El Pueblo Fantasma
A la mañana siguiente, Gareth se despidió de nosotros, ya que tenía asuntos pendientes cerca de la frontera, un poco más a lo lejos del Pico Nevado. Pero antes de que se fuera galopando en su Lobo blanco, nos dio indicaciones para encontrar a la chica que en un principio teníamos que rescatar.
- Hace unos días de llegar aquí, estuve siguiendo sus pasos, y encontré algunos indicios en su rastreo, que probablemente, se dirigen a la región de Eldin, el lugar donde viven los Goron. - sus palabras fluían mientras me entregaba un mapa apolillado.
Link se mantenía tenso igualmente.
- Además de encontrar a la jovencita, los Goron tienen un gran conocimiento sobre la leyenda y sus secretos, ellos os dirán lo que tenéis que hacer. -
La lectura de ese mapa y sus runas antiguas me indicaron un poco en la situación en la que nos encontrábamos. La verdad, las instrucciones de Gareth me hacían ver que tenía un gran sentido de la estrategia, y un conocimiento nato de la zona. Pero al ver que, de repente, un lobo níveo gigante venía hacia nosotros, todo se me aclaró rápidamente. El chico se acercó a él y en un salto, montaba grácilmente a la bestia. Miré a Link, y este estaba un tanto sorprendido al ver a su viejo amigo en esa situación. Navi no se enteraba de nada, su despertar había sido prematuro.
Al intercambiar las despedidas, Link se fue relajando cada vez más. Lo que me puso un tanto nerviosa, ¿porqué tenía que ser así de rencoroso?
- Link, ¿Qué es lo que tienes en contra de Gareth?- el suspira mientras coloca la silla a Epona.
- ¿Qué te ha dicho de mí...?
-¿Qué es lo que me tenía que haber dicho?- ya no sabía a quién creer, seguro que me decía que sus palabras eran mentira o algo así. Típico de los hombres. No saben cuando rendirse.
Él se queda callado.
- ¿O es que te arrepientes de haberlo dejado con vida?- estaba tocando terreno pantanoso.
-¡No!
- Él, se ha disculpado antes de despedirse, y encima, nos ha ayudado.
¿No creés que es suficiente para dejarle de tener rencor?- Navi no sabía que decir. Despertarse y ver que los dos compañeros con los que viajaba se estaban peleando por un desconocido. Surrealista, esa es la palabra.
- Es sólo que... No quiero que tengas una impresión mala de mí...- lo decía mientras se rascaba la cabeza.
- Pues no me estás ayudando mucho que digamos...- no sabía si enfadarme o reír.
Minutos más tarde, le conté la conversación de anoche con Gareth. Al final no desmintió nada, con lo cuál, todo era fruto de su imaginación.
- Link... La imagen que tengo es la misma de siempre, no soy ese tipo de personas que juzga por las circunstancias. Me gusta ver las dos caras de la moneda, no se si me entiendes.- el asiente.
- Me alegro de eso, q-quiero decir, que... Eres una buena compañera.
Seguro que descubriremos nuestro legado, y así poder salvar el mundo.- su expresión cambió completamente.
- A ver, a ver, a ver... Está situación se está volviendo pastelosa, Link céntrate en tu objetivo, y tú Linkle, deja de estorbar en la misión, se supone que debes sernos de ayuda. No deberías meterte en estos entuertos.- Navi había recuperado rápidamente la compostura. De repente, esbocé una risa nerviosa, y Link me acompañó, hasta que cada vez, la risa se volvía carcajadas.
-¿¡QUÉ!? ¿Qué os hace tanta gracia?- estuvimos, compartiendo un rato divertido.
Cuando, al fin nos pusimos en marcha, la tarde se volvía en una paleta de colores anaranjada. El sol poniente se reflejaba en la ladera de la Garganta Kakariko, dado su nombre por el pueblo al que nos dirigíamos.
Los golpes de patas de Epona sobre la tierra yerma, producía un sonido armonioso.
Link cabalgaba con fuerza, yo me agarraba a su cintura, y en un instante puse mi cabeza en su espalda robusta. Esta vez estaba exhausta de todos los dolores de cabeza que me dieron esos dos. Link, por un momento se puso tenso, pero yo ya me encontraba con los párpados cerrados. Cinco segundos después, se relajó dejándome en sueño.
El manto de la noche se cernía sobre nuestras cabezas, el Pueblo de Kakariko se veía abandonado, desértico. En mis recuerdos, mi madre me había contado, como este pueblo recibía a turistas del mundo, por sus aguas termales, y la raza de los Goron. Pero, en ese instante, nuestra imagen era muy diferente.
Ni un alma había entre las casas, un camino de arena, y matojos rodando con el viento frío y húmedo de la noche. La verdad, en ese momento se me estremecieron hasta los huesos.
- En serio este es el lugar...- quejándose Navi en el peor momento.
A veces, me saca de quicio. No es que tenga mal alguno contra su persona, pero tiene cada cosa... Encima en ese instante de terror.
- Navi, cállate un momento por favor- dice Link susurrando. No me esperaba que él fuese a decirle eso expresamente.
Dos o tres pasos dio la yegua lentamente, clavando las herraduras en la tierra segura. El animal también sabía lo que pasaba ahí.
Unos cuervos graznaron en el tiempo preciso. Lo que hizo que nos sobresaltáramos cada uno de nosotros. Después del susto no pudimos movernos un centímetro más. ¿Cómo era posible que los héroes del Tiempo pudiesen tener tanto miedo? Supongo, que sería la situación y el cansancio del viaje. Desde que salí de Ordon no he podido dormir en una cama blandita. Sólo de pensar en aquello me entraba somnolencia.
Entre la bruma espontánea, apareció una figura ante nosotros. Link expectante a sus movimientos, yo detrás de sí mirando con curiosidad, y Navi revoloteando alocada.
El personaje de negro, sin esperar a nada, gritó con todas sus fuerzas y dio una estocada con el palo de madera a los cascos de Epona. Esta relinchó, y justo cuando iba a darle en la cabeza.
La máscara se le cae, dejando ver la cara de una joven, el rostro de la chica que andábamos buscando.
Pude ver que los ojos de Link y de ella se sorprendieron, ya que se conocían, y además el caballo nervioso la iba a matar. Un conjunto de emociones que pasaron en unos segundos.
Pero, todo se tornó rápidamente. Epona dejó de relinchar, y la niebla se disipó en esa noche. La chica del principio, esquivó las herraduras de la yegua y justo tocándole en el lomo la tranquilizó. Tenían un vínculo especial. ¿Más que su amo? No creía lo que veían mis ojos.
Link baja del caballo, y abraza a la desconocida.
-¡Ilia, me alegro de que estés bien!-
¿En serio, la estaba abrazando? No pude reprimir ese pensamiento peculiar. Me entró un poco de rabia, pero pude contener esta inexplicable emoción.
- ¡Link!, justo cuando saliste fui a buscarte para despedirme, pero uno de los bandidos bublins me atacó antes, y me llevo consigo. Gracias por venir a rescatarme, uno de los lugareños llamado Leonardo y su hija, se adelantaron y me acogieron en el hotel.- los dos se veían muy familiares, serían del mismo pueblo seguramente. La verdad no entendía muy bien la explicación de la chica pero escuché igual.
Yo bajé de la yegua, y al caer me limpie las botas del polvo.
Ella rápidamente me miró con frialdad. Y un instante después, sonreía. Sudores fríos, y una sensación de miedo.
- Mira Ilia está es Linkle, es mi compañera, ella también es una Heroína.- se acercó a mí lento pero seguro, tuve que levantar ligeramente la cabeza, para mirarle a los ojos, ya que era más alta que yo. Su pelo trigueño y corto, los ojos verdes y esa mirada penetrante. Era realmente guapa.
- ¡Muchas gracias por venir con Link a rescatarme!,- si lo hubiese sabido no habría venido, no pude reprimir ese pensamiento, no sé que me estaba pasando.
- De nada, estoy aquí para ayudar.- Nos dimos la mano cordialmente, ella sonreía falsamente, no me gustaba ni un pelo.
Andamos hacia el hotel del pueblo abandonado. No sabía lo que había pasado en ese lugar, pero tuvo que ser muy malo para que terminara así. El edificio lo utilizaban como hospital y alojamiento. Al entrar, vimos a todos los habitantes de la ciudad. Dos hombres y una niña.
El primer hombre se llamaba Leonardo, ya que así concluyeron las presentaciones. Y a su mano estaba su hija. El otro era el llamado Don Mechas. La diferencia entre ellos dos, es que uno temía el semblante más serio. Parecía el sacerdote del pueblo. Leonardo, con los cabellos negros producía una sensación de respeto. El otro, tenía un aspecto mucho más desaliñado, dotado de su aroma a pólvora mojada.
Ilia nos presentó a todos, pero a la única que no dijo nada fue a Navi, no se percató de su presencia. Ella se mantenía cayada durante la conversación. ¿Será que no la pueden ver?
- Bueno, mañana podréis contarnos todos vuestros planes, debéis descansar, ahora.- la voz grave de Leonardo embelesaba bastante.
Yo sin rechistar me coloqué en una de las camas, sentada y con Navi a mi lado sin abrir la boca.
Los dos hombres y la niña se fueron por la puerta del hotel.
Link, sentado en otro lecho más adelante, se echaba las manos a la cabeza debido al cansancio.
En un movimiento rápido, todo su torso estaba al desnudo. Me puse colorada al instante, no creo que se este dando cuenta. La verdad es que tenía buenos abdominales, pero ese no es el caso... Lo que aún me sorprendía mas, fue que Ilia me estaba mirando, sonriente. ¿Estaba esperando a que me enrojeciera o algo? Expectante a mis reacciones.
Rápidamente, empecé a hacer pucheros y me metí en la cama para poder dormir. Navi acurrucada a mis pies. Últimamente me estaba cogiendo cariño, pero a la vez me replicaba, era raro.
En un momento que abrí los ojos, la chica, se puso a arropar a Link. Mis ojos no daban crédito, era el pueblo de los "increíbles". Y aún encima el chico no se quejaba ni nada. Mis celos incontrolables no los podía explicar. No era nada especial, mi corazón no estaba preparado para estos vuelcos sin sentido alguno.
Conseguí ignorarlos y cerré los ojos.
Dormí unas horas, pero enseguida me desperté. En cuanto mis párpados se abrieron, la imagen era distinta a todo. Oscuro, Ilia desparecida y Link no estaba en su cama. Seguramente con la niña para poder hablar tranquilamente. Pero mis palabras en mi mente se silenciaron al notar la presencia de Link, sentado en mi cama. Me puse nerviosa e intente no mirarlo, ya que el me estaba observando. No pude dormir hasta que sus ojos se cerraron primero, de seguido los míos.
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