Extra 2

[Aventuras en Alta-mar]

Advertencia: Contenido +18

Ir de aventura juntos era lo que más deseaban, y sin nada que los detuviera se embarcaron en la búsqueda de la emoción.

Visitaron diversas islas que estaban en el interior de la niebla, ya que la isla donde vivía Aris no era la única dentro de ella. Cada isla estaba "encapsulada" dentro de la niebla y todas tenían un área diferente.

Lugares de todos los tamaños y colores, climas diversos, con plantas y animales exóticos. Un paraíso solitario para ambos.

A veces se quedaban en una isla por varios días, o sólo por un día, dependiendo de qué tan grande y hermosa era...

Encontraron una muy linda, llena de plantas gigantes, en la que habían anclado el día anterior.

Ethan bajó del barco y caminó por la playa, la mañana era fresca y placentera, con la brisa acariciando su rostro y despeinando su cabello.

A lo lejos vio a alguien sentado a la orilla de la playa, mirando hacia el mar con melancolía, su cabello plateado brillaba con los delicados rayos del sol matutino, como si fueran hilos de plata.

Pero al instante notó que en vez de tener piernas tenía una linda cola de pez, de escamas plateadas con un brillo encantador.

Ethan se acercó con una sonrisa y lo saludó:

—Buenos días, lamento mi atrevimiento, pero no pude evitar acercarme a usted y saludarlo en esta linda mañana.

Aris sonrió y respondió:

—Descuide, su atrevimiento me resulta grato y su saludo encantador—dijo de manera coqueta y tomando su cabello comenzó a peinarlo con los dedos.

—¿Le molesta si lo acompaño unos momentos?, me encantaría conversar con usted al menos unos minutos, si me lo permite.

—En absoluto, puede tomar asiento—respondió tocando un lugar a su lado.

Ethan se sentó y miró la playa con él.

—Jamás había visto algo tan hermoso en mi vida—comentó luego de un rato.

—Sí, el mar es muy bello.

—No hablaba del mar—dijo con un tono dulce y lo miró a los ojos.

Aris no pudo aguantar más y rio.

—Ah, tú ganas—abrazó su brazo y continuó—No me esperaba eso.

—¿Te gustó ese piropo, eh? —interrogó orgulloso y acarició su cola plateada...

Cuando los tritones morían sus escamas se decoloraban hasta volverse blanquecinas, y al parecer la cola de Aris no cambió a su color natural luego de revivir. Y cada vez que la veía recordaba ese día con dolor y felicidad al mismo tiempo.

—Mm, hiciste que me avergonzara un poco—admitió con una sonrisa pícara y lo miró.

Ethan se acercó y besó la comisura de sus labios, y estando aún cerca de su boca preguntó:

—¿Estabas muy incómodo en la bañera?

—Sí, aunque es grande no me gusta dormir ahí—se quejó suspirando.

Resulta que el día anterior Aris cumplió los cuarenta días que podía permanecer en forma humana, y de mal humor tuvo que volver a su estado original.

Tener que estar así un día entero era aburrido y estresante, tenía que estar en la bañera, descansar en la playa si es que estaban en alguna isla o meterse al mar mientras navegaban, estando lejos de Ethan.

—Me hubieras despertado, así te hubiera hecho compañía desde más temprano ¿hace cuánto estás aquí? —comentó Ethan con dulzura.

—Una hora, pero no quería despertarte, te mirabas tan cómodo durmiendo.

—Eres demasiado considerado—entrecerró los ojos encantado y tomó un mechón de su cabello.

—Ojalá hubiera una forma de...—Aris se estaba quejando cuando una idea vino a su cabeza.

—¿Qué pasa? ¿se te ocurrió algo?

—Sí, trae un frasco o lo que sea—respondió y junto sus manos—Por favor.

—Mm, ahora vuelvo—y sin entender mucho se fue al barco y trajo un pequeño recipiente de vidrio.

—Llénalo de agua—pidió ansioso.

Él obedeció, le entregó el frasco y él lo puso en el suelo, Aris cantó un hechizo en su idioma y al instante su cuerpo se volvió traslúcido volviéndose agua.

Ethan estaba atónito, y se dio cuenta que algo había caído al frasco luego de que Aris se convirtiera en agua.

Un lindo y pequeño Aris flotaba en la superficie del agua, del tamaño de una palma y se sostenía del borde.

—No puede ser...—musitó con sorpresa y tomó el frasco en sus manos—Te ves tan lindo.

—Tú también—exclamó riendo.

—Creo que recuerdo este hechizo—comentó Ethan acercando su dedo.

—Entonces sabes que no podré usar magia durante seis horas, y que permaneceré así hasta que pueda convertirme en humano.

—Sí, es un hechizo de escape ¿no es así?

—Correcto, esto se usa cuando estás acorralado y quieres esconderte.

Ethan acarició su cabeza con la yema de su dedo y sonrió enternecido, tener a Aris en este tamaño era tan lindo y adorable.

—Descuida, voy a cuidarte muy bien—y levantándose de la arena caminó hacia el barco—comeremos primero y luego iremos a explorar la isla.

—De acuerdo—exclamó feliz mientras era llevado por Ethan.


El clima en esa isla encapsulada era frío, la nieve caía con delicadeza y el mar estaba casi congelado, el sol no se asomaba de entre las espesas nubes y aún estaban muy lejos de la pequeña isla que se miraba a lo lejos.

Ambos usaban ropa de invierno, Ethan no sentía mucho frío ya que Aris tampoco lo sentía. Y Aris estaba acostumbrado a estar en el océano congelado cuando caía el invierno.

Y si Aris estaba bien con este clima Ethan también.

Pero la usaban igualmente porque era mejor así, además de ser bonito. Los dos amaban verse uno al otro en ropa de invierno.

El barco se movía con lentitud entre las olas con hielo, la nieve los cubría poco a poco y exhalaban humo blanco al respirar.

Ethan miró a Aris y se deleitó con esa enigmática y exótica vista. La blanca nieve junto con el clima frío hacía ver a Aris como una escultura hecho de hielo.

Su largo cabello plateado, sus pestañas, su piel, y lo único que resaltaba con gran color eran sus hermosos y brillantes zafiros que poseía como ojos.

—Cada vez que te veo eres aún más hermoso...—musitó Ethan.

Aris lo miró con un leve sonrojo y sonrió cautivado.

—Y tú cada vez más apuesto—lo tomó de ambas mejillas, tocándolo con sus fríos dedos y se acercó a sus labios—con esta nieve pareces una bella pieza de oro que brilla con encanto.

Se perdieron en sus miradas con gran fascinación cuando de repente el barco se meció bruscamente hacia un lado.

Sujetando los hombros del otro evitaron caerse ante el impacto, corrieron hacia el lado en donde se escuchó el choque y observaron el agua.

Un cuerpo grueso se retorcía y salía del agua, luego surgió otro y otro...

Un grupo de serpientes marinas los habían rodeado, emergiendo del agua y deslizando sus cuerpos por fuera de la superficie.

—Esto será divertido—exclamó Ethan desenvainando su espada y sonrió al ver todas esas serpientes.

—Claro que sí—respondió formando dos latidos en sus manos, congelando la punta y haciéndola filosa.

Cuándo la primera serpiente salió del agua y atacó.

Su cuerpo color azul verdoso, con un gigante rostro feroz del que colgaban dos bigotes largos de su boca, sus ojos verdes y su larga lengua roja partida en dos, que se movía con cada rugido, mostrando sus afilados colmillos.

Ethan saltó con su espada en mano y atacó ferozmente, hizo un corte en el cuello de la serpiente y atrapando uno de sus bigotes se colgó y se balanceó sobre su cabeza.

Aris por su parte, atacó a la serpiente de al lado, enrolló su látigo en su hocico y se meció hasta quedar suspendido en el aire justo detrás de su cuello. Y en ese preciso momento le rebanó la cabeza con el otro látigo.

Ethan le apuñaló la cabeza y ambas serpientes cayeron al mismo tiempo. Salpicando agua con sangre al hundirse en el mar.

Ambos saltaron de regreso al barco, y sin dejarlos descansar más serpientes atacaron.

Aris enrolló de nuevo su látigo en una y jaló de el con todas sus fuerzas, el cuerpo se partió en dos y la sangre púrpura brotaba y salpicaba por todos lados.

Ethan cogió la espada con ambas manos, tomó aire y con todas sus fuerzas flexionó sus rodillas y batió su arma. Una honda apareció al hacer ese corte en el aire, y una cuchilla se formó, dirigiéndose a gran velocidad contra la serpiente.

La cuchilla de aire voló y rebanó a tres serpientes que acababan de salir del agua congelada.

Una tras otra, todas siendo cortas, degolladas, o destrozadas con las mismas manos.

Lograron derrotar a todas, dejando un desastroso mar de cadáveres y el barco lleno de cuerpos cercenados, sangre y tripas.

Ethan miró a Aris con una sonrisa y ambos chocaron sus manos en victoria.

Y en los pocos meses que llevaban explorando las misteriosas islas descubrieron que, además de ser el alma gemela del otro, también eran el "compañero perfecto de aventuras".

—Te ves tan asqueroso—exclamó Aris viendo la ropa de Ethan.

—Y tú mugriento—respondió limpiando la sangre de su rostro.

—Es una lástima que los dos tengamos que tomar un baño...juntos—añadió colgándose de su cuello.

—Si...una verdadera lástima—dijo en un susurro y acarició su cintura, bajando cada vez más.

—Pero antes tenemos que limpiar—y diciendo esto Aris quitó los brazos de su cuello y se apartó con una sonrisa pícara.

—Eres malvado—se quejó Ethan sonriendo.

—Vamos, será rápido, no quiero que la sangre dañe nuestro barco.

—Mm, está bien—y de mala gana caminó hacia una cabeza, y dando una patada la arrojó al mar.

Mientras Ethan tiraba los restos al agua Aris limpiaba con agua la cubierta y la dejaba como nueva.

—Espera un momento, no arrojes esa cabeza todavía—indicó Aris y corrió a la habitación.

—De acuerdo—dijo Ethan recostando su hombro en ella.

Y casi al instante Aris volvió con diversos frascos, la mayoría de gran tamaño.

—¿Qué haces?

—La sangre de las Serpientes marinas puede utilizarse para pociones. Las que habían en BlueLower eran de tamaño promedio, pero estás, al ser mucho más grandes pueden funcionar mejor, hay más magia en su sangre—explicó mientras llenaba cada frasco.

—Claro, recuerdo que se usa para un hechizo que produce sueño y debilitaba el cuerpo.

—Así es, y sus efectos serán aún mayores—dijo con una sonrisa malvada.

—Pero ¿para qué quieres eso? no entiendo.

—Oh Ethan—musitó riendo—existe otro uso, pero no está registrado en ningún pergamino.

—¿Ah? —Ethan estaba perdido.

—Los efectos que puedes lograr con la sangre son de tipo "Droga" así que también puedo diseñar otras pociones. Cómo...un afrodisíaco—explicó mirando a Ethan de manera muy intensa, y con una expresión malvada y dulce.

—...

Ethan se sonrojó y se quedó callado.

—Pero aún no te alegres mucho, todavía estoy trabajando en ello—y dando una palmada a la cabeza gigante dijo—Ya puedes tirarla.

—D-De acuerdo—contestó tratando de sonar normal y la arrojó.

—Así que ve pensando en alguna fantasía que aún quieras cumplir, aunque creo que será difícil—caminó hacia la puerta mientras se quitaba el abrigo y añadió—porque ya hemos hecho casi todo.

Y dándole una última mirada cerró la puerta y exclamó:

—Si no te apresuras voy a bañarme solo...

Ethan se había quedado congelado ahí parado, pero cuando escuchó sus palabras reaccionó y corrió hacia la puerta.

[...]

Ya habían terminado de bañarse y ya estaban fuera de la tina, el agua estaba fría y sentían el aliento cálido en sus bocas al besarse, mientras caminaban hasta la cama.

El cabello largo de Aris se pegaba en todo su cuerpo, y deslizaba sus pálidas manos por el fuerte cuerpo de su amado.

Con sus músculos aún más definidos que antes, ya que había entrenado con más rigor, para poder proteger a Aris.

Y esto era tan conveniente para ambos, y más para Aris, quién saboreaba el tonificado cuerpo de un peleador.

Llegaron a la cama y Ethan se dejó caer sobre Aris mientras lo seguía besando, tocaba sus glúteos con gran placer y Aris deslizaban sus manos por su pecho.

Lentamente se separaron del beso y ambos se miraron.

Cuando Aris conoció a Ethan decidió acoplar su apariencia a la de Ethan y aparentar su edad, pero poco después de que ambos salieron de aventura Ethan le pidió que dejara su verdadera apariencia.

Ahora Aris se miraba cómo un joven de veinticinco años, con facciones un poco más maduras y una mirada aún más cautivante.

Y cómo Ethan dependía del estado físico de Aris su apariencia también cambio, viéndose de la misma edad.

Pero esto les resultó más encantador, porque con este pequeño cambio sentían que el otro se miraba aún más hermoso.

Cuando sus ojos se encontraron sus corazones se aceleraron, ambos podían pasar tanto tiempo sólo besándose, como también pasar todo el día tomados de la mano, rozando ligeramente sus hombros, mirándose a los ojos sin decir nada, pero diciéndose mucho.

Los ojos son la entrada al ser y alma de alguien, y es el leguaje oculto del amor, ya que no existen palabras para él, a veces siendo innecesarias y sin poder definir los sentimientos. El amor no se piensa o se dice, se siente.

Y con esa mirada lo decían con desesperación y deseo.

—Espera un momento—dijo Ethan estirando su brazo y abrió la gaveta del pequeño mueble junto a la cama.

—Sabes, hoy tengo ganas de estar atado—comentó Aris en voz baja, tocando el cuello de Ethan mientras aún estaba debajo de él.

Ethan trastabillo y lo miró sonrojado.

—Sólo lo hemos hecho un par de veces así...—respondió Ethan esquivando su mirada.

—Mm....me gusta así, porque si lo hacemos muy seguido sería aburrido.

—D-De acuerdo.

Ethan debía aceptar que se sentía un poco nervioso, aunque lo habían hecho ya muchas veces, aun así, no podía evitarlo. Aris tenía un cierto encanto que lo volvía loco, y lo hacía sentir como si fuera la primera vez.

Además del lubricante también sacó una larga cinta roja, y con cuidado ató sus muñecas, dejando sus brazos inmóviles.

—No seas tan amable—musitó Aris con una expresión llena de lujuria y perversión.

Ethan cayó bajo su encanto y no pudo evitar obedecer sus palabras.

En verdad se volvía loco con esa mirada...esos ojos que lo hechizaban, sin entender por qué.

Ethan empujó sus piernas sin demora y aplicó el líquido, sus dedos se introdujeron con rapidez, humectando su cálido interior.

La espalda de Aris se tensó e hizo un leve sonido, ambos se miraron y Ethan lo tocó en ese lugar tan estimulante. Su pálido cuerpo temblaba y buscaba los dedos de Ethan, quién también sentía lo que Aris sentía.

El calor que se apoderaba de su cuerpo, las sensaciones y la excitación que estaba experimentando en ese momento.

Ethan exhaló y terminó de aplicar el pegajoso líquido, sujetó el nudo de sus muñecas con una mano, y con la otra sostuvo su miembro, listo para entrar.

Aris se veía tan deseoso y vulnerable debajo suyo, esperando a ser perforado por su amado con gran placer, y sin hacerlo esperar más tocó su entrada y lo penetró por completo.

—Ahhh.

El cuerpo de Aris se retorció y gimió ante la embestida, Ethan dejó caer todo su peso sobre él y se acercó lo más que pudo a su cuerpo, tan cerca que podían sentir la respiración del otro.

Aris lamió sus labios y sus dientes al mirarlo.

—Quiero sentir tu lengua en mi boca—suplicó con desesperación y tentó a su amado.

Ethan no esperó ni un segundo más y besó sus labios con gran apetito mientras continuó sus movimientos.

Aris se sentía aturdido y sólo pudo abrir su cuerpo para Ethan, recibiendo su beso con torpeza. Su lengua fue dominada y jugaba con su boca con gran placer, con los ojos casi cerrados se ahogaba en gemidos, que eran silenciados por Ethan.

Quién se sentía demasiado caliente por los estímulos que sentía, tanto de adelante como atrás, sentir la excitación y la lujuria de dos cuerpos al mismo tiempo lo hacía perder la cabeza y lo empujaba al límite.

Separó sus labios y exhaló con fatiga, sintiendo como su miembro era devorado por el apretado interior de Aris, que temblaba y pedía por más. Y como ese extraño punto de placer era tocado, aunque en realidad no lo era.

—Ahh... más...duro...aahh.

Al escuchar las súplicas de Aris sus manos temblaban junto con su voz, aumentó la velocidad y sus movimientos se volvieron más feroces, no tuvo compasión y penetró a Aris con deseo. Quién aun quería más, gimiendo sin contenerse en absoluto, siempre mirándolo a los ojos, dejando su cuerpo a merced de Ethan, dejando sus débiles piernas sobre la cama.

—Ahh...no te... detengas—pidió con insistencia y sus ojos se humedecieron—se siente tan bien...y grande...—añadió lamiendo sus labios y apretando las sábanas con sus manos atadas.

Sabía que a Ethan le encantaba que hablara y dijera esa clase de cosas, volviéndolo más enérgico a propósito y llenando su corazón de lujuria.

—No...me detendré—respondió apenas.

—Ahh...Aaa, hazme lo que quieras...y deja un desastre ahí dentro—Aris levantó débilmente los brazos y se sujetó del cuello de Ethan, lo miró y pidió entre gemidos—Quiero sentir como te vienes...

Ethan perdió el último gramo de cordura que lo quedaba y tomó a Aris de las piernas levantando sus caderas aún más.

Se levantó un poco y las muñecas de Aris fueron jalados al estar atrapados en el cuello de Ethan debido al nudo.

— Haz...más ruido...quiero oírte gemir más alto—ordenó Ethan con una expresión intimidante y lujuriosa.

Aris cerró los ojos y obedeció, sintiendo con más claridad cada sensación, cada penetración, tan intensa que golpeaba con fuerza todo su interior, tocando esos lugares tan estimulante, que acumuló tanta excitación que no pudo soportarlo más.

Una oleada de placer recorrió todo su cuerpo en un segundo, haciéndolo temblar, y un claro y sonoro gemido salió de sus labios, sintió cómo él líquido pegajoso llenaba su temblorosa y caliente interior.

Ethan se corrió por completo, sintiendo como Aris lo apretaba al correrse también, y un inmenso placer penetró cada centímetro de su piel, tensando su cuerpo y gimiendo sin contenerse.

Amos exhalaban con fatiga, aturdidos y aun sintiendo el calor de la excitación, Ethan se dejó caer sobre Aris, dejando su cabeza al lado de su oído.

—¿Y ahora cómo quieres hacerlo? —preguntó Aris acariciando su cabello.

—...Quiero que estés encima de mí—respondió en voz baja.

—Mm...

—Aris...—llamó aún con la respiración cansada.

—¿Si amor?

—Ya sé cuál es la fantasía que quiero cumplir con el afrodisíaco.

—¿Y cuál es?

—Quiero...

Ethan giró su cabeza y le habló muy despacio al oído, y en un susurro dijo su deseo, con palabras tan claras y simples...

Y cuando Aris lo escuchó su corazón latió aún más de prisa y su piel se sonrojó.

—¿E-Estás seguro?

—Mm, eso es lo que quiero ¿tú estás dispuesto a hacerlo?

—Claro que si. Aunque pensé que jamás haría algo así. Pero ¿y tú estarás...?

—Mm, estaré bien. También me gustan esas cosas...

—Lo sé...entonces me esforzaré, y cuándo tenga el afrodisíaco listo te avisaré enseguida.

—De acuerdo...y ahora—dijo saliendo del cuerpo de Aris—continuemos.

Aris sonrió y empujó a Ethan hacia un lado y se sentó sobre él rápidamente, apoyando sus manos aún atadas en su pecho.

—Será un placer...


Un hombre bastante fornido y tostado por el sol miraba por un catalejo, la noche era muy oscura y apenas la iluminaba la luz de la luna, pero a pesar de ello él podía ver perfectamente a dónde y cuánto quisiera.

El catalejo "Rayo de luna" era un famoso artefacto mágico de uno de los piratas más temidos del mar. Que sin importar la distancia o la luz podía visualizar cualquier objeto.

Weik "Mano de hierro" capitán de 'Los piratas de la noche'.

Llamados así porque sólo atacan de noche, sin importar si durante el día se encontraban con un estupendo barco que robar.

Y en esa noche de luna se toparon con un extraño barco, de madera café quemado, velas encogidas, de aspecto solitario y sin ninguna señal de vida.

—Tal vez ya fue robado, mire todas esas marcas en la madera de los costados Capitán, no hay nadie en la canasta de vigilancia del mástil y el nombre del barco está tachado. Son señales claras—comentó Redish, un hombre de barba desaliñada y gris que estaba al lado del Capitán. Que también miraba de otro catalejo normal, y apenas observaba esos detalles.

—Pero tal vez ese de ahí esté vivo—exclamó con una sonrisa malvada.

Le dio el catalejo a Redish, su segundo al mando y este observó a través de él.

En la cubierta, recostado sobre el mástil mayor estaba alguien, de cabello plateado muy largo que brillaba con la luz de la luna, con sus ropas hechas pedazos y con los ojos cerrados.

—¿Cree que sea mujer?

—Yo le veo talle de hombre, pero eso que importa, es tan hermoso que podría follármelo cien veces esta misma noche.

—¿Y si está muerto? —preguntó devolviendo el catalejo.

—Pff, si lo mataron hoy no hay problema, mientras no huela mal—respondió con una carcajada—Adelante, ya sabes que hacer.

—Si capitán—exclamó enérgico con la mano en su frente y se retiró.

El bullicio y el ajetreo comenzaron a escucharse a lo lejos, pero Weik seguía viendo por su catalejo mágico a la hermosa persona recostada en el mástil.

"Sólo espera un poco más y serás mío..."

El barco avanzaba con rapidez y se acercaban más y más.

Las velas no estaban sueltas, la madera demasiado dañada, y el nombre del barco estaba tan destrozado que apenas se veía una "Y" en el. Sin una sola alma abordo.

El barco de Weik era tres veces más grande que el otro, arrojaron ganchos y conectaron ambos barcos.

—Podría ser una trampa—comentó Weik con diversión—Tengan cuidado.

El capitán tomó una cuerda y saltó hacia la cubierta con gran confianza, su cabello negro canoso se veía sucio y grasoso, sus ropas gruesas y malolientes, su rostro era tosco y un poco grotesco, de nariz ancha y grande, cejas pobladas y labios reventados que apenas se veían dentro de esa gran barba que estaba peor que su cabello.

Y con gran éxtasis se acercó a la hermosa persona y tocó su cuello.

—Aún sigue vivo—comentó con perversión.

—Capitán, ¿podemos saquear el barco? —preguntó un hombre alto con una espada gigante apoyada en su hombro.

—Hagan lo que quieran, pero la habitación del capitán es mía—dijo tocando el plateado cabello sedoso, lo acercó a su nariz y lo olió encantado.

Todos gritaron emocionados y corrieron por todo el lugar, uno tras otro abordaban con prisa, llevando costales de tela y filosas armas en mano.

—Oye, despierta—dijo Weik sacudiendo su hombro.

La persona, luego de sentir eso abrió los ojos lentamente, confundido y cansado, sus pestañas blancas se levantaron dejando ver unos hermosos y brillantes ojos azules, tan bellos como zafiros.

Weik quedó embelesado y su corazón se aceleró con sólo verlos, y su apetito lujurioso creció descomunalmente.

—¿Qué sucedió? —interrogó Weik con curiosidad y trató de mantener la compostura.

—La...niebla—respondió apenas con su encantadora voz y lo miró angustiado.

Weik observó su ropa y notó que habían algunas partes manchadas de sangre, y las partes rasgadas dejaban ver su piel tersa y pálida.

—P-Por favor, ayúdeme, le pagaré lo que sea, pero no quiero morir—rogó afligido.

Weik tragó grueso y ocultó su sonrisa macabra, y en cambio le dio una suave y respondió:

—Claro, te ayudaré, y por el pago no te preocupes, luego hablaremos de ello—puso su mano sobre la suya para consolarlo, miró por todos lados y preguntó—¿hay algún sobreviviente?

—No, me desmayé y cuando desperté estaba solo. No sé qué pasó con los demás—sus ojos se humedecieron y entristeció la mirada.

—No te preocupes, ahora estarás bien.

—Gracias—dijo levantando la mirada, y sus ojos llenos de lágrimas brillaron con la luna.

Weik estaba hipnotizado con ellos, pero despertó del trance al escuchar un ruido seguido de un grito. Un tentáculo negro había salido del agua y jaló de alguien, llevándolo al agua para no volver a salir.

—¿Qué mierda está pasando? —exclamó Weik enojado.

—¿E-Esa cosa nos siguió? —se preguntó así mismo el joven de cabello plateado, su expresión se volvió oscuro y llena de pánico.

Weik lo miró y chasqueó la lengua.

—Acaben con esa cosa, ¡Ahora!

—Si capitán.

Todos con sus extravagantes armas arremetieron contra esa cosa negra que salía del agua. Pero los tentáculos parecían estar hechos de sombras, y cuando una espada los atravesaba el arma pasaba de largo, y sin ningún esfuerzo los tentáculos se enrollaban en sus cuerpos, apretándolos con fuerza hasta que sus espaldas crujían y se los llevaba a las profundidades del mar.

Weik comenzó a preocuparse, y con una expresión temible sacó su mano izquierda del abrigo, dejando al descubierto su antebrazo, que estaba repleto de metal incrustado en su piel, sus dedos, nudillos...

"Mano de hierro" apodo dado después de darse a conocer cómo pirata, que destrozaba a sus víctimas con su mano izquierda, hecha con una de los metales más fuertes de todo el Continente.

Y justo cuando iba a ponerse de pie vio que una mano se sostuvo del borde del barco, y saliendo del agua se asomó por la cubierta. Weik pensó que podría ser algún sobreviviente, pero al verlo encapuchado y con una mueca de molestia se retractó.

—¿Quién eres hijo de perra? —interrogó furioso y se puso delante del joven pálido y asustado.

—...No vuelvas a tocarlo—dijo con una voz tan escalofriante que su piel se erizó y subió aún más su guardia. Y levantando un poco su rostro dejó al descubierto unos hermosos y brillantes ojos dorados, que lo miraban con tanta ira que sentía que lo descuartizaba sólo con ella.

—¿Acaso no escuchaste mi pregunta imbécil?

—Aléjate de él—ordenó con desprecio y con un salto subió a bordo.

Un pantalón negro con grandes botas del mismo color, una camisa blanca y una capucha negra. Su ropa era tan delgada que no lo protegía en absoluto, y estando mojada se pegaba a su piel, dejando ver su tono de piel y sus músculos.

—¡Ataquen! —ordenó Weik enojado y lo señaló con su dedo de hierro.

Los tentáculos dejaron de atacar dejando libres a todos los sobrantes, quienes siguiendo esas órdenes atacaron.

Pero el hombre misterioso los evadía fácilmente, con las manos desnudas detenía sus armas, y con pasos veloces se colocaba detrás y daba un fuerte golpe en sus espaldas. Luego de un rato mostró su mano derecha, que llevaba una gran espada que se escondía debajo de su capa y con un movimiento veloz hirió a tres de un corte, cayeron sin más con los pechos rebanados, pero antes de tocar el suelo los cuerpos fueron llevados por tres tentáculos, sin dejar que tocaran siquiera el suelo.

—Maldito—exclamó Redish y corrió hacia él.

El hombre encapuchado no se movió en absoluto y con los ojos ocultos lo esperó, Redish dudo, pero al final fue con todas sus fuerzas y clavó su espada en su pecho, justo en el corazón.

Pero el hombre de ojos dorados no se movió ni un centímetro, lo miró y con una sonrisa malvada musitó:

—Nunca podrás matarme...

Redish sintió un horrible escalofrío y se alejó lo más rápido que pudo, y al estar lejos notó que en su pecho ya no había ninguna herida, y sólo quedó una pequeña mancha de sangre en la tela rota.

—¿Qué mierda? —exclamó estupefacto.

Y justo después de esa pregunta, en esa hermosa noche de luna se escuchó una risa malvada, divertida y encantadora. Los que quedaban se asustaron y miraron la fuente de dicho sonido.

El joven de cabello plateado estaba parado detrás de todos con una sonrisa deslumbrante y una mirada perversa.

—No son rivales para él—y con una mirada hizo que el hombre de ojos dorados caminara hacia él. Uno de ellos quiso detenerlo, pero un tentáculo lo jaló y lo hundió en las frías aguas hasta ahogarlo.

Todos estaban paralizados y observaban al joven sin entender, llenos de ira y con ganas de matarlo.

—Son tan ingenuos por haber caído en una trampa tan obvia—se burló el joven de cabello plateado y se agarró del brazo del hombre encapuchado—sólo planeábamos robarles, pero han lastimado tanto a mi amado que nadie saldrá hoy de aquí con vida—y enfatizando la última palabra chasqueó los dedos—pagarán muy caro...

Al instante más de veinte tentáculos negros y robustos emergieron del agua, enrollándose en el gran barco de Weik haciendo que este se hundiera fácilmente. Aún habían piratas en el, que se deslizaban por cuerdas para caer en el pequeño barco, pero los tentáculos los detuvieron, tomándolos para luego ser llevados al agua, y llenos de pánico y terror sólo les quedaba esperar la muerte a bordo de su propio barco, qué, sin que nadie se diera cuenta estaba siendo envuelto en una burbuja de aire al ser llevado.

—¿Quién putas eres? —exclamó Weik furioso—¡cuando te tenga en mis manos voy a matarte y follaré tu cadáver hasta partirlo en dos!

El hombre encapuchado hizo una horrible mueca de disgusto y corrió hacia él.

El barco seguía hundiéndose con los gritos de la tripulación en el, los piratas abordo del pequeño barco estaban paralizados y furiosos, y Weik estaba listo para pelear con el desconocido.

—¡Ataquen a esa perra! —ordenó Weik refiriéndose al joven de cabello plateado.

Todos fueron contra él, mientras Weik recibía el fuerte ataque con su mano de hierro, el golpe de la espada era pesado y feroz, pero no se vio afectado y con su otra mano quiso tomarlo del cuello.

El hombre retrocedió, y con un rápido movimiento de pies se puso a su lado, trató de clavar su espada en su costado, pero Weik reaccionó y cubrió ese lugar con su mano, y con la otra dio un fuerte golpe, que fue evadido rápidamente agachando la cabeza...

El joven pelaba con poco más de veinte, bueno, más o menos. Hizo salir dos tentáculos negros del agua y los manipuló cómo si fueran suyos, perforaba, azotaba y lanzaba por los aires a cualquiera que estuviera en su camino.

La batalla por ambos lados era brutal, pero la de Ethan era más emocionante e intensa. Weik era unos veinte centímetros más alto y casi el doble de su tamaño corporal, pero al pelear con él se dio cuenta que era un nivel cinco o seis.

—Eres un debilucho—dijo Weik y logró darle un fuerte puñetazo en la cara con su mano de hierro.

Ethan retrocedió por el impacto y su mandíbula traqueó y sangre goteó por su boca.

La capucha se cayó de su cabeza y dejó al exterior su rostro, que tenía una sonrisa burlona.

—¿Esa es toda tu fuerza? —se limpió la sangre y su mejilla se veía bien—¿qué nivel eres? ¿cuatro?

—Soy el temible Weik, Mano de hierro, capitán de Los piratas de la noche, y casi estoy en el nivel seis, nadie se me compara en todo este vasto océano.

Ethan sonrió y dijo con una voz ronca y lenta.

—Te equivocas...yo soy Ethan, capitán de nadie y soy nivel seis intermedio.

Weik frunció las cejas y su expresión se tensó.

—Pero yo no soy nada comparado con él—y señalando a Aris añadió—él es el doble de fuerte que yo, y si hablamos de magia está en un nivel inimaginable.

—¿M-Magia? ¡mientes! Los magos jamás se muestran ante los demás. Aunque si es así entonces tú eres su maldito esclavo—exclamó con una mezcla de emociones, y trató de burlarse de Ethan.

—No me molestaría ser su esclavo en absoluto—comentó con una dulce sonrisa y corrió hacia él.

Fue tan rápido que Weik apenas pudo ver su ataque, y casi por reflejo levantó su mano y la clavó en el cuello de Ethan, quién con su espada perforó su pecho.

—Tú... bastardo...—musitó escupiendo sangre.

Y Ethan, aún con la mano de hierro en su garganta hizo fuerza con su espada en hizo un corte hacia un lado, partiendo su cuerpo casi por mitad.

Weik lo soltó y tocó sus heridas, mientras Ethan sacó un pañuelo y limpiaba la sangre de su cuello, dejando ver su piel intacta.

—¿Cómo...?

—Mi vida ya no me pertenece, le he entregado mi corazón a la persona que amo...—comentó seriamente, y sin mucho esfuerzo lo empujó con su pie y este cayó al agua.

—No ensucies más mi barco...ni a Aris...

Ethan se giró y vio que Aris lanzaba a los últimos tres que quedan, los tentáculos volvieron al agua y el corrió hacia Ethan.

—Eres tan genial, lo venciste—exclamó alegre y lo abrazó.

El barco de Weik ya estaba dentro de una burbuja justo debajo de su barco, custodiado por Khilsha. Las aguas estaban tranquilas y la noche volvió a ser solitaria y silenciosa.

Ethan no se inmutó ante el abrazó y siguió escuchando.

—La próxima vez yo quiero ser la carnada y el secuaz—levantó la mirada e interrogó mirándolo a los ojos—¿por qué tan serio?

Aris tocó sus mejillas con sus dedos índices y puso una dulce sonrisa

—Odié como Weik te miraba y te tocaba, no pudo soportarlo más y salí del agua—tomó su mano y continuó—tocó tu mano y tú cabello, y con sólo ver sus ojos supe lo que quería hacerte.

—Lo sé, yo también lo odie, apestaba horrible—comentó acariciando ambas manos con su mejilla—¿y qué harás ahora?

—Nunca dejaré que seas carnada otra vez—y tocando su mentón musitó muy cerca de su boca—y voy a limpiar todo tu cuerpo, y dejaré mi olor en ti...

—Mm, sólo estoy de acuerdo con lo último, ser carnada es divertido—respondió con un suspiro.

—Si eso quieres tal vez lo piense mejor, pero en el momento en que vea que serás tocado saldré y los mataré a todos...

—De acuerdo. Hasta a mí me dio miedo esa declaración—y jalando de su mano sugirió—¿qué tal si inspeccionamos el barco?

—...Mm.

Ethan sonrió rodando los ojos y el gran barco volvió a emerger del agua.

Todos querían derrotar a Weik, incluido Ethan, que por poco fue cazado por él hace algún tiempo, los tesoros y objetos mágicos eran tan maravillosos e invaluables que cualquiera quisiera adueñarse de dicho barco.

Pero eran tan numerosos y temidos que nadie se atrevía a enfrentarlos, con una flota de veinte barcos aterorrizaban todo a su paso.

Y ahora que Weik había sido derrotado su flota buscaría venganza.

—Hay que dejar una marca, para dar a conocer quién mató a Weik—informó Ethan.

—Mm, ¿qué tal algo en mi idioma?

—Me parece buena idea, las letras son hermosas—Ethan tomó su espada y comenzó a hacer trazos en el suelo de la cubierta.

Aris lo miró, y cuando leyó lo que había escrito se sonrojó ligeramente.

"Etharis"

Sus nombres combinados estaban bellamente tallados en el extraño idioma de BlueLower.

—¿Qué tal se ve?

—...Lindo—respondió Aris fascinado, y acercándose besó sus labios sutilmente y susurró—vamos a ver lo que robamos.

—Luego las tallaremos a un lado del barco también.

—De acuerdo—respondió feliz—Vamos—lo tomó de la cintura y caminaron hacia la habitación del capitán.

[...]

Ethan y Aris derrotaron a toda la flota de Weik en una sola noche tras una emboscada pocos días después del enfrentamiento, todo el botín fue tan maravilloso y encantador que el dinero fue el menor de sus problemas.

Y su fama sólo fue en aumento.

Pasaron un año y medio dentro de la niebla disfrutando de una larga "luna de miel", y al poco tiempo de salir decidieron robar barcos piratas, cuando, de pura casualidad se toparon con "Los piratas de la noche", mataron a Weik y a toda su flota, desatando un sin fin de rumores.

El inmortal dorado y el Mago blanco.

Piratas que viajaban en su barco fantasma, que siempre permanecía con las velas encogidas y que no tenía tripulación.

Unos decían que ellos estaban muertos y que una temible bestia marina era quién había poseído el barco, y que ellos sólo eran marionetas cadavéricas.

Otros que Aris era un hechicero que había creado una bestia marina de la muerte, y que tras el fallecimiento de su amado se volvió loco y lo convirtió en un muerto viviente que controlaba a su antojo, que no tenía emociones, no le temía al dolor y no podía morir. Y aunque los hechiceros habían desaparecido hace mucho tiempo algunos insistían en que está historia era verdadera...

Los rumores crecían y crecían, más exagerados que el anterior, llenos de muerte, magia y bestias desconocidas.

Pero en lo único en que todos estaban de acuerdo eran en qué, si los hacías enojar o te enfrentabas a ellos tu fin estaba asegurado.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top