Capítulo 12: El humor del perro.

Nan miraba un punto fijo del cuarto, con su cabello erizado y desnudo. A su lado roncaba Adam quien estaba entrelazado a sus piernas. Estaba intentando averiguar cómo diablos llego a la cama del condenado rubio, su mente fue brutalmente golpeada con el tiempo. ¿Qué día era hoy?

Ayer y todo el día que pasó con Mathews fue domingo.

Hoy era lunes.

—¡Me lleva la que me trajo! —Se apartó rápidamente del otro, cayó de bruces en el suelo para llegar a su teléfono, no estaba en la habitación de su anfitrión así que tuvo que salir a buscarlo a la sala poniéndose a prisas su ropa interior. Debía admitir que en ese momento estaba odiando lo espacioso que era ese lugar, no daba donde estaba su maletín, cuando paso por la cocina al fin encontró sus pertenencias, rebusco su teléfono para ver la hora exacta.

"7:01"

Suspiro de alivio, no era tarde todavía, entraba a las 9. Le daba tiempo de ir a su departamento, bañarse, desayunar y...

—¿Nan? ¿Está todo bien? —Atrás suyo con bostezos dormilones Mathews le veía desde el arco de la puerta dando inicio a su pieza, meneando sus posaderas redondas y rojizas con su miembro al aire no dando pena de su desnudes, más bien su única queja era haber sido despertado.

—Perdona no quise molestarte, solo quería ver qué hora era... ¿Co...como estas? —Debía admitir que estaba avergonzado, confundido y temeroso. ¿En verdad pasó lo que pensaba?

¿Realmente él y Adam...?

—Tranquilo mi culo está perfectamente... el tuyo quien sabe —Le dedico una sonrisa coqueta, descalzo fue directo a la cocina, yendo a la nevera para ver qué comer, agachándose para darle un vistazo y haciendo que Whalker pudiera contemplar en todo su esplendor esas posaderas muy bien cuidadas y definidas.

Estaba demasiado avergonzado para corroborar lo dicho, no sentía que su cuerpo fuera estocado, pero si se sentía cansado. Era tan extraño. No creía que hubiera pasado nada.

—Oye, puedo hacerte un omelette de tocino antes de que te vayas. ¿No quieres? —sugirió el rubio, sacando la comida para prepararlo, leche, huevos, tocino en lonchas y tiras de queso, colocándolos en la mesa.

—¿Eh? Bueno, si no es molestia... — Seguía atolondrado, no quería cruzar palabra con Adam, se sentía demasiado nervioso pero tampoco quería ser grosero como simplemente irse sin más así que se acercó para darle una mano con ello.

Tuvieron una agradable platica mañanera mientras intimidaban cocinando, bromas por aquí, malentendidos e insinuaciones mostrándole las piernas a Nan por acá.

—¡Y unos putos paparazzis salieron de la maldita nada y me bombardearon a mí y a una persona con quien hablaba con fotos! Carajo, ¿Acaso necesito no volver a salir en público para que se detengan? —Ya un poco confiado se sincera con problemas que también ha vivido Adam en su vida.

—Yo que tú los mandaba a comer mierda sin reparos. No les tengas miedo a esos imbéciles, los que saldrán perdiendo serán ellos —Le agradaba que Adam no tuviera tapujos para quejarse, por menos es él mismo sin fingir. O eso piensa.

Si, por primera vez Nan no despertaba con mal humor y la cabeza dándole vueltas, por primera vez no debió dormir con pastillas para dormir, incluso Adam le hizo un tónico suave para la resaca sabor naranja. En venganza se burló de la nariz achatada del rubio con el parche de la venda en su rostro.

.

.

Anteriormente Trevor había ido a darle apoyo moral a Devon cuando intentara ligarse a La Fargue, viéndolo desde una mesa del pequeño local, ya teniendo en cuenta el sabotaje que realizaría, mayúscula fue su sorpresa cuando no necesito interferir al ver en la enorme vergüenza que quedo O'Neill. Cielos, pobre chico.

Aunque Rafael estaba aguantando reírse en su cara. ¡Por dios! ¿Quién era tan idiota para golpear a su futura cita?

Ni siquiera Trevor borracho perdía tanto su integridad, en un alarde para regodearse todavía más de la situación saco su teléfono para llamar a Devon, siendo cero discreto y muy escandaloso al respecto.

—¡¿Devon?! Amigo, ¿Qué diablos fue eso? —

—"Lo siento, no pensé que yo me fuera a..." —El pobre estaba excusándose por tremendo accidente, no teniendo idea de cómo reaccionar, solo podía oír a través del teléfono como se bebía sus lágrimas por lo hecho. —"¿En qué pensaba? Solo soy un estúpido mocoso, no debí salir, era mejor solo quedarme sin hablarle a nadie y nunca habría tenido que pasar esto..."—

Deseando hacerle sentir peor comenzó a fingir darle ánimos.

—Chico, no te preocupes, todos sufrimos accidentes, aunque te garantizo que nunca he quedado como imbécil frente a ninguno que me quería ligar —Se detuvo de hablar aguantando la risa, para luego volver a un tono mal hecho de seriedad. —¡Solo debes intentarlo de nuevo! Y pedirle una disculpa por los santos putazos que le metiste, no puedo... —De nueva cuenta hizo presión en toda su fuerza de voluntad para aguantar las carcajadas, la gente ya lo veía raro, había algo particular en la risa de Trevor cuando en verdad se divertía y es que carraspea con su garganta, por tanto oírlo reír era oír a un demonio con una risa profunda e histérica, golpeaba ocasionalmente la mesa con su codo. Era cruel que se estuviera divirtiendo con tal desgracia, pero vaya que la estaba pasando de maravilla. Tapaba el teléfono con su mano para que su pequeño asistente no lo oyera mofándose de su desgracia —Ay... soy bien mierda —Su sonrisa era tan jodidamente sincera, ni asomo de arrepentimiento por ello. Recobrando el juicio, volvió a ponerse al joven O'Neill en la oreja. —Perdona, me surgió un asunto, pero sí. ¡No te rindas! ¡Ve por la segunda ronda! —

Un silencio fue su contestación en el teléfono, hasta oír la voz del otro.

"Tienes razón... debo dejar de ser un cobarde, he estado huyendo desde hace tanto tiempo...¡Trevor! ¡Voy a regresar para allá! ¿Qué está haciendo Lafe?"

Eso sí que lo tomo por sorpresa, ¿De verdad volvería después de las enorme cagada que cometió?

—Dude, amigo, compinche, ya pasaste mucha vergüenza el día de hoy. ¿Quieres perder toda tu dignidad de una? Ah, Lafe sigue sobándose el madrazo que le diste... —Otra vez, su burlesca risa.

"¡Voy corriendo para allá!"

Le colgó, dejándolo expectante de más diversión. ¿Está estúpido acaso? ¿Quiere humillarse más? Él nunca se disculparía en ese caso, pero bueno... no estamos hablando de Mac Bulterry, sino de Devon, ¿Qué piensa el chiquillo? ¿Cree que lo perdonara acaso?

Mac Bulterry se moría por ver que tan grande podía llegar a ser la cagada que hizo. Unos veinte minutos pasaron cuando Devon volvió como todo un hombre al lugar, Rafael se había pedido una malteada, estaba disfrutando y saboreando la situación, esperando como el maldito que es fracaso del otro.

La Fargue lo vio venir nuevamente al mostrador mientras se limpiaba la sangre de su boca. Devon camino hasta quedar en frente suyo, alzando momentos después una bolsa con el logotipo de una farmacia. Entregándosela en sus manos.

—Lamento el golpe. ¿Te mordiste no es así? Traje un enjuague que te puede ayudar con eso... —

El joven empleado momentos después le echó un vistazo a la bolsa, en efecto un tónico para las magulladuras que se hizo en la boca y algodón para colocárselo estaban adentro.

Devon sudaba de las manos y temblaba sin control, esperaba que La Fargue lo mandara al diablo por el golpe y le rechazara la medicina o que aceptara la misma y le dijera que se largara de su vista.

Talbot en cambio, lo miro unos momentos antes de suspirar y sorprendiendo a todos... sonreír.

Llamo a su hermano desde la cocina. La Fargue presiente en la mirada del chico lo normal, Devon esta aterrado de su respuesta, pero su disculpa es sincera.

"Si me lo regresaste por algo, entonces yo lo perdono" La Fargue es una persona que aunque no lo demuestra, cree en el perdón y arrepentimiento, por algo estudia en un colegio católico, no pierde nada con disculparlo.

—¡Fer! Te encargo la caja un momento, tengo que hablar con alguien —Grito a su hermano mayor, este le asentía y atendía al siguiente cliente, el joven azabache salió de la caja tomando el botiquín colgado por ahí, señalándole a Devon sentarse con él en las sillas al aire libre del local.

Devon tenía la cabeza hecha un lio, no pensaba que tendría esa reacción con él, ni él ni nadie, incluso algunos comensales los observaban curiosos.

—¿Me dejas ver? —Pregunto Talbot.

—Eh, ¿Qué? —

—El golpe que te diste en la cabeza, se veía muy mal. Quítate la gorra —Pide el joven.

Devon obedeciendo en automático se quitó dicha prenda, dejando ver un pelambre negruzco desordenado, se vio con el reflejo de las ventanas del restaurante. —Dios... mi cabello parece el nido de un pájaro —Causo una carcajada involuntaria del otro, quien negaba con la cabeza.

—Je, pienso que te ves bien, quien salió peor fui yo, mira nada más el putazo que me dejaste —Bromeaban de sus golpes, eran muchachitos tontos con cientos de memes cayendo en sus labios para divertirse.

Una amargura como ninguna invadió la mirada de Trevor, su gracia se iba cada que veía como Devon y La Fargue comenzaban a platicar minuto a minuto más amistosos entre sí. No conto con eso, no sabía a quién considerar de los chicos más idiota.

A Lafe por perdonar tantos golpes o a Devon por de verdad volver y disculparse temiendo el rechazo. ¿Por qué? ¿Por qué los chicos son tan estúpidos? ¿Por qué no entienden que no deben perdonar?

Sus mentes tan pequeñas e influenciables, sus decisiones tan apresuradas y tontas, sus aspiraciones tan mediocres, sus esperanzas y sueños tan sencillos de satisfacer. Mierda, Devon era tan idiota que ni siquiera había pensado de manera sexual con el estúpido que se quiere ligar. ¡Le parecían simplemente las acciones de pendejos!

Para Rafael eso no era otro recordatorio que odiaba de todo. Fantasías de la juventud, juventud que él nunca tuvo, que jamás disfruto.

Muy bien, hora de sabotearle el teatrito a Devon, que se cabree con él, no le importa. Estaba harto. Ni bien había desbloqueado la pantalla de su teléfono no tuvo tiempo a nada más.

—¿Trevor? —Pregunto Nan mirándolo detenidamente unos momentos.

"¡Me lleva la puta madre! ¡¿Por qué carajo?!" Era putas en serio que cuando estaba más ocupado le cae del cielo el imbécil pelirrojo.

—¿Nan? ¿Qué estás haciendo aquí? —Incluso lo puso paranoico, ni sabía de donde vino. Se cuestiona todo, el ahí, el ahora. Detestaba que lo tomaran con la guardia baja, odiaba no tener la situación en sus manos y sino fuera porque se trataba de Nan, hubiera comenzado a hiperventilarse.

—Oh, perdona si te asuste, solo pasaba a comprar mi almuerzo. Vaya, te ves incluso más pálido... —Se disculpó Whalker, sin ser invitado se sentó en la mesa, Trevor recobro la compostura lo mejor que pudo tomando la malteada tan rápidamente que se la bebió en dos tragos, tosiendo momentos después. —¿Estas bien? —Pregunta preocupado su acompañante.

—Fabuloso guapo. ¿Qué creías? — Cerró la página que tenía abierta de su teléfono. Apartando su vista, se encontraba muy a la defensiva, entre risas nerviosas Nan contesta.

—Oh, vaya que te moleste. Lo lamento no buscaba incomodarte, solo quería pasar a saludarte. Saber cómo estabas desde la otra vez, si te molesto me retiro —En seguida su rostro cambio a desilusión.

"Demonios, la estoy cagando, respira Trevor. Concéntrate y a lo que vas, buscas cogértelo..."

Una cosa era Mac Bulterry y otro Trevor en sí, a veces olvidaba que ambos debían formar parte de su vida o le destruiría. Control perro, control. Paso su brazo cerca de su rostro para cubrirse los ojos, mientras realizaba un rápido ejercicio visual para calmar su ansiedad. Cuando noto que su invitado se ponía de pie, tomo su mano para sujetarle de la manga blanca para detenerlo en un suave agarre.

Se miraron a los ojos antes de que Nan decidiera mirar a los lados, ¿Acaso Trevor no sabe que es una figura pública? Le indico al pelirrojo sentarse en la silla otra vez, ya calmados hablo.

—Lo siento, no quería que te fueras... ando un poco cansado... inicio de semana difícil guapo ¿Tú como estas? —Se encontraba mejor, ha superado su crisis por los pelos antes de liarla como le paso una vez hace tiempo...

—Agradezco tu cumplido, se puede decir que bien. Curioso... van dos veces que te encuentro en el mismo restaurante...— Enarco una ceja en complicidad, es cierto, estaban en ese mismo restaurante antes de que llegaran los paparazzis.

—Lo mismo digo. ¿Tanto así te guste? —No tardo en sacar sus armas, dejémonos de juegos, Nan ya sabía que se dio un agasajo con él. ¿Para qué ignorarlo?

—¿Qué? Oh cierto, el bar. Pero no hicimos nada... —Se defendió al instante, agradecía que su mesa estaba apartada y podían platicar con un poco de privacidad, Whalker habla con amabilidad y simpatía, sabe que no hizo nada de lo que avergonzarse o arrepentirse.

—¿Y cómo estás tan seguro? A lo mejor te di la mejor noche de todas y tú ni lo recuerdas. Qué cruel eres. —Se martiriza a si mismo con una sonrisa, sin despegar sus ojos de su presa, buscaba sentirle abrumado, y por lo general le funciona. Nan se ríe y niega con la cabeza.

—Bueno, nos besábamos hasta que un amigo mío te dio un empujón cuando te vio encima de mí y luego nos fuimos. Que por cierto lo lamento en su nombre, él pensaba que me querías hacer algo malo. —Demonios, ¿de verdad se estuvo guardando esa disculpa durante tanto tiempo?, ni siquiera Trevor se acordaba del todo de ese lio y tampoco le importaba. Ocasionalmente busca la mano disponible de Nan, ya que trae su maletín y le aparto la que tenía hace unos momentos.

—Te perdono si me aceptas una cita y olvidamos la desnucada que casi me dan ¿Qué dices? —Dijo Trevor, no consentirá que Nan se le escape por ningún motivo.

—No creo que sea buena idea. —Planto de cajón y sin dudar el abogado. Haciendo que hasta él se asombrara por lo dicho. Rafael jamás se espera un no por respuesta, estaba acostumbrado a que le dijeran sí, su atractivo le brindaba las puertas a cualquiera, un guapetón irreal lo está ligando ¿Y viene con su puto no?

Esperaba una risa nerviosa, un sonrojo, algo para variar, sabiendo la cortesía que posee el pelirrojo. Mierda, lo corto de tajón. ¿Tanto estaba perdiendo el toque en coquetear?

—No es que no quiera y tampoco quiero ser grosero contigo. Pero... la prensa —Su imagen pública era algo que sabía por rumores Nan siempre cuida, hoy lo estaba confirmando directamente de sus labios, en verdad que ese tipo era complicado de cortejar, corta todo lo que no le parece... Muy bien le da un punto por saber hacerse de rogar, en ese momento cualquiera ya lo hubiera aceptado con solo verle a la cara.

Whalker comenzaba a sentirse hechizado por los ojos de Rafael, eran rasgados, cubiertos en un brillo particular, su voz era amable y amistosa, costaba resistirse a sus cumplidos, no lo niega y le cuesta no demostrarlo. Sin saberlo ambos buscan algo en el otro.

—Veo que tampoco soy el único que le preocupa, pero... en verdad me gustaría conocerte. ¿Tan mal te caigo? —Y él sabe dónde atacar directamente. Dice que no quiere ser grosero, se lo restregara en cara.

—¡No Sr. Rafael! Es que, que yo sepa eres conocido. Sé que perteneces a Ellenstrenton, aunque no sé muy bien cómo. —Trevor le logra tomar de la mano, llamándolo silenciosamente con su mirada clavada sin cesar en su rostro. El magnate se inclina sobre el secretario, aprisionándolo con lo cerca que esta. Ahora Nan nota lo pequeña que es la mesita del lugar que hasta sus rodillas se están rozando sobre los trajes con suavidad. No tarda en llegar a su barbilla para hablarle con más privacidad.

—¿Tienes tiempo ahora? —Susurra con una voz ronca, picara por igual.

—Bueno, acabo de salir del trabajo. Pero yo no quiero molestarte a ti en lo que tengas que hacer... —Intenta vagamente echarse para atrás, no niega que también desea platicar con él. Pero si hay cámaras...

—Si lo deseas podemos irnos a otro lugar donde te sientas más seguro. —Trevor ya maquinaba un plan, si lograba meterle cerveza a su presa entonces podía acabar con eso de una buena vez por todas.

Con el amable recuerdo mañanero que le recobro la confianza, Nan esta dudoso. ¿Qué debería hacer si dos hombres le coquetean? ¿Cómo decir que está interesado y no? ¿Será alguna clase de traición con Adam o Sam? Si, pon que Adam y él follaron, no han dejado de ser meros desconocidos para el otro. ¿Está mal hablar con otro hombre que obviamente también está interesado en él? ¿Es eso raro? Todo era tan confuso, y muy en el fondo, también deseaba saber las intenciones de Rafael.

—¿Sabes? No tengo miedo de hablarlo por aquí, si vienen paparazzis les daré un puñetazo si toman una foto. Pero... no me siento cómodo en la planta baja de aquí. ¿Platicamos arriba? —Quiere ser sincero consigo mismo. Y para ello Trevor esta en medio.

—Por supuesto... —Bueno, a la mierda su plan. Tendrá que improvisar.

Tomaron unos minutos mientras Nan pedía de comer, con Trevor sentándose casualmente un poco a su lado, la parte de arriba del restaurante estaba un poco más vacía, la gente no gusta mucho de usar los taburetes de cuero porque son un costo adicional ahí. Mientras esperaban sus pedidos Nan soltó un suspiro con tranquilidad, la música de jazz sonando de fondo era relajante. Combinado con ese aroma a café brindaba una atmosfera pacifica donde puedes platicar con tus amigos a gusto.

—Entonces guapo. ¿Ya puedo intentar volver a ligarte? —Encogió sus hombros mientras no perdía detalle del pequeño sonrojo que al fin empezaba formarse en el rostro del secretario.

—Trevor, quiero que me seas sincero. ¿Has buscado información sobre mí para saber que frecuento este sitio? —

Un silencio abrumador azoto la mente de Rafael cuando le soltó eso.

"Puta madre" ¿Era tan obvio? No, no, no lo puede saber, lo rechazara sin duda alguna.

—¿A qué viene tu duda? —Venga, Trevor sacara sus mejores mentiras.

—Lo digo porque es un poco extraño encontrarte tres veces en tan poco tiempo. Nueva York no están pequeño, llámame paranoico pero no puedo evitarlo...—Nan va pisando terreno peligroso. Y eso no le está agradando en una mierda a Trevor, no era tan estúpido como pensaba.

—Si te soy sincero si fue casualidad encontrarte la primera vez, y pensé... que si tú frecuentabas este restaurante, entonces con suerte tal vez te vería de nuevo... —Vaya, sí que sabe mentir

—Oh... eso es lindo de tu parte —Una risilla nerviosa y Nan estúpidamente le creyó.

A Trevor no le costó nada desenvolverse para alegrarle aún más el día a Whalker, en ávidas platicas, se les fue volando la tarde.

—O sea, eres solo socio en la compañía...—Analizo Nan mientras Trevor le explicaba a que debía su tan basto tiempo libre.

—Exacto, así que quien devora a las compañías para no tener competencia, soy yo. —Se señaló y engullo un panquecito de nuez.

—Curioso... entonces si hasta ahora solo has invertido dinero en tus empresas... ¿De dónde sacas el capital? —Esa pregunta tomo por sorpresa a Trevor. Enarco sus cejas mirando a los intensos y casi inocentes ojos del pelirrojo. Sus labios forman una amable sonrisa, observa sus labios y debe decir que no le desagrada tanto la idea de volver a besarlo. Nan es más astuto de lo que creía, deberá ser más precavido en cualquier cosa que le diga. Whalker notando que la pregunta incomodo a su cita decidió arreglarlo. —Perdón. Si es privado, me abstengo de preguntar —

—¿Sabes? Podría decírtelo, pero después tendría que matarte —Le dijo Trevor con un fingido acento italiano mal hecho aparentando ser "Vito Corleone" tomando la copa donde tenía su batido. Por el misterio de dónde saca el dinero. Rafael recordó muy tarde que la última vez que hizo ese chiste se lo tomaron muy a mal, temiendo cagarla solo oyó la risita de Nan.

—Más que mafioso pareces el típico socio capitalista, frío y descorazonado —

Vaya, no esperaba esa reacción. Muy bien se lo pasa, tal vez folle más de una vez con Whalker.

—Usualmente nadie entiende mi gracia y me miran con cara de "te daré un quemón en Facebook". Es un fastidio negociar con principiantes sin jerga empresarial ni sentido del humor. —Acomodo su muñeca debajo de su mentón, debía decir que por alguna razón platicar con Nan se estaba volviendo adictivo. ¿Cómo explicarlo? Lo comprendía.

—¡Y que lo digas! —Señalo a la par que hincaba el diente en su crepa de chocolate. —He tenido en mis manos más demandas por hacer públicos asuntos privados que por el verdadero motivo de aquello que se quejaron en primer lugar. —Meneo su bebida. —O tal vez soy demasiado viejo para ver el alcance masivo de este infernal aparato —Señalo su teléfono y luego lo dejo en la mesa.

—Diablos, ¿Por qué no te conocí antes?

Está bien, está bien, admite que Whalker tiene una mente interesante. Y extrañamente opiniones parecidas a la suya.

—Como te dije, la prensa me caza como un maldito animal que les saque dinero fácil. Por tanto no soy mucho de salir. Es jodido para mí saber que a donde vaya, es probable que busquen lucrarse de mis problemas y creo que me entiendes...—

No le quedo dudas, sí que se esforzaría en darle un poco de batalla a Adam por el culo bonito de Whalker Al final del día, cree que será un perfecto adorno para recordar en sus tatuajes.

.

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El día ha dejado de ser igual, las mentiras tan sencillas, las miradas tan latentes, su recuerdo tan simple, acordaron volver a verse y aun así la soledad tan fuerte. Otro día más en aquella tan peligrosa, viva y solitaria vida, Trevor fue dejado en los estacionamientos de su penthouse, perdiéndose en las luces de la ciudad, sin verlas verdaderamente, era curioso, Nan lo puso de buen humor, examinaba el cristal interior hasta que su chofer le aviso que habían llegado.

Con maletín en mano se bajó y le indico a su conductor que no hacía falta escoltarlo.

Camino unos pasos junto a los contenedores de basura del lugar para llegar al elevador y salir de los aparcamientos, hasta que el estribillo de unas botellas en la basura rompiéndose robaron la atención de Rafael. Considero que seguro se trataba de alguna rata hurgando que comer.

Hasta que escucho el maullido.

Se acercó con lentitud al contenedor, dejo su maletín al lado y abrió la pesada tapa de ahí. Topándose con un minino de ojos verdes, nariz rosada, pelaje sucio alguna vez blanco con gris y hoy en algunas partes sufriendo calvicie. Y por las tetillas erectas de la minina al igual que su vientre abultado, podía saber que estaba embarazada, sola, hambrienta y con huesos asomados en su columna.

La felina maulló asustada, precavida, temiendo ser herida, se encierra en un rincón del basurero. Trevor miro unos momentos que estaba demasiado profundo para que solo estirara sus brazos para alcanzarla, cabreado bufo y bajo violentamente la tapa del basurero.

Furioso por mancharse las mangas de las manos con la apestosa basura, tomo su maletín del suelo y partió al elevador, viendo que tendría que mandar el puto traje a la tintorería del lugar, tendría que pedir al encargado que se asegurara que ningún maldito animal callejero se metiera otra vez. Había marcado el número del elevador, cuando llegó apenas alzo su pierna para entrar.

Y la gata volvió a maullar.

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—Solo necesita desparasitarla, una dieta adecuada del buen Whiskas y no habra problema con que camine por aquí y recuerde ponerle este pequeño suero en la comida que le dé. —Explico el veterinario, quien tenía una cara adormilada por estar atendiendo a tan altas horas de la noche la petición de Trevor, quien después de sacarle un fajo de billetes claro que acepto la consulta exprés del animal.

Trevor cito al veterinario en su sala. Sí, no saldría de la comodidad de su hogar, mando a pedir croquetas para la gata, una cama, caja de arena y en unos 20 minutos se los traerían.

Tenía su traje lleno del pelo de la minina, quien estresada se le había orinado encima y lo había arañado. Pero después de darle de comer, agua y caricias, comenzó a calmarse, aún asustada por el nuevo entorno a su alrededor.

Rafael se quitó el traje para ponerse unos pants y una playera de tirantes negruzca. Su cocinero le dejo la cena, solo la calentó y se sentó a comer sin más. Mientras pinchaba el tocino, su nueva compañera maulló exigiendo le diera de comer. Cediendo a esos ojitos verdes, le termino dando de su plato, a pesar de que él mismo se había dicho que la gata solo sería un huésped temporal, pensaba darla en adopción cuanto antes. No podría soportar verla sola, menos al saber que tendría crías dentro de poco.

Y por la noche se apagaron las luces, yéndose a dormir, esta vez la minina se acostó a su lado, lamiéndole la nariz, Trevor quiso bajarla de su cama, educarla en que debía solo dormir en su colchoncito. Pero a esa minina le era tan fácil manipular con su belleza y ternura a su nuevo dueño, sus ojos, tan inocentes y amables como los de...

Se dejó rendir. La gata domino al perro.

—¿Tú también estas sola nena? —Preguntó retóricamente, sabía que no obtendría ninguna respuesta.

"Miau" Soltó la gatita, una pequeña sonrisa apareció en los labios de él, acariciando las orejas del animalito para dormir plácidamente momentos después.

.

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Continuara...

(Recuerden comentar que tal les pareció el capítulo, muchas gracias por leerme. Besos y diganme si alguien más ama a los gatos aquí owo)

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