Veinticinco


-¿Por qué me ha tocado sufrir tanto,mi señor?-le preguntó la muchacha-No es justo...No he hecho mal a nadie. Yo...

Black le rodeo el rostro con las manos para levantarlo un poco y verla a los ojos. Era la primera vez que Sora se lamentaba por su suerte y había dolor en sus ojos. Aquello la hizo más humana a los ojos del dios,pero no más vulgar. Sino todo lo contrario.

-Porque eres buena-le respondió Black-Y la gente buena sufre la maldad de los otros y carece por el egoísmo de los otros. Así son los humanos...-añadió volviendo a abrazarla.

Sora no imaginaba la profunda dicotomía que causaba en el terrible dios Black. El cruel,el sádico y perverso dios que surgió al pasar el espíritu de un dios corrompido al cuerpo del mortal más fuerte del universo,hasta ese momento. El poder corrompe de eso no hay duda,pero en el caso de Black lo estaba consumiendo y era ella su soporte.

Black la abrazo tanto tiempo como ella se lo permitió y con desagrado observó las marcas de los golpes en aquella piel pálida. La hizo sentarse para revisar las pequeñas heridas que tenía. Sus pies eran los más lastimados y Black uso su cinturón para venderlos. Cuando acabó con eso beso uno de los pies de Sora. No fue un acto sucio de deseo,sino de algo que nadie volvería a ver en él. Sora se sintió avergonzada. No hizo o dijo nada. La mañana estaba fría y esa muchacha pasó la noche entera caminando,
estaba exhausta.

-¿Quien te hizo esto?-le preguntó Black,todavía con el pie de la muchacha entre las manos como si acurrucara un ave.

La muchacha apartó la mirada.

-Tienes una intuición muy buena. Sé que sabes,hace mucho,que alguien se enfrenta a mi. Sé que lo conociste,esa ropa que traes te delata-le dijo Black-¿Él te hizo esto?

-No,mi señor-le contestó Sora.

Black la miro fijamente.Sora no le mentía.Guardaron silencio un momento. Los cantos de las aves inundaban el lugar en una melodía deliciosa,que Sora parecía disfrutar.

-Volvamos a la cabaña-le dijo después de un rato y le tendió la mano.

Esa mano de dedos toscos y ásperos le hacía una oferta. Sora titubeo un momento. Había visto la devastación que ese ser ocasionaba y el dolor que sembraban en quienes por su capricho o suerte habían sobrevivido. Los golpes en su cuerpo no eran para ella realmente,sino para él que hablaba de justicia siendo injusto.Por otro lado estaba ese sentimiento que palpito en sus labios cuando la besó. En los labios de él había algo muy diferente al beso breve y limpio del dios Zamasu ¿Amor de dios? No,amor de hombre. Pero no ese "amor" de hombre que ella había tenido la desafortuna de conocer.
Porque en los sucios impulsos de los hombres que ella tuvo que tolerar,muchas veces le hablaron de "amor".

Amor. Que palabra tan breve para resumir un sentimiento tan grande e indefinible realmente. No existe una sola definición del amor.Pero de amor,Sora sabía muy poco. Recordaba vagamente el amor de sus podres y el de su abuela,quien le decía que del amor venían todas las cosas buenas como la paciencia.
Sora sabía de "amores" sucios,de los que hubiera podido dar cátedra. Estaba aprendiendo del amor de los dioses y el de Black no era precisamente de esa clase.

¿Volver? ¿Volver a la morada de los dioses? ¿Había otro lugar a donde ella pudiera volver? ¿Había en este mundo alguien que añorara su presencia? ¿Alguien que aguardara su retorno y sintiera su ausencia? Los dioses,buenos o malos,eran los únicos seres que la reconocían. Eso era un honor y a la vez la llenaba de miedo. No temía por su vida o porqué de un día para otro dejaran de considerarla algo valioso,sino por algo que no sabía precisar.

Sujeto aquella mano al fin y Black la puso de pie para luego cargarla en sus brazos.Pudo irse volando hasta la cabaña,pero prefirió caminar y tenerla para él a solas un tiempo. Quería llenarse de esa paz que irradiaba aquella muchacha,sosegarse un poco. El dios Black estaba tibio y su ropa era suave,pronto término por dormirse. Aquello hizo al dios oscuro detenerse y quedarse viendo a la muchacha un instante. Pese a todo,Sora seguía pareciéndole un animal silvestre y algo que un animal silvestre jamás hace es dormirse frente al peligro. Con agrado descubrió,que Sora no se sentía amenazaba por él. Siguió su camino hasta llegar a la cabaña donde Zamasu estaba descansando en la sala. Lo vio entrar cargando algo en los brazos y cuando estuvo más cerca vio de quien se trataba,se levantó enseguida y Black la puso en sus brazos.

-¿Dónde la encontraste? ¿Qué fue lo que le paso?-le pregunto al contemplar aquel rostro amoratado.

-Estaba en su vieja choza. Imagino que fue atacada por algún sucio humana que pasaba por ahí. No es grave-le dijo Black sonando bastante tranquilo.

-¿Qué no es grave? ¡Sólo mira lo que hicieron! ¡Malditos humanos! ¡No respetan ni a su propia especie!-exclamó Zamasu con repudio.

Zamasu la curo y cambio esos inmundos harapos que traía por las ropas que habitualmente él le daba,luego la dejó en el sofá. Se arrodilló junto a ella para hacerle una caricia en el rostro. Sora se sonrió entre sueños,suspiro y siguió durmiendo ajena a los ojos de humo que la contemplaban.

-Estás de vuelta,este es tu lugar Sora-le dijo el dios de caballo blanco-No sé que fue lo que hiciste la última vez para que huyera,pero si lo haces de nuevo te juro que...

-¿Qué?-lo interrumpió Black-Podrás ser inmortal,pero yo soy más fuerte que tú. No tienes el poder para amenazarme-añadió y salio de la cabaña.

Zamasu lo vio salir volando hacia alguna parte,pero esa mirada que le dió a la muchacha antes de dejar aquel lugar le dio una idea a Zamasu. Regreso sus acerosos a Sora y le apartó los oscuros cabellos de la mejilla,gesto con el cual sin proponérselo la despertó.

La muchacha se sentó en el sofá estirando las manos al cielo con los ojos cerrados y al abrirlos se encuentro con el rostro de Zamasu frente al suyo,algo confundida miro a su alrededor descubriéndose de vuelta en la cabaña.

-Parece que no te fue muy bien con los tuyos-comentó Zamasu poniéndose de pie.

-No,mucho mi señor...-le respondió Sora-Había toda clase de personas ahí. Conocí al joven que se opone a ustedes...

-¿Así? ¿Qué impresión te dejo? ¿Fue él quien te maltrato?

-No,no fue él. Trunks fue amable conmigo,lo mismo Mai-le dijo la muchacha-los que me golpearon fueron otros. Otros que están furiosos con el dios Black y se desquitaron en mi.

-¿Insinuas que lo que te pasó es culpa nuestra?

-No...Sólo digo las cosas como son. Ellos odian al dios Black y como no pueden castigarlo a él,lo hicieron conmigo. Porque soy una traidora...

-¡Tontos!-exclamó Zamasu-La humanidad es una especie tan estúpida,tan débil,tan incapaz de asumir sus errores que siempre responsabilizan a otros por sus propios faltas... Los traidores son ellos que destruyen este planeta que los alberga y a su propia especie con guerras sin sentido. No hagas caso de sus palabras, Sora-le dijo poniéndola de pie-Te dije que mientras permanecieras a nuestro lado,a mi lado, nada malo te sucedería...No vuelvas a alejarte.

-No lo haré,mi señor...

-Muy bien,ahora ve a tu habitación y descansa un poco. Seguro estos días han sido difíciles para tí,pero antes quiero que me digas que fue lo que Black te dijo o hizo para que te fueras...Y no quiero que mientas.

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