Salió la A


David observó su reflejo en el espejo, las gotas de agua se deslizaban por su mandíbula y caían por su cuello, sus ojos marrones se centraron en el reflejo, dándose cuenta del enorme error que había cometido.

— A ver, David Nadylan, puedes hacerlo, vas a entrar y vas a resolver este caso, evitarás más muertes y serás considerado el mejor policía de la ciudad, un héroe quizás — David recostó su cabeza contra el espejo dándose cuenta de lo jodido que estaba — ¡Maldición! ¡Pude quedarme en mi país y ser un político corrupto! ¡Al menos tendría la vida resuelta! ¡PERO NO! ¡El señorito quería ser un héroe y luchar contra el crimen! — David tomó un par de toallas de papel y se limpió el rostro —. Bueno, lo peor que puede pasar es que el Bombardero siga suelto, siga matando personas, causando atentados o directamente yo muera asesinado — el muchacho suspiró —, estoy jodido, algo en mis entrañas me dice que El Bombardero terminará siendo el terrorista más buscado pero jamás encontrado.

— ¡Ey, Nadylan! — grito Ramírez captando la atención de su compañero — ¡Si ya terminaste de hablar solo, ven! La reunión ya empezó.

David abrió los ojos avergonzado al darse cuenta de que en todo su monologó tuvo a Ramírez como espectador, el hombre sonreía con picardía, recostado contra el marco de la puerta, con ambos brazos cruzados sobre el pecho, Ramírez se carcajeo y espero a que David se acercara para darle unas cuantas palmaditas en la espalda.

— Conque, ¿Político corrupto? ¡Por el amor al queso! ¿Qué haces trabajando aquí? Llévame contigo a tu país, verás que seremos peores que los presidentes del antiguo continente latinoamericano.

David se apresuró a alejarse de Ramírez, pero su sonrisa burlona resonaba a sus espaldas.

Aunque lo cierto era que le emocionaba un poco todo el asunto, el morbo de que su primer caso asignado como policía y detective híbrido era investigar al mayor terrorista en la historia del país era ciertamente una gran oportunidad, más cuando la idea de atrapar a aquel asesino y llevarlo ante la justicia era tan imposible como posible. 

— Ugh, ahí está — David intentó ignorar el comentario de dos de sus compañeras, pero no podía negar que se sentía herido.

Como inmigrante ya estaba hasta cierto punto acostumbrado, ciertamente esperaba que al ser aceptado y al obtener su ciudadanía en Rilindja sus insultos por su origen se detendrían, pero al ser de raza negra y provenir de uno de los países con más atentados, y violaciones a los derechos humanos provocó que...sin importar lo mucho que lo intento, las burlas y discriminación no se detuvieran.

Solo era cuestión de tiempo para que lo acusaran de ser el Bombardero.

David Nadylan había nacido en una familia privilegiada, pero cuyas riquezas eran acumuladas a costa del sufrimiento de otras personas, en Gondwana  las cosas no eran fáciles, el conflicto armado entre los gobiernos extranjeros y la secta Un Mundo Libre hacia del lugar un infierno en tierra, con constantes enfrentamientos y asesinatos entre ambas partes, las negociaciones siempre resultaban en fiasco tras fiasco, las ejecuciones públicas por parte de sectarios se hicieron más anuales, incluso aquellas personas que no pertenecían a la secta terminaban siendo víctimas colaterales de los enfrentamientos, los rumores eran crueles: no era raro que familias enteras desaparecían sin dejar rastro y luego nuevos miembros aparecían en la secta, algunos como esclavos, otros como amantes y los menos afortunados terminaban como sacrificios a sus dioses paganos; algunas familias de la alta sociedad de distintos países se beneficiaban de los actos atroces de la secta, incluso ayudando a los miembros a secuestrar personas y una de esas familias era la de David, sus riquezas se debían a los tratos que hacían con los miembros de la secta, otorgándoles cosas...cosas que David desconocía. Los Nadylan estaban muy involucrados en la política, pero en la secta se les conocía como los Lovec y eran parte de la monarquía de Gondwana, la familia de David era poderosa, tanto que algunos eran gobernadores de regiones  enteras, por lógica se esperaba que David, siendo el único hijo siguiera la costumbre familiar, pero antes de cumplir los diecisiete años David ya sabía que no deseaba seguir con el reinado del terror de su familia, fue asi como tomo todo el dinero que tenía y algunas cosas de valor, y tomó un avión, tuvo que caminar un mes entero para llegar a la frontera — con el miedo constante de que esas sombras fueran miembros de la secta que lo secuestrarían y matarían — y al llegar a su destino pidió asilo político en Rilindja y después de unos meses, dando información sobre el modo operandi de su familia — atraer a personas jóvenes con promesas de trabajos bien pagados y llevarlos a la secta — pudo ser declarado ciudadano del país. 

Al principio fue muy difícil adaptarse a una nueva cultura, pero pronto David encontró su vocación en la policía y tan solo un año después se reencontró con su novia e iniciaron una relación, con quien vivía feliz y tranquilo.

David y Ramírez subieron al ascensor, con una canción genérica electrónica de fondo, Ramírez tosió un poco y miro al techo aburrido, era increíble como el tiempo parecía detenerse cuando subías a un ascensor,  cuando el ascensor había descendido hasta el cuarto piso, se abrió revelando a la oficial Tabares.

— Buen día — Tabares entró en el ascensor, completamente seria.

— Buen día.

 — Buen día — Ramírez se tambaleo un poco, pareciendo confuso —. Por casualidad, ¿La Reunión ya termino, Tabares?

La oficial les guiño un ojo asintiendo.

— En realidad nunca empezó, pero nos enviaron de urgencia a toda la unidad a ir a unas protestas que están sucediendo en la plaza de mármol, ya saben...tienen miedo que el Bombardero aproveche la situación y vuelva a atacar.

— Okay, ¿Nos vemos allí? — David pensó que quizás podría llevar a Ramírez en su auto, no era por ser grosero, pero era muchísimo mejor que la camioneta destartalada del hombre, el comandante de su división no dejaba de decir que debía ser imponentes siempre, "Ustedes son la imagen de esta unidad" decía el viejo hombre, con su desaliñado bigote, casi siempre con restos de café o alguna tarta.

— Si quieren puedo llevarlos, de todas maneras a nosotros junto a Suárez nos asignaron el área sur del parque.

— ¡Cualquier cosa es mejor que David al volante!  — David frunció el ceño confundido.

Ramírez era un hombre de treinta tantos años cuyo sentido del humor se basaba en decir puras incoherencias, a David le agradaba, pero sentía que muchos de sus comentarios estaban fuera de lugar, según algunos compañeros le habían dicho era un mecanismo de defensa por parte de Ramírez, ya que, al parecer, era mucho mayor de lo que aparentaba y llevaba muchísimos años en la policía, tantos como para ser testigo de cientos de atrocidades. La más popular era el del caso "Cazar A Un Bastardo", caso que fue nombrado asi debido a la desaparición del hijo más joven e ilegitimó de una familia, mismo el cual fue encontrado momentáneamente por Ramírez, quien ingenuamente lo dejó en custodia de dos personas que aseguraban ser parte del ejército los Jenízaros, mismas que resultaron ser un pedófilo y un caníbal. El niño jamás fue encontrado, hasta el día de hoy, el caso sigue sin resolver. David recordó como Ramírez contaba aquella historia, sus ojos marrones y llenos de ojeras miraban a la pared durante todo el relato, y al finalizar soltaba un suspiro audible, un suspiro de decepción y tristeza, después de eso simplemente comentaba que en las noches aún escuchaba los gritos del niño rogando que no lo dejarán con ellos. Esa fue la última vez que vieron a Morgan Luckya Novak Schuyler con vida.

— No te ofendas, niño  — continuó Ramírez acariciando su frondosa barba —, pero eres demasiado pequeño y delgado, me da miedo que no alcances el freno.

— Eso es una mentira  — dijo David — ¡Mides casi dos metros y eres más músculo que cuerpo! Cualquiera es pequeño a tu comparación — se defendió el muchacho.

Ramírez soltó una carcajada y acarició el cabello rizado de David, despenándolo por completo.

— Cualquiera, menos yo — dijo la oficial Tabares, saliendo del ascensor, siendo seguida muy de cerca por David y Ramírez por el estacionamiento, hasta llegar al auto blindado de Tabares.

Eso era muy cierto, la oficial Shanwnewa Tabares o simplemente Marissa Tabares — debido a que casi nadie podía pronunciar su nombre — era una mujer descendiente de Artismía y al igual que la mayoría de mujeres de aquel país eran extremadamente altas, curvilíneas y de estructura atlética, eran como diosas hechas carne y Marissa no era la excepción, era la más hermosa de la unidad. Ella y Ramírez eran como un par de gigantes en medio de mortales, siempre sobresaliendo entre los débiles mortales de la unidad.

 Al llegar a la plaza tuvieron que aparcar un par de calles antes, ya que la muchedumbre era demasiada, tanto que se extendían por toda la enorme plaza. Suárez los esperaba con una colada de vainilla fría en las manos, mirando con aburrimiento a la multitud.

— ¿Nos hemos perdido de la acción? — Suárez bufo, extendiéndole bebidas frías a los tres.

— No se han perdido de nada, solo de un multitud de borrachos amantes del covid, ¿A quien carajos se le ocurre protestar en la misma plaza donde hubo un atentado hace tan poco tiempo?  — David le dio un sorbo a su bebida y respondió.

— A quienes están cansados de los abusos de Un Mundo Libre. 

Por un momento el silencio reino, pero pronto los gritos y el sonido de trompetas de plástico interrumpió el pequeño momento de melancolía que sintieron los cuatro oficiales, porque de cierto modo, Un Mundo Libre había afectado a todos, sin excepción, desde su creación en el siglo XXXIII después de la guerra biológica no había hecho más que arruinar vidas y naciones, por eso, como casi cada año, se había organizado una marcha de protesta en contra de Un Mundo Libre. Grabaciones de una nueva tanda de ejecuciones se habían filtrado clandestinamente y se habían emitido en las noticias: mujeres ahorcadas por herejía y apostasía, y también por intentar sacar a los bebés de un lugar llamado Grimore, algo que según sus leyes era traición. Lo peor vino cuando se reveló un video de los rituales orgiásticos de la secta, mismo que incluía a niños desde los cuatro a los trece años, mismo niños que, mediante el ritual, fueron declarados esclavos sexuales de la secta, "Novios" y "Novias", como elegantemente los llamaban en la secta.

— ¿Esos niños tienen permiso de estar aquí? — un grupo de adolescentes levantaban pancartas y gritaban "Abajo los ejecutores de infancias" "¡Muerte a los aliados de Grimore!".

Eso ya era un secreto a voces, que muchas figuras publicas e incluso gobernadores estaban aliados con la secta, desde hacía casi una década cientos de personas dedicaban su vida a investigar a personajes influyentes de la actualidad, para saber si eran sectarios infiltrados o no, un solo post al respecto y la carrera de muchos actores, cantantes, deportistas o políticos se fue al caño.

— Recuerda que como acto de solidaridad El Emperador y La Emperatriz permitieron que se cancelaran las clases para que asistan a las protestas — contesto Suárez, comiendo unos caramelos.

— Larga vida al Emperador Sol y a la Emperatriz Luna — rugió Tabares, llevándose el puño al pecho, con absoluta devoción.

A los dos cursos superiores de todas las escuelas les habían suspendido las clases para que pudieran ir a la manifestación, como parte de Conciencia Social del mundo. Muchos adolescentes habían hecho pancartas:
¡BASTA DE TRATOS CON UN MUNDO LIBRE!
¡JUSTICIA PARA LAS MUJERES Y HOMBRES VIOLADOS DE ESCLAVITUDILANDIA!
¡PEQUEÑA WILLOW Y PEQUEÑO WILLY, SON SÍMBOLOS DE LIBERTAD! (Estos últimos hacían referencia a la noticia de que una Novia, una niña de tan solo catorce años había logrado sacar a sus dos hijos, frutos de violaciones, de la secta) Algunos chavales había añadido pancartas ecologistas: ¡UN MUNDO LIBRE, DESESCALADA CLIMÁTICA YA! ¡UN MUNDO LIBRE NOS QUIERE VOLVER POLVO!, haciendo referencia a los rumores de uso de minería para aplastar y romper los cuerpos de sus esclavos, hasta convertirlos en polvo con tal de ocultar la evidencia, pero antes de eso les quitaban los órganos y daban a parar en el mercado negro. Varios profesores y padres y madres voluntarios iban a acompañar a los niños para garantizar que no se metieran en altercados.

La marcha de protesta fue emocionante y tranquila al principio. Era en el centro de la plaza, cerca de donde el Bombardero hizo su primer atentado, aunque en realidad no era una marcha, porque nadie marchaba a ningún sitio, había demasiada aglomeración. La gente daba discursos. Un pariente rilidjano de una mujer que había muerto en las Colonias de Gondwana, esclavos que eran cortesía de Un Mundo Libre, limpiando radiación letal habló de la mano de obra esclava. El líder de los Supervivientes del Genocidio de la Patria Nacional de Gondwana habló del camino forzoso a Orquídea del norte, cerca de lo que alguna vez fue la región de Canadá, donde habían hacinado a la gente como rebaños en pueblos fantasma rodeados de alambradas, sin comida ni agua, y donde habían muerto a centenares, y cómo la gente se jugaba la vida emigrando hasta la frontera con Varela, en pleno invierno, y alzó una mano a la que le faltaban varios dedos y dijo: «Congelación». A continuación, un portavoz de "A Salvo", el organismo de acogida para los hombres y las mujeres prófugos de Gondwana, y por consecuencia de Un Mundo Libre, habló de aquellos a los que les habían arrebatado sus bebés, y de la crueldad que suponía, y de que si intentabas recuperarlos, te acusaba de faltar el respeto a sus dioses, horribles criaturas dignas de una novela de H.P Lovecraft. David no pudo oír todos los discursos, porque a veces el sistema de megafonía se cortaba, pero el sentido era bastante claro. Había muchos carteles de Pequeña Willow y Pequeño Willy: ¡TODOS LOS BEBÉS DE UN MUNDO LIBRE SON LOS PEQUEÑOS W! Entonces, el grupo de adolescentes empezó a gritar consignas y a levantar las pancartas, y otra gente levantó las suyas: ¡ABAJO CON LOS FASCISTAS DE UN MUNDO LIBRE! ¡ASILO YA! Justo en ese momento, varios contra manifestantes aparecieron con pancartas de otro signo: ¡CERRAD LA FRONTERA! ¡UN MUNDO LIBRE, QUÉDATE CON TUS RAMERAS, TUS MARICONES Y TUS MOCOSOS, YA TENEMOS SUFICIENTES! ¡DETENGAMOS INVASIÓN! ¡FUERA INVASORES FANÁTICOS! Entre ellos, había un grupo de aquellos Viajeros, sus misioneros con sus vestidos y trajes azules, sosteniendo pancartas que decían: ¡MUERTE A LOS LADRONES DE BEBÉS, MUERTE A LOS HEREJES Y DEVOLVED A LOS NIÑOS DEL SEÑOR WILLIAM!

— ¿Deberíamos detenerles? — preguntó David, al ver cómo la gente les lanzaba huevos y vitoreaba cuando uno daba en el blanco, pero los Viajeros y las Viajeras se limitaban a seguir sonriendo con aquellos ojos vidriosos. 

Suárez, Tabares y Ramírez se miraron entre sí, antes de empezar a reír, repartiéndose entre los tres un paquete de frituras.

— Ni aunque me paguen un millón de lunas dejo que me chinguen por salvar a sus fanáticos del carajo — respondió Suárez.

— Apuesto a que esa chiquilla, la de mochila rosa — Tabares señaló a una adolescente con un bate en la mano, que se acercaba lentamente por detrás de los Viajeros —, les va a partir su reverenda y fanática madre a los dos hombres de la izquierda — Ramírez se frotó las manos y de su billetera sacó once Lunas y dos soles.

— Trato hecho, aunque parece un poco cobarde, yo digo que no les da — respondió Ramírez animado.

— Yo apuesto quince lunas y cinco soles a que solo le da al hombre de la izquierda — propuso Suárez contando el dinero — ¿Y tú qué apuestas, David? — los tres observaron expectante a David, el cual negó disgustado.

— ¡Vamos, niño! No seas aburrido.

— Aprovecha mientras seas el nuevo, después...veras como poco a poco su sentido de la justicia se va al carajo y más allá — los tres observaron atentamente a la chica, la cual levantó el bate sobre la cabeza de uno de los hombres y doblando sus piernas salto sobre él, dándole un batazo en la cabeza y luego uno en las piernas al otro hombre, antes de salir corriendo con una sonrisa de oreja a oreja.

Ramírez y Suárez maldijeron, y le entregaron su dinero a Tabares.

— Eso putitos, entréguenlo todo — pidió Tabares, saltando de alegría — ¡Y para que vean que soy una buena persona! Los invito a todos a comer, puto el que me rechace — anuncio contando el dinero.

Pero David no prestaba atención, en vez de eso sus ojos estaban centrados en ambos hombres, quienes seguían consternados por los golpes, el más grande ayudó al pequeño a levantarse del suelo, con cuidado limpio sus lagrimas y lo abrazo. David sintió un nudo en la garganta, al final del día seguían siendo humanos, humanos adoctrinados, pero eran humanos. David sabía que era muy probable de que en realidad ni siquiera quisieran estar ahí, ya se sabía que muchos de ellos eran esclavos sexuales amenazados con asesinar a algún bebé que hubieran procreado, soportaban todo por el bien de sus hijos.

— Pero que dicha aquel día en que me encontré a estos tres en la esquina — Tabares dio un salto feliz, antes de abrazar a Archie Arnolds, uno de los jefes de policías de otro distrito que había llegado a dar su apoyo a la manifestación, Archie le dio un beso en la mejilla a Tabares y luego chocó puños con Ramírez, y Suárez pero al llegar a David lo miró de pies a cabeza antes de abrazarlo — ¿Por que no me dijeron que había un nuevo pollito en el servicio? 

— Porque ese pollito es aún muy recto y correcto — contestó Suárez.

Archie se separó de David y lo observó con cierta mirada paternal.

— Ya veo, le doy una semana y luego...¡Kaboom! Se nos fue el chico buena honda.

— ¡No, mijo! ¡La loca de tu pollita me dejo sin una Luna! Ahora, ¿Qué le diré a mi mujer? Dormiré esta noche en el piso, wey.

Tabares le dio una fuerte palmada a Suárez.

— ¿Quién te manda a apostar contra una experta, ludópata de mierda? 

De repente varios sonidos de armas siendo disparadas provocó que el pánico surcada entre la multitud y pronto se inició el caos. Un grupo de manifestantes aprovechó el caos y comenzó a romper escaparates, con la clara intención de robar. Pronto la policía antidisturbios estaba en el escenario. Tabares tomó su arma y se abrió paso entre la multitud, Ramírez y Suárez imitaron sus acciones, abriéndose paso a puños y patadas, buscando a la persona que seguía disparando hacía un lugar desconocido. Los policías se hicieron en línea recta y avanzaban, atizando a su paso a las personas con sus barrotes de metal. Hasta ese momento David nunca se había enfrentado a algo asi, ya había presenciado varias protestas, pero todas eran pacíficas, sabía que algo asi podría pasar, pero una cosa era saberlo y otra totalmente distinta vivirlo. Fue entonces que David se asustó. Quiso salir de allí, pero en medio de la aglomeración apenas podía moverse. No encontraba al resto de sus compañeros, de vez en cuando veía a Tabares tacleando a un sospechoso y esposándolo, pero cada vez que se acercaba ella desaparecía, David decidió ignorar sus temores y guío a los estudiantes a zonas seguras, lejos de las feroces y veloces balas que volaban de un lado a otro, y entre la multitud cundía el pánico. La gente empujaba hacia un lado y hacia el otro, gritando y chillando. De la nada David sintió un golpe en el estómago, a lo mejor fue un codazo. Pronto se aceleró su respiración y sintió que se le saltaban las lágrimas. Pero al final no pudo hacer más que gritar, cuando, al girar vio a Archie, con la cabeza destrozada: una barra metálica atravesaba uno de sus ojos, hasta llegar al lado opuesto de su cráneo, trozos de cerebro se deslizaban por los agujeros, su boca se abría y cerraba en un gesto de horror puro, y sacudía sus manos de un lado a otro, como si aún estuviera vivo; fue allí cuando lo vio; estaba vestido por completo de negro, como la mayoría de los manifestantes en un gesto simbólico por la mortalidad que había provocado Un Mundo Libre, pero no solo era su ropa, sino también su rostro, cubierto por un bozal negro, de esos que usan para perros peligrosos...o para pacientes violentos en los psiquiátricos; pero sin duda alguna lo que mas le llamo la atención a David fueron sus ojos; un par de esferas de color verde agua, los ojos mas hermosos que había visto en su vida, tan hermosos que parecían incapaz de dañar o matar, pero esa mirada...esa jodida mirada psicótica indicaba que pese a su hermosa apariencia, era un arma letal;  aquella persona extendió su mano cubierta por un guante negro y sujeto la barra de metal, presionando con fuerza, hasta partirle el cráneo por la mitad.

Archie cayó al suelo sin vida, los manifestantes en pánico lo pisotearon hasta dejarlo como una triste masa viscosa en el suelo

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top