El Padrino de Matamoros

Adolfo de Jesús Constanzo (Miami, 1 de noviembre de 1962-Ciudad de México, 6 de mayo de 1989) fue un modelo, narcotraficante, asesino en serie y líder de secta. Fue criado en una familia de ascendencia cubana y puertorriqueña. Desde joven, mostró un interés en la santería y el vudú, así como en otras prácticas religiosas y ocultistas.

En la década de 1980, Constanzo se convirtió en un líder de un culto religioso conocido como "Narcosatanicos". El culto combinaba elementos de la santería, el vudú y el satanismo, y se dedicaba a actividades criminales, incluido el tráfico de drogas y el asesinato.

Constanzo se instaló en Ciudad de México, subsistiendo como lector de cartas de tarot. Su carisma y supuestos poderes le otorgan éxito inmediato en el submundo de la prostitución y la delincuencia. Ahí reclutó a dos jóvenes: Martín Quintana Ramírez y Omar Orea Ochoa, para que se desempeñaran como sus sirvientes, amantes y discípulos. Constanzo regresó a Miami por un espacio de tiempo corto, pero regresó nuevamente a México a mediados de 1984. Sobre los siguientes años se convertiría en el líder de un poderoso culto que tenía a capos del narco, músicos famosos e incluso oficiales de policía bajo su mando. Al contrario que otras religiones, los cultos sincréticos afroamericanos (santería, palo, umbanda, etc.) no requieren lugar de culto, celebrándose este en el domicilio particular del oficiante. Se comprende así que agraden a los criminales. Nadie va a una iglesia o sinagoga a pedir a Dios o a un sacerdote que mate a un enemigo o proteja una remesa de droga, pero con la santería o el palo mayombe esto es perfectamente posible e incluso aconsejado. El culto establecido en Matamoros, en la región fronteriza de México, vendía drogas, desplegaba ceremonias ocultas de protección y, para fines de 1987, secuestraba y asesinaba personas para usarlos en sacrificios humanos. Estas víctimas cayeron junto con los rivales del culto y de las drogas.

Cuando un turista americano, de 21 años de edad y de nombre Mark Kilroy, desapareció en Matamoros durante el período de vacaciones de primavera en 1989, la policía local enfrentó la presión de las autoridades de Texas y se dio a la tarea de investigar su paradero. Pronto descubrieron el culto de Constanzo por accidente (bajo circunstancias inenarrables en una investigación contra el tráfico de drogas) y, después de arrestar a miembros de su secta, rápidamente descubrieron que eran responsables del asesinato de Kilroy. Más y más miembros del culto de Constanzo fueron detenidos hasta que, el 6 de mayo del mismo año, lo acorralaron a él y a cuatro de sus seguidores (dos de ellos eran Martín y Omar) en un costoso departamento de la Ciudad de México. Determinado a no ir a prisión, Constanzo ordenó a sus seguidores lanzar puñados de dólares por la ventana para distraer a los policías. Después de un par de horas de enfrentamiento, Constanzo, decidido a no ir a prisión, ordenó a uno de los discípulos que le disparara a él y a Quintana. Cuando la policía finalmente irrumpió, Constanzo y Quintana ya habían muerto. Sara Aldrete se declaró inocente y una víctima de la situación, la policía acreditó su complicidad con Constanzo, ya que era su amante y cómplice criminal. Fue sentenciada a purgar una condena de más de 62 años de prisión por su participación en el culto, los secuestros, torturas y asesinatos

Constanzo creía que los sacrificios humanos eran necesarios para mantener su poder y protegerse de las fuerzas malignas. Realizaba rituales en los que sus seguidores secuestraban, torturaban y asesinaban a personas inocentes, generalmente jóvenes, cuyos cuerpos eran mutilados y desmembrados.

Su muerte puso fin a las actividades del culto "Narcosatanicos". Se estima que Constanzo fue responsable de la muerte de al menos 20 personas, aunque algunas fuentes sugieren que el número de víctimas podría ser mucho mayor.

La historia de Adolfo Constanzo y su culto religioso ha sido objeto de interés y estudio debido a la naturaleza macabra de sus crímenes y las creencias extremas que los motivaron.

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