cap 16. EL GRAN TORNEO: la fortuna del juego el corazón la desea Parte 1
Una joven de cabello largo se entretenía en la cocina preparando panes para vender mientras intentaba calmarse esperando que su esposo apareciera por la puerta del restaurante como de costumbre.
HACE UNOS AÑOS .....
— Ranma, hay algo que quiero contarte pero he tenido miedo, pensé que podía sola pero esto me ha rebasado.— entraba Ukyo al pequeño cuarto que compartía con el chico.
—Perdón Ukyo no estaba poniendo atención, dime que pasa —respondió el joven Saotome sentado en el suelo acomodando ropa dentro de una mochila.
—Primero dime tú que es lo que te sucede, hace días que pareces ausente.
—Me di de baja del siguiente torneo, quiero regresar a casa.—confesó él.
—¿pero por qué? seguramente vas a ganar, ¡no puedes hacer eso! —exclamó molesta.
—¿Cuál es el problema? Necesito volver ya me canse de estar viajando, además no quiero malos entendidos. —reafirmó convencido.
—¿A que te refieres? — le cuestionó fingiendo preocupación.
— de esto— dijo lanzandole una carta— mi padre me envió esto, al parecer surgió el rumor de que tú y yo tenemos algo y las cosas se han puesto tensas.
—No sé de dónde salió eso, ¿quien habra sido? —mencionó desconcertada.
— Mientras no averigue quién ha estado inventando cuentos de mi, volveré a casa a desmentir este asunto. —respondió decidido a marcharse.
—¿Es por?... ¡Ranma no puedes irte! ¡Necesito tu ayuda! —exclamó sentándose a lado de su amigo.
Aunque ya había pasado tiempo todavía podía recordar las palabras que hicieron que Ranma no volviera a casa por mucho tiempo.
— Ukyo lo siento esta vez no puedo ayudarte — dijo apenado.
— ¿Vas a dejarme con este problema? Creí que tu podías ayudarme, no tengo más familia a quien recurrir. —añadió molesta.
Y lo que sucedía era que Ukyo se había endeudado con un prestamista y comerciante del pueblo, la cantidad de dinero era sumamente exorbitante y cada día aumentaba la deuda haciéndola casi imposible de pagar.
—¿Quien fue Ukyo? —preguntó molesto.
—El vendedor de fideos del pueblo, él se ha quedado con mi puesto y con todo lo que he obtenido trabajando. —explico tratando de no llorar.
—¿Pero como se te ocurrió pedirle un préstamo tan grande? —reprochó el joven.
—No le vi problema, creí que podía pagarlo en el tiempo que me dio para saldar la cuenta.
—¡¿Pero por que?! —le reclamó.
— Quería ayudarte a juntar dinero para que pudieras regresar antes a casa y ayudar a los Tendo pero jamás creí que fueras a perder el último torneo — se explicó bajando la mirada.
—¡Maldición Ukyo! —exclamó llevándose las manos al rostro.
— perdoname ahora no sé qué hacer.
La tarde siguente ambos acudieron con el prestamista que había embargado las pertenencias de Ukyo.
—Lo único que podemos hacer es que la señorita Kounji se quede en mi restaurante a trabajar para mi así podría ir pagando su deuda. — sentenció el vendedor de fideos.
— ¡Ranma no me dejes aquí! – rogó ella.
—De ninguna manera —respondió el chico de trenza— Ukyo esperame afuera.
La joven obedeció a su amigo y se retiro de la oficina del hombre.
—Usted le presto el dinero sabiendo lo que haría después. —enfrentó al tipo que se mantenía sereno.
—Digamos que la señorita tiene buenas manos para preparar comida mucho más deliciosa que la vendo yo, ella tenía una necesidad que yo cumplí y cayó en la trampa. —sonrió el señor.
—Yo pagaré su deuda así que váyase olvidando de ella. —expresó convencido.
— No se va a poder, la joven firmó un contrato donde detalla que la deuda no es transferible a ninguna persona. Se tiene que quedar el tiempo estipulado a trabajar para mi, mire aquí dice tres años trabajando para mi — señaló con un bolígrafo entregándole la hoja de papel al chico.
El joven maldijo para si mismo, el poco dinero que había juntado para llevarlo a casa no alcanzaba a cubrir los intereses de la deuda, había un contrato legal de por medio.
Regresando al lugar donde se habían quedado estos últimos meses, planearon escapar del pueblo y esconder a la joven por un largo tiempo.
—No importa, vete tú yo siempre cumplo mi palabra. —dijo derrotada— no voy a huir.
—Ese tipo no te dejará ir tan fácil, seguro se inventa otra cosa para evitar que saldes la deuda. —le menciono preocupando.
—Es mi culpa, lo merezco, ve a casa regresa con tus padres y con Akane, ayuda a los Tendo. —terminó diciendo dejándose caer de rodillas.
—Ukyo eres como mi hermana, no podría irme dejándote así. —respondió acercándose a ella.
— ¿Vas a quedarte conmigo? —le preguntó mirándolo desde abajo.
El chico lo pensó un momento y la levantó del brazo.
—Yo te voy a ayudar a pagar ese préstamo y a recuperar tu puesto. —añadió resignado.
—Sabía que podía confiar en ti, no me equivoque en elegir a mi mejor amigo. —sonrió feliz lanzándose en un abrazo.
Después de estas palabras ambos chicos se dispusieron a dormir, en medio de la noche el joven de cabellos negros sacó de su mochila una carta con destino a Nerima, abrió el sobre y rompió el papel donde yacían plasmadas las letras que anunciaban su regreso a casa y sus intenciones de aclarar las cosas con Akane, en su lugar escribió otra avisando su ausencia por un largo tiempo, sin intenciones de regresar antes.
Al día siguiente Ranma salió rumbo al correo para enviar la carta y fue a pedir que volvieran a admitirlo en el torneo, así Ranma tomó aquellos concursos para desahogar sus sentimientos.
Después de dos meses la carta del padre de Ranma llegó como de costumbre informando que la prometida de cabello corto se había ido de casa a forjar un nuevo futuro sin decir a donde.
DE NUEVO AL PRESENTE.
La joven de cabello largo y castaño seguía cortando más ingredientes mientras en un pequeño descuido cortó un poco su dedo índice con el cuchillo, de inmediato tomó un trapo y apretó la herida pensando en que jamás Ranma debía enterarse de su mentira.
Por la tarde una joven volvia a su casa después de pasar las noches previas al torneo en casa de Ryu, al parecer Ryoga se había marchado nuevamente eso la había tranquilizado, lo que no sabía era que el chico Hibiki se encontraba en el gimnasio Tora.
Una bicicleta llevaba una mochila cargada de cartas por las calles de Nerima, con una campana avisaba la entrega de nuevas noticias.
—Padre te llegó una carta— entró avisando una joven con voz dulce y gentil— abrela a la mejor son noticias de Akane.
—Es carta de Ryoga. —dijo el hombre sentado en el jardín.
—Sigue enviando dinero, ¿no hacemos mal en aceptarlo? —le pregunto a su padre.
—No nos queda de otra, él está pagando la universidad de Akane, si no fuera por su ayuda no se que sería de nosotros. —explicó triste.
—papá... ¿Sigue viviendo con Akane? —cuestionó preocupada.
—Parece que si, tal vez con este tiempo su relación ha cambiado, si fuera así no me molestaría, sé que Ryoga es un buen muchacho lo ha demostrado y que mi hija se da a respetar. —dijo resignado.
—Papá si Akane lo sigue viendo como amigo nosotros no debemos contarle lo que ha hecho Ryoga por nosotros todo este tiempo, no quiero que mi hermana se vea obligada a corresponderle. —pidió la joven tocando el hombro del patriarca.
—No te preocupes, nosotros no vamos a intervenir, ahora mismo le envío el dinero a Akane a nombre mío. —contestó el hombre de cabello largo.
Mientras tanto en un gimnasio los prepativos habían comenzado, los pósters con los nombres de los participantes se veían en las entradas del rencito que habían retado para llevar a cabo el evento.
En la casa de Hideaki un chico se preparaba para marcharse.
—Vine a entregarte las llaves de tu casa —dijo Akane extendiendo su mano hacia Ryu.—cómo en el torneo no podremos hablar hasta que termine aproveche a pasar antes de que te fueras.
—Espero que te haya servido. —le dijo recibiendo las llaves.
—Me ayudaste mucho, gracias. —sonrió ella.
—¿Quieres que vayamos juntos?.
—Si, me gustaría.
—¿Todavía estás preocupada no es cierto? Lo harás bien — la animo acomodando unas cosas en una mochila roja.
— ¿Seguro que puedes pelear? — le preguntó con preocupación.
—Estaré bien Akane. —le sonrió para convencerla.
—¿Que harás después del torneo?
—Iba a decírtelo antes Akane pero hay un asunto que debo resolver así que me iré por un tiempo. —le contó finalmente.
—¿Cuanto tiempo? —cuestionó seria.
—No lo sé Akane.
La joven se entristeció al escuchar las palabras del chico de playera negra, pareciera que estaba destinada a ser abandonada por aquellos a los que llegaba a querer.
—No te pongas así, no es como si esto fuera el adiós.
—No me gustan las despedidas.
—No tiene por qué serlo, te falta un año de universidad sé dónde encontrarte.
—Antes de que te vayas necesito hablar contigo, tengo que decirte algo —mencionó Akane.
—Por supuesto.
Akane se acercó a abrazar a Ryu comenzando a asimilar el adiós, pues sentía que al revelarle la verdad, lo más probable era que jamás volviera a ver al chico de cabello morado que la hizo volver a sonreír.
Un joven de trenza resignado a no tener información en Osaka venía de camino pues estaba decidido a aprovechar su estadía para asistir al torneo que estaba a unas horas de comenzar.
Mientras tanto en Nerima una joven sostenía una llamada telefónica.
—Hola soy yo —Saludó ella sujetando temblorosa la bocina del teléfono.
—Ukyo ¿cuanto tiempo? —saludó la voz de un hombre.
—Te llamo porque necesito un poco del té que preparas. —expresó ella bajando el tono de voz.
—¿ pero qué ha ocurrido? ¿Por qué?.
—Parece que Ranma quiere dejarme.— dijo tensa.
—Ukyo es muy peligroso, ya viste la primera vez que lo tomaste casi mueres.— explicó la otra voz.
—Lo sé pero gracias a eso él se quedó conmigo, no puedo arriesgarme a perderlo.
—Te enviaré un paquete esta semana con las instrucciones tienes que ser muy cuidadosa al prepararlo.
—Lo haré, gracias.
—Deberías pensarlo bien, tarde o temprano se enterará de que la deuda solo fue un fraude.
—Eso no pasará a menos que digas algo. —advirtió ella.
—Como quieras ya te lo advertí, cuenta con el té.
—gracias. —se despidió ella colgando el teléfono.
La luna empezaba a brillar en el cielo nocturno y las luces de las calles se encendían avisando el inicio de una noche larga.
Trabajadores de Akiyama se movían de un lado a otro manteniendo el orden, en los vestidores varios de los competidores se preparaban algunos más nerviosos que otros.
En los vestidores de mujeres una joven acomodaba su ya largo cabello por arriba de los hombros, tomó una liga amarilla para realizarse una coleta.
—¿Lista para perder? —preguntó Aratani acomodándose un par de muñequeras.
—Eso te lo debería preguntar a ti pero sinceramente no me interesa —respondió Akane mirándose al espejo.
—Más te vale que no te dejes ganar en las primeras rondas, tienes que pelear conmigo. —levantó la ceja y sonrío burlona.
La pelirroja se marchó al otro lado de los vestuarios abriéndose pasó entre las demás participantes con una actitud agresiva.
Según el horario establecido del evento la rama femenil sería la primera en empezar, eso mantenía a la expectativa y con los nervios a flote a los participantes masculinos que se acomodaban frente a las pantallas tras bambalinas.
Entre los participantes se encontraba el joven Hibiki sentado en el suelo esperando su llamado, no le gustaba socializar antes de un duelo y los demás se limitaban a observarlo pues su fama ya estaba bien ganada, mientras tanto Ryu esperaba afuera del recinto recargado en la pared.
—¿Se quedará aquí joven Ryu? —preguntó Hideaki con una libreta en mano.
—Hay mucha gente ahí adentro —dijo tomando un poco de aire.
—¿Acaso está nervioso joven?
— en absoluto. —contestó dándole una palmada en la espalda.
Pero la verdad es que si se encontraba nervioso pero no por la pelea si no por lo que fuera a revelarle Akane.
—La señorita Tendo ya está preparándose — mencionó el anciano.
—Lo sé, llegamos hace un par de minutos —dijo distante desviando la mirada.
—¿Todo bien? —le cuestionó.
— No lo sé Hideaki, de verdad no lo sé. —comentó recargandose de nuevo en la barda y buscando en el cielo estrellado una respuesta.
—El invicto está dentro, sería bueno que lo vieras pelear antes de enfrentarlo. —añadió el anciano tratando de distraerlo de quello que lo aquejaba.
—Lo veré cuando lo tenga que ver — contestó pensativo abriendo la puerta de un jalón.
Hideaki seguio al chico a paso lento sosteniendo la libreta con las cantidades escritas de cada apuesta.
La multitud ingresaba y tomaba lugar en sus asientos, entre ellos un par de hermanos de cabellos violetas.
Arrastrando sus pasos un joven de trenza llegaba a la terminal del tren dispuesto a descansar un poco pero el reloj en la torre de la estación lo motivó a dirigirse al lugar del torneo.
EN NERIMA
Un par de jóvenes discutían en una oficina de un joven adinerado.
—Subeme el sueldo —ordenó una joven de cabello café claro sentándose frente al escritorio de su jefe..
—No puedo —respondió revisando y firmando unos documentos.
— Bueno entonces iré a contarle a Ukyo que le diste a Ranma dinero para ir a buscar a mi hermana. —amenazó quitándole un bolígrafo de la mano.
—¡Eso no es cierto! —exclamó nervioso.
—Los oi hablar esa vez que te vino a preguntar por el paradero de Akane.
—Es tu palabra contra la mía Nabiki —retó molesto.
— ¿Te quieres arriesgar Kuno? —insinuó sonriente.
— ¿De cuánto dinero estamos hablando?
KYUSHU
En la plataforma empezaron a salir cuatro parejas de mujeres para pelear de manera simultánea.
En los pasillos las chicas empezaban a formarse esperando su turno para salir a pelear un lugar en la final.
El premio era bastante jugoso y de eso no se olvidaba la menor de las Tendo, dinero era lo que necesitaba para terminar de pagar sus practicas académicas y apoyar un poco a la economía familiar.
La chica pasó frente a los vestuarios de hombres que permanecía a puerta cerrada, se detuvo un momento imaginando a Ryu allá adentro junto aquel peligroso combatiente.
Soltó un suspiro corto dispuesta a seguir su camino.
— Tú no deberías estar aquí perdiendo el tiempo —se escuchó una voz detrás de ella en aquel pasillo solitario.
La chica volteo para encontrarse de frente con aquel.
— No estoy perdiendo el tiempo, tú deberías estar ahí adentro —señaló ella.
— No quiero, prefiero esperar aparte. —sonrió el pelimorado.
— Te aprovechas de tus ventajas —le dijo.
— Pará eso son las influencias Akane, lastima que no tendré el mismo apoyo allá afuera —comentó mirando hacia donde se encontraba la plataforma de pelea.
— Todavía estas a tiempo, no pelees. —le rogó una vez más.
— Akane no puedo, voy a ganar. —dijo seguro.
— por favor Ryu adentro está el tipo que puede hacerte añicos. —insistió.
—Akane me haces sentir decepcionado— dijo tranquilo caminando hacia ella— deberías estar dándome ánimos— agregó abrazándola recargando su rostro sobre la cabeza de ella.
La chica subió sus brazos a la espalda ancha de él correspondiendo a su acercamiento.
— Yo creo que lo vas a lograr, si no estuvieras combaleciente te pediría que tuvieras piedad de él por que eres muy fuerte, pero en esta situación te pido que no lo dudes si tienes que hacerle daño antes de que él te lo haga a ti.
—que quede limpio— contestó él con una sonrisa.
—¿qué? —preguntó confundida.
—El piso, barre con la loca de cabello rojo — le dijo sepandose de ella— sal ahí e impresionalos a todos— añadió aprentando suavemente la mejilla de ella.
Después de regalarle una sonrisa más animada y convencida de sí misma, Akane se dirigió por el pasillo directo a las escaleras para salir a la plataforma, mientras el chico iba del lado contrario al cuarto particular que habían habilitado para él.
Afuera un azabache discutía con un chico en la entrada.
—¿Como que no hay boletos? —preguntó enojado.
—Lo siento pero ya está comenzando y todas las entradas se vendieron hace más o menos una hora. —explicó el castaño.
—Déjeme ver desde la puerta, le ayudó a limpiar después —pidió Ranma.
—Lo siento no podemos tener a gente obstruyendo la entrada.
— ¿Que sucede aquí Yoichi? — preguntó el dueño de Tora acercándose a ambos chicos.
—Este chico quiere entrar a la fuerza. —explicó el amigo de Ryu
—Por favor —insistió Ranma.
—Un momento, ¿Tú eres Saotome Ranma? — preguntó Akiyama con una sonrisa.
—Si soy yo— respondió con temor a ser acusado de tener que pagar algo.
—El cinco veces campeón en artes marciales, te vi hace dos años en un torneo allá por Okinawa. —dijo animado llevándose un cigarro a la boca.
—Gracias
— ¿ya no te he visto pelear? Nos hubiese encantado tenerte participando
—Gracias pero ya lo deje hace tiempo, no descartó volver algún día pero por el momento prefiero tomarme un descanso. —se explicó el joven tomando una pesada mochila de viaje.
—por supuesto, cuando gustes estas invitado a mi gimnasio. — dijo soltando una bocanada de humo.
—Gracias señor.
—Yoichi déjalo entrar, es mi invitado. —ordenó al castaño.
Continuará......
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