Uno

No hacía mucho que Zamasu y Black habían llegado a ese futuro alterno tan favorable para su plan. Lo primero que hicieron, después de hacer un reconocimiento, fue buscar un lugar tranquilo donde poder permanecer. Una cabaña solitaria, en las montañas, les resultó perfecta. La habitaba una familia, pero no tuvieron reparo en eliminarlos a todos. Incluso a los niños. Para ellos eran solo larvas de la calamidad.

Un mes después de su llegada, Black habia tenido su primer encuentro con Trunks y todo había comenzado. Zamasu no se dejaba ver por el híbrido u otras personas, aunque a veces salía a revisar el progreso del plan. La mayor parte del tiempo la pasaba en esa cabaña, disfrutando del paisaje.

Black en cambio disfrutaba  causar alboroto y destruir a quienes se afanaban, inútilmente, en detenerlo. Le causaba un deleite oscuro, que aumentaba su ego y vanidad, aplastar los mediocres esfuerzos de los seres humanos que con esa tecnología pobre y falta de buen juicio se le cruzaban en el camino, como una plaga que entorpecía su paso. Ese mismo ego lo llevo un día a desafiar a Trunks y confiarse demasiado. Esa mujer que lo acompañaba a todas partes y un grupo de hombres consiguieron distraerlo el tiempo suficiente para que el saiyajin le diera un muy buen golpe que lo obligó a hacer una humillante retirada.

Logró alejarse y no fue perseguido, pero estaba seriamente lastimado y se vio forzado a descender en un bosquecillo, cerca de un pueblo, no muy lejos de las montañas donde estaba la cabaña. Se sentó al amparo de un pequeño árbol y unas grandes rocas a descansar, para reunir fuerzas y continuar. No habia pasado más de unos minutos cuando el sonido de un coro de voces lo hizo poner una cara de fastidio.

Él no era visible en su posición, para la muchacha que apareció corriendo, de entre los árboles, con un pequeño bulto entre las manos. La perseguían cuatro chicos de más o menos su edad y otros dos salieron a su encuentro, desde el frente, cerrando el pasó. La muchacha se estrelló contra uno de ellos y por poco se va de espaldas, sino es porque uno de esos sujetos la sostiene, pero para sacudirla violentamente e intentar arrebatarle lo que llevaba en sus manos. Lo que fuera que ella escondía lo defendía bastante,
aunque con la intervención de otros dos lograron quitárselo de todas formas. Un animalito salio volando junto a una manta.bEl pequeño cuerpo del animal, golpeó el suelo con violencia y eso le arrancó un pequeño gemido.

-Parece que este zorro te importa bastante- le dijo el que la sujetaba- Te hemos molestado siempre, pero nunca antes peleaste tanto...¡Manténlo!

-¡Nooo!- grito la muchacha como una suplica a la que siguieron ruegos desesperados por evitar que lastimaran al animal.

Ellos hicieron oídos sordos a las patéticas llamadas de la chica y mientas dos la sujetaban, los otros tomaron palos y piedras para golpear al indefenso ser que erizaba el lomo y mostró sus pequeños, pero filosos dientes para advertirles que estaba dispuesto a defender su vida, mas el primer golpe, de una piedra, bastó para aturdirlo y el siguiente lo derribo.

Asqueado por el deplorable espectáculo de esos seres ruines, Black levantó su mano y lanzó siete pequeños rayos de ki hacia ese grupo de humanos. Todos dieron en el blanco, menos el último dirigido a la muchacha, que por fortuna, al caer muerto el sujeto que la retenía la arrastró al suelo con él evadiendo por escasos milímetros el disparo de ki. El silencio se hizo presente.
Sólo los gimoteos del animalito eran audibles en todo el lugar.
Black pudo disparar otro proyectil de ki, a la muchacha,
pero era un desperdicio de energía. Además le llamó la atención lo desorientada que se veía a gatas en el suelo.

A tientas parecía estar buscando algo y llamaba, supuso Black, a esos sujetos. Cuando su mano chocó contra uno de los zapatos del cadáver a su derecha, sus dedos comenzaron a subir por la pierna de este y así alcanzó el pecho, donde pego su oído. Se apartó de inmediato, retrocediendo como un animal asustado. A gatas siguió palpando el suelo hasta alcanzar al pequeño zorrito, al que tomó con mucho cuidado entre sus brazos para ponerse de pie, mirar al cielo y quedarse viendo hacia el sol un momento.

¿Qué la conducta extraña de esta humana no para? ¿Acaso es estúpida? Mirar al sol asi ¿Busca quedarse ciega o qué?

Pensó Black, a quien el comportamiento peculiar de la muchacha, le llamó la atención desde el principio. Para empezar el interés en proteger el pequeño animal le resultó inesperado. Hizo un ligero movimiento para tomar una posición más cómoda y al hacerlo hizo crujir unas ramas. El sonido fue bastante escaso, pero hizo a la chica mirarlo directamente y avanzar hacia él.

-¿Quien está ahí?- preguntó moviendo la cabeza como un felino que intenta agudizar el oído.

¿Qué no estás viéndome, humana?

La muchacha dio otro par de cautelosos pasos hacia Black y entonces este, vio los ojos de la chica. Ojos grandes rodeados de largas y curvas pestañas, pero cubiertos de un manto gris-celeste. Estaba ciega. Continuó avanzando escudriñando el aire como un animal y cuando sus pies casi chocan con los de Black este, le gritó que se largara. Fue una exclamación fuerte llena de odio y rechazó que la hizo retroceder unos pasos.

-Señor- le dijo una vez recuperada de la primera impresión- ¿Esta usted bien? ¿Vio lo que pasó?

-Si, yo mate a esa escoria ¡Ahora vete antes de que te haga lo mismo a ti!

El miedo se apoderó de la faz de la muchacha, que mirando hacia el sol, de nuevo, se echo a correr entre los árboles para alivio de Black. Al anochecer él seguía ahí reuniendo las fuerzas suficientes para continuar y preguntándose donde demonios estaba Zamasu, que no lo salía a buscar y daba con su paradero. Seguramente andaba por ahí perdiendo el tiempo, se decía para aumentar su fastidio.

Cerca de media noche, las voces de un grupo de hombres lo alertó de que andaban buscando a la banda de rufianes que había asesinado esa tarde. Pronto los vio parecer con linternas y armas. No se molestó en moverse, le daba igual si ellos lo descubrían o no, mas estaba a cubierto ahí. Era un grupo de unas quince personas que traían con ellos a la muchacha ciega y no de forma muy amable. La empujaban y exigían explicara que pasó, pero todo empeoró cuando vieron  los cuerpos de los muchachos. Los que eran sus padres cayeron en patéticos llantos y sollozos que se volvieron en acusaciones hacia la chica.

-De seguro fuiste tú ¡Maldita bruja!- le gritó un sujeto y le dio un puñetazo que la lanzó medio inconsciente al piso.

-Esta ciega- dijo alguien- Es imposible que ella pudiera hacer eso a seis muchachos jóvenes y fuertes.

-¡Es una bruja! Siempre anda por ahí olisquiando el aire, como un perro. Vive sola con animales y predice el clima. Eso no es normal- señalo el primer sujeto.

-Déjala en paz, además tu hijo siempre andaba causando problemas o se te olvidó lo que pasó hace tiempo.

Una discusión se armó en medio de la cual, la muchacha terminó recibiendo unas patadas. Al final tomaron los cuerpos y se fueron dejándola allí, tirada en el suelo y bastante lastimada. Black miró con asco todo lo acontecido. Los hubiera eliminado, pero no estaba en condiciones de hacer esfuerzos innecesarios y al final los asesinaría a todos de cualquier forma. Pasaron varios minutos antes de que la muchacha se logrará poner de rodillas y luego se levantara,
sobre sus piernas maltrechas. Se quedó así, un instante, luego miro hacia Black.

-¿Señor, esta usted herido?-le pregunto.

Black quedó algo desconcertado, primero porque no hizo ruido que delatara su presencia y segundo ¿Desde cuando sabía ella que él, seguía allí? Si lo supo todo el tiempo ¿Por qué no lo delató? ¿Creería que mato a esos sujetos para ayudarla? Si,
seguramente era eso pensó el dios.

"Humana tonta, los mate porque eran vil escoria y tú te salvaste de pura suerte"

-Tiene daño en los órganos internos- le dijo la muchacha- Puedo ayudarlo si quiere. Vivo en esa dirección, en una pequeña cabaña junto al arrollo.

Le señaló un sendero hacia el norte y lentamente, con dificultad, caminó hacia allá.

-Si se pierde pregunte por Sora o la bruja del pueblo. Todos saben quien soy- le dijo antes de desaparecer en la oscuridad.

Black hizo una mueca de rechazo y guardo silencio.

"Necesitar yo la ayuda de una miserable humana..."

Black se quedó allí el resto de la noche y por la mañana tenia la energía suficiente para por lo menos caminar. Volar requería usar su ki y eso lo agotaría de más. Iba a tomar rumbo a las montañas, pero casi sin notarlo se encaminó hacia donde la muchacha, dijo estaba la cabaña. Quedó de pie delante de esa vieja casa a medio caer preguntándose cómo fue a parar ahí cuando Zamasu descendió junto a él.

-Hasta que al fin apareces-le reclamo Black.

-Te he estado buscando, pero tu ki es tan débil que me costó percibirlo- le dijo Zamasu en un tono serio.

-Es que lo oculte para evitar que Trunk me encontrara En estas condiciones hubiera sido catastrófico que eso pasará.

-Te curare y me contarás todo en la cabaña.

Así ambos partieron volando hacia su morada, pero mientras Black volaba dió un vistazo a esa pobre casa en cuyo interior estaba la extraña muchacha de ojos sin luz.

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