Lira y los perros aullando a la luna: Intermedio.

Un ruiseñor toco la ventana del lugar, su canto era suave y cálido, precioso, o eso pienso yo, jamás he oído antes el canto de un ruiseñor, pero me atrevo a pensar que es uno. Mi imaginación es la única arma de la que puedo valerme por ahora.

Oigo voces, voces con hazañas maravillosas.

—Mamá, conseguí trabajo en un bar, la paga es muy buena pero sus horarios muy difíciles de seguir. Pero estoy haciendo un esfuerzo mayor, conseguí la beca y ahora puedo pagarte a mejores doctores, ahora contrate una enfermera que te cuida. ¡Estamos mejorando! Papá está trabajando como siempre, para darnos a Fer, a ti y a mí lo mejor. ¿Te conté que abrí mi propio local de waffles? —

Su voz ha cambiado tanto desde la última vez, está creciendo y yo me lo estoy perdiendo. Me hace tan feliz saber que es un buen niño, quisiera preguntarle tantas cosas, estoy amarrada a saber solo las que se permite comentarme.

Relativamente hace poco tiempo solo venían a verme las voces del ruiseñor, dos polluelos y un gato ponzoñoso que me adora. Oigo su suspiro calmado, toma mi mano y siento su amor.

—Nena, no tienes idea de lo difícil que es esto... soy un degenerado, un desgraciado, un pervertido, no sé porque te cuento todo lo que hago... —

Antes de platicar no escucho el "Perdóname padre, porque he pecado..." de su voz felina, oigo sus aventuras de una noche, las prostitutas con las que se acuesta, me dice que piensa en mí, la cantidad de videos porno y situaciones blasfemas, indecorosas en sus acentuadas cuerdas vocales, en aquellas "s" de serpientes y "z" de zorro.

Y no puedo decir nada, solo gritar, llorar, maldecir sin jamás hacerlo, porque mi voz está apagada, estoy dormida mientras las paredes hacen eco sonoro hacia sus confesiones.

Mientras los ruiseñores me hablan de cariño, el gato, altanero y gallardo me restriega su independencia y pecados en conciencia de mi ser. ¿Disfruta decirme esto? ¿Le hace feliz mi retorcido dolor en silencio?

¿Sonríe mientras me lo dice? ¿Espera que le otorgue mi perdón sin más? Esperas tantas cosas de mí gatito infernal.

Cuando todos se van y me dejan sola, es lo que de verdad me hace sucumbir a mi tormento. A veces prefiero llorar para mis adentros con el gato a estar sola. Porque no hay voces, solo el zumbido agudo del silencio absoluto. Floto en este mar de olas en el cielo sin verlo, sin sentirlo, solo creerlo. He rezado en tantos idiomas, en tantas religiones y creencias, ninguna me ha salvado de la abrumadora soledad cuando me acompaña la oscuridad.

Todo era silencio en las noches blancas de mi mente.

El pestillo de la puerta zumba en mis oídos y deseo saber quién me viene a hablar, tal vez la señorita que comenzó a cuidarme hace poco. Pasaron minutos, los pasos se aproximan hasta sentarse y rechina la silla a mi lado, mostrándome que su presencia se cierne sobre mí.

—No se... mierda. ¿Qué le dices a una persona así? ¡Piensa O'Neil! ¿Siquiera podrá escucharme? Emmm hola... —Me saluda apenado... no reconozco esta voz para nada, entro en pánico silencioso.

Un desconocido, no se oye como un doctor, no tendría sentido ya que entonces estaría acompañado de algún ruiseñor o el gato ponzoñoso. ¿Quién es?

¿Me hará daño? Dios, dime que no...

—Yo... mierda, perdón por decir groserías señora, estoy nervioso... —

Su voz suena tan calmada, pero no sé si fiarme de su aparente o fingida ternura.

—Escuche señora, yo... soy emm amigo de Lafe, ¡Si su amigo! Ay, no sé si usted me escucha siquiera... —

Un amigo del ruiseñor. ¿Entonces porque no vino con él?

—Verá... oh, mierda eso se oyó grosero. ¿Cómo va a ver si está dormida? Señora, si por alguna razón, estas oyendo en tus sueños... perdone que sea grosero y perdone si no sé hablarle con respeto, soy estúpido sin quererlo... —

Un muchacho, solo la juventud es tan amable algunas veces. Un muchacho que falta en estos días.

—Yo, quiero que sepa, que la metí en problemas sin saberlo. ¡Perdóneme! No quise hacerlo... yo la metí en esto y no tengo modo de repararlo por ahora. Una persona muy poderosa en Nueva York quiere hacerle daño a Lafe por mi culpa... y usted, que no puede ni saber que está pasando, está en peligro... estoy arriesgando mi adorada amistad con Lafe por esto. Yo no tengo a quien más confesar lo que he hecho, acudo a usted por pendejo si me sincero... todo es mi culpa. —

Oigo sus sollozos después de un rato, su nariz constipada, con paño para sonarse la nariz, llora sobre mí. Y me pide mil perdones más. Sus disculpas son sinceras y yo tengo miedo, terror, un ruiseñor está en problemas y un cachorro busca salvarlo de un temible perro.

—Usted merece, si puede escucharme, saber la situación... Mac Bulterry se enteró de usted, y yo en mi estupidez le deje saberlo. Solo quiero que sepa que si lo llego a necesitar, tendré que llevármela de aquí para esconderla, quiero que sepa que la voy a proteger todo lo que pueda, usted no está sola... Yo... no, no es el momento. Ni el tiempo, ni el lugar, señora soy un tonto al creer que nunca me pasarían este tipo de cosas. Mac Bulterry es claro en sus términos, si hablo, lastimara aquello que más amo lentamente, destrozara todo y Lafe... Lafe la adora a usted, y se perfectamente de lo que ese maldito es capaz. Usted está envuelta en este problema y solo me queda esperar... en lo que pienso como salvarla... —Sentí su sombra al lado mío, y no tuve miedo.

Escucho botones y pequeños pitidos. Mientras comienzo a escuchar una suave melodía sobre mi cabeza.

—Sabe, no soy mucho de música, pero creo que la hará sentir cómoda mientras duerme, para... que... no sé, no tenga pesadillas... solo vi que esta música es buena para relajar, espero sea buena, el pendejo de Mac Bulterry tiene buena cultura aunque me duela reconocerlo... —

En sus acciones intenta sentirse redimido de su culpa. Estas acciones eran para pedir perdón, el cachorro gimotea miedoso y yo... tal vez pueda sentir esa misericordia. Su tímida compañía, me agrada evadiendo la soledad, esa música...

—Yo me voy, intentaré... venir a verle... —

Oigo sus pasos alejarse. Abre puerta, cierra puerta. Y yo en la habitación sonora.

"—*Ahora con ustedes, música relajante, Taiko-Leaves...*— " Suena la voz a través de la bocina, comenzando un repertorio de emociones que no sabía me hacían tanta maldita falta.

*Oigo una voz y no la oigo...*

Me ha deja sola... pero ahora ya no hay silencio.

No he tenido una pesadilla desde entonces.

.

.

Continuara...

(Bebés, los intermedios son cruciales en la historia, y obvio se nota que son narrados en primera persona, pensando en que no haga un brutal contraste a la trama en un narrador de tercera persona decidí dejarlo en los intermedios, deseando que el lector conecte más con un personaje carente de movilidad se puede en sus pensamientos y el narrador en primera persona me da una libertad para lograrlo. Muchas gracias por leerme, coméntenme que les pareció el capítulo y digo que nos toca capitulo normal de los perros, el intermedio cuenta como un añadido, nos leemos.)  

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