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Los chicos comenzaron a desalojar el patio. Taehyung se mezcló en la multitud y recibió una fuerte y repentina palmada en la espalda.
-Te fue fatal declamando, ¿verdad, alien?
Min ho, uno de los dirigentes de desmanes, le sonreía con sorna.
-Sí -contestó-, pero para la próxima vez me irá mejor.
-¿Piensas volver a hacerlo? ¡Estás loco!
Todos fueron y continuaron su camino. Siempre se habían burlado de él, le habían puesto apodos y le habían llamado "alien cobarde", porque no solía participar en sus bromas, pero eso tenía que acabarse ya. El debía ser tenaz para superar sus caídas en la declamación, y en su vida social. ¡Necesitaba ser aceptado por sus compañeros!
-¡Espérenme! -Gritó llamando a sus colegas-. ¿Adonde van?
-Hoy traigo el coche de mi papá -comentó uno del grupo-, daremos una vuelta, no me digas que quieres venir con nosotros.
-¡Claro!
Los cinco jóvenes corrieron al estacionamiento. Taehyung dudó un instante, pero se unió a ellos y nadie lo rechazó.
Apenas se habían acomodado en el coche negro, el conductor aceleró al máximo. Las llantas rechinaron al patinar en una esquina. Los tripulantes gritaron, unos de miedo y otros porque les parecía muy cómico que, a pesar de la forma en que acababan de tomar la curva, el cacharro no se hubiera volcado matándolos a todos. Taehyung estaba tenso y callado. Uno de dos compañeros hablaba sobre cómo había robado dinero a sus padres y todos comenzaron a arrebatarse la palabra para rematar aventuras similares.
En ese instante Min ho vio a un grupo de estudiantes caminando en sentido contrario al auto. Taehyung se agachó de inmediato al reconocer entre ellos a Hyuna y a Hope. Al pasar frente a los jóvenes el chófer tocó el claxon, que imitó un sonido afónico, y le gritó.
-¡Qué buenos están, linduras!
Todos fueron y lanzaron sus piropos más prosaicos. Min ho le pidió al conductor que regresara de inmediato.
-¿De veras?
-¡Claro! Y pasa cerca de ellos, por favor.
-¡Así se habla!
Los jóvenes estaban alterados, como si se hallasen a punto de realizar alguna de sus travesuras más audaces.
El carro dió vuelta en U y aceleró para llegar hasta los jóvenes, quienes no se percataron de que el auto se acercaba por detrás. Como la banqueta es angosta, Hyuna y Hope caminaban sobre la calle, así que el conductor aproximó el coche lo suficiente y disminuyó la velocidad. Min ho sacó medio cuerpo por la ventana, lanzó un frenético alarido que hizo brincar a los estudiantes y con la mano bien abierta plantó una formidable nalgada a Hope, quién dió un grito, aterrado. El auto aceleró de inmediato y las carcajadas de los vándalos en el interior del coche se escucharon hasta el exterior. Taehyung estaba lleno de rabia e indignación, hundido en el asiento. No podía creerlo. La cólera le desbordaba por las pupilas.
Todos reían.
Taehyung se sentía como si alguien acabara de agredir a su hermana o a su madre.
-¿Qué le pasa al poeta frustrado?
-¿Te asustaste, ratón? No seas ridículo. Da la vuelta a la cuadra y repitamos la broma -propuso Min ho-. Ese tipo está buenísimo.
-Es peligroso -comentó el chofer-, mejor busquemos otros.
-Te digo que quiero repetir con los mismos.
Taehyung no pudo soportarlo más. Se irguió encolerizado y levantó la voz.
-Déjenme bajar.
-¿Qué dices?
-Todos ustedes son unos imbéciles.
Se hizo un silencio cortante en el interior del auto. Al instante el conductor disminuyó la velocidad.
-¡Que se baje! -opinó uno.
-Que se tire por la ventana el idiota -sugirió otro.
El coche terminó de dar la vuelta a la cuadra y el grupo de chicos y chicas volvieron a aparecer al fondo de la calle.
-¿Qué hago? -preguntó el chofer.
-Déjalo bajar -autorizó Min ho-. De "palomita".
El auto se detuvo por completo junto a un poste de luz. Taehyung abrió la portezuela trasera, pero apenas sacó una pierna, el chofer aceleró arrancando a toda velocidad. Cómo tenía la mitad del cuerpo afuera, el auto en movimiento lo golpeó con violencia y lo lanzó directo a la columna de concreto. Sintió con absoluta claridad que su frente se impactaba en el poste; las llantas del coche estubieron a punto de pasar sobre sus piernas. Se desvaneció.
Los jóvenes escucharon el rechinar de las llantas y voltearon para alcanzar a ver buena parte de la escena.
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