Capítulo 14: Pasado latente: (2/2)
Sus puños chorreaban gotas de sangre, sus oídos zumbaban mientras la sordera acompañaba sus graznidos de furia, que salpicaban las blancas baldosas del piso, el vapor de sus jadeos eran visible, su rostro estaba cubierto parcialmente en ese tono carmín, Adam estaba temblando, sujetando a Nan, quien inconsciente yacía en sus brazos, Carajo. ¿Qué debería hacer? ¿Qué debía pensar? Todo a su alrededor estaba oscuro, solo tenía presente la sangre carmín.
—Adam... —Llamó con dureza Rafael, jadeando con esa voz ronca, escupiendo a la cara del perro brutalizado bajo suyo, sudando y recuperando el aire, el rubio tenso entero, sus piernas le fallaban. No Tenía idea de que pensar, más que en sobrevivir, sin soltar el rostro de su acompañante, tiritando de terror, se intentó alejar en pequeños brincos hacía las escaleras. —No lo he matado, pero dime. ¿Qué es lo que estaba a punto de hacerle a Nan? —Cuestiono Rafael, chocando su eléctrica mirada azul con los ojos esmeralda de Mathews.
Y Mathews al instante frunció el ceño, tuvo miedo, pero la adrenalina galopaba su corazón, esas líneas de cocaína le estaban dando más valor del que aparentaba. Recobrando la razón por la cual estaba ahí tirado en el piso con un puñetazo en su cara, ese bastardo infeliz que se hacía llamar miembro de la elite, seguía respirando, aferrándose a vivir después de que Rafael lo medio matara y casi linchara. Park respiraba... ¿Después de intentar cortarles la verga?
—Intento castrarnos... —Señalo el rubio, su compasión se extinguió al reconsiderar aquel puñetazo y recordar muy claramente los ojos de Nan llorando por piedad que ese desgraciado no le iba a dar, chillando que lo atacara a él para que Adam pudiera irse, sino fuera por arrojarle su tacón no estarían viendo su rostro desfigurado, estarían en una ambulancia camino al hospital, seguramente Nan no hubiera podido recordar quien lo lastimó, ese crimen quedaría impune, Mac Bulldog era poderoso... Y seguía respirando el maldito desgraciado. A la mierda la piedad...
—No sería buena idea dejarlo vivir, nos intentará destruir, no solo a nosotros... sino también a Nan... —Cuando Trevor le explico esa situación, Adam dejó de sentir temor, odio puro nacía de su corazón, coloco la cabeza del pelirrojo delicadamente sobre el piso, volteando su mirada lejos con vista al interior del departamento. Para sorpresa de Rafael, Adam se levantó descalzo del suelo, medio desnudo y con un rostro de asco y desprecio total, tomo la navaja del suelo. Y se recostó sobre Richard, colocando sus piernas lateralmente
—¿Quién es la putita ahora imbécil? —Puntualizo vengativamente, tomándolo por el cuello y rajándole la cara, provocando sollozos del hombre que estaba torturando, Adam bajo su vista, ¿quería castrarlos no? ¿Por qué no mejor se la cortaba él mismo? Mathews descendió, hasta quedar en los pantalones de Richard, dejando a Trevor enarcando las cejas. ¿Se lo iba a follar? Sorpresivamente Adam desenvaino el pene, escupiéndole con odio, mientras lo sujetaba y Richard sollozaba, mientras que con la navaja comenzaba a rajarle el pene, quien se debatía llorando a lágrima viva, suplicando perdón, pero vaya que Adam se sentía triunfal mientras lo acuchillaba, cercenándole el pene y con las manos goteando la sangre, el miembro gomoso se resistía pero lo logró, con un grito de victoria le restregaba el pito en la cara a Park quien gritaba aterrorizado. Los gritos ahogados de Richard son callados por la música sonora de arriba en el piso de Trevor, mientras Mac Bulterry sin esperarlo... estaba teniendo una erección...
"Wow... eso es nuevo..."
Si, se le puso dura al ver el pene cercenado y ver las dulces nalgas de Adam cubiertas parcialmente en sangre, ese sádico movimiento de mangonear el pene en burla lo hizo desear follarse a Adam a niveles inmorales. ¿No podían tener sexo sobre Richard casi moribundo? Total, ya no importaba...
Además, Nan estaba "dormido" ¿porque no aprovechar? Trevor dio unos pasos hacía el rubio, quien ríe cínicamente, orgulloso de lograr hacerlo sufrir. Antes de poder sujetar la nuca de Adam para que se la chupara. Trevor volvió a la realidad, Richard tosió saliva, seguía vivo y deben rematarlo.
—Debemos deshacernos del cadáver... —Menciono Rafael, mientras miraba alrededor del piso, chocando con Nan. —¿Nos vio?
—No, se desmayó... —Le comentó Adam, soltó el pene cortado, arrojándolo en la cara de Richard y poniéndose de pie con gracia, reaccionando a un instinto casi animal que nació de una malicia pura, relamiéndose los labios secos. Mierda, Rafael estaba teniendo problemas para mantenerse sereno.
—Necesitamos un auto... nos desharemos de él a las afueras, debemos correr... —Trevor estaba drogado, claro, pero podían apostar que estaba más despierto que nunca, su mente estaba en las nubes, sus músculos cubiertos en tanta sangre que apenas podía concebir de donde venía y cuando se perdían esas gotas. Iba a decir algo más, hasta que vieron a Richard erguirse, metiéndole un empujón a Mathews.
—¡AYUDA! —Sacó de su bolsillo un pequeño objeto, Trevor lo notó enseguida, era un mini aparato con un botón, ese maldito estaba consciente todavía, lo suficiente para delatarlos.
Trevor le pateo la mano con el pie, librándolo del aparato. Seguro quería advertir a sus guardaespaldas, Rafael le sujeto por los cabellos, no tenía idea de que hacer para terminar de rematarlo, muchas opciones lo dejaban empapado en su sangre. Hasta que los tres oyeron las zapatillas de una mujer bajando por las escaleras. Era Camila, Adam se petrifico al verla. Pero Trevor no, sabía que debían deshacerse de ella.
—¡Adam! ¡Amordázala! ¡No podemos permitirnos testigos! —Le señalo Rafael, Mathews necesitaba estar cuerdo para someter a la mujer, tampoco era para tanto, pero al instante Camila ya sabía que debía hacer si quería vivir.
—¡Vengo a ayudarlos estúpidos borrachos! ¡Apenas si pueden mantenerse en pie! —Cuando dijo eso, Adam noto que en la mano de Camila descansaba un objeto pesado, y en la otra mano, dejo caer pequeños objetos tintineantes. Ella camino decidida contra Richard, y Adam no la detuvo, Trevor la miraba severamente, si ella mostraba atacarlo era obvio que tendría que matar dos pájaros de un tiro. Pero fue sorprendido cuando las luces iluminaron la pistola de clavos que Camila llevaba en la mano, colocándola en la cabeza de Richard, este gritaba a todo pulmón, debatiéndose para escapar.
Apunto a la cien, tomando firmemente la cabeza de Mac Bulldog, sin más apretó el gatillo, el clavo atravesó la cabeza en un rápido movimiento, llegó al cerebro de un golpe y la sangre escurrió de la cien y se deslizó un lastimero clavo que cayó ensangrentado al piso. Camila se agacho a recogerlo y tomando de su chaqueta una bolsa para guardar la pistola de clavos. La mujer tenía fascinado a Rafael, era fría... y no le costó nada aceptar su situación.
—Te creía solo la puta de Adam... pero eres una perra dura...—Señalo Mac Bulterry, retándola con la mirada, burlándose de la situación. —Espera... ¿es ecológica? —Enarco una ceja, mirando la bolsa y siguiéndola con la vista y levantar cuanto trapo estuviera a su alrededor cubierto en sangre.
—Si voy a ser una asesina por menos puedo ayudar al planeta... —La mujer se agacho al ver el botón de emergencia que traía Mac Bulldog. —Bastardo astuto, esto mando una señal de alerta involuntaria, dice nuestra localización. —Seguidamente de decir aquello, Camila arrojo el aparato al piso, le dio pisotones hasta romperlo. Dejando inservible el aparato para luego recoger los restos y colocarlos en la bolsa.
—Camila Harper... —Recordó su apellido Rafael. —¿Cómo sabes de dicho aparato? ¿No es extraño? —Constantemente iba a retarla, brindaba mucha ayuda para cubrirlos, no confiando en ella, Camila se irguió, sonriendo.
—Yo lo uso, por eso lo sé, no tienes idea de lo que es ser una mujer que lidia con idiotas que babean por tu culo todos los días. Así que siempre estoy alerta...—Camila no se dejó intimidar, si alguien sabía la podredumbre de aquel bajo mundo, en específico ella tenía claro que quería sobrevivir, o... planear salvarse el cuello hasta donde pueda, si solo hubiera dicho que no diría nada, su cadáver hubiera sido encontrado como un triste suicidio. Matar o morir, no tiene de otra que ayudarlos y labrarse un camino del que pueda salir ilesa. Adam quería cargar a Nan hasta que ella lo detuvo. —No, espera, límpiate la sangre, debemos eliminar los restos, luego... veremos qué hacer con su novio...—Ella miro alrededor, deben primero limpiarse.
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Samuel entró en el lugar, reclamando esperar a un amigo suyo en el interior. Trevor traía un cubo de plástico, se había limpiado la sangre por encima y tenía que volver para limpiar, cuando miro a la entrada recordó a ese imbécil, además su rostro le resulto familiar, fue la vez en que conoció a Nan. Era el soplapitos que lo tacleo... mierda, seguro vino por Nan, él le dijo que un amigo suyo podría recogerlo, no podía llevarse a Whalker todavía, tiene sangre en su cuerpo. Trevor, viendo a Owen por las escaleras le habló.
—Owen, ven acá.
Llamó Rafael, mientras se acercaba el otro.
—¿Qué quieres?
—¿Ves al pendejo de allá? —señalo a Samuel. —Dos mil por distraerlo, pero como vas...—Sacó su billetera y le dio el dinero en la mano, y seguidamente le chasqueo los dedos para que se apresurara, dejando a Owen con una sonrisita coqueta.
—Lo estoy viendo muy guapo, debo decir. Está bien, no sé por qué pero voy. —Owen era un seductor trucado, con solo unas cuantas palabras y un potente trago en la boca el tipo lograba maravillas. Trevor no dijo que se lo cogiera pero le daba igual, solo quería que lo distrajera lo suficiente para esconder a Richard.
—Hola, disculpe. ¿Sabe dónde está un pelirrojo con rizos? Es mi jefe, me pidieron llevármelo de aquí. —Comentó honestamente Sam, mientras Owen le echaba ojo, era un muchacho atractivo, ojos pardos y delgado, justo como le gustan, aunque pequeño.
—Oh... amigo, te tomaron el pelo... —Mintió Owen. —El pelirrojo anda follando con dos tipos en este momento. —Le explico con un deje de soberbia.
—¿Qué? No, eso no es posible, Nan no...
—Mira, estoy seguro que algún chico de la cocina te jugo una broma... ya que Nan seguro se dejó el teléfono en algún lugar de aquí mientras se lo follan —Owen era un idiota destrozador. Samuel se negaba a aceptar tal cosa, era lamentablemente, un chico demasiado creído. —Escucha amigo... sé qué no debería mostrar esto pero... mira— Owen había tomado una foto el día en que Trevor borracho se besó con Nan en su fiesta de cumpleaños. Dejando a Evans en shock. —¿Acaso es tu jefe amiguito? ¿Era tu novio o algo así? —Y Owen era un buitre deseoso de sacar un chisme jugoso de ahí.
—No... nunca fuimos nada... —Evans agacho la cabeza, pudo razonar que hacía Owen tomándole fotos a Nan, pero estaba demasiado enfocado en el hecho de sentirse traicionado indirectamente. Claro, sabe que no tiene la obligación de guardarse por nadie... pero dolía. Samuel era un chico impulsivo, aferrado a "desquitarse esa furia".
—Oh amigo, lo lamento, mira te invito un trago, las penas se pasan mejor con alcohol. Además si quieres llevártelo después de que se lo cojan te conviene esperar. —No se cansaba de tirarle mierda al chico, era tan malditamente obvio que gustaba de él.
—Si...—Acepto Sam, al diablo con su jefe, que le den a Nan... y tontamente, cayó en las mentiras de Owen. No fue difícil consolarlo con un par de palabras de aliento y copas en la cabeza, logró que Sam fuera quien lo besó primero.
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A medida que limpiaba la escena Camila comenzaba a dar miedo. En cuestión de minutos, les dio una ducha rápida a ambos perros, dejo impecable el cadáver cuando lo baño en cloro y ácido, además casi se desmaya por combinar ambas cosas. Pero eso no quitaba que el cadáver seguía sangrando.
Trevor sacó su teléfono y despertó en la madrugada a Devon, eran las tres de la mañana.
—Devon, ¿alguna agencia de autos abierta a esta hora? —Preguntó al durmiente muchacho desde la otra línea.
—"¿Qué diablos? Trevor, sabes qué hora es..." —Balbuceo el chico desde la otra línea. Pero tampoco es que estuviera tan desentrenado en el ámbito de cumplir caprichos nocturnos, enseguida Trevor oyó el sonido del chico tecleando. —"Perdón, ando medio dormido... este... hay una abierta... ¿Qué auto quieres?" —Devon ya se había metido a la página para conseguir el modelo que deseara Rafael.
—El que sea, no me importa, ni su color y precio, solo haz que me lo traigan aquí antes de una hora. ¿Entendido? —Sin esperar replica apagó el teléfono, dejando a Devon con la tarea de llevarle un auto.
Trevor notó que a pesar de echarse agua, la vaselina no se quitó, los besos con labiales seguían en su cuerpo, se sentía pegajoso e incómodo. Adam ya se había limpiado lo mejor que pudo, Camila ya había terminado de limpiar el piso y el cadáver, el cual guardo en una valija que encontró Rafael en el depósito del Penthouse. Eso les bastaría por ahora, hasta encontrar un lugar donde pudieran deshacerse del cadáver. Rafael se acordó de su gatita, la cual lo seguía y maullaba para que le diera caricias, le dejo casi a tropezones una la bolsa de dos kilos abierta a la gatita, de hambre no se muere mientras viva.
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La carretera estaba silenciosa mientras Trevor conducía, en una mano traía un cigarro con la cual se apoyaba con el volante, en la otra ocasionalmente le daba sorbos a una de las cervezas que le pidió a Adam traer, el rubio termino trayendo un montón de porquerías sin sentido. En los asientos, dormía Nan, quien era abrazado por Adam, viendo y acariciando su rostro, dándole uno que otro beso o caricia ocasional, pero el sueño ya le hacía malas pasadas. Estaban saliendo de la ciudad para ver donde podían quemar el cadáver, le repartieron unos cuantos escupitajos al pito del imbécil muerto, guardo el pene en la hielera, Trevor trajo la pala, el plan era enterrarlo, pero viendo tantas cosas incriminatorias en su cuerpo, tendrán que optar por otra opción, decidiendo guardar unas cervezas y la medicina que usa para brutalmente joder a los chicos que le gustan, la usaría en caso de que Nan despertara, curioso... será la primera vez que no la use para destrozar a alguien.
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Llegó la inevitable mañana del día siguiente. Adam y Trevor fumaban en la carretera, esperando a Camila. La pala en la cajuela seguía presente, la mujer se reunió con ellos tiempo después de recordar la masacre de anoche, ella trajo gasolina, cloro y cualquier producto de higiene que pudiera apoyarla para limpiar a los perros, sin descartar las mudas de ropa.
—Apurémonos, debemos quemar todo y luego bañarnos...—
Se deshicieron de todo lo que pudieron, las botellas de vidrio, las latas, condones. Camila se aseguró de ello. Ese auto también desaparecería cuando Trevor lo considerara. Se bañaron a la intemperie con un detergente hasta quedar limpios, viéndose en más de un momento desnudos, ni se diga Whalker, a quien tuvieron que limpiar entre los tres, bueno... Trevor no tenía en mente conocer el cuerpo desnudo de Nan por ese medio. Estaba demasiado ocupado fregándolo para mínimamente sentirse atraído por él, si bonito culo, con unas cuantas lonjas...
Se memorizo su cuerpo, lleno de pliegues que lo hacían ver tiernamente rechoncho y simpático, con pecas a reventar y lunares, Adam en cambio, no dejaba que lo tocara mucho, le dio uno que otro empujón. Camila se desnudó y esos perros ya estaban peleándose por estupideces, ni siquiera podían tomarse en serio la muerte de alguien. Dejaron un momento descansando en desnudes total a Nan bajo un pino, en lo que limpiaban el camaro,
Whalker quedo dormido en el auto plácidamente otra vez, quemaron el cuerpo en el comienzo de un bosque por la autopista, junto con las ropas que trajeran y quitaran excepto...
—Espera Camila, Nan lo notará...—Señalo el rubio, mientras se terminaba de poner una camiseta, pero veía a Camila puntualizando en la bufanda de Whalker, analizándola.
—No hay cuidado, repuse la muda, solo que... esta bufanda es lo complicado... ni se diga este broche de oro. —Harper tenía razón, pudo remplazar toda la muda, excepto la bufanda, la cual parecía casi irrepetible, pasó un cuarto de hora buscando dicha bufanda y dicho broche en aplicaciones de ropa, pero este broche de oro era único también. Haciéndola enojar, ¿Cómo una bufanda de una marca tan rara no podía encontrarse junto con otro broche idéntico? —Miren, optaré por lavarlo, y dejar sin huellas ese broche, pero... si pueden reemplazar esta bufanda, háganmelo saber, esta bufanda puede significar muchos problemas... —Puntualizo en que no lo pasaran por alto. Sin esperar, Camila se arrodillo a fregar y desinfectar la bufanda de Nan, colocándola en el cofre del auto con el sol del mediodía, secando la prenda. Mientras Trevor se sacudía el pelo, secándoselo con la toalla en sus hombros.
Limpios, los tres quedaron mirándose entre ellos, en lo que esperaban a que se secara la bufanda, cambiados y ocasionalmente mirando al "bello durmiente". En parte Trevor no lucia incómodo, simplemente al igual que Camila, esperaban a que todo pasara... excepto Adam, quien ocasionalmente se acercara a los asientos traseros y acariciaba la cara de Nan. Habían cometido un asesinato por él...
—¿Qué haremos si Nan lo recuerda...? —Preguntó Adam, para Camila estaba más que claro y... era obvio que Trevor tampoco lo dudaba.
—O mantiene la boca cerrada, o tendrá una bala en su cabeza...le daremos a escoger. NO te atrevas a siquiera mencionarlo o insinuarlo. ¿Entendido? Haremos como si nada, además... Whalker y yo tenemos una cita pendiente para el domingo que viene...—Señalo Trevor, sacando una de las cajetillas de cigarros que compro. Y encendiéndolo, él no perdía de vista su objetivo.
—...¿seguirás intentando cogértelo? Nan ya sabe de la apuesta...—le comentó Mathews, dejando a Rafael congelado sin encender el cigarro, mirándolo severamente. Eso, por más extraño que suene, si le preocupo un poco.
—¿Se lo dijiste pendejo? —Lo reto el perro, en una amenaza. Frunciendo el ceño.
—Creo que fue Owen quien se lo dijo, pero no fui yo... no sé si siquiera nos volverá a dirigir la palabra cuando lo recuerde adecuadamente...—Dijo Adam, hay muchas cosas que no quiere que recuerde. Pero... la vida no era tan sencilla.
Hasta ese momento Trevor se mostró inmutable, calmado, tranquilo. Pero con solo saber que Whalker al recordarlo no le volvería a hablar. Se frustro a niveles casi de histeria frente a los otros, pegando patadas a los tocones y gritando maldiciones, mientras la última brasa del cadáver se apagaba, la madera arde, como el infierno. Dejo morir el desgraciado cigarro con las brasas, el mentolado apesto sus ropas.
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—Y... me desmaye... dos veces, dios, desperté siendo un desastre. ¡Pero me la pasé muy bien! —Termino de platicar Nan con una sonrisa. Mientras su hermano no parecía muy contento, de hecho ira era la expresión que podía definirlo.
—Bueno... si te la pasaste bien...agg perdona que te diga esto, pero... Trevor tiene muchas acusaciones de lavado de dinero, que si bien se ha demostrado que es inocente en los juicios, no quiere decir que lo sea en verdad... —Jordan era un hermano sobreprotector y desconfiado. No le agradaba la idea de que su hermano se involucrara con semejantes partidos. Nan ya había vivido en el ojo público de la tormenta, Rafael era un maldito tsunami. Y diablos... su hermano era todo paz y tranquilidad. —Nan... sé que lo que voy a pedirte no está bien, pero... puedes conseguirte personas mejores que ellos... —Jordan jamás se guardaba sus pensamientos ni preocupaciones a su hermano, todo se hablan, nada se guardan, pero claro que le expresara si no confía en alguien.
—Lo sé, pero ellos... son amables a su manera. Aunque ya sé sus intenciones conmigo... —Sería mentir que Nan no le dijo sobre la apuesta, ya que lo recordaba muy claramente, le platico TODO, sobre sus avances sexuales, sobre sus dudas, sobre La Fargue, le contó sobre Ohio, como se sintió cansado de repente, pero Nan atribuía sus desmayos al reciente estrés que vivía por la visita del juzgado de Washington. Y era propenso a tener esos episodios, una razón nada sana para justificarlo, pero a Jordan no le ven un pelo de idiota.
—Entonces de todo corazón te puedo pedir que los mandes al diablo, cambies tu teléfono y asunto resuelto. ¿Okey? Ya pasamos mucho con... Rómulo... —Jordan usaba ese nombre como un recordatorio, un muy amargo recordatorio. Pero Nan parecía recordarlo de otro modo.
—Me gustaría saber cómo está. Solo sé que hace poco se hizo demócrata independiente, es el único del senado aquí en el estado, eso es solo lo que las noticias me dejan conocer. Quisiera que hiciéramos las pases... ya sabes llevarnos bien. —Sincera el hermano menor. Jordan le hincaba el diente a la pizza de peperonni, se había desabotonado la camisa, dejando relucir un abdomen marcado en cuadros bien entrenados, bíceps intimidantes, Jordan siempre debía tener una condición física impecable para su trabajo, levemente notarias que su panza creció un poco solamente, seguro por su reciente divorcio, un tiempo en el gimnasio y estaría nuevamente plano y marcado como antes. Era la envidia de Nan, mientras él se ahogaba en grasa, esa fuerza le bajo el autoestima, mirándose y tocándose su pequeño bultito de grasa. Notando la vista de su hermano menor y su pequeño declive en autoestima, Jordan hizo un movimiento de mover los pectorales, haciendo que ambos rieran, rompiendo el pesado ambiente que ocasionó hablar de Rómulo. —Te odio, dame tus bíceps, con ellos sería feliz...—
—No los necesitas, te ves bien, ya quisiera yo tener tanto culo. Ejemplo de que estés mejor que yo son tus pretendientes. Aunque creo que eso solo funciona para los hombres. —Sin más Jordan tomo unos tragos de su cerveza Corona, para luego eructar y disculparse. En el trabajo se cuidaba mucho más por su manera de actuar, desde que vivía solo vaya que es como si regresará a sus días cuando rento su primer departamento en Atlanta. Digamos que ellos tenían una imagen pública que mantener intacta, no podían simplemente mostrar gestos mundanos como algo tan sencillo que es eructar. Es más, que Jordan anduviera por el lugar solo en boxers daba risa, les recordaba cuando todavía vivían con sus padres.
—Pero a las mujeres también le gustan nalgones, lo garantizo. ¡Así conquiste a Miranda! Y mira, un niño. —Nan ya tenía un hijo, al cual veía tres veces por semana, y saludaba a Miranda cada que iba con ella, después de todo, era su psicóloga y terapeuta.
—¿Cómo está mi niño? ¿Cada vez más guapo? —Pregunta Jordan, amaba a su sobrino, ya que en apariencia heredo toda la cara de su hermano, en cierta manera se siente como un segundo padre al cuidarlo, las cenas de navidad con sus dos sobrinos eran divertidas.
—Obvio, salió a su papá. Por cierto, no sé si te platique. ¿Te dijo Rachel que está embarazada? Ya tiene cinco meses... —Comentó Nan, Rachel era la esposa del mayor de los hermanos Whalker, Jonathan, quien siempre está de servicio en el ejército en el honorable rango de teniente coronel, un oficial carismático y amable. Era el único hermano de la familia Whalker que no podía ser molestado por la prensa, por obvias razones, meterse con Jonathan era "interferir con los héroes del país" así que la prensa se limitaba a castrarle las bolas a los otros hermanos, Rachel hacía meses que esperaba otro niño de Jonathan, pero Jordan a veces estaba tan sumido en su trabajo al igual que Nan que apenas se enteraban de noticias como aquella. Su sorpresa se demostró con sus cejas levantadas.
—No jodas... ¿Otro? —Era una noticia agradable en medio de tanta controversia. Se alegraban por Jonathan.
—Sí, me entere por Joni, hable con él por teléfono para saludar, será niña. —Joni era el sobrenombre que le pusieron sus hermanos a Jonathan, si algo que le agradecían a su madre, era que por ella los hermanos eran tan unidos y tan cariñosos entre ellos, si hubiera dependido de su padre, Nathan hace rato hubiera criado aves de rapiña voraces y crueles.
—Coño, ellos ya van para el segundo, tú también tienes uno y yo no tengo ni un perro que me ladre. —Jordan era muy sentimental, salió del nido de sus padres y no mucho después se casó con Sara, pero curiosamente era quien más resentía no tener hijos. Eso se lo debía más a su trabajo, que de hecho, es el culpable del deterioro de su matrimonio, Sara fue extorsionada en más de una vez de ser asesinada por uno de los tantos delincuentes que Jordan había arrestado o mando a alguna prisión o correccionales, causándole más de una vez un aborto por estrés o miedo. Amaba a los niños y sus sobrinos son su adoración.
—Ey... tranquilo. Algún día... —Nan le puso una mano en la cabeza a su hermano, su ánimo era fácil de decaer y ponerse sentimentales mutuamente, pero su apoyo siempre está latente. Le dio unas palmaditas amistosas, tamboreando su cabello.
—Por cierto, hable con la "cagada" el otro día. Te mando un mensaje... —Jordan por "cagada" se refería a nada más ni nada menos que Nathan Whalker padre, exboina verde. Hijo de un veterano de la segunda guerra mundial, y de un largo linaje de familia militar, tíos, abuelos y bisabuelos siempre han estado enrolados a rangos de servicio al país, a cada lugar histórico que pisen en Estados Unidos, hay mínimo una placa conmemorativa a un alto mando de la familia Whalker. De ahí su fama y peso, pero... así como eran conocidos; eran el ojo público, ya que en años recientes... el hermano menor de Nathan, tío de nuestros hermanos, se declaró abiertamente homosexual.
Y el país entero estallo en llamas, los medios ardían y sus artículos se vendían como pan caliente, cada artículo en Facebook e hilos de Twitter se hacían reconocidos, Cameron Whalker se declaró gay, hijo de una de las familias militares más conservadoras, claro, era un hombre con los más altos honores del ejército, con el rango de mayor general, claro, no importaba toda su gloriosa e impecable carrera militar, ni que era un ciudadano modelo, ni que hacía donaciones de caridad o que arriesgaba su vida apoyando familias pobres en Países bajos. No, lo que importaba era que le gustaban los penes. Cameron era un hombre admirable, espero a que su nombre fuera relevante a ser recordado y se rebeló como era en verdad.
Naturalmente, Nathan trató de borrar que alguna vez tuvo un hermano llamado Cameron, pero gracias a Mildred madre de los hermanos, hizo que crecieran en un ambiente amoroso y precioso, logrando que el odio de sus hijos recayera en Nathan, era odiado a morir por ellos al enterarse de como apartó tan cruelmente a Cameron, era obvio que el respeto hacía su padre estaba extinto.
—Oh, ¿y que quiere? —Nan cruzo sus brazos, hablar de Nathan era increíblemente asfixiante, más por el hecho de que Nathan odiaba a Nan por su sexualidad. Y que viviera en el ojo público entre escándalos no favorecía para nada su relación padre e hijo. De hecho, por algo le habló a Jordan y no directamente a él, Nathan jamás cruzaría una palabra con Nan a menos que fuera cuestión de vida o muerte.
—Su secretario le dijo que Cameron estará de visita unas semanas. ¿Algo bueno no? —Jordan tampoco era muy fan de pasar recados como paloma, pero bueno, es lo que hay, esa vez siquiera le habló y no mando a su secretario.
—Oh, Cameron, lo echo de menos... hemos estado un poco ocupados... —Nan ha pasado tanto tiempo enfrascado en su cotidianidad que no solo se olvida de sí mismo, sino de su familia. De hecho, desde que Adam y Trevor llegaron a su vida, su tiempo libre se redujo a la mitad.
Jordan personalmente no podía dejar de darle vueltas al asunto de su caso, ¿incriminar a su hermano? ¿Qué ganan con eso? Mira a Nan comiendo y mirando una película que pusieron, Si tuviera 30. Era su favorita porque su madre la ponía en la televisión cada que la transmitían, Jordan estaba viviendo una encrucijada en tan relajante momento, conocía a Nan de toda la vida, su amabilidad, sus objetivos y aspiraciones, él jamás mataría a nadie... ¿Verdad?
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Trevor llevaba ya siete cigarros y contando, estaba nervioso. Adam a su lado estaba recostado, observaban el techo del penthouse de Rafael y tosía ocasionalmente por el humo del otro.
—¿A qué hora dijo Camila que llegaba?
Pregunto Adam, mientras Trevor descansa estirando sus brazos de tremo a tremo en su sofá, viendo a Adam servirse un Martini, su hogar lucía como si nunca hubieran tenido una orgía y menos un asesinato, que lindo. Impecable como en un principio, excepto por el colchón para su gatita cuando la traiga de vuelta, recogió la comida e instalo un bebedero, a partir de ahora encargo a su sirvienta que compre entre sus compras semanales comida para gato, además tendrá que hablarle al veterinario cuando lleguen los gatitos de la minina.
—Ya venía subiendo por el elevador. No tardara...—Comentó Rafael, sacando otro cigarro.
—Dios, deja de fumar, apestas...—Menciono Mathews, el cocinero les dejo unos mini sándwiches servidos junto con frituras para picar mientras pasan el rato. Rafael llevaba tal vez ocho tragos de vodka, directo de la botella.
—No, jodete... no me importa que se tarde, quiero que me traiga a Nena...—Comento Trevor.
—¿Nena...?
—Es mi gatita, está embarazada y estoy preocupado...—Explico Mac Bulterry, dejando con las cejas enarcadas al rubio.
—¿En serio es eso lo que te importa?
Trevor asintió, cuya mirada solo indicaba que era un poco obvio su respuesta.
—Claro... ¿Por qué otro motivo debería estar preocupado...? —Replico el magnate. Era obvio que quería que se callara la boca, y que jamás sacara a relucir el tema tan descaradamente de nuevo. Como si nada hubiera pasado.
—No... por nada...—Adam alejo su vista. ¿Entonces así iba a ser? ¿Simplemente fingir que no mató a un hombre por Nan? —Creo... que me gusta Whalker...—Comenzó a explicar Adam. —Digo... hice lo que hice por él... ¿Eso no debería significar algo...?
Trevor lo miro unos momentos, era obvio que Mathews era más que joven en muchos aspectos, pero el enamoramiento en ese tipo de situaciones solo genera problemas.
—Lo suponía...—Recalcó el mayor, mirando el humo de su cigarro mentolado. —No me amenazarías con volarme la cabeza de no ser por ello...—No lo dio muchas vueltas al asunto, tampoco es como si le importara demasiado si Adam sentía algo por Nan, no logrará conquistarlo.
—Oye, tengo la duda... ¿A ti te gusta? Porque para este momento nunca insistirías cogerte un gordito a menos que te atraiga... —Puntualizó Mathews. Y Trevor dejo de ignorar la plática, intento recriminar que jamás se interesaría en un gordo seboso como Whalker, y sintió su boca llenándose del humo del cigarro, haciendo que le ardiera la garganta, sin más comenzó a toser atragantándose con el humo, dejo de respirar, intentando mantener el poco aire en sus pulmones y tosiendo levemente, Adam le observaba cambiar de color. —Tomaré eso como un sí... si te ahogas te dejo morir, primer aviso. —Advirtió el rubio, mientras Rafael de milagro volvía a respirar, tosiendo un par de momentos. Y quedando como un idiota, mierda... ¡Mierda!
—No, no tiene que ver, solo el humo se atoro en mi garganta. —Señalo amenazante, estaba a la defensiva. —Mira, sí, me lo quería coger solo por nuestra pendeja apuesta, fin del asunto, con tu estupidez de que ahora lo sabe termina todo, no hablare con él de nuevo, me lo echaste a perder. Así que adelante cásense —Había ira en sus palabras, enojo por quedar como un imbécil y más que eso, reconocer que le interesaba o mínimamente se sentía atraído por alguien genuinamente, no lo subestimen, si fuera una mujer haría lo mismo. En general sentía un odio interno y reprimido hacía todas las personas en su círculo social, o la carencia de ellas... —Lo admito, simpatizamos en muchas cosas, mismas posturas, es de los pocos hombres con quien puedo mantener una conversación activa sin necesidad de explicarme en nada, pero... él es demasiado considerado y yo demasiado pretensioso...—Comentó Rafael, genuinamente se oía fascinado por la actitud de Whalker, era un hombre culto, inteligente, sus palabras son amables y dulces, siente que podría pasar horas y horas hablando con él y que jamás se cansaría de sacarle temas nuevos... ¿Entonces cuál es el problema?
—Yo no tengo muchas cosas en común con él... digo si, nos gusta el arte de Brigadeiro y por ello se quedó a conocerme pero... no creo que haga falta para enamorarme de su persona...—Mencionaba Adam. Esa palabra que dijo "enamorar" eran palabras mayores. —Tal vez pueda intentar algo serio con él, aprovechando que según tú "no sientes nada" —Se explicaba el rubio, dejando a Rafael con una sensación un poco insatisfactoria en su paladar, y no solo por el retrogusto mentolado que le dejo el cigarro.
—No creo que sea buena idea relacionarnos con él un tiempo, la policía eventualmente vendrá a preguntarnos por Richard...—Y mierda, las excusas y mentiras de Rafael eran asertivas.
—¿A qué te refieres? —Pregunta Adam. —¿Qué, tan temprano y ya estás celoso? —Pregunto entre risas, para Adam era obvio que si tenía celos de que deseara mucho más que una cogida.
—No seas idiota...—Regreso el insulto, estaba furioso con la sarta de palabrería de Adam. —Te voy a pedir que tengas unos años más de madures Mathews, compórtate como adulto. La policía nos interrogara en un momento u otro, queramos o no. Tenemos que estar preparados para ese entonces... —Y claro que tenía razón, no quería ni mínimamente sentirse humillado por nadie, ni siquiera por Nan por mucho que le atraiga. —Debemos mantener distancia, ya descubrieron donde estaba, solo debemos mantenernos serenos en los interrogatorios y nada malo pasará, es probable que también entrevisten a Nan, pero ante todo. Nosotros somos inocentes, Richard se fue de la fiesta, se editó de las cámaras de vigilancia... ¿Entendido? —Rafael era directo, no quería tener que verse envuelto, para Mac Bulterry, ese era otro día ordinario.
—Mierda. ¿O sea que no podré ni verlo? Vete a la mierda... —Puntualizo el joven.
Camila llegó unos minutos después, con el transportador de gatos en manos, dejando que se oyeran los maullidos de pequeños gatitos, Trevor se levantó de su lugar y Camila deposito la jaula en el colchón de la sala de la minina, con menos panza pero las tetillas caídas salió la gatita, mostrando que estaba dando de comer a los mininos. Mientras la gatita salió con precaución, Rafael asomo su cabeza, viendo pequeños bultos al final de la jaula.
—Felicidades eres papá. —Comentó Camila. Mientras Adam se unió a ver los pequeños gatitos. —Les di una ducha larga a todos, por si Park acaricio a la gatita, espero que no hayamos dejado ningún pelo de gato...—Diablos, Harper era una mujer muy precavida.
—Joder, no perdiste el tiempo. ¿Cuántos capítulos de CSI viste para eso? —Comentó Mathews, los tres indirectamente veían fascinados a la madre gatita colocarse en su pequeña camita. Fueron cinco mininos, todos maullaban para ser alimentados por su madre.
—No yo... Trevor me recomendó hacer muchas cosas... —Era cierto, si bien Park tuvo la iniciativa en ocultar muchas cosas, Rafael fue quien estaba teniendo cuidado en detalles y borrar huellas.
—Muy bien, me levante temprano a lavar ese piso con peróxido de hidrógeno...—Comentó Rafael. Adam se veía curioso de eso último.
—¿Peróxido...? —Recalcó el rubio. Pero Trevor lo miro con impaciencia, a eso se refería con personas estúpidas, si fuera Nan... seguro sabría porque, lo dicho, muy pretencioso.
—Mira, solo necesitas saber que si la policía viene y checa este lugar... no encontraran nada —Señalo Rafael, acortando las dudas de Mathews y haciéndolo enojar al tratarlo de imbécil, era obvio que le frustraba que no le explicaran para que era esa cosa de peróxido. Lo tendrá que googlear después.
—Por cierto... —Camila sacó un periódico, donde se anunciaba en primer plano una foto de Nan y Trevor dándose un beso en el bar donde se conocieron, al instante Trevor chasqueo la lengua. —Parece que Owen nos debe regalías de tantos artículos que le estamos dando a vender...—Señalo ella, era el chisme más cotizado en Nueva York, carajo, no sabía que Nan era tan mediático. —Por cierto, felicidades, tampoco sabía que tenías novio Trevor...—En efecto, el artículo resaltaba el hecho de que ahora Nan y Trevor estaban en una relación.
—¡Oye, su culo ya está apartado! —Puntualizó Adam, aclarando que Whalker no tenía ni mínimo interés en eso.
—Es obvio, pero mierda, que humillante que sea con Nan...—Trevor estaba más que decidido a no fraternizar de nuevo con Whalker.
—Cierto, por favor, Nan es mucho hombre para ustedes. —Señalo Camila, dejando mudos a los dos perros, quienes la miraron con una ceja enarcada. Ella sonrió picarona. —Oh vamos, miren, no es por meterme en sus pleitos amorosos por celos ni menos, pero de verdad. Ustedes no están listos para alguien como él, sino fuera por Richard hace rato yo le hubiera pagado el hotel. —Harper era una mujer segura de sí misma hombres guapos, tiernos, amables y encantadores como Nan, no importa su peso, le llueven pretendientes.
—¡Ja! Por favor, tampoco es la segunda llegada de cristo. —Trevor sentía que su hombría se vio amenazada cuando Camila puso en tan alto pedestal al pelirrojo, no lo veía demasiado importante para que todo el mundo caiga a sus pies, aunque no niega que tiene cierto encanto, un embrujo difícil de describir en palabras simples, le tomaría una noche completa conjurar todo aquello que evoca a sus sentidos.
—Se nota que no sabes de que hablo. Dejaste a Nan solo con Hank... ¿Y sabes que paso? —Puntualizo Camila, metiendo el dedo en la llaga, era obvio que Rafael quería hacer su treta en que Nan fuera corriendo a sus brazos al no conocer a nadie de la fiesta y le salió mal. —Por visto la novia de Hank lo volvió a dejar, ¿Sabes que hizo Nan? Lo consoló y no solo eso, le dio un pañuelo. —Camila recalco ese pañuelo demasiado, incluso Adam lo considero estúpido.
—¿Qué tiene el pañuelo? —Pregunto Mathews, Camila los observo incrédula, comenzó a reír, mientras acariciaba a la gatita del piso.
—¡Oh dios! ¡Jajaja! ¡Ustedes no podrían ligarse a Whalker en la vida, no importa cuántas citas tengan! —Ella dejó a la minina con sus crías. —Solo un caballero de verdad traería un pañuelo no solo de adorno, que vergüenza que no lo sepan y si no fuera por mí, Nan pudo cogérselo sin problemas, ESO. —Señalo Harper. —Eso es ser hombre. —Camila era una mujer que sabía eso, Nan no esperaba coquetear con nadie, simplemente fue cortés y caballeroso, que Hank se interesara, incluso con lo superficial que era, dejo en ver que el alma de Whalker es sincera. Sin esperar a replicas, ella tomo su bolsa, debía retirarse ya. —Adam y yo tenemos una junta en unas horas, debo prepararme, por ahora seguimos con nuestras vidas, finjan que nada paso, al primero que se lo coma la culpa, esta frito, nos vemos. —La mujer campante salió de ahí, dejando atrás suyo a dos hombres humillados ante la amabilidad de Whalker.
—Bueno, tiene razón. —Admitió Adam, dejando a Rafael confundido. —Por eso me gusta. —La mirada soñadora de Mathews hablando lo hacía sentir celoso, no solo porque dejo de interesarle a Adam, sabía que tenía cierto atractivo hacía él, pero ese encanto estaba palideciendo ante la llegada de Nan. Pero carajo Nan parecía ser un encantador de mujeres y hombres, si puede se disculpa al cometer un error, cuando puede te da su pequeño punto de vista en algo. Todo en él era sinceridad total y amabilidad, era cándido, con un atractivo en su rostro, cuyas pecas lo hacían lucir joven. Eso tenía embrujado a Adam, era un enamoramiento distinto a los que había vivido en su vida, para Mathews cuya vida era una montaña rusa de emociones, Whalker era paz y amor.
Adam se fue, dejando en la soledad a Trevor, la gatita maullaba feliz, Rafael la acariciaba, mientras veía a los pequeños debatiéndose por alcanzar una tetilla de leche. Debe trabajar, solo se acordó reunir con Camila y Adam por Richard, tocaba actuar como si no hubiera disfrutado matar a Park. Sin más una pequeña sonrisa se escabulló en los labios de Trevor. Había pasado mucho tiempo desde que se interesó en alguien, y la última le basto para jurarse no volver a tener citas. Muchas le habían dicho que lo amaban, pocos hombres debe decir.
Además nunca le falto la estúpida o estúpido que creyera que con amor podría cambiarlo, eso era mentira. Un mito que emulaba el cambio, sacando lo mejor de sí. ¿Quieren que recontemos a cuantas perras dejo embarazadas y que apenas pueden cotizar la manutención de esos mocosos? ¿Quieren que contemos a cuantos chicos dejo al borde del suicidio por las golpizas diarias que Rafael les daba?
¿Quieren ver su historial de ser un auténtico hijo de perra invicto?
¿Amor? El amor se lo pueden meter en el culo. Rafael es una mierda, con cientos de denuncias por lo que ha hecho. Si, tal vez Whalker tenga esa chispa para lograr que la gente lo adore, pero Trevor no se traga por completo esa careta, toda las personas somos una mierda, considera Mac Bulterry, no somos más que primates aferrados a la mítica idea de que "amar" es la salvación para alguien, ¿Qué harás cuando se te acabe el amor? Fácil, mendigar el culo de la puta más barata que tengas a la mano. Buscar el consuelo sexual que la perra de su esposa no te podrá dar, para Trevor, que existan los divorcios, no son otra prueba que confirma su punto de vista, los amores no son más que el sueño de un poeta muerto que buscaba un sentido a su vida.
¿Qué pasará con los niños entonces productos de estos declives hechos de "amor"?
Terminan como Trevor, huecos por dentro, eternamente aferrados a tapar el agujero con sexo, drogas y abusos. Necesitaba sentir que ahora él era quien tenía el control, que él debía mandar en todas las situaciones...
Nan era todo lo que él detestaba en una persona, fingiendo alegría y felicidad con autonomía. Seguro que Whalker tiene mucha mierda en su interior, piensa que trae puesta una máscara que ante los demás muestra seguridad y por dentro, tal vez este tan roto como él.
¿Podría ser? Trevor miro al cielo estrellado desde el asiento trasero de su auto, ya había caído la noche. Sus días eran tan monótonos, si claro, las orgias fueron divertidas al principio, pero con el tiempo perdieron su encanto, un demonio también podía caer en la rutina, pero admitía algo. Masturbarse con las entrañas de Richard y lamer el pene cercenado comenzaron a tener cierto atractivo, eran un despertar diferente. Había estado en innumerables sesiones BDSM, rompiendo confianza tras confianza, esas mujeres le confiaron su vida cuando las estrangulaba, ver sus ojos de desesperación cuando el aire abandono sus cuerpos le dio los mejores orgasmos que tuvo en su vida, a los chicos que humillo publicando su pornografía le causaron erecciones tremendas. Sus rostros llorando y suplicando amor cuando él solo les daba miseria, lo hacían dichoso. A veces esa necesidad de aplicar más esfuerzo se veía reflejado en las rutinas que hacía, cada vez su ejercicio se hacía más intenso, le daba esa dopamina que lo ayuda a no cometer tantas brutalidades de golpe. Su mente desvaría, Nan era un reto nuevo, caos que sin una relación en seco, dejaba rastros de desastre... ¿Qué pasaría si ellos estuvieran juntos entonces?
Por supuesto que es deleznable, un círculo vicioso de placeres con el fin de mortificar a otros. Era la noche en la ciudad, sus luces tan brillosas como siempre. ¿No era maravilloso? Todas esas luces eran personas que iban a casa sin saber que en la cima de la elite. Estaba la cabecilla de muchas de las injusticias que señalan los noticieros. Mac Bulterry traficaba putas como chocolates que puedes conseguirte en cualquier esquina, drogas que meterte, que contribuían a seguir destruyéndote, pero... ¿Es que Trevor tiene la culpa de que esos adictos le llenen los bolsillos? ¿Qué los niños inmigrantes mendiguen trabajo y él solo les ofrezca un pedófilo a sus puertas? ¿Qué las mujeres lo tachen de machista cuando claramente les advirtió a las estúpidas que no lo iban a cambiar?
Lamentablemente Rafael repudiaba los pensamientos de cualquier mujer, una aversión asquerosa para tratarlas como muñecas de plástico que coleccionaba; cuyos amores botaba a la basura como los condones que usaba, en su vida nunca tuvo una figura femenina que le mostrase amor, ya era demasiado tarde para tener una madre, la suya le basto para odiar a todas las hembras.
—Miau...
Bueno, casi todas. Amaba a los gatos, los perros los encuentra asquerosos, por ello lleva el apodo de uno, las aves solo eran pollos con distintos colores. Pero los gatos...
Los gatos y su abuelo han sido el único rayo de luz en el abismo que hace llamar vida. Lo único que le dice "Oye, vale la pena intentar sonreír" Los gatos eran seres elegantes, hermosos e indiferentes.
Los gatos no buscaban sacar algo de él, no buscaban perfeccionarlo, no buscaban hacerlo un buen hombre, eso le importaba una mierda. Si ser un buen samaritano era sinónimo de felicidad, vaya mentira resulto ser. Ser tonto e inocente cuando era pequeño le basto un arduo recordatorio de que la vida era una tragedia con una que otra alegría en ella. Los gatos lo trataban como todos los seres humanos deben ser tratados, con desprecio.
Sí, es un poco adicto al dolor. Sentirse desdichado era una de sus tantas facetas y fetiches. El dolor en el placer de recibirlo o infringirlo. Miro el cielo sin estrellas, ¿Cuándo fue la última vez que vio una?
Oh uh, divago otra vez. ¿Los sirvientes se habrán dado cuenta? En sus manos la gatita y sus mininos dormían plácidamente. Mientras que lo que pensó le pareció tomo horas, habían pasado unos minutos, el cocinero le dejo la cena. Cuando vio la ensalada y filete en su barra, a veces se pensaba si contrato un cocinero en primer lugar, pero recuerda que el cocinero le tenía miedo...
Si, traer esa "carne" especial no fue buena idea. Cualquier hombre que conociera la clase de vida que ha llevado y supiera mínimamente que le pasa por la cabeza un día cualquiera, concluiría que había que encerrarlo o mandarlo a un sanatorio. ¿Está loco? No, no tanto, es consciente de lo que hace, ¿es un desgraciado? Efectivamente, hora de dormir...
.
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Nan caminaba rumbo a su auto, se despidió de su hermano para dejarlo dormir y disfrutar su fin de semana, mientras platicaba con Samuel por el teléfono.
—"Te juro que pensé que algo malo te paso. Lamento ser tan puto Nan, no pasará de nuevo lo juró... yo..."—Se disculpaba Evans, intentando recriminarse a sí mismo aventurarse con un desconocido en el bar cuando iba a recoger a Whalker, se lamentó ser tan idiota, dejándose llevar en el despecho.
—Eh, tranquilo, no pasó nada, no me debes explicaciones, aunque si, le pedí al barn que te llamara. Pero mira, nada malo paso, solo me engente y asuste. ¡Fue sugestión! —Whalker notaba el llanto que tenía su amigo en el teléfono, no tenía perdón en lo que se consideraba era una mierda de persona.
—"Nan... si algo te hubiera pasado... todo por creerle a ese pendejo te juro que yo no..."— Samuel se sonaba los mocos al otro lado de la línea, Nan le dio su confianza en caso de necesidad y si no hubiera sido por un golpe de suerte... el que hubiera pasado... le come la cabeza.
—Pero no pasó, relájate, y se directo conmigo Samuel, si deseas saber cómo estoy, pregúntame, tampoco soy dueño de tu vida, no me debes ninguna explicación... —Whalker fue amable, considerado, intentando comprender las emociones del chico. —Sami... creo que deberías buscarte una pareja de tu edad, no creo que debas vivir imaginando si habrá algo entre nosotros, sé que no te gustan los niños...—Y era cierto, la mayor razón por la cual Samuel no daba ese paso a más, fue que una tarde tomando café, Nan le puso las cartas sobre la mesa, si deseaba tener algo serio con él, necesitaba aceptar al pequeño Lázaro en su vida. Pero Evans tuvo miedo, miedo de algo tan grande como amarrarse a la responsabilidad de un niño. Eso terminaba de asustar a todos los pretendientes de Nan y le valían su soltería.
—"..." —Al otro lado de la línea, Samuel se quedó callado, tuvieron una larga platica sobre compromiso, sobre amor, Evans no pudo comprometerse, Whalker le dio todas las condiciones para estar a su lado, y Sam fue quien dio el paso atrás, un niño era demasiado, no porque le disgustasen del todo, sino porque no se sentía preparado, tuvo miedo...—"Amo a Lázaro..." —Reconoció Sam, no era mentira, ese niño era un amor, una criatura tan amigable que era casi imposible no quererlo... pero ser una figura paterna para el niño era lo que daba miedo. —"Aún tengo que pensarlo..."—Puntualizó, y claro, estar con Nan, era sinónimo de aceptar a su pequeño clon, porque esos dos eran idénticos, sin mencionar a Miranda, la expareja de Whalker y quien sigue siendo buena amiga suya, aunque claro, se lleva bien con ella, esa mujer era azúcar pura, pero a veces un poco estricta.
—Está bien, tranquilo, buenas noches y que duermas bien, mañana tenemos trabajo que hacer, no por ser feriado podremos descansar. —Sin más, se despidió, había llegado al estacionamiento, era tarde por la noche, tal vez eran las 12:30 de la mañana, el cielo estaba oscuro pero la ciudad más despierta que nunca. No muy lejos había una pequeña tienda abierta, donde anunciaban con un letrero, vendían muffins de arándano, diablos, amaba esos muffins. ¿Tan tarde estaban abiertos?, bueno hay mucho comercio durante la noche.
Con hambre olfateo el aroma del lugar, diablos, por antojos como esos no podía bajar sus kilos demás, pizza y dulces para cenar le valían su pancita. Cruzo la calle, no veía necesario mover su auto, después de todo era una compra rápida para el desayuno de mañana. En frente del pequeño local había un auto estacionado, un auto un poco ostentoso con un chofer por delante, ¿una limosina tal vez?
No tenía idea, pero su hambre era más que su curiosidad. Entró por la puerta, viendo que había bandejas para tomar el pan, sin más tomo la bandeja y unas pinzas, en el interior de la minimalista pastelería solo había otro hombre tomando dichos panecillos y unos cuantos empelados. Whalker se aproximó a los pocos muffins de arándanos que quedaban, solo tres. Al instante el otro hombre estiro su brazo para tomar uno de ellos, Nan choco su pinza para pan con la del otro.
—Ah, perdón... —Se disculpó tímidamente, estaba dispuesto a tomar el otro, hasta que ese cliente habló.
—¿Nan...? —Pregunto aquel. Dejando petrificado a Whalker... reconocería esa voz donde fuera, en las noticias, en sus conferencias, en su mente llena de recuerdos.
Se giró a verlo, comprobando al fornido hombre, como lo recordaba, ojos esmeralda y cabello azabache, tirando a rubio, su cabello era más corto de lo que recordaba, peinado elegantemente a ras, se veía que venía saliendo de alguna junta o similar, por la elegancia de su traje, sin saco y puesta la corbata azul, para más comodidad.
—Rómulo...—Pronuncio Whalker, sus labios temblaban, mientras veía al senador, lo tomó por sorpresa. Quien fue atrapado con las manos en la masa, masticando un panquecito antes de pagarlo. Pero, no tenía miedo, veía a Smith como lo recordaba, comiendo y con ojeras bajo sus ojos, muestra de que tuvo una jornada de trabajo matadora, lo hizo sonreír a pesar de los nervios. —Oh dios, ¿día pesado? —Pregunto Nan, mirando al otro colocar el panque en la bandeja, terminando de masticar y con un sonrojo en sus mejillas.
—Ejem... podría decir lo mismo...—Su voz como la recordaba, burlesca y a la vez tan sensual. Coqueta sin desearlo, un hombre encantador y de porte profesional, mentón partido que lo hacía desvariar en atractivo, cada cosa que notaba de su rostro solo le recordaba a cuando fueron pareja, una sombra del pasado. Nan tenía la bufanda desarreglada, su cabello estaba alborotado, también tenía sueño. —Veo que no soy al único que le siguen gustando los bocadillos nocturnos... —Comentó en burla, mientras cada uno tomaba su pan e iban a pagar en caja.
—Son mi debilidad... —Se sinceró Whalker, mientras les cobraban, sin dejar de mirarse, atónitos en la mirada del otro. Como si desearan decirse todo y nada a la vez, sus manos estaban nerviosas moviendo sus dedos en marea sobre la barra de madera donde cobraban, ocasionalmente deseando tener algo a la mano, una pluma o su propio dinero.
Se les hizo eterno ver cómo pagaba la cajera, pensando en que más decir del otro. Estaban un poco apenados.
—¿Cómo has estado? —Se aventuró a decir Whalker, Smith en cambio ya había comenzado a picar el panquecito que seguía comiendo, se notaba que tenía hambre.
—Meh, la prensa tan jodida como siempre... no sé si viste el periódico de esta mañana... —Puntualizó el senador, mientras ambos tomaban su respectivo pan y salían del lugar, indirectamente sin notarlo, caminaban a la par del otro, conociendo su ritmo, cortesía de la rutina, no importan los años que pasen. Cuando salieron a la calle, el cielo se veía nublado, estaban pronosticadas lluvias. Smith carraspeo.
—Este... bueno, me dio gusto verte... —Aclaro Smith, sonriente, mientras seguía comiendo, pero procuraba ocultar sus dientes para que no lo viera masticar. Pobre, se notaba su hambre, tal vez no pudo cenar.
—Igualmente...—Sonrió Nan, mientras agachaba la cabeza, apenado, a veces movía sus pies tímidamente. Ninguno se decidía para alejarse primero, en parte... no querían. Sin más, Rómulo dejo de comer, suspiro armándose de valor y diciendo lo que quería decir desde que lo vio.
—Te eche de menos... —Y por fin Rómulo lo miro decidido, a la mierda la timidez del momento, se notaba feliz de verlo.
—Oh dios, yo también, quise llamarte pero me daba pena... —Whalker fue sincero consigo mismo, revelándole con las orejas ardiendo y deseando llorar, su garganta estaba seca.
—Igual yo... siempre pensaba que estabas muy ocupado, no recordé tus horarios y no quería importunarte... —Smith tenía las mejillas arreboladas, su mentón firme tiembla mientras habla, el uno con el otro estaban viviendo una maraña de emociones encontradas, no siendo conscientes de que tanto se extrañaron.
—No hubiera problema, te habría respondido... —Se burló Nan, como si hubieran olvidado el cansancio y sueño que tenían, verse a los ojos les disparo el corazón a mil por hora, sus manos buscaban los bolsillos, se rascan, sudaban y sus mejillas estaban rojas, sus cuellos arden, escalofríos, se les eriza el vello en el cuerpo.
—Diablos, tengo sed... emmm. ¿Buscamos una máquina expendedora? —Pregunto el senador, dejando de lado a su chofer, como si no importara nadie más en ese momento que ellos dos. Nan asentía.
—Emmm hay una a media cuadra... ¿Quieres que vayamos caminando? Porque tengo auto y... es tarde, podría ser peligroso. —Comentó el pelirrojo.
—Mira, de la seguridad me encargo yo, que cada ciudadano pueda caminar de noche con tranquilidad es mi deber, además hay mucha gente, venga vamos...—Tomaron rumbo a la dichosa máquina expendedora, en el camino platicaban, el chofer no sabía si debía esperar a Rómulo, en todos los años que llevaban trabajando juntos jamás le había pasado que se fuera sin darle explicaciones, opto por mandarle un mensaje de texto, preguntándole si quiera que lo esperara, no deseaba interrumpirlo.
—Vaya, hace tiempo no comía un muffin, creo que desde que Lázaro estuvo en una feria de pasteles... —Recordó Nan, mientras masticaba y caminaban. Entre más sueño tenían, más azúcar comían para mantenerse despiertos hablando.
—¿Lázaro es tu hijo verdad? Supe de él por casualidad, creo que me lo habías mencionado la última vez que te encontré... —Smith mordía el pan con chocolate, estaba hambriento... y se relamía los labios.
—¡Sí! Ya tiene cinco años, en un mes cumple seis... —Comentó Whalker, mientras sus pasos ahora resuenan, y recordó la pesadilla que tuvo no hace tanto con Rómulo, soñando que el sexo era un infierno, cuando... no era así en nada. Las pesadillas distorsionaron sus recuerdos. Smith era un hombre atento... como recordaba... ¿entonces porque tanto miedo a ello?
—Vaya... ha pasado mucho ¿eh? —Rómulo intento sacar de su traje alguna menta que le quedara, diablos, nunca había estado tan nervioso desde hace tanto tiempo. Saca sus pastillas y comeinza masticar, no deseaba tener mal aliento.
Estuvieron sacando botellas de la máquina, agua y refresco.
—Carajo, la maldita semana entera, todos los putos artículos diciendo en grande "Nan Whalker tiene nueva pareja; un hombre obviamente más guapo que Rómulo, más rico y poderoso y su puta madre" —Reclamaba el senador, que le restregaran en cara ese tipo de cosas le parecía grosero. —Me disculparas, no tengo nada en contra de que tengas parejas y no me molesta saber. ¡Pero vamos, que drama hacen solo por eso! ¡No somos celebridades que les importa con quien estamos! —Sin más se empino todo el resto de la lata, colocándola después en un basurero.
—Y que lo digas, ese beso debía ser privado, ni siquiera salimos o mucho menos... parece que no les bastan mis demandas, han de querer que demande a todos los reporteros de la ciudad y no tienes idea de cuánto dinero estoy consiguiendo en indemnización por invasión a la privacidad... —Nan checo su teléfono, era ya la una de la mañana, aún había personas en la calle, cabe aclarar que estaban en Manhattan, nadie duerme, y no muy lejos se alzaba el Empire State Boulding.
Luces iluminan los teatros de Broadway, en las calles que se alejan de sus pasos mientras van de aquí cruzando por allá, sus corazones recibían un rebote de adrenalina constante estando al lado del otro.
A ese paso caminando llegarían al río Hudson. Y no tardaron, cuando arribaron vieron más de un yate cruzando el lugar, donde personas disfrutaban la vista, ya habían llegado al final de la calle que da directo al río, dejándolos en privacidad sin gente a su alrededor. Rómulo miraba su reloj, carajo ¿Ya dos de la mañana?
—Ja, es tarde...—Dijo el senador, mientras miraba los cabellos de Whalker, iluminados por las luces y farolas blancas y las luces de los edificios al otro lado del río, recordaba que adoraba ver su nariz porque era rojiza se quedó embobado viéndolo, a Nan le dolían las mejillas de sonreír, pero no podía evitarlo, y sus labios, tan hermosos, suaves y rosados como los recordaba, delgados al lado de esa peculiar peca muy por encima, recordó acariciar esos belfos cada día durante años, cada noche en la cama antes de dormir, que precioso recuerdo, mientras el viento les acaricia el rostro, frío contra su piel caliente, causándoles escalofríos, perdiéndolos del presente. Fue un duelo de miradas, pero más que ser duelo, era un recuerdo, ¿Cuántas veces no se habían mirado de ese mismo modo?
Rómulo lo estaba admirando con una intensidad tal, que hizo tragar saliva a Nan, lo estaba poniendo nervioso, como si... algo fuera a suceder, intentando romper el hielo habló.
—Estás raro... —susurro Nan. Soltando su aliento, su bufanda se ondea en la noche, su broche dorado hacía que la fibra nerviosa de Smith se preguntara... ¿Nan sigue queriéndolo como aquel entonces? Whalker intento articular más palabras, al ver como Rómulo titubeaba. —Me miras como si me fueras a besa-
Sintieron el dulce suspiro del otro, más se detuvo, casi siente los labios rosarle la boca, pero no, no lo hizo. Rómulo se enderezo, sin darse cuenta lo había sujetado por los hombros para robarle aquel beso, dejando a Whalker con las piernas temblorosas, sudando frío, casi a punto de desfallecer con su corazón a punto de salirle del pecho, solo con ver la enorme sombra apartarse le hizo volver a la realidad, quedó estático, con los ojos comenzando a lagrimear, no sabía si fue por nervios, vergüenza o sueño. ¿Quería darle un infarto acaso?
Eso le pudo, diablos, han pasado muchos años, y Smith logró en una noche hacerle temblar como si fuera un tonto adolescente, con su fibra romántica a todo lo que da con solo su mirada...
—Perdona, no debí...—Literalmente lo tuvo en la palma de sus manos unos segundos, y si lo quisiera, sabe que podría hacer mucho más. Lo soltó de sus brazos, notando como temblaba su acompañante, Rómulo tenía un magnetismo animal que hacía vibrar y volar al pelirrojo. —Me...me deje llevar...
—No... está bien, no me molestaría...—Nan se rascaba la nuca, no sabía cómo llegó a ese punto. Pero no podía importarle menos, fue mágico, casi irreal. —Me la pase bien...
Smith le dio un abrazo de despedida, podían sentir sus respiraciones al unísono, Nan no quería aventurarse a realizar algo que no debiera, no quería importunarlo, pero... ¿Acaso aún podría tener algo con él?
—Yo... también... je, deberíamos hacer esto más seguido, reunirnos... —Rómulo tartamudeo, pero logró terminar de sugerir verse otra vez. Ambos permanecieron abrazados, como si no desearan despedirse, un abrazo cuyos minutos se sintieron eternos, un choque eléctrico con el tacto de sus pieles. Cuando Nan llegó a su departamento eran las cinco de la mañana y durmió plácidamente.
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Nan caminaba cuesta arriba de unas escaleras, cuya luz de día era apagada con el llanto de un ave en la cima del candelabro negro, sus velas rojas se derretían causando que un mar de lágrimas carmín desembocaran un río, un río de sangre y amargura, odio desmedido ante la venganza. Whalker dudaba si seguir caminando.
—Oh... este lugar, parece la escenografía de un teatro...—Se comentó el lúcido Nan así mismo, vestido a traje y corbata, incluso en sus sueños lleva la bufanda roja, además ¿no los sueños son los limites mismos de la imaginación?. —¿Acaso estoy en un sueño? —Incluso la pregunta parece tonta.
—Más precisamente en una pesadilla. —Revelo una voz en el fondo tras su espalda, cuya magnificencia se debatía con el fondo de un gran ventanal nocturno, quien dejaba exhalar humo de una vieja pipa. ¿Quién era esa forma en las sombras?
—Oh, usualmente en mis sueños más lindos, hay una sombra negra en el fondo de las cortinas aterciopeladas de este viejo teatro... ¿Quién eres? —Pregunto Whalker, siguiendo su curso arriba de las escaleras para toparse con dicho ente de las sombras.
—Soy un presagio, un ave de malagüero, vengo a anunciarte la tragedia, el llanto de un inocente, la caída de un imperio, las lágrimas de una madre... el placer de un monstruo... —Se presentó este personaje. —Soy esa parte de tu alma que no ocultas, pero niegas... dime. ¿Acaso vas a seguir fingiendo toda tu vida?
Whalker frunció el ceño, más que nada por confusión.
—Muy elocuente para ser un producto de mi imaginación, hombre... debo dejar de comer azúcar antes de dormir...—Se sintió mejor al decir eso, la silueta y ese viejo escenario eran productos de un sueño, no debe importar. —Siento como si tratara con el mismísimo Fantasma de la Ópera...
—No sería mentira...—La larga figura descendió por las escaleras, iluminado por las luces de la ciudad en la ventana, cuyo traje ataviado demostraba una elegancia y gracia sin igual, su rostro cubierto en una máscara. —Después de todo, estamos en tu sueño, eso te convierte en parte de mí, pero... no es por ello que al fin, después de tantas noches me presento ante ti... quiero seguir existiendo y por tanto, vengo corriendo... para advertirte —El hombre con máscara de Bulterry no lo observaba, solo compartía rostro con la luz tras la ventana. Mientras descendía y se detenía. —Apenas soy una milésima parte del problema, soy por así decirlo, la migaja de la realidad... la faceta que solo yo te permito ver y conocer. —Se sentó coquetamente en la ventana, cruzando sus musculosas piernas, fumando un habano entre los dientes de la máscara viviente, que gruñe como el animal que es.
—No necesito pensarlo mucho. ¿Trevor verdad? Oh, bueno, como te veo...—Razonó Whalker, mientras dejo de acercarse más arriba.
—Con solo pensar que debajo de este rostro esta aquel hombre, tiemblas, tu piel se eriza, tus ojos ruedan... ¿Tanto miedo te doy en tus sueños incluso? —razono el perro.
—No, no es que te tenga miedo... en parte me digo esto a mí mismo. Digo... acabo de ver a Rómulo, el debería estar en este sueño antes que tú... a ti no te conozco... —Planteó el pelirrojo, mientras las luces se mueven y danzan, como una lámpara de nieves giratoria.
—Tú y yo sabemos porque... me deseas... te encanto, pero no es que tengas miedo a un compromiso, sino que tienes un mal presentimiento de mí. Soy esa parte de tu mente que dice... si, esto es romance, o la que te dice no...—Sin más la silueta cambio, ahora era más baja, pero en contraste su figura era delgada, sus facciones dejaron caer una coleta rubia, la faceta de un Pitbull. —Oh no negaras... que este también tiene un pequeño espacio en tu noble corazón...—Se levantó de su lugar, para que las luces alumbraran un cuerpo desnudo, torneado y firme, cuyas curvas rivalizan a la perfección misma.
—No tiene sentido, no puedo desear un cuerpo... no lo deseo...—Se intentaba explicar Whalker.
—En efecto, no lo deseas... pero me deseas a mí... en pensamiento. —Revelo la figura, cuyos pies ahora estaban adornados en lustrosos tacones negros. —Sería una mentira muy descarada decir que no me deseas...
—Sí, bueno, lo hago, soy así de enamoradizo... —Se explicó Nan, mientras quería llorar de vergüenza. —Pero tú y yo sabemos porque no les digo nada...
—Y que lo digas... pienso igual. —La figura se puso erguida. —Las relaciones con un asexual son complicadas, ni decir sobre el pequeño Lázaro... pero debes decirles la verdad en un momento, ponerles las cosas claras...
—Lo sé...—Dijo Nan, mientras se sentaba en las escaleras. —Es por lo que pasará después, cuando ellos lo sepan, nuevamente pasará lo que Sam, no puedo pedirle compromiso a alguien tan joven, eso sería muy tonto de mi parte, yo quiero vivir despacio y ellos viven muy deprisa... —Se sincera Nan.
—Alegamos lo inevitable... ¿no es así? —Pregunta, volviendo a ser un Bulterry, su cuerpo rueda en la ventana y ahora un cuerpo mastodonte y musculoso lo reta con la mirada.
—Sí, tienes razón, no puedo gustar de ambos, eso sería extraño para mí...
—¿Quién te dijo que no? —Se defendió la bestia, cuyas piernas se alzan para levantarse por las paredes. —¿Es que acaso seguimos estancados aquí? Puedes desear libremente, nadie te juzga, en estas paredes de la mente, a menos claro, que nos estén observando...—
—¿Te sientes observado? —Pregunto Whalker, intentando acercarse otra vez.
—Todo el tiempo... siento como miles de ojos en mi espalda se aborrecen contra mí, y a la par, escucho voces, gruñidos que me hablan sobre el sexo, la sangre y un cadáver mal cubierto, quemado en las brasas del infierno. Siento como desgarran mi ropa, para cortarme lenta y dolorosamente. —La criatura se abrazó a la espalda de Nan, haciéndolo temblar. —Pero... entre los ladridos de los perros, oye el aullido de un lobo.
Nan se dio la vuelta, topándose con la máscara de un lobo. Abrió sus ojos en sorpresa, y se resbalo de esas escaleras, sintiendo caerse por la baranda, pegando un grito de sorpresa, la bestia tomó una forma antropomórfica, con un pelaje adornando su cuerpo y lanzándose al vació junto con él y solo la silueta del lobo cayendo encima suyo para morderlo con sus dientes. Y sus labios, eran fríos como el hielo. Lo imagino devorándose su cuerpo, sangre por esas paredes, su cuerpo destrozado bajo las garras de la muerte.
.
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Continuara...
Espero les haya gustado, y que los dibujos no les parezcan muy feos xD, vaya, tal parece que Rómulo logró en una noche lo que Trevor y Adam no han podido en días. Jordan sospecha de su propio hermamo sin desearlo.
Nos deja dudas. Los sueñosde Nan auguran algo no muy bueno, Trevor deja ver una naturaleza perversa y cruel de si mismo. ¿Quién será el lobo em sus sueños? Comentenme que les pareció el capítulo ^_^, recuerden que tengo grupo de facebook en mi perfil. Los leo~~~.♡ muchas gracias por leerme.
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