Unico

Ijuuin Kai decía que todo en la vida, tenía que ser perfecto aunque tal vez ese era el mayor de los problemas en él, aunque no lo veía como un problema, mejor dicho, lo veía como una forma de evolución de las personas, una evolución que él alcanzo demasiado rápido y que no le molestaba en absoluto, porque sabía que su inteligencia era superior y en el momento importante de su vida, es que utilizaría el mismo para el bien de la humanidad, solo estaba esperando ese momento y les demostraría a todos, cuan perfecto puede llegar a ser el ser humano cuando se expanden todo tipo de posibilidades y conocimiento que puede tener en su mano. Claro, solo esperaría el momento cuando el mundo este en situaciones difíciles. Pero por lo mientras, podría seguir ejercitando ese sentido para que su cerebro y sus sentidos sean aun más fuertes.

¡Para eso es que se preparo todo ese tiempo, metido en sus libros y aprendiendo a llegar a ser ese ser perfecto que le hace falta a todos! Ahora se podía burlar de todas las personas que se estaban burlando de él que decían que no iba a servir de nada. ¡Algo siempre sirve para algo! Tal vez deba de anotar aquella frase en su libreta como una frase de inspiración para los momentos difíciles de su vida.

Sabía que el mundo no era perfecto y mucho menos, era bueno después de apreciar cuanta maldad podía existir en aquellos oscuros corazones lo era pero al menos, este trataba de serlo por las tantas reglas que existen a su alrededor y que prácticamente, todo ser vivo tiene que seguirlo por obligación o tal vez por consciencia. Eran aquellos instintos que provocaba que las personas se movieran pero él evoluciono, dejo a un lado aquellos instintos para incorporarlos a él y poder calcular a la perfección todo momento.

¿Qué era perfecto en la vida?

Un ejemplo, podrían ser las matemáticas, eran tan exactas que no podía evitar emocionarse con tantos cálculos que en su cabeza empiezan a formarse, todo era tan perfecto que era en aquellas pocas ocasiones donde se puede encontrar error alguno en los mismo y en caso de que se encontrase, es que se puede arreglar aquellos errores con más soluciones matemáticas. Las jugadas con las que puedes aplicar estos cálculos, pensar detenidamente, estar siempre en silencio, en aquella defensiva para que todos piensen que se trata de una persona débil cuando en realidad, es todo lo contrario. Guardar siempre las apariencias. Así es como se trataba de jugar Shadowverse, se trataba de tácticas, se trataba de cálculos que se formaban en su cabeza y que prácticamente, sea el culpable de su victoria. Qué siempre se alza victorioso, aquella sonrisa orgullosa como su pequeña libreta que se encarga de guardar en la bolsa de su pantalón, donde escribe muchas cosas, entre ellas, las mejoras que tiene que aplicar en su persona.

Claro. Al igual que una vida perfecta, también se necesitan aquellos amigos perfectos con los que decidirá tener como aliados, tener como esos compañeros que siempre deseo tener. Que tuvieran aquella mente superior, que fueran guiados por aquellos cálculos, justo como su mismo corazón le pide, como aquellos tiernos secretos que ha creado desde el fondo de su pecho, nunca mencionaría que se trataba de un tierno deseo, que vergüenza. No paraba de buscar por la escuela, en su camino por la misma e incluso en la biblioteca como el estadio de duelos pero al parecer, aquellos amigos perfectos con los que un día quiso soñar, realmente no existían que solo se estaba rindiendo.

Y aunque no pudo conseguir amigos así, de alguna manera, se alegra y estaba fascinado con las personas que puede pasar esos momentos a su lado, estaba realmente agradecido de la variedad de personas que se puede encontrar en ellos que no existían quejas de los mismos, disfrutaba de pasar el rato con los mismos. Porque aprendió de cada uno, al igual que ellos, aprendieron de él y en lugar de odiarlo, todos apreciaron aquel buen humor, aquellos malos ratos y entendían como es que se tenían que llevar. Tenían aquella paciencia como ese instinto de aventuras, de seguir descubriendo, de querer hacer algo con aquellas habilidades que han adquirido en todo ese tiempo. Aprendían y crecían, se daban cuenta de su potencial y a Kai, le alegraba mucho verlo, le encantaba el poder ayudar y luchar codo a codo con ellos. De eso se trataba los amigos y fue en ese momento que pudo apreciarlo, que pudo comprender que a pesar de que no eran perfectos, para él, podían llegar a serlo. No tenía que cambiar nada de ellos cuando lo tenían todo. El que todos ellos estén a su lado, que no lo miren con burla o con desprecio, que no se venguen de él porque saco la calificación más alta o porque perdieron contra él, es que ahora es capaz de tener bastantes enemigos. No, eran aquellos amigos que sonreían con amabilidad, que chocaban sus puños en aquel gesto amistoso como también, que soltaban alguna carcajada para poder tranquilizarse o encontrar algún momento divertido, donde el apoyo al otro, es esencial y que si uno cae, uno siempre tiene que brindarle su mano para ayudarle a levantar. Qué si querían tirarse al pasto y mirar el cielo o querer saltar al mar para divertirse un poco, es que lo harían juntos.

¿Había otra cosa perfecta que los amigos?

Siendo sincero, no. Así de fácil pero un tanto trabajosa, podía llegar a ser su vida y no le molestaba, cada día era más divertido que poco a poco, empezaba a olvidar que no se necesitaba ser perfecto para seguir aprendiendo como siempre ha deseado. ¿Qué otra cosa podía llegar a pedir? Nada, así era mejor.

O eso creía al momento de conocer a Kurobane Alice. Aquella idol que odiaba que la llamaran especial y que apreciaran aquella sonrisa que no era suya, sino de una persona más que era completamente desconocida pero que sin embargo, disfruta de Shadowverse, disfrutaba de tener cosas extrañas aunque para ella, se le hicieran bastante lindas que no puede dejar a un lado y es capaz de volver locas a las personas hasta que consigue lo que quiere, cosa que le parecía sumamente molesto pero no era capaz de mencionar algo al respecto. No entendía cómo es que podía ver a un zombie como algo lindo cuando realmente, este se quería comer tu cerebro y convertirte en uno de los suyos.

La primera vez que la conoció, la sintió como una completa desconocida. No entendía cómo y el porqué había llegado para estar con ellos en ese momento tan importante de su vida. Simplemente la ignoro e hizo como si no existiera. No es que fuera importante, no es que no la conociera, claro que la conocía, aquellos carteles que adorna la ciudad, ponen a prueba su existencia pero simplemente, sentía que era una persona normal y corriente como todas las demás. No podía decir que no era interesante cuando realmente lo era. Cada que la miraba, podía ver en ella algo que las demás personas trataban de ignorar o simplemente, no querían ver. Aquella triste sonrisa, la manera en que normalmente se comporta, siendo manipulada por demás personas, no pudo evitar sentir un poco de pena por la misma.

Pero prefirió dejar aquellos pensamientos a un lado porque en ese momento, pensó que los sentimientos no eran importantes cuando los cálculos existían.

¿Realmente iba a seguir pensando de esa manera?

Tal vez.

Todo en su vida era perfecto, era impecable.

Pero.

Al momento de conocer un poco mejor a Alice, se dio cuenta que no todo podía llegar a ser perfecto como siempre lo pensó, que a pesar de todos, siempre existirán personas que son ideales a su manera. Los cálculos siempre lo guían a un camino pero cuando en estos se encuentra un error, es imposible salir de los mismos. Eran aquellos sentimientos que siempre le ayudaban, aquel esfuerzo que están haciendo sus amigos para poder salir adelante, era lo más importante. Fue en ese instante, cuando se encontraba frente a su enemigo, una de las hermana Justina, lo que le había dicho Alice.

-Nada es perfecto

Ella tenía la razón. Nada era perfecto, podrían existir errores, se podía caer como todas las personas pero también, es que podía existir aquel sentimiento de creencia. En ese instante que se dio cuenta de la forma en la que ella es capaz de mirar al mundo, el punto de vista de aquellos ojos tristes, diciendo cuanto odiaba su sonrisa y él, solo viendo aquella posibilidad que utiliza su sonrisa para poder animar a las personas, un arma de doble filo que sería muy bien utilizada para ese futuro tan brillante del que siempre ha pensado. Ese pequeño momento que se congelo en el momento que conoció mejor a Alice, fue el más importante para Kai. Donde la pudo comprender mejor, entendió muy bien aquellas palabras que siempre ha escuchado pero fue en ese momento que pudo saborear de las mismas y darse cuenta que no todo era perfecto como siempre imagino. Cuando las creencias y los deseos existieran, todo podía ser posible.

Fueron aquellos pensamientos por los que Kai decidió hacerle caso por primera vez para poder ignorar lo que le ordenaban e ir corriendo a donde estaba Alice. Porque a pesar que no le intereso desde un principio lo que la chica hiciera y donde sus locos fanáticos la llevaron, sentía que aun tenía muchas cosas que hacer y entre ellas, ver a la pequeña chica idol, ayudarle un poco y disculparse con la misma. Aunque también, lo que tanto deseaba, era entregarle aquel pequeño llavero que gano por ella, porque le reto a que no podría ganarlo, porque jugó con su inteligencia y él, le demostraría lo contrario. Quizá, fue ahí cuando sus ojos fueron imposible separase de los de aquella pequeña chica que solo sonreía, que solo se mantenía un poco burlona y que prácticamente, adivino el porqué había ido un tanto preocupado por lo que paso con ella.

-Oye -Hablaba Alice ante ese encuentro.- ¿Esta ruta no es mucho rodeo para ti?

-Diría que si -Menciono Kai un tanto desinteresado.- Según mis cálculos, no es la ruta más eficaz

-Lo imaginaba, entonces ¿Qué haces aquí? -Fue en ese instante que a la pequeña chica se le ocurrió el porqué él, de entre todos, se encontraba ahí con ella.- Sera que, no me digas que viniste ayudarme -Sonrió.- Eres muy amable, hermanito Kai

Kai hizo un pequeño puchero, totalmente avergonzado de lo que decía aquella pequeña chica porque siendo sincero, ella tenía razón. Había corrido un tanto desesperado para encontrarla y ayudarle. Sabía que era fuerte, aquel privilegio de utilizar las dos caras a su favor y no por nada, es que ella estuviera ahí con ellos. Solo miro a otro lado mientras le mostraba aquel molesto llavero que consiguió para ella.

-Toma, se te cayo esto

Y quizá, fue en ese momento en el que Alice Kurobane encontró en Kai a una persona bastante interesante. Donde la primera vez que lo conoció, se le hizo como un bicho extraño que por alguna manera, le gustaba tanto como sus amadas cartas que aun guarda celosamente de esos tontos adultos que solo quieren darle ordenes. Quiso descubrir el porqué todos su "hermanos" eran amigos de ese bicho raro, tan extraño que desconocía palabras del mismo, que se le hacia un tanto pretencioso que solo lo ignoraba hasta que fue capaz de decirle palabras que nadie había sido capaz, que fue capaz de ver detrás de ella, aquella Alice que odia ser una Idol pero que ayuda a las personas y la chica que ama tanto Shadowverse. Donde estaba curiosa por seguir aprendiendo de él, ver aquel camino que este fuera capaz de mostrarle con aquellos curiosos cálculos que no era capaz de comprender pero que de alguna manera, quería ver hasta donde era capaz de llegar. Una pequeña risita salió de ella al mismo tiempo que seguía molestando al mismo, escuchar aquella voz molesta y la manera tan rápida para poder hablar y sonar como si no estuviera molesto aunque tal vez, se estaba divirtiendo al igual que ella.

Ambos eran personas diferentes y Alice podía verlo por la manera en la que pensaban pero al igual que ella, es que podía ocultar sus emociones porque no era tan perfecto como pensaba pero de alguna manera, lo entendió. Quizá, fue aquello lo que le llamo la atención y que sus ojos fueran imposible de separarlos de él.

-¿Por qué?

-Porque comprendo que en este mundo donde no hay nada perfecto, los amigos son más importantes que los cálculos

-No te entiendo pero siento lo mismo -Hablo con sinceridad Alice.

Aquel momento tan cálido que se interrumpió por una pequeña broma de la pequeña chica, fue lo que causo un poco de molesta en Kai que solo apresuro el paso para evitar hablar con ella aunque tampoco es que deseara dejarla atrás otra vez. Alice comprendió también que los amigos son más importantes en lugar de los estúpidos humanos, comprendió que al menos de todas las personas que existen en ese pesado mundo, al menos, puede existir una de ellas que se preocupara por ella como siempre ha deseado. Sentirse querida, sentirse realmente amada por alguien. Prefirió guardarlo dentro de su pecho como aquel rayo de esperanza a seguir para algún día, poder tomarlo entre sus manos y salir de todos aquellos problemas que la obligan a pasar.

Solo fue en ese instante que los dos sonrieron, que se sintieron cómodos con el otro y se dieron cuenta de algo cálido que envolvía sus corazones. Aunque no era el lugar y mucho menos el momento, será en otro momento donde puedan decir algo más, donde se puedan entender.

Porque a pesar de que eran dos polos opuestos, no pudieron evitar atraerse. Mirarse con atención y saber qué puede existir algo más.

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