan en silencio, se aprietan los labios, Orkias arruga la nariz y luego entrecierra los ojos paa verme.
—¿Franco te envió?
—Espero que no sepa que me escapé, o me va a dar un castigo horrible, él y mamá andan intensos con esto de las salidas, pero Hisa diseñó...
El silencio se hizo cuando veo el rostro de mi tío quien está muy atento a mis palabras.
—Jose, soy un figitivo... no voy a regañar a mi hija por revelarse a las tonterías que se le ha ocurrido a Franco.
Abro mis ojos y trago fuerte, de verdad es que no sé que decirle. Recién ahora estoy procesando todo el contexto, y dimensiono que este es el momento para aclarar una duda que tenemos muchos.
—¿Lo que dice el informante es real? —pregunto con miedo.
Ambos quedan en silencio, mi tío sólo se pone recto y respira profundo. Estoy por reclamarle una respuesta, cuando veo brillar con mayor intensidad el haz lila que veo tras de mi. Está enojada, verdaderamente enojada el alma de Maitena.
Volteo a esa dirección y comienzo a caminar.
—Jose —llama Orkias.
Ladeo la cabeza al ver como la furia del alma se hace más visible, sin dudar corro con mayor interés, mis acompañantes me siguen y se detienen cuando ven que extiendo la mano, ellos no ven lo que yo veo, pero estoy segura de que entienden lo que está pasando porque dan un paso atrás y quedan en silencio.
—¿Maitena? —pregunto y el haz parece adquiri masa porque me estira al centro.
Cuando estoy en el, siento una brisa que hace volar mi cabello hacia arriba, mi cuerpo se siente pesado, y mi corazón parece de pluma, una fuerza mayor parece levantar mi mentón y mis ojos se nublan al momento de ver el cielo, el Tapekué.
Maitena está delante de mi, su forma no se queda en una sola, es como que no decide como mostrase. La veo más joven, con el uniforme, de traje, más adulta, con el cabello suelto, recogido, maquillada, sin maquillaje, todo en un segundo.
—Maitena... —digo casi llorando.
—Ninfa... que todo lo ve —dice llorando, por favor, llévame contigo.
—¿Al tapekué? ¿Puedes ir? ¿Has resuelto lo que te ata aquí?
Ella niega, aprieta sus labios y me toma de los hombros.
—No, mi venganza aún no está hecha... por eso quiero que me lleves contigo a todas partes...
—Maitena, no sé cómo hacer eso... —me sincero.
Ella traga fuerte, me agarra de la mano y aprieta mi palma, en ese segundo veo lo más decepcionante y desagradable que una persona puede ver. Mi madre, con Maitena, y luego escuchando que ella y Franco han estado juntos desde hace años, Franco siendo el que mueve los hilos y mi madre su complice.
Mi madre...
La rabia llena mi pecho y el miedo también, no logro entenderlo, no quiero entenderlo, ¿Cómo? mi mamá pudo hacer algo así? Ella, la persona a la que más amo, y que me ama en teoría.
Quiero estirar mi mano de Maitena, pero ella comoca un dedo en mi frente, y mis sentimientos ahora son solo razón y consecuencia. No tengo tristeza, no dolor, solo decepción al enterarme todo lo que ha hacho mi madre.
Como si alguien pasara en cámara rápida un video de toda mi vida, desde que soy bebé hasta ahora, observo y me hago conciente de todo lo que había escuchado en mi vida. Mamá engañaba a mi papá desde que soy bebé, llevaba a Franco a casa.
Hablaban de mi tía Solei, como si ella fuera una molestia, dicen cosas sobre herencias de sangre y constelaciones que no logro comprender, papá llega un día, los descubre. Los perdona... y un día sin más desaparece. Él no me abandonó.
Trago fuerte, y salgo de ese recuerdo inmersivo, Maitena de nuevo me mira y en sus ojos suplicantes entiendo sus ganas de vengarse.
—¿Cómo te salvo? —pregunto
—Magia de sangre... —dice apenas.
La tormenta de luces que me tenía rodeada se calma, al fin puedo ver a Orkias y a Mortel, ellos aún no entienden qué es lo que está ocurreindo, entonces opto por tomar una de mi flechas, corto mi palma y apoyo al suelo.
—¡No! —grita Orkias con pavor, porque estoy dejando que mi cuerpo se debilite al hacer magia de sangre.
Y esto, hizo que todo temblara, de los bosques salieron gotas, brujasm viudas negras, y soldados mata abeja.
Apenas vi cómo Orkias y Mortel comenzaron a luchar, porque ya me estaba poniendo lánguida. Solo me sobran fuerzas para decir las palabras que según yo, sellaría mi pacto con Maitena y podría llevarla en mi interior.
—Eju, chendive, Maitena.
Y dichas estas palabras, me desplono, en lo que muy, muy, muy en el forndo logro identificar la voz de Franco y un grito que simboliza una declaración de guerra ¿Y ahora? ¿Qué se supone que debo hacer?
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