CAP 27. COMO DEBE DE SER


Nuevo capítulo.

Habían pasado cerca de tres años desde la última vez que Akane miró a Ryu, ahora no era más que un hermoso recuerdo que guardaba para si misma, ahora ella y Ranma se llevaban bien, talvez así tenía que ser.

Después de la partida de Kasumi a Osaka con su ahora esposo Akane tomó las riendas de la casa junto con Nabiki quien seguía trabajando para Kuno, ahora como gerente de una de las tiendas más populares del millonario.

Ranma se hacía cargo del dojo mientras Akane atendía el viejo consultorio que le había dejado el doctor Tofu.

-Recuerde hacer los ejercicios que le dije -dijo la menor de las Tendo a un anciano.

-Gracias señorita nos veremos la próxima semana -sonrió el señor antes de salir del consultorio.

Los pacientes esperaban tranquilos y el día transcurría como cualquier otro.
En una pequeña caja debajo de su cama estaban el par de cartas que el pelimorado le había enviando en los primeros meses de su partida, sin saber la razón por la cual ya nunca recibió la siguiente, así pasó el tiempo hasta que el año terminó y el chico Kumon jamás apareció.

-¿Interrumpo Akane? -cuestionó una voz conocida asomándose por la puerta.

-Hola Ranma pasa - contestó acomodando un par de cosas en el escritorio.

-Solo pasé a dejarte esto, Nabiki me dijo que lo olvidaste sobre la mesa, es tu almuerzo -sonrió.

-Gracias Ranma ni me había dado cuenta -le dijo recibiendo la bolsa- lamento que Nabiki te mandara.

-No te preocupes es un buen pretexto para vernos en el día. -mencionó tocándose la nuca.

-Trataré de no olvidarlo, ahora puedo seguir con las sesiones, gracias Ranma.
-Nos vemos luego, adiós.

La joven se sentó frente al escritorio y se quedó observando la bolsa de su almuerzo, después desvío la mirada y miró la pequeña lonchera junto a su bolso, sabía que no lo había olvidado, pero no quiso resaltar lo obvio. Entendía que Ranma aprovechaba cualquier situación para congraciarse con ella.

-Tal vez así tiene que ser -suspiró.

Lejos de ahí en Toyama dos chicas tendían la ropa mientras el padre de ellas descansaba en el patio leyendo un libro.

-Papá me dijo que hoy debería de hacer algo especial para comer -comentó Asami a su hermana mayor.

-¿Y eso? Nunca festejamos nada- agregó Aneko sacudiendo una sábana.

-No seas tonta hoy viene Ryu, el negocio de papá ha vuelto a ganar popularidad y nuestro padre quiere agradecerle. -explicó Asami.

-Eso es bueno desde hace un año que llegó las cosas han mejorado...

Así había pasado el tiempo y la familia Nahita eran las últimas personas que Ryu debía ayudar para limpiar su conciencia, el tiempo donde era uno más de la banda de Kanye estaba muy atrás, le había costado trabajo encontrar a todas las personas a las cuales había violentado en el pasado uno de ellos era Shinjan Nahita a quién Ryu le quemó el negocio de alfarería por órdenes del mismo Kanye, el dinero del torneo lo había gastado en ayudar a quienes en el pasado había intimidado.

Con el tiempo este se terminó y empezó a trabajar para cada una de las personas que estaban en su lista así un buen día llegó a la casa de la familia Nahita.

En una pequeña tienda un hombre entregaba un encendedor a un cliente.

-No deberías fumar eso no es bueno para los peleadores como tú. -comentó el tendero de la tiendita del pueblo.

-Da igual -dijo el chico encendiendo un cigarrillo en sus labios.

-Por cierto te llegó esta carta de Kyushu -comentó el hombre entregándole un sobre.

EN NERIMA.

-Por fin todo es como debe de ser -sonrió el chico de la trenza dejándose caer sobre el piso del dojo.

-Si tu lo dices -entró diciendo una joven de cabello castaño.

-¿Que haces aquí? -le preguntó extrañado.

-Es mi casa -sonrió Nabiki parándose a su lado.

-¿Me estabas espiando? -frunció el ceño.

-Para nada, es curioso mi querido Ranma si al final resulta que tú tenías razón por única vez en mi vida reconoceré que estaba equivocada -mencionó torciendo los labios.

-¿A que te refieres Nabiki?

-A lo que acabas decir, tú y Akane están juntos, bueno son amigos, parece que la balanza está de tu lado Ranma...

-Ah es por eso, no importa ya no quiero recordar el tiempo que perdí por las mentiras de Ukyo, al final todo es como debe de ser te lo dije -se jactó el joven Saotome.

-Probablemente -sonrió inclinándose sobre él.

-¿Por que dices eso?

-Si todo es como debe de ser entonces ¿Por qué no están casados o comprometidos de nuevo? -señaló divertida.

- ¿Otra vez con eso? Por favor Nabiki eso no es tu asunto. -se levantó molesto.

-Ya lo sé, pero me parece curioso que el tiempo pasa y ni Akane ni tú dan señales de casarse y sé que has intentado que el compromiso se reanude...

-¡Cállate Nabiki! -le interrumpió dándole la espalda- La siguiente clase está por empezar y los alumnos ya van a llegar.

-Pocas veces me equivoco -sonrió de brazos cruzados viendo marchar al chico- y creo que no será está vez.

En el consultorio el sonido de un teléfono distrajo a la peliazul mientras acomodaba los expedientes de sus pacientes del día.

-Hola Ryoga -sonrió sosteniendo la bocina- ¿Pero que dices? Saldré de inmediato no te preocupes, nos vemos allá.

A pesar del tiempo las amistades que había formado en Kyushu seguían estando presentes en la vida de Akane, de distinta manera también compartían la espera por un chico que dejó de comunicarse.

En Toyama la comida se había terminado y Aneko recogía los platos de la mesa mientras su padre conversaba con el pelimorado.

-Le agradezco la comida de hoy -comentó el joven cortésmente.

-Espero que todo haya sido de tu
agrado...-dijo el hombre.

-Lo fue, espero que el negocio siga prosperando, cuide su salud...

-¿Por qué lo dices? No me digas que ya vas a irte...

-Ya le había comentado que mi estadía aquí era con el propósito de ayudarlo a levantar su negocio de nuevo, ahora puedo irme tranquilo sabiendo que cumplí mi palabra con el convenio de exportación pronto será uno de los hombres más ricos del país.

-Lo sé, pero a decir verdad no pensé que te fueras tan pronto, tenía la esperanza que decidieras quedarte aquí. -manifestó el señor Nahita.

-Quedarme nunca fue mi intención, pero para ser sincero un amigo en Kyushu está mal de salud, por ese motivo he debo adelantar mi viaje.

-Entonces debes ir a verle, por favor escríbeme de vez en cuando y no dudes en venir cuando gustes...

-Gracias, lo haré...

-¿Cuándo te vas? -preguntó Shinjan.

-Esta misma noche.

En Nerima una joven empacaba algunas cosas en una valija.

-Akane cuídate mucho por favor, ya sabes que no me gusta que viajes de noche -pronunció Soun parado en el lumbral de la habitación.

-Descuida papá sé cuidarme sola -Respondió acomodando un par de revistas- No quiero esperar a mañana temprano, Ryoga me dijo que el señor Hideaki está muy mal, mi amiga Emiko me lo confirmó.

-Lo sé hija por eso respetaré tu decisión sé cuánto te importan esas personas, pero por lo menos deja que alguien te acompañe...

-No es necesario allá están mis amigos, y Kasumi vendrá pasado mañana debes estar aquí -Le dijo cerrando la maleta- Emiko irá por mi a la estación, me quedaré en su casa probablemente Ryoga llegue antes que yo.

-Pídele a Ranma que vaya contigo -sugirió a su hija.

-He dicho que iré sola -sostuvo la joven tomando sus cosas- Hay comida en el refrigerador, tu comida especial está en el bote verde y nada de trampas papá ya Nabiki se encargará de que te lo termines -explicó bajando las escaleras.

-Pero hija eso es horrible -mencionó detrás de ella.

-Lo siento mucho, eso te mandó el doctor -agregó poniéndose un suéter blanco- Me voy o el tren me dejará -dijo abrazando a su papá- te quiero mucho les llamo cuando llegue.

-Akane ya son seis y media, el tren sale a las siete -interrumpió Nabiki en la puerta- por suerte conseguí transporte.

Desde afuera un claxon sonaba insistentemente.

-Kuno me prestó su chófer, ¡Ya vámonos! -Le apresuró su hermana.
Ambas salieron de prisa de la casa.

-¡Cuídate mucho Akane! -exclamó desde adentro.

En Kyushu dos hombres conversaban mientras Hideaki dormía en una pequeña cama frente a una ventana.
-Solo espero que Hideaki se recupere pronto -dijo un Akiyama preocupado.

-Tengamos fe -respondió Yoichi.

-¿Pudiste contactar a Ryu? -preguntó el dueño de Tora.

-Le envié una carta hace dos días contándole la situación, seguramente ya habrá llegado a sus manos -explicó el chico.

-Ojala venga, hace una semana que por fin tuvimos señales de vida de Ryu y ahora esto...

-Lo importante es que venga a ver a Hideaki y nos explique que sucedió con él todo este tiempo, no entiendo el por qué de su desaparición y menos en la condición que estaba...

-Tal vez volvió a ser un criminal...

-No diga eso, estoy seguro que ha tenido motivos -concluyó el castaño.

-Espero que llegue pronto. -suspiró Akiyama.

-Le avisaré a Emiko que ya trajimos a Hideaki del hospital -dijo marchandose a la sala.

Delante de Nerima para ser precisos en las orillas de Chiba se encontraba la primera y única franquicia de Tora a cargo de Ryoga, decidido a enfocarse en si mismo el joven Hibiki tomó las riendas del gimnasio.

-Maestro Hibiki ¿Qué pasara en su ausencia? -preguntó un joven de cabello largo.

-Solo serán tres días, iré a entregar mi reporte trimestral además como saben el ayudante del señor Akiyama está un poco delicado me interesa saber si hay algo que pueda hacer por él -dijo frente al grupo de chicos.

-¿Que pasará con nuestros entrenamientos? -preguntó un joven levantando la mano.

-Tómense éstos tres días para descansar, cuando regrese reanudaremos el entrenamiento. -explicó el joven de la pañoleta.

Por su parte Ranma conversaba con un viejo amigo en aquella oficina un tanto excéntrica.

-Así que el muy cobarde se ha estado escondiendo en china -comentó sentado frente al millonario.

-Viene de regreso me informaron que montó una especie de templo en una montaña cerca de Nihako tiene un par de discípulos a los cuales entrena en eso de las artes ocultas -dijo Kuno acomodándose el cabello.

-Esperaré a que llegue, no se imagina las ganas que tengo de hacerle una visita.

-Ten cuidado con Mousse, no sabemos que nuevas mañas tenga -le advirtió el chico.

Con forme lo planeado en las primeras horas de la madrugada del nuevo día el tren proveniente de Nerima llegaba a la estación de Fukuoka al mismo tiempo que una motocicleta negra recorría la amplia carretera, las luces de la calle seguían siendo protagonistas pues el sol aun no daba señales de aparecer en el cielo, por fin estaban en Kyushu.

En un pequeño departamento los suaves golpes de la puerta alertaron a un castaño que tallaba sus párpados.

-¡Si viniste! -exclamó con una sonrisa después de abrir la puerta.

-Recibí tu carta -respondió un pelimorado sujetando un casco negro y rojo y cargando en su espalda una mochila gris.

-Casi no te reconozco y menos a estas horas de la madrugada -agregó Yoichi haciendo pasar a su amigo.

El tiempo había endurecido al joven Kumon, su cabello largo le daba un aspecto desenfadado, sus manos habían quedado marcadas por el duro trabajo de tres años sin descanso.

Por otro lado el auto de la familia de Emiko llegaba a la mansión con las dos chicas que se ponían al corriente de sus vidas.

-Siento que no podré dormir, temprano quiero ir a dónde el señor Hideaki -comentó Akane sujetando su valija descendiendo del vehículo.

-Hablé con Yoichi, me comentó que ya estaba descansando en casa del señor Akiyama, con este ya son tres infartos que sufre, Yoichi y el señor Akiyama son su único apoyo -declaró Emiko guiando a su amiga por los largos pasillos de su casa.

-Me siento mal hace tanto tiempo que me fui de aquí, el siempre fue bueno conmigo debí ser más agradecida y llamar de vez en cuando -se lamentó la peliazul.

-No te preocupes por eso, estoy segura que no te reprochará nada, él señor no es así, yo tantas veces te he invitado a venir a mi casa y no has querido ... -dijo abriendo la puerta de la habitación que había preparado para la menor de las Tendo.

-Es que...

-Tranquila Akane, te entiendo no te preocupes lo importante es que estás de nuevo aquí, después de la graduación te fuiste tan rápido...

-Estaba enojada y solo quería dejar Kyushu y alejarme de Fukuoka lo antes posible -confesó sentándose en la cama.

-Si recuerdo que de repente te molestaste tanto en la ceremonia de la entrega del diploma, pensé que era por que habían perdido tu anillo de generación... -señaló pensativa sentándose a su lado- pero luego me di cuenta que fue por que Ryu no llegó.

-¡Ay Emiko! -Akane se tapó el rostro y se dejó caer sobre la cama- No me lo menciones por favor.

-Lo prometo -agregó recostándose a su lado.

Por las calles todavía solitarias el ruido de dos motocicletas se abrían paso a un pequeño bar que seguía abierto de manera clandestina.

-Es la primera vez que bebo tan temprano, o tarde ay no sé -dijo Yoichi alborotando su cabello.

-No me quedaría tranquilo hasta no ver a Hideaki.

-Te dije que estaba descansando -bostezo recargándose en la barra.

-Aun así gracias por acompañarme, ya lo vi y mañana espero poder hablar con él -dijo tomando un encendedor entre sus manos.

-De nada, sabes que puedes confiar en mi -respondió Yoichi.

-Ten toma un poco de esto -añadió Ryu invitándole un poco de caldo caliente de pescado en un pequeño vaso.

-Es picante -balbuceo el castaño tomándoselo todo.

-El mejor del rumbo -dijo el hombre que los atendía del otro lado de la barra- es un acompañamiento que se ha vuelto muy popular para acompañar ciertas bebidas.

-Pues ahora si se me apetece un trago -contestó el chico.

Inmediatamente el hombre sirvió dos vasos de Whisky, Ryu sacó un cigarro de la bolsa de su pantalón y lo encendió.

-¿Ahora fumas? -le preguntó incrédulo.

-Solo a veces... -respondió.

-Por favor si mañana pláticas con Hideaki no le digas que yo sabía dónde estabas o seguramente se levanta de la cama y me mata -mencionó Yoichi.

-En ese caso debo decirle -le sonrió- no te preocupes por eso.

-Pero igual te harán muchas preguntas...

-Se las contestaré...

-¿Les contaras de la loca?...

-Eventualmente, gracias por sacarme de esa casa...

Una mujer de rubios cabellos se acercó a ambos jóvenes con un vaso de cristal en mano y un cigarro en la otra.

Continuará...








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