Capítulo 11. No creo
—¿Dónde carajo estaban? —pregunta Juanjo al vernos caminar en el bosque.
—Larga historia —le responde Vega.
Cuando estoy por decir algo más soy interceptado por los brazos de Yara quien vino corriendo al vernos. Me plata un beso en la mejilla y habla, pero yo solo veo el rostro de Vega quién parece claramente disgustada.
—¿Te parece si vamos a tomar un café mientras te pongo al día? —pregunta Vega a Juanjo.
Mi amigo me ofrece una mirada conciliadora, luego a Vega a quien le da una sonrisa amable para comenzar a caminar hacia la casa.
—Estaba muy preocupada —repite Yara y al fin la escucho.
—Mmm, como verás estamos bien.
La aparto de ni y comenzamos a caminar en dirección a la casa, quiero escuchar que le contará Vega a Juanjo.
—¿Tienes tatuajes nuevos? —pregunta Yara.
—Sí ¿se ven geniales verdad? —presumo.
—En ti se ven increíbles —La respuesta de Yara hace que Juanjo voltee a verme con enojo, yo le hago un gesto para que vea que no es mi culpa. Pero el siguiente comentario de parte de la chica tampoco es que me ayude—. Te ves más marcado ¿Has entrenado más en nuestra ausencia?
—Lo he mantenido vivo —dice Vega para que lo escuchemos fuerte y claro—. Ha entrenado desde que sale el sol hasta que Orion se pone en la cima. No come, no escucha, y me lleva a misiones peligrosas.
Juanjo me reprende con la mirada cuando Vega sale casi corriendo de la escena, yo intento ir tras ella, pero Yara me detiene.
—Déjala, debe necesitar un respiro ¿No crees? ¿De verdad no has comido nada?
Me quedo sin saber que hacer, responder a Yara o ir tras Vega, pero al ver que Juanjo me hace un gesto de que ni se me ocurra avanzar me quedo con Yara en medio del bosque.
Aclaro mi garganta y quedo viendo a la chica.
—Yo... no tenia apetito de hecho —respondo al fin.
—Pero si no comes, y no te cuidas ¿Cómo vamos a luchar con los enemigos? Tú debes estar fuerte, Luriel.
Me siento un niño chiquito cuando ella dice eso. Aunque mamá y yo no pasamos tanto tiempo, aún hay recuerdo esos momentos en que me regañaba por preferir jugar a comer.
—Supongo —digo —. Que debería atender más esos detalles, pero la verdad es que estoy con más ganas de hacerme fuerte. Quiero destruir a Franco.
—Al igual que todos nosotros. Pero para eso debemos sobrevivir. Y ser fuerte implica tener energía.
>>Anda, vamos, que yo también quiero oír dónde estuvieron, metidos.
Ella se cuelga de mi brazo y caminamos en dirección a la cabaña. Su traje de cuero negro se siente frío sobre mi piel, y su aroma a rosas me llena de recuerdos de cuando ella era la chica de mis sueños.
Entramos a la casa, lo primero que escucho es como Vega está explicando sobre Los verdaderos, nuestra misión y cómo esa gente nos va a ayudar a ser tremendamente poderosos.
Ella señala el dibujo, y explica lo mismo que me explico a mi sobre convertirse en una hechicera verdadera sobre los niveles de su madre.
Gustavo pregunta algunas cosas, y en el resto veo cara de emoción, al fin y al cabo son buenas noticias.
Pero en el aire siento la indiferencia de la chica, y una mirada de reproche de parte de Juanjo.
Cuando todo el relato se acaba, Zunú se encarga de dar el aviso a todos de que es mejor ir a dormir ya que mañana iniciarán otra ronda y deben despertar temprano.
—¿Alguien quiere relevo de cargo? —pregunta Zunú mientras saca su tableta y comienza a anotar.
—Yo —habla Vega, y mi corazón se acelera. La miro con disgusto—. Necesito salir se la casa.
—No sé si sea buena idea ahora —dice Rodrigo y Cenit secunda.
—Estoy de acuerdo a mi no me parece que te debas exponer —Cenit se acerca a la mesa y Juanjo levanta su mano.
Por un segundo la felicidad me invade, saber que ella no se irá me genera alivio, pero cuando Juanjo habla, todas mis esperanzas se esfumaron
—Yo creo que hay que respetar la decisión de Vega, si ella quiere un respiro, se lo debemos dar.
>>Yo propongo que esté en mi escuadrón con Gustavo, los 2 la vamos a cuidar y si se vuelve peligroso volvemos.
>>Aún no nos enfrentamos a cosas grandes como para asegurar que ponemos a Vega en riesgo, solo estamos alimentando al 7mo con la gente correcta, para afianzar nuestros lazos y protección.
—Juanjo —interrumpe Rodrigo—. Estamos hablando de exponer a una posible hechicera a los peligros del azar.
—Concuerdo —digo.
—Tú no puedes opinar —me calla Juanjo.
—Solo 24 horas y volvemos —pide Vega casi en un tono de suplica.
—Yo no tengo problemas de suplirla. —Yara se acerca a la discusión y Vega hace un gesto el cuál puedo leer claramente. Era lo obvio, al fin y al cabo.
—Ya está —Zunú alza la voz y todos lo miramos—. Quedamos así, solo Vega se mueve de escuadrón, por 24 horas. Al regresar Yara vuelve a sus labores en el escuadrón de Cenit.
>>¿Estamos todos de acuerdo? Y vamos a dormir que mañana es un día largo.
—Sí —responden todos y comienzan a marcharse.
Vega se dispone a ir a su cuarto, pero yo me interponga en su camino.
—¿Estás huyendo de mi? —pregunto y eso hace que ella se sonroje.
—Te lo advertí... te dije que iba a pedir relevo.
—Dijiste que lo pensarías.
—Y lo hice, ahora quiero estar lejos de ti —mira hacia atrás, en dónde está Yara—. Y le doy oportunidad a la chica, ella no te pondrá trabas.
—Vega... vega... —la llamo pero se va sin escucharme.
Cuando estoy por ir tras ella, Juanjo me llama por mi nombre.
—Luritonto, ven aquí —susurra.
¡Carajo! Debo prepararme para el discurso de mi amigo ya veo el panorama, conozco esa cara.
Me lleva afuera de la casa, nos alejamos unos pasos y me da un sape en la cabeza.
—¿Qué se supone que estas haciendo? —pregunta con enojo.
—¿De qué hablas?
—"¿De qué hablas?" —me imita—. No seas idiota, ¿Qué clase de líder eres?
—¡Dioses! Solo quería que Vega se quede.
—Pero te abrazas con Yara frente a ella, eres idiota.
—¡Yara me abrazo!
—¡Y bien que pusiste límites! —regaña —. Acá no nos vamos a hacer de los desentendidos, los 2 sabemos cuanto te gustaba Yara, y que ella está enamorada de ti, y es obvio que Vega está en una etapa de confusión y conflicto.
>>¡Por favor! No me separes el equipo por una estupidez. No quiero ver que dentro tendremos una revolución de hormonas porque no eres capaz de pensar con la cabeza grande. —Vuelve a darme una sape —. Vas a detener cualquier estupidez, que pensabas hacer.
>>Te vas a poner a aclarar tus pensamientos y mientras: 1. No resuelvas tus sentimientos hacia Iracema, 2. No te hayas decidido entre ser un bandido o volver a tener una relación y 3. Entre Yara o Vega, te me bajas la temperatura.
Respiro profundo, Juanjo siempre tiene la boca llena de verdades. Y lo peor es que me pica que sepa tanto.
—No puedo resolver ninguna de las 3 cosas. —digo—. Es obvio que aún amo a Iracema y me duele. Quiero recuperar el tiempo perdido y creo que Yara me atrae pero con Vega...
—Tienes una gran conexión y su relación podría ser más que solo una aventura —completa —. Por eso quiero que te calmes ¿Ok? Compórtate como jefe, líder, y deja respirar a la chica —suplica.
—Bien... —digo entredientes.
—¡Perfecto! ¿Viste? No es tan difícil, perro. Te me calmas ¿Ok?
—Ok.
Y dichas esas palabras juanjo entra a la casa, yo respiro profundo, miro al cielo, y estoy por seguir a mi amigo cuando un destello rosa me llama la atención.
Miro en la dirección de la que proviene para darme cuenta que yo conozco a ese espíritu.
—¿Guasú?
Ella afirma, papá la envío ¿Qué será que quiere decirme?
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