Capitulo 4
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Esta era la primera excavación que realizaba Marco Ávila, joven recién graduado en antropología e historia.
Había soñado con la experiencia desde que tenía 15 años, luchado contra los comentarios despectivos de sus tías y trabajado a costa de sudor y lágrimas palo lograr salir la carrera.
Este era su primer trabajo de campo después de las prácticas (que por obvias razones había hecho dentro del plantel), y nada podría estropear la dicha que sentía en aquel momento.
O bueno... casi nada.
—Apúrate Marcelo, ¿no me digas que ya tan pronto te cansaste? —decía una mujer de carácter vigoroso y de forma altanera a la par.
— He he he, parece que el nuevo recluta resultó ser muy delicado para el trabajo manual, ¿no gustas un agua de limón y una cremita? No se te vayan a hacer callos.— Y remató un hombre bastante sarcástico para finalizar.
Bien es cierto que el esfuerzo físico no fue algo con lo que tuvo que lidiar a lo largo de su vida, no era un hombre curtido en esa área y al ser nuevo en el campo su experiencia básicamente nula no le ayudaba mucho. Servía de mofa para sus compañeros, Andrés Ramírez y Lorena Flores, quienes a lo largo del camino y durante el trabajo de excavación no paraban de hacerle incómodo el día. Si sus compañeros de expedición no podían recordar su mísero nombre siquiera, ¿que esperanzas tenía de ganarse su respeto?
El hecho lo deprimía, pero eso no significa que fuera a demostrarlo. Ya había tratado con gente así antes (sus tías) y tenía cierta experiencia en captar y eludir ese tipo de comentarios.
—El cansancio es poco comparado con mi emoción, Andrés. Un nuevo monolito prehispánico, ¡esto no lo encuentra cualquiera!
La estructura que el trío estaba estudiando constaba de un monumento recién reportado por residentes de Xochimilco; constaba de (lo que hasta ese momento llevaban excavado) 2.5 metros de alto, tenía la cúspide en pico y algunas inscripciones ilegibles por toda la estructura: un verdadero hallazgo sin duda.
El lugar era un sitio rodeado por vegetación y maleza, que en combinación con el duro esfuerzo físico y el calor de septiembre, creaba un ambiente sofocante que podría dejar exhausto y sin aliento a cualquiera a ojos de Marco.
—En eso tienes razón chico; desde que encontraron el complejo de viviendas cerca de los restos del templo mayor, no ha habido nada interesante relacionado con la cultura Mexica, últimamente se han reportado más hallazgos relacionados con la Maya y por desgracia no nos han requerido ahí—. Dijo Lorena, dándole la razón con un poco de pesar.
El trabajo transcurrió en silencio durante un buen rato para después poder descansar. Pero marco no lo hizo, decidió observar un poco más por su cuenta.
Luego de unas cuantas vueltas alrededor del monolito pudo identificar algunos códices mezclados con la translación del náhuatl a la lengua española y viceversa.
Ningún libro en la universidad hablaba de ese hecho tan peculiar.
Sin decirle nada a sus compañeros decidió investigar más, descubriendo que la estructura se dividía en secciones y que estas giraban sobre un eje ubicado en el centro que, muy posiblemente, estaría conectado con la punta.
Experimentó probando las combinaciones que la estructura le podía dar; por fin se sentía bien, sin comentarios molestos ni situaciones incomodas.
Finalmente arrojó un resultado una de las combinaciones, y algo hizo 'click' dentro de la estructura. Con su poco conocimiento del náhuatl, su lengua natal y recordando las traducciones de distintos códices que había estudiado pudo identificar una frase: Tierra de remos.
Jugó un poco más con las combinaciones y encontró otra de la cual, claramente conocía el significado y sabía a qué hacía referencia: Lugar en el ombligo de la luna, su amada patria.
Hubo uno del que no encontró un significado en concreto, ya que la combinación entre escritura y dialectos complicaba la traducción en sobremanera, pero según entendió, representaba la unión entre la tierra o los pueblos.
Pudo conjugar seis combinaciones distintas en total, hablando sobre los recursos de la tierra, los hombres y pueblos. Imagino toda una historia a partir de ello, una en la que alguien de gran poderío mandaba labrar una obra de tal magnitud para que pudiera contar la historia y hazañas de un pueblo para que estas no fueran olvidadas, pero aún quedaba el detalle de los dialectos, ¿de que época sería? ¿quién podría juntar todo eso para hacer un código que difícilmente se podría descifrar?
—Vamos chico, ya llevas mucho tiempo dentro de ese agujero. ¿Que puede ser tan interesante? —Habló por fin Andrés con una pizca de curiosidad.
Nadie, salvo una persona, podría predecir lo que sucedería después.
Antes de poder contestar y salir de la zanja, Marco tropezó con un terrón suelto y terminó por empujar en su caída una sección del monolito que al hundiese, hizo que este comenzara a brillar de un color dorado desde sus adentros y formara pequeños surcos que se perdían entre la tierra.
El brillo cesó al cabo de algún tiempo, y los arqueólogos y antropólogo pudieron respirar nuevamente... pero algo había cambiado en su entorno.
Aclaraciones:
Salvo los nombres y edades del los personajes en este capítulo y el área, creo que no hay más aclaraciones.
•Marco Ávila: 23 años
•Lorena Flores: 28 años
•Andrés Ramírez: 31 años
Xochimilco:
Los famosos canales de Xochimilco, los últimos restos del extenso sistema de transporte que crearon los aztecas, se encuentran en el sur de Ciudad de México, junto a un esforzado barrio de clase obrera. Las coloridas góndolas llevan a los visitantes a dar paseos junto a los botes de vendedores de comida, artesanos y mariachis. La atmósfera es festiva, especialmente los fines de semana. Los turistas también pueden visitar la escalofriante Isla de las Muñecas, supuestamente embrujada.
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