Minerva

Poco a poco me fueron vendando las zonas afectadas, no podría mover los brazos durante un tiempo, pero no me importaba, lo único que tenía claro era mi objetivo. ¿Cuál es, te preguntas? Antes no lo sabía, pero ahora mismo, mi senda es el héroe, mi senda es Link.

- Explicarme, ¿cómo saldremos de aquí?- nos encontrábamos aislados en un local desierto, sin poder atravesar las puertas de este. El enemigo era inexpugnable. La situación perfecta para presenciar una muerte de honor, que no sería mi caso. Mientras, Ralis explicaba el plan a la pregunta que había formulado, yo devoraba al chico rubio con la mirada tímidamente. Algo me atrajo a observar sus movimientos, rápidamente se dió cuenta, a lo que se enrojeció avergonzado. Yo mantuve los ojos sorprendida. No me esperaba una reacción así. ¿Porqué?
Tenía que comprobarlo.

-¿Entendido?- yo asentía sin entender nada, solo estaban pendiente de la sensación que tenía en el estómago.
Salimos de la estancia con cuidado, sin moros en la costa, vigilaba las espaldas de los tres hombres que se encontraban delante mía. Aunque no tardaron las flechas de nuevo. No conseguíamos despertarlos, y comenzamos a correr de nuevo. Yo, con mucho dolor en el vientre y el hombro, pero con determinación. Gareth consiguió divisar mi situación, que como respuesta me cogió la mano para llevarme consigo, hacia su cuerpo. Nuestros pasos iban en consonancia, lo que me hacía replantearme mis sentimientos. Verlo esforzándose por mí, me producía una conmoción en mi interior, que a la vez conmovía mi corazón.
Mis pensamientos me contradecían, todo lo que había dicho ¿Qué debería hacer? Dudas, fue una confusión que me dejó paralizada.

Tan pronto como conseguí recuperar mi mente, vi una gran muralla de agua a nuestra izquierda. Aparté al grupo hacia la cascada, como había deducido, era un perfecto escondite.
Atravesamos el agua que nos separaba del peligro. El ejército pasa de largo.
Suspiré.

- Estaremos bien aquí, podremos descansar más seguros, y luego debemos ver hacia donde lleva la gruta. - la cueva estaba decorada con cristales brillantes a causa de la humedad. Pero, en seguida sentí mis ropajes mojados. Era una sensación fría.

- Bien hecho Linkle, ni siquiera yo sabía de esta gruta.- dijo Ralis sorprendido. Yo asentí sonriendo.
Unos segundos más tarde. Link se enrojeció de repente, mientras me miraba fijamente, a la vez que se tapaba la cara, intento de ocultarlo todo. Gareth hizo lo mismo, yo los miraba extrañada. Hasta que me di cuenta de que mis ropas estaban un tanto demasiado pegadas a mi cuerpo, desvelando mis curvas. Avergonzada atrapé mi caperuza y me tapé el pecho con ella.
Ralis se reía a carcajadas.

- Los humanos sois un tanto extraños...- después del movimiento, decidimos descansar en el lugar.
Al poco rato Gareth y Link dormían al calor de la hoguera. Ralis no pegaba ojo, a lo que yo aproveché para aclarar unas cuantas cosas.

-Ralis... ¿Alguna vez has sentido algo como...?- no me atrevía a seguir la frase.
- Algo como ¿Qué?
- Como el amor.- suspira.

- Claro, lo sigo sintiendo. Cada día. Pero a la vez, me siento frustrado por no poder liberar a esa persona.
- ¿Qué pasó con esa persona?- gira la cara, intentando contenerse.

- La tiene de rehén, los rebeldes la atraparon y si le pongo un solo dedo a su jefe, la matarán.
-¿Cómo se llama?

- Minerva...- a partir de ahí, me estuvo contando toda su historia, de donde provenían, todo. Se veía atormentado, y arrepentido de algo. Pero rápido recuperó su sonrisa.

- ¿Y esta pregunta, a que viene?- me mira a los ojos sugerente.
Me saca los colores al instante.
Sin necesidad de palabras dirijo mi mirada hacia el rubio, que se encontraba con sus cabellos posados en la roca.

- Entiendo... Sin embargo, también percibo sentimientos hacia el otro humano.
- Es complicado- no quería contarle toda la verdad, aunque la supiera.

- Escúchame, como príncipe heredero al trono, percibo energía negativa en uno de ellos, que te recomiendo alejarte de ella rápidamente, yo no te voy a decir quién es... Solo te digo que sigas tu corazón. Dependiendo de los hechos tu decisión será tomada- Abrí los ojos estupefacta. Las predicciones del Zora, no dejaban parangón.

- Está bien...- y cerré los ojos. Que justo después se abrieron mostrándome un nuevo día. Link me observaba inexpresivo, un escalofrío recorrió mi espalda.
-Buenos días- le digo alegre, no habría dormido ni una hora.
En vez de contestarme gira su rostro hacia el suelo. Aspecto aciago.
- ¿Ocurre algo?

- No, no te preocupes.
- Si dices eso me voy a preocupar más- se veía mal, un tanto arrepentido por algo.

- Será mejor que sigamos la misión...-
¿Estará enfadado conmigo? Al pensar en eso sentí un pinchazo en mi interior. Una incertidumbre mortal.
Seguimos caminando por la oscuridad de la cueva, nos llevó a parar al interior del Castillo Real Zora, una capa fina de agua cubría el suelo. Y una amplias paredes cubrían la decoración del salón real. Un grupo de guerreros Zora nos apuntaban con sus lanzas.

- Llevádlos junto a su Majestad...- dice uno de ellos.

- ¡Su Majestad soy yo, traidores!-A Ralis le hervía la sangre. Me acerco ligeramente a él.
- Será mejor que les hagamos caso, así podremos cortar a la serpiente por la cabeza.- le digo susurrando, Link mira al Zora con odio y rencor, incluso en esta situación.
Al final nos llevaron poco a poco al salón real. Un gran monstruo se posaba ante nosotros. Tenía forma de sapo, pero a la vez estaba vestido como si de un Rey se tratara.

- ¿Estos son los traidores General?- el asiente.
- Si su Majestad.
- Y el mismísimo Príncipe Ralis- suelta su risa sardónica, a la vez que se le movía la piel viscosa.

- ¡Traidor me las pagarás, por asesinar a la Reina Rutela!
- No sé de que me hablas.- decía con sarcasmo. Mientras una silueta familiar salía de detrás del sapo. Ghirahim. Mi odio se presentó en forma de mirada, como si de fuego se tratara. Link no se percató del demonio, estaba inmerso en sus pensamientos. El demonio parecía controlar las palabras del Rey Sapo.

- Bueno, Seguramente sepan que tenemos a la amiguita de Ralis, ¿verdad?- este le mira aún con mas odio.
Una pequeña Zora se arrodillaba ante el monstruo, con las manos atadas y una lanza apuntándola.

- Bien, no la mataré, si uno de vosotros se sacrifica por ella. - el mundo se me cayó encima. Todos nos sorprendimos. Y vi las imágenes de todos siendo ejecutados. No podía permitir eso, de momento me presentaría yo, ya se me ocurriría algo. O no. Era una misión suicida, pero a la vez no podía hacer otra cosa.

- Me present...- dije justo cuando me interrumpieron

- ¡No!- un silencio desgarrador vino después del grito de Link.
- Pero entonces, ¿quien puede ir?- dije atormentada.

- Iré yo Linkle
- ¡No! Esta es mi misión, yo os metí en esto.- dije tragando saliva.

- Pero no puedo permitir que mueras- dice tristemente.

- ¿¡Porqué?!- se queda un tanto sorprendido por mí pregunta. Está reticente.

- Por... Por-que...- no sabe que decir.




- ¡PORQUE TE QUIERO!-

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Sin comentarios. El próximo capítulo será pronto estad atentos.

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