𝐷𝑂𝑆
Sergei Mew sonríe ladino de acuerdo con lo que su ángel esta haciendo. El Reglamentario gruñe.
—¿Cómo osas a interrumpirme?— El Reglamentario gruñe.
El ángel tira por los aires su lanza. Esta cae al lado del Reglamentario penetrando el suelo con un fuerte estruendor. Se puede decir fácilmente que hizo un poco más que dejar una grieta en el suelo. Si eso no es para temer, al menos es para orinarse encima. El Reglamentario observa esa lanza con los ojos agrandados en miedo. Recorre todo el largo de la lanza con temor hasta que su mirada vuelva a alzarse hacia el ángel montado en aquel león.
—Agradece al Señor que eso es lo único que estoy haciendo.— Dice el ángel con ojos firmes y decididos.
—¿De qué hablan? Nosotros queremos luchar.— Grita un humano.
—Queremos sangre.— Grita otro.
—¡Sangre!— Grita otro más. Sergei Mew los observa con desagrado. Eran personas psicóticas que pedían a por sangre de los suyos propios para satisfacer sus placeres sádicos más cultos ahora a la luz. No había temor en demostrarlo. El Reglamentario vuelve a sonreír ladino cuando otro humano dice:
—¡Es nuestra única oportunidad de matar! No matabamos desde que los malditos vampiros nos cazaban.— Dice un humano al lado de Sergei Mew escupiendo un gargajo frente a los zapatos del vampiro.
El vampiro serenamente mira al humano. —No veo la hora a que mueras y yo te pueda castigar en el infierno.— Le dice Sergei Mew tranquilamente al humano con una sonrisa de labios serena como siempre antes de pasar del gargajo y caminar hacia su padre.
—¿Tu lo apoyas?— Pregunta el Reglamentario a su hijo.
—Lo siento, papá. Pero tampoco me gusta esta decisión que has tomado.— Opina el ser diabólico mientras que Gulf baja de la jaula montado en el león. Él mira sobre su hombro a la sangrienta escena de lucha ya culminada. El chico inocente estaba acostado en el suelo con una lágrima bajando por uno de sus ojos con una sonrisa súper débil a pesar de estar moleado en golpes. Su rostro todo ensangrentado horrible.
—Gracias.— Él le susurra al ángel aún pudiendo hablar en sus últimos antes de fallecer con los ojos abiertos y su boca no permanece con la sonrisa que quiso dar hasta hacen unos segundos. El que lo golpeó a puños solamente se queda traumado al lado del cuerpo con los nudillos ensangrentados.
—Soy tu padre y para ti, tu gobernante.— El Reglamentario se dirige a ambos. —Desde ahora decidiré si sus opiniones me son o no importantes. Ahora largo.— Gruñe aquel ser infernal.
Gulf toma devuelta su lanza. Desvaneciendo el color oro de sus ojos mientras se le queda viendo al Reglamentario alejándose de allí con el león. Sergei Mew al lado del león.
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Los chicos van a la casa "humana", y Gulf anda sentado en el mueble viendo la televisión con una pequeña sonrisa al estar mirando otra novela romántica.
Sergei Mew toma una taza de café para servirse sangre de la que han recolectado debido a las donaciones, y camina hacia su ángel con una taza de agua. El ángel la toma cariñosamente. —Gracias, Sergei Mew.— Dice el ángel.
El demonio le corresponde con un tranquilo besito en la boca. Eso hace a Gulf arrugar su naricita con una sonrisita tierna de labios mientras que el demonio se sienta a su lado tranquilamente. —¿Que ese personaje no estaba secuestrado la otra vez?— Pregunta tranquilo tomando un sorbo de la espesa sangre roja.
—Pues sí, pero sorprendentemente: su hermana gemela la salvó.
—Ugh, cliché.
—Sí.
Gulf concuerda con el mismo disgusto. Pero permanece tranquilo en su sitio apoyando su cabeza contra su propio brazo arriba del mueble. Sergei Mew se le queda viendo.
—Oye, ¿te puedo preguntar algo?
—Qué te lo impide es lo que me extraña.— Dice el moreno alzando una cejita mientras que el vampiro ríe una vez más antes de mirarlo a los ojos.
—Todo ese asunto de nuestros padres. Me dio la impresión de que estabas celoso.— Habla sútilmente el vampiro.
—Es solo que,— Gulf suspira. —el tuyo está vivo. Hablan, te saluda, sonríe.
—Mientras que el mío... Él murió. Se dejó vencer por alguien que no le llega a los talones. Sin ofender.
—No, claro, entiendo.— Comprende Sergei Mew volviendo a tomar un sorbo de su taza.
Más lejos de ellos, en una casa a lo lejos de Bangkok en Chiang Mai, se encontraba el Todopoderoso en una cocina tarareando una canción con su garganta mientras que las hoyas, cucharones, salas, flotaban alrededor suyo con magia. Él cocinaba unos delicios pancakes. Ya su rostro no brillaba enormemente como para cegar a alguien y ahora su rostro era visible.
Se le ve con el cabello largo hasta los hombros y un bigote candado. Era hermoso porque "guapo" se quedaba corto. Un asiático de ojos entrecerrados serenos por naturaleza. Labios finos con una tez algo bronceada.
Vestía una camisa negra de botones con pantalones igualmente negros y un delantal rosado por encima.
—Me siento triste porque no está.— Va contando el angelito con tristeza sin saber lo que está sucediendo fuera de Bangkok. Él suspira agotado.
—¿Quieres abrazarme para desahogar tus penas?— Pregunta el vampiro abriéndose de brazos. El angelito sonríe en grande y rebobina sus puñitos de atrás a adelante antes de abrazarlo fuertemente.
Suspiran con sonrisas durante el abrazo. El vampiro abrazándolo fuerte a pesar de sostener su taza de sangre. El angelito va calmando sus facciones hasta permanecer con una sonrisita de labios calmada.
De repente, un gran humo sale de los bordes bajo la puerta. Brotando con siluetas de olas tal como un océano. Las olas se forman una tras una hasta ir alzandose y la bombilla arriba de ellos parpadea con demasía. La bombilla se sacude de lado a lado por una fuerte brisa sobrenatural.
Gulf ya está mirando la bombilla con sus ojitos. —Sergei Mew, no estás moviendo la bombilla ¿cierto?
—Me da miedo decir que no.— Dice el vampiro.
Cuando se separan para mirar la puerta humana, esta ahora está pintada en blanco con muchas manchas color arcoiris pintadas por alrededor. Parecía una puerta de fantasía con todo ese humo grisáceo de la nada.
—Qué es esto...— Sergei Mew pregunta. Poniéndose de pie junto a su angelito. El vampiro coloca la taza en la mesita frente a ellos antes de que ambos se muevan hscia aquella misteriosa puerta. Juntos y sin intenciones de separarse.
Mientras se encaminan a esa misteriosa puerta, Gulf agarra la lanza a su lado para sujetarla al lado de su cuerpo. Se van acercando más y más. Mew estira su mano a la cerradura.
La va a tocar.
Esta bien cerca.
—¿Y si no es seguro entrar?— Dice Gulf mirándolo con ojitos de cachorro.
—Es cierto. Mejor no entremos.
Opta Mew a por una decisión final y con un asentir de su cabeza, ambos le dan la espalda a la puerta para alejarse de ahí.
Pero la puerta se abre por si sola y unas enormes patas escamosas con garras enormes y piel dorada los toma a ambos por las nucas de sus camisas y los hala dentro. Ambos gritan unos «¡Woah!» mientras su piernas se suspenden en el aire y quedan erguidos hacia enfrente. Siendo succionados por esa puerta. Al ser succionados, resta un silencio total en la sala de estar. Tras que vacía, silenciosa.
Nada de ruido.
Hasta que suena la puerta poniendo seguro a su cerradura.
Sin embargo, la pareja gritaba tan alto como podían mientras eran arrastrados a toda velocidad por un túnel de demasiados colores. Colores que se veían como palitos por la velocidad a la que iban. Se destacaban más los colores anaranjados y púrpuras.
El túnel se estaba haciendo largo así que Gulf dejó de gritar en un momento dado. —Oh. De hecho esto no está tan mal.— Él opina dejando sus manos reposar frente a su cuerpo, aún erguido. Y mirando a S. Mew con una sonrisita humilde de labios.
S. M voltea a verlo con una mirada de «¿Estás loco?».
Hasta que se abre un portal circular detrás de ellos. La salida del portal. Salen por ahí cayendo hacia un jardín hermoso.
Caen de lados opuestos pero ambos con sus cabezas a los lados del uno al otro. Sus ojos cerrados mientras gruñían y las bellas flores los acompañaban. Eran unas bonitas lilas. Sergei Mew rápidamente se sentó en su costado para mirar a su ángel.
—Gulf. ¿Estás bien?
—Sí...— Murmura con un poco de dolor el otro. Acostándose en sus codos. —¿Tú estás bien?— Pregunta el ángel.
—Sí.— Sonríe sereno el demonio. El ser diabólico no había notado que en una de sus orejas se coló una flor lila. Eso hace sonreír al angelito de ternura.
—¿Qué?
—Tienes una lila... Detrás de tu oreja.— Dice el ángel. El ser diabólico sonríe, pero ambos se enfocan en mirar el lugar entero.
Era un sitio enteramente negro con aguas negras aunque reflejaban un bonito blanco como brillo. Mientras que este jardín quedaba en medio de toda el agua con un resplandor en blanco celestial. Un árbol detrás se ellos. Un árbol enorme y gigante. Tan grande que parecía un hogar. Un antiguo, pero bonito hogar.
—Esto y tu sí que son celestiales.— Dice el vampiro con asombro. Admirando todo.
—Hermano.— Llama alguien desde más enfrente en el agua. Ambos miran y hay un hermoso hombre de túnica blanca hasta los talones con cabello largo hasta su espalda y bigote de candado que camina por encima del agua.
¡Encima del agua!
El ángel se maravilla con ojos enormes mientras que S. M se le queda viendo con una ceja alzada. —Qué shampoo usa para quedar con el cabello así.— Murmura el vampiro tocandose las puntas de su cabello larguito.
—Eres...— Gulf no termina la oración de lo tan maravillado que está.
—Así es: Soy Jesús.— Él que camina encima de las cristalinas aguas negras dice. Con una voz tranquila. —Y vengo a decir, que padre está vivo.— Comunica con la cabeza algo ladeada y un sincero destello en sus asiáticos ojos.
Eso último deja a la pareja más que impactada. —Papá está vivo.— Llora Gulf en una sonrisa mientras que una lágrima cae de uno de sus ojos. —Eso significa que el Guía de Ángeles también...
Gulf siente más ganas de llorar así que simplemente deja las lágrimas caer con una sonrisa. Mientras que S. M se alegra por su novio.
*N/A: CURIOSIDAD 2: Las lilas significan violetas simbolizan la espiritualidad❤ ¡Tenemos a Jesús! OmG, espero les haya gustado el capítulo💖✨*
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