Cap 10

Tras terminar su turno, Kurloz se fue a buscar a Meenah y Cronus.

No tardó mucho en encontrar a la mujer. Estaba bebiendo en un bar no muy lejos de la oficina de policía.

Kurloz se sentó discretamente a su lado y pidió una copa de vino.

- ¿Eres Meenah Peixes? -

Meenah, claramente borracha, levantó la cabeza y entrecerró los ojos.

- ¿Y tú quién eres? - preguntó antes de que se le escapara un hipo.

- Alguien que puede ofrecerte la primicia que buscas. - dijo Kurloz sonriendo con seguridad.

- Eso no me dice una mierda - habló Meenah y se terminó su bebida de un trago.

La sonrisa de Kurloz desapareció.

- Soy policía, estoy buscando al asesino y a su cómplice -

- ¿Cuál asesino? - Meenah tenía alcohol hasta en la sangre.

- Jake English. - contestó el demonio.

Meenah se rió a carcajadas.

- ¿Ese inútil finalmente le ha echado un par de huevos? Eso sí es una primicia. - dijo la castaña.

- Le estoy buscando - insistió Kurloz.

- Estará en su casa -

- No está en su casa -

- Entonces estará en el trabajo -

- No está trabajando -

- Entonces está despedido -

El bartender le trajo una nueva jarra de cerveza a Meenah, ella se sirvió medio vaso y llenó la otra mitad con el tequila que había traído a escondidas en su bolso.

Kurloz sentía que estaba perdidendo el tiempo, así que decidió probar otra cosa.

- ¿Dónde puedo encontrar al chico que estaba contigo? - preguntó el demonio.

- ¿Cuál chico? - preguntó la borracha.

- Creo que su nombre era... ¿Cronos? -

- ¡Oh! ¡El maricón! - exclamó Meenah.

Ahora todo el bar les estaba mirando.

- Eh... Sí... Supongo que es ese ¿Dónde está? - a Kurloz le invadió el deseo de estrangularla, pero se obligó a mantener la calma. No quería llamar más la atención.

- Eh... ¡Acuario! ¡Sí! ¡Dijo algo de un acuario! - la castaña le dio un buen trago a su bebida.

- ¿Dijo algo más? - preguntó Kurloz.

- Sí... Dijo que cenaría un perrito caliente por el camino... Pero, creo que eso era un eufemismo para pene. -

Solo había dos acuarios en toda la ciudad y cada uno estaba en una punta diferente. A estas horas el metro ya estaban fuera de servicio y lo único que Kurloz podría usar para transportarse eran los autobuses nocturnos y los circulos satánicos de teletransportación. Estos últimos quedaban descartados por razones personales.

El demonio se bebió de un trago su vino y sin más miramientos abandonó el local.

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- ¡Ten cuidado con eso! - le gritó Meenah.

Cronus casi deja caer la gran caja de madera que a duras penas podía cargar él solo.

- Inútil - gruñó la castaña mientras avanzaba dentro del almacén.

Cronus la siguió por detrás en silencio.

El almacén era viejo y estaba oscuro a excepción de una pequeña bombilla que colgaba del techo.

El lugar llevaba abandonado desde los años ochenta, pero hoy se volvería a usar para llevar a cabo actos no muy legales.

Una mujer vestida de negro les estaba esperando.

- ¿Os han seguido? - Preguntó la de negro.

- No - negó Meenah.

Cronus colocó la caja al lado de Meenah, sintiendo alivio al no tener que seguir levantandola.

Con una palanca de metal que había estado ocultando bajo su largo abrigo, Meenah abrió la caja. Dentro había un montón de pistolas y otras armas de fuego.

- ¿Tienes el pago que acordamos? - preguntó Meenah a su compradora.

- Así es. - dijo la de negro y con solo pulsar una tecla en su teléfono, había transferido una gran cantidad de dinero a las cuentas bancarias de Meenah y Cronus.

Unos hombres, que acompañaban a la mujer de negro, salieron de entre las sombras.

Meenah y Cronus se apartaron de la caja para dejar que se la llevaran.

Entonces, el eco de un flash de camara se escuchó por toda la fábrica.

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Al final, Dirk se había preocupado por nada.

Los humanos que habían entrado al bosque eran un pequeño grupo de cinco campistas que se habían perdido.

Decidió dejarlos marchar.

Después de todo, aunque quisiera, no podía dañarlos debido al ritual.

Tenía que abstenerse de matar por medio año. A su vez necesitaba que un humano matase de la peor forma posible a doce personas, cada una de un signo zodiacal diferente. Luego el humano debía entregarle uno de los ojos de las víctimas, para que así él pudiera consumirlo y alimentarse de su poder zodiacal.

Solo de esa forma un demonio podía obtener un poder similar al de Dios y reinar sobre la tierra e infierno.

Pero si se cometía un fallo en el orden de ingerir los ojos o el ritual se interrumpía de alguna forma, todo el poder zodiacal anteriormente adquirido desaparecería casi instantáneamente.

Era frustrante. Sobre todo la parte en la que debía depender de un humano.

Dirk aún recordaba al primer humano con el que hizo un pacto para realizar el ritual.

Muchos le llegaron a conocer como Jack el destripador. Pero Dirk siempre le recordaría como Dave Sprite.

Era un hombre de clase baja, con el pelo anaranjado como el atardecer. Estaba destrozado tras la muerte de su hermana y Dirk se aprovechó de ello. Pero entonces apareció esa chica de verde con su perro.

Al demonio le ardía la sangre solo de recordarla.

Apretó los puños y volvió a la cabaña donde esperaba encontrarse con Jake dormido en el sofá.

Pero el humano no estaba en el salón.

- ¡¿Jake?! - le llamó Dirk.

Escuchó un sonido extraño proveniente del baño. Era como el debil gemido de alguien intentando pedir ayuda.

Dirk se alertó.

De forma rápida y sigilosa fue al baño.

La puerta estaba cerrada pero el rubio la abrió de una patada, rompiendo el pestillo en el proceso.

Jake, quien llevaba los auriculares puestos, miró fijamente a los ojos de Dirk, como un ciervo a punto de ser atropellado.

Un sonido similar al de una piedra cayendo al agua se escuchó por todo el escusado.

Dirk no sabía si reir o llorar.

- ¡Vete de aqui! - gritó el humano con todas sus fuerzas mientras su cara se volvia cada vez más roja.

El demonio estalló en carcajadas. De ninguna forma iba a desaprovechar esta oportunidad para humillar al humano.

Mientras tanto, fuera del bosque, los policias se quitaron sus disfraces de campistas.

Aranea sacó su teléfono y marcó el numero de Jane.

- ¿Detective Crocker? Usted tenia razón... Sí, se están escondiéndo en el bosque.... De acuerdo, nos mantendremos cerca para vigilarles... Así haremos, adios - y colgó la llamada.

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