Capítulo 38: Muerte
Hace mucho deseó la muerte con todo su ser, luego no deseó nada, se sentía vacío. Y cómo por arte de magia conoció a alguien muy especial que le dio sentido y razón de vivir.
Pero...esa persona está muerta, y vuelve a desear la muerte mucho más fuerte que antes, porque ahora que ya conoció esa calidez no podría vivir sin ella.
Sin su amor.
La muerte era su consuelo, y su salvación, de esa inmensa y sofocante oscuridad y soledad que lo devoraba insaciablemente.
Su mente ya estaba perdida y su corazón destrozado.
Pero justo cuando estaba listo para degollar su propio cuello y aliviar su dolor quiso ver por última vez a su amado.
Y observó cómo una pequeña luciérnaga se posaba sobre su mejilla y brillaba en la oscuridad del atardecer.
Ethan la observó por unos momentos, y una profunda insatisfacción lo invadió y repentinamente entró en sí. Luego apareció otra, y otra...formando una línea de luciérnagas que lo guiaban hacia el bosque.
—Yo...no lo acepto—musitó y bajó la espada. Que ya había hecho un corte profundo en su piel.
—Me niego...
Y lleno de indignación, tristeza e ira arrojó la espada, sus heridas estaban sanadas y el veneno ya no le afectaba. Se inclinó hacia Aris y contempló su rostro.
—Voy a traerte de vuelta... sólo espera un poco más—exclamó limpiándose el rostro.
Lo tomó en sus brazos con delicadeza y se levantó, respiró profundo y tranquilizó su mente agobiada, y con paso decidido se dejó guiar por las luciérnagas.
El día había llegado a su fin y la oscuridad dominaba los alrededores, todo era silencioso y el único sonido eran sus pisadas, que hacían crujir las hojas.
Su cabello plateado teñido de rojo se balanceaba de un lado a otro con cada paso, y su expresión serena y triste era suavemente iluminada por los insectos luminosos.
Ethan estaba lleno de negación y determinación. No podía creer que estuvo apunto de quitarse la vida sin intentar salvarlo, su mente se había ofuscado y se perdido en la tristeza por unos instante. Pero si al final no podía traerlo de regreso esa sería su única opción.
Caminó por el bosque sin parar, y al cabo de unos minutos llegó ante la extraña entrada del "Estanque Sagrado", entró sin miedo y atravesó el estrecho pasaje.
Y ante él se mostró aquella vista que nunca había visto en persona. Un bello estanque cristalino e inmóvil. Y el cielo se reflejaba con claridad en su perfecta superficie.
Ethan dejó el cuerpo de Aris sobre el suelo, y colocó su cabeza en sus piernas. Mojó su dedo con la sangre de sus ropas, se inclinó hacia el agua y hundió el dedo.
Y casi al instante una figura se formó sobre el agua. Una estatua de él mismo se presentó sobre el estanque que permaneció imperturbable, en la misma postura, sentado sobre sus piernas y con una expresión triste y seria.
—Hola Ethan—saludó la figura, con su misma voz profunda y con sus ojos deprimentes.
Ethan guardó silencio y observó la figura por unos segundos.
—Tu sabes quien soy ¿no es así?
—...Si—respondió luego de silenciar sus pensamientos.
—Entonces dime, ¿qué es lo que quieres?—hizo una pausa y miró a Aris—Aunque yo sé muy bien lo que quieres necesito escucharlo de ti. Adelante, pide tu deseo.
—Yo...quiero que traigas a Aris de nuevo a la vida.
—Bien, pero cómo sabrás, tienes que darme algo a cambio. No te pediré que me des tu vida, eso sería ridículo. Si mueres y Aris despierta sabrá lo que ocurrió y también querrá dar su vida. Lo que quieres es "vivir" a su lado.
Pero entonces ¿qué estas dispuesto a darme?, ¿qué tienes que sea tan valioso como su vida?
—Todo. Llévatelo todo, mi barco, mis pertenencias, las pocas riquezas que me quedan, mi salud... mi alma, lo que sea que me quede...De que me sirven todas estas cosas si no esta él, sin él no tengo nada, no soy nada.
La angustia y desesperación lo carcomía desde dentro, apretó las manos en la ropa de Aris y bajó la cabeza.
La luna que se reflejaba sobre el agua iluminaba todo el lugar, y hacia que el rostro de Aris se volviera aún más hermoso.
—¿Entonces estas diciendo que puedo tener todo eso?
—Incluso mi alma. Puede quedársela cuando yo muera y hacer con ella lo que quiera—respondió levantando la mirada.
—...
Ethan se sentía nervioso y esperaba impaciente la respuesta de la diosa.
—Sabes Ethan, no puedo hacer eso.
—¿Porqué no?—interrogó preocupado y un nudo se formó en su pecho.
—Tú alma le pertenece a Ziel, y cuando mueras él la guardará en su corazón, no es algo con lo que puedas negociar en tu caso. Pero...y si te pidiera que me des tus ojos, lengua, piernas o tu buena salud. ¿me lo darías?
—Si—contestó decidido.
—Pero Aris no estará muy contento con eso—y observó a Aris con cautela.
—Entonces ¿qué se supone que puedo dar?
La diosa hizo un ademán con su mano, y del agua se formó una balanza de hielo, seguido de eso una bola de agua se desprendió de la superficie y se elevó. Y en medio, en forma de una pequeña gota estaba la sangre de Ethan que había dejado en el agua del Estanque.
—Cuando le di a Aris un día para pensar su deseo medí su sangre en la "Balanza del precio divino", la cual me deja saber si la persona que pidió el deseo tiene algo con que pagar. La vida de algunas personas suele ser demasiado injusta o muy dura, por ello en sus almas se acumula todo lo bueno que no han recibido, y la vida se los da poco a poco para equilibrar las cosas buenas y malas que le toque vivir, o a veces lo da todo de un golpe.
Aunque hay casos muy raros en los que nunca recibes nada bueno.
Pero si tú aún no has "usado" todo el bien que mereces puedes exigir tu deseo como pago por todo lo malo que has vivido.
Aris sufrió mucho en BlueLower, tanto que cayó en la locura y el resentimiento. Por ello, cuando revisé su alma pude observar que tenía mucho bien por recibir. Podía exigir ser recompensado. Y al pedir su deseo solo tuvo que completar el pago con algunos años de su vida...un deseo tan grande como el amor vale miles de años, pero por suerte sólo tuvo que pagar menos de mil.
La diosa hizo que la bola de agua, que contenía su sangre se posara sobre un lado de la balanza.
—Es decir que, el destino, al ver lo mucho que has sufrido en tu vida, te recompensa con algo de igual valor. Tu deseo.
Y en seguida la balanza comenzó a moverse de un lado a otro, y el lado que tenía el agua con su sangre quedó un poco más arriba que el otro lado, que estaba vacío.
—Puedo ver qué también has vivido mucho mal, y todas las cosas buenas aún están acumuladas y no han sido dadas. Pero aún te falta un poco para completar el pago de tu deseo.
—¿Qué puedo dar para completarlo?—interrogó impaciente.
—Mm... déjame ver—la diosa puso su dedo sobre la balanza y empujó la del lado de Ethan para nivelarla.
Se quedó pensativa un rato y exclamó:
—Debes darme tu salud y entregar tu muerte, es la única solución que dejará felices a los dos.
—¿Mi muerte?—preguntó sin comprender.
—Ethan, hay algo que debo explicarte antes de cumplir tu deseo, escucha con atención.
Aris es más especial de lo que crees, y el que esté muerto es...muy muy malo.
Cómo sabrás él es mi "Elegido". Y cada Dios Supremo debe tener uno, y yo, Amanzi la diosa del Agua lo he escogido a él.
Posee magia divina que lo convierte en una especie de mitad dios. De naturaleza inmortal.
Es decir que, hasta que no sea asesinado no podrá morir.
Y cuando Aris me dio más de ochocientos años de la "totalidad de su vida" en realidad no pasó nada.
Su vida es inmensurable, y al quitarle esos años de vida fue como quitar una gota de agua del vasto océano que rodea tu mundo, o una estrella del infinito cielo que ilumina la noche... es nada, es insignificante.
—Eso quiere decir...
—Así es Ethan. No importa los años de vida que hubiera dado, él no moriría por eso, amenos que lo asesinen.
—Entonces yo moriría y él quedaría vivo para siempre amenos que alguien lo mate...—reflexionó con tristeza.
—Mm, el poder divino en su cuerpo no lo dejaría morir naturalmente. Pero sus poderes son retenidos por la magia de la isla, por eso no pudo vencer a los habitantes de BlueLower.
Y con respecto a tu pago...
Le entregarás parte de tu destino a Aris, lo que incluye tu muerte.
Tu alma quedará atada a la suya y compartirás partes de su destino. Si el pierde un ojo tu también, si es herido en un brazo....y si Aris muere tú también morirás.
—Eso...
—No es un mal precio ¿verdad?—exclamó la diosa sonriendo—la mayoría odiaría entregar su destino y su muerte en manos de alguien más. Pero tú lo entregarías con gusto ¿no es así?
"Y así podrás estar a su lado hasta el final de los tiempos"
Pensó la diosa complacida.
Ethan estaba feliz, y en sus ojos se reflejaba regocijo y emoción.
—Ethan, esto nos conviene de muchas maneras, tú podrás vivir junto a él hasta que su vida acabe, y lo cuidarás—hizo una pausa, y con una expresión seria pidió con preocupación—Necesito que lo cuides Ethan, si Aris vuelve a morir ya no podré traerlo de regreso, y todo se habrá perdido. No puedo darte detalles sobre porque es un Elegido, pero puedes saber que dentro de algunos años debe cumplir un papel muy importante en este mundo, y debes cuidar de él para que pueda cumplirlo, y...para que no vuelva a perder la cordura.
—Lo cuidaré con mi vida, y si entendí bien no importa si soy apuñalado en el corazón, no moriré hasta que Aris lo haga, así que seré su escudo y no permitiré que sea lastimado jamás—respondió con decisión.
La diosa lo miró con admiración y continuó:
—Bien, ahora, sobre tu salud...es algo complicado. Al depender del bienestar de Aris no podrás morir tampoco por enfermedad, pero al entregar tu buena salud obtendrás muchas enfermedades que intentarán matarte, y justo cuando llegue tu hora volverás a la normalidad. Pero no tienes que preocuparte tanto, esto sólo pasará un par de veces.
—De acuerdo, creo que lo entendí—dijo Ethan pensativo.
—Lo entenderás mejor cuando lo vivas en carne propia—agitó su mano y derritió la balanza.
—Mm.
—Ahora voy a tomar el pago—y estirando su mano la transformó en una pico gigante, se acercó a Ethan y traspasó su pecho sin dañarlo.
Un fuerte dolor surgió de su corazón, cómo si estuviera siendo estrujado y destrozado por cuchillas calientes.
Apretó los dientes y contuvo el aliento, recordaba está sensación de cuando Aris pidió su deseo.
Y de pronto el pico salió con violencia de su piel, y sintió cómo si algo hubiera sido arrancado de sí mismo.
Tosió un poco de sangre y apretó el cuerpo de Aris con su mano libre.
—Aquí tengo parte de tu destino, y tú salud—dijo la diosa mostrando una luz dorada y una llama blanco flotando en la palma de su mano.
—Entonces por favor traiga a Aris de vuelta—dijo limpiando la sangre de sus labios y miró a la diosa con decisión.
La diosa introdujo su mano en su propio pecho y sacó una pequeño perla que brillaba con un resplandor celeste. Se acercó y presionó la perla contra el pecho de Aris con su mano.
Luego, con el agua del Estanque Sagrado cubrió sus heridas para curarlo.
—Esto puede tardar un poco, su estado interno y externo está muy dañado—comentó con una expresión seria.
—Mm.
Ethan miró a su clon de agua y una duda surgió en su mente, y lleno de confusión la llamó:
—Diosa Amanzi.
—¿Qué ocurre?
—Aun hay algo que me inquieta, ¿quién fue el que puso un sello de amor en mí?
La diosa cerró los ojos y suspiró.
—Lo lamento, fui yo quién lo puso. Cuando Aris pidió conocer a la persona que más lo amaría en este mundo me puse un poco nerviosa. He observado que el amor en los humanos es un poco lento a veces, y que enamorarse de alguien puede llevar años.
Conociendo a Aris supuse que se sentiría desesperado si su amor no era correspondido rápidamente, temía que se volviera demente o hiciera una locura.
Y en el momento en que naciste puse un sello de amor para que cuando conocieras a Aris te enamoraras perdidamente de él—levantó la mirada y lo observó fijamente a los ojos—Pero veo que no era necesario.
—Mm, me hubiera enamorado de él fácilmente sin importar que—respondió mirando a Aris—no sé que tan rápido sería, pero mi actitud hubiera sido un poco más...lenta y suave, a comparación con el sello—añadió con un leve sonrojo y suspiró.
Ethan frunció las cejas y tocó el cabello de Aris, levantó la vista y exclamó:
—Aris aún se siente culpable por su deseo, piensa que por su culpa yo viví un infierno que poco a poco me condujo hasta aquí.
—Oh, entonces puedes explicarle que no es así.
—¿No lo es?—interrogó con sorpresa y deleite.
—Como sabrás, tu alma es una de las tres almas especiales, creadas por el dios Ziel. Yo tomé prestado un poco de su poder para poder modificar un poco tu destino por el deseo de Aris. Pero al ser algo tan especial no podía cambiarlo demasiado, sería profanar su creación.
Estas destinado a ser perseguido por el mal del mundo, pero si hay alguien a tu lado que te ama puedes escapar de él. Y aunque Aris no hubiera pedido su deseo tu destino no sería muy diferente.
A lo mejor seguirías como el famoso ladrón silencioso de la Zona Este, vivirías huyendo y llevando una vida agitada. El mal siempre estaría tras de ti, tal vez te enamorarías de alguien y pasarás el resto de tu vida con esa persona.
Pero las desgracias que viviste no fueron culpa de Aris, eso te iba a suceder irremediablemente.
—¿Entonces que fue lo que me trajo hasta aquí?
—El amor por el mar, la aventura y la libertad que sientes al navegar. El regalo de tu padre fue el detonante para la curiosidad hacia el mar, las señales que usaba en tu brújula, que siempre que la mirabas apuntaba hacia el Norte. Y las pistas que dejé en aquella isla...
Y esa sensación de que el mar te llamaba, era sólo tu fascinación por él. El anhelo en tu corazón de querer navegar en el...
—Eso...es un alivio—exclamó Ethan con un nudo en su garganta.
La diosa congeló el agua dentro de más heridas de Aris y quitó las manos de su cuerpo.
—Despertará pronto, su alma y su cuerpo deben conectarse de nuevo—y mirando a Aris por última vez añadió—lo que se avecina será...un poco difícil, prepárate tu también para el día en que mi Elegido tenga que cumplir su papel. Ahora que tú alma está conectado a la suya tu también debes ayudarlo.
—No sé hasta cuál nivel podré llegar, pero daré todo de mi—exclamó sin temor.
—Por eso no te preocupes, ahora también tienes mi poder divino de tu parte, podrás alcanzar la cúspide de los aumentadores. Pero eso depende de tu esfuerzo y dedicación.
Y diciendo esto último su figura se desvaneció y se desplomó en la superficie del estanque, que a pesar de ello seguía intacta.
"Entonces... ¿podré llegar al nivel trece?"
Pensó eufórico.
Miró a Aris con impaciencia y dijo:
—No volveré a dejarte morir, jamás. Lo prometo.
El hielo en sus heridas se derretía, y a su paso cerraba las heridas. Ethan lo acostó sobre el suelo y pegó la oreja en su pecho.
Nada.
Aún estaba silencioso, cerró los ojos y trató de contener sus nervios, sus manos temblaban sobre sus ropas, y su corazón latía con fuerza.
Cuando de repente, sin poder creerlo escuchó el primer latido de su corazón, emocionado levantó la cabeza y lo observó de cerca.
Su pecho subía y bajaba y el color de sus labios se volvió más intenso, su piel se miraba suave y blanca.
Una vista tan hermosa para Ethan que no pudo evitar sentirse nostálgico.
Aris apretó con suavidad sus párpados, respiró profundo y trató de abrir los ojos.
—Aris—llamó Ethan en voz baja y lo tomó de las mejillas con ambas manos.
Inmediatamente Aris abrió los ojos, dejando ver sus hermosas ojos azul eléctrico. Con la mirada adormilada y con voz baja respondió al llamado:
—Ethan...
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