ᴄ.ᴄ.s. ᵐᵃʳᵗᵉˢ ᵈᵉ ᵉⁿᵉʳᵒ ᵈᵉ 1979.

Dentro de poco llegará mi papá y deberé explicarle por qué tengo tres puntadas en la ceja, la boca hinchada y el ojo amorotado.

Por otro lado...

¡Creo que las personas debemos ser íntegras aún en los momentos de dolor! Con mayor razón en esos momentos. Y él no lo ha sido. Al menos no conmigo. ¿Para qué es tan bello su le fascina fingir, disimular, engañar?

Los seres humanos somos mentiroso.

Pero yo no le mentiré a mi papá. Durante la cena le explicaré lo que me pasó. Quizá de molestará, pero no importa.

Hoy fue un día terrible.

Las clases habían terminado. Caminaba calle arriba cuando alguien me llamó por mi nombre completo. Me pareció extraño.

Volví mi cabeza y descubrí que Jungkook se acercaba a mí. El sujeto es más alto que yo, tiene el cabello largo y ojos duros.

-Imbécil de porquería -me dijo-, vengo a advertirte que te voy a joder, si vuelvo a verte...

Me eché a caminar. Fue tras de mí y me agarró del suéter.

-Detente, bola de mierda.

Me dí cuenta de que había llegado el momentos de enfrentar sus amenazas.

-¿Qué quieres -pregunté-, rey de los recados? Me has mandado amenazar con las niñas de la escuela. Te portas como un caballero frente a algunos, pero en realidad eres un pelafustán.

-Sí, pendejo ¿y qué? Vine a advertirte: te prohíbo que vuelvas a acercarte a mi viejo. ¿Estamos? ¡Porque es mío! Me pertenece y voy a fajármelo hasta que me dé la regalada gana, ¿estamos?

-¡Qué interesante! ¿Él te ha escuchado hablar así?

Ví que iba a golpearme y levanté las manos, pero fue solo una finta. Se rió.

-¿Tienes miedo? Haces bien. Debes tener miedo porque si no te cuidas te voy a fregar.

Pasó cerca de nosotros un grupo de niñas con suéter azul y él levantó la mano de forma amanerado. Gritó:

-¡Aguarden, bonitas!

Se alejó para darles alcance. Hope iba entre ellas. Me quedé parado. Mis amigos llegaron tarde a rescatarme.

-¿Todo está bien? Te vimos hablando con...

-Sí. No hay problema.

Empezamos a caminar despacio.

-¿Qué te dijo?

-Nada, sólo una sarta de groserías.

Ví como Jungkook tomó del brazo a Hope y fue con él a un lugar apartado.

-Yo pago los refrescos -le dije a mis amigos-. ¡Niña el qué llegue al último!

Echamos a correr. Yo lo hice tratando de cansarme al máximo; con la furia que debe sentir un hombre dispuesto a emborracharse.

En la cafetería traté de animarme. Hice chistes malos y reí a carcajadas con los de mis amigos.

De alguna forma debía desconocer que afuera se las arreglaba mi expríncipe con un desgraciado bufón de doble personalidad.

Poco a poco, la cafetería comenzó a vaciarse. Yul y Dong se fueron; yo había quedado de acuerdo con mi mamá en esperarla a la salida, pero estaba tardando demasiado. Me senté frente a la barra y pedí un sope (🤭), entonces alguien tomó mi brazo. Era Soobin. Su rostro estaba pálido y su voz sonaba desesperado.

-Ven. Quiero que veas esto. Ven.

-¿Qué ocurre?

-Hope está en apuros.

-No me interesa.

-Ven, por favor -sañaló la calle-. Jungkook se ha aprovechado de la situación. Supo que él andaba confundido y no perdió tiempo. ¡Supo actuar! -casi me echó en cara que yo no supe-, pero él no lo quiere y... -se desesperó-, ¡Tienes que ayudarlo!

Echó a correr hacia afuera. Dudé.

Hope y Jungkook estaban a unos veinte metros; el lugar era silencioso y pude oír lo que decían. Sin querer, sin darme cuenta, empecé a caminar hacia ellos.

-¡Déjame! ¡No quiero nada contigo!

Él lo aprisionaba del brazo con tanta fuerza que en la piel bronceada de Hope se dibujaba una zona amoratada.

-Antes dijiste que querías y nadie juega conmigo. ¿Estamos?
!¿Estamos?!

-Pues me equivoqué. Déjame o te saldrá caro, te lo advierto Jungkook.

-¿Me estás amenazando? ¿Vas a llamar al poeta roñoso de tercero para que te defienda? No me hagas reír. Vamos. Dame un beso. Es todo lo que te pido.

-¡Suéltame!

-¡Eres mi novio! -le sujetó la cabeza y acercó su cara a la de él para besarlo por la fuerza.

Hope forcejeó, Jungkook lo siguió besando mientras él se debatía para zafarse.

Cuando al fin lo logro, emitió un grito de rabia y le dio una bofetada.

El seductor se llevó una mano a la mejilla con los ojos muy abiertos.

-¡Maldito! -atrapó a Hope otra vez y le devolvió el golpe usando el dorso de su mano. Él se desplomó y comenzó a llorar de una forma desgarradora.

Yo estaba pasando. Me pregunto cómo puede permanecer tanto tiempo sin hacer nada.

Jungkook quería volver a agarrarlo cuando llegué. Se irguió al verme.

-¡Con que ha llegado el defen..! -su frase fue cortada, por el tremendo impacto de puño derecho. Cayó hacia atrás, aleteando con las manos y esbozando una expresión de asombro ante un golpe que lo esperaba. Respiré con furia frotándome los nudillos manchados de sangre. Fue un puñetazo duro. Jungkook se tocó la nariz y observó la hemorragia. Después me miró con unos ojos desorbitantes e inyectados de furia. Parecía dispuesto a matarme; se incorporó para abalanzarse sobre mí, con alarido.

Sin duda es más fuerte y experimentado que yo para pelear, pero yo soy mucho más ágil, así que esquivé su golpe con un salto y abrí los brazos previniendo la siguiente agresión.

Tomó su tiempo, se limpió la sangre que le corría por la boca y caminó despacio, como si quisiera charlar en paz y acabar con la gresca.

Me desconcerté.

Entonces lanzó un puñetazo desde abajo. Moví la cara apenas lo suficiente para que el golpe entrara sesgado en mi ojo derecho. El rozón me ocasionó el absceso que ahora tengo. No me imagino lo que hubiera pasado si me da de frente. Al verme trastabillar, brincó, proyectando sus pies hacia adelante en una extraña caricatura de patada voladora. Lo esquivé apenas. Cayó como un saco, pero al instante estiró la pierna y me pegó en las rodillas. Entonces caí junto a él.

Los dos ya en el suelo.

Me alcanzó y quiso cogerme de los cabellos. Interpuse mis manos empujándole la cara.

Rodamos por la terracería.

Apretó mis mejillas e intentó introducirme los dedos en los ojos. Sacudí la cabeza.

Lo abracé tratando de inmovilizarlo, pero siguió retorciéndose como una fiera sin control. Me dio un cabezazo.

Quedé fuera de combate.

Lo solté y me separé. Tomó en sus manos un puño de tierra y lo arrojó a mi cara dejándome ciego. Me froté los párpados y traté de abrir los ojos.

No lo conseguí.

Quise ponerme de pie, pero me detuvo. Escuché gritos a mi alrededor previniéndome de la acometida. Su puño se estrelló sobre mi boca como una plancha de hierro que me reventó el labio.

Me fui hacia atrás.

Se sentó a un lado con los brazos cruzados ostentando que tenía todo bajo control. Rió, dándose tiempo para acabar conmigo. Pude razonar lo que estaba a punto de suceder. Iba a aprovechar mi ceguera para golpearme hasta dejarme inconsciente. Hice un esfuerzo por abrir los ojos. Apenas distingui colores y sombras. Me invadió el pánico. Más por instinto de supervivencia que por sana estrategia me paré de un salto. Mi contrincante no alcanzó a creer que en la precaria situación en que me encontraba pudiera moverme tan rápido, así que lo tomé desprevenido. Sin pensarlo dos veces lancé una feroz patada al bulto que distinguia frente a mi. Escuché un gemido y una maldición.

Volví a patear.

Jungkook comenzó a revolcarse en el piso por el dolor. Poco a poco recuperé la vista. Segui pateando una y otra vez. Los curiosos nos habían rodeado y gritaban incitándonos a que nos partiéramos el alma.

-Muy bien! -gritaba la plebe-, ¡sigue! Le has dado en los bajos y le rompiste la nariz; es tuyo. ¡Acábalo!

Entonces volvi en mi. Me detuve. Aun percibiendo la presencia de múltiples piedrecillas en mis ojos, sali del circulo de mirones y eché a caminar. Jungkook gritó una lista de amenazas y blasfemias. Dijo que las cosas no habían terminado y que me iba a matar.

Llegué hasta mi portafolios y vi el coche de mamá que me esperaba. En cuanto subi al auto, ella me interrogó asustadisima. Cogió un pañuelo y me limpió la sangre de la cara. ¡Pero qué me había pasado! No le diga que era yo el que peleaba, ¿por qué? ¿Qué me habían hecho?

No respondí. Me solté a llorar. Dejé escapar la presión. Mamá puso en marcha el auto y una vez en camino le conté entre sollozos todo sobre mi libreta, la caja de chocolates, la traición de Hope, la doble personalidad de Jungkook, y los comentarios de la maestra Jennifer.

Ella me escuchó con atención. Luego me llevó a un médico.

Son las siete de la noche y esperamos que llegue papá de trabajar. Estoy dispuesto a enfrentar su regaño y consejo.

Después de todo, si no encaro las consecuencias de mis actos, ¿cuándo me convertiré en un hombre?


























¡Volví! Lo siento por demorarme mucho en actualizar :(




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