D.

«Pienso hablarte ya,
pero mi boca se cierra,
tu presencia me calla
y en mi corazón se entierra

la daga desesperada,
fría e infame
del amor, tan sublime,
con razón perdida.

Te quiero, te quiero,
que estés aquí espero,
para escapar.

Así es el amor,
el poder soñar
con ciega abundancia.»

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